You are on page 1of 98
Gregorio Kaminsky SPINOZA: LA POLITICA DE LAS PASIONES Balciece tus ANGEL ARAKI a O.260~ Preate Serie CLA*DE*MA, Filosofia Editorial Gedisa ofrece Jos siguientes titulos sobre FILOSOFIA pertenecientes a sus diferentes ‘colecciones y series (Grupo “Ciencias Sociales”) José MARIA BENEYTO GREGORIO KAMINSKY MARTIN HEIDEGGER PIER ALDO ROVATTI GEORGES BALANDIER HANNAH ARENDT PAUL RICOEUR [ERNEST GELLNER JAN-FRANGOIS LYOTARD RONALD DWORKIN CORNELIUS CASTORIADIS Apocalipsis de la modernidad Spinoza: ta politica de las pasiones Introduccién a la metaftsica Como a tz tenue El desorden ‘Hombres en tiempo de oscuridad Ideologta y utopia Cultura, identidad y politica La diferencia Elimperio de la justicla Los dominios del hombre (eigue en pg 197) SPINOZA: LA POLITICA DE LAS PASIONES BS . por \ . ‘Gregorio Kaminsky ‘ ML SII2 13 0 on /92 gedisa Disefo de cubierta: Gustavo Macri Primera adicién, Buenos Aires, Argentina, 1990 Derechos para todas las ediciones en castellano © by Editorial Gedisa ‘Muntaner, 460, entlo,, 1” tl. 201 6000 08006 - Bareelona, Bepata Ispw: 95093591 //° Impreso en Ia Argentina Printed in Argentina Queda prohibida la reproduccién total o parcial por cualquier medio de impresién, en forma idéntica extractada modificeda, ‘en castellano o cualquier otro idioma. Dedico estos alos de labor cuyo producto final son estas paginas a Mirta, Javier y Julieta, “composi- cién” (a la spinoziana) de mis pasio- nes mas alegres e intensas. INDICE 1. Introduecién: la pasién segtin Spinoza 11 1. Silencios y omisiones.... 13 2. ePor qué se persigue a un fldsofo? .. 19 5, Una ética de los deseos y las pasiones 25 | IL. El desencadenamiento de las Pasiones a fuerza de los cuerpos) .. 29 1. Obertura o las aberturas del cuerpo. 31 2. Lo imaginario y el perseverar ser 3. Derivas pasionales 0 las vacilaciones 4. del alma... —— . Las pasiones, la imaginacién y el tiem- PO verrnnn enn 5. Bl dispositive “temor-esperanza” © los ccuerpos encontrados w.sunn i 6. Latrinidad; introduecién @ las pasiones i multitudinarias . 7. La alienacién; una analitica de la dis- cordia afectiva 8. Poder y potencia de las pasiones .... 81 9. El amor y el odio dentro del amasijo afectivo : 89 10. Los remedios inmanentes «vss, 95 lensiien ML BI imaginario impersonal: sociedad anénima 99 IV. La politica de las pasiones extremas (nacimiento y muerte) fesse WAL V. El reencauzamiento de las pasiones (Ia I servidumbre del alma) ....c..c0smue. 121 1. El gobierno de las ficciones 2. La politica o la fuerza de las pasiones 129 a 2 : 3. La intensidad: sistencia y determi- ion: abiied do los afecee Sem Introduccién: 4. El fundamento pasional del socius ... 141 la pasion 5. Las composiciones humans y sus - < rarezas “uz segun Spinoza 6. La Razén 0 los deseos amplificados .. 157 7. Para una economfa politica de las pasiones intonsas... : 165 ‘VI. Alegrias y perseverancias (a manera de fuga inconelusa) so 15 Brsuocraria .. 189 terranes Silencios y omisiones Si aceptamos, por un momento, Ia convencién que establece que la filosoffa puede subdividirse en pura y préctica. Si a esta convenciéi le agregamos aquella que acepta a la metafisica como filosofia pura y a la filosoffa politica como filosofia préctica, aun sin agotarlas, Si a las dos convenciones anteriores las prolon- gamos con aquella que admite que la gnoseologia por un lado y la ética por otro se desprenden y aproximan, también sin agotarlas, ambas polaridades Si se conceden, s6lo por un momento, estas convenciones, entonces no es compticado reconocer 0 admitir que existen desarrollos filos6ficos, en diferen- tes espacios y tiempos, que han forjado vinculaciones y articulaciones entre‘lo puro y lo préctico, lo metafisico y lo politico, la gnoseologia y Ia ética, tetera, Baruch Spinoza (Holanda, 1632-1677) puede encontrarse entre aquellos que elaboraron ideas y teorias correspondientes a cada uno de estos segmen- tos, por lo que existe un casi undnime consenso de que la Suya es una filosofia que compone un sistema, ‘Aun cuando no haya escrito acerea de importan- tes temas de la reflexién filosofica (estética, por ¢).), 18 ©, en otros casos, escrito poco 0 sélo tangencialmente logica, filosofia del lenguaje, etc.), su obra efectiva permite deducir posiciones y tendencias de su pensa- ‘miento, incluso en esas y otras areas, Desde uno a otro extremo de los continentes filos6ficos, Spinoza escribié tanto de la sustancia (los atributos y los modos) como sobre cuestiones espect. ficas de los valores, la sociedad y lo politico, no sin tratar problemas correspondientes a otros segmentos Ae lo filosofico y lo cientifico. Hasta su Epistolario, de inapreciable riqueza, trasciende la informacién estrictamente biognifica anecdotica. Dentro del mismo, recorremos vida. y obra, lo puro y lo préetico, aunque también pone en su debido lugar esta y otras convenciones metodalé- icas. ‘Si existe un eonsenso de que el spinoziano es un sistema, mds aun lo es, y a pesar de'las encontradas 3 distmiles interpretaciones, que la Etica es el punto de inflexion decisiva de su obra. Se ha dicho que este texto, de larga y paciente elaboracién, demostrado sextin un orden geometrica, alcanza alturas paradigméticas. Ahora bien, y dentro de la momenténea conven- ci6n, jcual es la posicién que le corresponde dentro de su sistema? {Procede de la filosofia pura para desarrollar una gnoseologia, como quieren algunos?; Ges co-existente y paralela a la produccién filoséfico, Préctica, como quieren otros? {Se trata de un texto que, alejado simétricamente de ambos polos filossf cos, los articula, configurando ast un tercer émbito: el centro puro-practico? O, por fin, ges un magnifico desmentido de las convenciones flosoficas, incluso las momentaneamente establecidas? Es verdad que los “4 { a libros Ly II de la Btica, De Dios y Del alma humana, respectivamente, bien pueden considerarse como etafisico-gnoseol6gicos. Es correcto, también, seBa- lar que los libros IV y V, De la servidumbre y De la ibertad humana, respectivamente, guardan estre- chas vinculaciones con lo ético-politico. Pero, asimismo, no es menos cierto que la Etica es una obra que esté recorrida de principio a fin y de fin a principio por lo puro, tanto y del mismo modo ‘que por lo préctieo. Al disternir y separar, convencionalmente, los discursos, se corre el serio riesgo de cometer violen- cias interpretativas; aunque no se nos escapa que toda exégesis, toda interpretacién, al igual que las tradueciones, conllevan inevitablemente un cierto componente “traidor”, violento, La clasificacién-escision “Spinoza _metafisico- Spinoza politico” ha aportado sus fecundidades, pero, aun con sus matices, también promovié el olvido 0 reiterado silenciamiento de una problematica minu- ciosamente trabajada por el autor, justo aquella que desarrolla el libro TTT de la Etiea ¥y que este trabajo se propone encarar: el tema de las pasiones. Ademés de haberlo expuesto y desarrollado, en forma preliminar, en el Breve tratado, texto un tanto equivoco, Spinoza analiza los problemas de las pasiones humanas en el corazén mismo de su principal obra: Ia Ktica. ; Que la Etica sea punto de inflexién de toda, su obra y, dentro de ella, las pasiones configuren una inflexién de esta inflexién, no quiere decir que le asignemos un rol mas importante que otros. Pero tampoco menor. Una mirada de los estudios spinozianos, incluso los més recientes, revela que los problemas de las 16 pasiones tal como el mismo autor los aborda no han sido suficientemente abordados. Ello nos ha obligado a orientar nuestro trabajo bajo una forma muy apegada al texto original, antes ‘que someter a exposicién y/o confrontacién las posi- ciones al respecto. De todos modos, serfa una grave imprudencia dejar de sefialar los aportes de Gueroult, 2ac, Labriola, Hampshire, Wartofsky, Deleuze, Matheron, Bertrand y otros. A pesar de que el problema de las pasiones no es un punto débil, lateral © secundario de la filosofia spinoziana, no ha tenido el desarrollo y estudio que otros temas han merecido. Parece como si el tema pasional hubiese incomodado a quienes forjan “su” Spinoza bajo el modo intelectua- lista, bajo la mirada mistiea, bajo la éptica del irracionalismo, etcétera. No es una novedad que haya tantos “Spinozas” como taxonomfas filosdficas existen: idealismo, mate- ialismo, dualismo, monismo, racionalismo, intuicio- nismo..; y, como no estamos exentos de nuestra propia lectura que, seguramente, no es més ni menos arbitraria que otras, ofrecemos una denominacién adicional y diferente. Al solo servicio de no echar mano de las ya existentes, donde la omisién de lo pasional es mani- fiesta, proponemos un nueyo espacio en el cuadro taxonémico: Baruch Spinoza es und pasionalista absoluto. - En verdad, la modalidad de este trabajo aspira apartarse, por inconducentes, de todas las catego- rizaciones (incluso la nuestra) que se inclinan mas por el enrolamiento de sus ideas que por la significa- cién, histérica y presente, del pensamiento spino- Reclamarlo como “pasionalista” no aspiraa ser 16 ; mas que-un gesto de recuperacién de una dimensin yun horizonte filos6fico silenciado, omitido y que hoy, ‘ms que nunca, puede ser invocado desde este autor, cuya vida ha sido tan problemaitica como lo es, ain, su obra. 7 4 2 ¢Por qué se persigue a un filésofo? “Puede ocurrir que un filésofo acabe en un proceso, pero es més extrailo que empiece con una ‘excomunién y un intento de asesinato.” ' Extrafieza gue se redobla desde el momento en que tomamos noticia de que Spinoza jamas reivindicd para sf algun ser “maldito” o “subversivo”; su aspiracién nunca fue més alli que reclamar toierancia. Es sabido que “spinozista” 0 “spinozismo” fueron palabras no gratas. Asociadas por un lado a ateismo y, por otro, a radicalismo politico, la suya, contra lo que a veces se cree, no fue una vida sin sobresaltos, su pensamiento fue condenado y su obra perseguida. Sin embargo, tenemos algunas sospechas en cuanto a los motivos, reales y profundos, que condu- jeron a esta anatemizacion politice-religiosa. Sospe- chamos que las acusaciones que se profirieron en su contra no se fundan sélo en su supuesto “asesinato de Dios’, sus simpatias conspirativas, o cualquier otra figura amenazadora de lo establecido. ‘Acaso ateos y opositores politicos no existieron, yen abundancia, antes, después y simulténeamente ‘ala vida de Spinoza, sin que les corriera Ia misma ‘Gilles Deleuze, Spinoza, Kant, Netxche, Bareslona, Labor, 1974, p12, 19 suerte? La historia holandesa no documenta excepcio- nalidad alguna del autor y sus amigos, con respecto fa otros personajes, tal vez mas antirreligiosos y ‘antimonarquicos que ellos ;Cudl es la excepcionali- dad spinoziana?, jcudl este extraio “privilegio” de ver fasociado su nombre con la forma despectiva y acusatoria de todo lo peligroso? ‘Si sus posiciones politico-religiosas no son causa suficiente para recibir el “Jerem” de la Sinagoga de ‘Amsterdam ("Seras maldito de dia y serés maldito de noche..”), ni causa justificada para sufrir un atentado criminal (a los 24 afios, del que salv6 la vida y del que, se cuenta, retuvo su “recuerdo” vistiendo siempre la misma chaqueta que us6 durante ese episodio), ni para ser un exiliado forzoso dentro de su propia tierra ise muda cuatro veces de ciudad); entonces, otra y més profunda debe ser la explicacién.’ ‘Ser “spinoziano o spinozista” constituys s6lo superficialmente el mote poyorativo y persecutorio de tuna filosofia supuestamente atea y ajena a las tradiciones culturales y politicas. La filosofia spinoziana es “subversiva” (y aqut nos dirigimos al tema de nuestro trabajo) porque sw analitica de las pasiones supo poner al desnudo y fasestar un certero ataque a los mecanismos y proce- dimientos politico-imaginarios (ilusiones, supersticio- nes, mitos, creencias, ideologias) del sojuzgamiento inmanente de los hombres por los hombres mismos. Quienes lo persiguieron, combatieron y excomul- garon sabian lo que hacfan y a quién lo hacfan. No se frataba de una persecucién entre otras; la analitica de las pasiones y sus productos era peligrosa, tal vez = Véase Etienne Balibar, Spinoea et la politique, Paris, PUP, 1986. ® Venue Robert Misahi, Spinoca, Madrid, EDAP, 1975. 20 ‘més que el conocido y superficial ateismo o radicalis- to que le achacaban, Spinoza, su Etica, habfa puesto el “dedo en la aga”, aquelia que més dolié a sus detractores, los nalgdores dl odio spresentantes de la hipocresia y cinismo poli- ticas, de la soberbia y egoismo econdmicos y de la redencién salvadora” seudorreligiosa, todos estos idedlogos de las “pasiones tristes”, son'los que supie- ron torcer las vidas para que los hombres “luchen por ou ocr emo a fuara gu Ubertad’ coestin protagénica en su Tratado teolégico-politico y de su Tratado politico. poms

You might also like