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I. LA PROMESA Hoy En pia los hombres advierten con frecuencia que sus vidas privadas son una serie de ailagazas. Se dan cuenta de que cn st mundos cotidianos no pueden vencer sus dificultades, y on eso mu- jen toda Ta razén: lo que Tos te y lo que tratan de hacer e privadas en que viven; sus visiones y sus fa Ditual escenario del trabs ‘medios, se mueven por sms cuenta se dan, Jas amenazas que tr ppados parecen sentise. Por debajo de esa sensaci cambios aparentemente de estar atrapados se encuentran nnales de Ia estructura misma de so- 10s de Ia historia mnvierte en un trabajador, y el sefi wierte en un hombre de negocios. Ias clases suben 0 bajan, un hombre tiene trabajo on cuando la proporcién d hombre toma nuevos alientos o se arruina, guerras, un agente de seguros se convierte et tes, un oficinista en un experto en radar, las mujeres viven solas y los nifios crecen sin padre. Ni la vida de un individuo ni la his- toria deuna sociedad pueden entenderse sin entender ambas cosas no imputan ‘el ue gozan a los grandes vaivenes de la sociedad en q vez conscientes de la intrincada con re el tipo de sus pro- pias vidas y el curso de la historia del mundo, los hombres corrien- tes suelen ignorar lo que esa conexién para el tipo de hombres en que se van convirtiendo y para la clase de actividad histérica en que pueden tener parte. No poseen la cualidad men- tal esencial para percibir la interrelacién del hombre y la sociedad, de la biografia y de la historia, del yo y del mundo. No pueden Ihacer frente a sus problemas personales en formas que les. permi- tan controlar las transformaciones estructurales que suclen cs! detris de ellas. B Ta historia que ahora afecta a todos los hombres es la historia del mundo. En este escenario y en esta época, cn cl curso de una sola generaci de la humanidad de feudal y atrasada ha pasado a avanzada y temible. Las colonias p surgido nuevas y mer les formas de imperi ay re voluciones, y los hombres sienten Ta opresin interna de nuevos tipos de autoridad. Nacen sociedades totalitarias y son redu 2 pedazos. 0 triunfan fabulosamente. Después de dos si apitalismo se le sefiala s6lo como uno de los medlios la sociedad en un aparato industrial. Después de dos siglos de esperanza, aun la democracia formal esté limitada a una iia de la humanidad. Por todas partes, en el mundo subdesarrollado, se abandonan antiguos cstilos de vida y vvagas expectativas se com \edan comprender in con sus propias vidas? ;Oue, en det icen moralmente, esforzindose por seg wente privados 0 particulates? jEs de extra ‘estén poseidos por la sensacién de haber sido atrapados? basa su capzcidad para asimilarla. No son slo destrezas, LA PROMESA 25 Jo que necesitan, aunque muchas veces la lucha para conse- guirlas agota su limitada ene 08 esperan ue puede lamatse imaginacién sociologica, es precisamente esa cualidad ‘edad y al un cuando é! esta formado por Ia sociedad foria ya 6 LA PROMESA Diografia y la rclacidn entre ambas dentro de Ia socied romesa, Reconocer esa tarea ta social clisico. Es la cara terpretaciones d tase del aleance picologico de W. Ef de Ia profundidad y la claridad de Max Webcr. todo lo mejor de los estudios contempot y Ta sociedad. Ningin estudio social que no vuelva a los problemas de la bio- grafia, de la historia y de sus intersecciones dentro de la sociedad, ha terminado su jornada intelectual. Cualesquiera que sean los 9 limitados o por amplios ol idad social que ha examinado, los que lo conciencia de lo que prometia su obra han formulado siempre tres tipos de preguntas: 1) Cual es la estructura de esta sociedad particular en su con- imaginativamente han junto?” ¢Cudles son sus cor 2En qué se esenciales, y emo se rclaci ia de otras variedades de or; zacién social?” {Cul es, de ella, el significado de to para su cor id o para su cambio? 2) ;Qué lugar ocupa esta sociedad en la historia humana? que estamos exa- minando al periodo histérico en que tiene lugar, y cémo es afectado por dl? <¥ cusles son las caracteristicas esenciales de ese periodo? aEn qué difiere de otros periodos? ;Cudles son sus modos carac- terfsticos de hacer historia? 3) {Qué variedades de hombres y de mujeres prevalecen ahora en esta sociedad y en este petiodo? ¥ qué variedades estén empe- zando a prevalecer? ;De qué manera son seleccionados y formados, Liberados y reprimidos, sensibilizados y embotados? Qué clases de se revelan en la conducta y el cardcter que observamos en esta sociedad y en este periodo? ¥ cul es el signi- ficado para la “naturaleza humana” de todos y cada uno de los tasgos de la sociedad que examinamos? ‘Ya sea el punto de interés un Estado de gran poderi talento literario de poca importancia, una familia, una prisién © ica. Porque esa de pasar de una perspectiva a otra del examen de resupnestos tablecimiento al de Ta poesia c transformaciones mas impersonales y remotas a las caracte: més intimas del yo humano, y de ver las relaciones entre ambas cosas. Detris de su uso est4 siempre la necesidad de saber el sig- nificado social ¢ histérico del individuo en la sociedad y cl periodo iene su cualidad y su ser. En suma, a esto se debe que los hombres esperea ahora captar, por medio de Ta imaginaci légica, lo que esté ocurriendo en cl mundo y comprender lo que est4 pasando en ellos mismos minutos de las intersecciones de la biografia y de dc la sociedad. En gran parte, la conciencia que ¢ el hombre ordneo como de un extrafio permanente, descansa cia que ahora pueden proporcionarse a s{ mismos recapitulaciones adecuadas, cstimaciones coherentes, orientaciones amplias. Antiguas decisio- nes, que en otro tiempo parecian sélidas, les parecen ahora pro- ductos de_mentalidades inexplicablemente oscuras. Vuelve a adquirir agudeza su.capacidad de asombrarse. Adquicren un modo nuevo de pensar, experimentan un trastrueque de valores; en una palabra, por su reflexién y su sensibilidad comprenden el cultural de las ciencias sociales. 2 fs fractuosa con que opera la imaginacién socio. as la que hace entr iquietudes personales del problemas publicos de la estructura social”. Esta 8 LA PROMESA distincién es un instrumento esencial de la imaginacién sociol6- gica y una caracteristica de toda obra cl social. ___Se ptesentan inquietudes en el cardcter de un individuo y en el Ambito de sus relaciones inmediatas con otros; tienen relacién con su yo y con las reas limitadas de vida social que conoce directa y person: c. En consecuencia, el enunciado y la resolucién ides corresponde propiamente al individuo como if ntro del dimbito de su ambiente inmediato: el imbito social ditectamente abierto a su experiencia personal y, gn cet grado, a su actividad deliberada. Uns inquietd evn asunto privado: Tos valores amados por un individuo le parecen a dite que estin amenazados. cen es ea Los problemas se rclacionan con materias que trascien al del nterpe ara ia de la vida social e historica. "Un 0: sc advierte que esté amenazado tun valor amado por la gente. Este debate carece con frecuencia de enfos de To que 0c: zada, el que no se le pueda definir bi nplica tambi xistas aman “contradicefones” o "“antagonisinos”. Jo que los mar- Consideremos a esa luz et desempleo. (00-000 hi: ‘earece de trabajo u l a atendemos prop fer de aquel hombre, a sus capacidades y a iatas. Pero cuan de 50 probleing, y no podemos esperar encontrarle solueién dentso del ‘margen de oportunidades abiertas a un solo individuo, Se ha ver do abajo la estructura misma de oportunidades. ‘Tanto el ciado correcto del problema como el margen de soluciones posibles ‘not obliga considera las instituciones éconsmicas y politica de la sociedad, y no meramente la situacién y el cardcte de individuos sueltos. rt es ‘Veamos la guerra. EJ problema personal de la guerra, cuandlo se presenta, puede estar en cémo sobrevvit o\c6mo mori con ho LA PROMESA Ft) nor, cémo enriquecerse con ella, cémo trepar a To més alto del aparato militar de seguridad, 0 cémo contribuir a ponerle ténmi no. En suma, encontrar, de acuerdo con los valores que uno reconoce, una serie de ambientes, y dentro de ella sobrevivir a la sgucrra o hacer significativa Ia muerte de uno en ella, Pero los pro- }blemas estructurales de la guerra se refieren a sus causas, a los de hombres que lleva al mando, a sus efgétos sobre la econ ica, sobre la familia y las instituéiones religiosas, a la irres ponsabilidad desorganizada de un mundo de Estados-naciones. ‘Veamos el matrimonio, En el matrimonio el hombre y Ta mu- jer pueden experimentar inquietudes pers proporcién de divorcios durante los cuatro primeros aftos de ma- trimonio es de 250 por cada 1 000, esto es prueba de un problema estructural que tiene que ver con tas instituciones del matrimonio y de la familia y con otras relacionadas con ella. © veamos las metsdpolis: el horrible, hermoso, repugnante y magnifico desparramamiento de la gran ciudad. Para muchas per- sonas de las clases altas, la sohucién personal del “problema de la ciudad” es tener un departamento con garage privado en el co z6n de la ciudad, y 2 cuarenta por Henry Hill con un jardin disefiado por Garrett Eckbo, en wn terreno de cuarenta hectéreas de propiedad personal. En esos dos ambientes controlados —con un pequefio cuerpo de servicio en cada extremo y una comunicacién por helicéptero entre ellos—, la mayor parte de las personas resolveria muchos de los problemas de ambiente personal causados por los hechos de la ciudad. Pero todo eso, aunque espléndido, no resuelve los problemas péblicos gue el hecho estructural de la cindad plantca. ;Oué habria que hhacer con ese maravilloso monstruo? ;Fragmentarlo en unidades, diseminadas que rounicsen la residencia y el lugar de trabajo? gDejarla como es, con algunos retoques? ;O evacuarla y volarla y construir ciudades nuevas de acuerdo con planos on dinam y lugares nuevos? {Como serlan esos planos?. 2Y quién va a deci- Gir y a realizar lo que se clija? -Rsos son problemas estructurales; nat Tos problemas hacerles frente y resolverlos nos obliga a ext dios. politicos y cconémicos que afectan a innumerables fiientras una economia esté organizada de que haya crisis, el problema del desemplco no admite un: mn personal Mientras la guerra sea inherente al sistema de Estados-naciones y izacién del mundo, el individuo corticnte fen su medio restr ipotente —con ayuda psiquitrica (sin clla— para resolver las inquictucles que este sistema o falta de sistema Ie impone. Mientras que la familia como institucién 3» LA PROMESA urbana no po- ia riqueza privada, nos en medios diversos y especificos es, efecto dec: 5 medios perso: de ellos. ¥ el niimero tan a medida que ‘nos vemos obligados a mi jedad de tales cz tructurales al nuestro ticmpo. en cl de apoyo, debemos pre: jones notorias de la estructura pueden amenaza contra ellos, experim ima unos valores y adlvierte que estin , ya como inguietud per lo afecta a todos sus valores, mortal no especifica. LA PROMESA 3 E] nuestro es un tiempo de 10 formuladas de manera lestar ¢ indiferencia, pero atin n el trabajo de la 'razén y el das en relacién con valores y 1a calami- dad de un malestar vago; en vex de problemas explicitos, muchas yeces hay sélo el desalentzdo sentimiento de que nada marcha dicho cuales son los valores amenazados ni qué ‘cu summa, no han sido Hevados a punto de decisidn. Mucho menos han sido formulados como proble lugar de a apenas se dudaba —salvo en ciett los de negocios alucinados— ¥ estimados. pe amenazaban y jones estructurales que los bas cosas r posterior a :mpliamente reconocidos general que estén a aceptan malestar mism« misma lo que 1po. Todo esto cs tan sorprendente, que muchas veces es interpre- tado por los observadores como un cambio en la clase misma de Jos problemas que ahora reclaman ser formulados. Se nos dice con frecuencia q) yestra década, 0 aun las problema de si tardart mucho en algo que pucda lamarse propiamente vida indivi bajo de los nitios, sino los libros de historictas, no la pobreza, cl ocio en mass, som los centros de interés. Muchos grandes problemas piblicos, lo mismo que muchas inquictudes privadas, se definen como cuestiones “psiquidtricas”, con frecuencia, segin parece, en un intento patético de Ia sociedad moderna. A veces esta afirmacin parece descansar sobre un angosto i tar los grandes problemas de és provineiano que Jas sociedades occidentales, 0 quizds sélo a ignorando, de esa suerte, las dos terceras partes muchas veces, tambi divorcia arbitrariamente la vi Jarse sin tener en cuenta los problemas del trl des de la familia rel formularse como pr a parte de la carrera misma de mi i panias o empresas, los psicoanalistas, que ‘movidas por fuerzas orcuras que actitan dentro de ellas mismas y jue son incapaces de_definir’ y en las fuerzas ingobernabl wea misma, con sus métodes impersonales de produc- i6n politica, su anarquia is penetrantes transformacio- Rn ‘naturaleza” misma del hombre y las condiciones y finalidades de su vida. 1La primera tarea politica e intelectual —porque aqui ambas cosas— del ¢e5 Ta demanda central que le hacen los otros trabajadores de a icos del mundo fisico y \< artistas, y en gene- 1. Es a causa de es 5 LA PROMESA 3 esas demandas por lo que, creo yo, las convirtiendo en el comin denominador de n ral, y la imaginacién sociolégica en la cualidad mental mas nece- saria 4 je a convertirse en comin En todas las épocas intelectuales de pensamicn- determinado (0 en relacién con cosas derivadas de moda re-enfocan sus obser- En relacién con ellos, sabios desconocidos y’cor sicas y biolbgicas han sido 1 principal comin denominador del pensamiento. serio y de la metafisica popular en las sociedades de Occidente. “La técnica de aboratorio” ha sido el modo consagrado de proceder y la fuente de la seguridad intelectual. Ese es uno de los significados de la idea de un comin denominador intelectual: los hombres pueden formular sus convicciones més poderosas segiin sus términos. Otros términos y ottos estilos de pensamiento parecen metos vehiculos de escape y oscuridad que prevalezca un comin denominador no signific mente, que no existan otros estilos de pensamiento y otros de sensibilidad. Lo que quiere decir es que los tuales mas generales tienden a entrar en su dm lados en I més rigurosamente y pensar, una vez formulados asf, que si no han tenido solucién, por lo menos han sido Tlevados adelante de un modo provechoso. Creo yo que la imaginacién sociolégica se en al principal comin denominador de nuestra vida cultural y en su rasgo distintivo. Esta cualidad mental se encuentra en las cien- cias sociales y psicolégicas, pero va mucho més alld de esas plinas tal como ahora las conocemos. Su adquisicién por los indi- viduos y por la comunidad cultural en general es lenta y en cocasiones torpe; muchos cientificos sociales mismos la desconocen telec- 4 LA PROMESA cualidades, 1o mismo qu se juzga segti lares de la c sin pretensiones légicas por lo men 8 —cuya obra setia encarna las definiciones més difundidas de la realidad hu- mana— poseen con frecuencia esta imaginacién y se esfuerzan cen satisfacer la demanda de ella. Por medio de ella, se busca i que Tas se hacen mds problemiticas, se siente prestar atencién mas estrecha, pero icas y a las catéstrofes sociales que revelan (y que moldean) la naturaleza del hombre en este tiempo de inquietud civil y de conflicto ideolégico. Aunque algunas veces se manificsta la moda de intentar usarla, la imaginacién socio- J6gica no 5 una mera moda. Es una cualidad mental que parece ptometer de la manera més dramStica la comprensién de nuestras, propias realidades intimas en relacién con las més amplias reali ddades sociales. No es meramente una cualidad mental més entre el margen contempordneo de sensibilidades culturales: es a cua lidad cuyo uso més amplio y més hibil oftece la promesa de que todas esas sensibilidades —y de hecho la raz6n humana misma— Iegarén a representar un papel mis importante en los asuntos ‘humanos, EI significado cultural de la ciencia fisica —el mayor y mas antiguo comin denominador— se esta haciendo dudoso. Como estilo intelectual, la ciencia fisica empieza a ser considerada por muchos como algo insuficiente. La suficiencia de los estilos cien- tificos de pensamiento y sentimiento, de imaginacién y dad, ha estado, naturalmente, desde sus origenes somet dada religiosa y a la controversia teol6gica, pero nuestros padres yy abuelos cientificos han reducido esas dudas religiosas. Las dudas, LA PROMESA 35 hombres de las te acabada, Y: ahora, en esas sociedades se cree de esa conquista— vaga a ser revalorada, ia en gran parte ha sido pero ahora el ethos tecnolégico y una espe- senieril asociados con la ciencia probable- mente parecen més temibles y ambiguos que esperanzadores.y progresivos. Naturalmente, no es eso todo lo que hay en la "pero se teme que Hegue 2 serlo. La necesidad sentida que su antojo, sin ob La estimacié iad” de reajustes politicos del mundo; pero esa ‘ree que pueda satisfacerla Ta ciencia fisica por st misma. ‘Mucho que ha pasado por € tiene ahora por filoso- fia dudosa; mucho que se considera como “verdadera ciencia” se ree con frecuencia que sélo proporciona fragmentos_confusos de las realidades entre las cuales viven los hombres. Esti muy difundido el sentimiento de que los hombres de ciencia ya no tratan de representar la realidad como un todo o de trazar un es bbozo real del destino humano. Ademés, la “ciencia” les parece a muchos no tanto un ethos creador y una orientacién, como un juego de maquinas cientificas manejadas por téenicos y controla- das por hombres economistas y militares que ni encaman ni com- prenden la ciencia como etlos y orientacién. Entretanto, los filésofos que hablan en nombre de la ciencia con frecuencia la convierten en “‘cienticismo”, sosteniendo que su experiencia es 36 LA PROMESA idéntica a la experiencia humana y que dinicamente con sus méto- dos pueden resolverse los problemas humanos. Con todo eso, muchos trabajadores culturales han Hegado a pensar que la “cien- cia” es un Mesias falso y pretencioso, 0 por lo menos un elemento marcadamente ambiguo de Ia civilizacidn moderna Pero, segin la frase de C. P. Snow, hay “dos culturas”: la ‘sta, Ya como historia o como drama, ‘© novela, Ia esencia de la cultura hu- \ia con frecuencia que la literatura seria se ha convertido en un arte secundario. Si es asi, no ¢s solamente por el crecimiento de los piblicos de ‘masas y de los medios de comunicacién para las masas, y por todo Jo que eso significa para la produccién literaria seri también a la cualidad misma de la historia de nuestro tiempo y a los tipos de necesidades que los hombres sensibles advierten ue reclaman aquella cualidad 2Qué novela, qué periodismo, qué esfuerzo artistico puede competir con la realidad hist6rica y los hechos politicos de nuestro tiempo? ,Oué visién dramitica del infierno puede competir con Jos acontecimientos de la guerra en el siglo xx? ;Qué acusaciones morales pueden afectar a In insensibilidad de hombres en la ago- nia de la acumulacién primaria? Es la realidad social e histérica hombres necesitan conocer, y muchas veces no encuen- tran en Ja literatura contemporines un medio adecuado para Quieren hechos, buscan su significado, desean un “gran panorama” en el cual puedan crecr y dentro del cual puedan llegar a comprenderse a sf mismos. Quieren también valores orienta- dores y maneras apropiadas de sentir y estilos de emocién y voca- Dularios de motivacién, Y no encuentran eso ficilmente cn la literatura de hoy. No importa que esas cualidades deban encon- lo que importa es que con frecuencia no las encuentran alli los hombres. €l pasado, literatos en funcién de criticos y de historiadores escribieron notas sobre Inglaterra y sobre viajes a los Estados Unidos. Se esforzaron por caracterizar sociedades en su conjunto y de discernir su s i Tocqueville 0 Taine vivieran hoy, gno serian_ socidlogos? Formulindose esta pregunta acerca de Taine, un reseniador de The Times (Londres) dice: Taine vio siempre al bi y 1a sociedad te primordialmente como un animat mo una coleccién de grupos: sabia observar jor de campo infatigable y poseia una LA PROMESA 7 yente valiosa para percibir rclaciones entre los de Ia firmeza. Estaba demasiado in- cualidad. .. parti fendmenos sociales: la cualid: teresado en el presente para ser tebrico para ser novelists, y veia de rento de la cultura de una época o de un pais para ser un critico de primera fila... Su obta sobre la literatura inglesa es mei de la literatura inglesa que un comentario sobre la moral de la sociedad inglesa y un vehiculo de su positivismo. Es un teérico social, antes ‘que nada Que haya sido un “literato” més bien que un atestigua quizés el dominio sobre gran parte de | del siglo xix ejercido por la biisqueda celasa dle “leyes mente comparables a las que nos imaginamos que encuentran los cientificos de la naturaleza. A falta de una ciencia social ade- ‘cuada, los criticos y los novelistas, los dramaturgos y los poetas hhan sido los principales, si no los tinicos, formuladores de inquie- tudes individuales y hasta de problemas publicos. El arte expresa ‘e505 sentimientos y a veces se concentra en ellos —en los mejores ‘momentos con dramética agudeza—, pero no atin con la claridad intelectual necesaria para su comprensién y alivio en la actua- Tidad. El arte no formula ni puede formular esos sentimientos 10 problemas que coutienen las inquictudes y las dudas a las s hombres tienen que hacer frente ahora cificar las clases de esfuerzo que estin letras: del lesarrollo de la imaginacién sociolégica, indicar lo que ella implica para la vida politica y pen Ja vida cultural, quiz4 sefialar ccrla._Deseo, de esa. manera, 3 Times Literary Supplement, 15 de noviembre de 1957. 2 Siento la necesidad de decir que prefiero con mucho ia expresién “Ios ‘studios sociales” a la de “as ciencias sociales”, no porque no me agraden 38 LA PROMESA En cualquier momento dado, naturalmen consiste en lo que estin haciendo los cic mente recondcidos; pero no todos ellos haciendo 1o mismo; en real jeta hacen cosas d ‘género. La ciencia social es también lo que han hecho los cient ficos sociales del pasado; pero cada estudioso de estas materias ina. Cuando hablo reficro a esa promesa tal como yo Ia veo. Precisamente ahora hay entre Jos cultivadores de las ciencias ls entific dl mundo fico (pt x ela palabra i edu gran Tplecso.'No sento ninguna necsdad de re usdnola porque tcerea de cls, Quizss fon Is espereaza de no igo al uso convenide y que mis colegas acept doves do las clencias politica: imaginacion ia y sobre todo de Is mente, muy bien desi ‘onfusibn como la audacia ‘cet tedcacs ns nan elo, oot tpln i re ieee a epee ements doe ns hay ‘aly sy on sooge 2) co gue i Tia rile nds bechoiement de maven tis Vids por es Se ee pores de toy a bebe Caren: mica esos tosolgest evo, neato ene conunce ge spore LA PROMESA 2 lina de su \das tendencias que supongo, de un iencias sociales, aunque no sea de la promesa que guid gran part fen su. campo, por la naturaleza d urgente necesidad que hoy se si importancia, No todos sienten ese malestar, pero el hecho de que no lo sientan es en si mismo causa de nuevo malestar no olvidan Ia promesa y son bastante honrados para no admi- tir la pretenciosa mediocridad de mucho de lo que se hace. Dicho con toda franqueza, espero aumentar ese malestar, definir alginas de sus fuentes, contribuir a transformarlo en un apre ico para comprender la promesa de la el terreno para empezar de nuevo: en suma, indicar algunas de las, tareas.que hay que hacer y los medios disponibles para hacer el trabajo que hay que hacer hoy. de trabajo El concepto de la ciencia social que yo sustento no ha predo- minado dltimamente. Mi concepto se opone a la cier into de técnicas buroctaticas qie impiden cin social con sus pretensiones metodol ", otros en la primacta ‘Unos gastan mucha energia en el (0 de procedimientos y emplear Ja imagi- “teorfa”— asocian y disocian conceptos de pparece extraiia; y estos otros apremian para la elaboracién de pala- eq pleto los estudios comparativos, estudian s6lo una pequetia cor nnidad en una sociedad y en wn tiempo; otros trabajan directamente y de un modo plenamente compar de las naciones del mundo. Unos limitan sus rigurosas investiga ciones a sect interesan en problemas que tiva histories. Unos especi patti nientos, se especializan por asuntos 0 problemas, sin tenet cn cuenta dénde es! Unos atienden a Ia diversidad de de la sociedad; otros no. 5 contr parecido, no son nec es, ¥ muchos m sariamente verdaderas alternativas, aunque en el calor de la troversia o en la indolente seguridad de la especializacién se les tome por tales. En este punto, yo merameente los enuncio de un modo inicial, para volver a ellos al final de esperanza, desde luego, de que se deja cias 0 prejuicios personales, porque los juicios que formule s tos, Pero tambi independientemente de mis pro- i dos culturales y politicos de la no son, naturalmente, ni més ni menos pr ue los que voy 2 eval snes n0 s¢ cutiden de los mios usen su oposicién a ellos para hacer Tos suyos tan explicitos y tan reconocidos como tales, como yo trataré de ‘ios! Entonces se reconocerin los problemas mor Creo, en resumen, que lo que pued: lisico ¢s una serie de tradiciones definibles y usable toricas, Creo también que hay actualmente grandes obstéculos en el ca- jidad de esa tradicién —tanto dentro de las LA PROMESA 41 ciencias sociales como en sus ambientes acadéinico idades mentales qu specialmente en los es a aceptar el abdican las tareas ndudablemente, sociolégica y el bre y la sociedad bastante embarazoso para quien se confiesa soci6logo, tnadas tendencias (salvo quizés una) que estudiaré los siguicntes cacn dentro de lo que generalmente se aunque la abdicacié parte del hhaya de verdad en disciplinas tales como las ciencias politicas y Ja economia, en la historia y la antropologia, es evidente que hoy en los Estados Unidos lo que se conoce con el nombre de socio- Jogia se ha 1 centro de reflexién acerca de Ja cien- cia social. Se ha converti fen cuanto 2 y también encontramos en ella un interés extremado rersidad de trabajo intelectual hha entrado a tomar parte en el desarrollo, terpretar sa variedad como una ‘mismo. Pero quizi se admita general- mente que lo que ahora se reputa traba fendido 2 moverse en una o més de tres direcciones generales, cada una de las cuales estd expucsta a 2 LA PROMESA Tendencia I: y del cual salen visiones proféticas (por lo genei ) det futuro. Las obras de Arnold Toynbee y de Oswald Spengler son ejemplos bien conocides. Tendencia I: de "la naturaleza del hombre y de Ta sociedad”. Por ejemplo, en las obras de los formalistas, principalmente Simmel y Von Wiese, la sociologia trata de conceptos destinados a servir para clasificar todas las rela- ciones sociales y penetrar sus caracteristicas supuestamente inva lables. En suma, se interesa en una visién més bien estética y abstracta de los componentes de la estructura social en un uivel muy elevado de genetalidad. Quizd por reaccién contra la deformacién de la Tendencia I, Ja historia puede ser totalmente abandonada: Ia teoria sistemé- tica de Ja naturaleza del hombre y de la sociedad se convierte con facilidad excesiva en un formalismo complicado y drido en el que la descomposicién de conceptos y sus interminables recom- posiciones y combinaciones se convierte en la tarea central. Entre Jos que lamaré Grandes Teéricos, las concepciones se han conver tido verdaderamente en conceptos. El ejemplo contempordneo més importante en a sociologia norteamericana es la obra de Talcott Parsons. Tendencia IM: y Spencer fasta 1914 aproximadamente, y la influencia tedrica alemana fue grande, la actitud empirica fie fundamental en los Estados Unidos desde tiempos tempranos. En parte se debié esto a haber sido anterior consagracién académica de Ja economia y de la ciencia pol Dado esto, en la medida en que es definida como el estudio de algin sector especial de la sociedad, la sociologia se convierte LA PROMESA 8 sf y con sociologia norteamericana pueden servir de ejemplo; pero quizds Io revelen mejor los libros de texto relativos a la desorganizacién Por otra parte, los socidlogos han tendido 2 hact s en la técnica de la Jos métodos se han conver obra —y mas ain del ethos— de George Lundberg, Samuel Stouf- fer, Stuart Dodd y Paul F. Lazarsfeld son ejemplos actuales. Estas tendencias —de dispersar la atencién y cultivar el método por el rodo— son dignas compaiieras entre jamente juntas. Las peculiaridades de la sociologia pueden entenderse como deformaciones de una o mds de sus tendencias tradicionales. Pero también sus promesas pucden entenderse en relacién con esas ten- dencias. En los Estados Unidos se ha producido actualmente una especie de amalgama helenistica que incorpora diversos elementos y finalidades de las sociotogias de las diferentes sociedades occi- dentales. El peligro esté en que, en medio de tanta abundancia sociolégica, otros cientificos sociales se impacienten tanto, y que sociologia pueden encontrar en sus tradiciones no pueden resu- mise en breves términos, pero el investigador social que las tome ‘en sus manos quedar4 ricamente recompensado. Su dominio sobre ellas puede convertirse ripidamente en nuevas orientaciones para su propio trabajo en la ciencia social. 4 Volveré a ocuparme de las promesas de la ciencia social (en los capitulos vir a x, después de haber examinado algunas de sus deformaciones més habituales (cap{tulos ma vt).

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