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= | dos pau Adela Basch Tlustraciones de Diego Parés 2(82) | AS Martin Fierro y José Hernandez: dos grandes Personajes José Hernandez / Martin Fierro Hombre de frac 1 Hombre de frac 2 Comandante Mujer del campo Hombre del campo Esposa Hijo mayor Hijo menor Gaucho viejo Gaucho joven Pulpero Hombre negro Mujer negra Gaucho Juan Gaucho José El guapo Cruz Esposa de Cruz Mujer de la pulperia Guitarrero El viejo Vizcacha Gauchos (cantidad a definir por el responsable de la puesta en escena) Policias (cantidad a definir por el responsable de la puesta en escena) Colegio “JOSE MARTI’ 7 BIBLIOTECA PRIMER ACTO: Ushuaia Tierra del Fuenc ESCENA PRIMERA José Hernddez, vestido con traje de época, esté frente a una mesa sobre la que hay papel, pluma y tintero. Antes de sentarse se saca el saco y lo cuelga en un perchero. Agazapados ‘y torpemente ocultos tras un cortinado hay dos hombres vestidos con frac y galera. No se sabe bien qué esperan. José toma un bombo por un instante y toca unos compases con un ritmo fulgurante. Enseguida deja de lado el bombo, se sienta ante la mesa, toma una pluma y escribe mientras lee el texto en voz alta. Lee con tanto ritmo que pareciera que canta. “José se pone a escribir al ritmo de sus latidos. Tiene mucho pa’ decir, escuchenlo bien, amigos. Tiene magia su escritura...” Hombre de frac 1: jEscuché eso, profesor? jEs un flor de caradura! Hombre de frac 2: jClaro que si, doctor! jEso no es literatura! (Ambos se rien a carcajadas, como si vieran a un payaso hacer payasadas.) José: (Levanta la vista y les lanza una mirada que es casi una llamarada.) Déjenme escribir tranquilo y tomense un té de tilo. (Sin que se le mueva un pelo, empieza a escribir de nuevo.) “José se pone a escribir al ritmo de sus latidos. Tiene mucho pa’ decir, Esctchenlo bien, amigos. Tiene magia su escritura aunque diga algun testigo: que eso no es literatura.” Hombre de frac 1: Pensalo bien, por favor, y dedicate a otra cosa, jno a la literatura! Escribir en verso o prosa no es como plantar verdura o maiz o girasol ni como cuidar ganado. Escribir es para aquellos que son gente de cultura, con almidén en el cuello y han sido bien educados. Hombre de frac 2: Si sos criado en el campo para vos no son las letras. Es como si un hombre manco quisiera ser un atleta. Pensalo bien, por favor, no cometas desatinos. jSi vos te crees escritor, yo entonces soy Aladino! José: jCéllense y no me molesten! Hombre de frac 1: jEste hombre es una peste! Hombre de frac 2: No se le puede ni hablar. José: iNo ven que estoy escribiendo? Les pido que vayan yendo bien lejos de este lugar. (Los empuja hacia fuera con delicadeza y se vuelve a sentar ante la mesa. Los dos Hombres de frac vuelven a entrar enseguida con rapidez y a escondidas. Y sin que José los vea, le roban objetos varios y también la billetera. Salen a toda velocidad y, amparados por la oscuridad, logran escapar. Apenas salen, José vuelve a tomar la pluma y sigue escribiendo ¥ leyendo en voz alta lo que escribe.) José: “Sepan todos y no olviden que son muchos los ladrones. Unos fingen ser sefiores y te roban hasta el alma, otros se dicen patrones y te atacan por la espalda. Los peores son a veces los que nombran funcionarios, sean alcaldes o sean jueces y en cualquier dia y horario roban a manos Ilenas y se abusan del que es pobre, y aunque no tenga ni un cobre no le ahorran ni una pena.” (Entran el Comandante y una Mujer y un Hombre vestidos con sencillas ropas de campo. José permanece a un costado observando como testigo mudo, casi como si estuviera viendo una pelicula.) Comandante: (Da érdenes al Hombre y a la Mujer del campo, como si él fuera el amo y ellos, sus esclavos. Atolondrados, tratan de cumplir con todo lo que les dice.) Deténganse, corran, salten, callen, griten y no hablen. Yo soy el gran intendente, doy érdenes a la gente. Muévanse, quietos, bailen, hagan todo lo que mande. Yo soy el gobernador y a mi me tienen terror. Zumben, trepen, canten, caven, suban, anden, bajen. Aqui yo soy el sargento, y si quiero, los reviento. Trabajen, pongan el lomo, tomen la pala y la azada o va a conocer el plomo con que estan hechas mis balas. Me han nombrado Juez de Paz y yo soy el mandamas. (Salen los tres. José se quedasolo y se va cambiando de ropa mientras dice:) José: Quiero contar el relato de un gaucho muy perseguido, que vivia con su familia y era un hombre muy decente, hasta que le tomaron tirria como al peor delincuente. Atencion es lo que pido para un gaucho que era honrado y sin causa ni motivo como a un criminal trataron. ESCENA SEGUNDA Al terminar de decir esto, queda convertido en otro hombre. Ahora es un gaucho, y Martin Fierro es su nombre. La mesa sobre la que escribia desaparece, a él se lo ve junto a su rancho con su esposa y dos varones muy pequefios, pero que aecen. Hay un corral con unas vacas ¥ gallinas ¥ pollos que andan por agut y alla con algin otro aimal. Martin Fierro esté arreglando las paredes ara que no entre el agua cuando Ilueve. La esposa est sertada cosiendo yy ceba un mate a cada rato. Los chicos juegan con una pelota de trapo. Martin: Yo me pasaba los dias ie trabajando en mis tareas y tenia la alegria de mi esposa y mis hijitos, que eran mi vida entera y me hacian sentir rico. Pero un dia llego un tipo... Se acerca el Juez de Paz, bien trajeado, vestido ala mamera de la ciudad y ostentosamente armado.) Martin: Ven al que viene ahi? Ese es un funcionario al que llaman Juez de Paz. Me parece extraordinario que se haga llamar asi porque no lo vi jamas actuar de modo pacifico, sino mds bien terrorifico. Juez de Paz: jQué hace usted acd afuera? Martin: Arreglando la tapera. Juez de Paz: jBasta! Ya no trabaje mas: se lo ordena el Juez de Paz. Pues lo quiera 0 no lo quiera usted se va a la frontera. Martin: jSe puede saber qué dijo? Vea, tengo esposa e hijos que requieren alimentos, asi que yo lo lamento; ique la frontera me espere, pues de aqui nadie me mueve! Juez de Paz: Usted, callese la boca y acepte lo que le digo. Y deje de hacerse el vivo o va a terminar cautivo con la cabeza bien loca y con los huesos molidos. Martin: iQué sera de mis hijitos y que sera de mi esposa? Ya me imagino sus gritos Ilenando toda la choza con un feroz apetito y bien vacia la boca. (La Esposa toma a sus hijos en brazos y empieza a verter ldgrimas como si fueran baldazos.) Juez de Paz: Basta, que no es para tanto. jTermine con ese llanto! Martin: iY por qué a la frontera? Por qué irme de mi hogar? Si soy un hombre cualquiera y¥ no tengo ni siquiera la instruccién de un militar. Ademas, acd es mds lindo. “19 Juez de Paz: En la frontera hay indios que creen que la tierra es de ellos. Martin: Ysies de ellos, nomads. Juez de Paz: (Acompaiia con un gesto del indice gue dice: “no, no”.) Si, exactamente: jno mas! Era de ellos tiempo atras y ahora nos pertenece, junto con las vaquitas y los cereales que crecen, ¥ que ya nadie nos quita sin sufrir riesgo mortal. La tierra ya no es de ellos, 2hora nos pertenece; 20 ya no es de esos plebeyos que dicen estupideces. Y usted se va a la frontera pa’ cortarles bien el cuello y pa’ defender la tierra con la riqueza que encierra. Los duefios somos nosotros, del campo, el trigo, el maiz, de los terneros y potros. Esto ya no es lo que era y no hay lugar en el pais para esa indiada salvaje. Usted se me toma el raje. Y, lo quiera o no lo quiera, se me va pa’ la frontera. Esposa: Ah, ya veo las cosas claras. Usted de todo es el duefio: del campo que otros aran y también de nuestros suefios. Soy la esposa de este hombre y pa’ mi no tiene nombre que se leven a mi gaucho. jA la frontera? ;Pa’ qué? Si aqui estén nuestros bebés, nuestros dos hijos pequefios, tan amigos del comer como el escudero Sancho, gran amigo del Quijote. Pues sepa que estos dos chicos son de apetito grandote. Nosotros no somos ticos y si usted se lleva al padre, iDios me libre y Dios me guarde! {Quién les traerd el alimento? Juez de Paz: Sefiora, yo lo lamento. Aeste me lo Ilevo ya jporque soy la autoridad y soy quien decide aca! — Esposa: Mire, él es trabajador, madruga por las mafianas, cuida el ganado, sefior, ve que no nos falte nada. Déelo aqui, por favor! ‘Soy la mujer que lo ama! Juez de Paz: jSabe que en las elecciones Su esposo no me votd? Por eso no me conmuevo aunque vea sus lagrimones, ¥ por eso me lo Ilevo: jporque el que manda soy yo! Fmgiendo amabilidad.) Pero no se aflija, dofia, io Ilevo por poco tiempo. Al piblico.) da! jNo se da cuenta de que miento! Soy peor que la carrofia! A lgesposa, con falsa dulzura.) Ademas, en la frontera ya a ganar muy buenos sueldos y al volver a esta tapera yaa traer mucho dinero D2’ que usted y sus pequetios de una fortuna sean duefios. Al piblico.) »Pero qué va a traer sueldos! “Esta cree cualquier bolazo! 3 *Miren cémo la envuelvo! Es probable que ni vuelva porque muera de un sablazo, © que se enferme o no coma y termine hecho un desastre porque no tendré ni un catre =i una manta que lo envuelva. Yo la engrupo con los sueldos para que cierre la boca ¥ deje de loriquear. Pero, jsaben una cosa? Una vez que me lo lleve, yo desaparezco en breve. ‘Si te he visto, no me acuerdo, ¥ por aqui no vuelvo mds! A Martin Fierro.) Traiga todo lo que tenga: caballo, poncho y aperos; no hay nada que mal nos venga. Y si puede, algtin sombrero porque le digo de cierto: nada sobra en el desierto. SEGUNDO ACTO: ESCENA PRIMERA Martin Fierro, junto con un Gaucho viejo, Lega @ supuesto fortin de la frontera, donde la realidad 4s supera. Todo es precario y de una pobreza tal, que es evidente que lo pasarén muy mal.) Comandante: Dallas érdenes siguientes sin parar ni un momento, con safia. Mientras tanto, Martin Fierro y el Gaucho viejo se desloman trabajando, como si =ataran de cumplir todas en forma simultdnea.) Esto que ven es mi campo; usted vaya a arar la tierra © una patada le zampo. Usted traiga martillo y sierra y hdgame un buen corral. Usted siémbreme el trigo, y usted construya un tapial. Y escuchen lo que les digo: si alguno se hace el vaguito, tendra que aguantar mis gritos y lo va a pasar muy mal. Y si llegara un momento en que cundiera la alarma y necesitaran armas en caso de una invasion, les voy a dar unas lanzas y algunos sables de lata para enfrentar la ocasién. Pero no armas de fuego, porque valen mucha plata. Con esas yo hago ganancias y tengo mi propio juego: las vendo a algun cazador que ande buscando con ansias fiandties de esta region. Y si hubiera mds de uno, yo busco al mds oportuno y las vendo al mejor postor. (El Comandante sale. Martin Fierro y el Gaucho viejo trabajan hasta perder el aliento y transpiran todo el tiempo.) Martin: jEsto es una pocilga, para nada es un fortin! Tanta tarea te endilgan que todo es trabajo puro te sacan todo lo tuyo sin dejarte un calcetin y vivis entre los yuyos comiendo sdlo mendrugos y un pedazo de pan duro. Pero, ;qué estamos haciendo? Yo creia que vinimos a defender la frontera y no a hacer de peones que sin recibir un sueldo trabajan como leones. (El Comandante entra de improviso.) Comandante: Seben lo que estén haciendo? Estan sirviendo al gobierno! Sez.) Maxtin: Si esto es servir al gobierno, hace calor en invierno. Sezrimos al comandante » 2 algun otro funcionario, ecle qe son peor que asaltantes = Quieren ser millonarios. Gaucho viejo: Ei alimento escasea, » = temn peor que a bestias. Pacha, qué cosa mas fea, pe=z no decir funesta, me t= dejan hacer siesta » -=eordan con tu sudor de um modo que da pavor. Bs dormir no hay ni una manta =i un andrajoso colchon. Cusnz desgracia, Dios, cudnta, es oprime el corazon! Te zoben hasta el calzon Seen emprano te levantan == exprimirte bajo el sol bess la dltima gota gee = recorre las venas. Te dejan la vida rota » stlo = quedan penas. Martin: Acd no hay fortin ni lucha no hay armas y no hay cuartel, pero la tarea es mucha y para el cuerpo es muy cruel. Gaucho viejo: Nos han traido engariados pa’ trabajar como esclavos 38 y enriquecer el bolsillo de estos que son unos pillos. (Entra el Comandante de improviso.) Comandante: (Mientras le da un empujén a cada uno.) jVamos, cierren la boca! No los trajimos pa’ que hablen. Ya veran lo que les toca si no aprenden a callarse. Gaucho viejo: iEh, pare, yo soy un viejo! No puedo soportar esto. Me han traido desde lejos, iqué mal hago si protesto? Escticheme, déjeme ir © voy a morirme aqui. Comandante: (Al Gaucho viejo.) jChe, que tipo tan molesto! Ya cav6é su propio pozo: para escarmiento del resto, ip meno en el calabozo. =) Gomandanie sale con el Gaucho viejo.) E5054 SEGUNDA “ieee Fiero trabaja la tierra junto a un Gaucho wen De tanto inclinarse, los dos tienen la ao owtera tesa, dolorida y dura. Martin: 4a el sueldo no aparece ™ Ssguiera por asomo, == “evamos varios meses @= puro poner el lomo. (Gancho joven: ‘oe =nemos ya ni ropa » »estimos con harapos == comer no hay ni una sopa = >= ponerse, ni trapos. Meet Fierro y Gaucho joven: (cantando.) Y s=n pasando los dias = == hece mas de un afio gee ss pobre vida mia =e paciece mds que dario. Beez es20 nos hicieron , Sez esposa, hijos, hogar: Se bear es fulero, 30 ya casi no nos da el cuero, acd la vida es penar. Yo trabajaba una chacra que tenia lindas verduras. Y también tenia unas vacas que daban leche bien pura. jAy, como quisiera volver a vivir en mi campito! Porque aunque nunca fui rico no estaba bajo el poder de algtin déspota milico. Martin: Con el transcurso del tiempo, los dias fueron pasando y vi muchas injusticias, pues no eran una delicia esos terribles momentos vividos en la frontera. La suerte me era bien fiera y no tenia noticias de mis hijos ni mi esposa. jQué cosa tan dolorosa vivir en esa inmundicia! Les digo que cada dia, cada hora, cada minuto, parecia que me moria prisionero de esos brutos. La existencia en ese mundo era un atroz sufrimiento, por eso cada segundo me provocaba un lamento. (Gacho joven: Sef & cada segundo S=2 Goes Vivir Muerto, = m bebler de los terceros... Sarna: @@e ase ercero me habla? Ue pide uma explicacion. ) 26s. jovenzuelo, ques mo entiendo sus palabras. =r ee = <0 de los terceros, gull sa significacidn? Gaacho joven: (iment yo expresé ee = hablar de los terceros. Sércn: S. 220. y2 lo escuché, em > que yo pregunto © gee ¢ eso del tercero, Ser ror, conteste y punto. (Gamcho joven: ed dio: “cada segundo =e pcovocaba un lamento”. Y © pensé que al segundo Sempc le sigue el tercero. Me comprende, companero? Maun: Bee yo hablaba del tiempo... Gaucho joven: Hoy el dia esta nublado. Martin: jSe puede quedar callado? Gaucho joven: Pero me pregunto yo si acaso usted no escuché decir que no hay dos sin tres. Y si asi la verdad es, no hay segundo sin tercero. jMe comprende, caballero? Martin: Yo le hablaba de las horas formadas por sus minutos, como sabe todo el mundo, y estos, por sus segundos, que en este lugar inmundo duran una eternidad, porque al llegar cada aurora sé que no habrd sustituto para mi infelicidad. Gaucho joven: Si cada segundo es fatal, cada tercero es peor. Martin: Déjeme seguir la historia, cabeza de zanahoria, 34 se lo pido por favor. No me haga perder el hilo, quiero continuar tranquilo y ser fiel a mi memoria. Antes le haré una consulta: jtiene alguna novedad, acaso a la brevedad nos pagaran nuestros sueldos? Gaucho joven: jAy, amigo, qué pregunta! Martin: {Como que qué pregunto? jEra una exclamacién! Usted hoy esta muy lerdo o su cerebro, difunto. Gaucho joven: Sepa que a mi me interesa el suelo y todo ese asunto, porque las tareas me pesan. y creo que es muy injusto no cobrar ni un solo peso y ni un misero centavo por todo lo trabajado. Martin: Pues yo también pienso eso, pero hasta ahora ni en suefios nos han dado una moneda de diez centavos, siquiera, o algun billete pequefio © cosa que se parezca a una remuneracion. Mi camisa estd rotosa, un trapo es mi pantalén, mi poncho, una red de pesca y me han robado mis cosas o el tiempo me las gasto. Gaucho joven: 35 Cacemos un avestruz pa’ ganarnos unos pesos y alivianar nuestra cruz con algtin modesto ingreso y comprarnos un bocado pa’ meter en el pescuezo. Martin: Si, of decir que al pulpero le interesa comprar plumas y nos dara algun dinero y dos o tres aceitunas. Gaucho joven: Si, lo mismo yo escuché y por eso le pregunto: ipor qué lo llaman pulpero si nunca ha vendido un pulpo? Martin: La verdad es que no lo sé y son muchos los asuntos 36 que no puedo comprender, jay cada misterio, che! Pero creo que no es tiempo para hacer filosofia. Vayamos de cacetia como si fuéramos pumas y busquemos una plumas para llevarle al pulpero, pues si es buena la fortuna conseguiremos dinero. ESCENA TERCERA Martin Fierro y el Gaucho joven han terminado la cacerfa. Cada uno lleva al hombro una gran bolsa de plumas, fruto del trabajo del dia, y entran a la pulperta. Se sienten portadores de un tesoro y estén felices, como si hubieran encontrado oro. Entran a la pulperia llenos de confianza y alegria. El Pulpero los mira con ojos codiciosos 'y con. gesto poco amistoso. Martin: Buenas tardes, don pulpero, traemos plumas a montones. Sirven para hacer plumeros, almohadas y hasta colchones. Gaucho joven: {Quisiera comprar algunas? Se las dejamos baratas, no pretendemos fortunas, sdlo un poco de plata. (El Pulpero abre las bolsas, tomas una plumas, las mira y una y otra vez las examina. Las toca, las huele, las pesa y, después de unos segundos, dice “no” con la cabeza.) Pulpero: Ja, esto no vale nada, a acd no hay quien las use. iNo sirven ni regaladas estas plumas de avestruces! Martin: Nos costé mucho cazarlas y teniamos la esperanza de que nos diera al menos comida para la panza. jUna docena de huevos! Gaucho joven: Y yerba para unos mates, cuatro, cinco o seis chorizos, carne para hacer un guiso, queso y también aceitunas, lechuga y algtin tomate y unas ocho medialunas. Martin: A las avestruces esas que también Ilaman fandu y que solamente existen en esta parte del sur donde muy pocos tesisten, nos costé mucho cazarlas y lo hicimos con destreza pa’ llevar algo a la mesa. Pulpero: Terminen con tanta charla porque escucharlos me enerva. Si me esperan un momento, les daré algo de yerba y si es poco, lo lamento pero no me pidan mas. No hace falta ser un sabio para apreciar que sus plumas son pésimas en calidad, asi que ni hagan la suma porque si traigo algo a cambio es pura generosidad. (El Pulpero se lleva las bolsas con plumas ‘y los deja por un rato. Va al encuentro de un Hombre de frac y galera, que ostenta lustrosos zapatos.) Pulpero: (Le muestra las plumas como si estuviera exhibiendo joyas sublimes. Cuando el Hombre de frac intenta tomar alguna, se lo impide.) Vea, don, qué buenas plumas. jSon de calidad excelente! Hombre de frac: Es cierto, le pago veinte. Pulpero: Veinte es lo que vale una, déme algo mds de dinero. Hombre de frac: jDe ninguna manera! Me parece que exagera. 35 Pulpero: No, sefior, no exagero, cien pesos es lo que quiero porque si no, me las llevo. Hombre de frac: Tome, le doy cincuenta. Pulpero: Asi no me dan las cuentas. Me costaron mucha plata, las plumas no son baratas. Hombre de frac: Esta bien, tome setenta y queda cerrada la venta. (El pulpero le da las plumas y el Hombre de frac, el dinero contante y sonante. Se despiden y cada uno piensa que hizo un negocio brillante.) Pulpero: Adiés, don. Hasta pronto. (Para st.) Ese hombre es un tonto. Hombre de frac: Adios, don. Hasta pronto. (Para si.) Ese hombre es un tonto. Pulpero: (Para si.) A mi no me costaron nada y me llevé una buena tajada. Hombre de frac: (Para si.) Se las compré a setenta y las vendo a ciento ochenta. ESCENA CUARTA El pulpero vuelve a la pulperta donde lo esperan Martin Fierro y el Gaucho joven. Con un gesto mudo que significa “tomen”, y ante la mirada de desilusion de los dos, les da un poco de yerba, una cantidad realmente pequefia. Martin: jEh, don pulpero, escuche! Estamos pasados de hambre y mds flacos que un alambre. jDénos algo para el buche! “a Pulpero: jAcaso tienen dinero? No hay nada que sea gratis y les di yerba pa’l mate porque otra cosa no puedo. Gaucho joven: No tenemos ni monedas ni cosas que tengan brillo, ya nada, nada nos queda, ni siquiera los bolsillos. Pulpero: Pues entonces, lo lamento. Hoy de aqui ya yerba llevan. Yo no regalo, yo vendo y no les doy nada mds. Se me van los dos pa’ atras y enfilan para otro lado porque estoy muy ocupado. Aunque, pensandolo bien, de las cosas que aqui ven puedo darles algo a cuenta. Lo anoto en este cuaderno y cuando cobren el sueldo me pagan toda la deuda. Martin: Pues venga un poco de pan y traiganos dos salames. En el fortin poco dan pa’ comer esos infames. Pulpero: iSi estan aca los salames! Gaucho joven: iDénde, don? Yo no los veo. Pulpero: (Para si.) Estos dos jamds advierten cuando se les toma el pelo. iSon ellos los dos salames que no ven que me divierte decirles una patrafia y ver como los engafia mi lengua que tanto miente! (A Martin Fierro y el Gaucho joven.) Acé tienen cinco panes y también cuatro salames, seis chorizos de primera y huevos, una docena. Medio kilo de galletas, de salchichon, ocho fetas, (Martin Fierro y el Gaucho Joven tienen un hambre que arrolla y embolsan los alimentos como verdaderas joyas.) Pulpero: Y ahora yo anoto todo €n mi pequefio cuaderno. ‘Para st.) Pero yo anoto a mi modo s| y sia alguien no le agrada, por mi, que se vaya al cuerno; yo quiero sacar tajada. De lo que hoy estos llevan yo decido cudnto pagan y ami se me da la gana que el negocio sea bien simple: aunque algunos lo reprueban yo siempre les anoto el triple. Si les doy dos, pongo seis y si son seis, dieciocho; da lo mismo que sea res, galleta, pan o bizcocho. (Martin Fierro y el Gaucho joven salen. En el camino se encuentran con otros Gauchos que estén tomando mate. Cantan.) Martin Fierro y el Gaucho joven: A ese boliche mugriento lo Haman la pulperia, les aseguro, no miento: eso es pura porqueria. El duefio esta arreglado con el milico que manda y a cambio de unas plumas de algtin avestruz cazado hace no sé qué suma y nos da unos centavos de cualquier que haya y un poquitito de yerba, iqué estafador, amalaya, si eso es peor que la selva! ESCENA QUINTA ( Martin Fierro piensa en voz alta mientras junto a otros Gauchos trabaja el campo. Todos quisieran sentarse, pero no hay ni un banco.) Martin: = Ese milico que manda ya me tiene muy cansado. (Como si los pensamientos de Martin Fierro se corporizaran, van apareciendo los personajes que menciona.) Comandante: jUstedes quieren parranda! jSon unos vagonetas! Pero acd, 0 son esforzados 0 prueban la bayonteta. Martin: Y como nada nos dan que no sea mds tareas casi siempre falta el pan y la cosa est bien fea. Entonces viene el pulpero... Pulpero: Offezco darles a cuenta de algun futuro salario algo para el garguero, asi al menos se alimentan. Martin: Y asi es como siempre aumenta el total que le debemos. Pues mas cuentas que un tosario va anotando en su cuaderno y nunca llega el dinero que nos prometio el gobierno. El comandante nos dice... Comandante: Pueden sentirse felices. Acé Ilegé una partida con algunos dineritos. Martin: No nos va a salvar la vida ni nos va a volver muy ricos. Pero al menos habra algo pa’ tener en el bolsillo aunque sean pocos mangos y unas monedas sin brillo. (El Comandante toma un cuaderno con un sello del gobierno, los llama por el apellido y les da unos billetes, que son menos de lo convenido. Los nombrados van pasando, rapido toman la plata saltan en una pata. Martin Fierro espera ansioso ofr pronunciar su nombre Junto con el de otros hombres.) Comandante: Garcia, Lopez, Ferreyra, Pérez, Dominguez, Quintana, Sanchez, Fernandez, Pereyra, Diaz, Carbajal, Chiclana. (El Comandante cierra el cuaderno conelsello 47 del gobierno. Martin Fierro esta desconcertado: a él no lo han llamado.) Martin: (Por qué van nombrando a todos pero a mi nunca me Ilaman? iTal vez yo esté en otro tomo? (Quiz me toque mafiana? Comandante: iQué mariana ni pasado! La cosa salta a la vista, aunque esté decepcionado usted no estaba en la lista. (El Comandante sale y entra el Gaucho joven.) Gaucho joven: Che, and a hablar con el jefe y teclamale tu paga. Si no, después no te quejes de que no te dieron nada. Martin: No puedo ni abrir la boca para hacer algtin reclamo. Si peleo, me derrota, porque él corta el bacalao. Gaucho joven: El cortara el bacalao, y a vos te tienen calao porque si te vas callao aunque nunca te pagaron y permitis que te estafen sin siquiera una protesta acd nunca va a estar claro que la autoridad es salvaje, que nunca te da respuestas, que dio a tu vida un viraje y te obligd a hacer un viaje a dejar hijos y esposa en un total desamparo, que te hacen trabajar hasta molerte los huesos sin descanso y sin comida, que te arruinaron la vida y encima, no ves ni un peso. Si te quedas en silencio esto va a seguir igual hasta que se muera el tiempo y llegue el juicio final. Martin: Es cierto lo que decis pero a mi me tocé esto 50 y bien sé que si protesto porque tengo mala pata y nunca Ilegé mi plata jamds diré: “me han pagado”, y diré que me han pegado. Porque sé que si reclamo me dardn una paliza, acd el milico es el amo, que no escucha y da golpizas. Yo sé que a la autoridad no le interesa mi suerte. Esa es la pura verdad, sdlo quieren que trabaje hasta el dia de mi muerte y que deje que me estafen. Mira, cueste lo que cueste, prefiero tomarme el raje. Me voy a escapar de acd, me hartd esto de la frontera y si me quedo poco mas me convierto en una fiera. Gaucho joven: iTe vas a hacer desertor? Te van a perseguir todos, la autoridad, la justicia, y vas a andar siempre solo y lo vas a pasar peor que en manos de la milicia. Martin: Mira, amigo, te lo apuesto, ino hay nada peor que esto! TERCER ACTO: ESCENA PRIMERA Martin Fierro estd conversando con otros Gauchos a campo abierto, bajo las estrellas, y les cuenta sus experiencias, que no han sido exactamente bellas. Martin: Un dia dijo el milico que se venia un malon. Y yo pensé: jme las pico, por fin Ilegé la ocasién! Mientras tanto el Juez de Paz y mi jefe bebian juntos unos tragos y otros mds. Y tomaron a tal punto que les dio tanto mareo que casi se caen pa’ atrds y quedan los dos difuntos. Yo aproveché ese momento de tremenda borrachera y sin hacer espamento abandoné la frontera. Tres afios yo habia pasado sufriendo en la adversidad y por fin habia logrado enfilar hacia mi hogar. Pero cuando Ilegué al rancho no se imaginan lo que era, alo alto ya lo ancho solo estaba la tapera

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