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JOHN FINNIS. LEY NATURAL DERECHOS NATURALS cs ABELEDO- 0-PERROT » BUENOS AIRES CapfTULo IV LOS OTROS VALORES BASICOS Sumario: IV. 1. Los estudios teoréticos de los valores “universales”—IV.2. Las formas basicas del bien humano: una reflexién practica—IV,3, {Una lista exhaustiva?—IV.4. To- dos igualmente fundamentales.—IV.5, gEs el placer el sentido de todo esto?—Notas, IV.1. Los ESTUDIOS TEORETICOS DE LOS VALORES “UNIVERSALES” La curiosidad no es el tinico-impulso, inclinacién o interés basico. El conocimiento no es el tinico aspecto basico del bienestar humano. El capi- tulo anterior estuvo dedicado a una reflexién sobre el valor del conocimiento, no porque dicho valor sea m4s importante o basico que todos los otros va- lores, sino simplemente porque los elementos para un andlisis se encontra- ban facilmente disponibles, de una manera sustancialmente comin a cada lector, bajo Ja forma de su propio compromiso por comprender (por com- prender incluso el capitulo mismo). As{ que ahora podemos ampliar las re- flexiones sobre nuestros intereses y compromisos, y preguntar si hay otros valores bdsicos ademés del conocimiento, otros principios indemostrables Pero evidentes que informen nuestro razonamiento practico, Tal linea de reflexién es, en cierta forma, un intento de comprender nuestro propio caracter, o naturaleza. El intento va paralelo, de este modo, alos intentos que, de una manera bastante diversa, han hecho aquellos an- ‘opélogos y psicélogos que se preguntan (de hecho) si acaso hay una natu- taleza humana y cuéles son sus caracteristicas, Los estudios antropolégicos Y Psicolégicos deben ser considerados como una ayuda para responder la Presente cuestién —no, por cierto, por medio de ninguna “inferencia” desde “ Universalidad de la “naturaleza humana” a los valores (inferencia que se- Na simplemente falaz), sino por medio de un conjunto de indicios sobre la a de actividades y orientaciones posiblemente valiosas abiertas para uno, Dra Para cualquiera que examine la literatura, ya sobre ética (u otros modos dog OS ‘de pensar sobre los valores) ya sobre antropologia (u otros mo- teoréticos” de investigar qué cosas valoran los seres humanos), resulta 114 LEY NATURAL Y DERECHOS NATURALES obvio que la investigacién sobre los aspectos basicos del bienestar humar (eal o supuesto) no es facil. La dificultad se manifiesta (a) en reduccione, arbitrarias e implausibles de los mitiltiples valores bisicos a un solo valor (0 dos, ° tres), o de las miiltiples inclinaciones 0 intereses basicos a una inch. naci6n o interés basico (0 dos, o tres); (b) en listas de tendencias bésicas (0 valores, © caracteristicas de la naturaleza humana) que en cuanto listas son incoherentes porque se forman sobre la base de criterios cambiantes; y (0 €n andlisis de corto aliento que mencionan unas pocas tendencias, valores 0 caracteristicas, y luego se diluyen en “étc.” o en “y otros valores bisicos”,,, etc. (no por conveniencia, como en esta frase, sino por una falta de‘atencién sostenida al problema). El reduccionismo, la clasificacién incoherente y la variedad desalenta- dora de listas ofrecidas por los investigadores, pueden superarse mediante ‘una firme atenci6n a:distinciones trazadas y puestas de relieve en el capitulo precedente, Recuérdese, antes que nada, la distincién entre el hecho bruto de unimpulso (0 instinto o inclinacién 0 tendencia) y las formas de bien que al- guien que poseé tales impulsos puede pensar que vale la pena buscar y rea- lizar, sobre la base no de que posee los impulsos sino de que puede verel | bien de tal biisqueda y realizacién. En segundo lugar, y a fortiori, recierdese Ja distincién entre las condiciones materiales necesarias para, o que afectan, Ja bisqueda de un‘valor y el valormismo. Un cerebro sano ¢ inteligencia son condiciones necesarias para la comprensién, biisqueda y logro de la verdad, pero nila capacidad cerebral ni la inteligencia debiéran aparecer en una lista de valores basicos: el conocimiento es el valor pertinente. O, en el mismo sentido, “los propdsitos y Ids hechos-naturales”, ! 0 “las verdades obvias” sobre los seres humanos, de H. L. A. Hart, se refieren a las condiciones ma- teriales y psicoldgicas (“el escenario”) bajo Jas que las personas buscan sus diversos fines (y-su lista'de Jos fines universalmente reconocidos 0 “indis- cutibles” contiene s6lo un item: ld sobrevivencia): En tercer lugar, al enume- rar los valores basicos en los que los serés humanos puéden participar, Te cuérdense las distinciones entre el valor general'y el objetivo particular, Y entre los fines y los medios para obtener, realizar o participar en esos fines. Entre estos medios han de ser incluidos los multiples fines jntermediosy a4 bordinados implicados en medios‘tan amplios, duraderos y fecundos oA los lenguajes, las instituciones como las leyes ola propiedad, ola: econ! a De este modo, por ejemplo, los “bienes primarios” (la libertad, las opor a nidades, la riqueza y la “autoestima” [self-respect]) de John Rawls ‘son i marios, en su opini6n, no porque sean los fines basicos de la vida barge. sino porque “es racional querer estos bienes con independencia de qu “1 Concept of Law, pags. 190, 191, 195, LOS OTROS VALORES BASICOS 115 cosa se quiera, pues ellos: son en general necesarios para la proyeccién y ejecucion deun plan de vida racional”; 2 véase V.3, VIIL.5, mas adelante. Los estudiosos de la ética'y de las culturas humanas muy comtinmente asumen que las culturas manifiestan preferencias, motivaciones y valora= cjones tan amplias y cadticas en su variedad que no puede decirse que haya yalores‘O principios prdcticos:que sean evidentes para los seres humanos, puesto'que ningiin valor o principio prdctico es reconocido en todos los tiempos y lugares: cfr. IL.3, precedentemente. Mas aquellos fildsofos quere- cientemente han buscado poner aprueba esta asuncién, mediante el examen de la literatura antropolégica (incluyendo las indagaciones generales simi- Jares realizadas por antropdlogos profesionales), han encontrado con im- pactante unanimidad que esta asuncién es injustificada. : . Estas investigaciones nos facultan, enrealidad, parahacer algunas afir- maciones bastante confiadas. Todas las sociedades huranas muestran-una preocupacién por el valor de la vida humana; en todas, la propia conserva- cid es generalmente aceptada como un motivo adecuado para Ja accién, y en ninguna se permite matar a otros seres humanos sin unajustificacién bien definida. Todas las sociedades humanas consideran Ja procreacién de una nueva vida humana comio una cosa buena en si misma salvo que haya cir- cunstancias especiales. Ninguna sociedad humana deja de restringir la acti- yidad sexual; en todas las sociedades hay alguna prohibicién del incesto, al- guna oposicién a la promiscuidad desenfrenada y a la violacién, algén apoyo a la estabilidad y permanencia en las relaciones sexuales. Todas las sociedades humanas exhiben una preocupacién por la verdad, a través dela educacién de los jovenes en materias no solamente practicas (e.g. evitar los peligros) sino también especulativas 0 teoréticas (¢.g. la religién). Los seres humanos, que pueden sobrevivir ala infancia solo gracias ala crianza, viven eno en contacto con una sociedad que invariablemente se extiende més alla dela familia nuclear, y todas las sociedades favorecen de algtin modo los va- lores de la cooperaciéni, del bien comtin por sobre el bien individual, de la obligacién entre los individuos, y de la justicia dentro de los grupos. Todos conocen la amistad. Todos tienen alguna concepcién del meum.y del tuum, del titulo o propiedad, y dela reciprocidad. Todos valoran el juego, ya serio Y formalizado, ya relajado y:recreativo. Todos tratan los cuerpos de los miembros muertos del grapo de alguna manera tradicional yritual diferente f Sus procedimientos para deshacerse de la basura. Todas exhiben uminte: Pichi aac de los poderes o principios que deben ser respetados en cuanto rehumanos; de una forma u otra, la religion es universal. ae : Theory of Justice, pag. 433 (énfasis afiadido). 116 LEY NATURAL Y DERECHOS NATURALES Ciertamente, parece no haber ningtin principio practico que tenga laes. pecificidad que esperamos de una “‘regla moral” y que'sea aceptado, ni gj. quiera “en principio” o “en teorfa”, entre todos los seres humanos. Pero mj interés actual no se refiere en absoluto a “la moral” o a “la ética”. El surgi. miento del juicio ético como una modalidad de. juicio practico se trata en e] préximo capitulo. Mi interés actual es la universalidad de esos juicios de va. lor basicos que se manifiestan no sélo en diversas exigencias y restricciones morales, sino también en las multiples formas de la cultura, de las institucio. nes y de las iniciativas humanas. Porque en la medida en que podemos “ver el sentido” de una institucién, de una manifestaci6n artistica, o de una em- presa humana, aun cuando muy alejada de nosotros y susceptible de nuestra critica o aversién, se nos pone delante una revelacién o recordatorio dela gama de oportunidades abiertas para nosotros para dar forma a nuestra pro- pia vida a través de la bisqueda libre y selectiva de los valores basicos: I11.4, La universalidad de unos pocos valores basicos en una vasta diversidad de realizaciones enfatiza tanto la conexién entre un impulso/inclinacién/ten- dencia/instirito basico humano y la correspondiente forma basica de bien humano, como al mismo tiempo la gran diferencia entre seguir un impulso y buscar inteligentemente una realizacién particular de una forma de bien humano que nunca se realiza completamente ni se agota con una accién, 0 con una vida entera, o con una institucién o una cultura (ni con un nimero finito de ellas): I.3. Esta plasticidad de las inclinaciones humanas, que es un correlato dela generalidad o universalidad de los respectivos valores comprendidos por la inteligencia prdctica, es importante para una exacta captacién no sélo dela antropologia y de la historia humanas sino también de las virtudes y de los vicios humanos, de la conciencia y de Ja ética (los temas del proximo capi- tulo). Asf-que vale 1a pena explayarse sobre esto, Considérese nuevamente el impulso dela curiosidad. Este encuentrasv Tespuesta y su satisfaccién en las catedrales intelectuales dela ciencia, de las matematicas.y de la filosoffa, cuyas ramificaciones y sofisticaciones s¢ ha- lan més allé de la comprensién incluso del individuo més dedicado. Pero igualmente encuentra respuesta y satisfaccién en los cuentos de detectives: en los periddicos y en los chismes. Universalmente el principio practico de que la verdad es.un bien digno de obtenerse (y que el error, la confusién Y la desinformacién han de ser evitados) es aplicado por los seres humanos 4 cualquier forma de acumulacién de conocimiento en Ja cual elijan interes seoalacual elijan dedicarse, La unidad del principio practico es tan impor tante como la inmensa diversidad del método, ‘ Ademés dela ilimitada diversidad de tales formas de biisqueda, hay di- versidad en la profundidad, intensidad y duracién del, compromiso, ¥ en LOS OTROS VALORES BASICOS 17 edida en que ala biisqueda de un valor dado se le da prioridad en la for- acion de la propia vida y cardcter. El reconocimiento por parte de un hom- pre del valor dela verdad puede hacer surgir en él la respuesta de una vida deaustera auto-disciplina y de intenso trabajo intelectual; en otro puede sus- citarun compromiso suficiente sélo para disfrutar el juego intelectual deuna buena discusi6n; en otro puede acarrear nada més que una disposicién a que jarse dela propaganda mentirosa en su televisor... Esta diversidad resultano 's6lo del hecho de que Ja verdad no es el tinico valor basico, sino también del hecho de que los seres humanos (y por lo tanto las culturas enteras) difieren en su determinacién, entusiasmo, sobriedad, previsién, sensibilidad, cons- tancia, y en todas las otras modalidades de respuesta a cualquier valor. IV.2. LAS FORMAS BASICAS DEL BIEN HUMANO: UNA REFLEXION PRACTICA Ese] momento de volver, desde los resultados descriptivos o “especu- lativos” de la antropologfa y la psicologia, a la disciplina critica y esencial- mente prdctica en la que cada lector debe preguntarse a sf mismo: {cudles son los aspectos basicos de mi bienestar? Aqui cada uno de nosotros, por muy amplio que sea su conocimiento de los intereses de otras personas y culiuras, se encuentra solo con su propia captacién inteligente de los prime- 10s principios indemostrables (por evidentes) de su propio razonamiento prictico. De la propia capacidad para comprender inteligentemente las for- mas basicas de bien como “que-han-de-ser-buscadas” obtiene uno la babi- lidad, en las disciplinas descriptivas de 1a historia y de la antropologia, para yer comprensivamente (aunque no acriticamente) el seitido de las acciones, los estilos de vida, los caracteres y las‘culturas que uno no elegiria para si mismo; ¥ el propio conocimiento especulativo de los intereses y logros de otras personas no deja de afectar la propia comprensién practica de las for- mas de bien que se abren a nuestra eleccién. Pero no hay ninguna inferencia desde el hecho al valor. En este punto de nuestro discurso (0 meditacién pri- vada), la inferencia y 1a demostracién son dejadas de lado (0 postergadas), oe adecuada del discurso es: “...es un bien, en sf mismo, {no es ver- __ Recuérdese: por “bien”, “bien basico”, “valor”, “bienestar”, etc., toda- Via no quiero decir “bien moral”, etc. iCuéles son, entonces, las formas bésicas de bien para nosotros? le A. La vida. Un primer valor bisico, correspondiente al impulso hacia Dropia Preservacién, es el valor dela vida. El término “vida” significa aqui uno de los aspectos de la vitalidad (vita, vida) que hacen que el ser hu- fae esté en buenas condiciones para la autodeterminaci6n. Por lo tanto, la ‘incluye auf la salud corporal (incluyendolacerebral), y la ausencia del 118 LEY NATURAL Y DERECHOS NATURALES dolor que presagia dafio.o mal fiuncionamiento enel organismo. Y el reeg. nocimiento, la busqueda y la realizacién de este objetivo humano basico (o grupo de objetivos internamente relacionados).son tan variados comolain. « geniosa lucha y la plegaria de un hombre. que ha cafdo porla borda € intenta mantenerse a flote hasta que su batco regrese a rescatarle; el trabajo en. equi. po de los cirujanos y la red completa de su personal de apoyo, los serviciog auxiliares, las escuelas de medicina, etc.; los programas y las leyes para la seguridad en carretera; las expediciones para aliviar lahambruna, laagricul. tura, la ganaderia y la pesca; el mercado de alimentos; lareanimacién delog suicidas; el estar atento cuando se baja uno-de la cuneta... ia Quizds deberfamos incluir én esta categoria la transmisién de Ta vida mediante la procreacién de los hijos. Ciertamente es tentador considerar la procreacién como un valor basico distinto, irreductible, correspondiente alainclinacién a aparearse/reproducirse/criar, Pero si bien hay buenas razo- nes para distinguir el impulso a copular tanto del impulso hacia la autocon- servacién como de los instintos maternos 6 patetnos, Ja situacién analitica es diferente cuando cambiamos del nivel de los impulsos/instintos/tenden- cias al nivel de las formas de bien captadas intéligentemente. Puede decirse que hay una tendencia (por ejemplo, a copular) y una expresiOn fisica deesa tendencia (o una gama de tales manifestaciones fisicas); pero en cuanto.ac- cién humana, como biisqueda y realizacién de un valor, el acto sexual puede ser juego, y/o expresién de amor 0 afecto, y/o un intento de procrear. Por tan- to, de manera'semejante, no es necesario estar satisfechos desde el punto de vista analitico con una convencién antropolégica que considera la sexuali- dad, el aparéamiento y la vida familiar como una tnica categoria o unidad de investigaci6n; ni con un juicio ético que considera a Ja familia, y la pro- creacién y educacién de los hijos, como un‘conglomerado indiferenciado de tesponsabilidades morales. Podemos distinguir el deseo y la decisi6n de te- ner un hijo, simplemente por darlo a luz, del deseo y la decisién de cuidarlo yde educarlo. El primer deseo y decisién es una btisqueda del bien dela vida, en este caso la-vida-en-su-transmisién; los otros deseos y decisiones son aspectos dela biisqueda de los distintos valores basicos de la sociabili- dad (0 amistad) y de la verdad (la-verdad-en-su-comunicacién), que coment paralelos ala biisqueda continua del valor de la vida que est implicado et elsimple mantener vivo y bien al hijo hasta que pueda valerse por sfmismo. B. El conocimiento. Ya he analizado el segundo valor basico: es el CO nocimiento, considerado como deséable pors{mismo,no s6lo instrumental mente, : ata ue : ,, _C. El juego. El tercer aspecto basico del bienestar humano es el jueg? Un cierto ti t i fens ipo de moralista puede pasar por alto este-valor basico'al analiz los bienes humianos, pero un antropélogo’no dejaré de observar este impo « LOS OTROS VALORES BASICOS 119 ante © jrreductible elemento de-la cultura humana. Mas:importante atin, cadauno de nosotros ‘puede ver el sentido de ocuparse en realizaciones (per- formatices) que no tienen otro: sentido que la realizacién misma, que se dis- fruta por s{misma. La realizaci6n puede ser solitaria o social,.intelectual o fisica, extenuante 0 relajada, altamente estructurada o relativamente infor- mnal, convencional 0 ad hoc,en cuanto a su forma.:. Un elemento de juego puede entrar en. cualquier actividad humana, aun en laredacci6n delas leyes, pero siempre es:analfticamente distinguible de su contexto“serio”; y algu- nas actividades, empresas ¢ instituciones soni total o primariamente puro juego. El juego, entonces,.tiene y es un valor por sf mismo. : . | D:La experiencia estética. El:cuarto componente basico.de’ nuestra plena realizacin es la experiencia estética, Muchas formas de juego, como el baile o el canto.0 el fiitbol, son la matriz o la ocasi6n de la experiencia es- tética. Pero-la belleza no es un elemento indispensable del juego. Ademés, es posible hallar y gozar formas bellas en la naturaleza. La experiencia es- tética, a diferencia del juego, no necesariamente supone la accién de uno mismo; lo que se busca y valora por s{ mismo puede ser simplemente la for- ma bella “fuera de” uno, y la experiencia “interna” de la apreciacién-de su belleza. Pero bastante 4 menudo la experiencia que se valora se encuentra en Jacreacion y/o en la apreciacién activa de alguna obra:de-forma significa~ tiva y agradable. : E. La sociabilidad (amistad). En quinto lugar, existe-el valor de la so- ciabilidad, que se realiza en su forma mas débil por un minimo de paz y ar- monfa entre los hombres, y que atraviesa las formas de comunidad humana ‘hasta su forma més fuerte'en el florecimiento de la amistad plena, Parte de lacolaboracién entre una persona y otra no es mds que instrumental para la Tealizacién, por cada uno, de sus propios propésitos individuales. Pero la amistad implica obrar por los propésitos del amigo, por el bienestar del pro- Pioamigo. Estar en una relacién de amistad con al menos una persona es una forma fundamental dé bien; zno es verdad? : : ‘ La amistad y, en un grado menor, las otras formas de sociabilidad tie- Ten una especial importancia para el tema de este libro, y por eso se analizan Mas ampliamente después: VI.2-4.. é : F, La razonabilidad prdctica. En sexto lugar, existe el bien basico de Set capaz de hacer que la propia inteligencia se aplique eficazmente (en elra- “enamiento prdctico que da por résultado una accién) a los problemas de eit las. acciones y el estilo de vida de cada uno y de formar el propio ca- Tie Dicho de modo negativo, esto implica que uno tiene una medida de ly efectiva; de modo positivo, implica que uno busca introducir un or- prdctigente y razonable en las propias acciones y hébitos y actitudes _ cas. Este orden a su vez tiene (i) un aspecto interno, como cuando uno 120 LEY NATURAL Y DERECHOS NATURALES se esfuerza por conducir las propiasemociones y disposiciones ala armony, de una paz interior de la mente que no es sdlo producto de drogas 0 de adgg, trinamiento ni constituye una mera invitaci6n ala pasividad; y (ii) un aspeo, to externo, como cuando.uno se esfuerza por hacer que las propias Acciones (que son exteriores en cuanto cambian el estado de cosas en el mundo y bag. tante a menudo afectan las relaciones entre las personas) sean aut€nticas, es decir, realizaciones genuinas de sus propias valoraciones, preferencias, es. peranzas y autodeterminaciones libremente ordenadas. Este valor eg or tanto complejo, e implica libertad y razén, integridad y autenticidad, Perg posee la suficiente unidad para ser tratado como uno solo; y como denomj. nacién he elegido “tazonabilidad practica”. Este valor es el tema del Capj. tulo V. : . G. La religion. En séptimo lugar, y al final de esta lista, existe el valor de lo que, desde Cicerén, llamamos:sumariamente y con poco convenci- miento “religién”. Puesto que, asf como existen el orden de los medios a los fines, y la bisqueda de la vida, la verdad, el juego y la experiencia estética segiin algiin orden de prioridades y alguna forma de especializacién indivi- dualmente seleccionados,-y el orden que puede introducirse en las relacio- nes humanas a través de la colaboracién, la comunidad y la amistad, y el or- den que ha de ser introducido en el propio cardcter y actividad a través dela integridad interior y de la autenticidad exterior, asi también se plantean fi- nalmente preguntas tales como: (a) {Cémo se relacionan todos estos érde- nes, que tienen su origen inmediato en la iniciativa humana y desaparecen con la muerte, con el orden perdurable de todo el cosmos y con el origen, si hay alguno, de ese orden? (b) No sucede quizds que la libertad humana, por lacual uno se eleva por sobre el determinismo del instinto y del impulsoha- cia una captacién inteligente de formas valiosas de bien, y a través dela cual uno conforma y domina su propio medio ambiente y también su propio ca- racter, est ella misma de algtin modo subordinada’a algo que hace posible esa libertad humana, esa inteligencia humana y ese dominio humano (no s6lo “originalmente” sino en cadamomento) y que es libre, inteligente y so berano de una manera (y con un alcance) que ningtin ser humano puede: set? __ Algunos recelos podrfa suscitar la idea de que uno de Jos valores huma nos basicos es el establecimiento y manutencién de relaciones adecuadas entre uno mismo (y los 6rdenes que uno puede ctear y mantener) y lo divino. Porque hay, siempre, quienes dudan o niegan que el orden-de-cosas univer” sal tenga algtin origen més alld de los “orfgenes” conocidos por las ciencias naturales, y que.contestan la pregunta (b) negativamente. Pero, {es razona- ble negar que es, de todos modos, particularmente importante haber pensa- do, fazonable y (si fuese posible) correctamente sobre estas preguntas rela’ tivas a los origenes del orden cdsmico y de la libertad y razon humanas LOS OTROS VALORES BASICOS 121 _cualquiera que resulte ser la respuesta a esas preguntas, e incluso'si las respuestas tienen que ser agnésticas Onegativas? ,Y no consiste esa impor- tancia en gran parte en esto: que si hay un origen trascendente del orden-de- cosas universal y de Ja libertad y razén humanas, entonces la vida y las ac- ciones de cada uno estén en un desorden fundamental si no se dirigen, lo mejorqueuno pueda, hacia un cierto tipo de armonfa con lo que sea que pue~ gaconocerse o conjeturarse acerca de ese otro trascendente y de su orden du- radero? Ms importante para nosotros que 1a omnipresencia de las manifes- taciones de preocupaciones Teligiosas, en todas las culturas humanas, és la pregunta: no equivale el propio sentido de “responsabilidad”, al elegir qué hade ser o hacer uno mismo, a una preocupacién que no es reducible ala preocupacién por vivir, jugar, procrear, relacionarse con otros y ser inteli- gente? {No es verdad que incluso un Sartre, tomando como su point de dé- part que Dios no existe (y que por lo tanto “todo est4 permitido”), aprecia no.obstante que él es “responsable” —esté obligado a actuar con libertad y autenticidad, y a querer la libertad de otras personas de igual modo que la suya propia— al elegir qué ha de ser; y todo esto porque, antes de cualquier: eleccién suya, “el hombre” es y ha de ser libre? 3 ,Y no es éste (no importa cuan residual sea) un reconocimiento de y una preocupacién por un orden de cosas “més alla” de todos y de cada uno de los hombres? Y asi, sin querer incurrir en ninguna peticién de principio, zno podemos, para facilitar las co- sas, calificar esta preocupacién, que es preocupacién por un bien que con- siste en una forma de orden irreductiblemente distinta, como “religiosa’’? Las presentes observaciones no-son més que indicaciones preliminares; analizo Ja cuestién de acuerdo con sus méritos en el Capitulo XTILS, IV.3. {UNA LISTA EXHAUSTIVA? : - Ahora bien, aparte de Ja vida, el conocimiento, el juego, la experiencia estética, la amistad, la razonabilidad practicay la religion, hay innumerables objetivos y formas de bien. Pero yo sugiero que, al analizarlos, se verd que €stos otros objetivos y formas de bien son maneras o combinaciones de ma- heras de buscar (no siempre con sensatez) y de realizar (no siempre con 6xi- ‘o) una de las siete formas basicas de bien, o alguna combinacién de ellas. Adems, hay innumerables aspectos de la autodeterminacién y de la autorrealizacién humanas aparte de los siete aspectos basicos que he enume- Tado, Pero estos otros aspectos, como el coraje, la generosidad, la modera- 6n, la amabilidad, y asf sucesivamente, no son ellos mismos valores basi- °08; més bien, son maneras (no medios, sino modos) de buscar los valores sae : IP. Sartre, L’Existencialisme est un humanisrne (Parts: 1946), pags. 36, 83-4. 122 LEY NATURAL Y¥ DERECHOS NATURALES basicos, y capacitan (0 algtin individuo, o grupo, o cultura,.cree que Capagj. tan) a un hombre para buscarlos. : ee! . De esta manera podemos'esclarecer analiticamente incluso algunas convenciones, normas, instituciones y érdenes de preferencia muy “peu, liares”, tales como el cédigo de honor atistocratico que exigia ataques dire. tos contra la vida en los duelos. wet ae ‘Asimismo, aunque la biisqueda de'los valores basicos es psicolégica, mente posible gracias a las correspondientes inclinaciones ¢ impulsos de jg propia naturaleza, hay no obstante muchas inclinaciones ¢ impulsos que ng corresponden a ni sostienen ningtin valor basico: por ejemplo, lainclinaciéy a tomar més de lo que a uno le corresponde, o el impulso hacia una crueldaq gratuita: No hay necesidad de considerar si estos impulsos son més, o-me. | nos, “naturales” (en términos de frecuencia, universalidad, intensidad, etc.) que aquelios impulsos que corresponden alos valores basicos. Porque no es- toy tratando de justificar nuestro reconocimiento y biisqueda de los valores basicos deduciéndolos de, ni tan siquiera sefialando hacia, ningtin conjunto de inclinaciones. El punto; mds bien, es‘que’el egofsmo, la crueldad y cosas semejantes, simplemente no se comparan con algo evidentemente bueno como el impulso a la autoconservacién se compara al bien evidente de la vida humana. El egoismo, la crueldad; etc:, estén necesitados de alguna ex- plicacién, de una manera que la curiosidad, la cordialidad, etc.,no necesitan. Esto no quiere decir que'los fisilogos y los psicélogos no debieran inves- tigar la estructura fisica y psicosomatica dela curiosidad, la-cordialidad, etc.). Bastante a menudo la explicaci6n serd que la btisqueda de un valor (la verdad, por ejemplo) o de un medio material corriente para sostener un valor (la comida, por ejemplo) se encierra en un modelo de accién exclusivistao trastocado —que provoca una indiferencia egoista hacia la realizacion in: cluyente de ese mismo valor en las vidas de otros, y hacia el valor intrinseco de compartir los bienes en la amistad. O asimiismo; quizds sé descubrird que la crueldad es una forma trastocada de buscar el valor de Ia libertad ydela autodeterminacién y de la autenticidad: un hombre puede Tegar a “sentirse teal” para si mismo sometiendo a otros a su compléta dominacién. En au- sencia de tales explicaciones, y de enfermedades psicosomaticas, conside- Tamos estos impulsos tan desconcertantes como una falta de légica persis: tente, tan opacos y sin sentido como, por ejemplo, exigir un plato de lodo si ninguna raz6n en absoluto. : : : :. “ Pero chay-sdlo siete valores basicos, ni mds'ni menos? LY quése' quiere decir al Hamarlos b4sicos? : a : No hay magia en el niimero siete, y otros que han reflexionado sob®, estas materias han Producido listas ligeramente diferentes, ligeramente largas usualmente. El lector no hecesita aceptar la presente lista, tal come aie 4 LOS OTROS VALORES BASICOS 123 menos todavia su nomenclatura (que simplemente apunta hacia cate- orfas de objetivos humanos.que son todas ~-cada una de ellas—, aunque nificdidas, multifacéticas).-Mi breve andlisis del problema de si la procrea- ci6t debiera- ser tratada como una categoria analfticamente distinta de bien pumano ilustra el campo que existe para la modificacién de los detalles de jalista. No obstante, me parece que esos siete propésitos son-todos los pro- ésitos basicos de la accién humana, y que a fin de cuentas.cualquier otro propésito que usted o yo pudiéramos reconocer y buscar representard o'es- tard constituido por algiin aspecto (0 algunos aspectds) de todos o de-algu- nos de ellos. : : IV.4. TODOS IGUALMENTE FUNDAMENTALES Més importante que la descripci6n y el ntimero preciso de estos valores ese] sentido en.que cada uno es b4sico. En primer lugar, cada uno es una for- ma de bien igualmente evidente. En segundo lugar, ninguno puede ser redu- cido analfticamente a ser sdlo un aspecto de alguno de los otros,.o.a ser me- ramente instrumental en la biisqueda de cualquiera de, los otros. En tercer lugar, cada uno, cuando nos concentramos en él, puede razonablemente.ser considerado como el mas importante. De ahi.que no hay una jerarquia ob- jetiva entre ellos. Permitaseme ampliar este tercer punto, que incluye a los otros dos, : a Siuno centra la atencién en el valor.dela verdad especulativa, éste pue- de considerarse razonablemente como més importante que cualquier cosa; elconocimiento puede ser considerado,como la cosa mas importante de ad- _ quitir; la vida puede ser considerada como una mera precondicién, de valor intrinseco menor’o nulo; el juego puede ser considerado frivolo; el propio interés por las cuestiones “religiosas” puede parecer simplemente un aspec- to de Ja lucha contra el error, la supersticién ya ignorancia; la amistad pue- de parecer algo alo cual vale 1a pena renunciar, o hallarse exclusivamente al compartir y aumentar el conocimiento, y asf sucesivamente, Pero uno Puede cambiar el centro de su atencién. Si uno se esté ahogando, o, también, 81 uno est4 pensando en su hijo que,murié recién nacido, uno se inclina a Cambiar el centro de su atencién hacia el valor de la vida simplemente en Cuanto tal. La vida no seré considerada como una mera precondici6n de nin- pe otra cosa; més bien,:el juego, el conocimiento y Ia religi6n parecerén a Anne incluso algo accesorios. Pero uno puede cambiar al ae Valor, Nei6n, de esta manera, de-uno-en-ung hasta completar el cfrculo de los : 'es basicos que constituyen el horizonte de nuestras oportunidades. Po- NOs centrar nuestra atencién en el juego, y pensar en que pasamos lama- ; Pate de nuestro tiempo trabajando simplemente pata permitirnos el Scio; i pee sel juego consiste en realizaciones disfrutadas por si mismas en cuanto | 124 LEY NATURAL Y DERECHOS NATURALES realizaciones y de este modo puede parecer que es el sentido de todo; ¢| , nocimiento y lareligién y la amistad pueden parecer sin sentido amenog vf conduzcan al dominio ltidico de la sabidurfa, o ala participacién en e] jue del titiritero divino (como dijo Platén), 40 a la Iidica comunicacién de], mente o del cuerpo que pueden disfrutar sobre todo los amigos, : De este modo he ilustrado este punto en relacién con la vida, la Verdaq y el juego; el lector puede facilmente ponerlo a prueba y confirmarlo en re, lacién con cada uno de los otros valores basicos. Cada uno es fundamenta, Ninguno es més fundamental que cualquiera de los ottos, porque en cada uno de ellos cabe razonablemente centrar la atenci6n, y cada uno, cuando se centra en él la atencién, reclama un valor prioritario. De ahi que no hay ung ptioridad objetiva de valor entre ellos. Desde luego, cada uno de nosotros puede razonablemente elegir tratay uno o algunos de los valores como de mayor importancia en su vida-Unem. dito elige dedicarse ala btisqueda del conocimiento, y por consigitiente con. cede prioridad a sus exigencias, en mayor 0 menor grado (y quizés por toda Ja vida), por sobre as amistades, el culto, los juegos, el arte y la belleza que po. defaen otro caso disfrutar. Podria haber estado salvando vidas mediante la me- dicinao el alivio dela hambruna, pero eligeno hacerlo. Pero puede cambiar sus prioridades; puede arriesgar su vida para’ salvar’a un hombre que se ahoga, 0 abandonar su carrera para asistir a su mujer enferma o para luchar por sucomu- nidad. El cambio no esté en la relaci6n entre los valores basicos tal como esare- lacién razonablemente podria haberle parecido antes de que eligiera su plan de vida (y como deberfa parecerle siempre al considerar en general la potenciali- dad humana y su plenarealizacién); ms bien, el cambio estdenel plande vida elegido, Ese plan elegido liizo que la verdad fuese mas importante y funda- mental para él. Su nueva eleccién cambia el estatus de ese valor para él; el cambio se encuentra en él. Cada uno de nosotros tiene un orden subjetivo de prioridades entre los valores basicos; esta jerarquizaciénes sin duda parcial- mente cambiante y parcialmente estable, pero en todo caso es esencial si he- mos de obrar de alguna manera en vistas de algtin propésito. Pero las'raz0- nes de cada uno para elegir la particular jetarquizacién que de hechoeligeso razones que necesariamente se relacionan —adecuadamente= con el propio temperamento, educacién, capacidades, oportunidades, etc., no con difere” cias de jerarquia de valor intrinseco entre los valores basicos. Toméas de Aquino, en su estudio formal de las formas basicas de be y de los principios primarios evidentes del razonamiento prictico 1 Tlama los primeros principios y preceptos més generales dela ley natura 4 Leyes, Vil: 685, 803-4; véase XIIL5, mas adelaiite. 5 87, Vl, g,94,a. 2c, LOS OTROS VALORES BASICos 125, one unl ejemplo discutible. Porque 41 dispone los preceptos en un triple Pen (i Ja vida humana es un bien que ha dé ser sustentado, y lo que la or enaza ha de set impedido; (ii) la unin de varén y mujer, y la educacion desus hijos, ote. hade ser favorecida, y lo que se le opone ha de ser evitado; Gi) eal conocimiento (especialmente de Ja verdad sobre Dios), la vida en so- ciedady la razonabilidad practica son bienes, iy; laignorancia, la ofensa alos demas y Jairrazonabilidad practica han de evitarse. Y su razén para esta tri- ye ordenacion (que con demasiada facilidad se interpreta como una jerar- quizacidn) es que las inclinaciones a la autoconservacién que corresponden ala primera categoria son.comunes no s6lo a todos los hombres sino tam- pién a todas las cosas que tienen una naturaleza definida; que las inclinacio- nes sexuales-reproductivas que corresponden a la segunda categoria de bie- nes son compartidas por los seres humanos con toda otra forma de vida animada; y que las inclinaciones que corresponden a la tercera categoria son privativas de la humanidad. Ahora bien, todo esto es sin duda verdadero, y muy pertinente en una meditacién metafisica sobre la continuidad del orden humano con el orden-de-cosas universal (del cual la naturaleza humana es wn microcosmos que incorpora todos los niveles de ser: el inorganico, el or- gnico,... el mental...). Pero 4es relevante para una meditacién sobre el valor de los diversos aspectos basicos del bienestar humano? {No se estén entro- metiendo las consideraciones especulativas en una Teconstruccién de prin- cipios que son practicos y que, siendo'primarios, indemostrables y eviden- tes, no son derivables (ni Tom4s de Aquino pretendié que fuesen derivados) de cualesquiera consideraciones especulativas? Y resulta que Ja triple orde- nacién de Tomas de Aquino con toda razén no desempefia ningtin papel en su elaboracién practica:(ética) de la significacién y consecuencias de los Preceptos primarios de la ley natural: por ejemplo, el bien de “primer orden” dela vida no puede, en su opinién, ser deliberadamente atacado pata preser- Var el bien de “tercer orden” de la amistad con Dios. 6 En la reflexién éti- Cael triple orden deberfa ser dejado de lado como una esquematizaci6n Inelevante. - Ns. UES EL PLACER EL SENTIDO DE TODO ESTO? A Enel extremo opuesto, por asf decirlo, ala inyeccién por Tomas de ‘duino de consideraciones metaffsicas en la reconstruccién del discurso tgctico, esté el error caracterfsticamente moderno de tratar de encontrar forma de bienestar humano todavia més basica importante para el ombre que cualquiera de los siete valores basicos —a saber, alguna forma ‘ ST, UA, g, 64, a5 ad 3; a, 6 ad 2; Hl, q. 68,0. 11 ad 3. 126 LEY NATURAL Y DERECHOS NATURALES de experiencia (tales como ‘‘el placer”, o “la paz dela mente”, o "la libertag» considerada como la experiencia de “volar sin trabas”, etc.) 0 conjunto experiencias (tales como “la felicidad”, en el sentido comtn, informal, de esa palabra, 0 “la dicha”), Pero esta idea de que el placer, o cualquier otro sentimiento interior real-o imaginario; es el sentido de todo es err6nea: Hacg dela historia y dela antropologfa humanas algo sin sentido. Y, lo quees mag importante, simplemente identifica erréneamente dénde.esté lo que real. mente vale la pena. : Haga usted el experimento mental hébilmenite propuesto por Robert Nozick. 7 Suponga que usted puede conectarse a una“maquina de experjen. cias” que, estimulando su cerebro mientras usted yace flotando enun estan. que, le proporcionarfa todas las experiencias que usted.eligiese, con toda la variedad que usted pudiera desear (si desea alguna): pero.usted tiene que co. nectarse de por vida o no conectarse en-absoluto..Al reflexionar, {no est4 claro, en primer lugar, que usted no elegiria toda una vida de “intensas emo- ciones” o de.“‘estremecimientos placenteros” u otras experiencias de ese tipo? Pero, en segundo lugar, {no esté claro que uno no elegiria las experien- cias de descubrir un teorema importante, o de ganar un juego emocionante, ode compartir una amistad gratificadora, 0 de leer o escribir una gran nove- la, o incluso de ver a Dios... ni combinacién alguna de tales experiencias? El hecho, gno es verdad?, es que si uno fuera sensato no elegiria conectarse a Ja maquina de experiencias en alsoluto, Porque, como concluye correcta- mente Nozick, uno quiere hacer ciertas cosas (no sdlo tener la experiencia de hacerlas); uno quiere ser un cierto tipo de persona, a través.de Ja propia autodeterminaci6n y autorrealizacién auténticas, libres; uno quiere vivir (en el sentido activo) uno mismo, construyendo un mundo real a través de esa ~ biisqueda real de valores que inevitablemente implica construir la propia personalidad en y a través del propio compromiso libre con esos’ valores. La biisqueda y realizacion de cualquiera de los valores basicos se efec- tia en parte.a través de rutinas fisicas (muchas de las cuales, exitosamente consumadas, proporcionan més o menos placer fisico); y en parte a través de programas, esquemas y cursos de accién (cada uno de los cuales incluyeru- tinas fisicas, tiene un objetivo mds o menos especffico, y proporciona satis- faccién cuando se completa exitosamente). Pero la propia autodetermina- cién y autorrealizacién nunca estd consumada, nunca se completa exitosa Y definitivamente. Y nunca se realiza plenamente ni se completa definitiva- mente ninguno de los aspectos basicos del propio bienestar, Tampoco se ha" Ma un valor basico al final de 1a propia eleccién, actividad y vida, dela ma- 7 Anarchy, State and Utopia (Oxford: 1974), pgs. 42-5. Véase también Aristételes. B+ Eud,, 1, 5: 12162. CapfruLo V LAS EXIGENCIAS BASICAS DE LA RAZONABILIDAD PRACTICA Sumanl0: V.1, El bien dela razonabilidad préctica estructura nuestra bisqueda de bienes.— V.2. Un plan de vida coherente.— V.3, Ninguna preferencia arbitraria entre Ibs valores — V.4. Ninguna preferencia arbitraria entre las personas.— V.5. Desprendimiento y compromiso.— V.6. La relevancia (limitada) de las consecuencias: eficiencia, dentro delo razonable.— V.7. Respeto por todo valor bésico én todo acto.— V.8. Las exigen- cias del bien comtin.— V.9. Seguir la propia conciencia —V.10. El producto de estas exigencias: la moral— Notas. V.1. ELBIEN DE LA RAZONABILIDAD PRACTICA ESTRUCTURA NUESTRA BUSQUEDA DE BIENES No existe raz6n para dudar de que vale la pena procurar realizar cada uno de los aspectos basicos del bienestar humano. Pero son muchas las for- mas basicas de bien humano; yo he identificado siete. Y cada una de ellas puede ser participada, y promovida, en una variedad de maneras inagotable Ycon una inagotable variedad de combinaciones de énfasis, concentracién Y especializacién. Participar completamente en cualquier valor basico re~ quiere habilidad, o al menos un compromiso a fondo. Pero nuestra vida es Corta, Al abrir un horizonte de posibilidades atractivas para nosotros, nuestra Captacién de los valores basicos crea de este modo el problema para la de- Cisién inteligente, no lo responde: , Qué se ha de hacer? , Qué puede dejarse Sinhacer? ,Qué no se ha de hacer? No tenemos, en abstracto, ninguna raz6n Para dejar de lado alguno de los bienes basicos. Pero s{ tenemos buenas ra- Zones para elegir compromisos, proyectos y acciones, sabiendo que la elec- “ién efectivamente excluye muchos compromisos, acciones y proyectos al- Tnativos, que son razonables o posibles. Poder elegir entre el compromiso con la concentracién en un valor (por S“lemplo, la verdad especulativa) y el compromiso con otros, y entre un pro- Yecto inteligente y razonable (por ejemplo, cbmprender este libro) y otros za 132 LEY NATURAL Y DERECHOS NATURALES proyectos elegibles para dar forma definida a la propia participacig, valor seleccionado por uno, y entre una forma de llevar a cabo ese a y otras formas adecuadas, es el sentido primario en el que podemos ty nos tanto libres como responsables. Porque entre las formas biisicas de bien que no tenemos ninguna by raz6n para dejar de lado esté el bien de 1a razonabilidad practica, en a se participa precisamente dando forma a la propia participacién en log o bienes basicos, orientando los propios compromisos, la propia selecoj¢ i proyectos, y lo que uno hace al Ilevarlos a cabo. nde Los principios que expresan los fines generales de la vida humana p, adquieren lo que hoy se Ilamarfa una fuerza “moral” mientras no se aplican arangos definidos de proyectos, disposiciones 0 acciones, 0 a proyectos disposiciones 0 acciones particulares. Cémo entonces han de aplicarse es ¢ problema para larazonabilidad prdctica. La “ética”, tal comio ha sido conce. bidaclasicamente, es simplemente una expresién reflexiva de este problema y de las lineas generales de solucién que se han considerado razonables, una reflexién que versa tanto sobre la experiencia pasada como sobre el futuro posible. : . : jCémo puede saber uno que una decisién es razonable practicamente? Esta pregunta es el tema del presente capitulo. Los representantes clasicos de la ética (y de las teorfas de 1a ley natural) eran bien conscientes de este problema de los criterios y de las pautas de juicio. Ellos enfatizan que una respuesta adecuada a ese problema sdlo puede ser formulada por quien tiene experiencia (tanto de los deseos y pasiones humanas como de las condicio- nes dela vida humana) e inteligencia y un deseo derazonabilidad mas fuerte que los deseos que podrian ‘arrastrarla. Aun cuando, mids tarde, Tomés de Aquino distinguié claramente un tipo de principios prdcticos que él consi- deraba evidentes por sf mismos para cualquiera con experiencia einteligen- cia suficientes para comprender las palabras con quese formulan, élenfatias que los principios morales tales como los de los Diez Mandamientos so" conclusiones a partir de \os principios primarios evidentes por St miss que razonar hasta alcanzar tales conclusiones exige un buen juicio, ¥ ae _ hay muchas otras normas morales mas complejas y particulares qu° rh "i seguirse y muchos juiciosy decisionés morales que han de hacers®, to resi ales exigen un grado de sabidurfa practica que (dice 61) pocos hom hecho poseen: II.3, mas arriba. : Ahora, podrfa decir uno, est4 muy bien para Aristételes so! 6lo puede ser satisfactoriamente explicada por quienes y : ry ge perimentados y sabios y realmente poseen habitos buen ‘amar. tenet quell iene (095b 5-13; X, 9; 1179b 27-30. LAS EXIGENCIAS BASICAS DBLARAZONABILIDAD PRACTICA 133, robable que Se hallen estas caracterfsticas en sociedades que ya po- foe ras de conducta suficientemente correctas, *y que la moral popular ee sociedades (en cuanto cristalizada y detectable en su lenguaje de a dereprobacién, y en sus tradiciones de sabidurfa popular) es un in- ; ador generalmente correcto para la elaboracién de la ética. 3 El puede eile que lo que es cotrecto y moralmente bueno simplemente es visto ej hombre que es prudente y:moralmente bueno (el phronimos, 0 tam- pign el spoudaios), * y que lo que un hombre as{ piensa y hace es el criterio gla terminologia adeouada y delas conclusiones correctas en la ética (y en apolitica). § Tales afirmaciones dificilmente pueden ser negadas. Pero di- ficilmente son titiles para quienes se preguntan si su propia opinién sobre lo wae ha de hacerse es razonable 0 no. La nocién de “el medio”, por la cual Aristoteles es quizds demasiado conocido, parece asimismo ser precisa pero no muy util (aunque su clasificacién de las palabras valorativas indudable- mente sirve como un recordatorio de las dimensiones del problema moral). Porque, ,cudles “el medio y lo excelente, que es caracteristico dela virtud”? Es “sentir [ira, piedad, deseo, etc.] cuando uno debe, y en relacién con los objetos y personas que uno debe, y con los motivos y en la forma que uno debe...” 6 No tenemos una orientacién més precisa que ésta? En los dos milenios desde que Platén y Aristételes iniciaron la inves- tigacién formal sobre los contenidos de la tazonabilidad practica, Ja tefle- xi6n filos6fica ha identificado un nimero considerable de exigencias de mé- todo en el razonamiento practico. Cada una de estas exigencias ha sido tratada por algunos filésofos, a decir verdad, con un respeto exagerado, como si fuera la tinica exigencia controladora y conformadora. Porque, del mismo modo que concada una de las formas basicas de bien, cada una dees- tas exigencias es fundamental, inderivada, irreductible, y de aqui que es sus- ceptible de parecer la mas importante cuando se centra en ella Ja atencién. Cada una de estas exigencias se refiere a lo que uno debe hacer, o pen- sar, 0 ser, si ha de participar en el valor bésico de la razonabilidad practica, q gue vive a Ja altura de estas exigencias es de este modo el phronimos de Atistételes; posee la prudentia de Tomés de Aquino; son exigencias de ra- Zonabilidad o sabidurfa prdctica, y no vivir a Ja altura de ellas es irracional. eto, en segundo lugar, la razonabilidad es un‘aspecto basico del bienestar 2 Et. Nic., X, 9; 1179b 27-1180a 5. cle. V9 Mic, VI, 5: 1140a 24-25; I, 5: 1105b 30-31; IM, 6: 11158205 IT, 10:11176 32; +H 25 173a 1, g Fe Mc., VI, 11: 1143a 35-1143b 17. ms un X, 10: 1176a 17-18; eft, Hl, 6: 1113n33; IX, 4: 1166a 12-13: véase también 4, a b Mie. I, 6: 1106b 21-24. a 134 LEY NATURAL Y DERECHOS NATURALES humano y a la vez se refiere a la participacién de cada uno en todos log (otros) aspectos bisicos del bienestar humano. De aquf que sus exigencig se refieren a la plenitud de bienestar (en la medida en que cualquier Persona) puede disfrutar tal plenitud de bienestar en las circunstancias de toda gy vida). De modo que quien vive a la altura de estas exigencias es también, ad spoudaios (hombre maduro) de Aristételes, su vida es eu zen (vivir-bien) y,. amenos que las circunstancias le sean muy adversas, podemos decir que DO see la eudaimonia de Aristételes (la plena realizaci6én o bienestar omniabay cante y completo —no exactamente traducible como “felicidad”), Pero, en. tercer higar, las formas basicas de bien son oportunidades de ser; mientrag més plenamente participa un hombre en ellos més es él lo que ‘puede ser, Y para este estado de ser plenamente lo que uno puede ser, Aristételes ado, el término physis, que fue traducido al latin como natura (cfr. X10.1, még. adelante). Asi Tomas de Aquino dir que estas exigencias son exigencias no s6lo de la razén y de la bondad, sino también (por implicacién) de la natu: raleza.(humana): If.4, mds arriba, . De este modo, hablando muy resumidamente, podriamos decir que la exigencias a las que ahora atenderemos expresan “el método de la ley natu. ral” para elaborar la “ley natural” (moral) a partir de los primeros “princi-. pios de la ley natural” (pre-morales), Utilizando sélo la terminologfa mod na (ella misma de significado incierto) de “la moral”, podemos decir que siguientes secciones de este capitulo versan sobre Jos tipos de razones por las que (y de este modo las formas en que) hay cosas que moralmente (no) deben hacerse. V.2. UNPLAN DE VIDA COHERENTE En primer lugar, entonces, deberfamos recordar que, aunque corres- ponden a impulsos e inclinaciones que pueden hacerse sentir con anterior dad a cualquier consideracién inteligente sobre lo que merece Ja pena bus car, los aspectos basicos del bienestar humano sélo son discernibles pat quien piensa en sus oportunidades, y por ende sélo son realizables por quiel dirige, atiende y controla sus instintos, inclinaciones e impulsos; de mant 1a inteligente. En su forma mds completa, por lo tanto, la primera exigencia d@ larazonabilidad practica es lo que John Rawls lama un plan de vida raci0 nal. 7 Implicita o explicitamente uno debe tener un conjunto arménico & Propésitos y orientaciones, no como los “planes” o “an teproyectos” det .tillos en el aire, sino como ‘ i i | compromisos efectivos. (jNo se confunds 1 Theory of Justice, pags. 408-23, en a te je," Final Good in Aristotle's Ethics” 1963), Gh ooo a exminologta de W. F.R. Hard 60, Philosophy, 277, LAS EXIGENCIAS BASICAS DELA RAZONABILIDAD PRACTICA 135 adopcién de un conjunto de compromisos personales 0 sociales basicos con el proceso, imaginado por algunos filésofos contempordneos, de “elegir los valores basicos”!). Es irrazonable vivir s6lo de momento en momento, si- uiendo los antojos inmediatos, o simplemente dej4ndose llevar. Es tam- pién irracional dedicar la propia atencién exclusivamente a proyectos espe- cfficos que pueden ser llevados a cabo de manera completa simplemente desplegando medios definidos para objetivos definidos. El compromiso con laprdctica de la medicina (por amor ala vida humana), 0 con el trabajo aca- démico (por afnor ala verdad), 0 con cualquier profesi6n, o con el matrimo- nio (por amor a la amistad y a los hijos)... todos ellos exigen tanto orientar como controlar los impulsos, y acometer proyectos especfficos; pero tam- bién exigen reorientar las inclinaciones, reformar los hébitos, abandonar proyectos viejos y adoptar otros nuevos, segiin lo exijan las circunstancias, y, Sobre todo, armonizar todos los compromisos profundos de cada uno—para lo cual no hay receta o anteproyecto, pues los aspectos basicos del bien hu- mano no son como los objetivos definidos de los proyectos particulares, sino que se participa en ellos (véase II1.3, mas arriba). : Como dice Rawls, esta primera exigencia consiste en que deberiamos “ver nuestra vida como un todo, las actividades de un svjeto racional desple- gadas en el tiempo. La mera posicién temporal, o la distancia respecto' del presente, no es una razon’ para preferir un momento a otro”. 8 Pero puesto que la vida humana est4 de hecho sometida a toda-suerte de contingencias imprevisibles, este esfuerzo por “ver” nuestra vida como un todo es un es- fuerzo racional solamente si se mantiene en el nivel delos compromisos ge- nerales, y de la armonizaci6n entre ellos, No obstante, generalidad no es va- ciedad (como uno puede confirmar por's{mismo contrastando cualquiera de las formas basicas de bien, que tal como se formulan en los principios prac- ticos “sustantivos” son bastante generales, con sus opuestos). Asf, en cada €poca, los hombres sabios han aconsejado “en todo lo que hagas recuerda tus tiltimos dfas” (Eclesidstico 7:36), no tanto para enfatizar la importancia de la hora de Ja muerte en relacién con una vida futura, sino més bien para establecer Ja perspectiva adecuada para clegir cémo vivir la propia vida pre- Sente. Porque, desde el punto de vista imaginado y postulado heurfsticamen- te del momento atin desconocido de la propia muerte, uno puede ver que Muchas clases de elecciones serfan irracionales, un desperdicio de oportu- Ridades, sin sentido, un fracaso, una vergiienza. Asf la parabola cristiana del Ombre que dedicé todas sus energfas a acumular riquezas, con vistas nada = ‘que a gastarlas en comer y beber, logra su finalidad “moral” apelando 4 inteligencia por la que discernimos la necedad: “jNecio! Esta noche te 8 Theory of Justice, pag. 420. 136 LEY NATURAL Y DERECHOS NATURALES exigiran tu vida. {Entonces de quién serd la riqueza que has acumuladgps (Lucas 12:20). El contenido y significacién de esta primera exigencia se entendars mejor ala luz de las otras exigencias. Porque en realidad todas las exigeni estén interrelacionadas y pueden considerarse unas como aspectos de lag otras, . V.3. NINGUNA PREFERENCIA ARBITRARIA ENTRE LOS VALORES En seguida, no se debe dejar de lado, 0 exagerar 0 descartar arbitraria. mente, ninguno de los valores humanos bisicos. Cualquier compromiso eon, un plan de vida coherente va a implicar algiin grado de concentracién en ung o algunas de las formas bisicas de bien, a costa, temporal o permanentemen. te, de otras forinas de bien: IV.4. Pero el compromiso sera racional sélo's, se basa en Ja valoracién por cada uno de sus propias capacidades, circung. tancias, y aun de sus gustos. Seré irrazonable si se basaen la desvalorizaciéy: de cualquiera de las formas basicas de excelencia humana, o si se basa en una sobrevaloracién de esos bienes meramente derivados o complementa- tios oinstrumentales como la riqueza o las “oportunidades” o de esos bienes. meramente secundarios y condicionadamente valiosos como.la reputacién o (enun sentido diferente de secundariedad) el placer. , Algtin académico puede tener poca capacidad para la amistad o gusta lepoco, y puede sentir que la vida no tendria sabor alguno para él si selein pidiera proseguir su compromiso con el conocimiento. De todas formas, se- ria irrazonable de su parte negar que, objetivamente, la vida humana (dejando aparte totalmente la biisqueda de la verdad y el conocimiento) yla amistad son buenas en si mismas. Una cosa es tener poca capacidad o inch so ningtin “gusto” respecto de la academia, o la amistad, o el herofsmo fis c6, ola santidad; otra cosa por completo distinta, y estipida o arbitraria, es pensar o hablar u obrar como si éstas no fueran formas reales de bien. Asi, al comprometerse-uno con un plan de vida racional, y al interae tuar con otra gente (con sus propios planes de vida), unono debe usar la “teo- ria parcial de lo bueno” (“thin theory of the good”) de Rawls. En benefici0 de una imparcialidad “‘democritica” 9 entre concepciones divergentes bien humano, Rawls insiste én que, al seleccionar los principios de Ja just cia, uno debe considerar como bienes primarios solamente la libertad, oportunidades, la riqueza y la autoestima, y que uno no debe atribuir V8 intrinseco a tales formas basicas de bien como la verdad, 0 el juego, © ela “fl ‘ola amistad. Rawls no ofrece una razén satisfactoria para esta demacraciol > Chr. Theory of Justice, pag, 527. LAS EXIGENCIAS BASICAS DELA RAZONABILIDAD PRACTICA 137 toa ol bien humeno, Me hay ninguna taz6n satisfactoria disponible: la seorta parc e » inte razonable para muchos hombres logit 20 comprometerse con ninguna btisqueda real del conocimiento, y es pastante inrazonable para uni académico-gobernante o para un académico- adre exigir que todos sus sibditos: ° hijos se conformen quiéranlo ono con jos modos y patrones de excelencia que él elige y dispone para s{ mismo. Peroes atin mas irrazonable para cualquiera negar que el conocimiento es yy debe ser tratado como) una forma de excelencia, y que el error, la ilusién, 1a confusion, la supersticién y la igniorancia son males que nadie debiera de- sear, ointentar, o fomentar en si mismo 0 en otros. Si un gobernante (VIIL5) oun padre o cualquier individuo que se auto-dirige considera la verdad o la amistad 0 el juego o cualquiera de las otras formas bdsicas de bien como si no tuvieran importancia, y nunca se pregunta si su plan o sus planes de vida toman en cuenta razonablemente la participacién en esos valores humanos intrinsecos (y la evitacién de sus opuestos), entonces puede ser acusado con propiedad tanto de irracionalidad como de atrofiarse o mutilarse a si mismo yaaquéllos bajo su cuidado. V.4, NINGUNA PREFERENCIA ARBITRARIA ENTRE LAS PERSONAS: En seguida, los bienes basicos son bienes humanos, y pueden en prin- cipio ser buscados, realizados y participados por cualquier ser humano. La sobrevivencia de otra persona, su adquisicién de conocimientos, su creati- Vidad, su plena realizacién, pueden no interesarme, pueden no preocupar- me, pueden en cualquier caso estar més alld del alcance de mi poder. ,Pero tengo yo alguna razdn para negar que son realmente bienes, o que son ob- Jetos dignos del interés; la preocupacién y el favor de ese hombre y de todos Os que tienen que ver con é1? Las cuestiones de Ja amistad, la colaboracién, ‘4mutua ayuda y 1a justicia son el tema de los préximos capitulos. Aqui no Necesitamos preguntar éxactamente quién es responsable por el bienestar de uién: yéase VIL.4, Pero podemos afiadir, a la segunda exigencia, que es la ‘parcialidad fundamental en el reconocimiento de cada una de las formas Icas de bien, una tercera exigencia: la imparcialidad fundamental entre °S sujetos humanos que son o pueden ser participes de esos bienes. Po, Mi propio bienestar (que, como veremos, incluye una preocupacién Tél bienestar de otros, mis amigos: VI:4; pero no consideremos esto de eign 9) es razonablemente lo primero que reclama mi interés, preocupa- oe, Stuerzo. {Por qué puedo considerarlo asf? No porque sea de mayor Yar at® el bienestar de otros; simplemente porque es mfo: Ja inteligencia cho @omabilidad no pueden encontrar ningtin fundamento en el mero he- “que A es A y no es B (de que yo soy yo y no soy tt) para valorar de Modo gi . "do diferente su (nuestro) bienestar. No: la nica razén para que yo pre- 138 LEY NATURAL Y DERECHOS NATURALES fiera mi bienestar es que séio a través de mi participacién en los bienes ba. sicos, una participacién que se determina por sf misma y se realizaa sf mis. ma, puedo yo hacer lo que la razonabilidad sugiere y exige, viz. favorecer y realizar las formas de bien humano indicadas pot los primeros principios de la raz6n practica. Hay, por lo tanto, un campo razonable para Ja autopreferencia. Pero aun teniendo eso totalmente en cuenta, esta tercera exigencia sigue en pie como una critica mordaz contra el egoismo, los argumentos especiosos, ef doble rasero, la hipocresfa, la indiferencia (“pasar de largo”) ante-el bien de otros a quienes uno podrfaayudar facilmente, y todas las otras miiltiples for- mas de prejuicio egofsta individual ode grupo. Tan asf son las cosas que mu- chos han procurado fundar la ética practicamente por completo en este prin- cipio de la imparcialidad entre las personas. En la discusi6n filoséfica moderna, el principio se expresa regularmente como una exigencia de que los propios juicios morales y preferencias sean universalizables. La expresin no-filoséfica clasica de la exigencia es, por supuesto, la asf Hamada Regla de Oro-formulada no sélo en el evangelio cristiano sino también en los libros sagrados de los judfos, y no sdlo mediante férmulas di- dacticas sino también mediante el Jamamiento moral de la historia sagrada y de la parabola. No hubo necesidad de sacar la moraleja, ni de tradiciones especiales de educacién moral, para que el rey David (y cualquier lector de Janarraci6n de su confrontacién con el profeta Natén) captara el cardcterra- ‘cionalmente concluyente de la analogfa de Natdn entre la apropiacién dela oveja del hombre pobre por el hombre rico y Ia apropiacién de la mujer de ‘Urfas el Hitita por el rey, y por ende la necesidad racional de que el rey ex- tendiera a sf mismo su condena del hombre rico. “Ti eres el hombre” (2Sa- muel 12:7). __ “Haz por (0 a) los otros lo que querrfas que ellos hicieran por (02) a. “Ponte en los zapatos de tu préjimo”. “No condenes a los otros por lo quet! mismo estas deseoso de hacer”. “No impidas (sin una razén. especial) los otros conseguir para sf mismos lo que ti ests intentando cofiseguir paral - Estas son exigencias de la raz6n, porque ignorarlas es'ser arbitrario entre los diversos individuos. 7 5 __ Peto, gcudles son los limites de la autopreferencia razonable, deladis- criminacién razonable en favor de mf mismo, de mi familia, de mi(s) s po(s)? En las tradiciones de reflexién griega, romana y cristiana, s¢ aborda ba esta cuestin mediante el instrumento heuristico.de adoptar el punto. bet las pantaa; los principios de justicia, de alguien que observa la - Ee ae asuntos humanos y que tiene los intereses de cada me ‘0 = eee ae igualmente presentes y los toma igualmente a , r ideal”. Un “espectador” imparcialmente benevol®! LAS EXIGENCIAS BASICAS DE LA RAZONABILIDAD PRACTICA 139 ate tP0 condenaria algunas pero no todas las formas de autopreferencia, y as pero 0 todas las formas de competencia: ‘VIL3-4, més abajo. Elins- © yento hewristico ayuda acada uno a alcanzar la imparcialidad entre los ssibles sujetos del bienestar humano (las personas) ya excluir el mero pre- inicio en el propio razonamiento practic, Le permite a uno ser imparcial, ambien, frente ala inagotable multitud de los planes de vida que los distin- tosindividuos pueden elegir. Pero, desde luego, no sugiere “imparcialidad” ante los aspectos basicos del bien humano. No Jo autoriza a uno para dejar delado la segunda exigencia de la raz6n practica por indiferencia ante la muerte y la enfermedad, por preferir la basura al arte, por favorecer el con- suelo de la ignorancia y de la ilusién, por reprimir todo juego como indigno del hombre, por alabar el ideal de la autoexaltacién y condenar.el ideal dela amistad, o por tratar la bisqueda dea fuente y el destino viltimos de las cosas como algo sin importancia o como un instrumento del arte de gobernar o un juguete reservado para gente acomodada... : Ahf esté el contraste entre el instrumento heuristico clasico del punto de vista benevolentemente divino y los instrumentos modemos equivalen- tes para eliminar el mero prejuicio, sefialadamente el concepto heuristico del contrato social. Consideremos la elaboracién por Rawls de la estrate- gia del contrato social, una elaboracién que muy pronto revela el objetivo de esa estrategia como medida e instrumento de esa exigencia de la razon practica que es la imparcialidad interpersonal. Cada caracteristica de la construccion de Rawls estd disefiada para garantizar que si un supuesto prin- cipio de justicia serfa aceptado undnimemente, detras del “velo de la igno- Tancia”, en la “Posicién Original”, entonces tiene que ser un principio que ¢s equitativo e imparcial entre las personas. El instrumento heuristico de. Rawls es de este modo de alguna utilidad para cualquiera que esté preocu- pado por la tercera exigencia de Ja razonabilidad practica, y para someter a Prueba sus implicaciones. Por desgracia, Rawls desatiende la segunda exi- 8encia de la razonabilidad prdctica, esto es que cada bien humano bisico o inttfnseco sea tratado como un bien basico e intrinseco. Las condiciones de laPosicion Original son disefiadas por Rawls para garantizar que ningin Mincipio de justicia favorecera sistematicamente ningiin plan de vida sélo Porque ese plan de vida participe mds plenamente en el bienestar humano ‘eatin alguno o todos sus aspectos basicos (e.g. por favorecer el conocimien- © por sobre Ja ignorancia y la ilusi6n, el arte por sobre la basura, etc.). ., Y simplemente no se sigue, a partir del hecho de que un principio ele- Sido en la Posicién Original serfa imparcial y equitativo entre los‘indivi- oa, que un principio que no sea elegido en la Posicién Original tiene que weal potativo © que no sea un principio adecuado de Justicia en el mundo “*Orque en el mundo real, como el mismo Rawls admite, la inteligencia 140 LEY NATURAL Y DERECHOS NATURALES puede discernir valores bisicos intrinsecos y sus apne Con la con, dicién de que hagamos las distinciones mencionadas en fa § a Pree. dente, entre los principios practicos bésicos y las eee ay ements dal gusto, inclinacién, habilidad, etc., podemos yy la razon no: °x ge) favor las formas basicas de bien y evitar y,desincentivar sus contratios, Al obra asi no estamos mostrando ningtin favorecimiento incorrecto de los indivi duos en cuanto tales, ninguna “acepcién de personas’ seams ningtin prejuicio egofsta individual o de grupo, ninguna parcialida contrat alg Regla de Oro 0 a cualquier otro aspecto de esta tercera exigencia dela raz6q practica: véase VII.5-6, mas adelante. V.5, DESPRENDIMIENTO Y COMPROMISO Las cuarta y quinta exigencias de la razonabilidad practica son estre- chamente complementarias tanto entre si como respecto dela primera xi, gencia, la de adoptar un plan de vida, un orden de prioridades, un coxjjunto de compromisos bdsicos, coherentes. Conel fin de estar suficientemente abiertos a todas las formas bisicas de bien en todas las cambiantes circunstancias a lo largo de la vida, y en to- das Jas relaciones, a menudo imprevisibles, de cada uno con otras personas, y en todas las oportunidades que cada uno tiene de hacer realidad el bienes- tar de los demas o de aliviar los infortunios, uno debe tener cierto despren- dimiento respecto de todos los proyectos especificos y limitados que asume, No bay ninguna buena raz6n para adoptar, ante cualquiera de los objetivos particularés de cada uno, una actitud tal que uno considerarfa su propia vida privada de sentido si el proyecto fracasara y el objetivo se escapasé de las manos. Una actitud asi devaliia irracionalmente y trata como sin séntido I bien humano basico que es la autodeterminacién auténtica y razonable, un bien en el que uno participa con sentido simplemente por tratar de hacer algo sensato y que vale Ja pena, sea o no que ese proyecto sensato y que vale la pena termine en nada. Por otra parte, a menudo se producen claras y nega {vas consecuencias por sucumbir a la tentacién de darle a un proyecto pat ticular el significado decisi n irrazonable 0 el rechazo de “verse comprome simplemente la exigencia de que una vez 10 Theory of Justice, pag. 328, LAS EXIGENCIAS BASICAS DE LA RAZONABILIDAD PRACTICA 141 ios Jos propios compromisos generales uno no debe abandonarlos alali- esa (pues obrar asf significarfa, en el caso extremo, que uno nunca Jograrfa ;cipar realmente en alguno de los valores basicos). ¥ esta exigencia de fidelidad tiene un aspecto positivo. Uno debiera estar buscando creativa- te nuevas y inejores formas de llevar a cabo los Propios compromisos, enlugar derestringir los propios horizontes y esfuerzos a los proyectos, mé- todos y rutinas con que uno esta familiarizado, Tal creatividad y desarrollo muestra que una persona, o una sociedad, est4 realmente viviendo en el plano deunprincipio préctico, no meramente en el plano de las reglas convenciona- Jesde conducta, de experiencia, de método, etc., cuyo real atractivo no apela alasazén (la cual pondrfa al descubierto sus insuficiencias) sino ala com- placencia infrarracional del habito, del mero impulso a la conformidad, etc. Y.6, LA RELEVANCIA (LIMITADA) DE LAS CONSECUENCIAS:, EFICIENCIA, DENTRO DE LO RAZONABLE La sexta exigencia tiene obvias conexiones con la quinta, pero introdu- ce un nuevo rango de problemas para la raz6n practica, problemas que van al coraz6n de 1a “moral”. Porque se trata de la exigencia de que uno cause elbien en el mundo (en su propia vida y en las vidas de los dem4s) mediante acciones que sean eficientes para alcanzar sus propésitos (razonables). Uno no debe desperdiciar sus propias oportunidades por utilizar métodos inefi- cientes, Las acciones de cada uno deberian ser juzgadas por su efectividad, por suadecuacién para su prop6sito, por su utilidad, por sus consecuencias... Hay un rango amplio de contextos en los que es posible y del todo ra- zonable calcular, medir, comparar, pesar y valorar las consecuencias de de- cisiones alternativas. Cuando hay que hacer una eleccién es razonable pre- ferir el bien humano al bien de los animales. Cuando hay que hacer una eleccién es razonable preferir los bienes humanos basicos (como la vida) a los bienes meramente instrumentales (como la propiedad), Cuando el dafio ¢s inevitable, es razonable preferir un golpe a una herida, una herida a una Mutilacién, una mutilacién a la muerte: i.e. el dafio menor antes que el ma- Yorauno-y-el-mismo bien basico en uno-y-el-mismo caso. Cuando una for- ma de participar en un bien humano incluye a la vez todos los aspectos y efectos buenos de su alternativa, y mas, es razonable preferir esa forma: un Medicamento que a la vez alivia el dolor y cura ha de ser preferido al que “implemente alivia el dolor. Cuando una persona o una sociedad ha creado najerarquia personal o social de orientaciones y de normas practicas, a tra- “8 de una eleccién razonable de compromisos, uno puede en muchos casos i Tazonablemente los beneficios y las desventajas de las alternativas. Considérese un hombre que ha decidido convertirse en un académico, ° Na sociedad que ha decidido ir a la guerra). Cuando uno considera objetos 142 LEY NATURAL Y DERECHOS NATURALES 0 actividades respecto de las cuales existe razonablemente un mercado, ¢| mercado provee un denominador comin (la moneda) y posibilita hacer ung comparacién de precios, costos y beneficios. Cuando hay técnicas 0 mediog alternativos para conseguir objetivos determinados, el andlisis de costos y beneficios hard posible un cierto rango de comparaciones razonables entre esas técnicas o medios, Para un rango amplio de preferencias y de necesida- des, es razonable para un individuo o una sociedad procurar maximizar la satisfaccién de esas preferencias o necesidades. Pero esta sexta exigencia es s6lo una entré varias. La primera, segunda y tercera exigencias exigen que al procurar maximizar la satisfaccién de las preferencias uno descarte las preferencias de, por ejemplo, los sddicos (que siguen los impulsos del momento, y/o no respetan el valor de la vida, y/o no universalizan sus principios de accién con imparcialidad). La primera, ter- ceray (como veremos) séptima y octava exigencias exigen que el anilisis de costos y beneficios se sittie dentro de un marco que excluya cualquier pro- yecto que implique determinadas muertes intencionales, fraudes, manipula- ciones de la personalidad, etc. Y la segunda exigencia exige que uno reco- nozca que cada uno de los aspectos basicos del bienestar humano es igualmente basico, que ninguno es objetivamente mas importante que cual- quiera de los otros, y por ende que ninguno puede proporcionar un denomi- nador comtin o un patrén dé medida tinico para valorar Ja utilidad de todos los proyectos: son inconmensurables, y cualquier cAlculo de consecuencias que pretenda conmensurarlos es irracional. En cuanto estrategia general de razonamiento moral, el utilitarismo 0 el consecuencialismo son ixracionales. El utilitarista o (mas en general) el consecuencialista pretende que (i) uno deberia elegir siempre el acto que, hasta donde uno alcanza a ver, producird el mayor bien neto total y al largo plazo (“utilitarismo del acto”); o que (ii) uno deberia elegir siempre de acuerdo con un principio o regla cuya adopcién prodiciré el mayor bien neto total y al largo plazo (“utilitarismo de Ia regla””). Cada una de estas afit- maciones es no tanto falsa como sin sentido (en un sentido de “sin sentido’ que ser explicado en breve). Porque no puede darsele ningiin sentido vero- simil, aqui, a 1a nocién de un “mayor bien neto”, ni a cualesquiera nociones andlogas alternativas tales como “las mejores consecuencias”, “un mal me nor”, “el menor daiio neto” 0 “ui mayor saldo de bien respecto del mal qué el que cabrfa esperar de cualquier accién alteinativa disponible”. , Por supuesto, las teorfas éticas modernas se distinguen de las teats anteriores de la manera més obvia precisamente por su adopcién del métode consecuencialista. Asi que la pretensién de que cualquier método deese HP €s irracional puede provocar los recelos del lector. Ahora bien, hay mee caracteristicas del método consecuencialista que son arbitrarias 0 imp! LAS EXIGENCIAS BASICAS DELA RAZONABILIDAD PRACTICA 143 cables menciono algunas de ellas brevemente, mis adelante en esta sec- cién. Pero el problema fundamental es que el imperativo metodolégico de maximizar el bien (los bienes) es irracional. Y es importante advertir que tairracionalidad no es meramente la irrazonabilidad de adoptar un méto- dode hecho impracticable. EI método consecuencialista es en verdad im- racticable, y lo es notoriamente, Pero més que eso, su imperativo metodo- iégico de maximizar el bien es un sin sentido. Es decir, es un sin sentido de Jamisma manera en que es un sin sentido tratar de sumar el tamaiio de esta gina, el niimero seis y la masa de este libro. “Bl bien” o “los bienes” podrian ser medidos y computados de la ma- nera exigida por la ética consecuencialista sélo si (a) los seres humanos tu- yieran una meta o funciéntinica, bien definida (un “fin dominante”), 0 (b) Jas metas divergentes que los hombres de hecho persiguen tuvieran un factor comin, tal como “la satisfaccién del deseo”. Pero ninguna de estas dos con- diciones se cumple. Sdlo un fandtico inhumano piensa que el hombre esta hecho para un solo fin o para realizarse slo de una manera. Si una persona teligiosa dice que el hombre esta hecho simplemente para la gloria de Dios, osimplemente para la vida eterna en amistad con Dios, tenemos quereplicar preguatando si acaso la gloria de Dios no puede manifestarse en cualquiera delos muchos aspectos de la plena realizacién humana, si acaso estos aspec- tos no son todos igualmente fundamentales, si acaso el amor de Dios no pue- de por ende adoptar, y expresarse en, cualquiera de los inagotablemente mu- chos planes de vida que se conforman con las exigencias expuestas en este capitulo, las cuales son exigencias de un amor razonable hacia esas cosas que pueden ser amadas humanamente (con humanidad): véase XIIL.5, mas adelante. Si, en el otro extremo; alguien sostiene que todos y cada uno de los deseos humanos tienen el mismo derecho prima facie de ser satisfechos, de modo que el significado univoco de “bien” (en el imperativo metodoldégico Consecuencialista) es “‘satisfaccién del deseo”, debemos repetir que esto no tiene ninguna verosimilitud en absoluto para nadie que reflexione seriamen- esobre los principios basicos de su inteligencia practica. ,Quérazén puede ‘ho encontrar para negar que la verdad (y el conocimiento) es un bien? ,Qué Taz6n, enitonces, puede encontrarse para tratar el deseo de alguien que quiere Tantener ala gente en la ignorancia como un deseo que incluso prima facie ie tanto derecho a la satisfaccién como el deseo de alguien que ama elco- oF aes {Por qué deberfa alguien que desea (como los consecuencialis~ tr 2 viamente desean) regular su conducta por la razonabilidad practica otros) do de igual valor el deseo (que él puede encontrar en simismooen ria ee Vivir de acuerdo con el puro capricho, o de acuerdo con a progra- loptado y amado por su pura arbitrariedad? Y podemos hacer la misma ‘8unta en relacién con todos esos deseos que se centran en la muerte, el 144 LEY NATURAL Y DERECHOS NATURALES dolor, la tristeza, la vileza, el odio y la destruccién de los demés, la incohe. rencia, y cualquier otra forma de ruina humana. Estos males pueden abrazados, como si fueran bienes intrinsecos, por personas que alguna y, los aceptaron sélo como medios para ciertos fines y cuyas Personalidad, fueron torcidas por su mal obrar. Decir que quien da cabida a estos deseos esta “mentalmente enfermo” (y de ahi que no ha de ser contado en e] gran calculo de satisfacciones) es, demasiado a menudo, una simple forma de ha. blar que oculta una valoracién moral realizada tdcitamente sobre bases no consecuencialistas. . Ya he analizado y rechazado (IV.5) la opinién de que el placer o cual. quier otra forma definible de experiencia puede proporcionar el bien huma. no homogéneo y completo que el consecuencialista necesita ser capaz de identificar antes de empezar a calcular un bien maximo neto. A mi andlisis anterior afiado los siguientes dos puntos. Primero: los intentos de definire| bien” (para los propésitos del célculo) en términos de gozo, satisfaccién, fe- licidad y deseo tienen que suponer que “los disvalores” como el dolor yla frustracién se relacionan con sus opuestos valorados como el frio se relacio- na con el calor, viz. como sélo un nivel bajo del valor, en una y lamismaes- cala. Pero esta suposicién de conmensurabilidad es bastante inverosimil. Asi algunos consecuencialistas han estado interesados por maximizar los 8020S, etc., mientras otros han estado interesados por minimizar los dolores, etc, Resulta temerario presumir que estos dos enfoques pueden armonizarse restando los disvalores a los valores, para llegar a un “bien neto maximo (0 mayor)” o a un “mal neto minimo (o menor)”, Al: gunos consecuencialistas estaban tan conscientes de esta desagradable inconmensurabilidad del bien y del:mal que sostuvieron que los resultados buenos eran moralmente int levantes: su imperativo metodoldgico (“utilitarismo negativo”) era elegirel . acto (0 la tegla) que causara el mal menor. Segundo: los deseos, los go205 ~ y las satisfacciones, aun cuando depurados para excluir aquellos opuestos 4 las formas basicas de bien humano, parecen diferir en especie, tanto com? en grado. Uno puede comparar la fuerza y el grado de su deseo de tomar aho- Tauna taza de té con su deseo de tomar ahora una taza de. café, yel grado de gozo 0 las satisfacciones Tespectivas. ;Pero cémo puede compararse Cut quiera de esos deseos y su Satisfaccidn con él deseo de ser un excelente a | démico, un abogado diestro, un buen padre, un verdadero amig En ‘Pocas palabras, no puede hallarse ningin significado: determinad para el término “bien” que Permita realizar alguna conmensuracién 0c" lo para resolver aquellas cuestiones basicas de la razén practica quel mos cuestiones “morales”, De aqui que, como he dicho, el imperativ? ve todolégico consecuencialista de maximizar el bien neto es un sin sent 7 7 modo semejante a como es un sin sentido tratar de sumar la cantidad LAS EXIGENCIAS BASICAS DE LA RAZONABILIDAD PRACTICA 145 afio de esta pagina, la cantidad del nimero seis y la cantidad dela masa de este libro. Cada una de estas cantidades es una cantidad y por tanto tiene en comin con las otras la caracterfstica de que, acerca de cada una, uno puede sensatamente preguntar “gcudnto?”. De manera semejante, cada uno de los aspectos basicos del bien humano es un bien y por tanto tiene en comtin con Jos otros la caracteristica de que, acerca de cada uno, uno puede sensatamen- te preguntar “es esto algo que de alguna manera yo deberfa conseguir/ha- cet/ser?”. Pero las diferentes formas de bien, como las diferentes clases de cantidad, son objetivamente inconmensurables. Uno puede adoptar un sis- tema de pesos y medidas que ponga las tres clases de cantidad en una tela- cin reciproca (puede haber seis veces mas pulgadas cuadradas en esta pagina que las onzas de peso de este libro, o 600 veces mas milimetros cuadrados | que kilogramos, o...). Pero adoptar un sistema de pesos y medidas no se pa- rece ennadaa llevar a cabo un cémputoen términos del sistema. De manera semejante,-uno puede adoptar un conjunto de compromisos que ponga los valores basicos en una relacién reciproca suficiente para permitirle a uno elegir proyectos y, en algunos casos, para emprender un anilisis de costos y beneficios (o de maximizacién de las preferencias u otro andlisis similar) con alguna probabilidad de lograr una “mejor solucién” determinada. Pero Jaadopcién de un conjunto de compromisos, por un individuo o una socie- dad, no se parece en nada a llevar a cabo un cdlculo de bienes conmensura- bles, aunque deberia estar controlada por todas las exigenciasracionales que estamos analizando en este capitulo, y por tanto estd lejos de ser ciega, ar- bitraria, errdtica, o indiscriminada. El consecuencialismo es arbitrario bajo varios otros aspectos. Y nueva- ‘trariedad no es una cuestion de mera “impracticabilidad” que mente esta atbit erarse las limitaciones hu- pueda superarse “en principio”, i.e. si pudieran sup' manas, Por ejemplo, el consecuencialismo no proporciona ninguna raz6n para- preferir el altruismo al egofsmo 0 ala preocupacién exclusiva por la propia fs o iglesia, Jeremy Bentham: oscilé y no dio una familia o partido o clase o pai respuesta clara durante sesenta afios sobre si su utilitarismo habfa de maxi- mizar sui propia felicidad ola felicidad de “todo el mundo”. Puede que un de- terminado consecuencialista encuentre (0 piense que encuentra) su propio bien al maximizar el bien de otros 0 de “todos”, pero su andlisis y método de raz6n practica consecuencialista no le proporciona ningtin principio por Teferencia al cual él podrfa criticar como jrrazonables o inmorales a quienes Se proponen maximizar su propia felicidad con prescindencia del bienestar de los demés. . _ Ademas, el consecuencialismo que va més alla del puro egoismo re- quiere de un principio de: distribucién de los bienes. ‘Suponiendo que los bie~ A 146 LEY NATURAL Y DERECHOS NATURALES nes humanos pudieran ser conmensurados y sumados (lo que de hecho es |g. gicamente imposible), y suponiendo que el bien “de todo el mundo” ha de ser computado imparcialmente (lo que para, el consecuencialismo esunaim. portacién arbitraria de un principio de universalizacién no explicable por apelacién a las consecuencias), subsiste el hecho de que el imperativo me. todolégico de maximizar el bien todavia no produce un resultado determi- nado, No se seguird ningun resultado determinado mientras no especifique- mos adicionalmente si el bien maximizado significa (a) la maxima cantidad de bien con prescindencia de la distribuci6n (“utilidad total”: una minorfa, © aun una mayoria, puede ser esclavizada, torturada o exterminada, si eso aumenta la satisfaccion/felicidad/bien total neto), 0 (b) la maxima cantidad media de bien (“utilidad media”: cualquier cantidad de gente puede ser es- clavizada, etc., si eso aumenta la satisfaccién media neta, etc.), 0 (c) la m xima cantidad de bien para aquellos en peor situaci6n (utilidad “maximin” o “minimax”: cualquier cosa que se elija debe aumentar el bienestar de los peor situados mas que cualquier eleccin alternativa), 0 (d) cantidades idén- ticas de bien para “todo el mundo” (con prescindencia de que casi todos podrfan estar mucho mejor en una sociedad regulada de acuerdo con las es- pecificaciones [a], [b] 0 [c]). Alguna especificacién de esa clase es légica- mente necesaria: tal como son las cosas, cualquier principio que contenga unaexpresi6n del tipo “el mayor bien del mayor ntiméro” es tan légicamente sin sentido como ofrecer un premio por “escribir la mayor cantidad deen- sayos en el menor tiempo” (,quién gana? —jla persona que se presente m>- fiana con tres ensayos, o la que se presente en una semana con doce, 0...!). Pero no hay ninguna raz6n consecuencialista para preferir de entre las especi- ficaciones elegibles alguna en particular. El deseo de maximizar los bienes 9 puede ser légicamente un principio suficiente de razonamiento practico. En seguida, el método consecuencialista nos ordena hacer la elecciéa que producirfa un bien neto mayor que el que cabria esperar que produjese cualquier cleccién alternativa, Pero las alternativas que de hecho estan ‘abiertas” o “disponibles” para cada ung son innumerables. Una genuin® apreciacién consecuencialista de posibilidades alterniativas no podria ac bar nunca, y podria comenzar en cualquier punto, Asi que no debiera co” menzar nunca en absoluto, si juzgamos segtin la raz6n. (Decir esto no ninguna manera decir que uno siempre debiera desconsiderar 0 ce™ ojos ante Jas consecuencias previsibles, o no mirar més alld de Jas prop! ‘buenas intenciones”). ” ee nee los individuos yas sociedades de hecho sf que erie . natives eae y asf hacen parecer practicables a a0 pabatoees secre istas. Ellos centranlaatenciénen algoenlo av vale s (un aumento de la riqueza nacional mediante a es at ls LAS EXIGENCIAS BASICAS DE LA RAZONABILIDAD PRACTICA 147 ;yizacion dela agricultura, poner fin ala guerra, detectar alos herejes y cri- jnales, Set reelegido como Presidente, poner fin al dolor de esa, Joven mu- jer que sufte...). Se enfatizan “las” buenas consecuencias de esto, y ‘las’ alas consecuenctas de omitirlo ° de no lograr: conseguirlo. Se quita impor- tancia a exigencias tales como la imparcialidad interpersonal para, juzgar, la fidelidad a los compromises, etc. De este modo, se fuerza el “céleulo” para ie proporcione una solucién determinada (la forma més rapida y més ba- rata de obtener aquello en lo que primero se habia centrado la atencidn: de aquila colectivizacién forzada y la eliminacién de los agricultores, el bom- pardeo nuclear o indiscriminado dela poblacién civil del enemigo, latortura inquisitorial de los sospechosos o informantes, el encubrimiento fraudulen- toy la obstruccién del proceso legal, el aborto de los nifios no nacidos yla “exposicién” de los recién nacidos...). Por supuesto, centrando Ja atencién enalgunas otras alternativas, y en algunas otras consecuencias alargo plazo ototales de elegir la alternativa favorecida, y en las posibilidades abiertas a lavida de las victimas propuestas, y asi sucesivamente, uno puede encontrar en cada caso razones para condenar la accién favorecida “sobre bases con- secuencialistas”. Pero la verdad es que los dos conjuntos de célculos, en ta- les casos, carecen igualmente de sentido. Lo que genera las “conclusiones” es siempre algo distinto del cdlculo: un deseo arrollador, un objetivo prede- terminado, las tradiciones o convenciones del grupo, o las exigencias de la 1az6n prdctica analizadas en este capitulo. : Los limites de la “previsién razonable” exigida por nuestro derecho, y afortiori la naturaleza de las elecciones (“‘cuidado razonable”’, etc.) exigidas por nuestro derecho en raz6n de Jo que sea “razonablemente previsible”, se fijan manifiestamente casi del todo por apelacién (tacita) acompromisos so- ciales y a valoraciones morales que se adoptan no usando el método conse- cuencialista, silo siguiendo (con mayor o menor integridad y éxito) las exi- gencias de la raz6n prdactica analizadas en este capitulo. : La sexta exigencia —de eficiencia al perseguir los objetivos determi- nados que adoptamos para nosotros mismos y al evitar los dafios determina- dos: que elegimos considerar como inaceptables—es una exigencia real, con indefinidamente muchas aplicaciones en el pensamiento “moral” (y por ende en el pensamiento juridico). Pero su esfera de aplicacién adecuada tie- ne limites, y todo intento de convertirla en el principio exclusivo o supremo : aun central del pensamiento practico es irracional y por endeinmoral. Con ae no debemos ocultarnos a nosotros mismos el carécter siltimo (y por lo into inexplicable, incluso “extrafio” !") de los principios y exigencias basi- in Esq Sod De este modo, Brian Barry empieza corectamente su “Justice Between Generations”, égs. 269-84, preguntando (citando a Wilfred Beckerman) “supsngase que, como resul- haber utilizado todas las reservas de la tierra, la vida humana legara a su fin. {Y qué?”, 148 LEY NATURAL Y DERECHOS NATURALES cas de la razonabilidad (como de los aspectos bsicos del mundo...) una vez que vamos més alld de las rutinas intelectuales de calculat los costos y be. neficios y la eficiencia. V.7. RESPETO POR TODO VALOR BASICO EN TODO ACTO La séptima exigencia de la razonabilidad practica puede formularse de diversos modos. Una primera formulacién es que uno no debiera elegir rea- lizar ningin acto que de suyo no hace mds que daftar oimpedir la realizacién de o participacidn en una o més de Jas formas basicas de bien humano. Por- que la tinica “raz6n” para realizar un acto tal, ademés de la sinrazén de un deseo mds o menos fuerte, podria ser que las buenas consecuencias del acto _ pesanmdés que el dafio realizado en y a través del acto mismo. Pero, fuerade Jos contextos meramente técnicos, la “ponderacién” consecuencialista es siempre y necesariamente arbitraria y engafiosa por las razones sefialadasen Ja secci6n precedente, Ahora, un acto del tipo que estamos considerando siempre serd reali- zado (si se realiza de modo minimamente inteligente) como un medio para promover o proteger, directa o indirectamente, uno 0 mis de los bienes bé-_ _ sicos, en uno o més de sus aspectos. Porque cualquiera que se eleva poren- cima del nivel del impulso y actiia deliberadamente tiene que estar buscando promover alguna forma de bien (incluso sies s6lo el bien de una auto-expre- si6n y auto-integracién auténticamente poderosas, que él busca mediante agresiones s4dicas 0 mediante la traicién o el engafio maliciosos, “sin mo- tivos ulteriores”). De ahi que, si elrazonamiento consecuencialista fuerara- zonable, los actos que en si mismos no hacen més que dafiar 0 impedir ua bien humano podrian justificarse a menudo como partes de 0 pasos en. el ca mino para llevar a cabo algiin proyecto para la promocién o proteccién de al guna(s) forma(s) de bien. Por ejemplo, si el razonamiento consecuencl sta fuera razonable, algunas veces uno podria razonablemente matar a una pot sona inocente para salvar la vida de algunos rehenes. Pero el razonamieslo consecuencialista es arbitrario y sin sentido, no simplemente en uD asp J sino en muchos. Asf que nos quedamos con el hecho de que tal clase: deacl de matar es un acto que de suyo no hace mas que dafiar el valor basico &@ y concluye un minucioso andlisis de los probleinas de la razonabilidad préctica diene“ Zontinuacién dé la vida humana en el futuro es algo que ha de procurarse (0 al menos M7 a} tearse) aun cuando eso no produzca la méxima felicidad total. Ciertamente, siintemtO Oo origen de mi poderosa convicci6n de que nos equivocariamos si pusiéramos en riesgo eget nuacién de a vida humana, creo que no reside en ningtin sentido del dafioalos ists {ue no hard de racer sino més bfen en un sentido desu impertinencia cbsmica—4¥°% i abusando groseramente de nuestra posicién al tener el atrevimiento de fijarle un plazo humana y a sus posibilidades” (p4g. 284), | yr SSceeseeerreeeeeeeSSeeeESaERE LAS EXIGENCIAS BASICAS DE LA RAZONABILIDAD PRACTICA 149 gid LOS bienes que se espera serin asegurados en y a través de Ja consi- vente Jiberacion de los rehenes (si acontece) no serian asegurados en o moun aspect del acto de matar al hombre inocente sino en o como.un as- jodeun acto distinto, subsiguiente, un acto que serfa una “consecuencia” re joular en medio de Ja multitud innumerable de consecuencias incon- F'nsurables del acto de matar. Una vez que hemos excluido el razonamien- to consecuencialista, con su humanamente comprensible mas en verdad in- cenua y arbitraria limitacién de perspectiva en el pretendido célculo.“una vida contra muchas”, la séptima exigencia es evidente. (Los parrafos si- jentes, por lo tanto, no. buscan demostrar, sino clarificar el sentido de esta exigencia; sobre la evidencia, véase II1.4). . Los valores basicos, y los principios practicos que los expresan, sonlas {nicas orientaciones que tenemos. Cada uno es objetivamente basico, pri- mario, inconmensurable con los otros en cuanto a su importancia objetiva. Sjuno ha de obrar de un modo minimamente inteligente tiene que elegir rea- lizar y participar en algiin valor o valores basicos mas que en otros, y esta inevitable concentracion del esfuerzo indirectamente empobreceré, inhibi- 14, ointerferird con la realizacién de esos otros valores. Si yo me dedico ala bisqueda académica de Ja verdad, entonces dejo de salvar las vidas que po- dria salvar como médieo, inhibo el crecimiento de la produccién de bienes materiales, limito mis oportunidades de servir ala comunidad a través dela | politica, el entretenimiento, el arte o la predicacién. Y dentro del campo de laciencia y de la actividad académica, mi investigacién sobre K significa gueLy M siguen sin ser descubiertos, Estos efectos colaterales no buscados pero inevitables acompafian a toda eleccién humana, y sus consecuencias sonincalculables, Pero es siempre razonable no tomar en cuenta algunos de ellos, y es a menudo razonable no tomar en cuenta ninguno de ellos. Para abreviar usemos la palabra “dafio” para significar también empobrecimiento, inhibicién o interferencia, y lapalabra “promover” para significar también bis- Queda o proteccién. Entonces podemos decir esto: daiiar indirectamente cualquier bien basico (eligiendo un acto que directa e inmediatamente pro- Mueve ya ese bien basico en algtin otro aspecto o modo de participar en él, Yaalgin otro bien o bienes basicos) obviamente es, racional y por tanto mo- mente, bastante diferente de dafiar directa e inmediatamente un bien bi- '°0 en algvin aspecto o modo de participar en él eligiendo un acto que en st Thismo ydesuyo simplemente (0, deberfamos afiadir ahora, primariamente) its a ese bien en un aspecto o modo de participar en él pero que indirecta- 4 tte, via la mediacién de unas consecuencias esperadas, ha de promover bis bien €n algtin otro aspecto 0 modo de participar en él, ya algiin otro 2 bienes basicos. 150 LEY NATURAL Y DERECHOS NATURALES Elegirun acto queen s{ mismo simplemente (o primariamente) daria, bien basico es por eso comprometersé uno mismo quiéralo 0 no (pero dite, tamente) en un acto de oposicién a un valor inconmensurable (un aspecto la personalidad humana) que uno trata como si fuese un objeto dotado deus valor medible que podria ser superado por objetos conmensurables dotado de un valormayor (o acumulativamente mayor). Hacer esto estaré amenudo, ie acuerdo con nuestros sentimientos, nuestra genetosidad, nuestra simpati y con nuestros compromisos y proyectos en las formas como los emprengj. mos. Pero nunea puede ser justificado por la raz6n. Debemos elegir racio. nalmente (y este juicio racional a menudo puede favorecer un cambio en nuestra perspectiva y consiguientemente una reordenacién de los senti- mientos iniciales y de ese modo de nuestros compromisos y proyectos). La raz6nexige que todo valor basico sea al menos respetado en todas y cadauna de las acciones. Si uno pudiera elegir rectamente alguna vez un acto indivi- dual que en sé mismo dafiase y en si mismo no promoviese un bien basico, entonces uno podria elegir rectamente programas ¢ instituciones y empresas enteras que en sf mismas dafiaran y no promovieran aspectos basicos del bienestar humano, en vistas de sus ‘consecuencias beneficiosas netas’. Ahora bien, ya hemos visto que las consecuencias no pueden ser valoradas conmensurablemente, ni siquiera en la medida en que pueden ser “previstas como ciertas”, lo que significa que el de las “consecuencias beneficiosasne- tas” es un criterio u objetivo general literalmente absurdo. Sélo resta hacer notar que un hombre que piensa que su responsabilidad racional de estat siempre haciendo y persiguiendo el bien se satisface por un compromiso de actuar siempre en pos de las mejores consecuencias es un hombre que trata todo aspecto de Ja personalidad humana (y en realidad, por tanto, s¢ tratae sf mismo) como un utensilio. Se prepara a sf mismo para hacer cualquier cosa (y de ese modo se convierte a si mismo en una herramienta para todos los que estén dispuestos a amenazar con consecuencias suficiente! jente ma las en caso de que él no cooperé'con ellos). | . . : Pero la objecién que estoy formulando contra tales elecciones noe que los programas de exterminio masivo, de engafio colectivo, et cre entonces moralmente elegibles (aunque lo serian) y en realidad mo" exigidos (aunque lo serfan), sino que no s¢ puede encontrar ningun ue suficiente para considerar ningiin acto como inmune alatinicadirecc! ni . tenemos, viz, la direccién proporcionada por los principios PX ctiCO8 i cos. Todos éstos ordenan que una forma de bien ha de ser busoade ie .zada; y cada uno de ellos se refiere no sdlo a todas nuestras eleccio isl? ener eerie entire! (Galas 1 "lones le mediana envergadura relativa’ Fnolt dd que el logro del objetivo sera realmente la buena conse LASEXIGENCIAS BASICAS DELARAZONABILIDAD PRACTICA 15] , exitoso de medios efectivos), sino también a toda elecci6n y acada am e las elecciones de = eM €n si mismo es un acto completo (sea 00 también de un paso i ee i una fase en un proyecto), El valor in- i ensurable de unaspecto de lap lenitud de ser personal (y su correspon- jente principio primario) no puede nunca subordinarse correctamente a ping royecto-o compromiso. Pero tal acto de subordinacién acontece jnevitablemente pot Jomenos cada vez que una eleccién-de-un-acto defini- danotieneen si misma otro significado que el de dafiar ese valor basico (vio- Jando asf ese principio primario). Tal es, en términos altamente abstractos, la séptima exigencia, el prin- cipio sobre el que se apoya de manera exclusiva (como veremosluego) la es- tricta inviolabilidad de los derechos humanos basicos: VII.7. No hay nin- gin derecho humano que no vaya a ser invalidado si se permite que los sentimientos (sean generosos y altruistas o mezquinos y egocéntricos) go- biernen la eleccién, o si las consideraciones de costos y beneficios se sacan desu esfera técnica propia, y se les permite gobernar la implicacién directa de cada uno (yaa nivel de compromiso general, de proyecto, o de acto indi- vidual) con los bienes basicos. Y 1a formulacién quizds poco familiar que hemos estado considerando no debiera oscurecer el hecho de que esta “sép- tima exigencia” se reconece bien en otras formulaciones: mds vagamente, como “el fin no justifica los medios”; més precisamente, aunque todavia ambiguamente, como “no se ha de hacer el mal para conseguir el bien”; y con un particular sabor iluminista, como el “imperativo categérico” de Kant: “obra de manera tal que trates la humanidad, ya en tu propia persona cena de otro, siempre como un fin y nunca s6lo como un medio”. 2 - _ Obviamente, el problema principal al considerar Jo que supone esta exigencia es el problema de individualizar y caracterizar. las acciones, de de~ ‘eminar ‘qué es un solo acto-completo-que-en-sf-mismo-no-hace-més-que- dafiar-un-bien-bésico. _ Los actos humanos han de ser individualizados primariamente en tér- Tinos de esos factores que indicamos con la palabra “intencién”. Funda- Mentalmente, un acto humano es un lo-que-es-decidido (0 -elegido) y su meeripeién primaria adecuada es como.qué-es-elegido. Una accién huma- *, para ser considerada humana, ha de ser caracterizada de la manera como *caracterizada enlaconclusién de larespectiva secuencia de razonamien- attic del hombre que eligi realizarla (cfr. IIL.3). Por otro lado, el mun- de galt # materialidad (incluyendo nuestro yo corp6reo) y sus estructuras ‘usalidad fisica y psico-fisica no es maleable indefinidamente por la in- n " Kent, Foundations of the Metaphysics of Morals (1785, trad. Beck, Indianapolis 1959), 152 LEY NATURAL Y DERECHOS NATURALES: tencién humana. El hombre que esté decidiendo qué hacer no puede Taxi blemente cerrar sus ojos ante la estructura causal de su proyecto; no a, a caracterizar sus planes ad libitum. Al obrar uno puede estar implicado, ralo o no pero directamente, con un bien basico, tal como 1a vida hu Quizs parece probable que las consecuencias del propio acto son my, buenas y que ellas mismas promoverian directamente atin més el bien hy, mano bisico. Con todo, estos bienes esperados se realizaran (si caso) a como aspéctos de uno-y-el-mismo acto, sino como aspectos 0 consecuen. cias de otros actos (por otra persona, en otto momento y lugar, como regu. tado de otra decisién libre...). Asi, por mds “previsibles con Certeza” que sean, no pueden ser usadas para caracterizar el acto mismo como algo, en sf y de suyo, distinto de un acto intencional de, por decir algo, matar-a-uy. hombre: Esto es particularmente obvio cuando el precio de un chantajista por perdonar a sus rehenes es “matar a ese hombre”; la persona que cumple la exigencia, con el fin de salvar las vidas de muchos, no puede negar que esta eligiendo un acto que de suyo no hace mas que matar. ‘A veces, sin embargo, los “efectos buenos” son realmente aspectos de uno-y-el-mismo acto,-y pueden formar parte de Ta descripcién de lo que | es en sf y de suyo. Entonces no podemos caracterizar el acto como si en si y de suyono hiciera mds que daiiar un bien humano. {Pero esracionalmente justificable? No necesariamente; la séptima exigencia no es una exigencia aislada, y una elecci6n as{ puede incumplir las exigencias segunda, tercera, cuarta y quinta. La eleccién que un hombre hace puede ser una que no haria si estuviera lo suficientemente desprendido de sus impulsos y desu peculiar proyecto como para evitar tratar un acto o proyecto particular como si fuese él mismo un aspecto bisico del bienestar humans; o si él estuviera creativa- mente abierto a todos los bienes basicos y por ende fuera cuidadoso en ajus- tar sus proyectos para minimizar sus “efectos colaterales” dafiosos y pat evitar dafios sustanciales e irreparables a las personas. La tercera exigeacia ofrece aqui una prueba adecuada de respeto por el bien: la persona que tuaba, ghabrfa considerado el acto como razonable si ella hubiera sido la persona dafiada? Consideraciones como ésta se encuentran entretejidas en lanocién de elegir directamente en contra de un valor basico. Y pata Ta a yoria de los propésitos practicos esta séptima exigencia puede ser resume asf: no elijas directamente en contra de un valor basico. ~~ — Porque én realidad el modelo de nuestras reflexiones sobre situacion’ problematicas particulares (casus), a menudo tragicas, puede generaliz i porjuristas y moralistas profesionales, hasta constituir “doctrinas” ra asf llamada doctrina del doble efecto) que llevan hasta el limite las imp ciones de ésas nociones comunes como “directo/indirecto”, “efecto * o ral”, “intencién”, “permisién’?, etc. Tales doctrinas tienen su utilida Qué. LAS EXIGENCIAS BASICAS DE LA RAZONABILIDAD PRACTICA 153 yes recordatorios de analogias y diferencias a través de una amplia gama ntos humanos, sobre muchos de los cuales es dificil pensar correcta- mente, tanto por su complejidad como porque incluyen factores como los sjesgoS” diferenciales. Pero las doctrinas de los casuistas morales o juridi- cos (legislativos, judiciales ° académicos) no son en si mismas los princi- ios dela razonabilidad practica ie, los principios “sustantivos” analiza- dosen el Capitulo IV y las exigencias “metodoldgicas” de la razonabilidad analizadas en este capitulo. En muchas circunstancias problemiticas, las implicaciones de la séptima exigencia son claras: una accién determinada, por mucho que tenga consecuencias deseables y esperables determinadas, es irrazonable. Pero en muchos casus la caracterizacién de las acciones de- manda el “juicio” que las personas buenas y sabias tienen (en mayor 0 me- nor medida) y que otras personas no tienen (en mayor o menor medida). Tra- tindose de andlisis abstracts, no debemos esperar més precisién que la que ja materia admita. Con todo, el reconocimiento de esta necesidad de juicio noha de confundirse con deslizarse en el cenagal de arbitrariedad que llama- mos consecuencialismo. Y el reconocimiento de las implicaciones tragicas de algunas circunstancias y decisiones no es un fundamento racional para esumir Ja carga heroica pero absurda autoimpuesta por el consecuencialis- mo—la carga de ser responsable por “el bien total neto” (cfr. notas a VIL4 y VUIL7). Finalmente, una nota sobre la terminologia. Ocurre que la principal portadora de una teorfa explicita sobre la ley natural ha sido, en nuestra ci- vilizacién, la Iglesia Catdlica Romana. Sin comprometerse ella misma con ninguna explicaci6n semejante ala intentada en este capitulo y el anterior, esa Iglesia ha elaborado rigurosamente las implicaciones de la séptima exi- gencia, en cuanto esas implicaciones se refieren a los valores basicos de la Vida (incluyendo la transmision de la vida por la procreacién), la verdad (in- cluyendo Ja verdad en Ja comunicatién) y la religién. Y ha formulado esas implicaciones mediante principios negativos estrictos tales como esos que declaran il{cito todo acto de matara un inocente, cualesquiera actos sexuales anti-procreativos, y el mentir y Ja blasfemia, (Las formulaciones eclesiasti- Cas son mds complejas, pero ése es su nticleo). Esos principios negativos es- Nictos han Iegado de este modo a ser popularmente considerados como el Contenido distintivo de la doctrina de la ley natural. Pero de hecho, tal como Se usa la expresi6n “ley natural” tanto en este libro como, segtin me parece, “ has declaraciones de Ja Iglesia Catélica Romana, cualquier cosa exigida 0 Virtud de cualquiera de las exigencias analizadas en este capitulo es exi- Elda, Porlaley natural. Segdin este uso de la expresi6n, si cualquier cosa pue- decirse exigida por o contraria a Ja ley natural, entonces todo lo que mo- ente (i.e. razonablemente) se exige realizar es exigido (mediata o ast 154 LEY NATURAL Y DERECHOS NATURALES inmediatamente: cfr. X.7) por la ley natural, y todo lo que razonablemente (ie. moralmente) se exige no realizar es contrario a la ley natural. La sépi. ma exigencia de la razonabilidad practica es un “principio de la ley natura” ni més ni menos que las otras exigencias. V.8, LAS EXIGENCIAS DEL BIEN COMON : Muchisimas, quizds incluso la mayorfa, de nuestras responsabilidades, obligaciones y deberes morales concretos, tienen su base en Ja octava exj- gencia. Podemos denominarla la exigencia de favorecer y promover el bien ‘comin de las propias comunidades. El sentido y las implicaciones de esta exigencia son complejos y multiples: véase especialmente V1.8, VIL.2-5, 1X1, X12, X23, 4 V.9, SEGUIR LA PROPIA CONCIENCIA La novena exigencia podria ser considerada como un aspecto particu- lar dela séptima (que ningiin bien basico puede ser atacado directamente en -ningéin acto), o incluso como un resumen de todas las exigencias. Pero es bastante caracteristica, Es la exigencia de que uno no debiera hacer lo que juzga o piensa o “siente”-en-definitiva que no debiera hacerse. Es decir uno: debe actuar “de acuerdo con su propia conciencia”. : Este capitulo ha sido en realidad una reflexién sobre los modos de ope- rar dela conciencia. Si uno fuera por inclinacién generoso, abierto, equita- tivo y constante en su amor al bien humano, o si fuera el caso que el propio medio ambiente hubiera optado por mores tazonables, entonces uno seria capaz de formular, sin solemnidades, galimatias, razonamiento abstracto, ni casuistica, los juicios practicos ‘particulars (i.e. los juicios de conciencia) que la raz6n exige. Si uno no es tan afortunado en cuanto asus jnclinaciones oasueducacién, entonces su conciencialo engafiara, a menos que uno luche por ser razonable y esté dotado de una inteligencia pertinaz, alerta ante las formas del bien humano.y todavia no desviada por los sofismas quel inte- ligencia genera tan facilmente para racionalizar los excesos, el oportunism0 y elamor propio. (El rigor de estas condiciones es el fundamento permanel te de la posibilidad de autoridad en la moral, i.e. de orientacién autoritativ’® por alguien que cumple esas condiciones, reconocido de buena gana por es personas dé conciencia). 5 _ Elprimer te6rico en formular esta novena exigencia Con toda su esti tez incondicional parece haber sido Tomas de Aquino: si uno elige hacet que juzga que es en tiltimo término irrazonable, o si uno elige no hacerlo a4 juzga que en tiltimo término es exigido por la razén, entonces su eleocion irrazonable (moralmente incorrecta), no importa cudn erréneo sea SU. juiet LASEXIGENCIAS BASICAS DELA RAZONABILIDAD PRACTICA 155 onciencia. (Una caracteristica ldgicamenté necesaria de una situaci6n deo por supuesto, que uno no es consciente de su equivocacién.) asf st a dignidad de la conciencia incluso errénea es lo que se expresa en overt exigencia. Fluye del hecho de que la razonabilidad practica no es empvemente Un mecanismo para producir juicios correctos, sino un aspecto si : plenitud de ser personal, que ha de ser respetado (como todos los otros de s)en todo acto individual tanto como “en general” —cualesquiera aspecto' ; sean 1aS consecuencias. jan y.10. EL PRODUCTO DE ESTAS EXIGENCIAS: LA MORAL, Ahora podemos ver por qué algunos fildsofos han situado la esencia de Je“moral” en Jareduccidn del dafio, otros en el aumento del bienestar, algu- nos en a atmonia social, algunos en el cardcter universalizable del juicio préctico, algunos en la plena realizacién del individuo, otros en la preserva- cién de Ja libertad y de la autenticidad personal. Cada una de estas cosas tie- necabida en la eleccién racional de compromisos, proyectos y acciones par- ticulares. Cada una, adems, contribuye al sentido, significacién y fuerza de términos tales como “moral”, “[moralmente] debido”, y “correcto”; no es que cada una de las nueve exigencias desempeiie un rol directo en todo jui- cio moral, pero sf sucede que algurios juicios morales resumen larelaci6n de todas y cada una de las nueve con las cuestiones entre manos, y todo juicio moral resume la relacién de una o ms de las exigencias. La obligacién y las nociones relacionadas aparecen en nuestro andlisis mas adelante (XI.1-2, X1.4, XIIL.5). Baste decir aqui que cada unadelasexi- _ Bencias puede ser pensada como un modo de obligacién moral o de respon- sabilidad, Porque cada una de ellas desempefia su parte en la decisién razo- table, al generar argumentos de la forma (a grandes Tasgos): 1. Laarmonfa entre propésitos /el reconocimiento de bienes/la ausencia de arbitrariedad entre personas / el desprendimiento respecto de reali- zaciones particulares del bien / la fidelidad a los compromisos /1a efi- ciencia en la esfera técnica / el respeto por cada valor basico al actuar/la comunidad / Ja autenticidad para seguir la propia raz6n... son (todos) 2 aspectos del verdadero bien basico de Ja libertad y 1a raz6n; : * Que la armonfa entre propésitos, o..., en tales-y-cuales circunstancias Duede ser conseguida / realizada / expresada / etc. solamente (o mejor, 3, © de manera més adecuada) (no) realizando el acto ®; por lo tanto Elacto @ (no) debiera / (no) tiene que / (no) debe... ser realizado. Seen) eee ehcontrar una secuencia de tazonamiento practica * Fae ele plore ciede todo discurso moral. Este capitulo y el an e Ber aaae nes no de la superficie sino de la estructura profunda del p 156 LEY NATURAL Y DERECHOS NATURALES practico, y mas especificamente del pensamiento moral, Las exigenciag larazonabilidad prdctica generan un lenguaje moral que usay apela a cise, ciones morales empleadas mds o menos espontdneamente. Las fuentes Po estas distinciones tienen que ser discernidas mediante un esfuerzo de ra lc. xidn que, como demuestra la historia de Ja filosoffa, no es demasiado faci Si, por tiltimo, dirigimos una mirada retrospectiva al conjunto de prin, cipios basicos y de exigencias bisicas dela. razonabilidad practica, odemog ver cudn “natural” es ésa diversidad de opiniones morales dela queel esos, tico tanto se burla, Es una diversidad que tiene su fuente en una atencién dg, masiado exclusiva a alguno (0 algunos) de los valores basicos y/o a algu. na(s) exigencia(s) basica(s), y en una falta de atencién a las otras. A Veces, sin duda, la distorsién o desviacién es explicable de manera més inmediaty por referencia a una espontaneidad acritica, no inteligente; a veces, por re. ferencia a lainadvertencia y a los prejuicios inducidos por las convenciones del lenguaje, la estructura social, y la practica social; 5 y aveces (y siempre, quizas, de la manera mds radical) por la predisposicion del amor propio o de otras emociones e inclinaciones que oponen resistencia a la preocupacién por ser simplemente razonable, NOTAS Vii Libertad de elecci6n... La nocién de libertad de eleccién, como marco en que se inserta Ja responsabilidad humana respecto del bien, Ilega a ser un tema explicito por primera vez en los escritos cristianos. Adquiere una gran prominencia con Tomas de Aquino, quien dacomienzo ala parte de su Summa Theologiae que trata sobre la accién humana y la moral afirmando: “El hombre est4 hecho a imagen de Dios, y esto implica, como dice San Juan Damasceno, que el hombre és inteligente y libre en su juicioy due- * fio de'sf mismo. De modo qué, habiendo considerado tanto el ejemplar de esa imagen, a saber Dios, y las cosas que proceden del poder divino y de la voluntad de Dios, n0s resta considerar ahora la imagen misma, i.e. el hombre, precisamente en cuanto élesla fuente de sus propias acciones y tiene libertad de juicio y poder sobre sus propias obras y acciones”: S.T., I-Il, Prélogo. Para una defensa de la realidad de la libertad de eles- ci6n, véase J. Boyle, G. Grisez, y O. Tollefsen, Free Choice: A Self-Referential Arg: ment (Notre Dame-London: 1976). La ética como explicacion reflexiva de la razonabilidad prictica... No hay significado claramente establecido de “ética” en Ia discusién filoséfica modem. Pet hay'un acuerdo sustancial en que uno puede distinguir con provecho entre (i) indes® ciones empfricas descriptivas sobre los juicios morales dela gente, (ii) cuestiones | tales”, “normativas” o “criticas” (de manera préctica), planteadas al juicio PO cada uno, sobre lo que ha de hacerse, y (iii) cuestiones “analiticas”, “meta-éticas”» icas” (de manera te6rica) acerca del lenguaje y de la l6gica utilizados en el disou?

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