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Ressenyes

Enrahonar. Quaderns de Filosofia 55, 2015   139

Handke, a Ensayo sobre el cansancio1, l’àguila i Prometeu. Podem interpretar


com una possibilitat de salvació i tam- aquest text com una indicació subtil
bé com un pont d’unió entre individus. sobre el canvi en l’ésser de la realitat pre-
Han farà un recorregut pels diferents es- sent, que, a la vegada, modifica no només
gotaments de Handke, els quals es con- la societat com a tal, sinó també l’indivi-
traposen en dues branques: un cansa- du en particular.
ment capaç de mirar i un cansament Recollint tot el que s’ha dit fins ara,
sense mirada ni paraula. podem parlar de La sociedad del cansancio
En darrer terme, el cansament de què com un assaig que, tot i que descriu els
parla Han no pot esdevenir curatiu. A La fenòmens socials a grans trets, aconsegueix
sociedad del cansancio, s’evoca a un can- ser específic en allò que explica. Aquesta
sament que és constitutiu de la societat lectura ens incita a pensar en el present de
en què ens trobem, el qual finalment és les relacions entre individu i societat des
considerat allò que separa i aïlla. El can- d’una òptica ben diferent de la d’altres:
sament de la societat actual és un cansa- des de la proximitat de la vida quotidiana.
ment en solitud (Alleninmüdigkeit). Tot i la brevetat, el mèrit d’aquesta obra
En conjunt, Byung-Chul Han parla rau tant en l’encertada descripció de la
en termes de desarrelament d’una socie- realitat present com en l’expressió del filo-
tat que s’està ensorrant ella mateixa, tal sofar propi de l’autor, alhora que permet
com passa amb la lluita incessant entre ser llegida per un públic ben divers.

Gessamí Núria Olesa Sancho


Universitat Autònoma de Barcelona
http://dx.doi.org/10.5565/rev/enrahonar.661

Nancy, Jean-Luc (2014)


¿Un sujeto?
Traducción de L. Felipe Alarcón
Avellaneda: La Cebra, 84 p.
ISBN 978-9873621079

Jean-Luc Nancy (Burdeos, 1940) presen- es», el «qué es», es decir, el fundamento
ta con ¿Un sujeto? una vuelta más a su sustancial que da fuerza y consistencia a
propuesta ontológica crítica del paradig- nuestras aseveraciones cuando las dirigi-
ma de la filosofía del sujeto. En ella, se mos hacia cualquier objeto de nuestro
revisa la noción de sujeto cartesiana para entorno, de manera que, tras oraciones
intentar desvincularla de una ontología tales como «la mesa es roja» o «la historie-
de la sustancia que la mantiene presa ta es amena», ya no busquemos una sus-
para, en su liberación, transformarla en tancia a la que atribuirle estos accidentes.
una metafísica de la presencia en la que se En vez de usar el verbo como un modo
priorice la acción por encima de la atri- de afirmar del sujeto lo que significa el
bución. Esta prevalencia conseguiría que atributo, podemos tomar la acepción de
el tradicional estudio del ser dejara de ser como «suceder», «acontecer» o «tener
intentar encontrar, detrás de «aquello que lugar» y, de este modo, mostrar al ser

1. Peter Handke (1990), Ensayo sobre el cansancio, Madrid, Alianza editorial, p. 25.
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mismo en la acción, es decir, en el acto plotiniano según el cual nos pensamos


entendido como acontecimiento. Con a nosotros mismos y nos encontramos en
este giro copernicano, Nancy reprende a nosotros como naturaleza pensante, de
toda la tradición filosófica por hacer del modo que esta presupone un pensamien-
sujeto la suposición o presuposición de lo to anterior e introducimos así una supo-
«Uno», entendido como el sujeto unitario sición bajo la suposición precedente. De
al que le atribuimos todos los accidentes este modo, los dos lugares donde quere-
y, para alentar a realizar con él el cambio mos hallar al sujeto son, precisamente,
de perspectiva, analiza la misma suposi- allí donde este no se encuentra, es decir,
ción como modo de relación del ser con- «detrás» del sujeto, como fundamento y
sigo mismo a lo largo de la historia. Este garantía de la representación, y «delante»,
análisis, desde Anaxágoras hasta Hegel, como el objeto mismo de la representa-
tiene como meta ver dónde y cómo se ción. ¿No falta, empero, reponer al suje-
introdujo la impostura y devolver al suje- to en su posición central?
to su verdadero ser. Y es que, tal como él Este es el objetivo de ¿Un sujeto? y,
mismo anuncia: «[…] eso a lo que esta- en él, aparte de un recorrido más pausa-
mos constreñidos a llamar “sujeto”, a falta do y detallado de la historia de los posi-
a veces de otro término para designar a cionamientos descentrados del sujeto, se
un existente singular expuesto al mundo, puede hallar, en la segunda de sus dos
no “es” nada que pueda tratarse como el conferencias, una propuesta para devol-
sujeto de atribuciones posibles —X es verlo a la posición que, según el autor,
grande, moreno, erudito, orgulloso…—, debería ocupar. Sin requerir amplios co-
sino que “es” solamente en el movimien- nocimientos sobre Historia de la Filoso-
to que lo expone al mundo, es decir, a las fía, guía al lector hasta el llamado «fin del
posibilidades de sentido». sujeto», en el que el cumplimiento de la
De este modo, rastreando las posibi- clausura hegeliana muestra el final del
lidades interpretativas del sujeto que se sujeto como presuposición y postsuposi-
han dado a lo largo del tiempo, se descu- ción, y redirige el intento nancyano hacia
bre que si la explicación misma acerca de la investigación de qué nuevo suppositum
«qué es un sujeto» causa problemas es viene ahora que el sujeto entendido
porque, al concebir al sujeto siempre como sustancia ha terminado. La discu-
como unidad, lo colocamos en posicio- sión, así pues, no abandona en ningún
nes altamente alejadas de sí mismo, y esta momento al «yo» del sujeto, pero en vez
distancia dificulta una comprensión ori- de situarlo «detrás», como fundamento,
ginaria. De estas diversas ubicaciones, o «delante», como objeto, lo devuelve al
dos usos del término resaltan como aban- espacio intermedio y actual que se abre
derados de un doble posicionamiento de entre uno y otro y, en él, deja de discutir
este lejano traslado. Y es que, por un «qué es el sujeto» para, aprovechando
lado, pedimos al sujeto que sea el garante que lo tiene ahí presente, preguntarle a él
de todas nuestras representaciones y, por mismo «quién es». En la discusión del
otro, al ver la necesidad de fundamentar «quién», se abandona el ámbito de lo
ese garante, dividimos al sujeto mismo y cognoscible, es decir, de las afirmaciones
lo entendemos también como aquella y los atributos, para entrar en el campo
parte fraccionada que reenviamos al de lo fáctico; de lo que sucede, lo que tiene
mismo sujeto, siendo de esta forma, tam- lugar. En esta facticidad, pueden descu-
bién, aquello que el propio garante recibe brirse como nuevas posibilidades del su-
como objeto a inspeccionar. Un acerca- jeto la exposición y la mostración como
miento más llano al problema se consi- otros extremos de los posicionamientos
gue quizás al reproducir el argumento alejados anteriormente tratados. Estos
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nuevos puntos de anclaje que se ilumi- nueva, sino un paso más en aquello que
nan permiten, al desplazar la mirada de ya venía anunciando en Ego sum, al re-
la sustancialidad a la singularización, en- cordar que «el sujeto no es como una
tender al sujeto como una suposición del cosa; tampoco es como un ser es, pues su
sí mismo que se da en un proceso infini- unidad no puede ser contada desde fuera
to de autoconstitución y autoengendra- de su afirmación o de su acto de sujeto»,
miento, es decir, entender al mismo su- pidiendo así que el ser se aborde desde
jeto en la renovación constante de él el mismo «alguien» que se anuncia en el
mismo que su posición «actual» y «pre- momento en el que se anuncia. Siguien-
sente» exige. Este es el nuevo proyecto do esta lógica presente, el único sentido
que se abre paso entre las fauces de una válido para esta nueva presuposición del
ontología sustancial que aún se resiste a sujeto debería poder obtenerse desde la
abandonar sus posiciones, sus puntos for- atestiguación misma de aquel que se
tificados, en el más puro sentido bélico compromete atestiguándose. Y es, preci-
del término. samente, esta estrecha relación con la
La revisión que se lleva a cabo no es, presencia afectiva la que se investiga y
empero, una petición radicalmente abre caminos todavía por andar.
Laura Rooney Lorenzo
Universitat Autònoma de Barcelona
http://dx.doi.org/10.5565/rev/enrahonar.660

Silvestre, Federico L. (2013)


Los pájaros y el fantasma: Una historia del artista en el paisaje
Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca, 481 p.
ISBN 978-8490122723

—¿Por qué canta el pájaro? actuar como un médico de la cultura.


—Porque tiene una canción. Más, mucho más que un historiador del
arte, o un teórico de la estética, aquí con-
En apariencia, Los pájaros y el fantasma es firmamos una apuesta personal a favor de
un libro sencillo. Como el propio autor una metagenealogía crítica e histórica que
se encarga de avisarnos, su objetivo con- se confronta sin miedo con algunos de los
siste en analizar un motivo concreto: «el más influyentes sistemas de pensamiento
de la iconografía del artista que se auto- contemporáneo (Freud, Lacan, Rank,
rretrata en el paisaje». Pero este libro, Reich, Deleuze y Guattari, Lyotard inclu-
ambicioso, ampuloso, nietzscheano de so). Una apuesta fuerte, en todo el senti-
cabo a rabo, vuela en verdad mucho más do, que el autor denomina psicoanálisis
alto que eso, engaña incluso al lector con nietzscheano. Partiendo de esta premisa, y
sus apariencias, hace de su instinto inves- con Nietzsche, pues, como mentor de la
tigador la felicidad —y la osadía— de travesía, lo que se vislumbrará finalmente
promover una forma de vida, esto es: un es una decidida filosofía de la mirada. Los
camino de existencia. objetivos son, en palabras de Federico L.
A la manera del solitario de Sils Silvestre: «trazar un esquema para el arte
Maria, Federico L. Silvestre se propone que matice los tonos de las teorías psicoa-

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