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Hermenéutica y filosofía

Por Jaime de Salas.

En la filosofía académica española de hoy predomina la hermenéutica en el


sentido amplio y teniendo en cuenta que ésta, desde Heidegger, se interesa por la
historia de la filosofía. Así denominaríamos no sólo la obra de Martin
Heidegger, Gadamer, Ricoeur o Vattimo, sino a otras figuras -Rorty, Derrida o
Habermas- que normalmente no se incluyen entre los hermenéutas, pero que se
podrían asimilar a esta categoría. Desde luego, se puede entender un
movimiento filosófico de manera más amplia o más estricta. En cualquier caso,
el hecho es que Heidegger, al introducir una hermenéutica de la existencia en
Ser y tiempo, se encuentra aún hoy en el centro de la filosofía académica.

Caminos de la hermenéutica abunda en el carácter problemático de la


hermenéutica. Óscar González Castán, Julián Marrades, Eugenio Moya y
Ángeles Jiménez Perona ponen de manifiesto las dificultades de las
formulaciones clásicas de la hermenéutica, las de Heidegger y de Gadamer,
sobre todo desde la crítica de la escuela de Fráncfort. El artículo de Germán
Cano es especialmente interesante por establecer una conexión entre la obra de
Heidegger con la de Nietzsche. Es posible que el juicio de Gadamer de que
Nietzsche influye sólo en el Heidegger maduro sea acertado, pero los análisis de
Cano atañen a tesis centrales de Ser y tiempo, la obra que estableció a Heidegger
como el «rey» en el firmamento académico del momento.

En conjunto, es una colección de trabajos de gran calidad que reflejan la


madurez de la actual filosofía académica española. Uno de los puntos más
interesantes que suscita la hermenéutica es la posición que se puede tomar en lo
que respecta a la ética. ¿Cómo se puede utilizar un método esencialmente
descriptivo para prescribir? Si se trata de describir, ¿cabe de esa descripción
derivar un fundamento para las reglas del comportamiento?. Parte de esta
pregunta encuentra respuesta en la visión de Heidegger de acuerdo con la que el
individuo se encuentra vinculado con sus propias representaciones. A través de
ellas se halla en el mundo y no se puede distanciar ?más que imaginativamente?
de ellas. Aclararlas es una forma de aclararse. El libro Ética hermenéutica, de
Jesús Connil, constituye un extraordinario alarde de conocimientos sobre este
tema, centrándose ante todo en la recepción académica de las obras de
Heidegger y Gadamer, pero extendiéndose a otros autores como Taylor, Ricoeur
y Vattimo.Pero el problema puede ser no sólo de saber sino de ejercer. ¿Cómo
es el trabajo del hermenéuta? ¿Qué tipo de comprensión permite? Un ejemplo lo
depara el propio Heidegger. Lo característico de varios de sus últimos trabajos
es, a partir de la lectura de textos como los de Hölderlin u obras de arte como la
pintura de Van Gogh, ?y podría tratarse de cualquier fenómeno cultural?,
exponer ante el lector la topografía de un tema. En esto los conocimientos que se
utilicen deben ser los necesarios y el resultado se puede parecer a un retrato más
que a una fórmula.

Entre nosotros, Ortega, al plantearse el método que va a seguir en ¿Qué es


filosofía?, habla de imitar a los judíos cuando rodearon la ciudad de Jericó y con
ello apuntaba a esta condición de la hermenéutica. No se trata de buscar reducir
un fenómeno a unas verdades evidentes, sino permitirles al autor y al lector una
comprensión más explícita de lo que estaba ya ahí. Pero en ello pesa tanto el
conocimiento académico de una tradición como el sentido artístico del autor. Por
esto, guardo para último lugar el texto de Lluis Álvarez que, por oposición a los
dos estudios precedentes, debe leerse sobre todo como un ensayo culto. La
estética de la confianza partiendo del mundo cotidiano acierta a poner de
manifiesto la importancia de la confianza dentro de una sociedad moderna.

Rara percepción. Es un trabajo que se adentra en campos cercanos de la vida


corriente, pero en general desatendidos, y puede reivindicar para sí el privilegio
de los pioneros. Hay muchas intuiciones para las que el lector desearía encontrar
más desarrollo y que resultan sumarias. Pero se puede apreciar una rara
percepción que le permite interpretar elementos centrales de nuestra cultura
como las figuras de Sócrates y de Jesús. Es cierto que hay una asimetría en la
relación que se establece con el maestro y que esa asimetría tiene un valor
positivo en lo que respecta al discípulo, siempre y cuando entienda que la figura
del maestro tenga validez. Es un gran tema del que uno desearía saber más.

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