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EsScoO.LARIZAR a los muinane: HURSOS SOBRE LA CONVERGENCIA DE NOCIMIENTOS Caros Davin Lonpono: Resumen | oricvlo presento de manera novedoso la disyuntiva en que la Const- ‘tucién de 1991 colooé los grupos indigenas al ofrecer un piso legal para que el Estado impusiera sobre ellos su propia agenda pollca. A través de la prticipacion directa de las comunidades indigenas en la administracgn de polis y recursos «statales,el Estado ha intentado asegurar su hegemonia politica entre las comunida- des indiganas as cuales, cada vez oon mayer fuera, eproducen el lengua y los rmecanismos que el Estado les pone a su disposicién para ejrcer el “derecho a la diferencia’. En este aticulo el autor haoe un rectentoetnogrifico sobre los proossos de discusién emprendidos por indigenas muinane de diferentes comunidades del (Caqueté metio alrededor de as implicaciones que tine Ia crecente penetracion de los dscursos ~la palabra~ de los ‘blanco’ en el ‘debilitamlenta del conocimiento propio’ y aporta elementos para una discusién sobre el estatus del conocimiento ‘ndigena frente al conocimiento occidental en el contexto del pretendlido raconoci- ‘miento a la dversidad cultural que se propone la Constitucién, Abstract Tittle mesons ino new way the disjunctive in which the 1991 Constitution placed indigenous groups when offering a legal floor so the State could impose its own political agenda. Through the dinect participation Of the indigenous communities in the administration of state policies and ‘resources, the state has tried to ensure its own political hegemony over them. Every time with more force, these groups reproduce the language and the ‘mechanisms thatthe state puts at their disposal to exercise the “right to be different”. The author presents an ethnographic account about the discussion processes initiated by Muinane indigenous from diferent communities of the Middle Caqueté around the implications of the growing penetration of dis- ‘courses ~the “word"-of the “white man” in the “debilitaion of self knowledge”. Al the same time, the article contributes elements for a discussion on the sta: ‘tus of indigenous knowledge in front of western knowledge in the context of the pretended recognition to cultural diversity intended by the Constitution, Volumen 34, enero-disenbre 1998, op. 8:3/ Revista Colombiana ‘de Anropolagie Veluran 38, evero-dcembre 1998 Introduccién* c6mo los muinane de la amazonia colombiana ven el conocimiento que ellos denominan conocimiento_ propio, el de la sociedad mayor, y la relacién entre Tos dos, y con base en ‘las-porapoctivan dar sontidy-al-gren- intents do Tos muisaee Por establecer escuelas en sus comunidades. Para Tograr esto, utilizo un revelador conjunto de discursos expresados por va- rios ancianos muinane durante el Primer encuentro de mayores muinane, realizado en 1992, y financiado la European Gaia Foun- dation. Discursos que hicieron manifiesto un conjunto de perspectivas e intereses comunes concernientes a las cuestio- nes del conocimiento y la escuela. La presentacién de las perspectivas “compartidas” por la mayor parte de los asistentes no elide la consideracién de contradiscursos opuestos de los ancianos; en efecto, los discursos de los ancianos aludieron, con frecuencia, a actitudes probleméticas que ponen en cues- tion las suyas. En el encuentro de 1992, los ancianos hicieron una evaluacién general de sus comunidades; con pesar y angustia, lamentaban el actual estado de cosas, pues segiin ellos, los muinane ya no lleva- ‘ban un estilo de vida bueno; la mayoria de los ejemplos denunciaba Ja actual falta de lo que ellos llaman sociabilidad moral. El encuen- trofue, en gran parte, un intento explicito por diagnosticar la causa de esta situacién y determinar un remedio para la misma. No sor- prende, entonces, si se considera la gran capacidad de accién"que ellos atribuyen a los seres humanos y no humanos en el mundo, que concluyeran que la causa de sus problemas era un agente dotado de E Fr este ensayo intento presentar mi interprotacién sobre sa", es decir, los hombre blancos y Cami Spied su conocimiento. Por lo pronto, quiero dejar entre paréntesis la cues- —copocided de accsn (Nota de le redchoa) tid acerca de sies mejor considerar esta “mujer falsa” “literalmente”, 0 como una metéfora intencio- nada, y quiero afirmar que para ellos sus problemas descansan en el mal uso de y la indiferencia hacia su conocimiento propio, debi- doa le influencia de los hombres blancos. El encuentro de 1992 dojé en claro varios puntos que discuto en este ensayo. El primero es que los muinane, por una parte, Ponenioprecartodo al Smposi“Dacurce ener sob loa ltoarneane” SLAs Subjetividad: este era una “mujerfal- 3 sicjews, 46.00 chil de 1997, Todoccion de * El trmino inglés agen se oto come 9 10 Carlos Dovid Lond perciben la necesidad del conocimiento occidental, y recono- con que las escuelas son, supuestamente, medios indispensables para adquirirlo y, por otra, hacen hincapié en la importancia de recuperar su conocimiento y su forma de vida tradicionales. El segundo punto es que estos intereses parecen contraponerse, pero esta aparente paradoja desaparece cuando se la examina desde la posicién de un observador (insider) “virtual”, la cual nos permite ubicar estos proyectos conjuntamente, de manera coherente, dentro de la cosmologia muinane. Es posible ver en- tonces que los dos tipos de conocimionto constituyen, en formas andlogas, defensas de los muinane frente a peligros ex6genos. El tercer punto, refleja el hecho de que los ancianos desean ha- cer una clara separaci6n entre su conocimiento propio y el conocimiento del blanco y, en el proyecto de juntarlos en las escuelas, privilegiar su propio conocimiento como la base més importante de su educacién, al cual es posible afiadir conoci- ‘miento ajenos. Tal vez la mejor forma de mirar esta “base”, sea considerarla como una normatividad de sociabilidad moral, la cual, vista desde la perspectiva de los mayores, esté ausente entre los hombres blancos, y que el conocimiento indigena pue- de prover de mejor manera. Antes de profundizar en estas cuestiones, quiero presentar de manera sucinta algunos aspectos clave del contexto general en el cual tienen lugar los encuentros, los proyectos y el actual estado de agitacién sobre la construccién de conocimiento muinane. El escenario en el marco de los eventos nacionales, el encuentro de 1992 fue un producto de las victorias previas del movi- miento indfgena. Dos ejemplos significativos de ello en el mbito nacional fueron la victoria que obtuvieron los indigenas del Ama- zonas en un litigio sobre derechos sobre la tierra en 1988, y la promulgacién de la nueva Constitucién en 1991, que reconoce la diversidad étnica en el pais. En 1988, la Direccién Nacional de Asuntos Indigenas y el Instituto Colombiano de Reforma Agraria ~Incora- ganaron una batalla legal contra la Caja Agraria, la cual reclamaba para sf un De la perspectiva que privilegia su contextualizacion to Colombians ide Aniropotogia ‘Volumen 34, ener: diciembre 1998 territorio que antafo pertenecfa a la Casa Arana, entre los rios Caqueté y Putumayo. Los reclamos de la Caja Agraria se basa- ban en el hecho de que esta habia pagado una gran suma de dinero a la Casa Arana, una compaiifa cauchera peruano-brité- nica, como compensacién por las supuestas mejoras de infraestructura que esta dltima habia hecho en la regidn y sobre Jas cuales habfa perdido sus derechos después de la guerra en- tre Pert y Colombia, en 1932. En retrospectiva, el que la compari hubiera recibido una buena suma de dinero es una gran ironfa, si se considera el holocausto que la Casa Arana ocasioné a los habitantes originarios de estas tierras (Londofio, 1995: 51). Esta ironfa fue silenciada con el triunfo legal de la causa indigena; la regidn, llamada Predio Putumayo, fue convertida legalmente en un resguardo indigena, El segundo evento clave fue la reforma de la Constitucién colombiana en 1991. Los representantes indfgenas y de otras minorfas participaron en la reformulacién de la caria politica, de forma que a partir de entonces esta subray6 el cardcter “mul- liétnico” y “pluricultural’ de la nacién. La subsecuente retérica del gobierno central privilegié el “respeto a la diversidad” y con- dujo, entre otras cosas, ala revaluuacién de las politicas relativas a la educacién de las minorfas. De esta forma, los pueblos indi- genas adquirieron el derecho legal a educar a sus nitios de acuerdo con sus propios “usos y costumbres” y a recibir ayuda del gobierno para hacerlo. En la amazonia colombiana, esto significé que, mientras an- tes los nifios indigenas iban a los internados catélicos hispano-hablantes 0 permanecfan “incultos” en sus casas, aho- ra podian establecer escuelas en las comunidades que asi lo quisieran y, simulténeamente, inyectar algo de “diversidad” a lus escuelas misioneras. Habiendo crecido en escuelas misione- tus, muchos indfgenas amaz6nicos daban por descontada la tngcesidad de una educacién escolarizada, De estos, muchos tam- hién sentian la necesidad de conservar su propia “tradicién” Algunas organizaciones no gubernamentales, tales como la Dutch Sticking Tropenbos y la European Gaia Foundation, han invortido considerables sumas de dinero en varias comunida- dos de la region, en la construccién de escuelas, en la lnvestigacién sobre la “recuperacidn de la tradicién”, en aseso- ra juridica, y en numerosos encuentros como el que se discute nyu. Su motivacién para participar en la politica regional es bE divers; algunos pertenocen a movimientos “verdes” que realizan investigacién ambiental en la zona, los cuales consideran vital la participacién indfgena en sus proyectos y en la politica regional; otros buscan apoyar las luchas indfgenas por sus derechos territo- riales y politicos, y por la recuperacién de la tradicién, independientemente de cuestiones relacionadas con la conserva- cién ecolégica. Hasta qué punto los proyectos sociales de las organizaciones no gubernamentales han tenido éxito es un punto a discutir; sin embargo, las actividades e inversiones tienen impor- tancia econémica e impacto politico en las comunidades locales. El encuentro en cuestién -Primer encuentro de mayores mui- zane reunié a la mayorfa de los escasos ancianos todavia vivos provenientes de los diferentes asentamientos muinane que exis- 1 Desstonynasoranle, un oi itl de lo fome de le dicrce, sv ria elspa, no en apres on leo. [oe testor son coptulor de mi resets de invetigaion o Tropes Colombo, kcal nore mi as prmaroe meses nel coo. Eno loon fe muir i epore dh trabajo de compe o lo Universidad de ‘Anogin, en delin dose Londoe, 1994). lo derechor de aor de ailoy tees on penculor son de lot muna 2. doe cnodr tne drs nares y ‘tron “penonaades” en don ie, pero oun fea ce que sea deo sres eid. En munane, ls das tins mx ‘omnes poro devominales pueden set tresucdos come "Nucto Pe” yeome “Grot Pode del Nocmint de Nena eo" to roduc dese dma caillon os Gron Fore de a Croc, Os nove ero Se "Gren Foe del Taro” ten en la actualidad. Al igual que otros enauentros muinane que tuvieron lu- ‘gar posteriormente, este fue financiado por la Gaia Foundation, la cual también envié “asesores"competentes en antro- pologfa, pedagogia y cartografia a estos encuentros, en parte por solicitud delas propias comunidades participantes. Per- sonalmente fui asesor de un proyecto de recuperacién de la Palabra de Con- sejc de los muinane entre 1994-1995. Cor anterioridad, en 1998, habia hecho Ja transcripcién de los discursos de los ‘mayores, los cuales fueron registrados al tiempo que estos iban siendo tradu- cidos oralmente por el actual cacique de la comunidad de Villa Azul’. Las palabras y el mundo en dia las comunidades viven de una manera condena- ble, no, lamentablemente, como las vidas de sociabilidad pact- fica, unida y “enfriada”que los antiguos -los ancestros de los muinane contemporéneos- garantizaban a sus comunidades. Los antiguos, decfan, vivian segin la manera establecida por el Gran Padre de la Creacién’ en un pasado mitico; en aquellos tiempos, E nel encuentro de 1992, los mayores reclamaron que hoy Revista Colombiono de Anvropolegia ‘lumen 34, onero-dciembe 1998 ellos posefan y aplicaban el conocimiento que les permitia tratar con gran habilidad todos y cada uno de los problemas de la vida. Para elucidar esto me gustaria hacer hincapié -teniendo en mente a Jakob Melee, 1992- en que para entender las afirmacio- nes de los mambeadores muinane® con respecto a su conocimiento ~0 para el caso, la escuela-, uno debe asumir el papel de un agen- te en el mundo tal como ellos lo construyen. El siguiente “mundo tal como es construido por los muinane” es, ciertamente, mi modelo actual, cons- truido con base en algunas afirmaciones 3. Sélo los hombres adultos son explicitas de miembros de las comunida- Toreador ss jsor coumiions oe des muinane, en mis interpretaciones de Sica eres dnd ls hones se aseveraciones y comportamientos menos ‘explicitos, y en alguna literatura amaz6- nica. Sin desear por lo pronto justificar cualquier reclamo sobre su status cognitivo, quiero sefialar que este modelo tiene el valor de hacer que mucho de lo que observé y escuché entre los muinane encuentre un sitio adecuado de ‘manera sensible y con gran sentido; logra, ademés, establecer un paralelo en forma relativamente nitida con algunas representa- ciones explicitas de una cosmologia totalizante. El suyo es un cosmos creado por un dios poderoso que teje hacia adentro y afuera una identidad sincrética con la de misioneros. Yo represento este mundo como maleable, multi mensional, y permeado de sociabilidad; es un mundo sensible en el que los humanos son agentes poderosos, como sujetos dia- légicos privilegiados en interminables conversaciones miltiples con los seres que forman parte del mismo. Los muinane pueden ‘engatusar, preguntar o forzar a los seres del mundo a hacer su juego, obviamente dentro de ciertos Ifmites. Tal poder depende del conocimiento propio, el cual considero (Gow, 1991) esté es- trechamente relacionado con la reproduccién del grupo ligado por lazos de parentesco; el cosmos -constituido por el discurso que pretende describirlo y actuar sobre el mismo- también re- fleja dicho principio, como la “arena” subjetiva en la que se lleva a cabo este propésito. Este cosmos imbuido de sociabilidad esta lleno de peligros. Con frecuencia, las relaciones entre los diferentes tipos de habi- tantes del cosmos son presentadas por los muinane y grupos vecinos como relaciones de animosidad, con una propensién a transformarse en agresi6n abierta, la cual lleva en tiltima instancia ‘sertnenlaroce,peparonyeorsimen ce ybace menos dace y leven cabo sus degen rule 14 ca cen “ve Verde’ y taboco como" Polar dl Tr Corlos Dovid Londone alos 9 or munane ala enfermedad y la muerte. Por tanto, la enfermedad y la muer- te son consideradas como el producto de la capacidad de accién de un ser dotado de subjetividad. Un érbol talado, un mayor despreciado, un vecino irritado, un amante rechazado, 0 los muertos recientes, entre otros muchos, son todos fuentes de “ca- lor” patégeno, y se les atribuye facilmente a intenciones vengativas 0 a estados mentales causantes de enfermedades que pueden traer muerte y enfermedad. El conocimiento propio tradicional ~“conocimiento que es nuestro” esta constituido, basicamente, por los elementos dis- cursivos, que se considera permiten a la gente producir y reproducir, y que les da capacidad de accién para tratar con otros humans y no humanos peligrosos pero necesarios. Estos elementos comprenden aquello a lo cual los muinane se refie- ren como “Palabras”, un fascinante conjunto de discursos y sgéneros discursivos que, junto con la coca y el tabaco*, sus sus- tancias sagradas, son vistos por ellos como instrumentos otorgados por una deidad, establecidos, y poderosos en sus did- logos con el mundo. Existen Palabras y rituales comunes a todos los clanes hablan- tes de muinane, pero también hay Palabras y rituales que pertenecen exclusivamente a ciertos clanes y linajes, y que no deben ser utilizados por otros. Esto obedece 4. Coca y boc tanbn son en parte a la especificidad local del conoci- Fabio. Sahoo elves ls miento tradicional: se dice que las Palabras otorgadas en el pasado mitico a otro pueblo habitante de otro lugar no funcionan tan bien con los seres pertenecientes al propio; en verdad, la tierra misma puede considerar a sus habitantes como “foréneos”, y causarles problemas. Tomadas como un todo, las Palabras establecerian un mundo “enfriado” y pacifico, de no ser por el “calor” eterno gene- rado por las mutuas influencias, enemistades, envidias y odios entre los diferentes seres, desarrollados en tiempos miticos y en Ja vida cotidiana. Las Palabras, sin embargo, constituyen tam- bién, idealmente, todo cuanto es necesario para resolver los problemas que generan dichas animosidades, por cuanto posibi- litan la conversacién con entes no humanos. Las Palabras son consideradas como “habla del mambeade- 10” o “habla real”, en oposici6n al “habla de mujeres” o “habla de cocina”, de las cuales dicen los mambeadores tienen pocas consecuencias en lo que toca a la obtencién de resultados positivos Revit Colombiona de Anrropologio Veluren 34, ererosicienbre 1998 y tangibles. Este es el aspecto clave del tratamiento explicito ‘muinane de su conocimiento. Las Palabras “verdaderas” y “fal- sas"(‘miya-”) son aquellas que producen resultados, que han sido puestas on préctica con éxito; en palabras suyas, aquellas que han sido hechas “amanecer”. Asi, se dice que no es sufi- ciente para un hombre joven haber memorizado algin conjuro curativo -una instancia de Tehimuhiiji-, la Palabra de Curacion, para poder reclamar que conoce el conjuro. Debe aplicarlo y ver que funcione para poder reclamar que sabe cémo curar 0 que conoce el conjuro. Un anciano, por ejemplo, bien puede cono- cer toda pieza de consejo que pueda encontrarse en la Palabra de Consejo, y ser capaz. de relacionar las malas consecuencias advertidas en cada uno de los mitos, pero su conocimiento seré cuestionado, si su familia se porta mal o aun si uno de sus hijos no se comporta de manera ejemplar, puesto que en tal caso no se habré visto que dicho conocimiento haya “amanecido” En palabras del mambeador, “Las Palabras del Creador no pue- den ser vistas. Uno tiene que ver que éstas se materialicen* para decir ‘entonces las cosas son”. Se considera que los individuos llevan una vida buena si su ‘conocimiento y su moral han “amanecido”, o se hacen manifies- tas en la fecundidad productiva y reproductiva; es decir, si producen en abundancia, y si tienen hijos saludables y de buen ‘comportamiento. La nocién muinane de “la vida buena’, similar a la discutida en otra literatura sobre la amazonia (véanse Be- latinde, 1992; Gow, 1991; Santos-Grandero, 1991), también hace 6nfasis en el deseo de vivir en comunidades “enfriadas’, pacifi- cas, entre parientes, con abundancia de alimentos y sustancias rituales, y con mucho vigor y mucho humor; estas caracteristicas de buena sociabilidad son igualmente ma- 5 Faaqieunapalabese othe nifestaciones de conocimiento y &, fe tarmenescmtee ‘moralidad. El tabaco y la cova, a los cuales se hace referencia como Palabras, son elementos clave en el ciclo de la vida’, Su consumo es elemento sine qua non de todo ritual dirigido a hacer que las Palabras “amanez- can’, pues en verdad son el tabaco y la coca Jos que abren los pensamientos de los mambeadores y dan poder a sus Palabras. Ellas también “fijan” las Pelabras en las ‘svtndos mottos aes coma hacet Guelorchopercrescanbieny 8am, ‘gueuro persona elma ecu Pocee {00 lo vie de To comunidod #80 ‘Spaciey Pocono, wtloe, 6 E.Gron Fae dol Creoctn, ot Gon Fore dl Taboo, earn @ lot primetos teres humance @ patie de favs de abace, coca yaa, bion les aces por le rect dl primer hombre yo pimere mujer heen serhestvomerta Cortes Dovid Londono Eolas 9 los inane canastas de conocimiento de la gente, el t6rax, como aprendiza- je. Nétese, sin embargo, que para que las plantas de tabaco y coca crezcan, las Palabras tienen que haberse aplicado sobre ellas con anterioridad, Palabras a las cuales, a su vez, el tabaco yy la coca tienen que haber otorgado poder. No voy a discutir esto altimo en extenso, pero quiero sefalar que la posibilidad de que éste se convierta en un argumento regresivo ad eternum es evitada por los muinane mediante su creencia en la partici- acién necesaria de un Otro externo como fuente de poder fértil Asi, el otorgamiento de poder al tabaco siempre viene de un hombre distinto del mambeador que va a hacer uso de alguna Palabra; algunas veces las semillas provienen de otras comuni- dades, y ciertos cantos requeridos por un clan deben ser realizados por otros clanes. Es interesante sefialar que con frecuencia se hace referencia a las Palabras, incluyendo el tabaco y la coca, como a mujeres. Por ejemplo, el mambeador que conoce muchos cantos -Palabra de Baile Ritual- y mitos Palabra de Conocimiento- puede re- lamar alegremente que tiene dos “novias”. Se dice de los viejos y proverbiales mambeadores, que estos comentan de manera lujuriosa a los mas j6venes, mientras comparten sus vasi tabaco, “La vulva de tu mujer es gorda y deliciosa, mientras que la de la mia es huesuda y delgada”. Se dice a veces que una vvasija de tabaco es la mujer de un hombre, puesto que nunca lo abandona; asf, la “vulva gorda” hace referencia a la vasija de tabaco eno hasta el borde, tal como se espera de un hombre joven productivo, mientras que la “vulva huesuda” es la vasija de tabaco de un anciano, casi vacio debido a que ya es muy viejo para producir suficiente pasta de tabaco ~de otra parte, se espera que los jévenes lleven tabaco a los ancianos, e incluso que lo preparen para ellos-. El uso metaférico de términos fe- meninos para hacer referencia a las Palabras tal vez refleja la focundidad andloga de la relacién entre los hombres y las Pala- bras, la cual crea o hace “amanecer” aquello que se requiere para que la vida continée, y la relaci6n de procreacién entre un hombre y una mujer. En una ocasién, Hernén Moreno, un hombre nonuya criado entre muinanes y andoques, y un pensador especialmente lici- do, me expuso un esquema abstracto de las relaciones entre las Palabras; este constitufa una relacin més bien explicita y cohe- rente de los dominios del mundo con las Palabras, y en tal medida Revista Colombiono ‘de Anropoloy ibe 1998 Volumen 34, ener. ha servido de soporte para el modelo presentado aqui. Esto ocu- rrié en el mambeadero de la comunidad de Peria Roja; no queriendo interrumpir, no tomé notas en ese momento. Poste- riormente anoté en mi diario: Hablé un poco de filosofia y terminé escuchando lo siguiente de Hernan y Chio: Fitvohiiji- es la palabra de la concepcién, Ia fecundacién, la creacién de la vida. Fue la primera palabra del Creador, aquella con la que creé la tierra. Entonces la fertilizd con Flivojigaba, l aliento de la vida. Esta palabra os utilizeda hoy en dia para hacer vida cuando Iega el momento de tener hijas y sembrar la chagra-. Entonces viene Si-i-kuhiiji- la Palabra Fria, de serenidad, calma, lentitud, pensamiento, de enfriar lo que esté calionte.. este es el mundo con el que tienen que hablar el jefe, todos los demés. Sélo con la Palabra Fria adentro puede uno decir Kévali- “la palabra de proteccién, de estima. La idea es que uno aprecia lo propio, como la gente de uno, y uno tiene que respelar la estima que otros sienten por lo que es suyo. Aqui es donde entra Fag6ji- sla Palabra de Consejo lo que hace que uno respete y sea respetado, Hernén estaba diciendo que la Fagémina [persona “bien aconsejada} es escuchada y respetada, pero nadie cree cualquier cosa que diga una persona que haya sido “nombrada’(criticamente). [Nota de pie de pgina (diario de campo): *Fag6ii-es para uno hacerse respetable. Una persona que no siga las prescripciones no debe criticara otros). Entonces viene Did-kamahiij- [Palabra de Trabajo] y Gédgabahiiji- (Palabra de Abundancia, de la multiplicacién) Finalmente, si todo sale bien, se dice Imobiji- Palabra de Baile (Celebracién?). [...] si a pesar de Fag6ji- y Kévaji- surgen enfermedades, éstas son curadas con Tehimubiiji.. (Diario de campo; lunes 7 de noviembre de 1994; traducido de mi spanglish) En esencia, el conjunto de Palabras comporta un sentido de cierre (closure); entre ellas parece estar todo lo necesario para satisfacer todas las necesidades y resolver todos los problemas que puedan surgir en la vida cotidiana. Las Palabras se aplican al trabajo y la reproduccién de plantas alimenticias y de la gente, a Ja caza y la curaci6n, para prevenir y curar enfermedades, para la puesta en préctica de un comportamiento deseable, y para tratar ‘con enemigos, donde quiera que estos se encuentren: en resu- men, es todo lo que se requiere para Hevar un estilo de vida “enfriada’, deseable. Sin embargo, a pesar de lo concienzudo de Jas Palabras, el mundo es imperfecto: un mundo abierto e incier- toes impuesto por la animosidad practicamente inevitable de los Otros, siempre peligrosos mas con frecuencia necesarios. 17 18 Cortes David calor o los inane Pasado y presente 1992, usaban las Palabras. y las hacian “amanecer”. Como Jas buenas semillas, sus Palabras fueron sembradas en las “canastas de conocimiento"de la gente -t6rax-, donde podia re- cordérselas, y donde crecieron lentamente para convertirse en ‘manifestaciones materiales deseables. Su Palabra Fria ciertamen- te trajo consigo “frio/alivio”: la gente se sintié cémoda y a gusto en sus comunidades, trabajaron con vigor y buena salud, se res- petaron unos a otros. En verdad la Palabra de Vida trajo la vida: las chagras de la gente crecieron bien y produjeron coca, taba- co, mandioca y otras frutas en abundancia, Las sustancias sagradas permitieron a la gente hablar aun més la Palabra de Vida, y ast la gente pudo tener hijos, y pudo criarlos saludables, respettosos y “frios/aliviados’, de la misma manera como ellos Jo habfan sido. Algo, decian los mayores, los habia desviado del camino de Jos antiguos. Se hizo mucho énfasis en cémo, en el pasado, todos Jos hijos de un hombre vivian juntos, y la comunidad permane- «ofa unida, porque todos ellos compartian un sélo pensamiento, y no habja pensamientos discordantes para romper la unidad vital. Contrastaron esto con la situacién actual, en la que ellos ya no se Teconocen unos a otros como pertenecientes al mismo pueblo, porque “vivimos tan distanciados que nos vemos como extra. ios"; “nuestros pensamientos de cada quien son todos diferentes ‘unos de otros, y por eso nos refutamos unos a otros””. En el pasa- do, cuando las prescripciones eran obedecidas, las plantas de tabaco y coca “abrian’ los pensamientos de la gento, les otorgaban Palabras, y hacian que esta se exoresara bien y de manera fructife- 1a; este ya no era el caso. En la misma linea, el cacique anfitrién protestaba diciendo que la gente ya no escuchaba a su lider, o lo apo- yaban con regalos de tabaco y coca; no se podia portanto hacer que sus Palabras “ama- necieran’, Reclamaba, més bien con dureza, que también en los ‘otros mambeaderos la gente hablaba mal. [ © antiguos, reclamebon los moyores en el encuentro de rio nese on fos diferentes “Eneventon de ‘moyores muons” hope we gra Inaistencia en au unided come pueblo, misntas que en oboe frecienc lo eid oar de Ina dors, po liner de ‘juno dele inane 10 Colombiana ide Antropologia. Volumen 3, enero-icembre 1998 El diagnéstico res preguntaron de manera retdrica por la razén detrés de los problemas de las comunidades, y concluyeron que se debia al hecho de que una “alsa mujer" los estaba abrazando, y les estaba dando su comida, bebida, tabaco y coca. Esta falsa mujer era en si misma una Palabra falsa y dadora de una Palabra fala; encarnaba la Palabra forénea del hombre blanco. Rue descrita como ‘una mujer destructiva y vana que hacia creor a la gente en ilusio- nes, pero que nunca permitia que las cosas fueran “firmes” y se mmanifestaran, Sus Palabras y sus sustancia, y esas otras cosas malas, habfan sido rechazadas por el Gran Padze de la crea y por cierlos ancestros miticos, al comienzo de la creacién, Estas Palabras habjan sido reconocidas como no buenas, no para hacer- las “amanecer’, y habian sido por tanto destrudas o expulsadas a los bordes del mundo, para que fueran recogidas y uilizadas por gente distinta ala Gente del Centro’. Ahora reclamaban los mayo- res, estas Palabras rechazadas habian sido retomadas, “Esta mujer” dijo un joven lider, “nos abraza, nos alimenta y nos da bebida; mientras tanto, nuestros mayores estén sedientos, porque no po- demos darles la bebida que ellos necesitan, porque nos falta la Palabra zeal para poder hacerlo’, Se dijo de la “alsa mujer” que esta parecia verdadera coca y tabaco; aquellos que hablaban su Palabra sentian estar hablando bien, pero su habla fue barida por el viento, sin permanecer fia y por tanto sin ser nunca fructfera’ Explicado en términos del cacique que hacia las veces de anfi- tridn, “las Palabras no tienen cuerpo, y por esta rezén no tenemos conciencia deo que ellas nos hacen”. La gente no era concien- te entonces de que estaba viviendo mal y _edsitmnetnben ana toe utilizando malas Palabras. cr Cuando un mayor de los antiguos se encontré abrumado por la falsa mujer, otros ancianos lo diagnostcaron y lo cu- raron, Los muinanede hoy en dia, protest tun mayor, no se estaban ayudando mu- tuamente de esa manera, y su Palabra no estaba creciendo bien" Por esta razén, su comunidad estaba padeciendo enferme: dades, relaciones intornas desagradables, f 1 un estilo propio de mambeadero, los distintos mayo- 8 Lorman consvonouminos fom vedas Petal Crt ro 9. Oro hombre orgs ae pasa de \chosscoasn murda es coco Yvomedens 10 Nee los mils in eet clement a Pabo quero ote ben puede sr ra lec os poros Se foboc y coc ess, pr ambi ofa onvezacn del manoade, 00 ot ‘aodes pois qu seer proign ‘le uinacen dels Posto 19 | 20 Carlos David Londoto Ticolaitora lox munone yy aun fisuras. La raz6n era que los muinane estaban utilizando pensamientos y Palabras que no les pertenecfan y por tanto, al empuiiarlas, no tenian el poder para traer cosas buenas. El ha- berlas mezclado con el conocimiento propio habia ocasionado el resentimiento y la tristeza de las buenas Palabras, y no esta- ban funcionando tal como debian hacerlo, Hombre blanco: comerciantes, gente que mata y hermanos mayores blancos por la pérdida de la vida buena, si bien, en gene- ral, su imaginerfa y sus conceptos sobre estos eran diversos. Un término para referirse al hombre blanco, el cual privilegia el pasado violento, os “gente que mata ~0 quema-". La peor inter- vencién de la “gente que mala” fue la de la Casa Arana, una compafifa cauchera peruano-briténica, La Casa Arana dominé Ja regién entre los rios Caqueté y Putumayo durante las tres primeras décadas del siglo veinte; sus formas violentas de ex- plotacién -el asesinato, las migraciones forzosas y las epidemias- diezmaron la poblacién indigena de la regién. Grupos lingiifsti- cos y clanes enteros desaparecieron. En verdad, en el saludo a Jos participantes del encuentro de 1992, el cacique que hacfa las, veces de anfitrién afirmé que esta era una reunién de los “huér- fanos de la Casa Arana”. Un ejemplo de la valoracién critica de las Palabras de los hombres blancos es la frecuente referencia que se hace a “la forma de mando militar” como una ilustracién. por excelencia. de Palabras que no son “frfas”, ya que implican disponer de otras personas en voz alta y de manera autoritaria, Para los muinane, quienes de manera explicita dan gran valor a la auto- nomfa personal, estas Palabras traen resentimiento e ira; cuando estas “amanecen”, lo hacen de manera malévola. Un segundo término para roferirse a los hombres blancos es “comerciantes” o “nietos de los comerciantes”, el cual parece pri- vilegiar el arrollador e indeseable cardcter de los hombres blancos. Los comerciantes, a diferencia de la Gente del Centro, siempre se estan trasladando de una comunidad a la siguiente, de rio en rio, sin nunca echar rafces. Este estilo de vida fue perjudicial para | os mambeadores culparon en gran medida a los hombres Revista Colombiana ‘de Aniropoiogia Weluman 34, enero -cicarbve 1998 toda Palabra, puesto que las Palabras slo “amanecen’ para las, personas que tienen “raices” y estabilidad; en otras palabras, para ‘quienes pueden sentarse con criterio en un mambeadero. Hoy en dia, protestaban los mayores, los hombres jévenes y las mujeres se trasladan de un lugar a otro con frecuencia de manera censu- rable, y abandonan las comunidades de sus padres. Los nietos de los comerciantes, decian los mayores en el en- ccuentro, vinieron para confundir y mezclar las Palabras que los ‘muinane compartfan en el pasado; ellos eran por tanto “obstécu- los"que hacfan que los muinane olvidaran. Con frecuencia, las tiondas son descritas como espacios llenos de objetos brillantes como espejos y lentejuelas, y olorosos a perfumes embotadores que dafian los pensamientos de cualquier muinane ingenuolin- genta que no sepa cémo defenderse. La “ilusin” creada por estos ‘objetos-mercancfas calienta los pensamientos indigenas, y hard que su comportamiento no sea bueno. Sin embargo, una vez. escuché una corta historia que en parte cculpaba a los indigenas por el calor producido por los encuen- tos, y en la que el conocimiento y los objetos-mercancias de los, hombres blancos parecian deseables y buenos, si bien peligro- 08. Habfa una vez dos hermanos. El mayor era blanco y vivia rio arriba; el menor era indigena y vivia rio abajo. El hermano menor visitaba con frecuencia al hermano mayor, y tomab los objetos- ‘mercancias que necesitaba de la tienda de este iiltimo; entonces el mayor le ensefiaba las Palabras para “enfriar’esos objetos, de forma que estos no le hicioran dafio y que trajeran cosas buenas. Las cosas funcionaron bien asf durante ~ ~ algin tiempo, pero un dia el hermano Nuns" Moreno, comunicocon menor hallé una botella de aguardiente y se la Ilev6 rio abajo sin el consentimiento | tetst2Acra crore nos de su hermano. El aguardiente no estaba Srvc: nens pores ines “enfriado”,y el joven hombre se volvi6 loco = debido a su calor y su ilusién, y procedié a matar o esclavizar a su propia gente. El hombre blanco estaba enojado por el descui- do y el comportamiento del joven, y no lo aliviglenfrio™ De acuerdo con Hernén, esto fue lo que ocurrié en la Casa Ara~ na, cuando distintos grupos atacaron y esclavizaron a sus vecinos. Los indfgenas estaban enceguecidos, calientes e ilusionados por los objetos-mercancfas sin “enfriar” de los hombre blancos, y por ello no levaban vidas buenas" Revsto Colombiana wide Artropelogta 22 | cortos Dovid London Le curacién bian diagnosticado la causa de sus problemas: los m nane estaban utilizando una Palabra que no era suya, y que por tanto les trafa conflicto y desorden. Necesitaban empezar “som- brando” de nuevo las Palabras de los muinane, y mantenerlas separadas de las Palabras de los hombres blancos. A lo largo de todo el encuentro tuvo lugar una constante evaluacién critica de la conjuncién de diferentes formas de conocimiento y de diferentes tipos de gente, con mucho énfasis en el poder y la importancia de Jo propio en relaci6n con lo extraiio, al menos en cuanto equiva- lentes. Una ilustracién de este punto central fue la afirmacién del cacique que hacia las veces de anfitrién del encuentro, en el senti- do de contar con dos tipos de “presupuesto”. Por una parte, estaba el dinero provisto por Gaia Colombia, una filial de la Fundacion 15 © penning Gaia, requerido para pagar el transporte de (LE pemomene comets 24° los invitados hasta la comunidad anfitrio- Irascings. Une eee sabsoreo na, boligrafos y papel para los participantes, ‘eas, mencura we bdo y algunos alimentos. Por otra parte, estaba ismemcne Jo que él lamaba el “presupuesto indige- na”; las sustancias sagradas de la coca y la [ @ conclusién del encuentro fue, entonces, que ellos he shi de menenor et Sobre Ios suroncios sogradas, fompace mencions tv Mnpetanc ‘rondo mehoboaceteadelencanio 1 1992. Smerbargo,encraocasén, ‘rercond qua lo fla de mencuets oda pedal pasta de tabaco". Ambos tipos de presu- puestose consideraban necesarios;el dinero se requeria porque habia que pagar el trans- porte ylas grandes cantidades de alimentos; Jas sustancias sagradas eran indispensables porque en general ellas otorgan poder a los oradores, y son la con dicién sine qua non que eventualmente permite que los discursos ‘se manifiesten en una forma positiva y material. Otro ejemplo de la separacién sensata de los dominios hecha por Jos participantes del encuentroy una que prefiguraba ya su conclu- sin explicita, fue su insistencia en la importancia de discutir en el ‘mambeadero las cuestiones especificas del encuentro, concernien- tes al lamentable estado de las comunidades muinane; otros puntos, tales como las discusiones sobre la elaboracién de los mapas para propésitos de litigio de derechos territories, serian discutidos du- rante el dia, en la escuela, Expresaron esta intencién de segregar los dominios de conocimiento en términos de “mujeres”: “Tratar dos ‘mujeres al mismo tiompo es effi, porque ellas son celosas. Por 50, en este encuentro las vamos a separar Volumen 34, ero dicambre 1998 Desde el inicio del encuentro, los participantes del mismo reclamaron que durante este iban a recordarse unos a otros el modo en que los antiguos se sentaban en el mambeadero, con- versaban y utilizaban la pasta de tabaco y la coca, cémo estos mostraban respeto mutuo y querian a sus hijos, cémo mante- nian sus ideas unificadas y cémo se mantenfan “frios” a si smos y a sus comunidades. El mambeadero, debe notarse, es un lugar en el que ellos practican poderosos discursos rituales para defender sus comunidades contra influencias espirituales y otras influencias de seres exdgenos, para diagnosticar y recha- ‘zar las causas de alguna enfermedad o problema percibidos, y para planear actividades. Hacer del mambeadero el escenario de las discusiones centrales signicaba que ellos estaban tratan- do las cosas en la forma “tradicional”, tal como habrian tratado una enfermedad o planeado una actividad comunal. Més atin, siguieron el esquema tradicional de las sesiones en el mambea- dero: se saludaron mediante intercambios de pasta de tabaco y coca, y procedieron a plantear el problema, diagnosticar la cau- say rechazar al agente causante, aplicando para ello las Palabras en su estilo dial6gico ritmico*. En este sentido, un giro interesante durante el encuentro fue el discurso performativo de uno de los participantes. Tal como lo hacen los mambeadores cuando realizan un ritual curativo, en el que después de determinar la identidad del agente cau- sante, patégeno y dotado de subjetividad, se dirigen a este y lo rechazan, este mayor se dirigié a uno de los seres ofensores y le ordené dejar solos este mambeadero y la comunidad. Comenz6 describiendo la presencia real de la “mujer falsa’en la maloca: dijo que se habia deslizado al interior y que estaba escondida detrds de una de las columnas. Entonces se dirigié a ella direc- lamente y le dijo que ninguno de los presentes hablaba su Palabra, lamfa su tabaco 0 mascaba su coca, y por tanto su presencia alli no era solici- {ada “iVete!..”Habfa al menos 15 lo haben tsk, wo gon cn argo 0 dos personas blancas en el en- 1%." <1" Ws voros lori ruciors dl nse cuentro; no creo, sin embargo, que hubiera estado haciendo referencia a ellas. Mas bien, esta- ba hablando al agente, quien era la causa de sus diferencias de intereses, su distracci6n de aquello que debia hacerse, y de sus conflictos. 1M Declgui orn ls han eo con econ bien con motores en el proses 24 Carlos Dovid London Escolricro los rinene La reflexividad de los discursos flexividad que puede encontrarse en los discursos transcritos. La moralidad y las actitudes de las que realmen- te se habla parecen permear los discursos, y no sélo tener como ‘inica intencién hacer referencia a estas en los mismos, lo cual le da al texto final una interesante calidad de miltiples niveles. De una parte, la transcripcién del encuentro es un tesoro de infor- macién etnogréfica, en la forma de conocimiento propio resueltamente expuesto. De otra, parece revelar un trasfondo ocul- to-es posible que yo esté errado, y que en realidad sea abierto- de las criticas personales y las luchas de poder entre aquellos presentes, més interesante aun debido al sentido que estas ad- quieren al ser interpretadas a la luz de aquello que los muinane expresan en sui cosmologia y su concepcién del conocimiento. Un ojemplo de esto fue la explicacion que dio el cacique que hacfa las veces de anfriti6n a los otros participantes sobre la ra- z6n para llevar a cabo el encuentro. Sefial6 que en la comunidad sélo se hablaban malas Palabras; Palabras que trafan chismes, desacuerdo y “destruccién”. Hizo notar que otras comunidades también carecfan de las habilidades para la vida comunal de los antiguos; nadie hacfa ya uso de la Palabra de Conocimiento (mi- tos). Dijo que habia visitado otros mambeaderos y habia visto que alli también s6lo se hablaban Palabras falsas. De acuerdo con mi experiencia de campo, esta aseveracién deberia considerarse como inapropiada, debido a la falta de “frio", 0 diplomacia; ella avengiienza y por consiguiente calienta a los aludidos. Lo intere- sante, entonces, fue observar cémo algunos mayores le respondieron sin alterarse; n¢ cuestionaron dicha afirmacién, y estuvieron de acuerdo con él, y s6lo después hablaron sobre el hecho de que todavia existian algunas buenas Palabras vivas, y que decirlas comporta una frescura placentera que hace sentir a Ja gente bien dispuesta. Insistieron, sin embargo, en que las Pala- bras de otros no debjan ser runca desdefiadas 0 subestimadas (Londofio, 1994: 62, 83). Las buenas Palabras eran delicadas y no funcionarfan si no eran bien rocibidas. Otro mayor anoté que era el tabaco -y no una persona en particular lo que les habia hecho tomar conciencia de que es- taban atorados en una zanja; que ellos semejaban “la huella impresa en el suelo por un sapo inm6vil”; 0 “un érbol sin raices” (its hacer un corto comentario sobre una cierta re- de Antropoloate que sus Palabras no daban resultados (véase el anexo). Yo inter- preto esto como una exhortacién a ser humilde, en la misma linea del proverbio segin el cual un nifio no debe caminar de- lante de una canasta de coca. Esta imagen es utilizada con frecuencia para referirse de manera critica a aquellos que recla- ‘man saber més que los adultos, y que interrumpen de manera imprudente sus discursos. Su valor metaférico proviene del hecho de que la canasta de la coca es levada por el padre, cuan- do este recoge hojas de coca con sus hijos; camino acasa viniendo de la chagra de coca, los hijos nunca deben caminar delante del padre, Esta afirmacién del mayor pudo haber sido una repri- menda suavizada al reclamo del cacique anfitrién por haber descubierto 61 el problema, al igual que por su critica severa a otros mambeaderos. Defensa mediante la Palabra de Consejo y la escuela el conocimiento propio debfa ser recuperado y aplicado. Los mayores afirmaron que la Palabra que los muinane debian revivir en forma prioritaria era la Palabra de Consejo. La Palabra de Conocimiento -los mitos, la mayoria de los cuales relatan los orige- nes de cosas tales como los clanes y los linajs, las costumbres, las enfermedades, las sanaciones- y algunas otras eran conocidas y a ‘veces utilizadas, pero era la de Consejo la vinica que ellos considera- ban como la més ausente en sus vidas, y su ausencia por ello claramente dafina. Esta Palabra esta constituida por un gran miime- ro de afirmaciones que prescriben o prol ‘comportamientos, alimenticios y no alimenticios, al tiempo que po- nen en conocimiento de quien las escucha las consecuencias nogativas de no seguir prescripciones o prohibiciones particulares. ‘Tal como se mencion6 arriba en la cita de mi diario de campo, acon- sejar a los nifios con esta Palabra los hace respetuosos de los demas ¥. Por consiguiente, respettosos de si mismos; esto previene el mal ‘que puedan provocar en otros aquellos que se comportan mal. En un comienzo, encontré interesante la Palabra de Consejo, pero en definitiva irrecuperable en la vida cotidiana. Senti que para seguir las dietas y comportamientos prescritos, la comuni- dad entera tendrfa que cambiar de manera considerable sus y ‘ora mejorar la dificil situocién de las comunidades muinane, 25 26 Feeclaer a os inane habitos alimenticios actuales, asf como el tiempo invertido en Ja actualidad en actividades productivas. También requeriria probablemente de una reeducacién traumatica de toda la co- munidad, desde los adultos hasta los nifios, en cuestiones concernientes a aspectos bisicos tales como dirigirse unos a otros, hablar a los mayores, comportarse frente a los vecinos. Encontré que esto era irrealizable en sus dimensiones tanto eco- némica como sicolégica. En un encuentro en 1994 hice explicito Jo siguiente: cuestioné el deseo de los mayores de hacer hinca- pié en aquello que uno deberia comer o la forma como deberfa hacerlo, y el hecho de que ellos dieran menor importancia a ensefiar a la gente la Pelabra Fria, més lamativa, a mi manera de ver. La Palabra Fria, reitero, “enfria” al mundo y a la gente; con- vierte la ira, tristeza, egoismo, onvidia, etcétera, “calientes” en comportamiento aliviado y dulce, prescribiendo a la gente a hablarse de manera cordial, sin agresividad, sin vergtienza ni resentimiento. Ellos respondieron, sin embargo, que en reali- dad uno no podfa ser frio sin seguir las prescripciones de la Palabra de Consejo. Tal como lo entiendo ahora, la Palabra de Consejo prescribe una disciplina en el comportamiento diario, una disciplina que en buen grado determina y aun constituye el propio “fro”. ‘Todavia creo que la Palabra de Consejo no es viable como una carta literal para el comportamiento y la educacién, pero quiz la cuestién de si es 0 no obedecida “al pie de la letra” no es de gran importancia; hay cierto juegc en las formas para cumplir con ella. Los mambeadores difieren er sus actitudes con respecto a su apli- cabilidad; la mayoria, sin embargo, parece valorar el ideal de disciplina personal que ella sefiala. Dicha disciplina es parte inte- ‘gral de la produccién moral 7 ta buena sociabilidad al interior de su cosmos, ¥ estas parecen ser imperiosas entre los muinane (Cur siva en el original, nota de la traductora). Quiero anotar brevemente que desde el encuentro de 1992 ha tenido lugar un proceso de “recuperacién’ de la Palabra de Consejo, en el sentido de que los muinane han realizado varios encuentros para revisar prescripciones particulares, preguntando a los mayores sobre detalles de las mismas, anoténdolas y dis- cutiondo cémo ensefiarlas en un contexto escolar. De esta forma, ellos recrean su “tradici6n”. No tengo duda de que este proceso va a generar contradicciones, especialmente en lo que toca a adapter la tradicién a la escuela y viceversa; empero, estoy convencido de que el criterio de juicio no deberia ser mi cosmo- visi6n o la de mi gente”, Para los mayores era claro, entonces, que las Palabras debian ser recordadas y aplicadas. Era igualmente claro, sin embargo, que Ja adquisicién del conocimiento de los hombres blancos también debia garan- 16 Se deciié que los exculos en lo tizarse. Los nifios muinane debfan rade nunone dbmion ean aprender en primer lugar el modo de {'s‘wustowe tes ase cnc vida propio de los muinane, y enton- Seasiore a come corey somo” ‘ces y s6lo entonces, pero en definitiva fesbosdevrerolode Conosecontiruan s6lo entonces, las cosas y las Palabras Sroriopeseenounsndosterpara sor de los hombres blancos. A pesar del sor ewetado min ri ea da hecho de que los discursos parecian “2"socirelsinwe,soromatreopervios subordinar el conocimiento de los hombres blancos y minimizar la aceptacién generalizada de la im- Portancia de las escuelas, ellos consideraban como algo critico la creacién de estas iltimas en sus comunidades, El proyecto de tener una escuela en la comunidad y de recibir tuna educacion escolarizada, tiene un gran poder de cohesién entre los muinane y otros grupos de la regién. Como accién comunal, creo que se le da significado segdn un mundo préximo al que he retratado arriba. El que también sea una accién para garantizar ol apoyo econémico y politico de la sociedad mayor no desdice lo anterior (Cursiva en el original, nota de la traductoral. La necesidad percibida de escuelas constituidas formalmen- te obedece posiblemente, en cierta medida, al hecho de que la mayoria de la gente que tiene nifios en edad escolar pasé una parte importante de su infancia en los internados misioneros, y por ello toman la asistencia escolar como una parte natural de la vida. Aparte de esto, sin embargo, creo que el significado que ollos le dan a la escuela encaja en su concepcién del conoci- tniento y del poder. Para los muinane -y para otros grupos mazénicos-, ambos, el poder y el conocimiento, tanto “pro- ppio” como “de blancos”, son vistos como instrumento-arma para ser usados en defensa propia en cuanto grupo ligado por lazos de parentesco (véase Gow, 1991; Candre y Echeverry, 1996). EL potencial de calor, engafio y asociabilidad de las Palabras y los objetos-mercancfas de los hombres blancos significa que es aun nds apremiante conocerlos, para as{ introducirlos “enfriados” on el mundo muinane, y no en forma indisciplinada, caliente y socialmente perturbadora, Ciertamente, los discursos sobre la color @ les inane escuela interpretan esta iiltima como una respuesta a tales peli- gros, de manera andloga « como el conocimiento propio es interpretado como un mecanismo heuristico para responder a Jos problemas en los contextos de la comunidad, el rio y la sel- va. De manera similar a como la Palabra de Consejo ensofia al nifio a evitar la potencial malevolencia de otros seres del mun- do, la escuela ~en cuanto a forma como a contenido constituye una “defensa” contra posibles abusos de aquellos capacitados on la lectura, la escritura y la aritmética, y contra el poder de engaiio de sus objetos-mercancfas. Respaldada por el conoci- miento de la Palabra de Cons2jo, y por las palabras y los némeros escritos de los hombres blancos, la escuela bien puede ser con- siderada como preventiva de muchos males, El deseo por escuelas y por la recuperacién del conocimien- to propio puede ser entonces ubicado adecuadamente en la cosmologia muinane, como parte componente de una agenda de defensa y reproduccién del grupo local. Esto se hace mas evidente si se tiene en mente el hecho de que los mambeadores se refirieran al hecho de tener hijos como a “remplazar los huesos de los abuelos, Ufas, tfos...” (Londofo, 1994: 73) -es de- ir, reproducir el grupo ligado por lazos de perentesco-, y al hecho que reitera- ran con frecuencia que, en iiltima instancia, el propésito de las Palabras y de la adquisicién de conocimiento era el bien de sus ropios hermanos y hermanas, hijos y nietos, y de los jévenes de la comunidad”. 17 Tombién es sgnicatno el eve fo raxén gue muchos odicen pre ers 5 nrés orginal en fo edauscin do Imgetenciacvando ws hice een Otros de la tradicion y su recuperacién. De hecho, algunos compararon los proyectos de recuperacién de la tradicién con el ridiculo intento de “volver al guayuco”, esto es, volver a llevar taparrabos y dejar de utilizar el dinero y todo aquello que lleg6 con los hombres blancos. Encontraban esta imagen insostenible ¢ indeseable. En los encuentros de la region se hace referencia a esta perpectiva eviténdola; en ciertas ocasiones he escuchado a algunos Ifderes decir que “esta no es una cuestién de volver al guayuco”, f ntre los muinane hay diferentes actitudes frente a la idea Revise Colombiona ds Antropalogta Walaen 34, eero-dicembre 1998 Nunca he escuchado a nadie decir que ellos no crean para nada en el conocimiento propio, pero noté que algunos tienen interesantes perspectivas que divergen de las de los demés. Por ejemplo, una vez me aproximé a un hombre que se estaba ca- lentando cerca del budare en la que se hace el casabe. Recordé que la Palabra de Consejo prohfbe hacerlo, asf que le pregunté en broma si no temia volverse viejo antes de tiempo, tal como lo advertia la Palabra. Se sonrié y me pregunté “iDe veras crees en esas mentiras que te ensefia fulano?” En otra ocasién me dijo que los mambeadores eran iddlatras pecadores porque adora- ban seres distintos a Dios. Este mismo hombre, sin embargo, ‘manifests creer en las restricciones de la covada; una vez me conté con gran angustia que habia tenido que hacer esfuerzos fisicos después de que su crio hubiera nacido y que esto le ha- bia ocasionado al pequefio problemas respiratorios. También realiz6 varios ritos curativos interesantes, en los que se dirigid a seres malignos no humanos. De manera similar, una maestra de la comunidad, una joven. ‘mujer soltera de un clan muinane, me dijo una vez que no crefa en la Palabra de Consejo, y que no tenia ninguna intencién de ensefiarla en clase". Sin embargo, al igual que Ja mayorfa de los miembros de su comunidad, ella sigue algunas de las prescripciones. Tam- bién cre‘a en un mundo habitado por entes espirituales dotados de subjetividad, y que habia sido victima de brujeria. Los discursos a los que he hecho referencia en este ensayo, as{ como la mayorfa de las afirmaciones cosmolégicas que he recopilado, provienen de un hombre muinane adulto, Por lo ge- neral, las mujeres fueron bastante lacénicas sobre cuestiones cosmoldgicas, de manera que carezco de un cuadro claro acerca de su posicién con respecto a los asuntos discutidos por los hombres. Sin embargo, hay varias razones para suponer que existen algunas divergencias, sin bien también existen conver- gencias. Una de estas razones es que las mujeres en las comunidades muinane provienen en su gran mayoria de otras comunidades, con frecuencia de grupos lingisticos totalmente dlistintos. A diferencia de los hombres, quienes viven en la mis- ma comunidad que sus hermanos hombres, las mujeres que se san se encuentran con frecuencia viviendo entre extratios to- tales. El conocimiento “tradicional” que tienen las mujeres en cualquier comunidad es por ello probablemente més helerogéneo 18 Hoy scalsincipanies on vores comunidades 29 30 Carlos David Londeto que el de los hombres, debido a que proviene de distintas fuentes. Por lo tanto, su actitud con respecto a la recuperacién de la tradi- cién ha de ser también diferente, puesto que ellas deben tener 9 os hombres dicen qu is mujeres no tenan “cape” pre epic bs Plato Més ave iar elo copacéos de los mjres pare aprender “hay tacts ueindconlo corr. probolemeni eo tioorion hese src a inblided de net Inverercome inetooors en el mundo no hurane Duns pone, tose debe ply que supone ihe emuricocsns aque ee mundo too crsiderodo ome porievionerts omeanador par or mares {drool conedoror fa gon cri de Polobor foe progeras dele obutos malisansenodon do [Graveney losis, Dect poe, debdo oye porla genera a eden psa socal os Faro chs pen cece pede none each ‘lend roa de au conde ogi, nociones diferentes de aquello que debe ser recuperado. Otra ra- z6n de divergencia proviene del hhocho de que buena parte del co- nocimiento propio es considerado de dominio masculino™. En el pasado esto no impidié a las mu- jeres aprender las Palabras; ellas comfan y dormfan en la misma ‘maloca én la que los hombres lle- vaban a cabo sus rituals, asf que tenfan amplias oportunidades para escuchar los didlogos ritua- les y memorizar Palabras. Sin embargo, de un tiempo para acd, en. las comunidades de la regiGn, las malocas han cafdo en desuso como dormitorios familiares, de manera que tanto las mujeres lo- cales como aquellas provenientes de fuera han tenido menor oportunidad de aprender el hasla del mambeadero. Esto probable- mente también constituye una diferencia significativa en cuanto a sus perspectivas sobre la tradioién, La actitud de la mujer més vieja de Villa Azul concidié de ma- nera parcial con las expresadas por los mayores en el encuentro de 11992. Un dia, ella se dirigié a os mambeadores, la mayoria de los cuales eran hijos suyos, y les dijo que los encontraba algo “perdi- dos”, ya que a pesar de ser hermanos, con frecuencia rivalizaban unos con otros y vivian en desunidn, Contrasté esta desunién con la bella cooperacién que ella habia notedo entre sus hermanos y hormanas, cuando estos eran ‘évenes. También coincidié con los ‘mayores en que la causa de los problemas era el mal Consejo que le estaban dando a sus hijos, asf como la ausencia de un comporta- miento manifiesto “bien aconsejado” entre ellos mismos. Pero habia tuna causa més de sus problemas: ellos estaban realizando dema- siados rituales en el mambeadero. Protest6 diciendo que, aun su abuelo, un renombrado chaman de quien se decia que era capaz de transformarse en jaguar, s6lo se sentaba en él mambeadero cuan- do ello era estrictamente necesario. Sus hijos, sin embargo, estaban invocando y dirigiéndose a seres peligrosos con demasiada fre- cuencia, y esto era una fuente de problemas. Revista Colombiana Volumen 34, enerodiciembre 1998 Una mujer matapi en Villa Azul desavenia con la forma en que los nativos tomaban las cosas de los blancos. Su punto re- flojaba de manera indirecta algunas de las deficiencias de los procesos subsecuentes a los cambios en la politica “relativista” de la naci6n después de 1991. Haciendo una evaluacién del des- cempeno del cacique, me dijo que en general este estaba haciendo tun buena labor, pero que estaba invirtiendo demasiado tiempo en tratar con hombres blancos y en encuentros de hombres blan- cos, y en viajar a Araracuara y a Bogota. El lugar de un cacique, me dijo, es su puesto en el mambeadero, con coca en la boca y cuidando con sus pensamientos el bienestar de la comunidad, y no en otra parte, Esto coincide con una afirmaci6n similar he- cha por un experto en derechos indigenas: Han pasado tres aftos deste que se aplicé por primera vez la nueva Constitucién, y sus efectos sobre los pueblos indigenas no han sido tan positivos como se deseaba y esperaba. El Estado ha impuesto su propia agenda sobre los indigenas, quienes encuentran sus vidas diarias llenas hasta el tope con seminarios, talleres, elecciones, luchas por el liderazgo, intereses individuales y deseo de protagonismo, el nombramianto de delogados en mesas en las que los indigenas tienen posiciones directivas, la elaboracién de proyectos, propuestas legales, entre otros. Obviamente, el surgimiento de estos nuevos afanes tione efectos importantes: uno de éstos es el énfasis actual en Ia estrategia politica, y no en el fortalecimiento de la idontidad étnica, Esto Ultimo era el principal problema cuando ellos eran victimas del rechazo; hoy, en cambio, el problema es la negociaci6n. Esto implica un cambio de escenario, die Lenguaje y de protagonismo del liderazgo (..). Esto ha tenido particular impacto en las gentes tradicionales, entre los cuales ha ‘surgido un nuevo tipo de lider y de organizacién, una més apropiada 4 los requerimientos del Estado. en su necesidad da negnclar eat los pueblos indigenas. Nos preguntamos, entonces, Jest realmente el Estado reconociendo y protegiendo la diversidad étnica y cultural de la nacién? Creemos que una mayor insistencia en esta cuestion podria ayudar a aclarar el panorama, hoy en dia empaado por tanta actividad y protagonismo (Padilla, 1995: 4 Entre los muinane y entre grupos vecinos, los jévenes lideres hacen un fuerte uso retérico del imaginario de la tradicién para efectos de legitimacién, tanto entre su propia gente como entre los representantes de las instituciones de la sociedad mayor. Esta imagen parece nutrirse, por una parte, de un conocimiento propio més autéctono, y de un atavismo roméntico y entusiasta, y por 31 32 colar a ot munane otra, de los activistas de los derechos indfgenas y de los antro- pologos. Al igual que muchos otros jévenes, estos I{deres cuestionan constantemente el valor de ciertos aspectos de esas tradiciones, y con més frecuencia que la que uno pudiera espe- rar, ignoran sus prescripciones y prohibiciones inconvenientes. Su interés actual por escuchar las historias de sus mayores y por aprender sus Palabras varia de un hombre a otro. Esto hace ten- tador goncebir la insistencia de algunos Ifderes en la recuperacién or —rt—“—i—s ma politica; una conciencia maquiavélica de la atraccién que ejercen los “nobles salvajes” sobre los miembros de la sociedad mayor. Esto puede ser cierto; no dudo que haya una manipula- cién intencionada de la “tradicién’con el fin de hacerla més Hamativa para las fuentes externas de dinero y poder. Sin em- bargo, esto no implica que la tradicién no sea una cuestién de creencia, Lo es. Conclusion cente, mirar los discursos muinane sobre la tradicién desde una perspectiva que sdlo privilegia sus estrategias liticas frente ala sociedad mayor. Desde esta posicién, la tradicién aparece como una construccién ideol6gica mistificadora que le- gitima la desigualdad entre los indigenas mismos, 0 como algo que los retrata como lo que ellos mismos no son, 0 sea, como “auténticos” indigenas. Mediante una seleccién juiciosa~y pre- siada~ de ejemplos, los discursos cosmolégicos de los muinane pueden hacerse empalmar perfectamente dentro de esta pers- pectiva, Sin embargo, yo cuestiono la meta-posicién epistémica privilegiada que implica esta perspectiva al describir 0 explicar los discursos de sociedades no occidentales. No existe meta- posicién privilegiada alguna que garantice una Gnica respuesta a “la vida, el universo y todas las cosas” ~para citar al fil6sofo briténico Douglas Adams-. Lo que quiero decir es qve la creencia en un mundo esté de- terminada por el pragmatismo, més que por su valor epistémico, tal como lo concibe una filosoffa realista de un mundo-una ver- dad. La ciencia occidental, por ejemplo, es coherente en un alto grado, y comporta resultades. Pocas cosas podrfan ser tan per- ] al como lo mencioné ariba, es posible, y a veces convin- Revista Colombiona Volumen 34, enero-diciembre 1998 suasivas como esta. Esto no quiere decir que la ciencia represen- te la tinica y verdadera realidad; es slo una forma més, entre otras, de construir realidad. El que como discurso sea més con- vincente que otros muchos, es algo que esta relacionado con su contexto hist6rico y no con un valor absoluto de verdad. Otras construcciones también son coherentes, y como en la ciencia, también son percibidas como portadoras de resultados -y aqui me resisto a la tentaci6n de explicar estos resultados en térmi- nos cientificos, puesto que yerra el punto-; ellas tienen carécter de fuerza mayor (value of compulsion). Para los muinane, este es el caso de su cosmologia. El contacto con las sociedades occidentales no implica la acul- turacién automética de los pueblos no occidentales, como resuiltado de la fina persuacién de la superioridad epistémica oc- cidental, o de sus endemoniadas instituciones. iNuestra sociedad occidental no tiene ese tipo de poder sobre los mundos construi- dos por otros! La gente tiene su propia capacidad de accién, y cuando se apropia de los objetos y las construcciones de otras, culturas, lo hace en mayor o menor grado en sus propios térmi- nos. Asumir que occidente tiene ese tipo de poder es tan etnocéntrico como asumir su superioridad. Referencias bibliogréficas Beaune, Luisa Ewwita, 1992. “Gender, Commensality and Community among the Airo-Pai of West Amazonia”. Ph.D. ‘Thesis, LSE. En prensa. Ganoee, Hirouiro ¥ Bcnevenn, Juan AtvaKo, 1996, Tabaco frfo, caca dulce. Colcultura. Bogota. Gow, Prrex, 1991, Of mixed bood. Oxford University Press. Nueva York Mucu-Joes, SrePHEN. 1998. “Lujos de ayer, necesidades de ‘mafana: comercio y trueque en la amazonia noroccidental”’ En Boletin Museo del Oro. No. 21. Banco de la Repiblica. Bogota. Lonvose Suikx, Cantos Davin. 1994. “Etnoecologia muinane: un acercamiento desde la mitologfa”. Manuscrito no publicado. Universidad de Antioquia y Tropenbos-Colombia. 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Ast hicieron nuestros antepasados. Cuando ellos no po- dfan aclarar algo, se rounian, dialogaban, y se preguntaban unos a otros. “Puede ser que él necesite eso”, dije. Entonces, te voy a contar Jo que pueda para responder su pregunta, Mi hermano le contaré a usted acerca de otras cosas. Sobrino, no sé qué camino siguieron :uestros antepasados, pero se dice que una mujer destructive que nunca muere entra en tu pensamiento y lo confunde y lo destruye. Ella entra e interrumpe tu trabajo y nuestras Palabras del mambes- ddero. Ella se parece @ la coca yeltabaco de uno, como las Palabras y los actos de uno, pero es uns mujer destructiva que uno no ve. Esta ‘mujer no es rechazada hoy, y aun asf, Nuestro Padre, viendo sus actos malévolos, la rechazé envidndola al borde del mundo. Allies donde ella tione su lugar, y todos sus “elementos": perfumes, vani- dades, locuras, enemistades, palabras de guerra, destruccidn. La Palabra de esa mujer nunca se ha “enfriado”, Las mujeres y los jove- nes de hoy toman las cosas de esa mujer, con todos sus humores perjudiciales; ellos no consultan a los mayores, y son incrédulos frente ala forma adecuada de tratar estas Cosas. s por esto que no nos entendemos entre nosotros. Debido a esto las tirras que habitamos Revista Colombiana Volumen 34, eneo-dcienbre 1998 no han sido limpiadas de este mal. En el pasado, alos jévenes hom- bres se los hacia sentarse en el mambeadero, y se les daba consejo sobre estas cosas, para que ellos conocieran el mal y lo evitaran. A. las mujeres j6venes se las hacia sentarse en su lugar con sus ma- dres, y se les daba consejo para evitar ese sor maligno. Todo este tiempo hemos estado bajo su dominio. Esto es lo que hemos recor- dado, con el fin de analizar y mirar. Nadie se ha dedicado a recordar que Nuestro Padre ya habia rechazado el mal enviéndolo a los bor- des del mundo. El dej6 ontonces a la Madre de la Vida en el Centro. Es ella quien permite el progreso y trae abundancia de vida para los. vvivos. Asi era entonces cuando a los jévenes de ese tiempo se los, hacfa sentarse en el mambeadero, y se les hacia saber la Palabra de Vida, la Palabra de Oracién, la Palabra de Consejo, la Palabra de ‘Trabajo. Conociendo esto, los jévenes no andaban de aqut par allé, y tampoco vivian soparados de sus padres; al contrario, ellos esta- ‘ban atentos a lo que debia hacerse. No usaban el conocimiento de tuna tribu u otra, més bien usaban el propio. Fue sélo con un tabaco, yy solo con una mata de coca, que Nuestro Padre le dié la vida a todos los pueblos. De acuerdo con la lengua de cada uno, les dio la forma de utilizar la Palabra. Esto fue lo que Nuestro Padre nos dio a todos. Asi es como ellos hablaron las Palabras de Amor, de Consejo, de Oracién, de Trabajo, de Abundancia, de Vida, de Dulzura .. Esta era nuestra Palabra, la que Nuestro Padre le dio a nuestros ances- tos. La legada de la “gente que mata”truncé nuestro conocimiento. Ellos aconsejaban: "No robes, no toques la mujer de otro hombre, ‘no juegues con las hijas de otro hombre, no interrumpas a un ancia. no”, La falta de ese conocimiento trae consigo muchas consecuencias malas. Es por eso que estamos revisando ahora, de forma que cada uno de nosotros se dedique a pensar tal como le corresponde. De esa manera cada uno cuid6 de sus hijos e hijas. Hoy dia nadie se dedica a esto. La Palabra no ha Ilegado a su fin; todavia existe. Debe ser utilizada, y practicada, Tampoco las plantas de tabaco y coca han llegado a su fin, Pero aprender la Palabra es costoso y ‘empereza; poresta raz6n, quien haya apren- dido lo hizo con suftimiento; tuvo que padecer hambre, dolor de espalda, somnolencia, El mal estaba celoso de esa Palabra e inte- rrumpia constantemente. Ese mal querfa dominar a Nuestro Padre, y comenz6 a molestarlo, Nuestro Padre s6lo lo observé, y luego lo maldijo y lo rechaz6 alejéndolo del Centro. “Todo aquel que conoz- catu nombre te rechazaré y alojar, dijo®. Estoes lo que yo pensaba de esto; esto es lo que traigo conmigo y lo que estoy expresando aqut, Nosotros ya no tenemos mayores; os tinicos que quedan son 20 Quan quere que conatea ut mal lige oo posoro puede rehozaay ‘fro yer oss poser 35

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