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PRESENTACION DE LA COLECCION «TRADICION Y TAREA», DIRIGIDA POR ERNESTO GRASSI EN COLABORACION CON WILHELM SZILASI Los directores y los colaboradores de esta coleccién nos he- ‘mos reunido para crear un érgano que se esfuerce por dar una respuesta ala pregunta que nos apremia hoy: ¢cudles de los fun- damentos en cuya tradiciOn de siglos la formacién moderna se hha desplegado se mantienen todavia en pie? Pues cada vez que el ser humano se encuentra en un punto de inflexién de su cultura se produce la confrontacién con el pasado y con la tradicién. En ‘esos instantes, el ser humano intenta averiguar qué le queda de lo que ha recibido. Los problemas que se le presentan entonces no son en absoluto historicos, sino que conducen directamente a estudiar qué somos: adquieren un significado metafisico y exis- tencial. El pasado, por mAs glorioso que sea, no significa nada mis que el conocimiento continuamente renovado dela esencia del ser humano, la clarificacién dentro de una tradicién de qué es el ser humano. Sdlo son decisivos los estudios que el ser hu- ‘mano lleva a cabo por mor de su propia humanidad (0 incluso de su propia humanizacién) y que lo iluminan sobre su propia esencia y sobre el sentido de su propia historia, ‘Vamos a centrar nuestra investigacién en tres cuestiones que vamos a ulilizar para desarrollar los problemas tedricos de la cesencia del ser humano: nuestra relaci6n con la Antigiedad y su concepto de la existencia humana; el problema del comienzo del pensamiento moderno y de la imagen moderna del mundo en el Renacimiento; el significado del siglo x1x para abrir o cerrar ‘el paso ala esencia originaria de la Antigtiedad y al comienzo de Ia Edad Moderna. Por cuanto respecta al primer problema, la coleccién plan- tear’ las siguientes preguntas y contribuird a su respuesta: ¢po- demos afirmar que la Antigtiedad todavia nos plantea preguntas 143 te6ricas e hist6ricas decisivas? El célebre redescubrimiento de Ja Antigtedad clésica y su ampliacién en los siglos siguientes nos han acercado a Grecia y Roma, al mito, a la religin y ala filosoffa de la Antigdedad, pero al mismo tiempo han colocado centre la Antigttedad y nosotros su interpretacién de la Antigue- dad, Asf pues, el problema de nuestra relacién con la Antigiiedad sélo se podra resolver mediante una interpretacin renovada de Ja tradicién espiritual y de los problemas tedricos de la Antigitc- dad. La «coleccién» contribuira a esto mediante interpretacio- nes y mediante la discusién de problemas te6ricos que tienen sus rafces en la Antigtiedad. Por cuanto respecta a la segunda cuestién, que es el proble- ma del comienzo de la imagen moderna del mundo, hay que recordar que este problema esté relacionado estrechamente con el primero. ¢Hasta qué punto el Humanismo y el Renacimiento han predeterminado nuestra imagen actual de la Antigtiedad y, sobre todo, los problemas tedricos que eran propios de ella? Hasta qué punto, por ejemplo, la interpretacién renacentista de Roma condujo la interpretacién de los conceptos antiguos en una direccién determinada al acufiar el concepto de lo clisico? Una vez contestadas estas preguntas saldré a la luz el significa do verdadero del Humanismo y del Renacimiento para una par- te esencial de nuestra tradicién espiritual y de nuestra concep- cién de la ciencia. ‘Dos ejemplos podrian bastar: La filosofia moderna practica- ‘mente identifies desde el principio la clarificacién del método ccientifico con la clarificacién del concepto de lo objetivo. Cuan- do Descartes intent6 dar un nuevo fundamento al método cien- tifico en el campo de la filosofia y de las ciencias del espiritu, equiparé el concepto de lo objetivo con el concepto de lo verda- dero, del saber racional. A esta concepcién de lo objetivo, que esta determinada por completo por la ratio, y al método cientifi- co que se deriva de ella para las ciencias del espiritu se opuso la tradicién humanista, que llega hasta G.B. Vico; el significado de esta tradicién sigue oculto hoy en parte por la filosofia moderna que se remonta a Descartes. ‘También los derechos del individuo estan en cuestién hoy. Queremos superar el individualismo. Los investigadores dicen ‘que su origen esté en el Humanismo y el Renacimiento. Pero gesto estd justificado?, ¢no debemos volver a estudiar el concepto de vida individual? Cuando analizamos esta tesis, llegamos a la 144 conclusién de que s6lo puede haber surgido malentendiendo bur- damente varios conceptos decisivos de la tradicién humanista. El individuo como concepto y la defensa de sus derechos estén mareados en el Renacimiento por la idea de que en cada campo s6lo unos pocos individuos pueden percibir y realizar lo verdade- ramente comin, lo objetivo. Pues hacen falta unos esfuerzos he- Toicos para elevarse por encima de los deseos individualistas ha- cia la voluntad individual, es decir, vinculante para todos. Asi que parece necesario volver a investigar los conceptos fundamenta- les de nuestra humanidad y de nuestra consciencia cultural, his- t6rica y te6rica, que en parte se basan en el Humanismo y en el Renacimiento, para averiguar su vigencia y su solidez, pues hoy - se estén tambaleando los conocimientos que parecfa que habie mos adquirido para siempre y que eran inquebrantables. Por tiltimo, tenemos que analizar (en estrecho contacto con Jas cuestiones que acabamos de plantear) el problema del signi- ficado del siglo xxx para nuestro concepto de tradicién y de exis- tencia humana. Por medio de la filologfa clasica, de la arqueolo- gia, de la historia de la literatura e incluso de la historia de la filosofia (tanto en su concepcién de la filosofia antigua como en su concepcién del pensamiento moderno, que empieza con el Renacimiento), lo pasado adquirié en el siglo xx una interpre- tacién decisiva hasta el dia de hoy. En el siglo xix no sélo! surgie- ‘Ton esquemas nuevos que hoy ya nos parecen cuestionables (mas cuestionables incluso que los esquemas elaborados por el Rena- imiento y sus sucesores), sino que ademés (y esto es mucho ‘ms importante) se comprendié que estos problemas son conse- cuencias profundas y graves, y hoy prosigue la lucha por una imagen nueva de la Antigtiedad que empez6 con Hélderlin y con Ja leccién inaugural de Nietzsche en Basilea: nos referimos a las nuevas intuiciones de un rostro de la Grecia antigua diferente al que nos dieron el sorprendente Idealismo Aleman y posterior. mente las escuclas hist6ricas. Muchos conceptos de tipo tedrico hist6rico que conforman la peculiaridad de Europa han sido Puestos en cuesti6n, y ahora tenemos via libre para clarificarlos yestudiarlos de nuevo, averiguando su significado. Hoy tenemos la tarea de volver a las fuentes para. completar esta obra y que los hilos que nos unen con nuestro pasado vivo ‘no se rompan. De este modo elaboraremos una clarificacién re- novada de nosotros mismos, de nuestra concepcién de la cien- cia y de la tradicién. 145 La renuncia a la tradicién, a su contribucién a la clarifica- ci6n de nuestros conceptos existenciales, es sélo la expresién de Ja creencia ingenua de que el espiritu humano nunca se habia ‘encontrado ante las cuestiones que nos planteamos hoy y que nunca se habia esforzado por darles respuesta: s6lo unos barba- ros pueden creer que Ia historia empieza con el presente, que todo tiene que empezar cada vez desde cero. ‘Quienes colaboramos en esta «coleccién» estamos conven- ‘cidos de que hoy tenemos que plantear el problema de la tradi- cién espiritual mediante la discusi6n de todas estas cuestiones. La «coleccién» no va a asumir ninguna de las tareas de las diver- ‘sas colecciones especializadas, sino que mediante la seleccién y la limitacién sacara a la luz los problemas hist6ricos y te6ricos ‘esenciales cuya consciencia forma parte del espiritu occidental. Para llevar a cabo esta tarea, la «coleccién» se dividiré en tres «series» paralelas. La serie «Escritos» presentard las contribuciones mas am- plias sobre los problemas sistematicos e histéricos que acaba- ‘mos de mencionar. ‘La segunda serie, titulada «Problemas ¢ indicaciones», in- ‘tentaré facilitar a un circulo amplio de lectores la lectura de los textos clasicos mediante una selecci6n e interpretacién, La tarea de esta serie es de tipo pedagégico; pues aprender a leer un texto es una tarea muy dificil, ya menudo intentamos evitarla. Hoy tendemos a interpretar de acuerdo con los esquemas tradiciona~ les todo lo que se nos acerca. Estos conceptos surgen hy 0 de tuna tradicién anquilosada o de la arbitrariedad de los incultos. Latercera serie, «Textos», presentara los escritos clésicos que son las fuentes de los problemas tratados en las otras series, en especial mediante nuevas traducciones, ‘De este modo, las tres series («Escritos», «Problemas e indi- cacionese y «Textos») estén estrechamente relacionadas entre sf. LOS DIRECTORES 146

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