You are on page 1of 31
LO QUE AUN NO SABEMOS SOBRE EL INTERCAMBIO TECNOCIENTIFICO ENTRE SUR Y NORTE, NorTECENTRISMO, DIFUSION CIENTIFICA Y ESTUDIOS SOCIALES DE LA CIENCIA Alexis de Greiff A. Universidad Nacional de Colombia Mauricio Nieto O, Universidad de los Andes En julio de 2001 tuvo lugar en la ciudad de México el 301 Congreso de His- toria de la Ciencia. El titulo de la reunién era provocador y relevante: ciencia ydiversidad cultural. Era particularmente significativo que esta tradicional reunién tuviera lugar en América Latina. México, cuna de algunas de las més complejas ¢ interesantes culturas americanas, imagen vivida de todos los excesos del imperialismo y ejemplo orgulloso de supervivencia de una cultura autéctona, parecfa un lugar apropiado para discutir sobre diversi- dad cultural. Cincuenta y dos paises diferentes y centenares de historiadores acudieron al encuentro. La conferencia inaugural tuvo lugar en el Palacio de Bellas Artes, cuyos enormes murales encierran un claro sentido de orgullo nacional. Con la ayuda de traduccién simultnea a varios idiomas pudimos escuchar las intervenciones de apertura del protocolo, que predecian que ibaa tratarse de una ocasién muy especial. El invitado especial a cargo de la conferencia inaugural era un fildsofo ¢ historiador de la ciencia, el profesor Roshal Rashed. Su origen surefio era congruente con el espfritu del congreso Yanticipaba que desde el comienzo fbamos a hacer parte de una estimulante novacién. El profesor Rashed resalté el hecho de que “es el primer coloquio ee un pafs de cultura antigua que no es ni mediterréneo ni co", ¥ que: “es también el primer coloquio de historia de la ciencia que : a.un pafs industrializado del Norte”.’ tO, para nuestro desconcierto, en lugar de mostrar la acerca de la diversidad cultural y la ciencia, Rashed ALEXIS DE GREIFF A, Y MAvRICIO parecia estar realizando un esfuerzo por bloquear toda altern, razonar a quienquiera que estuviera interesado en el problema, : distinguido conferencista expres su preocupacién por la diy Ness no decir dispersién’”, de la disciplina y su temor sobre Ja “ idad, “Data tacién de extender la historia social a la tradicién conceptual, largo de su exposicién claramente establecfa lo que él consid ea verdadero camino de la historia de la ciencia, a saber, una historia j de ideas. De acuerdo con él, no era importante establecer sélo ladies entre los elementos sociales externos y aquellos genuinamente cae sino que era ademds necesario “preguntarse qué la distingue [a la sa de todas las demds producciones culturales”.’ Para el profesor Rashed la difusién del conocimiento es diferente de su produccién. Y va atin ms alli al decir que los factores externos “pueden explicar controversias cuando los hechos estén imperfectamente establecidos y no se han Ilevado a cabo pruebas rigurosas”.* Hemos empezado este capitulo con este episodio, pues nos parecié ilustrativo del tipo de obstéculos que los estudios sociales del intercambio tecno-cientifico Sur-Norte tienen que enfrentar. Algunas de las afirmacio- nes hechas en la conferencia inaugural eran descorazonadoras con miras al comienzo de un debate sobre ciencia y diversidad cultural, y en particular para el entendimiento de la ciencia y la tecnologia como pricticas politicas. Es interesante notar que el profesor estaba en lo cierto en esto: los estudios sociales de la ciencia, lejos de ser una disciplina plenamente constituida, forman parte de un campo que atin requiere ser moldeado y desarrollado. Es més, casi un siglo después de que Ludwig Fleck publicara su celebrado libro, y luego de que Thomas Kuhn iniciara una nueva fase en los studios histéricos de la ciencia y la tecnologia; luego de varias décadas de trabajo de historiadores, socidlogos y fildsofos que mostraron una vez mas ~apelando a estudios de caso~ las rafces histéricas y sociales de los problemas epistm” légicos; cuando los escritos de David Bloor, Steve Shapin, Michel Callon y Bruno Latour, entre otros, son lecturas obligadas para los historiadores sg ete Aly Como ¢| 2 Ibid, p, 27. 3. Mhid, 4. thid. 42 INTERCAMBIO TECNOCIENTIFICO ENTRE SUR Y NORTE la ciencia;? hoy por hoy, luego de todo esto, podemos decir que los estudios sociales de la ciencia atin tienen un largo camino por delante y, posiblemente las partes mds interesantes de ese viaje atin estén por venir. Una historia de los estudios sociales de la ciencia todavia no existe. Los origenes de éstos pueden remontarse a una época de preocupacién publica y politica acerca de los intereses imperialistas y coloniales, el género, la raza, las consecuencias de la tecnologfa militar, la guerra frfa y el medio ambiente. Sus lineamientos ideolégicos yacen en el marxismo y en el movimiento contra-cultural. Recordemos a Paul Forman en Estados Unidos, Hillary y Steven Rose en el Reino Unido y Marcello Cini en Italia. Para muchos de los futuros estudiantes de la ciencia, la tecnologia y la sociedad, Sociedad para la Responsabilidad Social en la Ciencia, asi como Ciencia para el Pueblo se convirtieron en espacios para la accién politica y la reflexién tedrica sobre el papel de la ciencia en la sociedad contemporénea, especialmente en la guerra de Vietnam. El legado del compromiso politico de J. D. Bernal era evidente. El interés de aquellos por la ciencia y la tecnologfa era sélo una parte de su mds amplio interés sobre la politica global. Su objetivo era develar la relacién entre el capitalismo, las elaciones asimeétricas entre Sur y Norte, y la cienciay la tecnologia. Después de todo, el movimiento de 1968 estuvo inoculado por una fuere conciencia antiimperialista. Tristemente, el compromiso politico e intelectual con respecto al intercambio Sur-Norte casi desaparecié de las agendas profesionales de los historiadores y socidlogos de la ciencia. Libros sobre este tema son escasos, hay pocos cursos que lo aborden, y la presencia de estudiosos del Tercer Mundo brilla por su ausencia en la mayoria de con- sejos editoriales. Este trabajo pretende ser una introduccién a algunas de las cuestio- nes y algunos t6picos centrales en el estudio del intercambio tecnocientifico Sur-Norte. Términos como Norte, Sur, Este, Oeste y tecnociencia fueron 5. Entre los nurmerosos trabajos que sc han ocupado del carfcter socal dela ciencay la tecnologia, podrfames ‘mencionar, entre muchos otros: David Bloor, Knowledge and socal imagery Chicago, The University of Chi Pres, 1991; Barry Barnes, Interests end the gre of knowledge, Londres, Routledge y Kegan Paul, 1977; ‘Steve Woolgar, Ciencia: abriendo la caja negra, Barcelona, Anthropos, 1991; Steven Shapin y Simon Schaffer, ‘eviathan and the Air-Parp: Hobbes, Bayle and the Experimental Life, Princeton, Princeton ‘University Press, {285i Beuno Laxous, La Fipenanza de Pandont:Enseyesrbre la relidad de ls etudis cals dela iene, Barcelona, Gedisa, 199, Norte no se desarrolla independientemente de las nepoci ae y Norte. Mds atin, volviendo nuestra atencién a estos temas, oe verdaderas raices de los estudios sociales de la ciencia, Sa ig El presente ensayo es ademds una invitacién al estudio problemas, brechas, dificultades conceptuales y temas polfticos con los estudios sobre ciencia y tecnologfa en la dindmica de intercambig Sur-Norte. No pretendemos cubrir todos los Posibles temas televantes, sing mds bien ofrecer ejemplos que nos permitan ilustrar que para hablar de ciencia y politica no requerimos ni un cambio de niveles de andlisis ni un cambio de sujeto. En la primera seccién exploramos de qué forma los criticos de la historiograffa colonial tradicional y de los estudios poscoloniales han contribuido a construir una visi6n critica de la ciencia y la tecnologia, oftecemos un breve resumen de tres tipos diferentes de literatura, a saber; desarrollo, revoluciones verdes y guerra frfa. Aunque no necesariamente rela- cionados con el campo actual de los estudios sociales de la ciencia, constitu- yen poderosas ilustraciones de los nexos indisolubles entre ciencia y politica, © mejor dicho, son buenos ejemplos de la ciencia como politica. Hemos elegido revisar con algun grado de detalle estos temas, pues son campos de investigacién interesantes y cruciales hoy en dia, a pesar de que existen muchos otros.’ Ciencia e imperio, viajes de descubrimiento, his del tip de & Htérmino Tercet Mundo, que por sus origenes politicos hallamos mds apropiado, fe acu por dems B1fo €historiador econémico francés Alfred Sauvy en 1952 (“Trois Mondes, Une Plante Rael 1952), y entré en vigencia luego de la Afro-Asian Conference de Badung en 1955. Usilizames los ne Sur-Norte y Este-Oeste de la misma forma en que son usados sctualmente por lt sen os 2 refer alos pases industilizados, algunas veces lamados también *patses atlinticos’s el Exe scridticos el Oca a Tiados Unidos y Europa; y el Sut al Tereer Mundo. de 7% Todo“ de reve? coun inten deltociorc wren por crear, consoidr ocean OP Jos Fanci nclayendo y exclayendo sujetos, autores y cuetionet para poder establser uma a og Headores. Olga Restrepo Forero, “On Whiting Review Astices and Construct in doctoral, University of York, 2003. {os faruros invest Seid”, disertacic 44 INTERCAMBIO TECNOCIENTIFICO ENTRE SUR Y NoRTE roria natural, geografia, medicina y antropologfa son, entre otros, temas de investigacién histérica y sociolégica en los que la relacién entre la practica cientifica y el poder son evidentes. Esperamos que los t6picos aqui desarrollados ayuden a entender la importancia de los argumentos esgtimidos por la reciente sociologfa de la ciencia. A pesar de la evidencia, como hemos sefialado, algunos historiado- res alin tratan de explicar la ciencia como un producto humano diferente € in fiente de otras practicas culturales. El presente trabajo busca mostrar que para un cabal entendimiento del intercambio tecnocientifico entre Sur y Norte debemos considerar seriamente las lecciones fundamentales de la sociologia, a saber, que el conocimiento cientifico y la tecnologia son insepa- tables del ejercicio de la autoridad, del control y de la dominacién. EUROCENTRISMO, POSCOLONIALISMO Y DIFUSION DE LA CIENCIA YLA TECNOLOG[A Elmodelo de George Basalla sobre la difusién de la ciencia en tres etapas que se publicé en la revista Science en 1967, ha sido suficientemente criticado.® Algunos comentaristas han sefialado que las tres etapas de Basalla podrian ofrecer un marco teérico adecuado para la discusién del desarrollo cienti- fico en paises como Estados Unidos, Rusia 0 Japén, pero también que sus propuestas son insuficientes al tratar de explicar la historia de la ciencia en los paises no industrializados. Ni siquiera tenemos certidumbre de que una situacién como la descrita en la tercera etapa de Basalla haya tenido jamas lugar en los paises menos desarrollados. En caso de que asi haya ocurtido, dicha “ciencia nacional” no garantiza que las précticas cientificas de un pais del Tercer Mundo sean verdaderamente independientes del control fordneo. Sin embargo, nos parece mds interesante considerar los supuestos Subyacentes a este tipo de modelo de difusién. Podrfamos resumirlas en : ia moderna que, como producto terminado, se difun- “distorsiones” a partir de un centro —Europa-. Una de las mayores contribuciones de la sociologta removido la distincién tradicional entre los de la justificacién, mostrando que la cimiento son procesos simultdneos. Si conco; el nacimiento, de lo que llamamos ciencia occi I expansién, el estudio de su difusién adquiere un ¢j muy diferente del lugar magn yae es ae “ conlleva que la expansién de la ciencia occidental no nee OCP. Ey términos epistemolégicos o por el rigor de sus métodos; a *plicadae : estatus es una consecuencia de su expansién. La critica ala now ciencia occidental tinica y superior ha sido también llevada feet dean ciones intelectuale diferentes alos studios sociales delacienciy fo gia. Es asf que los estudios poscoloniales y de género son titiles ae coe los supuestos de una historiografia que ha centrado su snniee en Europa y luego en Estados Unidos. En contraste, la historiografia de ly tecnologia atin se centra en la innovacién més que en los usos, imponiendy serias limitaciones a los tentativos de escapar del nortecentrismo.? La historiografia poscolonial, que cubre varias cuestiones propuesta por algunas académicas interesadas en el problema dela relacin entre géneo y la produccién y el consumo de conocimiento, combate la premisa de ue la expansién europea debe explicarse por la superioridad intrinseca de dich civilizacién."° La cultura occidental adquirié significado como marcador de identidad cuando se confronts con otras culturas. Los estudios poscoloniaes han despertado interés en la explicacién de las relaciones causales existentes entre la expansién europea y la creacién de una ciencia moderna en ee poniendo especial atencidn en la nocién de desarrollo. La expansién de A prdcticas cientificas no siempre tuyo efectos positivos en las rene El proceso “civilizador” ha sido sefialado repetidas veces como Te emancipacién, siendo descrito como la causa de las revoluciones po Hie 9. David Edgerton, “From innovation to use: Ten Eclectic Theses on the Hisocogonty me eh tory and Technolgy 16, mim. 2, 1999, pp. 111-136, “De a innovaci al ws: de yc, hiswrigrala de las técicas", Actes de la v1 robada et Hitria de la Cienciala tect 5775. oe 10, Por cjemplo, Sandra Harding, The “Raia Ezanomy of Scene Tod « Denne TO a te Fe Indiana University Press, 1986; C, Mohanty, A. Russo, et al. (eds.), Third Feminism, Bloomington, Indiana University Press, 1991 46 INTERCAMBIO TECNOCIENTIFICO ENTRE SUR Y NORTE Las tradiciones culturales locales han sido descritas como contrapuestas en «{ mismas al desarrollo y como obstaculos al progreso. De otro lado, se ha argumentado que la difusién de practicas cientificas como la geograffa, la historia natural o la medicina fueron mecanismos poderosos de estableci- miento de orden asi como de formas eficientes de control y dominacién,"' Dichos procesos son importantes también por cuanto la idea de la unidad de Ja ciencia occidental conlleva la eliminacién de otras formas de conoci- miento. El examen critico del proceso de la difusién cientifica abre todo un campo para la meditaci6n histérica y politica en una constelacién de temas ignorados por los primeros historiadores consagrados al estudio de aspectos legales, econémicos y culturales, pero alejados de la ciencia. En este sentido, Sandra Harding muestra formas en las que los estudios poscoloniales de la ciencia y la tecnologfa, un campo que de hecho atin no existe, pueden ser desarrollados, “la relacién entre el cambio cientifico y tecnolégico y los pro- yectos del imperio europeo y norteamericano, recuentos eurocéntricos de la tradicién cientifica y tecnolégica de otras culturas, y las implicaciones de las ahora obvias fallas de los intentos del Norte por incrementar el nivel de vida ened Sur [en suma] la falla del ‘desarrollo”.'? La ciencia occidental también ha contribuido al deterioro de ‘otros’, especialmente las mujeres, las minorfas émicas, la naturaleza y los ciudadanos del Tercer Mundo." La implantacin dela tecnociencia occidental también puede contribuir a la pérdida del con- trol de los propios recursos por parte de los nativos, quitandoles su poder. El poder se ejerce por medio de practicas sociales concretas tales como la historia natural, la taxonomfa, la elaboracién de mapas y cartas celes- tesy nduticas, la btisqueda de la cura para la malaria o la construccién de una Planta nuclear. Estas prdcticas constituyen un ¢jercicio activo de poder y su liseminacién debe verse como un intento por ganar control en nuevos espa- dos. Nuestra tarea como sugiere Macleod— es entonces estudiar la ciencia, 1. Por gmp, : a Mauricio Nieto, Remedios para el Imperio: historia natural y a apropiacin del Nuevo Mundo, Boers, sas, 2000, y p-25 (la traduecion es muestra), vos a la ciencia occidental. Examinando rechazan calificar de “alternativas”), exploran las indigenas.'* El estudio del conocimiento local p tos para un didlogo entre los “expertos del desarrollo” y , desarrollo”, promoviendo la diversidad cultural. “ ame En este punto es necesario hacer algunas aclaraciones. El intento yp escapara las visiones eurocénticas y estadunidenses-oéntica de a hisong y la necesidad de hacer posibles y perceptibles otras voces no pueden tedu. cirse a negar la importancia de Europa y de Estados Unidos en la historia moderna, 0 a negar el rol central de la ciencia occidental. Por el conttario, debemos explicar histérica, social, cultural y polfticamente su éxito y las con- secuencias del mismo. Asimismo, la idea no es abandonar nuestro interés en la ciencia occidental para rescatar el conocimiento local. Tal como Arif Ditlk ha sefialado, “El rasgo caracteristico del eurocentrismo no es su exclusividad, la cual es comun a todos los etnocentrismos, sino mas bien el reverso: su inclusividad”.'° El eurocentrismo no es el resultado de ignorar a los otros, sino més bien la consecuencia de organizar el conocimiento del mundo, incluyendo otras formas de saber, en un solo todo sistemitico. Debemos ayudar a deconstruir este estado de cosas. La tentacién de identificarnos con los excluidos y volvernos los portavoces de los subordinados tiene el gran riesgo de suponer que somos traductores privilegiados y legitimos, y porta- voces del “otro” y, en consecuencia, de ratificar la cultura occidental como he cultura fundamental.” 14. Roy Macleod, “On visiting the moving metropolis: Reflexions on the architecture of imperil science’ & Nathan Reingold y Mare Rothemberg (eds.), Scientific colonialism: a cros-culural comparson, Wstio¥ss ‘Smithsonian Institution Press, 1987. i 15. Véase, por ejemplo, Ziauddin Sardar, The Revenge of Athena, Science, Exploitation and he Third Wr des y Nueva York, Mansell Publishing Limited, tercera parte, 1988 z 16. Asif Dirlik, “History without a Center? Reflexions on Eurocentrism” en Eckhardt Fuchs y 2002 (eas), Across Cultural Borders: historiography in global perspetive, Lanham MD, Rowman 8 lu (eraduecién nuestra), (eds), Col Gayati Chalarvarty Spivak “Can the Subaltern Speal2” en Patrick Wiliams y Laura Chrisman 35) nial discourse and posolonial theory: A Reader, Nixcva York, Columbia University Press 1994 48 re INTERCAMBIO TECNOCIENTIFICO ENTRE SUR ¥Y NORTE LA CARRERA POR LOS CORAZONES Y LAS MENTES DEL TERCER MUNDO, LA SEDUCCION DEL DESARROLLO Durante las décadas de 1950 y 1960, amplios sectores de la poblacién mundial lucharon por la construccién de una identidad nacional dentro del contexto de tensién internacional, luchas nacionales de clases y debate ideo- Iégico. Aunque el estado de revuelta es un aspecto bien conocido del Tercer Mundo, es sélo un aspecto de la historia de sus naciones, Tal como Arturo Escobar y otros han sefialado, dicho periodo estuvo marcado por la construc- cién del “discurso del desarrollo” como una nueva forma de dominio sobre las nuevas naciones y, mds en general, sobre los denominados “paises en desa- rrollo”.* Instituciones internacionales, entre las que son de notar el Banco Mundial y las agencias técnicas de las Naciones Unidas, jugaron un papel central en el advenimiento del discurso y de las practicas de los programas de desarrollo. El efecto de estos programas significé la creacién de brechas atin més grandes entre paises ricos y pobres, la ampliacién de los conflictos socia- les, culturales y econdmicos internos y el agotamiento del medio ambiente, entre otros. Los trabajos de la retérica publica y de la préctica del desarrollo atin permanecen inexplorados en gran medida por la historiografia actual, a pesar de que se han realizado algunos esfuerzos por investigar el fendmeno en estudios de discriminacién en andlisis literario, asf como trabajos antro- polégicos sobre modernizacién y resistencia, especialmente en Asia, Africa y América Latina.'? Curiosamente, estos trabajos no han tocado el tema de la ciencia y el desarrollo con la misma atencién que algunos historiadores han estudiado los nexos cercanos existentes entre dominacién colonial, ciencia y tecnologfa. Una leccién importante que se debe aprender de estos trabajos es la necesidad de desviar el objeto de estudio “de los pueblos por ser ‘desarro- llados’ hacia el aparato institucional que esta llevando a cabo el ‘desarrollo”.” En otras palabras, necesitamos abandonar la idea de que el desarrollo y la ing Development: The Making and Unmaking ofthe Third World, Princeton, Prince ss, 1995. 2 , y ington, Indiana University Press, 1988; Chandra Mohanty, ae te ces ‘The Location of Guleure, Londres, Nueva York, Routledge, 1994. nt... p- 107 (tradueci6a nuestra). hee cepto y la manera en que ha moldeado las visiones de la historia del mundo durante el siglo xx. Rist sefiala que el “desarrollo” es un elemento central dela religién de la modernidad. Es, por tanto, un conjunto de creencias con raices profundamente enraizadas en nuestra concepcién de las relaciones sociales, politicas y econémicas, tanto en arenas nacionales como intemacionales. Fl desarrollo es una certidumbre colectiva, una verdad dogmatica que no es debatible y, en consecuencia, una fuerza coercitiva. “La accién determinada por la creencia es obligatoria y no descansa en ninguna eleccién”™ Enel nombre del desarrollo se cometen errores y la gente lo sabe. En este sentido, un paralelismo con la religién ayuda a entender el fenémeno. Los creyentes Feligiosos reconocen las profundas contradicciones entre la doctrina presctita en los libros sagrados y la practica de la institucién eclesistica. Sin embargo, son tolerantes. Por esto Rist define “desarrollo” como “uma creencia y una serie de précticas que forman un todo singular a pesar de las contradicciones entre ellas”.” i {Cul es el papel de la ciencia y la tecnologia en las tearias del dese lo? Tal como sefala John Agnew todas las tori del desareallo y dl canbio social contienen posiciones sobre el rol y el efecto de la ciencia'y de la = nologia en el desarrollo.” Sorprendentemente, el didlogo entre les de ciencia y tecnologia y los anilisis crticos del desarrollo es pobre: AS. Po anor _ 21. Gilet Rist, The Hicory of Development. Frome Western Origins 2 Global Faith let Lond, Nueva York. Cape Town, 25D Books University of Cape Town Pr, imacen). 22. tid, p24. 2 2% Jp Nec, “Tehaclogy Tac and Thc of Dewlopcat rma of Am a PP 16-31 He INTERCAMBIO TECNOCIENTIFICO ENTRE SUR Y NORTE ejemplo, Escobar se ocupa del efecto negativo causado al producir tecnologia en un lugar para ser “aplicada” luego en otro. Aboga, asf, por “una politica de investigacién y desarrollo tecnolégico como soporte de un sistema rural auténomo de produccién”.™ Segtin Escobar, la tinica manera de enfrentar efectivamente el problema de la pobreza con conocimiento titil es mediante un entendimiento propio por parte de los campesinos, para luego proceder a construir sistemas de comunicacién en los que participen campesinos, ins- tituciones ¢ investigadores. Esta es toda una prescripcién familiar para los historiadores y socié- logos de la ciencia y la tecnologfa, quienes han insistido en que la ciencia y la tecnologia son esencialmente practicas locales, Mientras que los estudios sobre ciencia y tecnologia han sido virtualmente olvidadizos con respecto al intercambio Sur-Norte para el desarrollo, los autores criticos del desarrollo contintian tratando la ciencia y la tecnologia como cajas negras, en el sentido de que no se toma el conocimiento cientifico como dado, sin preocuparse porel proceso de produccién y circulacién como préctica cientifica. Rist, por ejemplo, explica: “La creencia es asf fabricada para tolerar las contradicciones ~especialmente porque, a diferencia de las teorfas cientificas, no puede ser tefutada-. Es por esto que la ciencia cambia més répidamente que la creen- cla, que tiene inmunidad contra todo lo que pudiera cuestionarla”. Esta visién pre-kuhniana de la ciencia contrasta abiertamente con los estudios empiticos que muestran a los cientificos como profesionales conservadores, comprometidos con sus tradiciones locales de investigacién. Deberfa uno Preguntarse acerca de la articulacién entre la fe en el desarrollo y la fe en clertas teorfas cientificas ¢ innovaciones técnicas. A propésito, Escobar ha observado que la ciencia y la tecnologia acttian no sdlo como “promesas” (Palabra que recuerda el paradigma de Kuhn), sino como “marcadores de ‘wilizacién’; zpero en qué medida? Tristemente, el trabajo de Adas sobre la encia y la tecnologia como instrumentos ideolégicos para el establecimiento del poder colonial culmina en la gran guerra.” Sin embargo, el papel de la ‘Gencia y la tecnologia en las relaciones internacionales se ha intensificado ‘ALEXIS DE GREIFF A. Y Mauricio Nigro 0, “desde entonces. Luego de la oe guerra mundial, los programas reais se tradujeron en asistencia técni s ‘cionales del desarrollo yewonie chica y construccign g tf hhumanos cientificos. De qué manera las nuevas formas de domi” Eoraiso> F as de domin; (€l discurso del desarrollo) trabajaron hombro con hombro con la cieni, , aie ci Ja tecnologia, es un tema que requiere exploracién adicional. Mientras ie Jos trabajos de los cientfficos sociales en el diagnéstico y la consttuccién'ie representaciones sociales del mundo “desarrollado” han sido estudiados jc etal, los cientficos naturales brillan por su ausencia en numerosas he, sobre el “subdesarrollo”. Varias cuestiones requieren estudio, por ejemplo, ef de personal técnico, ingenieros, administradores y cient ; Be ns y ficos en pro- yectos cientificos y tecnolégicos de desarrollo; sus negociaciones locales yd uso de recursos culturales locales para adquirir supremacta epistemoldgica } por tanto, acceso a los recursos; la imagen de la ciencia y la tecnologia que estos agentes tratan de establecer, as{ como la imagen hibrida que resulta de este esfuerzo y del conocimiento local. Existe en la literatura sobre las relaciones tecnocientificas interna- cionales una interesante asimetrfa. Mientras que los trabajos que se ocupan de las relaciones internacionales entre los paises industrializados hablan de IE “intercambio cientifico”, la literatura sobre el intercambio Sur-Norte se ubica en los estudios de “cooperacién cientifica y técnica’, vale decir, el andlisis de pe y los as de asistencia para el desarrollo. Como si las practicas cientificas program: P P no vinculadas explicitamente con el desarrollo de proyectos en el Sur fueran D exp proyectos en d marginales para las relaciones politicas y cientificas internacionales. Dicha distincién entre intercambio y cooperacién debe entenderse como un pro- ducto histérico en si mismo. Muy poco se ha estudiado sobre la excelencia 3% ae : bi cientifica del Sur, para usar la expresién de Cueto, y sobre los intercam! ios horizontales con el Norte.” Los recursos disponibles, las practicas profesio- nales, los instrumentos y el efecto son radicalmente diferentes. Sin ene como en las teorias del desarrollo, estas diferencias son a menudo percibi como defectos y manifestaciones de que estamos un paso atrds en el beat e Ilo”. Mas atin, cierto tipo de “sociologia de los obstéculos’ es comin ® tal jos sobre ciencia, tecnologia y desarrollo econémico. En su libro pion? a Interna. ia en el bi 27, Matcos Cuero, Excelencia cientificaen la perifria. Actividades cientifiase invesigacion imation 1890-1950, Lima, Grade-Concytec, 1989. 52 ENTERCAMBIO TECNOCIENTIFICO ENTRE SUR Y NORTE social function of science, J.D. Bernal recalcé los condicionamientos impuestos a las culturas nativas en América Latina, India y el mundo isldmico.” C, P. en favor del envio de una armada de cientificos y lingilistas para prevenir la caida del Tercer Mundo en manos comunistas,” mientras que Ziman y Moravesik asumieron y concluyeron que Paradisia, un pals imaginario del Sur, nunca progresarfa sino hasta que el modelo occidental de ciencia, tecnologia y sus instituciones fueran transferidos efectivamente.”” Existen, empero, nichos de reflexién critica que merecen atencién. Voces criticas, especialmente de estudios poscoloniales, son herederas de la teorfa de la dependencia. E\ proceso de institucionalizacién y profesionaliza- cién de la ciencia en América Latina precedié y fue instrumental para el esta- blecimiento de las polfticas cientificas nacionales en la década de 1960 (1950 en el caso de Argentina y Brasil). Los estudios sociolégicos y econémicos, estimulados por los tedricos de la dependencia, proporcionaron serios andlisis acerca de los problemas de la ciencia y la tecnologfa en los paises periféricos.* El gedlogo Amilcar Herrera, en su influyente libro Ciencia y polisica en Amé- rica Latina, desarrollé un andlisis socio-historico de la investigacién cientifica en América Latina. En él criticaba las contradicciones entre lo que llamaba las politicas cientificas “explicitas” ¢ “implicitas” operantes en el Sur. Las primeras, como retérica de la ciencia para el desarrollo, eran la fachada que encubria la falta de compromiso social de las elites locales con el desarrollo nacional, desinterés que caracterizaba a la politica implicita.*” La teoria de la dependencia, que puede ser colocada entre las voces disidentes del desarrollo, llevé a un debate que fue particularmente provechoso en América Latina.* ‘The Social Function of Science, Cambridge, The Mrt Press, 1964 [1939]. dor cultures y la revolucién cienifica, Buenos Aires, Editorial Su, 1963, p. 48. /J.M. Ziman, “Paradisia and Dominatia: Science and the Developing World”, Minerva 4, julio de 1975, pp. 699-724. “Science in Twentieth-Century Latin America” en L. Bethell (ed.), The Cambridge History ol. 4, Ideas and Ideologies in Twentieth Century Latin America, Cambridge, Cambridge coloniales, y los internos, asaber, las e - : Ilo cientifico y tecnolégico en las economfas periféricas resultaba severamente limitado por los intereses externos defendidos por la elite local.* Si bien estos estudios han sido alabados por estimular la discusién critica del desarrollo capitalista en la periferia, han sido igualmente citicados por sus sesgos"ideolégicos” y por la falta de estudios empiricos que muestren en detalle el caracter de dependencia del conocimiento global.® Socidloges dela ciencia y de la tecnologia que se convirtieron en importantes adminis tradores de la ciencia, como Francisco Sagasti, eran defensores entusiastas del “enfoque sistémico” estadunidense, aunque cercanos a Ja teoria de la depen- dencia. Incluso, sus trabajos “permanecieron como un anilisis del desarrollo cientifico y tecnolégico ampliamente formal, abstracto y reduccionista de dificil traduccién a la accién”.>” En reaccién a estas criticas, los herederos de las teorias de la dependencia en los estudios de la ciencia se pusieron 2 investigar estudios de caso, como por ejemplo en relacién con la Verde (a la que volveremos mas adelante). be La teoria de la dependencia fue tal ver la contribucién més ong a los estudios de la ciencia, realizada por y acerca de los cientificos del Tet Mundo. Varios intelectuales en esta regién se rebelaron contra la del Norte y mostraron la posibilidad de ofrecer soluciones alternatives al blema del papel de la ciencia en el Tercer Mundo. Sus estudios marco? 3s Hebe Ves, “The Sci Suu f Science in Lain Ames” See Sai of Sot Ts 9S e — Science in Twentieth-Century Latin America,” 1996, pp. 347-355- W. Vessuri, sealant ‘of Seienee i a ie ee ty iin Latix 38. T Shinn, J. Spaapen y V. Krishna, Sinn hogy and Sociery soni nt Do et Wold Transactions” en Shinn, Spapen y Rrichna (ed), Siete ad Tchwla?* Scvinler of Scene Yerbook, Donec, Klewer Academic Pubs 1995; pS 54 INTERCAMBIO TECNOCIENTIFICO ENTRE SUR ¥ NORTE un punto de giro en la historia de las ideas en América Latina, en particular, y del Tercer Mundo en general. La teoria de la dependencia también produjo un vivo debate en las comunidades cientificas, espectficamente sobre la cuestién acerca del uso social de la ciencia “pura” en contextos en desarrollo. Durante la década de 1970, los politicos y los administradores, ansiosos por recortar fondos para inyestigacién en las universidades, y por cerrar o reducir otros institutos de investigaci6n, invocaron estratégicamente la irrelevancia de la ciencia pura para el desarrollo del Tercer Mundo. En varios paises del Tercer Mundo, los recursos para investigacién en ciencia pura, ya de por sf escasos, fueron reducidos radicalmente y la investigacién fue orientada hacia proyectos de “utilidad social”. Los paises industrializados compartieron esta visién, desalentando la investigacién cientifica en el Sur asf como la cooperacién internacional en materias no directamente relacionadas con el desarrollo. Desde la década de 1950 Ja ciencia fue considerada un lujo que los paises del ‘Tercer Mundo no podian sostener. Asi, por ejemplo, las negociaciones para la creacién de un centro internacional que fomentara la fisica tebrica €n esos paises tuvieron que enfrentar una abierta hostilidad por parte de las delegaciones de casi todos los pafses industrializados.” No obstante, hay que insistir en que, a pesar de esas actitudes y de las dificultades concomitantes debidas a la falta de recursos, la investigacién no aplicada tiene lugar en los paises del Tercer Mundo. Con todo, el grueso de la literatura tiene que ver con transferencia tecnolégica, mientras que la ciencia sélo se menciona en contadas ocasiones.”” En la discusién anterior nos referimos a los institutos cientificos. Los centros nacionales de investigacién del Tercer Mundo desarrollaron intere- santes y complejos vinculos intelectuales, politicos, técnicos y econémicos Con institutos del Norte. Aunque el ntimero de trabajos va en aumento,! 38. Alexis De Greif; “The tale of wo peripheries: The creation ofthe International Centre for'Theoretical Phy- ‘les in Teste”, Historical Seudies in the Physical and Biological Sciences, 33, paste 1, 2002, pp. 33-60. ‘Véase Wesley Shrumm, Carl L. Bankston 111 y D. Stephen Voss, Science, technology and society in the Thind World: an annotated bibliography Menuchen y Londres, The Scarecrow Press Inc., 1995, A Kin 2, “The conflict between image and role of physics in South Korea”, Historical Studies in | Biological Sciences 33, parte 1, 2002, pp. 107-130; Ana Maria Ribeiro de Andrade, Fisicos, A dindmica da citncia na sociedade, Sao Paulo y Rio de Jancito, Editora HUCITEC, Museu de agentes locales de programas de ayuda oftecidos por los zados. Las elites cientificas y politicas en el Tercer Mund " recibieron entrenamiento en Europa y en Estados Unidos, Sin embargo, Ly investigaciones detalladas sobre la globalizacién del conocimiento luego de la segunda guerra mundial son escasas. Aunque resulte obyio Para al debemos recordar que las historias institucionales no pueden ser cstudiada independientemente de los aspectos cognitivos, puesto que éstos Proven los recursos necesarios para el entendimiento de la investigacién ¥ de las pric. ticas pedagégicas. En particular, haciendo un escrutinio de los centros que promovian la cooperacién Sur-Norte, podemos aumentar la comprensién del papel de los institutos cientificos en la construccién de los Programas para el desarrollo y, concomitantemente, aprenderemos sobre la distribucién global del conocimiento. La ciencia, la tecnologia y los programas de entre- namiento fueron apoyados con entusiasmo por instituciones filantrépicas, No obstante, los estudios existentes revelan también la enorme diversidad de motivaciones, mecanismos y estrategias esgrimidas por igual por aspirantes y fundaciones. Incluso si realmente queremos saber acerca de los patrones de financiacién por parte de instituciones filantrépicas estadunidenses y sobre cl tipo de conocimiento por ellas promovido ansiosamente, debemos enfo- carnos en sus actividades en el Tercer Mundo, en donde invirtieron mas del doble que en instituciones en Europa. En un nivel diferente tenemos las disciplinas cientficas. Primero, los discursos y practicas del desarrollo produjeron imagenes cambiantes dela ciencia. La imagen de la ciencia moderna y del progreso estaba representada mds por el fisico teérico que por el agrénomo. La difusién de estas repr sentaciones y de ciertas practicas asociadas con ellas, estaba estrechament® relacionada con los modelos de desarrollo y con el papel adscrito a la tee ‘2 Alesis de Greif “Supporting Theorscal Physics forthe Third Woe Development. The Ford ican tna the Lovernational Cente fot Theoretical Physics in Teste (1966-1973)" en Giuliana Gemelli ; 5, 2001, rem ode ‘ae Large-Scale Reearch: Construction and Transfer of Knowlede, Boog 56

You might also like