VAMOS A CONOCER, AMAR E IMITAR A JE:
NOVENA DE NAVIDAD PARA LOS NINOS
2012
DIA: MARIA EN LA ANUNCIACION
Catequesis I: Los preparativos.
Cuento: “El don misterioso”.
DIA: MARIA EN LA VISITACION A SU PRIMA ISABEL
Catequesis 2: San Juan Bautista.
‘Cuento: “Leyenda de San Cristobal”
DIA: EL MAGNIFICAT DE MARIA
Catequesis 3: La Virgen Maria.
‘Cuento: “{Por qué estaban el asno y el buey en la gruta?”
DIA: EL NACIMIENTO DE JESUS
Catequesis 4: El Misterio de Navidad : pobreza e infancia.
Cuento: “El Asombrado”; “El drbol de navidad y el pesebre”
DIA: EL ANUNCIO DE LOS ANGELES
8 5: B} Misterio de \ avidad > admirable intereambio. 7
‘Cuento: “La noche sania” (0 leyenda del pastor malo).
DIA: LOS PASTORES
Catequesis 9: La Sagrada Fami
‘Cuento: “Benjamin”
DIA: LOS REYES MAGOS
Catequesis 6: Los Misterios de la infancia de Jess (1): adoracién de los Magos.
Cuento: “Abrir las puertas a Jestis” .
DIA: LA PRESENTACION EN EL TEMPLO
Catequesis 7: Los Misterios de la infancia de Jesis (2)
Cuento: “;Dénde acabaron el oro, el incienso y la mira”.
DIA: PERDIDA Y HALLAZGO DEL NINO JESUS EN EL TEMPLO.
Catequesis 8:. Los Misterios de la vida oculta de Jest
Cuento: “El viaje del cuarto rey”.
Recomendacién: preparar los temas anticipadamente, reflexiondndolos y tratindolos
de practicar, para explicarlos mejor.aaa)
= 2 dow wistirioso-
ee’?
Era al alba en Belén, Se habia marchaco el ultimo peregrino y la estre-
lesaparecido. La Virgen Maria miraba con dulzura al Nifo
2ujada por una corriente de aire mas que por una mano, En el umbral
aparecio una mujer anciana, cubierta de harapos. Maria se sobresalt6
somo si hubiése visto a un hada mala. Jesus continuaba dormido. El
gurto y el buey arrancaban becados de heno y paja de un monton
que tenian delante del hocico y no se dignaron ni a echar una mirada
la tecién llegada
Maria la seguia con la mirada. Cada paso de la desconocida parecia
argo como siglos. La vieja continuaba avancando, hasta que estuvo
unto al pesebre. El Nito Jestis abrié los ojos de repente y Maria se
naravilo viendo brillar en los ojos del nifio y de la mujer la misma luz
4e esperanza
La vigja se inclind ante el nifo. Maria contuvo el aliento. La vieja
1urgo en sus vestidos harapientos, buscando algo. Parecia emplear si-
jlos en encontrarlo, Maria continuaba mirandola con inquietud. Final-
Rene, tras un tiempo larguisimo, la vieja extrajo de sus harapos un
2bjeto, pero que quedo escondido en su mano, ¥ 1o entrego al nlfo,
spués de todos los dones de los pastores y de los Reyes, :qué
fer aquel don mistericso?
Maria veia sélo la espalda de le vieja, curvada sobre !2 improvise.
4a cuna de Jesis.
pono. sa aspecio recupero miagrosamente 13 joverni ae cane
mies como sed2. Cuando se aie
ba pesebre, para desaparecer en la oscurdad dela que habla sug
el don misterioso.
brilaba una manzana roja. Aque-
la madre de los wientes, que ha-
| Porque ahora, con Jesiis, habia nacido una nueva creacion. ¥ toce
podia comenzar de nuevo.
fQUIEN ES EL Mis PODEROSO
DEL MUNDO?
<<" a byeuda de
— OS siti
‘stébal era un gigante con una fuerza espantosa y un aspecto t
& El rey de su pais lo habia contratado como quardia de corps, po:
die se le ocurria buscar camorra con aquel gigante que po-
iruna grtesa encina con un solo golpe de espada,
Pero un dia Cristobal se cansé de proteger a su rey, que era muy
barde, y decidié ir a buscar al rey més poderoso del mundo y po-
tse a su servicio, Después de todo, se lo merecia, Nadie eran tan
bil y valeroso como él
a
‘Tas haber peregrinado mucho tiempo, legé a la corte de un rey
® decia a todos que era invencible, Cuando este rey vio al gigantes-
Cristobal, Jo tomé a su servicio de muy buena gana y le consintio
ir en su castillo.
Un dia un juglar cantaba a los pies del rey una cancién, en la que
‘epetia varias veces el nombre del diablo. El rey. que era cristiano,
fala sefal de la cruz siempre que ola nombrar al diablo.
Crist6bal se extranio mucho de ello y pregunté al rey el significado
aquella sefial
al tey se nego a contestar, pero Cristébal dijo: «Si no me lo dices,
voy».
(el rey le dijo: «Cuando oigo et nombre del diabio, busco siempre
ecci6n en esta sefal, porque tengo mucho miedo de su mal
an sus garrasy,
Cristobal lo miré desilusionado y después declaré: «Si tienes tanto
miedo del diablo, quiere decir que el diablo es mas poderoso que ti
Por eso me voy de verdad, porque ya te habia dicho que quiero servir
al rey mas poderoso de! mundo. Voy a buscar al diablo para ponerme
a su servicio».
Un horrible hombron
Cristobal dejo la corte y se fue en busca del diablo, Llegé a un lugar
spero y desierto, donde estaba acampada una mesnada de terribles
soldados. Los centinelas le detuvieron y le llevaron ante su jefe. Este
tenia una cara peluda y cruel, con los ojos que despedian llamas de
maldad
«Adénde vas, grufé con una voz que ponia la piel de gallina
«Woy a buscar al diablo porque quiero ponerme a su servicio», res.
‘Pondié Cristébal.
El horrible hombrén 1
que td buscas.
Cristobal, contento por haber encontrado al soberano mas podero-
so de prometié servirle para siempre. Pero un dia, mientras
diablo caminaban juntos por un camino, se dieron de
amente; después dijo: «Yo soy el
bruces con una cruz, E diablo se puso livide, comenzo a emir extra-
4hos gruftides y después se dio a la fuga Jevantando una gran polvare-
da ¥, lo que es peor, obligé a Cristobal a seguirle por un sendero im-
Practicable e incémodio, sélo para no tener que pasar ante la cruz,
Aquella noche, todavia soprendido, Crist6bal pregunto al diablo la
raz6n de aquelle fuga improvisada que los habia obligado a abandonar
luna camino cémodo para seguir un sendero horrible. E! diablo se ne-
‘g6 a responder, pero Cristébal dijo: «Sino me lo dices, me marcha».
De mala gana, el diablo explicé: «tin hombre llamado Jestis fue un
dia clavado en una cruz. Ast, todas las veces que veo !a sefial de la
cruz me sienio obligado a hur espantadon
163Y Cristébal le dijo: Por tanto, ese Jesis es mucho mas poderoso
qque ti, si te produce tanto miedo una simple sefial que lo recuerda. Y
ahora descubro que todavia no he encomrado al rey mas poderoso
del mundo. Me habias mentido. Adiés, diablo, Voy a buscar a Jess»
Una cabafia en la orilla del rio
Pero Cristobal debié caminar mucho antes de encontrar a al
puciese indicarle dénde hallar a Jess. Iguien que
___ Finalmente se encontré con un ermitafio que le cont6 Ia historia de
Jesucristo, le hizo leer el Evangelio y le ensehé la verdad de la fe
Cristobal escuché todo con mucha atencién, pidié el bautismo y
prometio servir a Jestis fielmente con todas su fuerzas,
«EL Rey al que deseas servir debe ser honrado con frecuentes ayu-
os), afladi el ermitafio.
‘Que me pida cualquier otto servicio, porque en ste no puedo
con franqueza Crist6bal
‘Deberds también rezar largo tiempon, continud el
«Tampoco en esto puedo servirle®, dijo sinceramente Cristobal.
Y el ermitafio prosiguid: «Ves allé lejos ese rio en el que muchos
Serecen cuando intetan atraversarlo?»
Si
«Entonces, puesto que eres tan alto y fuerte, vete a la orilla del rio y
3yuda a los pasajeros a cruzatlo, Jestis lo considerara un servicio val.
40 ¥, como es bueno y genetoso, tal vez venga a de
servicio que puedo presiarlen, cijo esta vez Cristébal
la orilla del rio, que corria impetuoso y
Tanwa, y se construyé una cabafia. Con
arbol joven se hizo un robusto bastén, para caminar
ansportar de una orilla a otra
fiaba la corriente del rio para levarlo a la otra parte. Cristébal cumplia
su oficio con absoluta fidelidad, para servir al nuevo Rey, aunque toda-
via no lo conocia.
Un nifio pesado como el plomo
Asi pasaron algunos meses. Un dia, mientras descansaba en su caba-
fia, Cristébal oy una voz de nifio que lo amaba, «Cristobal, sal fuera
y levame a la otta parte del rion. Cristébal salio, pero no encontré a
nadie,
Movid los hombros y volvié a la cabafia. Pero, apenas dentro, oy6
de nuevo la misma vocecita que lo lamaba. De nuevo corrié fuera y
no encontré a nadie.
Reentré en la cabatia y por tercera vez lo llamé una voz de nif.
Por tercera vez comrié fuera y esta vez encontro a un niflo en la oni
la del rio. Con mucho garbo, el nifio pidié a
tara a la otra orilla. «Chiquitin, eres tan pequefio que ni siqul
bia visto. Tenia necesidad de estirar un poco las piernasy, dijo
Cristobal bonachonamente. Con una mano sola se puso al nifio en los
homibros y entré en el rio apoyandose en el aston
ar como plomo. Cris-
Pero el agua comenzé a crecer y el niio a p
tébal estaba dotado de una fuerza excepcional, pero ahora, cuanto
mas se introducia en el rio, la corrtente resultaba mas amenazaciora y
‘1 peso del nifio lo aplastaba, doblandosele las rodillas. Varias veces
estuvo a punto de caer.
‘Aquella travesia le result6 internimable y le costé un esfuerzo tre-
mendo, Renqueando llegé a la otra orilla, deposité al nifio en tierra y
cayé de rodillas sobre la hierba, extenuado. «Nitto, —suspir6 el gi-
gante—, me has puesto en gran peligro: tu peso es tan grande que
levar en mis hombros al mundo entero
‘maravilles, Cristébal, respondie.UNA ELECCION DIFC. 3
aon,
fev gut etalon ob ase
yb buey, ew le grits?
ra escoger los mas aptos P:
de visje hacia Belen. un angel reunio a
jar a la Sagra-
as Jose
aire astuto e mn0-
jo de Dies rebare
sa. Lievare a Ma
que chasse)
la ¢abeza baja. en el campo de un agricultor, en las cercanias de la
grtta,
angel los Jamo: «:Vosotros no teneis nada que ofrecer?» «Nadan,
respondis el asno, y agache tristemente las largas orejas. Nosotros no
hemnos aprendido nada fuera de la humildad y ta paciencia, Todo lo
defnas signsfica solo una afiadicura de palos»
El buey, timidamente, sin alzar los ojos. dijo: «Pero podriamos de
tarfo en tanto espantar las moscas con nuestros rabos»
El angel fnalmente sonri6’ wVesotros sois los elegidosn2 movia, ni nos miraba, pi se impacientaba
mnsaba:
de ser muy grande Dios, si mi padre, cuando
ansaba: ‘Debe ser muy sencillo Dios, si mi ma-
te hablarle cubierta con ese delantal, y tenien-
fio en sus brazos'.
nbién pensaba; ‘Dios debe ser un personaje
uuando le habla, ya no le
nanos de mi pad
fiaron mucho mas que el mejor libro de cate-
(P. Duval)
1 *Ustedes, 21 orar, no sean como los hipéeritas” (Mt
65: Pr 20.17: 2 Tim * 1).
sous OD
region de Provenz
hacimiento se nk
‘5 manos vacias y el rostro
sto la gente Asoinbrado’.
Francia), entre las esta-
Cuentan que en la primera noche
pastores de Belén se cisgusiaron con
fievaba ningun regalo ai Nifc Dios. y 'e
“Qué no te da pena? ,Quieres ver
no le regalas nada?
El Asombrado!
caso; solo miraba y
‘asombrado’ haya tlegado aqui
‘con las manos va‘ te trae al Nifo Dios el regalo
‘nas valioso: es su asombro por el increible amor de
lo tiene abismado.
a Maria conchiyo:
Ei mundo seguird siendo maravilloso mientras
haya personas que sean capaces, al igual que este pas
El drbol de Navidad
y el pesebre
E Wea pemem
preeneey 7
allanssado de nuevo el rio, planta tu bastoz-<érca de la cabafla y mafana
or la mahana lo encontraras florecido y cargado de frutos»
Dicho esto, el nite desaparecio.
Cristébal obedecie. Vuelo a la cabafa, plants en tierra el baston y
@ mafiana siguiente lo encontré leno de hojas y de frutos
» La Noche Santa (@)
‘sdueia noche un pobre sais a petit suxiio
Reo de puerta en puerta
adécete dé mi, amigo. y dbjame ie
snes Drosas. En mi casa scabs le
acer un mio y es precio encende el toege
a I esposa y's! peau
{ue Ro habianhuido, en i peda que no
etido al hombre y sind un taro Teron,
infin
Hevate lo que quieras —respondis seco.
ero singin
hombre note ave et
ane is brass que quieres!ERA SOLO UN POBRE
NIBIO COJO.
6
En el campamento de los pastores, en Belén, la noche de Navidad ha-
bla quedado solo el pequefio Benjamin, Su perrito, Golias, se empe-
jlaba en vano en consolatlo, apoyando la cabeza en las piernas graci-
les del pequefio amo, gaftendo y moviendo la cola.
‘Todos los pastores del campamento se habian marchado. Una vi-
sion luminosa los habia invitado a tendir homenaje al Rey de Reyes
que habia nacido precisamente en aquella noche. Todos se habian ido
deprisa, excitacos, levando dones, flautas y zampofias
El pequefio cojo Benjamin se habla quedado junto al fuego, con un
{gran deseo interior de lorar. Habria sido sélo un estorbo; no habia lo-
grado seguir su ritino con su solo pie todo torcido y su muleta. Golias
le dio un lametazo afectioso en wna mano
En lo alto, en la cupula de tetciopelo negro de la noche, brillé una
estrella luminosisima
Atoda costa
Benjamin tomo una decision, Sorbié las lagrimas, aferro su muleta, se
Jevant6 con gran esfuerzo y despues, saltando y apoyandose, se enca-
miné en la dlireccién seguida por la estrella. Fodia conseguirio. Em-
pleatia todo el tiempo que fuera necesario, pero también él honraria
aquella santa noche. Gollas mova la cola a
Pero Benjamin caminaba a duras penas de dia; asi que, ifigurarse
por la noche! Su muleta se astllaba contra las piedras; mas de una vez
el muchacho acabé con la cara contra el suelo por haber caldo en al-
‘gin hoyo, Pero cerraba los pufos y continuaba renqueando; queria
llegar a toda costa. Y aquella estrella en el cielo parecia animarlo S:
cruzé con pastores que regresaban y:
que habian visto, Alguno invite a Benj
contaré todo yo mismo». Pero Benjamin respondia: «No, quiero verlo
yo». Y, aunque le dolian los brazos, aseguraba enérgicamente su mule-
taenlatierra y proseguia,
Casi se habia terminado la noche, cuando legé donde la estrella
se habia detenido. Era sélo un pobre establo, cor
telleaban al fulgor de las hogueras. Golias ladré a
se dignaton a dirigirle una mirada. Saltando, Benjamin s2 asom
puerta del establo,
Vio a un hombre en un rincon y en la paja a una mu}
minados por una ternura que inundaba el establo y en su seno a un ni-
fio pacificamente dormido.
Coftes preciosos
‘Tres personajes de porte austero y misterioso est.
el nifio en una
‘ébano, abrio un cofrecillo leno de collares
‘oro amedientro al nifio, que 2scondiABRIR "LAS PUERTAS "
ticipardela vida
yy dela felicidad
| que Dios nos quiere dar.
Lainiciativapartede Dios
poe su morada entre
Ibs hombres. Hay que
descubrir su presencia,
4 verle presente en nuestra
histora y no quedamos
pasivos: hay que hacerlo
‘que sea para vivirto sin
4 mediocridad La proximi-
dad de la Navidad nos
+ inspira este reato:
"face muchos afios
| en un pequerio pueblo de
| Palestina viviaunhombre
Mamado Eliab que tent
* na pensin donde reci-
bia viajeros y caravanas.
+ Aquella noche helada de
diciembre todos oscuar-
tos estaban ocupades y 1
ainlaba owas pot
esto dejé a su hija Ester
como encargada de la
| puera. No abras a nadie,
| Te avin el padre, por-
| ‘que no hay ni una habi-
j
| MD votes gstmes
invtados a par
taci6n disponible. Casi a
a medianoche timbré 1a
puerta, Ester se asomé y
mind quienera: Soy Joséy
‘esta es mi esposa Maria;
vvenimos fatigados de un
Tango viaje y mi sefiora va
asermadre. Lamuchacha
record6 cuanto le habia
dicho el padre, pero a las
ssiplicas de los peregrinos
no resists.
‘Acomodé os recién
| llegados en el cuarto de
sus padres. Yapensabaen
inse adomir cuando alguien
tocaba a la puerta. Delante
tenga un hombre que dijo ser
el rey Melchor. Eliab empe-
26aiemblary penséen dejar
Su cuano al rey de manera
‘que José y Maria tuvieron
due irse: pero la muchacha
persd mejor dale su propio
Euartucho. Acababa de
A JESUS
arreglar las cosas, cuando
sonaron a la puerta. “jHay
posada para el rey Gaspar”
dijo el nuevo Uegado. A
Eliab se le doblaron las rodi-
Tas, , Otro rey en su posada?
{Dénde podria alojario?
fh, si! En la habitacién de
su hija, De manera que otra
‘vez tuvieron que mudar José
v7 |
4
Lee
———_
y Marfa, Ester pens6 man-
arlos ala habitacion donde
‘su mamé lava y plancha. El
‘cuarto era tan cChiquito pero
Ja muchacha lo daba de
corazén. Por tercera vez
alguien tocaba a la puerta.
(Hay posada para el rey
‘Baltasar? Eliab casi_se des-
maya, Tres reyes en su posa-
da, ;Donde hospedar digna-
‘menteal que acaba de llegar?
En el cuarto donde tu mami
Tava y plancha, le grité a la
hija, Ester Uena de tristeza
volvié a hablar a los pere-
sgrinos: Yo ibaa dormiren el
establo para darle una
——
posada, si quiere aceptareste
Alojamiento, es mejor que
dormir a a intemperic. E5e1
tinico que puedo dartes.
Lieg6 la medianoche y
Fase gba sho
que bajo su
fstaban tres reyes, cuando le
parecio divisaruna fuerte luz
vvenfa de afuera: parecfa
Estemblo Saiyan
pastors le dijeron:
ho quisistedarposadaal Rey
doles. Reyes. lela tera,
Entonces records que su hija
abla desalojado a aquellos
peregrinos de Ia estimpe
David que esperaban un hijo
Y.,8e sintié morir. Se acerod
imds para ver y ailf estaban
Melchor, Gaspar y Baltasar,
sus reales .¥ Ie
Cerrarone paso, Seid cen.
ta de su corazin de piedra y
frio como el hielo. Triste y
‘olvidado, el hombre logré
‘verque Maria y foséle daban
el nifo a su hija Ester para
que lo tuviera en brazos. El
nfo sonrid a Eliab y- dos
1dgrimas de arepentimiento
le brotaron al viejo hombre:
isis le amaba tambien aayuda de una muleta. (La muleta! Claro que st
ssa que tenla, Se la offeceria al Santo Nitio, Si
la cosa mas precio-
ojos y sonrié. Una sonrisa que inundé cle ale
el nifio apreté su pequefio purio en torno a la
si Lo hizo con una fuerza sorprendente. Benjamin quedé asombrado y
se tambale6: estaba a punto de caer. pero no cays.
Una caricia
Instintivamente bajo el pie. Su pie lisiado y enfermo ¢
caminado, Estaba curado, Hasta Gollas, que lo habia seido y lo mi
Taba con Sus ojazos fieles, ladré de felicidad. Benjamin comprendid
que al nifo le habia complacido su regalo y que, a su manera, le habia
devuelto una recompensa.
Dio un salto para comprobar que estaba cu
tu6 de rodillas ante el nifio, le besé la mano
ccon los labios murmurando muy by
La mama det
min, que volvi6 a
lias no logré ae
flo acatici6 co
carrera hacia el campamento. En esta ocasién Go-
lo atrasbude acabarow ch or0-
(°° b tucteusoy be wirraP
‘Aunque no lo dieran a entender, los mas excitados eran el burro y el
buey. No lograban concliar el sueno. Aquella noche y aquel dia hablan
sido maravillosamente cadticos: el nacimiento del nifo, los angeles, los
pastores, la estrella, y luego la llegada de los tres Reyes con sus mantos.
de telas recamadas y sus abrigos de piel y sus extrafios cuadnipedos
con joroba. Y, sobre tod impagueo de los coftes que encerra-
ban los regalos traidos por los tres Reyes. Todos los hablan admirado y
ahora estaban all, abandonados sobre la paja, mientras la mujer mecia
dulcemente al nifio y el varon de manos grandes y fuertes atizaba e!
fuego y echaba un poco de heno a las dos bestia,
Entre las rendijas inconexas de la choza, otros dos ojos miraban fi-
Jamente los regalos de los Reyes. Fran ojos llenos de ingenta astucia
No habian perdido un solo detalle de la jornada y ahora observaban
con interés el primer bostezo de cansancio aparecido en la boca del
varén. Eran los ojos de Dimas, el mas valiente de los rateros de Belén,
gil y rapido como un huron,
El nino fue el primero en dormirse, despues la madre se adormilé
sobre el montén de paja que el varén habia preparado y ordenado. E1
varén esperd a que el fuego se apagase, después tambien él se tum-
bo sobre la paja con un suspito de cansancio y se durmio. El burro y
‘el busy lo imitaron. Un silencio profundo invadio la choza.
80.
‘Un paquete tintineante
Dimas se desliz6 en la sombra y se acercé a la puerta. Estaba atranca-
da con una viga robusta. No podia desquiciaria: despertara a todos,
Examiné las paredes, recorriéndolas con la mano, Se movid una tabla.
Dimas intuyd que podia ensanchar la ranura todo lo que fuese necesa-
de la vieja cuadra. Con habilidad
y se metié por la ranura con los movimientos sinuosos de un gat
Se movié ligero, tratando de habituar los ojos a la oscuridad. Los
tres coftes estaban bajo la improvisada cuna del nif, luminados por
cel timo resplandor de las brasas del fuego.
El buey resoplé en el suefio y el asno escarbé en la paja. También
ellos sofaban, Dimas contuvo el aliento, inmovil. En la estancia las res-
piraciones se habian vuelto regulares.
Elmuchacho se movie rapidamente. Cogié los tres cofres y los me-
tio en la alforja de tela que portaba en bandol 6 una mirada
al niffo y le parecié percibir una sonrisa en su ce
bros y salid por la ranura que habia abierto, Cuando estuvo fuers de la
. sonriendo colocé en su puesto la tabla que habia removide
después se alejé a toda velocidad
Daba grandes saltos de alegria, sosteniendo con sus dos manos el
paquete tintineante del robo: Repasaba de memoria el contenido y
pensaba excitado en la hermosa suma que cobraria. El mayor de los
cofres contenia collares, brazaletes y monedas de oro, el segundo es-
taba lleno de incienso purisimo; el tercero tenia una ampolla de pre-
ciosisima mirra, Un golpe de fortuna increible. Solo debia ser pruden-
te y esconder todo muy bien. El mundo estaba leno de ladrones.
La sorpresa
Eniré en la casa por el tejado, como hacia ordinariam
padre ni madre y el viejo pariente cue lo albergaba en
preccupaba de élEn su pequefia habitacion, bajo el pavimento recubierto de paja, Di-
‘mas habia excavado un nicho en el que guardaba sus cosas preciosas
\Tendré escondido durante tunos meses el oro, el incienso y la mi
1a, Después los venderé poco a poco, en Jerusalén o incluso en Da-
‘masco, donde no levantardn sospechas», pensaba.
aceite finamente grabada, que provenia
romano, que andaba buscandola, y
el primer cofte y no logré evitar
{qué diablos ha sucedido?». Abrié con
aquel hombre era mas astuto de lo que parecia. En lugar del oro, el
coffe contenia un gran martilio; en lugar del incienso, habia tres grue-
08 clavos; y la ampolleta, en lugar de la mitra refinada, contenia vina
gre vulgar.
‘\Casualidades, casualidacies! {Qué hago con esta porqueria? Se la
endiigaré a los soldados romanos a cambio de unas monedillas»
‘Tres cruces
Pasaron los aos, Dimas se habla convertido en el mas rico e insolente
‘bandido del desierto. Sus hombres realizaban razias en las mas ricas
ciudades de Oriente, y el ejército romano se habla visto obligado mu
cchas veces a pactar con él. Pero un dia llego de Roma un gobernado:
ambicioso de nombre Poncio Pilato que, para hacer carrera y con:
ciarse con los notables de jerusalén, decicio capturar a Dimas. Lo lo:
{gro con una emboscada, 7 Dimas fue condenado a la pena mas ter:
cer condenado. Tenia el rostto noble y leno
de bondad, aun bajo ias sefiaies de la tortura, Decian que era un pro-
feta de Galiiea de nombre Jestis, que facia milagros, que habia sido
condenado porque se habia proclamado Hijo de Dios + Mesias,
Los ojos gélidos y feroces de Dimas se cruzaron con los del tercer
condenado. Para el bandido todo cambié de manera incomprensible,
su rabia feroz se desvanecié y se sintio extrafiamente en paz
El verduge comenz6 su miserable tarea con el profeta galileo: em-
puio un gran marti y tres gruesos clavos, mientras un soldado em-
iAquel nifio era el Mesias! Por
ccrucificar al Hijo de Dios. Con las lagrimas en los ojos, Dimas oyé que
Jesiis decia. «Padte, perdénalos porque no saben lo que hacen»
Con la acostumbrada insensibilidad, los soldados se pusieron a
discutir para dividirse las ropas de los condenados. Cuando las tres
ccruces fueron alzadas con su carga de dolor, la gente comenzd a be-
farse de los condenados. Se enfurecian especialmente contra Jesiis.
Los jefes del pueblo lo escarecian: «Ha salvado a otros; pues que
ahora se salve a st mismo, si es verdacleramente el Mesias elegido por
Dios». También los soldados lo escarnecian: se acercaban a jestis, le
daban a beber vinagre y le decian: «Si eres realmente el ey de los ju
dios, salvate a ti mismon
El otro bandido crucificado se habla unido a los escarnecedores €
insultaba a Jesiis: «No eres el Mesias? Pues sdlvate a ti mismo y a no-
sotros», Dimas lo reproché con aspereza: «Tl que estas sufriendo la
misma condena, éno tienes ningiin temor de Dios? Para nosotros dos
8s justo pagar el castigo por lo que hemos hecho: en cambio él no ha
hecho nada malon.
Después afiadi: destis, acuérdate de mi cuando estés en tu reino»
Los ojos dei Mesias torturado y moribundo miraron a Dimas con
bondad infinita. Después el feroz bandido oyé las palabras mas bellas
y amables de toda su vida desastrada: «Te aseguro que hoy estaras
conmigo en el paraiso»UNA ENCANTADORA LEYENDA
(QUE HA CONMOMIDO AL MUNDO
= y deb
=o oot ey
En los dias en que César Augusto era emperador de Roma y Herodes
reinaba en Jerusalén, viva en la ciudad de Ecbatana, en ios montes de
Persia, un hombre llamacio Artaban, ‘
Era allo y moreno, de unos cuarenta aflos, Los ojos fulgurantes, la
frente de sofador y la boca de soldaco lo revelaban como un hombre
sensible pero de una voluntad férrea, uno de esos hombres siempre
en busca de algo. Artaban pertenecia a la antigua casta sacerdotal de _
os Magos, llamadios adoradores del fuego,
Un dia convood a todos sus amigos y les dirigio este discurso, mas
0 menos
«lis tres comparieros entre los Magos —Gaspar, Melchor y Balla
‘sar— y yo mismo hemos estudiado las antiguas tablas de Caldea y
hemos calculado el tiempo. Cae este afio
Hemos estudiado el cielo y hemos visto una nueva estrella, que ha
brillado una sola noche y despues ha desaparecido. Mis hermanos ve-
Jan en el antiguo templo de las Siete Esietas, en Borsippa, en Babilo-
nia, y yo vigilo aqui. Si la brilla de nuevo, dentto de diez dias
Partiremos juntos hacia Jerusalén, para ver y adorar al Prometido, que
hacer Rey de Israel. Creo que la seftal ventira. Me he preparado para
1 viaje, He vendico mi casa y mis bienes y he adquirido estas joyas
un zativo, un rubi y una peria— para llevatlas como regalé al Rey. Os
que vengais conmigo en peregrinacion, para que po-
ar juntos al Principe».
Diciendo esto, sacé de un pliegue recéndito de la cintura tres gran-
des joyas, las mas bellas jams vistas en e] mundo. Una eta azul como
un fragmento de cielo nocturno; otra, mas roja que un rayo de la pues.
ta del so}; otra, blanca como la cima impoluta de un monte a mediodia,
Pero un velo de duda y desconfianza abatié los rosttos de sus amigos,
como la niebla que se levanta de los cenagales hasta ocultar los collados
‘Artaban, esto es s6lo un suefion, dijo uno.¥ todos se marcharon,
Artaban se quedé solo y salié a la terraza de su casa. Entonces, alta
eneel cielo, perfecta de candor radiente, vio titar la estrella del anuncio,
«SAlvame!»
Djemal, el mas veloz y resistente de los dromedarios de Artabbén, de-
voraba la arena de los desiertos con sus latgas patas. Ariaban debia
Calcular bien los tiempos para llegar a la cita con los ottos Magos. Pa-
largo de las pendientes del monte Orontes, excavadas por el
‘curso tortuoso de cien torrentes, Recornié las llanuras de ios Nisenos,
donde las famosas manadas de caballos movian la cabeza al acercar
se Djemal, y luego se alejaban al galope con estn
Atraveso muchos lugares gélidos y
mente entre las crestas de las
adenité en desfiladeros oscuros, si
que los habia excavado
das por el viento: 52
el cauce rugidor del rio
Estaba a la vista murailas lenas de brechas de Babilonia,
0. En la pel, seca y
re
Je recordaba a su padtre. Lo llevo a una posada y pidio al posa
que se cuidara del viejo y que Io hospedara el resto de cus dias. En
pagel dol eato i
iguiente Artaban reemprendio