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SHIRT NUN historia 16 La URSS de Lenin a Stalin Elena Hernandez Sandoica ‘con un grupo de seguidores durante la celebraciér Indice LA URSS DE LENIN A STALIN Por Elena Heméndez Sandoica ra de Historia C se de Macrid EI Partido Comunista, partido Unico Las libertades formales. jades La nueva politica economica Campo y unidad frente a la nueva economia Huelgas y oposicién politica La lucha por el poder El triunvirato ..... ; La caracterizacién de un regimen La ley 3 EI socialismo en un solo pais Las dificultades de la «troika» Hacia la formacion del estalinismo Lacr Tensiones sociales Bibliogratia Textos 10 12 12 14 evil La URSS de Lenin a Stalin Por Elena Hernandez Sandoica Historiadora. Profesora de Historia Contemporanea. Universidad Complutense de Madrid EI presente Cuaderno contintia el estudio de la Revolucién Rusa y sus consecuencias, Uniciado en el Cuaderno numero 16 de esta coleccién. E! lector tiene en sus manos una pers- ectiva global de los problemas planteados en la construccién del que sus contempordneos entendieron como el primer Estado socialista de la historia. La sociedad, que habia experi- mentado un répido desarrollo relativo bajo el sistema econdmico y social impuesto por el za- rismo, ve artasado ese sistema por una revolucién eminentemente popular, tras la cual ha- bré de proseguir por el mismo camino de la industrializacién acelerada, Por su contenido fuertemente subversivo del orden social y econémico existente, la Re- voluci6n de Octubre abrié la puerta a reivindicaciones y aspiraciones de las masas que des- truyeron las formas anteriores de la civilizacion industrial en Rusia. Las guerras mundial y civil (1914-1921), con sus inmensos destrozos econémicos, sociales y culturales, impidieron que el pais recobrara las riendas del desarrollo hasta 1927. El periodo que transcurre entre el final de la guerra civil y la sublevacién de Kronstadt y el triunfo de Stalin en la lucha por la sucesién de Lenin constituye la época de la consoli- dacién del Estado soviético, de la frustracién de numerosas expectativas revolucionarias y de la aparicién de un modelo politico, el estalinismo, destinado a dejar una honda huella en Ja historia de nuestro siglo. Después de tres afios de guerra y cares- tia, de escasez y tensiones, las masas espe- raban ver cumplidas las promesas de 1917. La denominada oposicién obrera, con la consigna de democracia productiva, trat de conseguir la participacién de los sindica~ tos en la direccién del proceso econémico, asi como mayor libertad en las discusiones y una cierta autonomfa del proletariado. Otro grupo en la oposicién, los demécra- ta-centristas, lucharon durante un tiempo contra el predominio de los comités ejecuti- vos centrales sobre los soviets locales, exigiendo el restablecimiento de los dere- chos conseguidos a través de la Constitu- cién (julio de 1918) y conculcados en la practica por la guerra civil Mediado el mes de febrero de 1921, cuan- do Lenin y Trotski se hallaban enfrentados en cuestiones importantes de la reorganiza- cin econémica, aunque juntas afrontaban la oposicién; la ciudad de Petrogrado era un hervidero La organizacién del partido bolchevique, debilitada por las polémicas sobre el papel AIDE LENN A STALIN de los sindicatos, perdié el control de las fabricas. Los trabajadores se quejaban reite- radamente de la disminucién de las racio hes alimenticias y del ciere de fabricas exigiendo en ocasiones la liberalizacién del comercio para mejorar el abastecimiento uurbano. A partir del dia 23 comenzaron las huel- gas; persistieron hasta el 28, aunque el es- tado de sitio quedo decretado desde el dia 24; hasta la Putilov volvié a la huelga. Pron- to las teivindicaciones se tornaron politica- mente: mencheviques, socialrevolucionarios y anarquistas trataron de aprovechar la oca- sin lo mejor que supieron, pidiendo una democratizacién proaresiva del regimen. Es necesario un cambio total en la politi- ca del Gobierno —podia leerse en un mani fiesto hecho pitblico el 27—. En primer lu- gar necesitan los obreros y campesinos 1i- bertad. No quieren vivir segtin los decretos bolcheviques, sino decidir por si mismos su destino, Exigid firmes y organizadamen- te: liberacién de todas los detenidos obreros socialistas e independientes: levantamiento ge lee: El ejército y la marina rojos defienden las fronteras de le de un Gleo de Bons Kustodiev, arriba, derecha). La muerte ais, 1908 (cuaaro de Kuzma Perov Vodkin, bj) ee DE LEMN A STALIN'S de la ley marcial; libertad de expresién, prensa y reunion para todos los trabajado- res; nuevas elecciones libres de los consejos de fabricas, sindicatos y soviets. Bajo amenazas y ciertas concesiones ma- teriales, el Gobierno logré poner fin a la insurreccién en Petrogrado, pero para en- tonces Kronstadt, a las puertas de la vieja capital, se habia contagiado. La tradicin bolchevique en el puerto de Kronstadt venia avalada por su acreditado espiritu revohicio- nario, Mas también arraigaron alli, ya desde 1917, las consignas socialrevolucionarias y anarquistas. Los nuevos reclutes ucrenie- nos, llegados en el otofio del afio 20, refor maron estas dos tiltimas tendencias, y no la primera Traian consigo el amplio descontento de su tierra natal hacia la intervencion del Go- bierno en el campo. Llevados por la eferves: cencia revolucionaria de Petersburgo en aquellos dias de febrero, los marinos, por Ultima vez, volvieron a protagonizar un epi- sodio, esta vez dramatico, de la historia usa El dia 28 los marinos del Petropaviovsk redactaron una resolucién en la que, entre ottas cosas, se pedia elecciones hbres para el soviet de Kronstadt. Se les uni la tnipula- cién de otros barcos, y el 1 de marzo habia mas de 10.000 marinos, soldados y trabaja- ores manifestandose El programa de peticiones al Gobierno soviético era terminante y no dejaba lugar a equivocos: En vista de los hechos v de que los actuales soviets no reflejan la volun tad de los obreros y campesinos, deben ser votados en seguida de nuevo con previa propaganda libre, Libertad de expresién y prensa pata los obretos, campesinos, anar- quistas y soctalrevoluctonarios de izquier- das, libertad de reunién para los sindicatos y asociaciones campesinas, liberacién de todos los prisioneros de los partidos socialis- tas y de los obteros, campesinos, soldacios y matineros detenidos a taiz de sus movi- mientos. Supresin de todas las secciones politicas de la Armada, ya que ningtin par- tido aislado debe tener derechos especiales para propagar sus ideas. Igualdad de todas Jas raciones de los trabajadores. Libre dere cho de usufructo de los campesinos sobre su tierra y el derecho a conservar el ganado mientras no se ocupen en un trabajo asa- latiado. Lo que hasta aqui se extendia como mo- vimiento esponténeo aparecié organizado (6/06 LENA STALN un dia mas tarde, el 2 de marzo. Un congre- 50, con trescientos delegados, aproximada- mente, eligié un comité revolucionanio pro- visional y decidié tres detenciones impor- tantes: el presidente del soviet bolchevique (Vasilev), el comisario de la Marina (Kuz min) y el comisario de los acorazados (Korsunin). Por medios pacificos, que buscaban ante todo persuadir a los bolcheviques, se deci dio la convocatona de nuevas elecciones Pero junto a estos viejos revolucionanos, ahora descontentos, se alinearon tambien in vacilar los viejoe oficiales zaristas. En la desfigurada historia de la represién que si- guio a las alteraciones, este hecho —justifi- catorio para el vencedor— resulté destaca- do sobre cualquier otro elemento La radio y la prensa oficiales trataron de atajar la perniciosa influencia del movimien- to, calificado por el soviet de Petrograd, el 4 de marzo, como cnmen contrarrevolucio nario. Un dia mas tarde envi Trotski su ultimatum a la plaza fuerte, pidiendo la ren. dicién incondicional de los sublevados, quienes, por su parte, se abstuvieron de cualquier ofensiva militar y rechazaron ayu das exteriores. Confiando en persuadir al régimen tras conseguir un levantamiento espontaneo y masivo de las masas, los insurrectos evita ron el derramamiento de sangre y esperaron a que se extendieran los desordenes campe- sinos de Tambov, o resurgieran las recien- tes huelgas de Petrograd Diez dias durd el sitio gubernamental, con el rendimiento final de la plaza. Someti- dos el 17 de marzo, los defensores mas sig- nificativos fueron fusilados alli mismo, cien- tos sufrieron prisién y varios miles de com plicados en el asunto lograron escapar a la vecina Francia La llamada a las masas hacia una tercera revolucidn tespondia al sentimiento de pro- fundo descontento y desilusién de aquéllas, que los hombres de Kronstadt pretendieron recoger. Contra los propios bolcheviques se recurria a la consigna Todo el poder para os soviets. Pero con soviets renovados, ele- gidos de nuevo. En zvestia podia leerse: EI Poder soviéti- co tiene que ser la expresion de la voluntad de las masas trabajadoras, sin la soberania de cualquier partido politico. La principal funcién de la prensa consistié en hacer fren- te a la propaganda bolchevique: Las noti- cias bolcheviques de que el levantamiento era antisoviético son falsas. Y se recordaba No putde seguir existiendo la soberania de un partido. Nuestros soviets no deben expresar por mas tiempo la voluntad del partido, sino la voluntad de los elec Tampoco era verdad, segun lzvestia, que los sublevados exigieran la libertad de ac: cién para antiguos capitalistas, propietarios y oficiales. Para qué luchamos, publicado e! dia 8, trataba de recoger la historia desde el principio. Por medio de la Revolucién de Octubre —escribfa el editorialista— habia esperado la clase obrera conseguir su liberacién. Pero omo resultado, aparecié una esclavitud atin mayor de la persona humana. E! poder de la policia y de la guardia real cayé et manos de usurpadores, de los comunistas que, en lugar de dar libertad a los trabajado- res, implantaron el temor constante a I: Teheka Pero lo peor y més criminal —ptose: guie— era la esclavitud espiritual: los co- munistas pusieron sus manos sobre el alma de los obreros y forzaron a cada uno para an seguin sus érdenes. La misma més facil que la vida bajo 12 a comunista: {No hay caminos in termedias! ;Vencer o morir! Trop de delegados| viques avanzan contra Ja base reb ‘Congres le de Kronstad del Partido que particip6 en el De esto es un ejemplo la rc Aqui se tomé el camino del para librarse de la tiranfa y o} st6n de tres afios por la autocracia comunista, que eclip: sé wescientos ailos de yugo mondrquico, Aqui, en Kronstadt, se puso la piedra angu lar para la tercera revolucién, que liberaria a la construccién socialista Para los revolucionarios de la ciudad por tuaria, el reino de la igualdad social que Lenin prometiera en £] Estado y la revolu cién, Ia eliminacién de la burocracia previs ta por los primeros decretos del Gobierno soviético, la soberania de las masas repre- sentadas en los soviets..., todo esto hak sido reducido a la nada por los tres duros afios de la dictadura bolchevique. Los soviets de aquel momento, en conse cuencia, representaban la revolucién trai cionada; pero todavia unas nuevas eleccio nes, libres, podrian dejar paso a la construc cién del verdadero socialismo. nal, volvia la idea de los consejos con fuerza renovada y regeneradora Sin embargo, apenas quedaba ya en Ru: sia un movimiento politico organi paz de ampliar el eco de estas proclamas: Solo determinados circulos anarquistas de las grandes ciudades, Mosci y Petrogrado, marzo de 1921 Ga salto @ Kronstadt (derecha) 2 reruo.ch SOCIALISTA FED! hicieron una angustiosa Uamada para so ‘corer a lop insutrectos en al goto de Finlandia, La oposicién menchevique $0 limitaba a hnacer publicas manifestaciones do simpa- tis, solctando una selucién Pacifica para @l confcto, mientras el asunto restablecia fentie los bolcheviques Je unidad discipina tia, para entonces resquebcajada. EI X Prono {el partido, abierto el 8 de marzo, condend fl movimiento y esboz® sus primeros pasos fn diveccign a la Nueva Politica Eoondmica (NEF. como manera de teductt el descan- tento de Ine masas Bn lugar de Todo para a guerra, una nueva consigna: Tad para la produccién, Insp los principios ecanémicos de Te construccion. El 24 de marzo de 1921 ave- aba restablecida la bertad de cometcio Interior Poco después, Krdsnaia publicaba lineas recordadas luego muchas. vece [No tenemos miedo de nuestros errores. Hay que anteponer las crucles verdades 2 las Tisoneras mentizas. Somos estpides ¥ de bides hemos tomado el hdbito de deci que ‘l sooaiama es un bien y que al capitals: Imo 6 un mal. Pero el capitalism es un ‘mal solamente en telacion con el soctais- ‘mo: an rolacidn con ia Edad Media, de la ‘que todavia no ha salido Rusia. al capita: ‘mo.6s un bien El Gobierno actuara con rapidez en ottos aspectos Bion os verdad que introdujo una ‘ampafia vializadora de los soviets, pero 10 més evidente fue, pot cierto, la rapidaelmi- nacién do la opocicion. Muchas de sus Imiembres fuoron detenies, ube retacta Giones.publicas y algunos hubleton de ‘exiliase 0 padecer severos procesos Guiza, en otios momentos, la represign bolehevique por este motivo no hubiera sido tan dura. Quizd de no haber mediado una situacian intemacional muy especial os bol thoviques se hubieran incinado pt cap tacidn teas 0 menos contundante 0 por me: tedos menos sangnentos. Peto Kronstadt ‘hacer pensar a lat potonciae fextranjeras que el poder moscovita era ‘den, A finales de 1920 y principios de 1921. partido 9 habla lenzado'a una politica de ‘aceccamiento a los paises capitalistas a fin de evitalzar con capital exterior la agotada Industna rasa Para conseguir este colabo- racién resulta imprescindible que el nuevo Estado ruso se most solvente y garante de los rendimientos, fuerte y capaz de poner alas masas bajo su control De manera muy significativa, los in- surrectos fueron acusados por los bolchevi- ques de sabotear los acuerdos internaciona- les en curso de negociacién. Y la misma necesidad de mostrarse compactos y prepo- tentes de cara al extranjero llev6 a la elimi- nacién de la oposicién: No eran aquéllos momentos para discutir, entenderia Lenin Desde aquel afio de 1921 no iba a quedar en Rusia una oposicion politica organizada en contra del régimen bolchevique. Las dis- crepancias en tomo al poder se desarrolla- tian a partir de aqui siempie dentro de la direccién del propio Partido Comunista El Partido Comunista, partido tinico Alexandr Berkman, descorazonado, es- cnibi6 al afto siguiente: Kronstadt hizo volar en pedazos el mito del Estado proletano, Demostré que la dictadura del Partido Co- munista y la Revolucion eran incompatibles, El partido, sin embargo, estaba identifican- do su propia dictadura con la ineludible dic- tadura del proletariado, y caminaba a pasos agigantados hacia su conversion en partido uinico El partido kadete habia sido dieuelto des- de muy pronto; sus dirigentes fueron encar- celados 0 perseguidos y su prensa prohibi- da, a pesar de lo cual algunos periédicos se publicaron todavia en Moscti durante el ve- rano de 1918. Para el resto de los partidos, la situacién revistid, logicamente, mayor complejidad. Los socialistas revolucionatios de izquier- da, unidos a los bolcheviques en las tareas de gobiemo hasta abril de 1918, dimitieron como signo de protesta por la firma del tratado de Brest-Litovsk. Dejaron entonces de ser comisarios del pueblo, pero no miem- bros de Comité Central, en el que permane- cieron hasta julio siguiente, cuando partici- paron en la intentona militar contra el bolchevismo. Desde el 14 de junio anterior, los menche viques habian sido desalojados del Comité Central ejecutivo de los soviets, pero ningu no de estos dos partidos (mencheviques y socialrevolucionarios de izquierda) fueron disueltos, ni su prensa proscrita. En octubre de aquel mismo ajio 18, los mencheviques expresaron ptiblicamente, en Petrogrado, su creencia en el hecho de que la Revolucién O)DE LENIN A STALIN de Octubre habia sido histéricamente nece- saria, condenaron la intervencién extranjera y pidieron el fin inmediato del terror econd- mico y politico. Una fraccién de los socialis- tas revolucionarios de izquierdas adopt6 una actitud semejante, En noviembre siguiente, el Comité Cen- tral decidia la reintegracién de los menche- viques, con la sola exclusion de aquellos grupos que apoyaban a los blancos y a los extranjeros intervencionistas. Por su parte, los socialistas revolucionarios de izquierdas hubieron de aguardar hasta febrero de 1919 para ver adoplada una resolucién similar en su favor. Alo largo del afio 1920 todavia habia en Moscii una sede del partido menchevique que convocaba mitines, y cuyos miembros (entre otros Dan y Martov) eran parte de los soviets. De hecho, hasta después de lo sucedido en Kronstadt, no quedaron prohi- bidas las actividades de estos dos partidos cercanos, Poco a poco la policfa politica (Vetcheca) se consolidé: las sentencias pronunciadas en 1921 lo fueron en ausencia de los acuer- dos, se controlé la prensa, los libros, los desplazamientos de unos y de otros, los es- tablecimientos ‘piiblicos y quienes los fre- cuentaban... La organizacién policial vio au- mentar sus poderes y, fundamentalmente, sus efectivos humanos. Incluso los propios bolcheviques, algunos de ellos, comenzaron a preocuparse por unas dimensiones ya en- tonces alarmantes. A finales de diciembre de 1921, Lenin teconocié la necesidad del terror anterior y propuso reducitlo ahora a la esfera pura- mente politica. Tratando de conseguit con urgencia una mayor legalidad revoluciona- ia, el 8 de febrero de 1922 quedaba disuel- ta la Tcheka, y sus poderes transferidos al Comisariado del Pueblo para el Interior, del que naceria la GPU, 0 administracién politi- ca del Estado. Pocos meses mas tarde, en junio, se abria ‘en Moscui el proceso ejemplar a los socialre- volucionarios de izquierda, Desde entonces, el partide bolchevique se hallé en posesion del monopolio politico: el XII Congreso del Partido declaré, en consecuencia, en 1923. que Ja dictadura de! proletariado sélo puede afianzarse bajo la forma de la dictadura de su vanguardia dirigente, es decir, del Parti- do Comunista E| partido se habia convertido en el cen- tro del Estado, con el resto de las institucio- Lenin y su esposa Krupskaya en Gorki, en l nes subordinadas a él y la consiguiente dis minucién de influencia por parte de los so viets, ya evidente desde el propio octubre del afo 17, pero ahora més palpable. Los soviets no serian ya clubs de discu: si6n, sino meros érganos de administracion Sin embargo, segin la Constitucién (que quedaria en vigor hasta el afio 36), la Repu blica Socialista Federativa Soviética de R sia seguia conservando a los soviets, en los diferentes niveles, como érganos esenciales del Estado, un nuevo tipo de Estado, a imi tacion de la Comuna de Paris. El poder supremo pertenecia, tedricamen- te, al Congreso Panruso de los Soviets, y si no se hallaba reunido, al Comité ‘Central Ejecutivo, compuesto por cien miembros elegidos por el Congreso. Puesto que era una organizacién parlamentaria, la ejecu- cién formal correspondia, de hecho, al Con sejo de Comisarios del Pueblo (Sovnarkomn), nombrado a su vez por el Comité Central Ejecutivo (VTSIK) ~ A a altura de 1922, el partido habia sufri- do una evolucién compleja. Hasta el aio anterior, sus efectivos habian aumentado con rapidez, pero en marzo de 1921, en el X Congreso, se decidié llevar a cabo una depuracién. Sus miembros ascendian en etapas finales ce ‘su enfermedad, 1922 (foto Novosti) tonces a 730.000, (1922) se habian hados En aquellos momentos, los viejos bolche- viques, los que participaron en febrero d aio 17, no representaban mas del 2 6 por 100 del total, lo que repercutiria en la formacién teérica del conjunto. A principios de 1923, siempre segin da- tos de J. Elleinstein, el 90 por 100 de los efectivos tenia menos de cuarenta afos, més de la mitad menos de teinta y ca: todos eran hombres (sdlo aparece por 100 de mujeres). Profesionalmente, un 45 por 100 eran obreros, un 26 por 100 campesinos y un 29 por 100 empleados intelectuales. La direccién se hallaba reservada a una minorfa. Para ser elegido miembro del Co mité Central habia que ser miembro del partido antes de la revolucién de febrero, y ello solo afectaba a unas 10.000 personas (un 2 por 100 aproximadamente). Para ser elegido secretario de oélula se precisaba ha: ber participado en la guerra civil, y para secretario regional, pertenecer al partido an tes de la Revolucion de Octu El partido también controlaba las eleccio- nes sindicales, Los sindicatos se encarga- pero para enero siguiente reducido a 515.000 af DELENN A STAUN/NY ban de proporcionar a las brigadas de cho- que el personal administrativo que, sujeto a férrea disciplina, era nombrado desde arriba Las libertades formales La Constitucién de la Repiiblica Socialis- ta Federativa de los Soviets de Rusia (RSFSR), aprobada el 10 de julio de 1918, prevela en su articulo 9 como problema esencial (...) de la transicién actual el de la instauracién de la dictadura del proletariado urbano y rural (...) con objeto de aplastar a Ja burguesia, de anular la explotacién del ‘hombre por el hombre y de hacer triunfar el socialismo. La Constitucién no recogia, en buena Ié- gica, el sufragio universal. Por su articulo 65 quedaban excluidos del mismo. a) los que perciban rentas del trabajo ‘ajeno; b) Ios que viven sin trabajar (rentistas, in- dustriales, terratententes, etc.), comer- ciantes y comisionistas; d) monjes y sacerdotes de los diferentes cultos; e) agentes y empleados de la antigua poli- cia, del cuerpo de gendarmes y de la OVRANA (policia polftica), asf como los miembros de la dinastia ex reinante en Rusia; ) las personas incapacitadas a causa de debilidad mental o locura y Jas personas bajo tutela; 9) Jas personas condenadas por sentencia regular como reos de delitos infamantes o cometidos por lucto. Esta incapacidad duraré Jo que la condena. Respecto a las modalidades de sufragio, Ja Constitucién privilegiaba al proletariado urbano en detrimento del campesinado. De este modo, el Congreso Panruso de los So- viets quedaba compuesto por un represen- tante por cada 25.000 habitantes en los so- viets urbanos; en los rurales, esta propor- cion se elevaba a 1 por 125,000. La libertad de expresion. de prensa y de reunién, y el derecho a la educacién, apare- cian recogidos igualmente con excepciones. Los trabajadores contarian en principio con medios y ayuda oficial para el cumplimiento de dichas libertades. Seguin el articulo 13, la Iglesia quedaba separada del Estado y la es- cuela de la Iglesia, reconociéndose a todos Jos ciudadanos la libertad de propaganda re- ligiosa y antirreligiosa $2I0E LENN A STALN, La propia Constitucién en su articulo 2 fundamentaba la repiblica rusa sobre el principio de la libre unién de naciones li- bres, que habria de constituir una federa- cién de republicas nacionales de soviets. Desde el otofio anterior, en 1917, los bolche- viques habian empezado igualmente a es- tablecer lazos normales con las naciones que se organizaban como repiblicas in- dependientes. Las nacionalidades Tres afios después, en 1920, cuando se perdieron las esperanzas de revolucion in- mediata en otras partes de Europa, la cues- ti6n de una organizacién més estrecha se presenté imperiosa. La exportacién revolu- cionaria tras la impotencia alemana y el propio temor bolchevique al desviacionismo nacionalista (el Congreso de Baki, en sep- tiembre del afio 20 habia desvelado aspira- ciones peligrosas, que Lenin rechaz6), hi- cieron ver al Gobierno soviético que se ha- bia cerrado el ciclo revolucionario abierto tres afios atrés en Petersburgo. Para sobrevivir, se dijeron, habia que transformar las relaciones de buena vecin- dad con las republicas limitrofes; a través de ellas se daria vida al Estado de los so- viets y se intentarfa volver a la unidad per- dida en 1917. Pero ¢seria posible recuperar, acercar a las naciones emancipadas, sin le- vantar de nuevo aquella prisién de los pue- los que cay6 con el zarismo? Para ciertas naciones, la independencia conquistada con la revolucién se convertia en un hecho adquirido y duradero gracias al sostén exterior. Era el caso de la periferia occidental del Estado soviético, Finlandia, Estados Balticos y Polonia, consolidada por la guerra, recién terminada. También de la Georgia menchevique, en el Céucaso, aun- que de modo provisional. Pero otras republi- cas tenfan un estatuto més inseguro, por- que no contaban con apoyos del exterior, 0 Porque éstos se retiraron de repente (Ucra~ nia, Bielorrusia, etcétera) A lo largo de 1920-21, la Republica Fede- rada de Rusia firmé tratados bilaterales con todas las repiblicas vecinas, anudando es- trechos lazos econémicos y militares, bus- cando un espacio exterior que le permitiera Ja supervivencia en una Europa hostil, y definiendo minuciosamente sus campos de accién comin De hecho, fueron acuerdos entre iguales, pero, en la practica, podria decirse con Or- well que Rusia iba a resultar mas igual que Jos otros. El desequilibrio se hizo ostensible en el plano militar y en la préctica diploma- tica, Si, en principio, cada Estado conserva- ba su propia organizacién, en la préctica solo Uctania conservaria por un tiempo sus tepresentaciones diplomaticas particulares, Para 1922, cuando la conferencia de Géno- va, las habia perdido. José Stalin, por vez primera significado para el curso de los acontecimientos poste- Hoes, fue el encargado de reconstruir un Estado soviético multiétnico, en el que ha- brian de reencontrarse progresivamente, uno junto a otto, los antiguos miembros del Imperio de los zares Su actuacién principal para él, bolchevi- que y georgiano, se centré en el problema de la Georgia menchevique En 1921 se expresd sin ambages: la autodeterminacion ofrecida a las naciones en 1917 era ya una fase superada y, en el caso de Georgia, de disponerse a recuperarla, la actuacién del Ejéreito Rojo no se pondria en duda. Invadi- da y conquistada el 21 de mayo de 1921 Georgia, ditigida ahora por los bolchevi- ques, se prestd, como el resto de las repu- blicas, a firmer un tratado de alianza con la RSFSR Siguiendo el modelo de la propia RSFSR, el III Congreso de los Soviets de la URSS, el 30 de diciembre de 1922, aprobé el tratado de constitucién de un nuevo Estado federal basado en la igualdad de derecho. La fede- racién suponia unos estatutos muy comple- jos que respondian a las situaciones mas diversas. Algunas naciones quedaron orga- nizadas en Estados soberanos: las republi- cas federadas. Las mas pequefias, o las que todavia no reunian las condiciones para su soberania, tuvieron un marco estatal, aun- que no soberano: las repuiblicas autondmi- cas. Y, por tiltimo, las nacionalidades o for- maciones étnicas menos desarrolladas, & incluso los grupos étnicos, que se beneficia- ban también del reconocimicnto de su es- pecificidad cultural, dispusieron de una or- ganizacién espacio-nacional (como regiones auténomas 0 distritos nacionales) que ga- rantizaba sus derechos culturales La organizacién interna del Estado sovié: tico fue, pues, reflejo de la complejidad étni- ca de la sociedad que lo componia. Su con- tenido politico vino dado por el mandato de indigenizacion de los ditigentes de cual- 14/DE LENIN A STALIN quier nivel y en cualquier lugar: las republi- cas nacionales, se decidi6, deberian ser di- rigidas por sus propios cuadros. Pero esta politica de indigenizacion a ul- tranza tuvo dos consecuencias: exigié una promocién de las culturas nacionales por igual y el control constante de unos cuadros de muy distinta procedencia politica y so- cial, dada la escasez de mandos de con- fianza. El programa nacional de los afios veinte insistié en la promocién de todas las cultu- ras por igual y, sobre todo, en el cultivo de sus lenguas especificas. Sélo que, en oca- siones, esas lenguas no existian o gozaban de un empleo muy minoritario y restringido El Estado soviético de primera hora, a pesar de su carencia de medios econdmi- cos, consagré a esta promocién de las cultu- ras (a veces a costa de gran imaginacion e individualizacion), esfuerzos humanos y presupuestos considerables. Aunque fue preciso alfabetizar répidamente y en la for- ma més sencilla posible, dedicd tiempo y recursos ilimitados a la impresién de alfabe- tos y libros destinados, a veces, a un puiia- do de lectores Pero la promocién de las culturas nacio- nales presenté a la vez dificultades eviden tes: una educacién puramente nacional sélo podria reforzar los sentimientos nacionalis- tas y las dificultades de integracion. Por ello, el concepto de cultura nacional fue im- buido en un doble contenido que Stalin, de nuevo, vino a defirir Dichas culturas, en efecto, eran naciona les en su forma, principalmente en la len- gua, pero, al mismo tiempo, socialistas to- das ellas por su contenido y siempre enca- minadas todas hacia aquel objetivo comin por el que unas y otras convergerian en sentido unificador. Este compromiso cult ral no habria de ser desagradable para Le- nin, que lo aprobaria en breve, pues combi naba las exigencias del presente (satisfacer los sentimientos nacionales y romper las grandes unidades pan-nacionales) con el objetivo futuro de lograr la progresiva adhe- sién a una cultura politica comun, La lucha por el poder El nuevo sistema descentralizado que la NEP inauguré descansaba sobre unidades de comercio auténomas, que recibieron el nombre de trusts. En la segunda mitad de

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