You are on page 1of 5
194 INTRODUCCION AL PENSAMIENTO FILOSOFICO los en redes de engafio y fantasmagorias. {Es que va a haber her. mandad de éste con el fildsofo, cuyo empefio todo esté en conocer y demostrar Ia verdad a los dems? Junta a ello que nosotros no pon “dremos fe alguna en los que afectan las exquisiteces y las galanurag de las palabras, como si fiéramos menos de las cosas mismas y, no haciéndonos fuertes en lo verdadero, buscéramos més bien arrastrar | alos hombres con estos halagos». (G. PICO DELLA MIRANDOLA, Carta a Hermolao Barbaro, Editora Nacional, Madrid, 1984, pp. 144-146.) 4. Campanella: De la potencia del hombre «jGloria a Aquel que todo lo sabe y puede! Oh arte mia hhaz algiin signo sobre su imagen bella que hombre se llama, ‘Hombre se llama quien del barro nacié, sin ingenio se halla, inerme, desnudo: padrastro cruel se mostré con él el Primer Ente, pariente, en cambio, [de otros De otros pariente, a quienes al nacer dio fuerza bastante, industria, corteza, pelo y escamas. Vencieron el hambre, saben correr, tienen garras y cuernos contra [cualquier peligro. Pero ante cualquier peligro el hombre cede y llora;, la hora de su saber llega, demasiado tardia; pero tan vigoroso, que del mundo de aquf abajo parece un segundo {dios. Y, como un segundo dios, milagro del primero, manda en lo terreno, y al cielo se remonta sin alas, y cuenta sus movimientos, medidas y naturalezas. Conoce fa naturaleza de las estrellas y sus nombres, por qué una tiene cola y la otra no; quién se destruye y quién se salva y tambign cudndo el eclipse hasta [ellos llega, cuindo viene el aire, el agua, el humo, Al viento y a la mar tiene domados, y el globo terrenal con sus naves, circunda, vence y ve comercia y se apodera Comercia y se apodera; para él es poco una sola tierra Truena, como Jipiter, en la guerra, un nacido inerme; arrastra sus débiles miembros y esconde un caballo auidaz Un caballo audaz y un poderoso elefante; doblega ante él el ledn la rodilla; ya arrastré el carro del guerrero romano; jfiero atrevimiento! Todo fiero atrevimiento y toda astucia abate y-con ellos se adorna y combate, se arma y corre Jardin, torre y gran ciudad compone y leyes instaura, FILOSOFIAY MODERNIDAD ¥ leyes instaura, como un dios. El, astuto, ha dado al cuero movimiento, y a los papeles elarte de hablar y para que el tiempo marque da lengua al bronce. ‘Al bronce le da lengua, porque él tiene alma divina. EI mono y el oso tienen manos, pero no ingenio que él fuego haga brotar y lo maneje; él solo se alzé a tal vuelo. Se alz6 a tal vuelo y del planeta salié; con él fundié los montes, golpea el hierro, enciende unas matas y se calienta y cuece atroz alimento; ‘Atroz alimento de animales que despedaza. ‘No le son suficientes la leche y el agua, ni todas las hierbas y [simientes; sino que exprime las uvas y hace vino, licor divino, Licor divino que alegra los espiritu. Con sal y aceite condimenta los manjares, y sana. Hace en su madriguera el dia cuando es de noche: joh leyes quebran- [tadas! Oh leyes quebrantadas! Que un solo gusano sea rey, epilogo, armonia, fin de todas las cosas. Oh virtud escondida, de tu propia gloria incluso le haces copia. Incluso le haces copia, si otro da vida al muerto, pasa a otra cosa, y no queda absorto, el Eritreo; canta Eliseo al futuro; Elias emprende el vuelo hacia tu escuela; a tu escuela Pablo asciende, y encuentra con manifiesta prueba a Cristo a la derecha de la Potestad maestra ¢ inmensa. ;Piensa, hombre, piensa! Piensa, hombre, piensa, alégrate y alaba ala altisima Razén Primera; obsérvala, pata que te sirva toda su obra, con ella te una una fe bella y pura Y-que tu canto de ella se eleve a la maxima alturan, (1: CampaNeLLA, «Della possanza dell’uomo», en Poesie, a cura di Manio VINCIGUERRA, Bari, Laterza, 1938, pp. 170-173.) 3. Campanella: Contra la violencia y en favor de la razon «Beatisimo Padre: Es licito incluso a los débiles animales que se las ingenien contra los poderosos [...]. Por eso yo todas las estratagemas de las que me he servido en esta causa, las he utlizado, siguiendo las ensefianzas de los sabios y de San Jerénimo, no para huir de la justicia sino de la vio- lencia [...]. No hay nadie que pueda hablar en mi favor, pues inme- diatamente es considerado como sospechoso [...]. No quieren oirme ni sacarme de esta horrible fosa, ni me permiten escribir, ni defender- me. Quieren que yo hable cuando ellos quieren, lo que ellos quieren, ‘cuanto quieren y@ quien quieren y como etc.; y quieren combatirme 196 INTRODUCCION AL PENSAMIENTO FILOSOFICO con esbirros, fosas, cadenas, hierros, cuerdas, tormentos y verdugo, oscuridad y hambre; armas que yo no tengo contra ellos; no quieren combatirme con la razén con la que les doy mil vueltas, y a eso me comprometo [..]. Peto ellos no utilizan ningiin otro argumento mayor que éste: que siendo yo un infame demonio y como tal temido en el foro romano, y sin ayuda de nadie, pobre y desgraciado, y ellos, por el contrario, santos y poderosisimos, no quieren disputar conmigo en. dicho foro ¢ incitan al Rey y al Virrey, con otros pretextos, a no entre~ garme a Vuestra Beatitud para ocultar los dones que Dios me ha dado, Se comportan prudentemente al no creer en ellos, pero de forma malig. na al no querer ver la confirmacién de los mismos[...]. Dios le dé pru- dencia y prosperidad para beneficio universal. Amén». (T. CAMPA NELLA, «Carta a Pablo V de 13 de agosto de 1606», desde la cércel de Napoles, en Lettere, a cura di VINCENZ0 SPAMPANATO, Bari, Later= za, 1927, pp. 9-19.) 6. Campanella: Biisqueda de la libertad perdida «A nuestro Beatisimo Sefior, Papa Paulo V, y a los ilustrisimos y Reverendisimos Cardenales de la Santa Iglesia de Roma, para que sean dignos de las promesas del Salvador, yo, el infimo de los miserables, a quien es conveniente conocer. Que el Cristo del Sefior escuche; escuchad y quedaos aténitos ‘sus coapéstoles: ;No es esto un milagro de Dios? Ceniza y gusano se dirigen a los dioses de la tierra, a los duefios del mundo. Si el excelso Sefior mira lo humilde, contemplad vosotros al més insig- nificante, a fin de que poddis ser realmente sefiores y realmente ex- celsos. ‘Yo, por mi parte, soy un gusano bajo tierra; entregado como Jere- mias al poder de sus enemigos bajo el impio Jonatés; puesto en pro- fundo lago, en tinieblas y sombras de muerte, encadenado a la extre- ‘ma indigencia y a la cdrcel, cubierto de harapos, suciedad y fetidezs la pasién ciega mis labios, y un centenar de leopardos armados hasta los dientes me acechan noche y dia aumentando mi pavor. Heme aqui hablando a mis pastores para que socorran a la centésima ovejuela, si es que son ellos mismos aquellos a quienes dijo el Principe de los pas" tores: "Sequere me”. {Por qué, pues, os despreocupdis y no demostrdis que de verdad aquéllos sois vosotros? Yo encuentro misericordia en los feroces leo- nes que dejan libre al desgraciado que grita pidiendo vuestro auxic lio; pero vosotros, padres de huérfanos, jueces de viudas, protec tores de nifios, ,mantendréis vuestra misericordia en vuestra actitud? Vosotros decfs tal vez que soy un hombre sin Dios; por eso mismo, como vosotros sois dioses, no queréis oirme. Pero jes que Dios s° olvida jamas de ser compasivo? {Por qué, pues, vosotros —dioses— lo olvidais? A mi dadme al Dios que se entregé por todos noso- FILOSOFIA Y MODERNIDAD 197 tros; dadme los sacramentos, instrumentos de su gracia, por medio de los cuales pueda yo estar con Dios, y vosotros, oh dioses, podais gjercitar la misericordia para conmigo. Yo pedi insistentemente, a To largo de varios afios, estos saludables auxilios, siempre que pude, a guardianes y a jueces; y por qué me los han negado? Pero no quise desesperar de ello, con la ayuda de Dios nunca deje de hacer esa peticién; y sin embargo, ni siquiera pude conseguir las gracias del Jubileo. No obstante todo esto, sabed sefiores mios, que no estoy privado de Dios. Ocho afios hace que estoy encerrado en fosas horrendas, oscuras, Jnimedas; con hierros, desnudez y hambre; dos veces tuve que sopor- tar el terrible tormento del potro. Una vez la tortura de los brazos, durante cuarenta horas estuve suspendido con sogas y cuerdas muy delgndas que me penetraban hasta los huesos; y sentado sobre un made- ro sumamente agudo que devoré mis carnes hasta dos libras; de mis Iagas mané la sangre hasta unos ocho sextercios. Pero por la mara- villosa voluntad de Dios, ahora permanezco todavia vivo, yo que he sido atormentado tan desgraciadamente. ,Es esto posible sin Dios? {Cémo sin Dios, entre rejas y carceleros severisimos, estoy hablando yo a mis principes? Sabéis cudntas veces quisieron matarme. {No puedo yo decir: “Nisi quia Dominus erat in nobis, forte vivos deglu- tissent nos; cum irasceretur furor eorum in nos, forsitan aqua absor- buisset nos?"». (T. CAMPANELLA, «Carta a Pablo V'y a los cardena- les de 12 de abril de 1607», desde ia circel de Népoles, en Letter, cit. pp. 59-73.) Bruno: Las manos del hombre construyen el reino del hombre «Los dioses le han dado al hombre el entendimiento y las manos, y le han hecho semejante a ellos, dindole facultades sobre los otros ‘animales; lo cual consiste no solamente en poder obrar de ordinario segiin la naturaleza, sino también fuera de las leyes de la misma; y asi, formando o pudiendo formar otras naturalezas, otros cursos, otros ordenes con el ingenio, con aquella libertad sin la cual no habria dicha semejanza, vino a erigirse en dios en la tierra. Aquélla, por Cierto, cuando Ilegue a ser ociosa, seré vana, tal como en vano esti el ojo que no ve y la mano que no capta. Y por esto ha determinado la Providencia que se ocupe en la accién por medio de las manos, y en la contemplacién por medio del entendimiento, de manera que no contemple sin accién, ni obre sin contemplacién, En la dorada edad de la Pereza los hombres no eran mas virtuosos que en el presente lo son Jos animales; si acaso, eran mds irracionales que muchos de éstos. Pero naciendo las dificultades y las necesidades de la emula- Cidn de los actos divinos, se aguz6 el ingenio, se inventaron artifi- cios, se descubrieron las artes; y siempre, dia a dia, gracias a la nece- Sidad y a la profundidad del intelecto humano, fueron estimulindose 198 INTRODUCCION AL PENSAMIENTO FILOSOFICO nuevas y maravillosas invenciones. Por lo que siempre, cada vez més y més, debido a las apremiantes y urgentes ocupaciones, los hom= bres a medida que se alejaban de su ser bestial, més répidamente se iban aproximando al ser divino. De las injusticias y maldades tzumentan junto con el ingenio no debes tmaravllare, porque $i log bueyes y Ios simios tuviesen tanta virtud e ingenio como los hom= bres, tendrian las mismas aprehensiones, los mismos afectos y los mismos vicios... Asi pues, Peteza, si consideras lo que hay que con= siderar sobre esto, hallards que los hombres no eran virtuosos en tu edad de oro, porque hay mucha diferencia entre no ser vicioso y ser virtuoso». (G. BRUNO, «Spaccio de la bestia trionfante», en Dia- loghi Italiani, a cura di G. AQUILECCHIA, Sansoni, Firenze, 1958, pp. 732-734.) 8. Bruno: La verdad es hija del tiempo PRUDENCIO: Me parece muy bien, pero yo no pienso alejarme de la opinién de los antiguos, pues, como dice el sabio, en la antigtiedad esta la sabiduria ‘TEOFILO: Y afiade: en los muchos afios la prudencia, Si entendéis correctamente lo que decis, veréis que de vuestro principio se infiere lo contrario de lo que pensdis; esto es, nosotros somos més viejos y ‘tenemos més afios que nuestros predecesores en lo gue afecta a cier- tas cuestiones como la que ahora nos ocupa. No pudo ser tan maduro el juicio de Eudoxo, que vivid poco después del renacimiento de la asironomia, que acaso incluso renacié con él, como el de Calipo, que vivio treinta afios después de la muerte de Alejandro Magno y que, sumando afios y afios, pudo también afiadir a las suyas las observa- ciones anteriores. Por la misma razén, Hiparco debia saber més que Calipo, pues vio la mutacién ocurrida hasta ciento noventa y seis afios después de la muerte de Alejandro. Es lozico que Menelao, geéme- tra romano, entendiera mas que Hiparco al haber visto la diferencia de ‘movimiento cuatrocientos sesenta y dos afios después de la muerte de ‘Alejandro. Todavia mas ha visto Copérnico, casi en nuestros dias, mil ‘ochocientos cuarenta y nueve afios después de dicha muerte. Pero que algunos de los mas recientes no hayan sido por eso mas avisados que Jos anteriores, y que la mayoria de los que viven en nuestros dias no tengan, sin embargo, mAs juicio, se debe a que los primeros vivieron y estos tltimos no viven los afios ajenos y (Io que es peor) tanto unos como otros vivieron muertos sus propias vidas. PRUDENCIO: Decid lo que querdis; podéis hacer lo que os dé la gana, que yo soy amigo de la antigiiedad, y por lo que respecta a vues- tras opiniones 0 paradojas, no creo que tantos y grandes sabios hayan sido ignorantes, como pensais vos y otros amigos de las novedades. "TEOFILO: Bien, maestro Prudencio; si esta opinién vulgar y vues~ tra es verdadera precisamente por ser antigua, no cabe duda de que era FILOSOFIA Y MODERNIDAD 199 {alsa cuando resultaba nueva. Antes de que existiera esta filosofia con- corde con vuestro cerebro no hubo la de los caldeos, egipcios, magos, {rficos, pitagoricos y otros que vivieron en los primeros tiempos, con- forme, por el contrario, con nosotros y contra la cual se rebelaron estos insensatos y vanos ldgicos y matemiticos, no tanto enemigos de la antigiedad como ajenos a la verdad. Dejemos, por tanto, de lado el argumento de Ia antigiiedad y de la novedad, dado que no hay nada nuevo que no pueda ser viejo y no hay nada viejo que no haya sido nuevo, como bien advirtié vuestro Aristételes». (G. BRUNO, La cena de las cenizas, Editora Nacional, Madrid, 1984, pp. 80-81, trad. de Miguel Angel Granada.) 9. Bruno: La filosofia debe abrir los claustros de la verdad «El Nolano, para causar efectos completamente contrarios, ha libe- rado el énimo humano y el conocimiento que estaba encerrado en la estrechisima cércel del aire turbulento, donde apenas, como por cier- ‘0s aguieros, podia mirar las lejanfsimas estrellas y Ie habfan sido cor- ‘adas las alas a fin de que no volara a abrir el velo de estas nubes y ver lo que verdaderamente se encontraba allé arriba, liberdndose de las quimeras introducidas por aquellos que (salidos del fango y cavernas de la Tierra, pero presenténdose como Mercurios y Apolos bajados del cielo) con multiforme impostura han Ilenado el mundo entero de infi- nitas locuras, bestialidades y vicios como si fueran otras tantas virtu- es, divinidades y disciplinas, aniquilando aquella luz que hacia divi- ‘nos y herdicos los énimos de nuestros padres, aprobando y confirmando las tinieblas caliginosas de sofistas y asnos. Por eso, la razén huma- na, desde hace ya tanto tiempo oprimida, en ocasiones—lamentando cn algin intervalo de lucidez su condicién tan baja—se dirige ala divi- na y provida mente que siempre en el ofdo interno le susurra y se queja con acentos como éstos: “eQuién subiré por mi, sefiora, al cielo adevolverme mi perdido ingenio?” Pues bien, he aqui a aquél que ha surcado el aire, penetrado el cielo, recortido las estrellas, atravesado los margenes del mundo, disipado las imaginarias muralias de las primeras, octavas, novenas, décimas Y otras esferas que hubieran podido afiadirse por relacién de vanos ‘matematicos y por la ciega visién de los fildsofos vulgares. Asi, a la vista de todos los sentidos y de la razén, abiertos con la llave de una diligentisima investigacién aquellos claustros de la verdad que noso- ‘ros podemos abrir, desnudada la velada y encubierta naturaleza, ha dado ojos a los topos, iluminado a los ciégos que no podian fijar los ‘ojos y mirar su imagen en tantos espejos que por todas partes se les enfrentan; ha soltado la lengua a los mudos que no sabfan y no se atre- 202 INTRODUCCION AL PENSAMIENTO FILOSOFICO 10s a la regla, los cuales son informados por especies no falsas que, como veraces embajadores, se desprenden de los objetos de la natu- raleza, haciéndose presentes a quienes los buscan, abiertos a quie- nes los requieren, claros a quienes los aprehenden, ciertos a quienes Jos comprenden. Ahora, he aqui que os presento mi contemplacién en torno al infinito universo y los mundos innumerables». (G. BRUNO, Sobre el infinito universo y los mundos, «Epistola introductorian, ‘Aguilar, 1981, pp. 43-44.) 11. Salutati: Alabanzas a la vida activa «Sé que muchos se han unido a Dios siguiendo caminos diferen- tes, unos eligen una vida apartada y solitaria, como lo leemos de los cremitas, de los anacoretas y los cenobitas; pero muchos llegaron a la gloria de Dios incluso levando una vida activa y sociable. El exce- so de riquezas no corrompié a Abraham, ni a st hijo Isaac, ni a su nieto Jacob; la dignidad no descarrié a Moisés 0 a Aarén, ni a su suce- sor Josué, ni a ofros muchos a los cuales el Antiguo y el Nuevo Tes- tamento proclaman santos. En realidad, si bien la vida solitaria es tenida como més segura, no hay que considerarlo asi, ocuparse hones- tamente de actividades honestas, si no es santo, al menos si lo es mas que estar ocioso en Ia soledad. En realidad, la santa rusticidad s6lo aprovecha a uno mismo, como dice san Jeronimo; una santidad acti- va, en cambio, edifica a muchos, porque se muestra a muchos, y lleva consigo a muchos por el camino del cielo, porque ast les llega el ejem- plo, Es un mérito tan grande vivir santamente en el mundo, que el seno de Abraham es llamado el lugar y el receptaculo de los elegidos, donde el rico veré a Lazaro descansando en paz, cosa que no recuer- do haber leido nunca de ningiin ocioso, por més resplandeciente de ssantidad que sca. Por eso, no por cansancio, no por ser perseguido por la adversidad, hay que huir del mundo, sino que, si hay que dejarlo, ha de ser por amor. Ti, porque te tocé la mano del Sefior, indignado ‘con el mundo, anhelando una vida tranquila, pareces buscar uma mudan- za, pero esto es ser echado, no es irse. Quiero que la nueva manera de vivir te sea sugerida por el amor a Dios y no por el pesar de los hijos perdidos; no quiero que busques un refugio para tu dolor, que, desgarrado, te deshace en lagrimas. Comprendo, créeme, lo que te impulsa, aquello en que piensas, lo que anhelas. No me hables ya mis, largamente, con grandes palabras, pues ti quieres huir de la moles- tia de los esfuerzos, quieres escapar de los peligros del mundo. Y, casi desengafiado del matrimonio por haber perdido a todos tus hijos, pien- sas en la agricultura para resarcirte con los frutos anuales. Estos son tus pensamientos. Ti dices: {Qué tregua, qué alivio hay en medio de las olas? ,Quién puede estar seguro entre las oleadas? Como si cam- biando de vida pudieras evitar todo esto. Te equivocas, Andrea: en toda clase de vida hay para nosotros algo que, quien lo haya experi- al FILOSOFIA Y MODERNIDAD 203 mentado, lo teme, y que, quien no lo haya probado, lo ignora. Cada cual, oréeme, sufre su suerte; pero ti: me acosas condenando mi con- sejo de no rechazar los honores, diciéndome: Me maravilla, joh C cio mio!, que tt, un poeta, te conviertas en vulgar, cuando me dices que no debo renunciar a los honores que me son ofrecidos. Cuando, con estas palabras, me llamas poeta, perdono tu error, perdono por el amor del cual provienen, si no estis jugando conmigo. Pero no me llames vulgar por eso. Dijo Platén, y 10 declara la misma filosofia, que los sabios deben ocuparse del Estado para que los malvados y los deshonestos no se apoderen del timén abandonado, con dafio y ruina para los buenos. Yo creo firmemente que, en los cargos que has teni- do, ti has sido no sélo animador, sino autor de muchos bienes, y ue con tu prudencia has evitado muchos escéndalos. Y eso lo pieni- so del cargo que me ha correspondiendo a mé también, pues, por don divino, me correspondié ocuparme de un Estado tan grande. Asi he podido oponerme con frecuencia a las tentativas de los mal- vados y favorecer los mas honestos deseos de los mejores ciudada- nos. Sdlo Dios sabe si lo he conseguido. Empero, esto si puede decir- Jo en voz alta: que, al menos con el énimo, nunca he dejado de apoyar el bien y de auspiciar la desaparicién del mal, y si acaso te ensober- bbeces por tus cargos, la culpa es tuya y no de los cargos; y sobre todo desde el momento en que no mandas, sino que sirves; por ello debes aprender la humildad y profesar la obediencia. Estas son cualidades que, aunque se dirijan a los hombres y no a Dios, tienen de todos modos una relacién muy intima con las verdaderas virtudes; ni son tampoco actos sin mérito, siempre y cuando los dirijas, tanto como puedas, a Dios. Cicerén alaba y celebra la agricultura, , precisamente, €s una ocupacién honestisima aunque, por lo demés, se refiere exclu- sivamente a lo privado. Son mucho mas divinas las cosas titiles a muchos. No querria que aceptases los honores, ni que los rechazases, Por vanidad; quisiera que vivieses honestamente, que tuvieses ganan- Cias inofensivas haciendo el bien a muchos y sin vivir sélo para ti, sino para la patria, para tus parientes y para tus amigos. Y no has de ‘temer, si eres un justo donante, que ia hez de la tierra te engafie ni ‘corrompa; pero no creas que, sin arrepentimiento, se puedan lavar los pecados con las limosnas. En efecto, lo que te he escrito ms arriba. ue no a todos les es dado expiar sus pecados con la penitencia, aun- ue a muchos se les ha concedido lavarlos con limosnas—, todo es0 no hay que entenderlo al pie de la letra, pues no expresé suficiente- ‘mente lo que queria, sino lo que debia; por penitencia hay que enten- det s6lo que es dar satisfaccién por la obra hecha, lo cual a muchos 1 es posible, mientras que algunos se redimen con las limosnas, aun- que siempre y cuando estén presentes el arrepentimiento del corazon y la confesién, que de esa enfermedad son la medicina necesarian. (Cotuccio SaLutAn, Epistolario, ed. Novati, II, Roma, 1893, 204 INTRODUCCION AL PENSAMIENTO FIL pp. 453-455. Véase EUGENIO GARIN, EI Renacimiento italiano, ed. Ariel Barcelona, 1986, pp. 103-105.) alateo: Contra la autoridad eclesidsticos para morir el ver la ignorante hipocresta y pr suntuosa audacia de frailecillos abrazando no sélo el cuidado 4nimas, sino también el gobierno del mundo? Ya empiezan los mon- jes a ser embajadores, gobemnador ben partir el pan en el refectorio; los frail des asuntos; con su mediacién se hacen la paz, la guerra o las treguas con su mediacién se arreglan las dist los grandes sefiores. Y se ha convertido ya en opinién del pueblo, nacida de la verdad y sin intervencién de autores, que el mundo se ha de perder por los frailes y los curas, y que ya estamos muy cerca de ello. {Oh siglos infel ‘esl, pues han Tlegado al gobierno hombres que no saben gobernarse nia si mismos; que son ignorantes, indoctos, aduladores, hipécrita que siempre recitan aquel verso: “Placebo domino in regione vivo- rum”. ¥ luego, cuando estén al otro lado, dirén: “Displacebo domino in regione mortuorum”. Todos los pecados que se hacen suceden por ‘0 por misién 0 por consentimiento de estos hipécritas. Vayan- se los frailes en mala hora a sus celdas y escuchen al gran Antot I pez fuera del agua, asi es el monje fuera de la celda, el fr era del claustro: no puede hacer ni pensar bien. Cuando alguien quiere hacer una cosa inicua solapadamente y de modo que parezea justa, la trata segiin lo haria un fraile, cubriendo su malicia con la san- tidad de aquellas condenadas capas bajo la sombra de las cuales muchos son los que esconden sus vicios. Convéncete: ja quiénes vers man- tener conversaciones més estrechas 0, como ellos dicen, devociones nturrones, sino a los usureros, los injustos, los usurpado- bienes ajenos, los devoradores del pueblo que, como dice el. proverbio, roban al puerco y dan los pies por amor a Dios; esto es, Il nan el vientre a los frailes, les dan tinicas, hacen bello ticipe a Dios de sus rapifias? Cor de aquéllos, a los que dejo en lo blanco del papel con el fin de que lo Tea quien tenga buena vista (GALATEO, «Esposizione del Pater Nos- tem», en Collana di Serittori di Terra d’Otranto, vol. IV, Lecce, 1868, pp. 195 ss. Véase E. GARIN, cit, pp. 202-203.) 13. Guicciardini: En contra de los sacerdotes «Yo no conozco a nadie a quien desagrade més que a mi, la amt cin, la avaricia y la molicie de los sacerdotes, tanto porque cada uno de estos vicios ¢s odioso en sf mismo, como porque individualmente

You might also like