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“ ancesante cuidado de los seros y arduos negocios les hace cai Siempre envejecer antes de llegar a la juventud, porque las preo- ~ Cupaciones y la continua tensién del pensamienco les agotan el csffrira y les secan el jugo vital? Mis locas, por el contrario, estén gorda y licis,” con la piel brilante como los cerdat de Acar- nana," como se dice, y sin experimentar jamds ninguna de las incomodidades de la vejez, sino se inficionan, como a veces su- cede, con el contagio de los sabios. Nada amarga tanto la vida del hombre, como no gozar dela felicidad completa. Afddase 2 esto no leve estimonio del proverbio vulgas, segin el cual la locura ‘una cosa que detiene la fugacisima juvennud y aleja la enojosa vejez. Verdad a medias para quien no apruebe lo que temeraria- mente se murmura de los de Brabante. Asi como los dems hom- bees suelen adquirir la sensatez con los ao, ellos, a medida que sc acercan a la vez, se vuelven cada ver més y més locos. No hay ‘otra gente como ésta, que ome la vida ran en broma ysienta me- nos la wisteza de la senectud. Mis holandeses! se acercan mu- cho a ellos, tanto por sus costumbres como por sus fronteras. ‘Poe qué no lot lamaré mios, cuando cultivan mi wato de tal mode que hasta del pueblo merecieron un remoquete?!©? ¥ de no s6lo no les avergenaa, sino que se lo adjudican ellos mismos ‘como un honor. Vayan ahora los locos mortales a pedir a las Me xLI & que es lo que los hombres piden a estos santos, sino lo que ‘oncierne a la Locura? Entre los numerosos exvotos de que estén esas sods los murs ls bévedas de los temps, cords Visto alguno que haya alejado la locura o haya proporci nado 2 alguien un dtomo de sabiduria? Este se ha sah ® nade. ‘Aquéi ha sobrevivido a las heridas del combate. El de més alld, en medio de una batalla, miencras los dems luchaban, huyé con no ‘menos forcuna que osadia. Uno, colgado ya en fa horca, im favor de cierto santo propicio alos ladrones, el santo hizo que se rompiera la cuerda para que su protegido continuara aliviando a algunos del peso de las riquezas mal adquiridas. Ouro huyé de {a cdrcel rompiendo los certojos. Ese curé de la fiebre con gran indinacion del médico, Uno mit, habiendo bebido veneno, no le causé mds molestia que la de soltare algo el vientre, sin perju- dicarle anco como a su querida esposa, que perdié el trabajo y el dinero”? Aqudl, habiéndosele voleado el caro, levé a casa sus caballos sanos y salvos. Este, sepultado en un hundimiento, logré salvane. Uno, attapado por el marido, excapé, Ninguno da gra- ias por haber sido librado de la locura. Es tan dulce no saber eu ‘nada, que los morales regan para ser salvados de todo, menoe demi. Pero ;por qué me embarco en este mar de supersticiones?’ Aunque tuviera yo cien lenguas, cien bocas y una fértea vor, no podrla nombrar todas las clases de locos ni mencionar las mume- rosas formas de la locurs. [Non mihi si linguae centum sins, orague centum, Fervea vox, omnes fatuorum evolvere formas, Onenia seutitiae percurrere nomina postim™ El cristianismo™ esef por todas partes leno de esta case de delirios; los sacerdotes, voluntariamente, los admiten y foren- tan, pues no ignoran cudnto puede esto acrecentar sus estipen- dios. Entre ellos, si algin odioso sabio se levantara y dijera las cosas como son: «No morirds mal, si vives bien: redimnirds tus pecados, si a tu dbolo afiades el odio de rus falas, y con ldgri- ‘mas, vigilias, imprecaciones y ayunos cambias completamente tu forma de vive; un santo te Favorccerd situ vida se parece a la suyar. Si el sabio, digo, pronuncia estas palabras y otras pareci- das, jved cmo arranca de la alas su felicidad y en qué tumul- to las arrojal ‘Asta cofradla petenecen los gue en vida disponen la pompa’ aque quieren para sus funerals” deverminando con gran igencia y extremada nimiedad el ntimero de cirios, de mantones. nnegros, de cantores y plafideras que han de ir en su encierm,7 como si aquel dia sles hubiera de devolver la exitencia para que! disrucaran del especticulo, 0 como silos difuntos se avergonz- ran de que su cadiver no sea enterrado con magnificencia, ya que lo previenen todo con el mismo celo que ediles encargados, de preparar los juegos y ls festines. aes Breroe de Brordam,

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