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POR EL PROFESOR MILTON GLASSPROLOGO
Para aquellos que disfrutamos con tales cosas, el siglo veinte nos ha mos-
trado, a lo largo de su transcurso, una humanidad con multitud de paradojas
en su conducta y enigmas morales hasta el momento no imaginados y quiza
inimaginables. La ciencia, enemiga tradicional del misticismo y la religién,
ha asumido progresivamente que el modelo de Universo sugerido por la fisi-
ca cuantica difiere muy poco del Universo en que los taoistas y otros misticos
han creido durante siglos. Los jévenes, educados en culturas rigidas y orienta-
das hacia la industria, rechazan violentamente esa industrializacion y buscan
en su lugar alguna version modificada del esquema de vida agricola que sus
antepasados (supuestamente) disfrutaron, incluyendo la proliferacién de fa
milias comunitarias y en algunos casos una economia basada en el trueque a
baja escala. Los niftos se mueren de hambre mientras botas que cuestan va-
ios miles de délares dejan su huella sobre la superficie de la luna. Hemos
trabajado duro para construir un paraiso sélo para verlo poblado de horrores
Son las ironias mas antiguas las que siguen triunfando: el hombre, cuando
se prepara para una guerra sangrienta, gritaré a viva voz y con mayor elo-
cuencia que nunca en nombre de la paz. Esta dicoromfa no es una invencién
del siglo veinte, aunque es en este siglo cuando se han manifestado los ejem-
plos més notables de este fendmeno. Nunca antes habia el hombre persegui-
do tanto la atmonia global oralmente mientras amasaba en sus almacenes
‘montones de armas de tan devastadores efectos. La Segunda Guerta Mundial
nos decian= fue la Guerra para Acabar con las Guertas. El desarrollo
de la bomba atémica es el Arma para Acabar con las Guerras.
Y atin asi las guerras contindan. Actualmente no hay nacién en este plane-
ta que no esté envuelta en algiin tipo de lucha armada, si no contra sus
vecinos, contra disidentes internos. Ademds, mientras van aumentando las
cifras que se invierten en Ia carrera de armas especificas 0 en el conflicto que
nos traer la paz duradera, nuestras economfas se agotan y crean un paisaje
urbano desolador, donde el crimen florece y la gente se interesa menos por
Ja seguridad nacional que por la seguridad personal necesaria para decenerse
ante una tienda de noche a por uAia botella de leche sin ser atracado
Los lugares por los que luchamos a brazo partido para mantener su seguri
dad, se estén convirtiendo cada vez en més peligrosos. Las guerras para aca-
bar con las guerras, las armas para detener las guerras, todo esto nos ha falla~
do,
Ahora tenemos a un hombre para acabar con las guerras,
Como mi relacién con el Dr. Jonathan Osterman y el ser en que eventual-
mente se convirti6, ya esta bien documentada en alguna otra parte, creo que
no me extenderé mucho aqui sobre este punto. En 1959, en un accidente
cotalmente forcuito y, por canto, irrepetible, un joven americano fue desinte-
grado totalmente, al menos fisicamente, A pesar de la desaparicién de su
cuerpo, la estructura electromagnética de su conciencia sobrevivi6, y fue ca-
paz, con el tiempo, de reconstruir algo bastante aproximado al cuerpo que
habia perdido.Quizé en el proceso de reconstruccién de su forma corpérea, esta nueva y
totalmente original entidad alcanz6 un completo dominio sobre toda la ma-
teria, pudiendo transformar la realidad mediante la manipulacién de sus ¢s-
tructuras basicas. Cuando las noticias sobre la génesis excraordinaria de este
set salieron a la luz pablica, se lanz6 cierta frase que ~alternativamente— se
me ha atribuido tanto a mi como a otros. En esas noticias relampago que
nos asaltaban por el televisor en esa noche decisiva, una frase era repetida
una y otra vez: “EL superhombre existe, y ¢s americano’,
Yo nunca dije eso, aunque recuerdo haber dicho algo similar a un periodis-
ta bastante pesado que no se iba sin obtener una frase lapidaria, Supongo
que corrigieron mi comentario y lo suavizaron para no herir Ia sensibilidad
del publico; en cualquier caso, nunca dije: “El superhombre existe, y es ame-
ricano”. Lo que yo dije fue “Dios existe, y es americano”. $i esa declaracién
le provoca escaloftios después de unos momentos de consideracién, no se
alarme. Una sensacién de intenso y abrumador terror religioso ante ese con-
cepto indica s6lo que atin est cuerdo.
Desde mediados de los 60, cuando la aturdida y paralizada conciencia po-
pular comenz6 por primera vez a comprender el significado de esta nueva
forma de vida, el equilibrio politico ha cambiado deasticamente, Mucha gen-
te en este pais opina que esto es para mejor. La incuestionable supremacia
militar de América nos ha proporcionado también cierto poder econdmico
por el que podemos dictar la politica econémica del mundo occidental y
atraémoslo hacia nuestro propio provecho. No hay duda, entonces, de que
Ja idea de un mundo dirigido por un omnipotente Rey-Dios que ¢s leal a
los Estados Unidos, se muestra eminencemente deseable, Poniendo a nuestro
benefactor sobrehumano en la posicién de elemento disuasor frente a la ame-
naza nuclear, se supone que hemos garantizado por fin la paz duradera en
la Tierra. Sobre esto ultimo recae mi més seria consideracién: No creo que
tengamos un hombre que acaba con las guetras.
Me parece que hemos creado a un hombre que acabard con el mundo.
La suposicién de que los “rivales” de América son imporentes ante el
Dr. Manhattan, aunque reconforta, comienza a fallarnos ante un examen
mas detenido, Tal y como entiendo la postura actual del Pentigono, la creen-
cia convencional sugiere que cuando se encuentre con un problema insoluble,
a Unién Soviética no tended otra opcién que la de aceptar su pérdida de
influencia en el mundo, que culminaré con su derrota final. Se ha demostra~
do, al menos sobre el papel, que el Dr. Manhattan podria en cualquier mo-
mento arrasar grandes dreas del territorio soviético al instante. También se
ha demostrado igualmente en teoria que, si se produjera un araque nuclear
a. gran escala contra América desde las bases soviéticas en la URSS y Europa,
el Dr. Manhattan podria desviar 0 desactivar al menos el sesenta por ciento
de los misiles antes de que alcanzaran su objetivo. Contra probabilidades
como esa, se discute, Rusia nunca se arriesgaria a instigar un conflicto global
a gran escala, Ya que América no tiene ningtin interés en promover tal con-
Alicco, ;significa eso que la paz mundial esta asegurada de una vez por todas?
No. En absoluto,
Por un motivo: es una suposicién basada en la creencia que Ja psicologia
americana y la de los soviéticos se pueden intercambiat, Para entender la
actitud rusa ante la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial, debemos
comprender primero su acticud ante Ia segunda, En la 2." G. M., ninguna
de las fuerzas aliadas lucho ran duramente 0 soports tantas bajas como los
rusos, Fue el fracaso de Hitler en su invasidn soviérica lo que asegur6 su finalderrota, y aunque se cobré en su mayoria vidas soviéticas, el mundo entero
coseché sus beneficios, Con el tiempo, la contribucién rusa a la victoria en
la guerra, se ha visto desestimada y minimizada ~sobre todo desde que nues-
tras diferencias politicas se hicieron mas claras— mientras glorificabamos
nuestra propia contribucién, olvidando a nuestros enemistados antiguos alia~
dos. Los rusos, sin embargo, no lo han olvidado, Aun viven los que recuer-
dan el horror de una guerra en su propio territorio, y seguramente hay miem-
bros del Polieburé en esa categoria. Tras la lectura de varios discursos hechos
por los altos mandos rusos a través de los afios, estoy convencido de que
nunca mas permitirin que su nacién se vea amenazada de una forma similar,
cueste lo que cueste.
La presencia de un “elemento disuasor” como el Dr. Manhattan ha refrena-
do el animo de aventura soviético, ya que en numerosas ocasiones la URSS
ha tenido que retroceder ante algsin conflicto antes que artiesgarse a empren-
der una guerra que no podrfa ganar, A menudo, estas retiradas han sido
humillantes, y quiz esto ha fomentado la ilusién de que los soviéticos sufri-
rin esas humillaciones para siempre jamds, Esto est absoluramente equivo-
cado, porque atin hay otra opcién posible.
Esa opciones la Mutua y Asegurada Destruccién. En pocas palabras, el
Dr. Manhattan no puede evitar que al menos algunos de los misiles alcancen
<1 suclo americano, y atin ese reducido porcentaje serfa més que suficiente
para acabar dé forma efectiva con la vida orgénica en el hemisferio norte. La
creencia de que la presencia de un superhombre ha orientado al mundo mas
hacia la paz se ve refucada por el evidence incremento, tanto en Rusia como
en América, de reservas nucleares desde la aparicién del Dr. Manhattan. La
desteucci6n infinita dividida entre dos, diez 0 veinte sigue siendo destruccién
infinita, Si se les amenaza con la dominacién coral, ;seguirin los rusos el
rumbo de un suicidio colectivo? Si. Dada su historia y su vision del mundo,
estoy convencido de que lo harfan,
Nuestra actual administraci6n lo cree de otra manera. Continuamente fuer-
zan su inmerecida ventaja hasta que la influencia americana Hegue demasido
cerca de las areas clave de interés soviético, Es como si ~con una auréntica
y viva Deidad de su pare— nuestros lideres se hubieran intoxicado con un
embriagador proyecto de Omniporencia por Asociacidn, sin darse cuenta de
como su misma existencia ha deformado la vida de todas las eriaturas vivien=
tes de este planeta.
Esto es verdad en un sentido doméstico tanto como en uno més amplio,
internacional, La tecnologia que el Dr. Manhattan ha hecho posible ha cam-
biado la manera en que pensamos sobre nuestras ropas, nuestra comida,
nuestros viajes. Conducimos coches eléctricos y viajamos confortable y como-
damente en dirigibles limpios y econémicos. Toda nuestra cultura ha tenido
que transfigurarse a si misma para aceptar Ja presencia de algo que es mas
que humano, y codos hemos sentido los resultados. La evidencia nos rodea,
en nucstra vida cotidiana y en las primeras paginas de los periddicos que
Ieemos. A un solo set se le ha permitido cambiar cl mundo entero, empujan-
dolo hacia su definitiva deseruccién el proceso. Los dioses ahora caminan
centre nosotros, afectando la vida de cada hombre, mujer y nino del planeta
de forma directa, y 0 a través de la mitologia y las promesas de la fe, La
seguridad de todo el mundo descansa en las manos de un ser que esté mas
alla de lo que entendemos por humano.
Todos nosotros vivimos a la sombra de Manhattan