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A la sombra de lo politico Violencias institucionales y transformaciones de lo comun Maria del Rosario Acosta Carlos Andrés Manrique (compiladores} Alasobra dela politic vlncasinsttuclonaenytrenformaciot del comin Mara dtRosri Act, Cato Anis Manus, cmplares.-Bogtk Unies delay Andes Tare Se Cenc Sonic Departament de Fleas Eanes Unanden 20 Bppiressem |: Flos politic, Unversiad dels Andes Colombi Fuca de inci Sociles. Departments de Fiona cP 200 saa Primeracdicn ott deo (© Marla det Rosario Acosta Cros Mang aoe compares ‘© Univesida de os Andes, Fast de Ceci Secale, Departmen desta dione ied Caer, edi Ala, pos Boge D.C, Calombia “efon:spentven 33 Ipsedionesniander aco infedoniouniandessdaco ISBN impreso:art-98 959087 IsaVebook 9769-95 905-4 Corsci deste Edgar Onder Diagemacsa terior Leona Gur Dis dear: Vicor Gomer, Facade Ceci Soi src ceria: artist Regina iver. Til dels obs Ganch dered ee Ep 3003, pre: regal Cale sr 5 esis Pare industri San Cayetano ogo Camis Inpro en Colombia Printed in Colombia adores eacos eens Etpuliccin no pode ser erode ne stone ss pre, nreltroda otras por unsstem e reper deinformacincaaingun form posing eave neces esl deka magic ectopic por totcopicsger toa el fein peso pore Contenido Presentacién - 1 VIOLENGIAS E INTERRUPCIONES DE LA LEY Laley como reproduccién de la violencia: rflexiones tempranas de Hegel sobre comunidad, inoperancia einterrupcién 15 Manta pat Rosanto Acosta L6rEz Gliick/Unglick: dos conceptos segiin Walter Benjamin - 45 Tupac Cruz Lacritica de la violencia ola violencia como critica: una lectura de Para una critica de la violencia » 65 ANDREA MEI{A Hacia una politica de medios puros: Walter Benjamin yeel “mas acé” dela violencia legal - 83 Mavnicto GonzAtez R. COMUNIDADES ¥ DEMOCRACIAS ALTERADAS Accién, pluralidad y comunidad en Hannah Arendt - 111 Mania Victorta LoxpoNo La comunidad que viene como uso y profanacién: una lectura del pensamiento de Giorgio Agamben sobre la comunidad - 131 ADELAIDA BARRERA DAZA Del justo uso del silencio en democracia: hacia el encuentro con lotro compaftero: Nietzsche, Socrates y (de paso) Blanchot - 153 Alc LIVIANA MESSINA Jacques Ranciére yla impureza politica » x71 Deco PaREDEs Gorcocuea vill ALA sommes DE Lo PoLttico UNIVERSALIDADES & HISTORICIDADES Actitud, critica, ruptura: la reconfiguracién de la esfera de lo publico en la reflexion de Foucault sobre la parrhesia como modo del decir veraz. - 185 CARLOS A. MANRIQUE Mundos en la estela del desastre: cesbozos para una historia de la finitud - 223 Dirco Cactiesas Rozo Malos judios, auténticos judios,judios figurales: Badiou ya politica de la ejemplaridad - 241 SARAH HAMMERSCHLAG Zur Figur des Archipels (Sobre la figura del Archipiélago) - 267 Ropowpite Gascué INFORMACION SOBRE LOS AUTORES 277 Jacques Ranciére y la impureza politica Dreco Parepes Gorcocuea UNIVERSIDAD Nacional DE Conomaia El trabajo no espera Platén Ee esa conoctDa entrevista concedida a Peter Hallward en el aio 2003, Jac ge Ranciére afirma que entre él y Hannah Arendt “habria, por un lado, una JP seh base para un acuerdo y, por otro, un muy fuerte desacuerdo” (Ranciére Sse, 340). Aunque, a simple vista esta pequeiia base es mucho més amplia gb que Ranciére quiere reconocer, aqui me interesa la razén del fuerte de- Sto, ya que en él, como espero mostrar, se evidencia uno de los problemas > slevantes de la teorfa politica contemporanea. Aquello que Ranciére no J Peeatte con Arendt es que, para ella, la pureza dela politica es nublada, inclu- =bada, por las reivindicaciones sociales. Seguin Ranciéte, esta apreciacién $eestiana se basa en la oposicin entre dos tipos de vida: una capaz.de entrar en Pee politico y otra dedicada tinicamente ala satisfaccién de las necesidades poss, en el fondo de esta oposicién entre lo politico y lo social se observan = Prejuicios dela tradicién que, segin é, tienen su origen en las antiguas ciones griegas entre ocio y necesidad Para los conocedores de la obra arendtiana, la acusacién de Ranciére no es De hecho, es una objecién frecuente. Sin embargo, él evita caer en un comin, ya que a través de esta objecién pone de manifiesto un aspecto cen- 3 su propia apuesta politica: la capacidad de los incapaces. Para Ranciére, th Arendt permanece prisionera de la “tautologia segin la cual aquellos 'o pueden’ pensar una cosa no la piensan” (Ranciére 2009a, 341), esto es, SE ssutologia que, segin el autor, impide el comienzo mismo de la politica, &. esto es evidente en Sobre la revolucién, donde Arendt cita una frase de Adams que sostiene que el malestar de los pobres consiste en no ser vistos, © parecer en la esfera piblica (Arendt 2009, 91-92) Segtin ella, este ma 0 puede ser captado por los pobres mismos, sino solo por aquellos que jo ya hacen parte de la vida politica. Los pobres no pueden advertr este m2 ALA SoMa DE Lo routztco ‘malestat, porque la reivindicacién de su visibilidad, de su publicidad, no ties para ellos ningtin sentido, no hace parte de su propio ethos. Para Ranciére és interpretacién es una consecuencia directa de la divisién arendtiana entre social y lo politico, y gran parte de sus escritos buscan responder a ella, yaq para él, la politica justamente tiene lugar cuando aquellos que no pueden determinada cosa, muestran que pueden hacerla (Ranciére 2009, 343). Ye es precisamente lo que hace el movimiento obrero cuando, con sus demand populares, reivindica su visibilidad, yafirma con ello su capacidad de ap Pero, para Ranciére, la anterior no es una objecién que se le pueda exclusivamente al pensamiento de Hannah Arendt. El fuerte desacuerdo Rancire con Arendt es, asimismo, el fuerte desacuerdo de este pensador con! tradicion de la filosofia politica occidental, desde sus inicios platénicos y: totélicos. Segiin Al, parte de la filosofia politica contemporénea de los itn cuarenta aiios ha apelado a Arendt, pero también a Leo Strauss, para hablar un “retorno de la politica” contra las “utopias” del movimiento social. Sin e bargo, este retorno es una repeticin del gesto inicial de la filosofia politica ¢ “toma como fundamento aquello que es precisamente el objeto de su litgs (Ranciére 1998, 246). Con esto Ranciére quiere sefialar que la filosofia ca —tanto la antigua como la contempordnea— deduce la politica a parti: una incuestionada divisién ontol6gica que establece que hay unos que ¢s capacitados para ocuparse de los asuntos comunes y otros que nolo estan. 41 esto es justamente lo que esta en juego en el actual intento de restau de la pureza de la libertad politica frente a la necesidad econémica y social ‘marxismo, Por eso, contra esta pretendida autonomia dela politica, basada la division categorica entre lo social y lo politico, Ranciére plantea la tarea. reafirmar la impureza politica, es deci, de resaltar “el hecho de que no hay: cesfera especifica y de competencia especifica de lo politico” (Ranciére 200 169}. En las siguientes ineas quisiera explorar precisamente esta impuseza, entrar en los detalles de la confrontacién con Arendt o Strauss. Me interesa. este caso, no la critica a dichos pensadores en particular, sino el significado. impureza dea politica para comprender la relacién entre lo politico y lo so ya que considero que en el modo como Ranciére se ocupa de esta re encuentra una de las claves para comprender su teorfa politica. 1. La politica como un asunto de apariencia y el abandono del bios polit Laimpureza politica dela cual habla Ranciére estd directamente conectada surareza: no siempre hay politica. Esto quiere decir que nila continuidad d leyes ni los gobiernos son suficientes para proclamar su existencia, Aunque, neralmente la politica es asimilada a la lucha, el ejecicio yla gestién del p i rOtitish rl if i ' i thee | TACQUES RANCIERE Y LA TAERUREZA PouinIcA 73 ser, al gobierno de los asuntos comunes, para Ranciére la politica es otra cosa, ano se ocupa de la reparticiSn de bienes y poderes entre diversos grupos socia- sino que existe como una polémica sobrelo comin. En sus palabras: “la poli- sscaes en primer lugar el conflicto acerca de a existencia de un escenario comiin, Sexistencia y la calidad de quienes estén presentes en él” (Ranciére 1996, 43) Este escenario es primordialmente un asunto de apariencias, de formas de Visi Saidad, de revelaciones sensibles. Por eso, segiin Ranciete, la politica se basa en Seria estética primera, en una divisién (partage) de lo sensible, Esta divisién muestra, entonces, que la politica es desde el principio “una Setalla sobre los hechos sensibles mismos” (Ranciére 2009a, 159). La divisién lo sensible es una forma de experiencia que se define como una relacién s=tre ocupaciones y capacidades. Es decir, depende del hecho de estar en un ‘=pacio y tiempo determinados, realizando actividades especificas y teniendo Teapacidades de ver, decir y hacer que se ‘justan’ a esas actividades” (Rockhill spWatts 2009, 275). Asi pues, lo que esté en juego en esta relacién sensiblees una Sscribucién y redistribucién de estos espacios y tiempos, la manera como estos senempleados yas competencias o incompetencias que se tienen para hacerlo, Seella, la division entre lugares y ocupaciones establece una relacién entre el sentido, entendido como una forma de experiencia sensorial, y el sentido, com- se=ndido como interpretacién de esta experiencia. En otras palabras, en toda Sstribucién hay una conexién entre la ocupacién sensible ysu sentido, entre la pemanencia en determinado lugar yla razén por la cual se estd en él Ahora bien, la constitucién del Ambito sensible no depende de un dato f- Je que se fundamente sobre algiin tipo de principio antropolégico invariable. Geando Ranciére dice que la politica es una polémica sobre lo comiin, rechaza Secxistencia de una forma de vida que sea esencialmente politica. Por eso, su sbietivo es precisamente poner en cuestidn la fundacién dela politica en un bios eitikos, ya que en ese caso la relacién politica se deduce de las propiedades de s== modo de vida especifico, el modo de vida que se dedica a los asuntos pibli- sen oposicién a aquel que solo se ocupa de las necesidades y de los intereses emésticos. En este caso, la politica se identifica con “la realizacién de un modo ‘Serica propio de quienes estin destinadosa ella” (Rancitre 1998, 25). Rancitre s=conoce en este supuesto, fundamentalmente aristotélico, el llamado circulo ‘siios0 de la filosofia politica. Este circulo vicioso surge cuando se postula que Sepolitica puede ser definida a partir de un sujeto-preexistente, un sujeto que es sexado de logos y que, por ende, tiene la facultad de distinguir entre justo y lo Setesto. El circulo aparece porque este sujeto puede participar en politica, dado sess reconocido como un ser parlante, pero para ser reconocido como tal tiene ‘== patticipar precisamente en un espacio politico. Ast pues, la existencia del Ses politikos se basa en esta naturalizacién de la division que separa a aquellos se poseen la palabra humana (/ogos) de aquellos que solo estin dotados de vor ALA sommnA pe Lo Pointe (phoné). Esta divisién, como la divisién entre el espacio piblico y el doméstion: oeentrelo politico ylo social, supone la oposicién entre una supuesta animalidal politica y una animalidad apolitica. Para Ranciare, esta linea divisoria propuesta por Aristoteles no es para nadie evidente. La supuesta capacidad comtin del logos, que distingue en su esencies los eres humanos, esté desde el principio atravesada por un litigio. Pero adem la politica es precisamente el lugar de est litigio: Asi, pues la simple oposicin de los animales logicos los animales f- nicos noes en modo alguno el dato sobre el cua se fundaria la politica. ‘Esta, al contrario, es una apuesta del litigio mismo quel instituye. Enel ‘orazén dela politica hay una dobledistorsin [tort], un conflcto funda- ‘mental y nuncallibrado como tal, acerca de la relacin entre la capacidad

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