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Biorregionalismo: la ultima version del cuento del traje del emperador” Sergio Boisier™ Globalizacién y territorio en el nuevo milenio: un tinico espacio y miltiples 2” territorios. De la geografia territorial ala geografia virtual. &Cémo ser4 el mapamundi del siglo xx? D € la globalizaciOn se ha dicho que ella ya parece ser un verdadero mantra de 1h contemporaneidad; es decir, un capitulo de un cierto libro sagrado (y desconocido) sobre la sociedad finisecular, capitulo que incluye casi todo lo imaginable: demogra- fia, economia, politica internacional, tecno- logfa, ecologia, salubridad, etc., tal como, anal6gicamente, los verdaderos mantras de los Veda (libros sagrados hindties) conte- nian plegarias, poesias, oriculos, miisica, corcografias, recetas, etc. Tal parece que la {globalizaci6n es la summa te(cn)olégica del capitalismo contemporénco, el capitalismo precisamente tecnolégico, no ya comercial, no ya industrial, no ya financiero. La glo- balizacin ya tiene teorfa, como en Octavio Tani (1996), y ya tiene historia, como en Aldo Ferrer (1997), historia que habla casi de un continuum del fendmeno y que al mismo tiempo permite diferenciar estructu- ralmente la fase actual de la globalizacién de sus propias fses anteriores. Diferencia que cestaria dada por la exponencialidad creciente sie ln interactividad basada en a interconesin, de la cual Internet es la manifestacién més Visible y cotidiana, pero no la tinica. Ya apa- rece hasta la cuestién de la justicia social en Ia globalizacién, como en Ulrich Beck (1998), sin mencionar siquiera la cristaliza- Jerritorion | cién de una jurisdiccién y de una justicia 16 slobalizada, puesta en evidencia con el aff- re Pinochet ‘Como es bien sabido, la glbalizacién cs un proceso multifacético, sistémico, que tiene las caracterfsticas shumpeterianas de destruc- cién y creacién simulténeas. Apoyada en in- novaciones tecnolégicas, principalmente en la microelectrénica y en nuevas condicio- ines politicas, como es el nuevo orden inter- nacional consolidado después de la Guerra del Golfo, crea nuevas estructuras politicas en una escala supranacional, debilita aque- llas de escala nacional; refuerza antiguas 0 nuevas estrucruras a nivel subnacional; mo- difica y homogeneiza el “discurso” de la po. Iitica econémica en todos los paises; aumenta la incertidumbre y la surbulencia, amenaza y al mismo tiempo ofece oportu- nidades a distintos tipos de organizaciones ~territorios incluidos- y provoca, dialéctica- mente, en los individuos, el deseo de ser “universal” y la necesidad de ataduras e iden- tidades “locales”, valora los productos de ‘lkima generacién tecnol6gicay,paradéjica- ‘mente, pone también en valor la produc- cién orgénica y la produccién limpia. Desde otro punto de vista, como apunta Alfredo Costa-Filho (1996), la globaliza- cién es un requisito sine qua non para la consolidacién y difusién de un nuevo pa- trén de expansion 0 nuevo paradigma tecnoproductivo, Entcndida la globalizacién como instrumental a tal paradigma, se ‘entiende a su vez que la columna vertebral de ella se confunda con un proceso crecien- temente intensivo en innovaciones (en una amplia acepcién de ellas) que muestran a su ver dos caractersticas principales: un costo financiero de industria y desarrollo (I & D) exponencialmente creciente y un ciclo de vida lincalmente decreciente. La expansién de este patrén exige entonces una comer- ializacién instanténea y simulténea en todo el globo terréqueo de ios bienes y servicios producidos, es decir, exige un tinico merea- do como condicién de recuperacién del ca- ital En este content es dif sila un nico cfecto fundamental de la globalizacién (via Revolucién Cientifica y Tecnolégica) sobre el modo de produccién industrial, pero se puede apostar con buenas posibilidades si se apunta al hecho de que ahora es posible segmentar procesos manufactareros comple- jos en subprocesos componentes que pue- den ser localizados en distintos lugares, separados en cl territorio, sin pérdida de cficiencia ni de rentabilidad, més bien con incrementos en ambos pardmetros. Pignsesc, como ejemplo, en la fabricacién del Airbus. Ms de un economista ha sugerido que la globalizacién, por medio de la Revolucién Cientifica y Tecnolégica lleva a una desterritorializacién industrial, al devaluar Ja importancia del territorio en un modo de produccién industrial que llega casi a la virtualidad, Estos economistas confunden, por ejemplo Juan Carlos Lerda (1996), la desnacionalizacién sugerida por el ex Se- cretario del Trabajo de los Estados Unidos Robert Reich, con una desterritoralizacién, que esté, de todos modos, fuera de cues- tin, En realidad, lo que ests sucediendo ¢, por el contrario, una revalorizacién te- rritorial, para poder dar soporte eficiente a la segmentacién de procesos. Si ahora se puede colocar una planta de partes y com- ponentes en un lugar, dentro o més allé del mismo pais y otra planta o varias en hugares muy diferentes y distantes, la evaluacién cuidadosa de esos lugares, de esos territo- rios incluso de “maquila”, resulta particu- larmente relevante para la sustentacién temporal del nuevo modelo. En realidad, la slobalizacién estd aumentando el mtimero de territorios relevantes para la produccién industrial. De aqui que sea propio hablar den tinico espacio y miltiples territorios como un resultado geogréfico de la globali- zacién, Michael Storper (1997: 3), considerado tuno de los pioneros de la “nueva geografia institucional”, plantea con firmeza el resur- gimiento de las regiones (un caso particular de la categoria “territorios organizados”) en relacién al modo postfordista de produc- cién industrial Por contraste, al comienzo de los ochenta, se afirmaba que la regidn podria ser una base fun damental de la vida econémica y social “des ppués de la [era] de produccién en masa”. Esto 8, ya que nuevas y exitosas formas de produc cidn -

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