PERSONA.
INTELECTUAL.
PSICO-EMOTIVA’
1. Dimensién corporal
La corporeidad es el elemento esencial de nuestra persona. No
s6lo «tenemos» un cuerpo; «somos» nuestro cuerpo.
Los aspectos fisicos —genéticos, hormonales, relacionados
con el aspecto exterior (estatura, peso, edad, tono de voz, ges-
tualidad, color de la piel y de los ojos, etc.)— nos caracterizan
profundamente y constituyen una especie de «camé de identi-
dad» que pueden leer sin més los que nos rodean. El cuerpo es el
instrumento que nos relaciona con la realidad externa y con
nuestros semejantes; también revela, aunque de forma incomple-
ta, quiénes somos y cuales son nuestros aspectos caracteristicos.
La historia de la cultura ha tenido diversas actitudes ante el
cuerpo. En algunas épocas se le rechaz6, por considerarlo ene-
migo de la dimensi6n propiamente humana y noble, la del alma.
En otras, hubo movimientos culturales que idolatraban el cuerpo
¢ insistfan unilateralmente en lo relacionado con el bienestar cor-
poral, sin tener en cuenta una consideracién més general del bien
de la persona.
Una postura equilibrada lleva a valorar positivamente el cuer-
po, aunque reconociendo que tal actitud no agota la riqueza de la
persona humana. En esta Optica hay que considerar positivamen-
te todas las atenciones y métodos de cuidado del cuerpo (higie-
ne, embellecimiento, movimiento fisico, dieta equilibrada, etc.)
En cuanto a la relacién de ayuda con el enfermo, hay que re-
saltar la importancia del cuerpo en el lenguaje no-verbal: muchos
de nuestros mensajes se comunican con los gestos, con la mimi-
ca y con la postura. Mas en general, hay que resaltar que la
comunicacién serfa imposible sin la mediacién del cuerpo.
2. Dimension intelectiva
El hombre ha sido definido frecuentemente como «ser racional»,
es decir, dotado de una facultad muy peculiar, la razén, que le
diferencia de los animales.
La racionalidad impulsa a una incesante actividad de com-
prension de s{ mismo, de los demas y del mundo. El hombre no
se contenta con vivir bien; quiere conocer, dar un significado a
su actividad. El hombre se siente llevado a buscar la verdad, aun-
que varfe su definicién de la misma y la identificacién de los gra-
dos de certeza.
El mundo modemo se caracteriza, al tiempo que por otros
fendmenos, por el desarrollo prodigioso de la ciencia en todas
sus ramificaciones. Se trata de un saber acumulable, de tipo ge-
neralmente técnico, especializado, que requiere una larga forma-
cién igualmente especializada.
Pero, ademas del saber cientifico, contamos con la gama del
saber que tiene que ver con la vida cotidiana y que no puede pre-
sumir del titulo de «cientifica»: el saber relacionado con lo coti-
diano, con la convi de las personas, con el arte, la literatu-
ra, la religin, la filosofia, el saber comtin, el relacionado con la
expresién del sentimiento y de los valores, etc.
‘Aunque la ciencia modema puede presumir de un mayor
grado de certeza en los resultados, gran parte de nuestra existen-
ia se orienta por reflexiones y decisiones de cardcter extracien-
tifico. Esto se debe a que el hombre no es s6lo, como diremos
mas adelante, una «méquina pensanten. La persona es guiada en
la reflexién y en la acci6n por motivos racionales, pero también
por los que dependen de la emocién, de los valores, de las cos-
tumbres, etc.
La inteligencia funciona, se ejercita, y por eso debe cultivar-
se la apertura a todos los intereses culturales (mtisica, arte, lite-
ratura, etc.) y a una actualizacién conveniente,