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PROCESOS PENALES Y VIOLENCIA DE GENERO {QUE ACCESO A LA JUSTICIA RECIBEN LAS MALAS VICTIMAS? por RAQUEL ASENSIO! Inroduccién. 11. Implicancias del uso de estereotipos de género en los iiciales I. Buenas y malas vicimas. Andliss de casos. 1. La mujer ‘criminal y seductora que denunciafalsamente, 2. La mujer vengativa que denuncia falsamente. 3. La vietima que no sabe comportarse. IV. Conclusiones I. Introduccién Histéricamente, a las mujeres se les prohibia dar testimonio en inicio por considerar que su palabra no era fiable, en virtud de su propensi6n a la mentira?, Aunque las normas fueron eliminadas de los textos legales, la desconfianza hacia los dichos de las mujeres mantiene su vigencia. La presencia de estereotipos de género en los procesos judiciales en los que se indagan hechos dé violencia de género es un problema ' Este articulo analiza casos tabajados por la Comisién sobre Temiicas de Género ela Defensorfa General de la Nacién, de la que formo parte. En esa medida, los ‘nisi que se presentanretoman parcalmente los aportes efectuados Y son producto de reflexiones colectivas. Agradezco por ormaron parte de ese equipo de trabajo; agradezco en especi 12 juriico. La idea de infe- 1a obra de Farinacio, en Jueces para la democracia Inf ‘macion y debate, Edisa, Madrid, 1997, vo. 30 351 RAQUEL ASENSIO, que ha sido y es materia de preocupaci6n a nivel nacional, regional al. Los prejuicios de género presentes en el Ambito judicial tienen incidencia directa en los indices de impunidad de estos hechos, cen las précticas de revictimizacién y en el descreimiento de las victimas iciones vinculadas al sistema de administraci6n de justicia, En interno, distintas investigaciones que pusieron el foco cen sentencias o expedientes judiciales han sefialado la forma en que ‘operan los estereotipos de género en esos trémites para desacreditar a las victimas, trasladar a ellas la responsabilidad por lo ocurrido 0 negarles la proteccién estatal por considerar que es un conflicto ajeno a su Ambito de intervencién’ ero la incidencia negativa que tienen los estereotipos de género cen causas en las que se invoca una situacién de violencia no es pa- trimonio exclusivo de los procesos que encuentran a las mujeres como victimas y a los agresores como denunciados. Los mismos prejuicios que conducen a la impunidad de las denuncias presentadas por mujeres {ue sufrieron violencia de género actian en forma inversa para cri- minalizar a aquellas que aparecen ya no como victimas, sino como presuntas responsables de algdn acto criminal. En estos supuestos, el Sistema judicial puede tratar con mayor rigor a las mujeres que iden- tifica como posibles autoras de conductas delictivas (y, por tanto, im- propias de las mujeres). Chesney-Lind sefiala al respecto que cuando Ja mujer no.se adecua a la expectativa social dominante recibe todo cl peso de la ley, pues es “doblemente desviada, al haber vulnerado fl Cédigo Penal y el c6digo normativo que regula los comportamientos adecuados para cada género™. ‘Otro tanto ocurre cuando son denunciantes 0 testigos principales, > RAMIREZ, Fernando (dis), {justcia ordinaria de la Copital Federal, AMIA, Buenos Aites, 2003; ‘Raquel etal, Discriminacién de género en las decisionesjudicales. Jus ) wolencia de género, Defensoria General dela NaciGn, Buenos Aizes, 2010; RO- DRIGUEZ, Marcela y CHESTER, Silvia, Homicidios conyugales y de otras parejas. Del Puerto, 2014; AA. VV., Femicidio y debida locales, Defensoria General de la cin Argentina), 2015; entre ots. or LARRAURI. Elena, La mujer ante el Derecho Penal, en Revista de Derecho Penal y Criminologia, N° 2, Madrid, 1992. 382 PROCESOS PENALES Y VIOLENCIA DE GENERO ‘como en casos en los que han instado el inicio de causas penales por abusos sexuales cometidos contra sus hijos/as, pero también en pro- cedimientos de distinto tipo, cuyos alcances y consecuencias atin no se encuentran suficientemente explorados’. Mientras que los sesgos de género en causas en las que se indagan hechos de violencia de género han sido identificados, documentados y cuestionados, no siempre ocurre lo mismo cuando esa violencia no es el objetivo primario y central del trémite judicial, pero sf tiene (0 deberia tener) implicancias directas en el resultado del proceso. Esto ocurre, a modo de ejemplo, en casos en los que se investiga si una mujer realiz6 (0 dejé de realizar) cierta conducta que conduce a una imputacién penal, condicionada por el contexto de violencia en que estaba inmersa®. En estos supues rededor de quién puede ser considerada una lencia sexista se activan, ya sea que quien invoca esa condicién se encuentre en el lugar de damnificada, de imputada, de testigo 0 de denunciante. - Los estereotipos alrededor de quién puede ser una victima real 0 ble de la violencia de género se vinculan, a su vez, con los mandatos social sobre quienes los desafian’. En la préctica, esos estereotipos con- “reales”) y castigar a las victimas “‘culpables"*. Desde esta perspectiva, + ee send, en i pectic de a Cmisin sabe Tens 1 Comisknstre Tenis de Genero he Deenes Geel de Nain setae sages de gear tn cae “ufo ead ener co poedintewcr erin dremel c ries ttre pa pote tel ager casas posterior conuol judicial, entre otros. * En el dmbito local, estos estereatipos en persecuciones penales contra 353 RAQUEL ASENSIO Ja idea de victima real remite a mujeres que representan blancos féciles de la violencia, son pasivas, vulnerables, necesitadas de proteccién mas- colina y limitan sus comportamientos y actividades para que “no les ppase nada malo”, son mujeres “decentes”, trabajadoras y amantes de su familia’, En contraste, la victima “culpable” realiza actividades impropias para su género: mantiene relaciones sexuales con varios hombres; des- ‘cuida a sus hijos/as; frecuenta bares, discotecas y consume alcohol drogas; pose dudosa reputacién; se viste de forma provocativa; se re- Taciona con personas equivocadas; es fuerte y “‘pudo” haberse protegido © resistido; inventa o exagera los ataques que denuncia"® = En lo que sigue, se presentardn, en primer lugar, las implicancias juridicas que tiene la influencia de estereotipos de género en los pro- ‘edimientos judiciales, con especial atencidn a los desarrollos del De- recho Internacional de los Derechos Humanos. A continuacién, se ana- presentes en tres casos. En todos as que hicieron las sentencias d cen, al menos, alguna de las instancias pro- cesales. En el primer ‘actuaron para absolver al imputado por el Gelito de violacién; en el segundo, para descartar 1a veracidad del testimonio de la madre que denunci6 a su expareja por el abuso sexual ‘cometido contra su hija y, como consecuencia de ello, para descartar tltestimonio de la propia nifia; en el tercer y ‘ltimo caso, para condenar ‘una mujer con fundamento en caracteristicas de su personalidad, que dista de coincidis con la imagen social imperante de una victima “ideal” de violenci IL. Implicancias del uso de estereotipos de género en los triimites judiciales En términos juridicos, la influencia de estereotipos sexistas en ac- ‘en REDPO, N" 3, Publicagses Oficizis, disponible en hitp:/edpo.mercosurintpubi, , compulsad 2019, En sentido similar, Comité ‘General N° 33, pért. 26. La denominacién de victimes mada de MADRIZ, A las nifias buenas no les pasa nada ritas buenas no les pasa nada mala cit. ps. 98-100. 3. PROCESOS FENALES Y VIOLENCIA DE GENERO tuaciones judiciales en las que se alega una situacién de violencia de ‘género constituye una préctica discriminatoria que vulnera el derecho de las mujeres a acceder a la justicia sin discriminaci6n, y el deber estatal de debida diligencia para prevenir, investigar y sancionar la violencia de género y brindar reparacién a las victimas. Los estereotipos de género, a su vez, se ven potenciados por otras variables que suelen confluir y generan situaciones de discriminacién interseccional. Los estereotipos de género concurren asi con prejuicios relacionados con la ertenencia a pueblos indigenas, la etnia, posicién econémica social, el idioma, nocer la existencia de otras variables que pueden conllevar un trato discriminatorio multicausal, Desde el punto de vista normativo, el Estado argentino esté obligado a erradicar los prejuicios y précticas discriminatorias basados en roles estereotipados 0 en ideas de inferioridad o subordinacién por motivos de gén asegurar el ejercicio de los derechos reconocidos en los, jones se ven incumplidas cuando las alegaciones de quienes manifiestan ser victimas de este tipo de ~ violencia son descartadas por la incidencia discriminatoria de prejuicios de género. La jurisprudencia de organismos internacionales ha identificado y iar y Erradicar la Violenc (*Convencién ‘de Belém do Para” 0 CBP, ¥ 28, Ley 26485 de Proecion total conn In Vilecia de Genera, Iai, CADH y 2.1 y 3, PIDC fans 24, CADH y 25, PIDCYP. 1 CBP y CEDAW, ck. Comite CEDAW, Recomendaciones Generales N19 35. 335 condenado el uso de estereotips de género en el razonamiento judicial. en especial, cuando se investigan hechos de violencia de peer Lat Cone Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) definié al estereotipo de género como “una preconcepciOn de atributos 0 caracy teristicas posefdas o papeles que son o deberian ser ¢j Por hombres y mujeres respectivamente”'; afirmé que es posible asocist ta subordinacién de la mujer a précticas basadas en esterendpes # género que alcanzan a las précticas, razonamiento y lenguale & Iss atoridades encargadas de investigar los erimenes de género!, que so tso actfa para tasladar la culpa de To sucedido a Ia victims ¥ Sas famnilfaes!, y que constiuye en sf misma una disriminaciOn en © aeceso a la justicia y una violacién del derecho a igual prvescion & Ia ley y del deber de no discriminaci6n't, El Comité para Ia Eliminacis de la Discriminacin contra la Mujer (Comité CEDAW) se pronsnct fen numerosos casos en sentido similar, al sefialar que la presencié ¢= tea clase de prejuicios violenta el derecho de las mujeres a un juici justo e imparcial”. , "hans da atender a précticas disriminatorias en procesos que tienen a las denunciantes como vietimas, los organisms intemacional®s también se pronunciaron con respecto a Tos estereotipos Pres 1s Cone IH, “Caso Gonziler y otras (‘Campo Algodoncr') vs, México”, 16 caso Vel ais sso Campo Agony 40 o sre aca Guikrez Heiner os “Guatemala”, dei 27-8-2017, parr 169. Ti cone IDB, “Caso Véliz Franco vs, Guatemal: caso Gutiérez Heménde el 26.9-2018, prs. 232/233; “Caso 1, del 19-5-2014, pir. 213 otros vs. Venezuels”, lsquer Paiz” cit, pr. 181; CIDE, Acceso a justicia para las mere fosimes de violencia en las Américas, OEA/Ser VA, a la justcia para las rs Pernt cine en tae 1 cay comuacén N- 19008, “Kae Teas Verio smbien C }, Recomendaciones Generales 356 PROCESOS PENALES Y VIOLENCIA DE GENERO casos en los que mujeres que denunciaron haber sufrido violencia de género aparecian como imputadas en una causa penal. En el “Caso del Penal Miguel Castro Castro” se denunciaron distintas agresiones cometidas por agentes estatales con la excusa de un traslado de la én de dos pabellones del penal (uno de mujeres y otro de hom- bres), donde se alojaban personas sospechadas de pertenecer a grupos terroristas. En este caso la Corte sefial6 que el involucramiento de las mujeres en el conflicto armado cambié la percepcién de la mujer y provoc6 un trato m4s cruel y violento sobre aquellas mujeres consi- deradas “sospechosas”, y vinculé esta sitvaci6n con el inicio del ataque enel pabell6n que ocupaban las internas™, Sin decirlo de forma expresa, aqui sugirid que los estereotipos de género conllevaron un trato més severo por parte de las autoridades a las mujeres acusadas de delitos, aunque no analiz6 su presencia en las investigaciones judiciales inter- nas. Con posterioridad, de forma explicita la Corte IDH descalificé el uso de estereotipos de género por los que se considera a las mujeres sospechosas de haber cometido un delito como intrinsicamente no con- fiables o manipuladoras, especialmente en el marco de procesos judi- ciales, 1o que configura “un trato discriminatorio con base en ia si- tuaci6n procesal de las mujeres”?!. EI Comité CEDAW también advirti6 sobre prejuicios de género en procesos en los que se imputan delitos a mujeres, lo que violenta el derecho a un juicio imparcial™. Asimismo, se ha sefialado que los estereotipos de género afectan también a la credibilidad de las declaraciones, los argumentos y los testimonios de las mujeres, no s6lo como partes, sino tambiéa como testigos, lo que compromete la imparcialidad y la integridad del sistema de justicia y puede dar lugar a précticas de revictimizacién y a una denegacién de justicia® ® Comte IDH, “Caso del Penal Miguel Castro Castro vs. Peri", del 25-11-2006, irr. 270 2 Cone IDH, “Caso Espinoza Gonziles vs. Peni", del 20-11-2014, pier. 272; “Caso J. vs. Perl, del 27-11-2013, pire. 352. ® Comité CEDAW, “Caso X vs. Timor Oriental", CEDAW/CI69/D/88/2015, del 25.4.2018, parr. 68. ® Comité CEDAW, Recomendacion General N° 33, pit. 26, y “Caso X vs, ‘Timor Oriental” cit. par. 65. En sentido similar, Cone IDH, "Caso Lépéz Soto” cit, Birr. 238; "Caso Gutigrez Hemindez” cit, pire. 173. S——— RAQUEL ASENSIO TIL Buenas y malas vietimas. Anilisis de casos Numerosos estudios advierten sobre una sere de estereoupos dhe suelen estar presentes en las actuaciones judiciales en las que se valoran jolencia de género. sibles situaciones de violencia de g ; . Posen indagacidn local sobre expedientes ¥ senencis 6a ero pena E denunciaron hechos de violencia en tas relaci gn csc Fojenca sexual entice uso de Tos esteretpos Que desafian a moral sexual mperante; "mujer meno OacS! vnito de que las mujeres denuncian falsamente; de “molet ara trasladar la responsabilidad de “mujer coresponsable™ que.opera para asada spore - ‘a las mujeres que “se lo 2 soon fc fundan en “fabulaciones” o “fantasias’ de las denunci: ‘ J es gan ase de prejuicios lacionados con la clase de reacci6n ee cp a a pane ‘sean ao, pc ee mo una represalia o forma de sos ataques”, y sobre “resentida”, que apela a la idea de founcias falsas contra sus exparejas co! (esquitarse por haberlas abandonado’ lecisones juiciales. cite 24 ASENSIO et al, Discriminacin de género en las de ij 87 1 gst; Comit CEDAW, “Karen Tyas Verio wt. Fipin” la Dra. Highton, al que 7 Comié CEDAW, “Caso Verto vs. Fil io de esa construccién que pa me del grupo jon Parental, aprobado pot 358 PROCESOS PENALES Y VIOLENCIA DE GEERO Varios de esos estereotipos se encuentran en los casos que se pre- continuaci6n y actuaron para sesgar la direccién de la inves- n, Ia recoleccién y valoracién de la prueba, el razonamiento jos de presentar un andlisis exhaustivo de los casos, el ejercicio pretende mostrar de qué forma los prejuicios de género afectan un abordaje imparcial de la causa, con independencia de cudl sea su objeto procesal. Para ello, se sk esos, sin agotar todas las manifestaciones discriminatorias, ni tam- poco evaluar cada uno de los razonamientos expuestos en las reso- luciones judiciales. 1, La mujer criminal y seductora que denuncia falsamente El caso “E. M. D. G.” se inicié a raiz de la denuncia presentada por una mujer por los abusos sexuales agravados y reiterados que suftié mientras se encontraba detenida en un Escuadrén de Gendarmeria por parte de A. R., quien era uno de sus custodios. También denunci6 ‘su compafiera de celda por generar un ambiente coactivo que facilité la concrecién de los abusos. El Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Formosa dict6 sentencia absolutoria, con invocacién del principio in dubio pro reo™, la que fue confirmada por la sala III de la Camara Federal de Casacién Penal”. EI principal argumento utilizado para afirmar la existencia de una “duda razonable” sobre la materialidad de los hechos y la autoria del acusado radica en las supuestas divergencias en las versiones de la victima, en especial, con respecto al mimero de agresiones sexuales de Violeacia sobre la Mujer el 13: /ww-violenciagenero igualdad.mpr gob es! VslenciaECifras/observatorio/ grupos Trabajo/docs/ALTENACIONPARENTAL ca PLLlib7 pdf, compulsado el 21-9-2 TOCrFed, de Formoss, 3 Ay oro SAbuso sexual”, sent. 243, hponible en hapifwww i gob afsentenca-SGU-175283608 pi, compulsado el 2019 8033201STOUCECI, di 14186 pif. compulsado el Reger Asm que habria suftido, lo que hizo que el testimonio no resulte crefble para el Tribunal. Manifiesta en este sentido la sentencia absolutoria, Juego confirmada, que “no es lo mismo ~desde el punto de vista de la afectacion del bien juridico personalisimo que se invoca— la presen- tacién de tes, cinco [...] u ocho ues sexuales. La discrepancia rno s6lo devenga una dificultad para estimar la lesividad del concurso de delitos atribuidos a los acusados, sino que incide en la confiabilidad que suscita el testimonio” de la denunciante (énfasis agregado). ‘La sentencia agrega que los restantes elementos de! acervo proba~ torio no robustecen la versién de la victima, sino que la ponen en duda. La Cémara de Casacién coincide en sostener que no se ha su- perado el umbral de certeza necesario para arribar a un pronunciamiento Pondenatorio y advierte, en adicién, que aunque se admitiese que estén probados los contactos sexuales, de todos modos no cabria descartar ‘el “consentimiento” de la victima™'. Un andlisis con enfoque de género de los elementos de de las sentencias absolutoria y confirmatoria deja en evidencia la pre: sencia de milltiples estereotipos de género. Por un lado, surge de forma explicita de las resoluciones el este- reotipo de la mujer mendaz, cuando afirman que el testimonio de EM. _ D.G. noes confiable, Este estereotipo con frecuencia influye en forma negativa “en Ia apreciacién de los testimonios brindados por las Wi= tiraas de agresiones sexuales, los que a veces pueden presentar desde hasta una reconstruccién de los hechos con al- simples discrepancias grunos aspectos imprecisos. De tal forma, a partir del escrutini Y $5 Falamiento detallado de las incongruencias del relato acerca de lo sv- Cedido, los tribunales ponen en jaque la eredibilidad de las mujeres - que denuncian delitos..." En este sentido, preocupa sobremanera a los sentenciantes la falta de precisién aritmética de la denunciante en cuanto al conteo de [os feiterados abusos sexuales denunciados. En el recurso interpuesto coo” tra el fallo absolutorio por la querella de E. M. D. G. se ico y ‘explicé que 31 Se dejan de lado otras argumentacionesofrecidas por el Tribunal Oral que 9° fueron reproducidas luego por la Cémara Federal de Casacién Penal 3 ASENSIO et a. inacién de género en las decisiones judicales.. et p. 104. 360 PROCESOS PENALES Y VIOLENCIA DE GENERO ea vas, y que en realidad se “contaban” la denunciante relata la cantidad de oportunidade (aoches) en que fue abusada, mientras que el Tribunal compatibiliza cantidad de injustos (cantidad de veces en que fue accedida carnalmente u obligada a practicar sexo oral)". Sin embargo, este argumento no fue contestado por la Camara de Casacién, que se limité a reproducie en este aspecto las partes de la sentencia atacada. A su vez, la Cémara de Casacién se hace eco de los dichos de la defensa de A. R., en cuanto a la falta de credibilidad de la mujer por no haber denunciado Jos hechos con anterioridad, con especial referencia a una oportunidad en que fue tasladada a un hospital sin la presencia de personal de gendameri Por imo, desconfinza hai Ia denunciante taba ge de “la ausencia de referencias circunstanci minimo-alos hechos denunciados™ ns *ibierncn grado Este tipo de apreciaciones muestra tanto i 1 es el desconocimient De la sentencia absolutoria dictada 7 5 lutoria dictada por el Tribunal Oral cone DH, om Fae Oreo isla. el 018 ee Sooo Heda co", del 31-8-2010, pst. 89; "Caso J. vs, Pent 361 RAQUEL ASENSIO al rememorarlo®, que no minan la credibilidad de las victimas®, Tam- bién advirti6 que las diferencias en los testimonios pueden obedecer a distintos factores, como obstéculos de expresién, a la mediaciGn de terceros para las presentaciones por escrito, y al tiempo transcurrido entre las distintas declaraciones”. De acuerdo al criterio de la Corte, el hecho de no haber denunciado en las primeras oportunidades la violencia sexual no desacredita las, declaraciones de las victimas sobre la existencia de los sucesos, pues es habitual que esta clase de agresiones no se comuniquen por distin- tas circunstancias (tales como temor, amenazas, falta de seguridad 0 confianza para denunciar, el estigma que dicha denuncia suele apare- jar, etc,)**-La Corte IDH también repar6 en la presencia de estereo! de género que levan a desconfiar de los dichos de la denunci cuando se trata de una mujer sospechosa de haber cometido un delito Jo que resulta un trato discriminatorio. Por otra parte, también se verifica en el tratamiento judicial del caso el estereotipo de la mujer honesta. Este estereotipo Ileva a los tribunales a indagar sobre la moral de quienes denuncian agresiones sexuales y su comportamiento sexual, “ya sea para demostrar que ‘la mala conducta de la mujer es notoria’ [...] por lo que es probable que haya dado su consentimiento para la relaci6n, o demostrar que no es fidedigna y que entonces su declaracién es sospechosa"™. En el caso, se presentan ambas variantes. El Tribunal Oral dirigié parte de la investigaci6n a indagar sobre Ja conducta sexual de quien se presentaba como victima del delito denunciado. En este sentido, un hombre que habia estado privado de 2 Comte IDH, “Caso Fernandez Ortega” cit. pars. 104-105; “Caso Rosendo Ci (cit, parr. 91 . Sé Cone IDH, “Caso Femnindez Ortega” cit, pérr. 106; “Caso Rosendo Cant cit, ptr. 92. > Thi. & Corte IDH, “Caso J. vs. Peri” cit, pérr. 323; “Caso Rosendo Cant cit, parr, 95. » Ver nota al pie N° 21 “© [nforme Preliminar de la relator especial sobre Ia Violencia contra la Mujer de Naciones Unidas, Distr. General E/CN.4/1995/42, del 22-11-94. En sentido similar, Conte IDH, “Caso Véliz Franco” cit, pir. 212-213. 362 PROCESOS PENALES ¥ VIOLENCIA DE GENERO libertad en el mismo Escuadrén que E. M. D. G. afirmé durante el ‘que la denunciante habia intentado seducirlo. Sobre la base de stimonio tnico, el Tribunal tuvo por acreditado “el desenfadado despliegue de artes de seduccién por parte de D. G.", para hacerse eco de las palabras del testigo y derivar de ello, como inferencia l6gica inexcusable, que, al denunciar el abuso cometido por el gendarme, E. M. D. G. “un poco exageraba” y “querfa valerse de la situacién™!. En este punto, es preciso reparar en que esas supuestas conductas sexuales, ademas de no encontrar sustento en ningtin elemento proba- torio y ser expresamente negadas por E. M. D. G., no guardaban nin- guna relaci6n con los hechos investigados, y s6lo fueron introducidos para desacreditar a la victima con base en prejuicios de género. El Derecho Intemacional de los Derechos Humanos reprueba este tipo de trato por resultar discriminatorio y por ello considera que “as prue- bas relativas a los antecedentes sexuales de la victima son en principio inadmisibles™®. Por su parte, el tribunal casatorio deja entrever estereotipos vincu- lados a 1a moral sexual para poner en duda la falta de consentimiento. ‘Afirma al respecto: “incluso en la hipétesis de que se admita la efectiva existencia de situaciones de tinte sexual entre R. y la querellante, cir- cunstancia que con los elementos arrimados no es posible afirmar, no ‘emerge de las pruebas acumuladas, al menos con Ia ineludible certe- za para arribar a un pronunciamiento condenatorio, eventualmente de

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