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ELI DE GORTARI LA CIENCIA EN LA HISTORIA DE MEXICO na FONDO DE CULTURA ECONOMICA EL DESARROLLO DE tA CIENCIA INDIGENA 7, EL PENSAMIENTO CIENT{FICO ""y su EXPRESION dos y numerosos esfuerzos que los cientificos ie i S . : Los varia ee de sus investigaciones, se apoyan en la oon zan en el cul Ja naturaleza es comprensible. Sin esta base ion de que ‘ ase eae carecerfan de sentido los desarrollos te6ricos, sel los experimentos en que oes ce vida fantos Y tantos bres, en el afan por excelencia le extender y aumentar dl home de los conocimientos cientificos; y, si no tuvieran ese a dichas actividades carecerian del sustento yla estimacién que la sociedad les brinda. Indagando el compor. tamiento de la naturaleza y el funcionamiento de la sociedad, el hombre trata de adquirir los conocimientos indispensables para proyectar su actividad sobre el mundo, en el cual vive y del cual forma parte, con el propésito de transformarlo de modo conveniente para mejorar las condiciones de su vida. Con este medro, el propio conocimiento recibe un impulso que lo hace avanzar mas rapidamente, lo cual se traduce en un aumento de la eficiencia de la accion humana practica, en- ee a superar sus medios de existencia; y esto, a su vez, eve a dar por resultado un nuevo Progreso del conocimien- ali. - Sufi , 1 SUS, . fuente ce en C4 en la tilidad oy eS SO" inmediatos y «se enCueNtra el ‘ SY Su justificacién radi- Sati i i enzo 1'slaccin de las necesi- Iso Gciencia se desenvuelve fal de la sociedad. ny la sistematiza- EL DESARROLLO DE LA CIENCIA INDIGENA Oo” io tedricas, al mismo tiempo, la ciencia siempre implica la naicion ineludible de que sus desarrollos y sus resultados pu dan ser comprobados en la practica; porque esta aplica- jon alas actividades del hombre es la base indispensable para al trabajo abstracto y especulativo. Por esto, la concepcion de Ja naturaleza como un cosmos comprensible que se encuentra sujeto 2 leyes viene a ser, en Ultimo término, una expresion del hecho reconocido de que las artes practicas son esfuerzos in- teligentes Que el hombre ejecuta para cooperar con la natura- Jeza en SU propio beneficio. Lo que es mas, debido al interés fundamental que la ciencia tiene en las manipulaciones y trans” formaciones de los objetos existentes, la corriente medular de Ja actividad cientifica proviene de las técnicas practicas de los ueblos primitivos. Por Jo tanto, los conocimientos tienen que ser mostrados directamente e imitados en la practica, antes de que puedan ser aprendidos por medio de la memoria; ya que, en todo caso, la expresi6n de la ciencia fue inicialmente oral, y solo después llegé a hacerse en forma escrita. De manera andloga a los otros pueblos de la Tierra, los antiguos mexicanos consiguieron relacionar eficazmente su modo de obrar con el comportamiento de los procesos natu- rales; déndose cuenta de que, en la medida en que podian en- tender la naturaleza, lograban mejorar los resultados de su actividad practica y adquirian asi cierto dominio sobre la pro- pia naturaleza. Durante mucho tiempo, este modo rudimenta- rio del pensamiento cientifico no llegé a abarcar mas alla de la maestria en las técnicas de los oficios y las artes. El técnico empirico, en cuya actividad material se encontraba contenido el germen de la ciencia, tinicamente disponia del recurso de la expresion oral y del ejemplo para conseguir que los cono- cimientos adquiridos se mantuvieran a través del tiempo, pasando de generacién en generacion. Asi, la fabricacion de utensilios y la manera de emplearlos tenfan que ser aprendi- das en un proceso de imitacion y de adiestramiento, ya que no era posible todavia la elaboracion del desarrollo teérico que permitiéd después otras formas de aprendizaje. Como todo el conocimiento que un hombre podia adquirir individualmente en el transcurso de su vida terminaba indefectiblemente con su muerte, era necesario que lo trasmitiera directamente a los lovenes, Sdlo que en esta trasmision oral y preceptiva podia ujamiento, que lo iba hacig, ra adoptar algunas veces |" j6n del conocimien, x vagor la reproduce! ‘Dito ito. Por lo to, sucesivas dependia de la habijg’* ma de a * gen ciones ep renderlo de un modo pre arte oe par ensefiarlo en a comunicacion del co, individu: . ene! : ib ri cS e la exac md con Ja invencion de la escritura, ya qu To fue posible de dar al hombre la capacidag as manera precisa y permanen,, emente el avance de esos ¢,' este medio de eesti ‘ ao sia os mn i » COMO sii nocimientos: es un impulso formida’ eq a, © Siem. dela ciencia Tec!” el dominio de un arte practico. 1, re, vino a descansar inscripciones asociadas con los penga. V ‘ecutar . habilidad para fa base para asegurar Ja posesion de los Cono. mientos sirvi6 de bas después, para elevar y ampliar dichos cimientos obienidos: ¥.¢ do con ello los medios de satisfacer conocimientos, mejo! rimero se indicaron directamente idades humanas. P: ndlic ecta a necesid , sus acciones mediante el dibujo de sus imagenes, cmpleando una grafia pict6rica y representativa. Mas adelan- te, la escritura se hizo simbélica e ideografica, de tal manera que los caracteres ya no fueron dibujos de los objetos, sino signos que los representaban convencionalmente; con lo cual se facilité la expresién de los conceptos y de las ideas mas complejas. Finalmente, mediante la descomposici6n de los so- nidos emitidos al hablar, separandolos en sus componentes clementales, se desarrollé la escritura silabica y, después, la alfabética, en las que cada signo tiene asociado solamente un cia abstract, En realidad, la escritura fonética cons- crita del lenguaje hablado; a diferencia de Cigg, Ogi, EL DESARROLLO DE LA CIENCIA INDIGENA 87 n en relacion estrecha e indisoluble con el trabajo del pre y con su organizacion social. En las diversas regiones hom Tierra, la escritura jeroglifica aparecié en el periodo de de ta ion de la organizacién en clanes a la sociedad dividida trae o sea, en la €época de la revolucién urbana; y, por en clas jente, desde el punto de vista cronolégico, su apari- comsiey cidio con la época en que surgié dicha revolucién en cle aaa de esas regiones, lo cual explica sus diferencias en el cada o. Enel México Antiguo, los primeros testimonios de la tewtura se encuentran en las ruinas de Monte Alban corres- es ientes al primer periodo. Al parecer, el desarrollo de la eeritura entre los distintos pueblos del México Antiguo tini- camente Ileg6 hasta la etapa jeroglifica; con excepcion de los mayas, quienes la lograron desenvolver hasta los comienzos de la fase sil4bico-alfabética. En todo caso, la escritura maya alcanz6 esa fase en los primeros siglos de nuestra era, sin que tuviera después cambios sustanciales; y, por otra parte, tuvo siempre un caracter sagrado, por lo cual se difundia casi ex- clusivamente entre los sacerdotes y sus servidores. Los libros estaban formados por una sola tira de papel —que llegaba a tener 24 centimetros de altura y varios metros de longitud—, la cual se doblaba muchas veces en forma de biombo y a la manera de los libros chinos. El papel lo preparaban con la pulpa del copé (Ficus contonifolia) y los libros eran preser- yados con tapas de madera labrada y decorada. El contenido de los libros mayas era muy variado, predominando los textos calendaricos, rituales, mitolégicos, histéricos y proféticos; y es probable que también escribieran cantos épicos y obras dramaticas. Casi todos los libros mayas fueron quemados por los espafioles en autos de fe, como dice Cogolludo, “con el propésito de hacer desaparecer la idolatria [...] [y] con objeto de quitarles toda ocasién y toda memoria de sus antiguos ri- tos’. Unicamente se salvaron tres de esos libros, que son: el Cédice de Dresde, que se conserva en la Biblioteca Estatal de esa ciudad y es esencialmente un tratado de astronomia; el Codice Peresiano, que se encuentra en la Biblioteca Nacional de Paris y esta constituido principalmente por textos rituales; Yel Cédice Tro-Cortesiano, que se halla en el Museo de Arqueo- Wn Lopez de Cogolludo (1688), tomo I, p. 499. ayor pa en su mayor Parte, hy, ser dibujados en 9 telas, los altares, Ja, Py in s bévedas de los edifig, \ oe, 10s dinteles ng ornameni* PeTSOnales" ‘ , :.q, Aunque los signos m,, ! lees ic erat ee corémict no se diferencian fue i ti ntivaSy . A r \ es dos en las PP des distin escritura jeroglificg pinta « laridat de , ten: oe a de los sistem nos 270 glifos distintos, q, je mental taba formaco F- jzaban con mayor frecuencia Mas 17oeranl0S WUE Se aracteres BrAfiCOs boo se or pas veces COM dibujos de diverso, peas cs ai de tal manera que colores condos con € Justrada con un dibujo. Las ins. generalmente, ae se hacfan con caracteres especiales; y estos cripciones en pi guian bastante de los carac- i idari distin; signos lapidarios a veces se CISHDE t a utilizados en la escritura hieratica. Los glifos representa- ban partes del cuerpo humano, rostros humanos u hocicos de animales (signos faciales compuestos), animales y partes de sus cuerpos, diversos vegetales, edificios, utensilios, armas, vesti- dos y adornos, lugares, el fuego, la lluvia y el y , , A a im. + La mayoria de los signos eran co; » eee rid Y Ga a rad expresand IS ica el significado de una ees “mismo tie Pondia al tipo fonético, See ‘ayoria de pe el fonema y que representaban vocales, Midiéndose en: sig ea ote Ina vocal seouid. > Si e + Sl See a cal seuida de consonare®S Silabig, 8Nos alfabéticos as silabico-alfabéticgs g) M® © sea u que desionab ola © una consonant, epresen tn? Sllaba j aap directa; y signos fe © Seguida 4 eNtaban 4 inversa; sig- seguida de una Sree a repr Vocal, es a Consonante mixta, Ademas doa) “€ otra op ’8ent, cir, P Signos deerminayoe S808 i Sonaycoan Una egn? Slaba ' IVos, aung, °° » @s Ons NOS no se lefan, sino gate . eu es unsonante solane8Stand, ‘a silaba ene S$ tenfan We seri, TOs. Arg + OS; "8 ilusy, CStos es, que dichos si fons. NE tj Knorozov (1956) ih 8 Sionj- EL DESARROLLO DE LA CIENCIA INDIGENA 89 _s, de una palabra escrita con signos fonéticos € ideo- fick” En algunos casos, un mismo signo podia utilizarse grams amente como ideografico y fonético, e incluso como alter ferminativo. Y, en ciertas ocasiones, el sentido en que sigh bia jnterpretar un signo era sefialado por medio de otro se de! eepecial, el indicador seméntico. Para formar las pala- sim Gs signos se escribfan de izquierda a derecha y de arriba bras, © diendo estar inclinados —unas veces en Angulo recto abeio, hasta horizontales—; sin embargo, muchos signos s¢ y° ‘bfan indefectiblemente en una sola posici6n. En fin, una esc a palabra se podfa escribir con signos de diferentes tipos; oe manera que unas veces las hallamos escritas con signos de amente fonéticos, y otras en forma puramente jeroglifica.’ P Con seguridad, la continuacién de las investigaciones em- rendidas en el desciframiento de la escritura maya llevara a establecer el significado de todos los glifos y, en consecuencia, hard posible la interpretacién completa de los textos inscritos en las lapidas y cédices. Entonces se ampliar4 el conocimiento acerca.del desarrollo cultural logrado por los mayas. Mientras tanto, basandonos en los datos ya conocidos, y no obstante que una gran parte de los documentos y objetos elaborados fueron destruidos por la barbarie y el afan de lucro de los conquista- dores y que, por otro lado, las indagaciones realizadas todavia no han podido dilucidar muchos hechos importantes, pode- mos afirmar con seguridad que los pueblos del México Antiguo tuvieron un desenvolvimiento cultural bastante notable antes de la llegada de los europeos y, particularmente en el campo del conocimiento cientifico, conquistaron un nivel destacado. Entre sus hazafias cientificas mds conspicuas tenemos el siste- ma vigesimal de numeraci6n y su notacion simbélica; la inven- cion y el uso del cero; el calendario, de una precision semejan- teala del gregoriano; las observaciones y calculos astronémicos hechos con gran exactitud; la fabricacién de papel; la prepara- cién del hule y su empleo en la elaboracién de varios objetos especializados; el extraordinario conocimiento de los vegetales y la multitud de usos que les encontraron; la medicina y sus conan Ramos y otros (1941) y Knorozov (1956). Ultimamente, en el Ciencias ae de Calculo de la Seccion Siberiana de la Academia de ces de — la urss se han logrado descifrar unos 40 fr ese y Tro-Cortesiano que serdn publicades p! nentos de los Codi- imamente. A INDIGENA EL DESARROLLO DE LA cIENCH * tales «> de los me! —oro, i eficacia; el trabaj° di de sus aleaciones Plata remedios de gran 4 le bs cobre, estafio, plomo y merc ata, y Plomo y cobre— on, ce, oro y cobre, plata y cobre, © su namiento. Algo Semejans era especialmente notable Pet “ones civiles ¥ religiosas, de de decirse de sus construcciOn®” ~ +. sus cartas. de iting ae idrdulicas y de comunicacl mn, ifareria, tejedurt oes ties de sus artesanfas ere mi aia om a ain lapidaria, pintura, tallado co cbtener sal, sacaroy t mientos quimicos que utilizaban elo que este desarrollo fi. bebidas fermentadas y pigmentos. “lecidida por los Conan interrumpido de manera violenta y dec - dores espafioles. 8. LA NUMERACION VIGESIMAL A medida que el hombre logré penetrar en la abigarrada diver- sidad ofrecida por la naturaleza, encontro maneras de esta- blecer distinciones entre objetos y procesos diferentes. Asi fue capaz de enumerar, en una especie de serie ordenada,. varios términos semejantes. Mas tarde, esta distincién se generalizé hasta convertirse en un punto de referencia para la ordenaci6n de objetos de una misma clase. Surgieron entonces equivalen- tes concretos para la enumeraci6n, haciendo corresponder al- gunas partes del cuerpo humano —sobre todo los dedos de | manos y de los pies— con el conjunto de objet maampemeaeie De aqui, la prdctica cotidiana hizo que la eos Por contar. fijar el resultado de un calculo anterior, co, memoria llegara a y utilizable para una operacién posteri mo dato ya obtenido ble que al nombrar un término se ae esto fue posi- oda una coleccié érmi . Si 4 diendo ya de Taser demas Previamente conta taneamente de los pies, que antes era es Sucesivo, ed Prescin- una cuenta. La palabra que d Tepetir cada mano 16 asi un signi lesignaba di ez no asf un significado awe a, dicha Para h 1g) numérico, cardinal ree cog acer Tepresentaci6n orien i Oa desempefay Sina], tiempo, Brunschvieg (1945) y Childe (1954) nado f a ee Eel Ne EEN SS SINDEN En oposicién a nuestros habitos légicos y nuestros proce- gimientos didacticos, el calculo precedié histéricamente ala meracion. Sélo mucho tiempo después de que las operacio- nes aritméticas mas simples —la suma y la multiplicacion res- ingidas— Se habian convertido en una practica comun, fue ue se Hegaron a elaborar sistemas regulares de numeraci6n. gn rigon Ja suma no es sino un calculo abreviado en el cual se forma una coleccién mayor afiadiendo colecciones menores previamente contadas, sin tener que volver a contar los térmi- nos uno a UNO. Andlogamente, la multiplicacién se establecio como una abreviacién de la suma de colecciones iguales, sélo que bastante tiempo después. Los primeros sistemas emplea- dos para representar numéricamente las cantidades fueron mas bien complejos. La nocién de las sencillas reglas que aho- ra nos permiten escribir cantidades con gran facilidad y sin limite en su magnitud, fue el resultado de penosos esfuerzos realizados a muy largo plazo por la humanidad. Por ultimo, Ja simplificaci6n de la notacién utilizada para escribir cantida- des constituy6 el paso definitivo para la integracién del pode- roso instrumento de calculo que es la aritmética. Entonces, las palabras representativas de los ntmeros dejaron su lugar a Jos signos del lenguaje escrito y éstos, a su vez, fueron susti- tuidos después por los simbolos simples y exclusivos que son las cifras.° Como es de todos conocido, el sistema numérico decimal que ahora empleamos fue elaborado por los hindies en el si- glo vi de nuestra era. Se caracteriza esencialmente: /) por la atribucién de un valor de posicién a cada cifra —ademas del que le corresponde cuando se escribe aisladamente— segtin el lugar que ocupa en el orden de la cantidad escrita, y que deno- ta las potencias sucesivas del nimero 10 y sus miltiplos; 2) por la invencién del cero, con su correspondiente simbolo y significado, que permite expresar el valor de posicién de las otras cifras, en el orden de la cantidad escrita; y, 3) porque basta con 10 guarismos —del 0 al 9— para representar uni- vocamente todas las cantidades posibles, cuyo numero es infi- ito. El sistema hind no lleg6 a ser conocido por los espafio- les y los italianos hasta el siglo x, por conducto de los arabes, ° Brunschvicg (1945) y Childe (1954). an CIENCIA INDIGENA LO . ue 0) 0 rcial intenso en e] ed 92 14fiCO « tedio Oriente. Luego g, “ite. pn | an un! el Mee és pt sostent 0 orient’ Y" incipalmente a través 4) ry el Cercan? © Europa P conocido como Fig, 's 6 Jentament® 4 isa 0 va con el nombre de «** 5; er en él siglo no corrientementes —™ a si — hasta llegar, sistem? feccionado por los ma eramente semejante a] «i. 4 nu E] método de C. es ent te por los olmecas de aC. es OF solos WY Hae men Ios sighos inicia . Sura cimal Y ie ee afios antes eee Joyce tema illat i a analo, La Venta, e510 6 WI gara con un SSI ariacy Se otro pueblo del pe numerosas inscripcion ee destru oy gan lo atestiguan ue se salvaron de la barbara ¢ ae tres tinicos cédices 4 tema era utilizado cons. ha pol i es, el sis por los conquistadores, € SIS" : testenente en sus calculos astrondmicos; lo cual no exclufa nt 4 inios de la activi- seguramente su empleo comun an otres oom ealculo os dad social, aunque no se ha desci ‘ado es ar, a objetos no astrondémicos. Aplicando el mismo Pp) ipio de asociar al valor propio de cada cifra otro valor dependiente de la posicién ocupada por el guarismo, los mayas podian es- cribir cualquier cantidad con la misma facilidad con que aho- ra lo hacemos. La posicién ocupada por las cifras la contaban de abajo arriba en la columna en que las escribian ordenada- mente —tal como nosotros contamos de derecha a izquierda en nuestros renglones— y asf podfan le; i pes er CO) 4 cantidad total. La nica diferencia entre Sears 7 encuentra en el ntimero elegido como basi apc iog Mientras los hindies utilizaron e] ntimer, de ta numeracién. ponde al ntimero de dedos que tenemos pa —que corres- el mayas e! a may ee el numero 20 Para que 4 as manos—, los ies y manos—, modo, en ¢, °S co. idos a numero 10 sefalan el valor dee Me a Cae | ra los mayas dicho valor quedab; . Sici6n, “Ss Po- Le encias sucesivas del numero 20 ‘ deter imadg Un? ci- sion vigesimal de ore tant los ran, tant, to 7 SOS era: an, Por | 3200000, Y asi sucesivamente Sine 40: 400, 30 5 la pro ~ © tiempo introdujeron. un: embarg 7 sD, a excepcion en Para «1960000, Te NPuto er Tan 80 de 0, el Liber Abaci, 1209 visado en 1228 Brunschvicg (1, 45) EL DESARROLLO DE LA CIENCIA INDIGENA 93 a progresion, ya que en vez de usar la segunda potencia de , que eS el ntimero 400, emplearon el numero 360, 0 sea, el producto de 18 por 20. Esta salvedad se explica por el hecho de que 360 es el miltiplo de 20 que més se aproxima al name- ro de dias del afio. Ya en todas las posiciones subsiguientes volvian a utilizar el namero 20, sin ninguna otra excepcién, como factor entre cada valor de posicién y el inmediato su- perio. De este modo, conjugando los nombres y los valores de Jos nueve periodos de tiempo que establecieron, se forma la siguiente tabla: un kin = 1 dia 20 kines = un uinal = 20 dias 18 uinales = un tun E 360 dias 20 tunes = un katin 7200 dias 20 katunes un baktin 144000 dias 20 baktunes = un pictin 2.880000 dias 20 pictunes = un calabtin = 57600000 dias 20 calabtunes = unkinchiltan = 1152000000 dias 20kinchiltunes = un alautin 23040000000 dias La notacién simbélica maya era bien sencilla: tres signos eran suficientes para representar los nimeros comprendidos entre el 0 y el 19. Un punto equivalia al namero 1, una barra horizontal al 5 y un simbolo especffico —que recordaba tal vez una concha— representaba al 0. Dos, tres y cuatro puntos denotaban respectivamente el 2, el 3 y el 4. Del 6 al 9 se repre- sentaban por medio de una barra y los puntos correspondien- tes, del 11 al 14 con dos barras y puntos, y del 16 al 19 con tres barras y puntos. El 20 quedaba denotado por un punto colo- cado en la segunda posicién y un cero en la primera; y asi se- guia sucesivamente la representacién numérica de las canti- dades. Por ejemplo, el ntimero 10949 se escribia por medio de un punto en la cuarta posicién, dos barras en la tercera, una barra y dos puntos en la segunda, y cuatro puntos y una barra en la primera; 0 sea; (1 x 7200) + (10 x 360) + (7 x 20) + (9 x 1) = 7200 + 3600 + 140 + 9 = 10949. Andlogamente, el numero 169218 se representaba por un punto en la quinta po- Sicién, tres puntos en la cuarta, dos barras en la tercera, un “ero en la segunda, y tres puntos y tres barras en la primera; o CIENCIA INDIGENA 10 x 360) + (0x 20) + (19 (3x 7200) +f = 169218. Ast podfan yg.) 00 +3 e necesitaran escribir, por gray" de 1 a jue realment, sentar cualquier cantid iimero mayor 4) © Sabe i nl ura en la pjg: > que fuera. En realidad, ¢ 12489781 ee ae a Bena ibieron ‘ n cl eX; 61 de a esici6n, un punto Y UP ntos y dos barras en la tercerg, Pp en la cuarta, unto en la primera; es decir. oes paras en la seeund®. Y vn {14 x 7200) + (13 x 360) + (15 tres 4000) + ae + e500 1044000 + 100800 + 4.680 + 300 , 20) + (1x 1)= fl = 12489781.” . otacion maya de puntos y 1 e, la n "es Como puede ata ) otacién romana, ya que Unica. barras es mds simple que * clos y sélo se requiere una ope. mente se emplean tres a suma— para leer la cantidad, En raci6n aritmética —4 e utilizan varios simbolos . ién romana Ss ° cambio, en la numeraci6n r¢ itan dos operaciones —la 4 L, C, D, M—y se necesi ‘ nes ona. vis resta— para interpretar la cantidad escrita; por s ejemplo, para leer el ntimero XIX se ene ae er g , 2 segundo X, y luego sumar este resulta¢ lo con a ae otra parte, el uso del valor de posicién en la notacién maya —que sdlo requiere el empleo de 20 numerales, del Oal 19— hace que posea todas las ventajas del llamado sistema arabi- go. Adems de la notacién simple a que nos hemos referido, los mayas utilizaban también otros numerales en forma de cabezas humanas, que seguramente constituian una notacién mas antigua. También tenian simbolos en forma de cabezas de deidades, hombres, mamfferos, aves, serpientes y seres mi- tolégicos para representar los nueve Periodos de tiempo que antes hemos mencionado: kin, uinal, tun, kattin, tan, calabttin, kinchilttin y alautiin. E, capitulares comprendfa 13 numerales,* » baktun, pic- sta notaci6n de signos del 0 al 12, que corres- Gordon (1902), Morley (1947 *Eneste punto, ) y Thompson (1959), siderar que los S16n al con. Morley y otros autores han sufrido, una mayas tenian 14 de estos ee t numerales. Pos ronda circunstancia de que los sya saben nette YAS usaban el « sentido ordinal de “primera” Primero” y luego seguian, sucecs oe 12, que correspondia al “deci F La mejor pene Mate jotercero” jor pri ‘enfan 13 numerales capitulares Ta tene raeior prueba de Ue tinicg ret? memos en el hech “me| 10 de que x, ante Sélo x, seh. 2 ee a eee —_ dfan a las 13 deidades del oxlahuntiki o mundo supe- por Estos 13 nuimeros eran considerados por los mayas como or mers primarios que, como es sabido, eran empleados ora formar los nombres de los dias del tzolkin o calendario vitat mbién les servian para identificar de un modo inequivo- cada dia de un ciclo de 52 afios; e, igualmente, reconocian B diferentes katunes o periodos de 20 afios, atribuyéndole a cada uno de ellos una deidad especifica. Ahora bien, para re- resentar los otros siete numerales —del 13 al 19— en esta notacion capitular, utilizaban el maxilar inferior del simbolo correspondiente al 10, combindndolo con los simbolos de los numeros 3, 4,5, 6, 7, 8 y 9, respectivamente.” E] sistema vigesimal les permitfa efectuar las cuatro ope- yaciones aritméticas elementales —suma, resta, multiplica- cién y division— con la misma rapidez con que ahora las eje- cutamos en el sistema decimal. También construyeron tablas de multiplicar para facilitar las operaciones. No conocieron Jas fracciones, pero emplearon ecuaciones para representarlas indirectamente, lo cual resultaba mucho més engorroso pero era igualmente eficaz. Asi, por ejemplo, para expresar que una lunacién duraba 29.5302 dias, establecian la ecuacién: 149 lu- naciones = 4400 dias; y para expresar Ja duracién mas aproxi- mada de 29.530864 dias, formulaban la ecuacién: 405 luna- ciones = 11960 dias. En cuanto al cero, ademas de servirles para indicar el valor de posicion de una cifra en caso necesa- rio, también implicé para los mayas su concepcién como magnitud matematica. Por lo tanto, el cero tenia para ellos la significacion que ahora le asignamos en las operaciones arit- méticas. Pero, ademés, el cero también representaba para los mayas un proceso en vias de realizacion. Por eso, el primer dfa de la cuenta calendarica era llamado el dia 0, porque ape- nas estaba transcurriendo. El segundo se designaba como dia 1, indicando que ya habia pasado un dia completo y estaba en ‘ranscurso otro, y asf sucesivamente; de tal modo que los nu- itentiicado precisamente 13, tal como aparecen en la Lamina 30a del libro na Morley (1947), frente a la p. 257. Ademés, la suposicién de que los nume- Toss uesen 14 invalidaria todas las interpretaciones formuladas acerea de * Computos calendaricos. °°” Gordon (1902), Morley (1947) y Thompson (1959). Lope A CIENCIA INDIGENA i DESARROW mplidos. Actualmente hag jodos y2 CY en el computo de las pac efalaban per ea indica eiectra de esa mism? Tq ceTOr fe sigue hasta las 23 ho. del dia: la primer@ ee ora, ¥ a dias del mes y de los afiog que ha transcul de iterio diferente, Ya que hagy. ras. En cambio, uimos Un cr _-primero, segundo, terce. de me oe imeros c A como si se tratara de J, le 1 . a pero nos 12,3 oe EN este oe Jos eo crn ndmeros cardinales: ao a puesto, ae ndemés, dine ee eel tenia la ree y oo para todos sus cémputos del tie 96 mers S' mos uso 9, ASTRONOMIA Y CALENDARIO i Gltiples tareas agricolas igenci alizar las multip La exigencia de poder res ee la oportunidad requerida p: ru fue ia condicidn fundamental para que los indigenas elabora- ran un calendario preciso. Como verdaderos cientificos, a me- dida que su conocimiento sobre los movimientos periddicos de los planetas se hizo ms penetrante, pudieron calcular con mayor exactitud la duracién de sus revoluciones, al propio tiempo que corregfan la aproximacién de su calendario hasta llegar a establecer el computo mas adelantado que existi6 en su €poca en el mundo entero. Es cierto que la investigacion astronémica estuvo mezclada profusamente con las practicas astrolégicas y que a las distintas Posiciones de los ast ] atribuyeron diferentes virtudes y maleficios de car4 oes ss tivo, o bien, que cuando esas supuestas j octet colec- icons ican sense mes bars condiciones estelares: Pens an alguna accion defi ida - Pero este entreveramie, en esas 8fa con la astronomia no fue privativo del M. “nto de la astrolo- fico de la cinematin P&ado de su desarrollo, Por stelar, , Ta pz Gordon (1902), By ao : , Blom itch (1940), Licara Ramos) ¥ (1948, Thompson (1936 941 7 Dy ), Morley (1947) y Gor ian Bory 949, “ty

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