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Pa Ditaduras Militares na América Latina (GE Tel EW escola tir men eee eso ste\cae ume ee Cy UFRGS EDITORA La dietadura militar en Chile © América Latina MIGUEL ROIAS MIX ES PRECISO DISTINGUIR DIVERSAS FORMAS DE DICTADURAS EN AMERICA LATINA Podemos distinguir tes Upos distintos de dictadura que se instalan en la historia de América Latina: a dictadura positivista, la bananera y ta omalttar del occidentatismo integrista; separandose esta tiltima de las sas POF SU Concepeion del Estado y porque aparece bajo la forma de doologia continental E! positivismo va a tener una importancia politica capital en Méxi- vo, Brasil y en general en toda América durante el siglo pasado, Porfirio Diar es el que mejor encama el Uipo. El dictador mexicano encontrd en of positivismo de Augusto Comte la base ideo Logica que necesitaba dar asu gobierno, En sintesis, detiniase la dictadura Positivista como un ré- *men autortano opuesto ala anarquia, de la misma forma que la razén Se oponia a la confusign: y asignabase la tarea de mantener la unidad social durante ese periodo de transicisn en que las creencias teoldgica Sesaparecian ripidamente. Para los “ se denomina- ban sus prosélitos, correlato del orden politico era el proyecto econdémi- co. Lo que conclufa por la imposicién de una econdmia liberal, Jorge Ubico en Guatemala y Tibureio Carias en Honduras son en reabdad prototipos de la dictadura banane Honduras — repetia un de- entiticos”, que as Miguel Rojas Mix ¢ dour Hostona ds America ¢ Fh Pela Universidade de Sorts ‘Ohule, ate ser comstrang ids Extremetto de Fata Poasivel pela Cated: Contazar da Universtd Historia pela Universidade dev Chile n Histiria da Arte, pela Universidade sle Cobia, ¢ em Letras Mans HE Por catedninon da Universi afescarocuhio ns Pranya em [07 re Nouvelle ale alo Crome ditigen Contry Cooper iit gon Iheroameniea em Caceres, Espana, Eres Unesco de Conperigio Latino Americana e pola Catedia Jatin de de Guadalajara, Mexico después de la Segunda Guerra Mundial, como consecuencia de la apari- cidn del poder nuclear, que deja a los ejércitos regionales incapaces para asegurar la defensa externa de sus paises contra una potencia de este or- den, por ello delegan la seguridad externa en una alianza con una gran potencia: en el caso de América Latina, la alianza con los Estados Uni- dos en el TIAR. Les queda como funcién asegurar el “orden interno”. Esta funcién resulta ademés coherente con la ldgica Este/Oeste y de la “guerra frfa”, que ve el conflicto planetario a la vez como una guerra externa e interna, con un enemigo interior que hay que combatir. Esta l6gica engendra una concepcidn del Estado en la que el ejército, lejos de estar subordinado al poder civil, como es lo propio de los regimenes de- mocraticos, es quien debe controlarlo. Es la llamada doctrina de la Se- guridad Nacional. La concepcién fundamental de esta doctrina es que entiende la po- Iitica como continuacién de la guerra. Lo que tiene varias consecuencias: entrega el poder al ejército, transforma éste en un ejército de ocupacién en su propio pais y militariza la sociedad civil; ideolégicamente la mili- tariza, pues la hace funcionar por la represién. Hegel distinguia entre sociedad politica y sociedad civil. Gramsci afirmé que el estado se extendia sobre la sociedad civil, se reproducia en ella. Althuser definié dentro de la sociedad civil los aparatos ideolégi- cos del Estado. En definitiva, se dice que si en una sociedad democrati- ca la sociedad civil marcha “a la persuasién” es porque conciencia para reproducir la idea de nacién, de valores nacionales y de enemigos nacio- nales; en la sociedad autoritaria la sociedad civil marcha “a larepresién”, Esto se unia a la concepci6n organica del estado absolutamente antidemocratica. La concepcién de la guerra de la DSN implica una violacién per- manente de los derechos humanos. Se inspira esencialmente en la gue- tra contrarrevolucionaria y sus fuentes son las teorias de la OAS france- sa en Argelia y de la counterinsurgency en los EEUU, que es la lucha contra la revoluci6n. Los militares argentinos tradujeron y estudiaron los textos de Bauffret y Tranquier, Guerre, Subversion, Revolution (Laffont 1968), y la mayorfa de los oficiales de América Latina tuvieron periodos de formacién en La Escuela de las Américas de Panama 0 Fort Levenwor- then los EEUU, donde aprendieron que en la guerra interna hay que ven- cer al enemigo por el terrorismo de Estado, que no es un guerra conven- cional porque no hay un frente de guerra, sino que el enemigo esta en que era una concepcién 4 “la foule”, en la multitud. Por Jo tanto es preciso cortarlo del apoyo le puede dar la poblacién civil. idldhahedeinn mciow: iene generalizada; que es necesario recurrir a todos los métodos para descu- brir al enemigo y aterrorizar a la poblacién: la delacién. la tortura. la ex- torsion, la desaparicién de personas: y que hay que extirpario del pueblo como un cancer peligroso: metéfora que usaron casi todos los golpistas. En Chile “vamos a extirpar el cancer marxista” fue la frase clave del dis- curso del general Leigh. La guerra sucia y laconcepcién de un enemigo interno al que hay que extirpar es absolutamente incompatible con el res- peto alos derechos humanos, como lo han demostrado las dictaduras del Cono Sur. A la legitimacion de la represién que implicaba esta doctrina contribuyeron los mitos ideologicos a los que me referiré a continuacién. Desde el punto de vista ideolégico se advierten dos periodos en las dictaduras institucionales. Un primer periodo hasta la mitad de los se- tenta, en el que hay un discurso de legitimacién que retoma los temas clasicos del franquismo espafiol: hispanidad, cruzada del ejército, la fa- milia, asf como una afirmacién de los valores del catolicismo tradicio- nal e integrista. Una serie de mitos de Jegitimacién aparecen asociados a éstos: la legitimacién por el derecho natural, defensa de la propiedad pri- vada y legitimaci6n del golpe por el derecho al tiranicidio y el discurso sobre la defensa de la Sociedad Cristiana y Occidental. El segundo periodo aparece hacia los afios 75/76 cuando la legitima- cién del poder militar se funda en la defensa de la economia de mercado. Tesis que permite el apoyo sucesivo de Reagan y Bush y que termina por imponerse como discurso planetario después de la crisis de los regimenes socialists, y del éxito del famoso “Fin de la Historia” de Fukuyama. Hablemos del primer periodo y en particular de la DSN que orga- niza el comportamiento represivo de las dictaduras. Los fundamentos de la DSN se encuentran desai Geopolitica do Brasil del general Golbery. El brasilefio comienza su con un capitulo dedicado a Hobbes. No es un capricho literario. es que la concepcién leviathdnica del Estado conviene a las dictaduras. La DSN entiende la politica como un conflicto planetario. como guerra total. Es el enfrentamiento entre dos “blogues”: Occidente contra el mundo socialista. Para fundar su teorfa recurren a la historia. s: ran en Toynbee y en Spengler: en la teoria de decadencia del alemdn y en la nocién de “guerra interna” del inglés. En la guerra total impera la lucha sin cuartel, por ello la geopolitica de la DSN denuncia lo ilusorio de la btisqueda de la paz y lo disparatado de una politica de détente. Ella es irreconciliable con la doctrina de la seguridad nacional, pues ésta til- tima supone un mundo en guerra, en tensi6n y no en distension bélica.Para reforzar su imagen se insiste en que en el mundo contempordneo se ha- bria vuelto al estado de inseguridad de la época de Hobbes: en que Eu- ropa se desgarraba en guerras de religion y los ingleses esperaban con angustia la legada de la Invencible Armada. Ante una inseguridad tal, los hombres tienden a defenderse sacrificando su libertad por la seguri- dad individual y colectiva. En la necesidad de seguridad se funda, justamente, la Doctrina de la Seguridad Nacional. Pareciera, de la pura lectura del texto de Golbery, que no hay diferencias entre los totalitarismos de izquierda y de derecha. Mas adelante, sin embargo, Golbery denuncia a su verdadero enemigo: el mar- xismo. Es el tnico totalitarismo temible. En todo caso, apunta en paginas posteriores, que lo que diferencia a los paises occidentales que aplican la doctrina de la Seguridad Nacional de los totalitarismos comunistas, es que los primeros no sacrifican totalmente las libertades, porque “Além de cer- tos limites, a Liberdade sacrificada determinard, de sua parte, perda vital da Seguranga. Os escravos no sio bons combatentes”. Asi la seguridad nacional serfa la idea matriz a partir de la cual todo debe ser redefinido: el patriotismo, los derechos humanos, la moral... Y enel informe de junio de 1976, presentado por la delegacién chi- lena con descargos a la condenacién que por segunda vez pronunciaba la Comisi6n Interamericana de Derechos Humanos de la O.E.A., después de repetir las monsergas de la salvaci6n, se afirmaba que: “Chile no po- dfa darles a los marxistas que habia derrocado y que violaron todos los derechos humanos el ejercicio de estos derechos. El delincuente no pue- de ampararse detras de la ley que ha sido dictada para sancionarlo...” Los dictadores se preguntan qué es el hombre y cual es su esencia, y Sostienen que su caracteristica fundamental es la tendencia a la agre- sién. Con Hobbes repiten que en la sociedad rige la ley de la selva. ¥ agregan que la economia de mercado, ya que bajo las formas de afan de lucro y competencia cada individuo queda entregado a sf mismo en un estado de silvese quien pueda, es el sistema que mejor corresponde a la naturaleza humana... Aseguran, siguiendo a Friedman, que este es el nico modo posible de organizar la sociedad cristiana y occidental, ya que la alternativa, la sociedad rebaiio, donde el Estado aplasta las iniciativas de las personas, es el tinico Leviathan temible. 16 Esta concepeidn hace el puente para entrar en el segundo periodo, que se inicia en los aitos 75/76, cuando la legitimacién del poder militar se funda en la defensa de la economia de mercado, Pero antes de hablar de el quiero referirme a los mitos de legitimacién, que por lo demas son los que organizan el pensamiento de la extrema derecha. Los mitos de legitimacién muestran la ideologias en que se funda la doctrina represiva, a la vez que legitiman la violencia: constituyen el discurso de la derecha extrema, pero no son el monopolio de ésta; mu- chos de sus axiomas forman parte de imaginario de clase, del imagina- no nacional 0 circulan a través del sentido comtin, expresandose en te- flejos racistas, sociales y culturales. LA HISPANIDAD Y EL NACIONAL CATOLICISMO La Declaracién de Principios de la junta de gobierno militar de Chile, afirmaba, enfatica, que los militares habian rechazado la soluci6n marxista “dado su cardcter totalitario y anulador de la persona humana” y porque, concluia, “contradice nuestra tradicién cristiana e hispanica”. Era el discurso del nacional catolicismo, ya desarrollado por el fran- quismo y que apoyaba la legitimidad de su accién en la voluntad de Dios. Era el discurso de algunos obispos en Chile como Monseifior Tagle, obispo de Valparaiso, que afirmaba que un bajio de sangre era necesario para purificar el pafs, y de muchos vicarios castrenses en Argentina y Chile que manejaban esta idea de “cruzada”. El propio Pinochet confesaba to- davia en El dia decisivo que fue “guiado por la Divina Providencia” que habia preparado el putsch. E implorando al Todopoderoso al conmemo- rar el aniversario del golpe: “Y a Ti, ;Oh Dios Todopoderoso!, que ayu- daste con tu sabidurfa infinita a desenvainar la espada y empuiiarla para recuperar la libertad de esta Patria que tanto amamos, te pido ante mis conciudadanos lo que como tantas veces te imploré en el silencio de la noche antes de ese || de septiembre: ayuda hoy a este pueblo que con fe en Ti busca su mejor destino”. Se caracterizan dichas dictaduras por la mistificacién del occiden- talismo y Ja ficcién de su defensa; por una concepcidn organi quica del Estado, fundada en la familia y opuesta ala demo tema de partidos y, sobre todo, a la lucha de clases; por su elitismo; por el deseo de reactualizar una teorfa del poder fundado en la voluntad di- vina y en el derecho natural, negando valor a la concepcién contractual de la autoridad; ergo, por una confusién de la sociedad religiosa con la civil; por una defensa de la propiedad privada yun rechazo violento contra todo “estatismo”; por una exaltaci6n de la dictadura y la contrarrevolu- cidn; por el descubrimiento de un “enemigo interno”. Estas nociones son las que configuran el llamado nacional catolicismo. En Espafia y la Amé- rica espaiiola las difundié Ramiro de Maeztu; pero su maestro fue el mas importante tedrico de la extrema derecha catdlica, el fundador de la Ac- tion Frangaise, Charles Maurras. En Maurras, ademas, la defensa de Occidente se vincula al antisemitismo (caso Dreyfus). El concepto inte- grista del nacional catolicismo lo precisa Maurras: él se dice que es ca- tdlico, pero no cristiano. JINGOISMO A partir del momento mismo de la asonada, los militares comen- zaron a fomentar y difundir el imaginario nacionalista. Apenas unos dias después, en Chile, uno de los miembros de la junta se dirigia a los es- tudiantes (los que quedaban después de una expulsién masiva) dicien- do: “Aspiramos a un régimen profundamente nacionalista en el cual Chile y los chilenos sean nuestra fuente inspiradora”.'Y, seis meses més tarde, Pinochet declaraba solemne delante de las autoridades naciona- les y el cuerpo diplomatico reunidos en pleno: “A la accién desquicia- dora del comunismo internacional se opone la via nacionalista y libe- radora del pueblo chileno” . a El desarrollo del nacionalismo fue también uno de los objetivos perce alias uruguaya. Contra la politica disolvente de los dad” a — An ae preciso Promover una “mistica de la creed encima de todo ss intas clases sociales en el sentimiento de og F “ la tradicign y Elereeeoe Esa mistica debia exaltar los aa Ge dad’. Adjetivacion og PI ee patria y permitir el desarrollo “en cou #arantizar el desurolloca leg Sue unvcamente oS Cle , y Sepuridad Nacion ‘ E z tl vez que deslizaba la idea de que desartol’s “Clonal estaban indisolublemente unidos MI Menun HH Mhercurgg tee Me Cite, 20.12.1974 “antigen de Chile, TL 1g Empero, lo mas importante para los dictadores es que la alusi6n a Ja patria sea una exaltacién del ejército. El Bando N° 5 declaraba: “Las Fuerzas Armadas y de Orden han asumido el deber moral que Ia patria les impone, de destituir al gobier- no que, aunque inicialmente legitimo, ha cafdo en la ilegitimidad fla- grante y han decidido asumir el Poder por el sdlo lapso de tiempo que las circunstancias lo exijan apoyados en la evidencia del sentir de la gran mayoria nacional, lo cual de por si, ante Dios y ante la Historia, hace justo su actuar”.* Para ellos la historia no es otra cosa que crénica militar. De ahi la identificaci6n, la amalgama: patria igual a ejército. La presencia castrense en Chile se evidencia desde su descubrimien- to y conquista en el siglo XVI. Almagro y Valdivia eran antes que nada soldados, como lo fueron también muchos de los gobernadores que en Ja llamada Colonia echaron bases sélidas para el afianzamiento de la na- cionalidad. La Independencia tuvo en el ejército chileno su actor funda- mental. Lo mismo cabe decirse durante la “segunda independencia”, 0 sea el triunfo sobre la confederaci6n Perti-Bolivia en los albores de la i Reptblica. Pasan los afios y nuevamente las fuerzas armadas definen la contienda en 1879, incrementando al pais su territorio. En 1891, si bien al precio de una guerra civil, las fuerzas armadas ponen fin a un gobier- no que extralimit6 sus poderes, fortificandose desde entonces el régimen parlamentario. Pero son los propios uniformados los que en 1924 recla- man nuevos cauces sociales y politicos frente a una profunda crisis na- cional y, finalmente, en 1973 deponen a una administracién que Hevaba auna catastrofe cierta. En otras palabras, en todos los momentos culminantes de la histo- tia chilena las fuerzas armadas jugaron un rol trascendente.* Al identificar la patria con el ejército, las dictaduras oponen di- cha noci6n al marxismo y al socialismo. La discordia se transforma en la antipatria. ——— Cf. Garretén, Manuel Antonio, Roberto y Carmen: Por la fuerza sin la razn. Andlisis Ytextos de los rte bandos de la dictadura militar, Lom, Santiago de Chile, 1998. Chite i ea Hale: "Los militares en la historia de Chile”. £! Mercurio, Santiago de mane io: Ha sido siempre el soldado quien ha permitido la continuidad y per- aa ae el un sister de vida", Decia el Comandante en Jefe del Ejército uruguayo nos. Tat dare mauguracién en Montevideo de la conferencia de Ejércitos America- 19 aii, oe LA CIVILIZACION CRISTIANA Y OCCIDENTAL La segunda parte de la declaracién de Principios de lajunta Militar decretaba: “El gobierno de Chile respeta la concepeisn Cristiana sobre el hombre y la sociedad. Fue ella la que dio formaa la civ ilizacion oeci. dental de la cual formamos parte. y es su Progresiva perdida 0 desfigura. cidn la que ha provocado en buena medida el & quebrajamiento Moral que hoy pone en peligro esa misma civilizacién’ ; Todas las dictaduras militares, sean ellas brasilefias, argentinas, uruguayas u otras, se declaran defensoras de la civiliza occidental. La civilizacion cristiana y occidental no sélo se opone al comunis- mo y al socialismo, también al aborigen y al negro. Un texto publicado enel diario El Mercurio, titulado Las Glorias del Ejército, es significa- uvo: “Protector de la civilizacién cristiana contra la Insurgencia abori- gen durante tres siglos. forjador de la Independencia y fundador de la Republica, el Ejéreito de Chile constituye la columna vertebral de nues- tras instituciones™ N cristiana y lo politico el mito de la civilizacion cristiana y occidental tiene dos funciones principales permite la union de las derechas, particular- mente de liberales y consery adores: y, la ficcion de su defensa justifica los ataques contra la democ Aci y el socialismo y legitima el golpe. LA DECADENCIA Asociado a la ide: astgel mite aide civilizacion cristiana y occidental esti elm de la decadencia. El Occidente esta en decadenci: a, Pues se siente débil pal derse del enem : *externo. En el interior de cada pais la decadene " Occidente se expresa en la decadencia de la democracia. “Desde ee Suerra, la influencia comunista empez6 a debilitar el sentido genio la democracia libera ¥ a convertirlo en un concepto amplio ¥ ee de gobierno det Pueblo. oes Ston (el enemigo inte Msmos defensives dat la libertad Articulista citar - Debieron aparecer el terroris™ as me si le ™MO) para que muchos se preguntaran SU ces pans © epite & gua de la demoeracia eran bastante efi ves wrsticisn” PEE Creo que la demoeracia es una superstic! regs: “1S ndo al eseritor argentino J. L Borges: » AEE

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