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CODIGO = 29264 STEPHEN E. TOULMIN Los usos de la argumentacién TRADUCCION DE MARIA MORRAS Y VICTORIA PINEDA EDICIONES PENINSULA BARCELONA LOS USOS DE LA ARGUMENTACION En el campo dela probabilidad, este pronéstico ha resultado ser in- necesariamente pesimista. Al fin y al cabo, no hay una discontinuidad radical entre los usos precientficos y los usos cientificos de los términos de probabilidad examinados aqui. Algunos fildsofos han tratado la cues- tin como si efectivamente existiera tal discontinuidad, por lo que aco- gieron de buen grado la idea de que de esta manera contribuian a dester- rar falacias persistentes desde antiguo y a reemplazar conceptos vagos y confusos por otros precisos y exactos. Como ya hemos visto, su imagen de cruzados cientificos s6lo resiste el examen $i no se distingue entre precisin en el sentido de xexactituds y precision en el sentido de ecate- B6rico» 0 «definidor. Fuera del local de apuestas,el casino y el despacho del fisico tebrico, se tienen pocas ocasiones de introducir precisiones ‘auméricas al hablar sobre probabilidades, pero a pesar de ello el habla habitual puede resultar clara y estar libre de vaguedades. De hecho, si se desgajara de la teoria matemitica de la probabilidad todo lo que debe a las formas precientificas de pensamiento, perderia todas sus aplicacio- nes en los asuntes pricticos. El corredor de apustas vel actuario de se ur0s, el fsico y eljugador de dados manejan los grads de aceptabili- dad y de anticipacién como lo hacen el hombre de tiempo 0 el hombre de la calle: tanto si estan respaldadas por célculos matematicos como si ‘no, la funcién caracteristica de los enunciados de probabilidad, en el te- ‘reno practico, es presentar aserciones y conclusiones cautelosas, sujetas 4 restricciones 0 matizadeas. 28 3 LA FORMA DE LOS ARGUMENTOS Un argumento es similar a un organismo. Tiene al mismo tiempo una estructura anatomica grande y tosca y otra, por asi decrlo, fisiologica y ids delicada, Cuando se describe explicitamente con todo detalle, pue- ‘de ocupar un cierto ntimero de piginas impresas 0 necesitar quizd de un ‘azarto de hora en una exposicién oral En ese espacio o tiempo, se pue- den distinguir las fases principales que establecen el progreso del argu- ‘mento desde el enunciado inicial acerca de un problema sobre el que no sehalllegado a un acuerdo hasta la presentacién final de una conclusion. Cada iuna de las fases principales ocupars unos parrafos 0 unos minu- tos, representando las unidades anatémicas principales del argumento, sus «6rganos», por asi decitlo, Pero dentro de cada pérrafo, cuando se desciende al nivel de las oracionesinidividuales, se puede reconocer una ‘estructura més suti, que es sobre la que se han ocupado bisicamente los légicos. Es en este nivel fisiol6gico donde se ha introducido la idea de la forma logica, donde la valider de los argumentos que presentamos ha de ser finalmente establecida 0 refutada. Ha llegado el momento de cambiar el centro de nuestras pesquisas, concentréndonos en ese nivel més sutil. Sin embargo, no podemos olvi- dar lo aprendido en nuestro estudio dela anatomia grande y tosca de los argumentos, pues en este caso, como sucede con los organismos vivos, el examen en detalle de la isiologia adquiere unos contornos més intelig bles cuando se observa en el marco de las distinciones anat6micas, més bastas. Los procesos fsioldgicos resultan interesantes—y no precisa- mente en iltimo lugar—por el papel que desempefian en el manteni- ‘miento de las funciones de los érganas principales en los que tienen lu- fa; los micro-argumentos (como muy bien podemos bautizarlos) hhan de ser observados de vez en cuando con un ojo puesto en los macro- argumentos en los que figuran, ya que el modo preciso en que los enun- ng 63 LOS USOS DE LA ARGUMENTACION ciamos y los presentamos, por mencionar sélo lo menos importante, puede verse afectado por el papel que desempeftan en un contexto mis amplio. En el estudio que sigue, estudiaremos cémo funcionan los argu- imentos frase a frase con el fin de comprobar cémo esta relacionada su validez o su carencia de validez con el modo en que se estructuran y qué relevancia tiene esta relncin con la nocién tradicional de «forma ligi- ‘ca». Ciertamente, el mismo argumento puede exponerse de formas di- versas, y algunos de esos esquemas de andlisis serdm més transparentes que otros; es decir, algunos mostraran de modo ms explicite si el argu- mento ¢s valido 0 no, dejando ver con mayor claridad cuales son as ra- ‘Tones en que se apoyan y su peso en las conclusiones, Por tanto, seémo debe presentarse un argumento para mostrar las fuentes de su validez? 4Y en que sentido la aceptabilidad o inaceptabilidad de los argumentos depende de sus méritos 0 defectos «formaless? sten dos modelos opuestos, uno matemstico, el otro legal. La for= mpara ima kagiva de un argument valida, ses algo cuasi-geométrien, ble a la figura de un tridngulo 0 a la de dos rectas paralelas? O por el con trario, ,se asemeja a los procedimientos judiciales, de manera que un argumento formalmente vslido es aquel que sigue las formatidades apro- piadas, como dicen fos jurstas, més que aquel que es presentado de una forma geométrica neta y simple? ;O es que la nocién de forma légica combina de alguna manera ambos aspectos, de modo que presentar un argumento segin la formalidad apropiada requiere la adopcién de una determinada estructura geométrica? Si esto iltimo fuera lo correcto, pro- vocarfa de inmediato un nuevo problema, pues tendriamos que averi- ‘guar cémo y por qué el procedimiento apropiado requiere la adopcién de tuna configuracién geométrica simple y cGmo esa configuracién garanti- za asu vez la validez del procedimiento, Suponiendo que los argumentos vélidos puedan ser formulados de acuerdo con una forma geométrica simple, gcémo contribuye este hecho a hacerlos ms contundentes? Estos son los problemas que serin objeto de estudio en la presente investigaci6n. Si conseguimos encontrar la manera de desembrollarlos, Ja solucién tendré cierta importancia, particularmente pata legar a tn entendimiento apropiado de la légica, Sin embargo, para empezar, de- bbemos avanzar con cautela, manteniéndonos lejos de los asuntos filosé- 30 LA FORMA DE LOS ARGUMENTOS. ficos sobre los que esperamos poder arrojar alguna luz mis adelante y concentrandonos por el momento en cuestiones de tipo mas prosaico ¢ inmediato. Con la vista en las categorias de la logica aplicada—esto es, encl objetivo practico de la argumentacién y en las nociones que este empleo requiere—, debemos preguntarnos qué caracteristicas necesita tener la estructura de los argumentos para ser transparente desde el punto de vista I6gico. El establecimiento de conclusiones plantea una serie de cucstiones de diversa naturaleza, que una presentaciin préctica debe poner de manifiesto. La primera pregunta es: ;cudles son esas cues- tiones y c6mo podemos hacer justicia a todas al someter los argumentos ‘una evaluacién racional? Finalmente, debemos hacer dos tiltimas observaciones a modo de introduccién, la primera de las cuales supone simplemente afadir una cuestién mas a nuestro plan de trabajo. Desde Arist6teles ha sido habi- tual analizar la micro-estructura de los argumentos a partir de ejemplos con una disposicién muy simple. Normalmente, se presentan tres pro- posiciones a la vez: epremisa menor, premisa mayor; por tanto, con- clusion». La cuestién que surge entonces es siesta forma estindar estilo suficientemente elaborada o es lo bastante transparente. Desde luego, Ja simplicidad es una virtud, pero en este caso, jno se ha pagado un pre-

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