You are on page 1of 30
De Peter Berger (comp.) en esta biblioteca La construcci6n social de la realidad Marxismo y sociologia. Perspectivas descle Europa Oriental Peter L. Berger Thomas Luckmann Amorrortu editores ‘edicién en castellano, 1968; primera réimpresién, 1972; segunda reimpresion, 1974; tercera reimpresién, 1976; cuarta ‘eimpresin, 1978; quinta reimpresién, 1979; sexta reimpresién, 1983; séptima reimpresién, 1984; octava reimpresin, 1986; nove- ‘na reimpresién, 1989; décima reimpresién, 1991; undéeima reim- presion, 1993; duodécima reimpresién, 1994; decimotereera re presién, 1995; decimocuarta reimpresién, 1997; decimoquinta teimpresién, 1998; decimosexta reimpresién, 1999 ‘Traduccién, Silvia Zuleta Revisién técnica, Marcos Giménez Zapiola Unica edicicn en castellano autorizada por Doubleday & Company, Ine., Garden City, Nueva York, y debidamente protegida en todos paises. Queda hecho el depésito que previene la ley n° 11.723. os los derechos de la edicidn en castellano reservados por rortu editores S, A., Paraguay 1225, 7° piso, Buenos Aires, ‘por cualquier medio meesinieo o cleetrénieo, incluyen- fatocopia, grabacién o cualquier sistema de almaconamiento y racién de informaeién, no autorizada por los editores, viola Tndustria argentina, Made in Argentina ISBN 950-518-008.8 Impreso en los Tulleres Graficos Color Bfe, Paso 192, Avellaneda, provincia de Buenos Aires, en abril de 1999, Prefacio La presente obra ha sido concebida como un tratado exégesis de diversas figuras dentro de tte a otvos desrollet de a teria socol6giea, nf siquiera demostar cémo puede operas a intesis entre algunas do esas figuras y desnrolo, ‘Tampoco debe atribuircle ninguna intention polemica, So hhan incluido comentarios eriios wbre otras paiciones te Has (no en el texto, pero si en las notas) solo cuando pueden resikar de provecho para carfcar la» presente Ergumentacion, ‘ia médula de la angumentacién se hallaré en las Seo- ciones Il y IIT ("La sociedad como realidad objetva™ “La sociedad como realidad subjeva?). La primera com tiene muestrs aprecaciones bisicas sobrs lo problemas de Ia socilogia del conocimiento, y en la sequnia eas apre= Giaiones se aplican al nivel de fa concienca subjetva, con Io que se'tende un puente teérico hacia los problemas de Priceloua social. La Seccién T contiene lo que pra dex Ecibine més adezuadamente como prolegémenoe filsstces 2 la angumentaciin central, en términos de un andlss fone. Imenolgico de ln realidad de la vida eotlana (“Las ane damentos del conocimiento en In vida cotidiana”). Et lector 2 quien seo interewe Ia argumentacton sodoldgca. prop mente dicka, tal verse sienta tentado de pasario por alto, Dero debe advertsele que certos conceptos eentalesusador fn el curvo de la exposicién se hallan definidos ena Section 1. “Aunque nuestro interés no et histrico, nos hemos sentido bligados a explicar por qué nuestro concepto de la socio- Jogia del conocimiento difiere de lo que hasta ahora se hha entendido en general por esta disciplina y de qué manera lo hace. Asi Jo hemos hecho en la Introduecién. Al final Aagregnmos algunas conclusiones para indicar 1o que con sideramos un “corolario” de la presente tarea para la teorla sociolgiea en general y para cirtos campos de Ia inves- tigacién empirica. TLa Iégica de nuestra argumentacién vuelve inevitables ‘iertas repeticones, Por ello, algunos problemas son consi- derados como paréntesis fenomenoléyicos en la Seccién T, se examinan nuevamente en la Seceién TI ya no. como PParintesi con vistas a su génesis empirica, y finalmente on tomados una ver més en la Seccién ITI en el plano ‘conciencia subjetiva. Hemos tratado de que este libro Jo mis ameno posible, pero sin violentar su. I6gica y-confiamos en que el lector comprenderd el porque ‘rpeticiones que resultan inevitables. vul’Arabi, el gran mistico islémico, exclama en uno de ““jLibranos, ch Alé, del mar de los nombres!” “rcordado a menudo evla exclamacién durante Tecturas de teoria. sociolbgica. En conse- resuelto excluir todos los nombres de lo que ttuye nuestra angumentacién concreta, que ahora puede exposicin continua de nuestra propia posicién, e interrumpa constantemente con observaciones del “Durkheim dice esto”, “Weber dice aquello”, “Ex punto eoineidimos con Durkheim y no con Weber" ‘que Durkheim no ha sido bien interpretado en t ete. De cada una de las piginas surge obvia- “mente que miestra posicién no ha surgido ex nihilo; pero de- seamos que se Ia juzgue por sus propios mérits, ‘no. por sus aspectos exexéticas o de sinted. Por To tanto, hemot tubicado todas Jas referencias en las notas, y del mismo ‘modo hemos reystrado (aunque siempre brevemente) todas las argumentaciones que poteemos junto con las fuentes de las que somos deudores. Esto ha requerido un propor- tionado aparato de notas, lo que no significa que nes hhayamos sometido al ritual de la Wisconschaftichkeit, sino ims bien que hemos sido fieles a las exigencias de In grax titud histrica, El proyecto euya realizacién constituye este libro fue con tebido por primera vez en ef verano de 1962, en el trans- ‘curso de apacibles cologuios al pie (y ocasionalmente en la cima) de los Alpes de Austria occidental. El primer plan de la obra fue elaborado a comienzos de 1963. En esa época se Io pens como una empresa en Ia que intervendrian un tercer sociloyo y dos filésofos. Los otros participantes se vieron impedidos, por diversas razones personales, de in- tervenir activamente en el proyecto, pero queremos hacer constar nuestro agradecimiento por los continuot comen- tarios criticos de Hansfried Keliner (actualmente en la Universidad de Frankfort) y de Stanley Pullbery (actual- mente en la Boole Pratique des Hautes Btudes). Lo mucho que debemos al desaparecido Alfred Schutz se pondra de manifiesto en diversas partes del presente tratado, Sin embango, desearfamos reconocer aqui la in- fluencia de las ensefianzas y los eseritos de Schutz sobre nuestras ideas. Nuestra comprensién de Weber se ha be- neficiado enormemente con las lecciones de Carl Mayer (Escuela para Graduados de la New School for Social Research) ; asf también la de Durkheim y su escuela lo ha sido por las interpretaciones de Albert Salomon (también de Ia Escuela para Graduados de Ia New School for Social Research). Luckmann, que recuerda muchas conversaciones Provechosas durante un periodo de clases conjuntas en Hobart College y en otras ocasiones, desea expresar su deuda para con las ideas de Friedrich ‘Tenbruck (actualmente en la Universidad de Frankfort). Berger desea manifestar sa agradecimiento a Kurt Wolff (Universidad de Brandeis) y a Anton Zijderveld (Universidad de Leiden) por su per manente interés critico hacia el desenvolvimiento de. las ideas coneretadas en este Kbro. Es habitual en trabajos de esta indole reconocer los aportes intangibles de esposas, hijos y demés eolaboradores privados, que integran una categoria legal més incierta. Tan solo por coniravenir esa costumbre nos sentimos tentados de dedicat este libro a un cierto Jodler de Brand/Vorarlberg. Sin embargo, deseamos agradecer a Brigitte Berger (Hunter College) y a Benita Luckmann (Universidad de Friburgo), xno por el desempefio de funciones particulares sin cardcter fico, sino por sus observaciones criticas como espe- ialistas en ciencias sociales y por su firme decisién de no ejarse impresionar fécilmente, Introduccién El problema de la sociologia del conocimiento ‘Nuestras tesis fundamentales estén implictas en el titulo yy subtitulo de este libro; ellas son: que la realidad se cons- truye socialmente y que la sociologia del conocimiento debe analizar los procesos por los cuales esto se produce. Los términos claves de dichas tesis son “realidad” y “conoci- miento”, que no solo se usan corrientemente en el lenguaje cotidiano, sino que llevan tras de si un largo historial de indagaciones filoséficas. No es preciso que entremos aqui en una discusién sobre las complejidades semAnticas en cuanto al uso ya sea cotidiano o filos6fico de estos términos. Para. nuestro. propésito, bastard con definir Ia “realidad” como una cualidad propia de los fenémenos que recono- cemos como independientes de nuestra propia volicién (no podemos “hacerlos desaparece:”) y definir el “conocimiento” como la certidumbre de que los fenémenos son reales y de que poscen caracteristicas especificas. En este sentido (reco- nocidamente simplista) dichos términos tienen relevancia tanto para el hombre de la calle como para el filésofo. Bl hombre de la ealle vive en un mundo que para éles “real”, aunque en grados diferentes, y “sabe”, con diferentes grados de certera, que este mundo posee tales 0 cuales caracte- risticas. El fldsofo, por supuesto, planteard interrogantes, acerca del carécter ‘iltimo de esa “realidad” y ese “eonoci- miento”: ¢Qué es lo real? ¢Gémo conocerto? Estos figuran entre los mis antiguos interrogantes no solo de la indagacién filos6fica propiamente dicha, sino también del pensamiento hhumano como tal. Justamente por esa razén, e8 probable que la intromisién del sociélogo en ese terreno intelectual, ya consagrado provoque la extrafieza del hombre de la calle yes atin més probable que irrite al filésofo. Por consiguiente, B importa desde el principio aclarar el sentido que damos a e005 términos en el contexto de la sociologia y rechazar inmediatamente cualquier pretensién de que esta ciencia dé respuesta a esas antiguas preocupaciones filosdficas, Si hubiéramos de ser escrupulosos en la exposicién sub- siguiente, tendriamos que poner entre comillas les dos té1- ‘minot mencionados cada vez que se usaran, pero eso serfa cstiitcamente una torpeza. El hablar de comillas, sin em- argo, puede dar tn indicio sobre la manera peculiar en que dichos términos aparecen en un contexto sociolégi Podria decitse que la apreciacion sociolégica de la “realidad” iento” se ubiea a cierta distancia intermedia ntre la comprensién del hombre de la calle y la del filésofo. El hombre de la calle no suele preocuparse de lo que para él es “real” y de lo que “conoce” a no ser que algiin pro- Blema le salga al paso. Su “realidad” y su “conocimiento” los da por establecidos. El socidlogo no puede hacer otro fanto, aunque més no sea porque tiene conciencia, siste- Intica de que los hombres de Ja calle dan por establecidas “realidades" que son bastante diferentes entre una sociedad ¥ otra. El socidlogo est obligado, por la légica misma de su disciplina, a indagar, al menos, si la diferencia entre ‘unas y otras “realidades” no puede entenderse en relacién Con las diversas diferencias que existen entre unas y otras fociedades. El flésofo, por otra parte, esta obligado profe. sionalmente a no dar nada por establecido y a percibir con Suma claridad la condicién diltima de eso que el hombre de Ia calle toma por “realidad” y “conocimiento”. Dicho de otra manera, el flésofo se ve ante la obligacién de decidir Onde se necesitan comillas y dénde pueden suprimirse sin ‘esgo, vale decir, a establecer diferencias entre las aserciones que son validas con respecto al mundo y las que no lo son, Bsto no cabe dentro de las posibilidades del sociblogo, Légicy ya que no estilsieamente, esti condenado alas Por ejemplo, el hombre de la calle puede creer que posee Libre albedrio” y que, por lo tanto, es “responsable” de Sus actos, a la vex que niega esta “libertad?” y esta “ree. Ponsabilidad’” a los niffos y a los dementes. El filésofo, sea ual fuere su método, tiene que indagar acerca de la sit uacién ontol6gica y epistemoldgica de extos conceptos:.¢ E+ Wore et hombre? @Qué es la responsabilidad? ¢Cudles ‘on “ sus Unie? Cio pueden score ets coms? ya see Hivamente. Es obvio que osocblogo 9. ha eon ln epoca (rua Sa aber fo ast pune ydobe hae et inager Co a notin de bert EE Cine Gene eae es on a: cia ey eae cles eee “realidad” y, lo que es més interesante atin, c6mo esa “reali- da pods sve deapareer para nino © Fas cra cinciided care aa Eins sila en materia de “realidad” y Yona cinientt fe utls ai lnicaimente pore hed de 0 tlaidad Soda: Lo que oe” paron mone del Tet Fics wo areal” bam un bose So ngeion nore: He “Goat tre ni Foie pee ve umiaira” Se cig Gee es Scuntlaconescpecfent de Senin ySconseisiene Fertenecon a concn soles epee y que eas roe ciones tendnin que incluirse en el anélisis sociolégico ade- cuado de dichos contextos. Asi, pues, la necesidad de una “sociologia del conocimiento” est dada por las diferencias observables entre sociedades, en razén de lo que en ellas se da por establecido como “conocimiento”. Ademas de esto, th ego, alin goa’ Co sombre deb Seipare te lr ot geaerals or es canes see Mt dan por "cone ees weidads Inara Enola Palas um “onl tl conosinet dab tar oll at watacone Copa del Soman en las sociedades humanas, sino también los procesos por los a coeur tuepo "oom he oar Siaiecao socaimeee toms ee Sosenemes, por To aro, qu le villa del con aienn dork Separs de tbo i gu uns ncotad coe fice com “contigins in, Seber ni vldes 6 ‘no validez de dicho tyne Gea noes tee ion pcos). ¥ cuales oo el kanes och tedo “conocimiests bumanb te doaroll se amy sista en it siuncona soci, rclogia dal conc. fine ccied nae to caper a eco eon Cals ello se realiza de una manera tal, que una “realidad” ya stables were yr cl boris dei ale Bn ones Isliney-toncsotee nis eaaiege ae adenine Seape dl onda de is contraction dele veda is a Esta apreciacién del campo propio de ta sociologia del ‘amocimientodifere de Toque generalmente se ha enteadiin or esta diseipina desde que asf se la denominé por primera Yea unos cuarenta afios atris. Antes de comenmar muestra €xposicién conereta, ser de provecho examinar somera. Mente el desarrollo previo de la disciplina y explicar de qué modo y por qué hemos ereido necesario apartarnos de aquél _L@ expresién “sociologia del conocimiento” (Wissensso- aiologie) fue acuta por Max Scholes" Ta Goes eee tk Gécada de 1920; el tugar, Alemania; y Scheler era un filésofo. Estos tres hechos tienen gran importancia para com Brender el origen y ulterior desarrollo de la nueva dis: ‘iplina. La sociologia del conocimiento se origind en una situacién particular de la historia intelectual alemanay dentro de un contexto filesbfico. Mientras la nueva die iplina era introducida con posterioridad en el contexto s2%ioléxico propiamente dicho, sebre todo en el mundo de habla inglesa, continu6 signada por los problemas de Ia Particular situacién intelectual que le diera origen, Como re. ‘sultado, la sociologia del conocimiento permanecié come tuna preocupacién periférica para la mayoria de los socid ajenos a los probleimas particulares que afectaban a Jos pensadores alemanes en la década del veinte, Esto recaba PeGalmente para ox scislogen nortesmericanos, quienes sa mayor parte han considerado esta disciplina como una healidad marginal dots de Peristente sabor europea , mas importante aiin es que esta permans " lacn de, a socilopa del conociniento eon nr exghra onstelacién de problemas ha significado una debilidad teérica aun en aquelios sitios donde esta disciplina ha des- Pertado interés. © sea, que los mistios protagonistas de la fociologia del conocimiento y, en general, la totalidad del iiblico sociolégico la han tomado como una especie de barnia sociolégico aplicado a la historia de las ideas, La fontecuencia ha sido una gran miopia con respecto al sig. Me Wand at on es a Mit 8 oy fa eat at en ee Fel cle teria y no HAG Doe! Spctmecat die 16 nificado tebrico potencial de la sociologia del conocimiento Se han dado diferentes definiciones sobre la naturaleza y alcance de la sociologia del conocimiento y, en realidad, ‘asi hasta podria decirse que la historia de la especialidad ha sido hasta ahora la de sus definiciones diversas. No obs- tante, ha existido acuerdo general en cuanto a que se ocupa de la relacién entre el pensamiento humano y el contexto social en el que se origina. De manera que puede afirmarse que la sociologia del conocimiento constituye el foco socio- Jégico de un problema mucho més general: el de la deter minacién existencial (Seinsgebundenheit) del. pensamiento fn cuanto tal. Aunque en este caso el peso recae sobre el factor social, las dificultades te6ricas son similares alas ue se produjeron euando se propusieron otros factores (tales, como el historic, el psicolégico 0 el biolégico) como de- terminantes dl pensamiento humane. Tn todos ests casos el problema general consistié en establecer hasta qué punto el pensamiento refleja los factores determinantes propuestos 0 ¢s independiente de ells, Es probable que Ia preeminencia del problema general en Ja filosofia.alemata reciente radique en el enorme con- glomerado de erudicién histérica que fue uno de los grandes fotos jnelecunles dl siglo xx en Alezania, De wn modo ie no tiene parangén con ningtin otro periodo de la his- teria intelectual el pasado con toda su atoubroravaiedad de maneras de pensar— se “hizo presente” ante la mente contempornea mediante les esfuerzos de la erudicién his- térico-cientifica. Resulta arduo disputarle a la. erudicién alemana su primacia en esta empresa. Por ello no nos sor- prende que el problema teérico planteado por aquélla re Percutiera més agudamente en Alemania, Este problema puede describirse como el vértigo de Ia relatividad, Su die Iensién epistemolégica resulta evidente. A nivel empirico lev6 a la preocupacién de investigar lo més concienzuda- ‘mente posible las relaciones concretas entre el pensaimiento ¥ sus situaciones histbricas. Si esta interpretacién ex correcta, la sociologia del conocimiento se hace cargo de un problema planteado originariamente por la investigacién histrica, en forma mas restringida, es verdad, pero cargando el acento ésencialmente sobre lab mismas cuestiones 2 Of. Wilhelm Wiadelband y Heinz: Heimsceth, Lehrbuch der Geschichte der Philosophie (Tubings, Mobr, 1980), pp. 603 ysis 7 Niccl problema general, ni su formulacién mas restringida son cosa nueva, Se advierte en la antigiiedad una conciencia fen cuanto a los fundamentos sociales de los valores y con= cepciones del mundo. Por lo menos, ya en el Siglo de las Tnices esta conciencia eristalizs ent un tema importante del Pensamiento occidental moderno. Por lo tanto, seria posible establecer una cantidad de “gencalogias” para el problema central de la sociologia del conocimiento®. Hasta puede afirmarse que el problema esti contenido in nuce en la famosa afirmacién de Pascal que dice que lo que es verdad ide un lado de los Pirineos es error del otro lado*, Sin ‘embargo, los antecedentes intelectuales inmediatos de Ia so- ciologia del conocimiento son tres corrientes del pensamiento “alemin decimonénico: la marxista, la niewscheana y la _historicista. La sociologia del conocimiento derivé de Marx su pro- ‘bisica, a saber que la conciencia del hombre esté por su ser social ®, Naturalmente, se ha dis- Misildoemueho sobre: la clase. de-determinacién que Marx “tenia en mente, No es arriesgado afirmar que mucho de la ‘gran “lucha contra Marx” que caracterizé, no solo los co- ‘mienzos de la sociologia del conocimiento, sino también la *época elisica” de la sociologia en general (particularmente ‘como se manifiesta en Ins obras de Weber, Durkheim y Pareto), fue en realidad una Tucha con una interpretaci6n fernénea de Marx debida. a ciertos marsistas posteriores. Esta proposicién cobra plausibilidad cuando reflexionamos sobre el hecho de que los importantisimos Manuscritos econdmicos 4 filoséficos de 1844 no fueron redescubiertos hasta 1992 y {que todas las inferencias de este re-descubrimiento pudieron ter estimadas en investigaciones marxistas realizadas solo 5 Alert Sloman, Tn rau of Flightenment (Nurs York Meridian Books, 1968); ‘Hans Barth, Wahrheis und Ideofopio (Zurich, Manet, 1945) Wemer Stark, The Sociology of Knoml= edge (Chicago, Free Press of Glencoe, 1996), pp, 46-7 sigs: Kurt Loti ‘(comp.), Ideologie (Neuwied/Rhein, ‘uchterband, 1961), Pp, 13.7 sen 's Pansamientor, v. 294 8 Gf Karl Mats, Die Friduchriften (Stuttgart, KrBner, 1953). Los Mansscrtos econdmicos 9 filibjicos de 1844 estén en pp. 225, ¥ tie Parte de los Manuscritor esta publicada en castellano en Wb de Erich Frommc, Marz 9 su concepto del hombre (México, FOE, 1966). 18 ——e después de la Segunda Guerra Mundial. Sea como fuere, la soctologia del conocimiento heredls de Marx no solo la ag disima formulacién de su problema central, sino también algunos de sus conceptos claves, entre los que habria que ‘mencionar, en particular, los de “ideologia” (ideas que seven como arma para intereses sociales) y “falta con- ‘iencia” (pensamiento alejado del verdadero ser social del ‘que piensa). La sociologia del conocimiento se ha sentido seducida Particularmente por un par de conceptos formulados por Marx, los de “infraestructura /superestructura” (Unterbau/ Ueberbau). Especialmente en este punto se desat6 Ja con troversia acerca de la interpretacién correcta del propio pensamiento de Marx. Con posterioridad, el marxismo fendié a identifiear “infraestructura” con estructura eco- némica tout court, de Ia cual suponiase entonces que la “superestruetura” era un “reflejo” directo (el caso de Lenin, por ejemplo). Se sabe ahora que eso es interpretar errénea- mente el pensamiento de Marx, como ya podria hacerlo suponer el caricter esencialmente mecanicista (més que ialéctico) de esta clase de determinismo econémico. Lo ‘que a Marx le interesaba era que el pensamiento humano se funda en la actividad humana (el “trabajo” en el mas amplio sentido de la palabra) y en las relaciones sociales provocadas por dicha actividad. La “infraestructura”” y la superestructura” se entienden m tividad humana y mundo producido por esa actividad res pectivamente ®. De cualquier modo, el esquema fundamental de “infraestructura/supercstructura” ha sido adoptado en iversas formas por la sociologia del conocimiento, empe- © Sobre, el exquema Unterbou/Ucberbeu de Mars, cf. Keel Kautily, “Verhilins von Unterbau und Ucberbay™ en Der Mar- Himas, tom. por Iring Fetsher (Munich, Piper, 1962), pp, 160 fees Anton Cabeioly “Di Vermiedetg evichen "Bec und Usher”, ibid, pp. 167 y nigny JeaneYves Calven La penite de Kort Mare (Pass, hiiions a Soul, 1988), pp. 224" sens Persamivnto de Carlos Mars (Madrid, Yau 1964), La es ax Portnteraformulacién act problema en el sglo 3 ela de Gyo Tnkdes, em au Geschichte tnd Klauenbecntern (Betin, 1929), hoy mi acesible om traduccién francesa, Hstote ef concience de classe (Paris, ations de Minuit, 1960). La sprecacién de Lukdes lteren del concept de Marx em'chanto’ Ta dlectica cada mis Bath fer babes wielancndy ex cat une cloacal fectesshee Iento de los Manusctos econdmicosy fosifices de 1044 19 zando por Scheler, siempre suponiendo que existe cierta felaci6n entre el pensamiento y una realidad “subyacente” distinta del pensamiento. La fascinacién ejercida por este fesquema prevalecié, a pesar de que gran parte de la socio- Togia del conocimiento haba sido formulada explicitamente €n oposicién al marxismo y de que dentro de ella hay dife- entes posiciones con respecto a la naturaleza de las relacio- nes entre ambos componentes del esquema. ‘Las ideas de Nietzsche tuvieron una continuacién menos explicita en Ja sociologia del conocimiento, pero tienen mucho que ver con su trasfondo intelectual’ en general y on la “atmésfera” en la cual surgié. El anti-idealismo nietscheano, que a pesar de las diferencias de contenido 2o difiere del anti-idealismo de Marx en la forma, introdujo pperspectivas adicionales en cuanto al pensamiento humano {como instrumento de lucha por la supervivencia y el poder ietache desarrollé su propia teoria de la “falsa conciencia” us andlisis del significado social del engafio y el auto- i, y de la ilusién como condicién necesaria para la da. El concepto de Nietzsche sobre el. “resentimiento” ‘como factor generador para ciertos tipos de pensamiento Jhumano fue adoptado directamente por Scheler. Aunque més ga general, puede decise que la sociloia del conociniento representa una aplicaciOn especifica de lo que Nietache enomind con acierto el “arte de la. desconfianza” *, El historicismo, sobre todo como se manifiesta en las obras de Wilhelm Dilthey, fue precursor inmediato de Ja socio- logia del conocimiento®, El tema dominante aqui fue un 1 Las obras més importantes de Nietzsche para In socflogia det emacinint won Ths Conca of Moral, 7 The Wil to Powe. frgumentaciones tubsidisrias, cf Walter A.” Kaufmann, Nistciche (Nueva, York, Meridian’ Books, 1956); Karl Lovith, From Hegel to Nietzsche (traduceién ingles, Nueva York, Holt, ipchart and Winston, 1964). 8 Una de las primeras y més interesantes aplicaciones del penst- tient de Nietasche a una socllogia del conocimiento es Ia de Aired Seidel en Bewusstsein ls Verhngnis (Bonn, Cohen, 1927). Seidel, que habla sido discipulo de Weber, tratd de combinar Nictathe y Freud con una critica. sociclogica radical dela "Una de las argumentactones més sugerentes de la rl ‘entre el historicims y Is sociologia cr la de Carlo. Al Toeiologie (Plorencia, 1940). "Tambien ef jonsciousness and Society (Nueva York, Knopf, 1956), pp, 188 y sign. La obra mis importante de Wilhelu Dilthey 20 | sentido abrumador de la relatividad de todas las perspec tivas sobre el acontecer humano, vale decir, de la histo- ricidad inevitable del pensamiento humano, La insistencia historicista en cuanto a que ninguna situacién histrica podia entenderse salvo en sus propios términos, pudo tra- ucitse facilmente en un Enfasis sobre la. situacién social del pensamiento. Ciertos conceptos historicistas, tales como Ja “determninacién situacional” (Standortsgebundenheit) y el “asiento en la vida” (Site im Leben) pudieron interpretarse irectamente como referidos a la “ubicacién social” del pensamiento. Mas en general, la herencia historicista de la Sociologia del conocimiento predispuso a esta cltima hacia un acentuado interés por la historia y hacia el empleo de un iodo esencialmente histérico, hecho que, de paso, con tibuyé también 2 su marginacién en el Ambito de la socio- Jogia norteamericana, El interés de Scheler por Ja sociologia del conocimiento y por las cuestiones socioléicas en general fue esenciaimente luna etapa. pasajera de su carrera filoséfica®, Su propésito Xiltimo era establecer una antropologgia fileséfiea que tras cendliese la relatividad de los puntos de vista especficos ubicados histérica y socialmente. La sociologia del. conoci- miento habria de servirie como un instrumento para ese fin, ya que su propésito principal era despejar los obsticulos, interpuestos por el relativismo a fin de_proseguir la ver- dadera tarea filos6fica. La sociologia del conocimiento de ‘Scheler es, en un sentido muy real, Ia ancilla philosophiae, yide una filosofia muy espectfica, por afiadidura. De acuerdo con esta ofientacién, la sociologia del cono- cimiento de Scheler constituye esencialmente un método negativo. Scheler argumentaba que la relacién entre los “factores ideales” (Idealjaktoren) y los “factores reales” (Realfaktoren) —términos que traen clara reminiscencia del esquema marxista de la “infraestructura /superestructura?”— no era més que una relacién reguladora. Es deci, los “fac- tores reales” regulan las condiciones en que ciertos “factores para nucsiros actuales propésitas es Der Aufbau der geschichilichen Walt in den Geitosoitienschoften. (Stuttgart, Teubner, 1958). 30 Para un excelente estudio de la concepcién de Scheler sobre In sociologia. del conceimiento, f. HanseJoachim Lieber, Wiren tind Geselschaft (Tubinga, Niemeyer, 1952), pp. 55 9 sigu. Ver también Stark, op, cit, pasrim, an ideales” pueden aparecer en la historia, pero no pueden afectar el contenido de estos tltimos. En otras palabras, la sociedad determina la presencia (Dasein), pero no la natu taleza (Sosein) de las ideas. La sociologia del conocimiento 5, por tanto, el procedimiento mediante el cual ha de estu- diarse la seleccién histérieo-social de los contenidos idea- cionales, sobreentendiéndose que los contenidos mismos son independientes de Ia causalidad hist6rico-social y, por ende, inaccesibles al andlisis sociol6gico. Si quisiéramos describit frificamente el método de Scheler, diriamos que es arrojar ‘una tajada al dragén de Ia relatividad, pero solo para poder Penetrar mejor en el castillo de la certidurnbre ontolégica. ‘Dentro de esta armazén, intencional ¢ inevitablemente mo- desta, Scheler analizé con’ mucho detalle la manera como el conocimiento humano es ordenado por la sociedad. Destacé que el conocimiento humano se da en Ia sociedad como un 4 priori de la experiencia individual, proporcionando a esta fltima su ordenacin de significado, Esta ordenacién, si bien és relativa con respecto a una situaci6n hist6rico-social par- ticular, asume para el individuo la apariencia de wna ma- znera natural de contemplar el, mundo. Scheler la denominé “concepcién relativo-natural del mundo” (relationatirliche Weltanschawung) de wna sociedad, concepto que todavia se considera central en la sociologia_ del. conocimiento, ‘A Ia “invencién® de la sociologia del conocimiento por ‘Scheer; siguié un amplio debate en Alemania respecto de In valider, alcance y aplicabilidad de la nueva disciplina ™ De este debate surgié una formulacién que sefalé la trans- posicién de la sociologia del conocimiento a un contexto ‘més estrctamente sociol6gico. Fue la misma formulacién 48 Para el desenvolvimiento general de In sociologia.slemans urante este periodo, ¢f. Raymond Aron, La sociologie allemande ‘contemporaine (Paris, Preses Universitaires de Trance, 1950); La ociologta alomana contempordnea (Buenos Aires, Paidés, 1963) Para importantes contribucioner de este periodo con reapecto a Ia ‘tociologia del conocimiento, - Siegtred Landshut, Krish der Sovilogie (Munich, 1929);" Hans Freyer, Soriologie als Wirkich- heitwiszencheft (Leipaig, 1930)3 EractGrinveald, Das Problem ‘der Sosiologie des Wiscent (Viena, 1994); Alexander von Scheting, Mas Webers Wisenichaftsehre. (Tubingn, 1984). Esta iltima abra, ‘que sigue siendo el estudio més importante sobre Ia metodologia de Weber, debe entendersc en el trasfondo dela discution en {tomo de la soriologin del conacimiento, a 1a sazén centrada sobre Jas formulaciones de Scheler y Mantel. 2 «on que la sociologia del conocimiento penetré en el mundo de habla inglesa: Ia de Karl Mannheim, No es arriesgado aseverar que cuando los socidlogos se ocupan hoy de la sociologia del conocimiento, sea en pro 0 en contra, suelen hacerlo con los términos de la formulacién de Mannheim. En el campo de la sociologia norteamericana ello es féci mente comprensible si se piensa que virtualmente el total de la obra de Mannheim es accesible en versién inglesa (de hecho, parte de aquélla fue escrita en inglés, durante cl periodo'en que Mannheim ensefié en Inglaterra tras el advenimiento del nazismo en Alemania, 0 se publicé en versiones inglesas revisadas), mientras que la obra de Scheler sobre sociologia del conocimiento sigue sin traducirse hasta la fecha, Aparte de este factor de “‘difusién”, Ia obra de Mannheim esta menos cargada de “bagaje” filosdfico que Ja de Scheler. Esto se aplica sobre todo a las fitimas obras de Mannheim y se advierte si uno compara la versién inglesa de su obra principal, Ideologia y utopta, con el original alemén. Por eso Mannheim llegd a ser la figura {que ins “congenia” con los sociélogos, aun con aquellos que itican sus puntos de vista o no se interesan mucho por ellos. ‘La postura de Mannheim con respecto a Ia sociologia del conocimiento tuvo alcances mucho més vastos que la de Scheler, posiblemente porque en su obra tenia mis pre- tminencia In confrontacién con el marxsmo. Ta sociedad aparecia en ella como determinando no solo el aspecto, sino también el contenido de Ia ideacién humana, con excepeién de las matemiticas y, de algunas partes al menos, de las ciencias naturales, De exe modo la sociologia del conoci« miento se convertia en método positive para el estudio de casi todas las facetas del pensamiento humano. La preocupacién clave de Mannheim era, significativa- mente; el fenémeno de la ideologia. Distinguia entre los 12 Karl Mannheim, Ideology oad Utopia (Londres, Routledge ‘and Kegan Paul, 1936) ; Ideologiay wtopla (Madrid, Agwilar, 1950) Essays on the’ Sociology of Knowledge (Nueva York, Oxford University Press, 1952): Bisays on Sociology and Social Piychology (Nueva York, Oxford University Press, 1953); Ensayos de socto- logla y pricologta social (Mésico, ¥-CLE., 1963); Bays on the Seciology of Culture (Nueva York, Oxford University Press, 1956); Burayor cobre soriolopla de la cultura (Madrid, Aguilar, 1968). Un Compendio de los mds importantes eacritos de’ Mannheim sobre Ta focologia del conocimiento, compilado y con wna. proveehota ix 23 ‘conceptas particular, total y general de ideologia: la ideo- Jogia que constituye solo una parte del pensamiento de un adversario; la ideologia que constituye la totalidad del pen- Samiento de un adversario (similar a la “falsa conciencia” de Mars) y (en este caso, como pensaba Mannheim, yendo ‘mis lejos. que Marx) la ‘ideologia como caracteristica, no solo del pensamiento gle un adversario, sino también’ del de uno mismo. Con el concepto general de ideologia se alcanza el nivel de la sociologia del conocimiento, la com- prensién de que no hay pensamiento humano (con las Tinicas excepciones ya mencionadas) que esté inmune a las influencias ideologizantes de su contexto social. Mediante ‘eta ampliacién de la teoria de la ideologia, Mannheim ‘queria abstraer su problema central del contexto del uso politico para tratarlo como problema general de epistemo- logia. y Sociologia histérica, Aunque Mannheim no compartia. las ambiciones onto- légicas de Scheler, tampoco se sentia eémodo dentro del anideologisno al que su pensamiento parecta llevarlo, Aeniié el término “relacionismo” (en contraposicién a “re- Jativismo”) para denotar la perspectiva epistemolégica de su sociologia del conocimiento, lo que 10. significa una ‘apitulacién del pensatniento ante las relatividades histrico- Sociales, sino un limitarse a reconocer que el conocimiento solo puede darse desde una posicién determinada, En este punto Ia influencia de Dilthey es probablemente muy isn ortante en el pensamiento de Mannheim: el problema del marxismo es resuelto con las herramientas del histo- ricismo, Sea como fuere, Mannheim ereia que las influen- cas ideologizantes, aunque no pudiesen ser erradicadas del todo, podrian mitigarse mediante el. andlisis sistemético del mayor niimero posible de variantes de las posiciones ‘construidas sobre bases sociales, En otras palabras, el objeto del pensammiento se va aclarando progresivamente con esta ffoduccién por Kurt Wolff, es Wisrenerosiologie (Neuwied/Rhein, uehterhand, 1964). Para estudios complementarios sobre la com ‘epeiéa de Mannhcim ‘accrea de la eoviologia del conocimicnto, Jacques J. Maquet, Sociologie de la. connaitsance (Lovaine, Nauwelaerty 1949); “Aron, op.. cit: Robert 'K. Merton, Social Theory and Social Structure (Chicago, Free Press of Glencoe, 1957), pp. 409'y sige; Teoria y astructura sociales (México, FOES 1964); Stark, op. cit; Licher, op. ci, 24 is ‘acumulacién de tas diferentes perspectivas que de él se dan. Esta seré tarea de la sociologia del conocimiento, que de tal forma ha de convertirse on valioso ausiliar para la Iisqueda de cualquier comprensi6n correcta del acontecer humano, ‘Mannheim erefa que los diferentes grupos sociales varlan ‘muicho en cuanto a capacidad para trascender asi sus propias posiciones limitadas. Confiaba sobre todo en la “intelligentsia sin ataduras sociales” (freischwebende Tntelligens, término derivado de Alfred Weber), especie de estrato intersticial al que consideraba relativamente libre de intereses de clase Mannheim también destacaba el poder del pensamiento “atépico”, que (al igual que la ideologia) produce una imagen distorsionada de Ja realidad social; pero que (a diferencia de Ia ideologa) pose el dinamismo requerido pata transformar esa realidad en su imagen de ella. Resulta superfluo afiadir que Tas observaciones anotadas no pueden en manera alguna hacer justicia a la concepcién de Scheler 0 a la de Mannheim sobre la sociologia del to. No es és nuestra intencién en este lugar. Solo hemos indicado algunos rasgos esenciales de las dos eoncepeiones, a las que con acierto se las ha llamado, ree pectivamente, concepeién “‘moderada” y_concep ical” de la sociologia del conocimiento #8. Lo notable es que el desenvolvimiento subsiguiente de esta diseiplina con- Sisti, en.gran medida, en criticas y modificaciones de es08 dos conceptos. Como ya hemos sefialado, Ia formulacién de la sociologia del conocimiento por Mannheim ha seguido dando los términos de referencia para dicha disciplina de manera definitiva, particularmente en el caso de In socio- Jogia de lengua inglesa. Bl sociélogo norteamericano més importante que dedicé seria atenciin a la sociologia del conocimiento ha sido Robert Merton ™. Su indagacién acerca de la. disciplina, ‘que abarca dos capftulos de sx obra fundamental, ha ser- vido como provechosa introduccién en dicho terreno para los sociélogos norteamericanos que se han interesado en ello, Merton construyé un paradigma para la sociologia del conocimiento volviendo a exponer sus temas principales en 39 Reta caracterizaclin de Jas dos formulaciones tiginales de Is disciplina fue hecha por Lieber, of. cit. WCH. Merton, op. ct pp. 439'y sigs. 25

You might also like