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PRIMERA PARTE Introduccion 1N Los dos primeros capitulos repasamos la materia del curso introductorio de microeco- nomia. En el Capitulo 1 aplicamos los principios del andlisis coste-beneficio a toda juna variedad de decisiones que nos resultan familiares por la experiencia. Su objetivo es {que el lector entienda intuitivamente lo que significa «pensar como un economista». En el Capitulo 2 desarrollamos el andlisis basico de oferta y demanda, que es nuestro ins- ‘rumento analitico para explicar los precios y las cantidades de bienes que se comercian en los mercados. Veremos que, aunque los mercados que no estén regulados pueden no generar siempre los resultados que nos gustaria, suelen producir los mejores resultados posibles en cada circunstancia y que los intentos de los poderes piblicos de ayudar a los pobres regulan- do los precios y las cantidades a menudo producen, por el contrario, efectos secundarios que no se deseabani, Veremos que es mejor ayudar a los pobres adoptando programas que aumen- ten su renta, CAP{TULO Pensar como un economista ‘A MICKUECONOMIA es el estudio Ue lat manera en que eligen los individuos en condiciones de escasez. Muchas personas, cuando oyen esta definicién por primera vez, reaccionan afirmando que esta disciplina es de escasa importancia para la mayorta de los ciudadanos de los paises desarrollados para quienes, después de todo, la escasez material es en buena me- ida una cosa del pasado. Sin embargo, esta reaccién se debe a que se adopta una visién muy limitada de la escasez. Incluso cuando los recursos materiales son abundantes, es seguro que otros recursos importan- tes no lo son, Aristételes Onassis tenfa varios miles de millones de délares cuando muri6, Posefa més dinero del que posiblemente podia gastar y lo uilizaba para adquirir cosas como travesafios de marfil de ballena finamente trabajados para los taburetes del bar de su yate. Y, sin embargo, tenia un problema de escasez mucho mayor, en un importante sentido, que los que podamos te~ ner alguna vez la mayoria de nosotros. Onassis fue victima de una miastenia grave, una enfer- medad neurolégica degenerativa y progresiva. Para él, la escasez que contaba no era el dinero sino el tiempo. la energfa y la capacidad fisica necesaria para realizar las actividades ordinarias. El tiempo es un recurso escaso para todo el mundo, no s6lo para los enfermos terminales. Por ejemplo, cuando vamos a ver una pelicula y hemos de elegir. no es el precio de las entradas el que nos impone limitaciones a la mayoria de nosotros, sino el tiempo. Si no disponemos més que de inas cuantas noches libres al mes, ira ver una pelicula significa no poder ira ver otra 0 ‘no poder cenar con Jos amigos. El tiempo y el dinero no son los tinicos recursos escasos importantes, Pensemos en la deci si6n econémica que tenemos que tomar cuando un amigo nos invita a desayunar a un bufet. Se trata de comer todo lo que se quiera y hemos de elegir lo que vamos a tomar. Incluso aunque no fuéramos ricos, el dinero no seria lo importante, pues se puede comer gratis todo lo que se quie- ra, El tiempo tampoco ¢s un obstéculo, ya que tenemos toda la tarde y preferimos pasarla en compaiia de nuestro amigo que en cualquier otra parte, En este caso, él recurso escaso impor- tante es la capacidad de nuestro estémago. Iay un montén de comidas favoritas ante nosotros y hemos de decidir qué vamos a comer y en qué cantidad. Comer otra «tostada» significa nece- sariamente tener menos sitio para (omar ms huevos revueltos. Aunque en este caso el dinero no cambie de manos, no por eso es menos econémica nuestra decision. En toda decision hay en mayor o menor medida un problema de escasez. Algunas veces la escasez. de recursos monetarios es a més importante, pero no lo es en muchas de las decisiones i ‘CAPETULO 1: PENSAR COMO UN ECONOMISTA mis acuciantes. Hacer frente a uno u otro tipo de escasez constituye la esencia de la condicion humana. De hecho, si no fuera por este problema, la vida perderia en gran parte su intensidad. Para una persona que viviera indefinidamente y que tuviera unos recursos ilimitados nunca ten- dria importancia casi ninguna decisién. En este capitulo examinamos algunos de los prineipios basicos de la teorfa microeconémi- cca y vemos cémo podria aplicarlos un economista a toda una variedad de decisiones en las que hay un problema de escasez. En capftulos posteriores presentamos el desarralla més formal de. la teorfa, De momento, nuestro tinico objetivo es entender intuitivamente lo que significa ‘pensar como un economista>. Y la mejor manera de hacerlo es analizar nna serie de peablemas que nos son familiares por la experiencia real. Enfoque de las decisiones basado en el andlisis coste-beneficio Ejempto 1.1 ‘Muchas de las decisiones que estudian los economistas pueden formularse de la siguiente manera: {Debo hacer la actividad x? En el caso de la persona que esta considerando la posibilidad de ir al cine, «;... hacer la ac- tividad x?» podria ser, por ejemplo, «,.. ver Casablanca esta noche?». En el caso de la perso- na que va a desayunar a un bufet, podria ser «;... comer otra tostada?». Los economistas res- ponden a esas preguntas comparando los costes y bencficios de la actividad en cuesti6n, La regla que utilizan es cautivadoramente simple, pues si C(x) representa el coste de hacer x y B(x) los beneficios, tenemos que: Si B(x) > C(x), debe hacerse x; en caso contrario, no. Para aplicar esta regla, es necesario definir y medir de alguna manera los costes y las be- neficios. Los valores monetarios constituyen un ttl comtin denominador para este fin, incluso cuando la actividad no tiene relacién algona con el dinero, Definimos B(x) como la cantidsd ‘monetaria maxima que estariamos dispuestos a pagar por hacer x. A menudo se trata de una magnitud hipotética, incluso aunque en realidad no cambie el dinero de manos. C(x), por otra parte, es el valor de todos los recursos a los que debemios renunciar para hacer x. En este caso, tampoco tiene que entrafiar una transferencia explicita de dinero. En la mayorfa de las decisiones, no es facil expresar algunos de los beneficios o de los c tes en términos monetarios. Para ver qué se hace en 30s €a308, cxaminemos la sencilla decisién siguiente. eDebemos bajar el volumen del tocadiscos? Nos hemos sentado eni ina eémoda silla y estamos escuchando un disco cuando nos da- mos cuenta de que las dos canciones siguiemtes no nos gustan. Si tuviéramos un repro= ductor de discos compactos, 1o programarfanios para que se las saltara, pero como no lo tenemos, debemos decidir si nos levantamos y bajamtos la mifsica.o nos estamos quietos y espetamos a que acabe. El beneficio de bajar el volumen es no tener que aguantar las Canciones que no nos gustan. El coste es la molestia de tener qué levantamos de la silla. Si estamos muy c6- ‘modos y la musica s6lo es algo molesta, probablemente no.nos moveremos, Pero si no Hle- ‘vamos mucho tiempo sentados o si la musica es realmente molesta, es mas probable que ‘ngs levantemos. ‘MICROECONOMIA Y CONDUCTA 5 Precio de reserva de la actividad x Precio al que a una persona le daria igual hacer x que no hacerlo, Incluso cuando se irata Ge seficillas decisiones como ésta, es posible expresar los cos tes y los beneficios relevantes en términos monetarios. Consideremos, en priiner lugar, el coste de levantarse de Ia silla, Si una persona nos ofteciera { centavo por levantamos de una cémodasillay si no hubiera ninguna otra razén para hacerlo, ,aceptatfamos la oferta? ‘Si somos como la mayorfa de las personas, no la aveptariamos. Pero si nos ofrecieraf. 21,0005, nos leyantariamos af instante, Nuestro previo de reserva, ¢8 deci, la cantidad mf- nhima por la que nos Jevantariamos dela silla se encuentra entre 1 centavo y 1,008. Para ver donde se encuentra esa cantidad minima, imaginemos que realizamos ina su basta mental con nosotros mismos en la que vamos subienda poco a poco la oferta co- enzando por 1 centavo hasta que llegamos a un punto-en el que apenas merece la pena Jevantarse. E} lugar en el que se encuentre ese punto.depender4, evidentemente, de las it~ ccunstancias. Si somos ticos, tenderé a encontrarse en un lugar mas alto que si somos po- > bres, ya que en ese caso una cantidad dada de dineto parece menos importante; si nos en- contramos con fuerzas, se hallaré en un lugar mas bajo que si estamos cansados; y ast sucesivamente, Supongamos, para faclitar el andlisi, que nuestro precio de reserva por le= Vantarnos de la silla es de. 18. Podemos realizar una subasta mental parecida pata averiguar la cantidad maxima que estatiamos dispuestos a pagar a una persona para que bajara la iiisica. Este precio de reserva mide los beneficios de bajar la mésica, Supongamos que = son 75 centavos. Segiin nuestra regla formal de decisién, tenemos que x = «bajar el tocadiscos» ¥ que B(x) = 0.758 significa no poder hacer la y, el valor que tiene para nosotros hacer la yes el coste de opor~ tunidad de hacer la x. Muchas personas toman malas decisiones porque tienden a no tener en cuenta el valor de esas opurtunidades perdidas. Esta idea sugiere que casi siempre es Gil von- vertir las preguntas del tipo «;debo hacer 1?» por otras del tipo «;debo hacer x 0 y?». En el se- gundo caso, y es simplemente la alternativa a x que tiene un valor mds elevado. Bastard un sen- cillo ejemplo para remachar el clavo. MICROECONOMIA Y CONDUCTA 7 Frrpia 12 :Debemas ir a esquiar hoy 0 trabajar como ayudantes de investigaci6n? Hay unas pistas de esduf cerca de la universidad. donde solemios ir'a esquiar. Sabenios por ‘experiencia que ir a esquiar tiene para nosotros wn valor de 608. Los costes de un dia as- cienden 4 40S (esta cantidad comprende el billete del autobiis, el billete del telesqui y el equipo). Pero esos no son los tnivos cosies de ir @ esquiar. También hay que tener en cuen- {wel valot de In alternativa mis attactiva a la que renuunciamos por ir a esquiar. Suponga- ‘mos que si no vamos a esquiar, trabajaremos en nuestro nuevo puesto de ayudantes de in- vestigacién con uno de nuestros profecores. Now paga 158 al dfa y nos gusta lo suficiente ‘omio para estar dispuestos-a hacerlo gratuitamente. Por lo tanto, la pregunta que hemos de hacemos es la siguiente: «;debemos ir a esquiar 0 debemos quedanius y trabajar como. ayudantes de investigacion?» En este caso, el coste de esquiar no es solamente el coste explcitu (408), sino también el coste de oportunidad de los ingresos que perdemos (458). Por lo tanto, los costes tota- Jes ascicnden a 858, cautidad superior a los beneficios de 608. Dado que Clx) > Bux), de- bbemos quedamos y trabajar con nuestro profesor. Sin embaggo, una persona que no tuviera cut cuents el coste de, oportunidad de los ingresos perdidos, tomatia la decision incorrecta -> de ir'a esquiar Obsérvese el papel que desempefian en el Ejemplo 1.2 nuestras ideas sobre el trabajo. El he- ccho de que éste nos guste lo suficiente para que estemos dispuestos a hacerlo gratuitamente no es sino otra forma de decir que no tiene costes psiquicos. Eso es importante, ya que significa {que si no lo hiciéramos, no estariamos escapando de algo desagradable. Naturaimente, no todos los trabajos entran dentro de esta categoria, Supongamos, por el contrario, que el trabajo con- sistiera en limpiar platos en el comedor por el mismo dinero, 45S al dia, y que fuera tan des gradable que no estuvigramos dispuestos a hacerlo por menos de 30$ al dia Si el encargado del eomedor nos permitiera tomamos un dia libre cuando quisiéramos, revisarfamos nuestra deci- si6n sobre la posibilidad de ir a esquiar. EJEMPLO 1.3 :Debemos ira esquiar hoy 0 limpiar platas (igual que el Ejemplo 1.2, salvo la alternativa)? Exinien doo manera équivalentes de cxanibint ésa decison: Una ce dav que uno Ue tos beneticios de ir a esquiar es no tener que timpiar platos. Dado que nunca estarfamos dis- ppucstos a hacer ese trabajo por menos dé 308 al dia, para nosolsus evitar esa tarea ten ese valor. Por lo tanto, i a esquiar tiene el beneticio indirecto de no limpiar platos. Si lo su- ‘amos al beneficio directo de GOS de ir. esquiar, tenemos que B(x) = 90$. Desde este punto de visia, C(x) tiene el mismo valor que antes, a saber, los 40$ que cuesta esquiar ids los 43S del coste de oportunidad de los ingresos perdidos, e8 decir, 85S. Por lo tanto, ahora B(x) > Cla), Io que significa que debemos itnos a esquiar. Our forma de Hegar al mismo resultado consistiria en sopesti los aspecios desagra- Gables del trabajo de limpiar platos y el suelo. Segtin este enfoque, restarfamos los 30S iarigs que vain para nosotros estos aspectos de los ingresos de 45§ que pereibiriamos si lohiciéramos y ditfamos que el coste de oportunidad de no trabajar en el comedor es de 153 diarios solamente. En ese caso, C(x) = 408 + 15$ = 55§ < B(x) = 608, y la conclusion 5, de nuevo, que debemos immos a esquiar, ‘Da lo mismo la manera en que valoremos los aspectos desagradables de limpiar platos. Es extraordinariamente importante, sin embargo, que lo hagamos solamente de una de tas dos formas. jNo los contabilicemos dos veces! * Ejempto 14 CAPITULO I: PENSAR COMO UN ECONOMISTA EL Ejemplo 1.3 muestra claramente que existe una relacién reciproca entre los costes y los beneficios. No incurrir en un coste es lo mismo que obtener un beneficio. Por la misma razén, no obtener un beneficio es lo mismo que incurrir en un coste. Con todo lo evidente que parece, a menudo se pasa por alto. Consideremos, por ejemplo, el ‘caso de un estudiante extranjero de doctorado que ha recibido hace poco el titulo y que esté a punto de volver a casa. La legislacién de su pafs permite a las personas que regresan del ex- tranjero levarse un automévil nuevo sin tener que pagar el arancel normal de 50 por 100. El suegro del estudiante le pide que le Heve un Chevrolet nuevo de 10,000S y le envfa un tal6n por esa vautidad, lv que pouc cx apricios al csludiautc. Tenla pousay Gouprat unt Chovivlet cont el fin de venderlo en su pafs. Dado que, como hemos seftalado, normalmente hay que pagar por Jos auroméviles nuevos un impuesto de un 50 por 100 sobre las importaciones, un automévil de ese tipo se venderfa en un concesionario de su pais por 15.0005. El estudiante estima que él po- dria Venderlo fécilmente por 14,0008, lo que le reportaria un beneficio de 4.0008. Por lo tanto, el coste de oportunidad de llevar el automévil a su suegro por 10.0008 seria de 4.0008. No ob- tener este elevado beneficio seria un elevado coste, Al final, es la decision que toma, ya que para 41 tiene més valor levarse bien con su familia. Incluso desde un punto de vista estrictamente econémiico, 1a mejor decisién no siempre es la que nos reporta més dinero. Qué debemos hacer primero? ¢Trabajar o ir a la universidad? Los costes de ira 1a tiniversidad no Son meramiente-fos gastos de matricula, alojamiento, comida, libros, material, etc. También coinprenden el coste de oportunidad de Jos ingresos. ‘que perdemos mientras estamos estadiando. La cantidad que ganamos aumenta conforme és mayor nuestra experiencia. Cuanto mayor es ésta, mas elevados son los ingresos a 10s ‘qué debemos renunciar para ir a la universidad. Por lo tanto, cuando menor es este coste de oportunidad es al terminar tos estudios secundarios. Por lo que se refiere a los beneficios, una dé las grandes gunanicias de los estudios uni- versitarios es que permiten percibir unos ingresos much mayores. Cuanto antes vayamos a universidad, durante més tiempo podremos obtener este beneficio. Otro beneficio lo constituyen los aspectos agradables de ira la universidad comparados con fos de trabajar. En general, Ios tipos de empleo que tiene 1a gente tienden a ser menos desagradables (0 més agradables) cuanto mayor sea el nivel de estudios y la experiencia que tenga. Por lo tanto, asistiendo a la universidad se evita tener que realizar los trabajos menos agradables. Por consiguiente, para la mayorfa de las personds tiene sentido ir primero a la universidad y después trabajar, Ciertamente. tiene més sentido ir a los 20 afios que a los 50. : Una excepcién frecuente.a esta regla general la constituyen las personas que son de- ‘masiaddo inmaduras cuando terminan las estudios secundarios para recager los heneficins de Tos estudios universitarios. En su caso, a menudo es més sensaio trabajar un aiio 0 dos sores de ata universidad, oe ee El ejemplo de la universidad constituye una ilustracién perfecta del argumento de Friedman sobre la manera en que debe evaluarse una teoria. Nadie pretende decir que las personas que es- ‘Gn a punto de terminar los estudios secundarios eligen el momento de ir a la universidad ha- ciendo complicados célculos sobre los costes de oportunidad. La mayoria de los estudiantes ‘van, por el contrario, a la universidad en cuanto terminan los estudios secundarios, simplemente porque es Io que hace la mayorfa de sus compafieros. Es lo que hay que hacer. Pero eso no tiene en cuenta las causas por las cuales la mayoria de los compaieros optan por ira la universidad. Algunas costumbres, como la de ir a la universidad nada mds terminar los estudios secundarios, no surgen de la nada. Toda una multitud de sociedades diferentes han MICROECONOMIA Y CONDUCTA 9 Esempto 1.5 tenido siglos para realizar experiments con esta cuestién. Si hubicra una manera significati- vamente mejor de ordenar los perfodos de aprendizaje y de trabajo, ya lo habria descubierto al- guna hace tiempo. La costumbre actual probablemente ha sobrevivido porque es eficiente. ES posible que no calculemos explicitamente el coste de oportunidad de los ingresos perdidos, pero solemos comportamos como si lo hicigranos' Como quedard patente en el siguiente ejemplo, el hecho de no tenet en cuenta los costes de ‘oportunidad suele evannus a juzgar erréneamente Jo que exige de ciertas transacciones la justcia. 2Es justo cobrar intereses cuando se presta dinero a un amigo 0 a un familiar? ‘Supongamos que un amigo 09s presta 10.0008 y quelo-que mas le preocupa de la deci- sin de cobrar o no intereses es saber si cs «justo» hacerlo. Podifa depositar el dinero en et banco, donde obtendrfa, por ejemplo, un tipo de interés de un 5 por 100, es decir, 500$ al aio. Si nos cobra 500 de intereses por cada aio que dure el préstamo, recuperara me- amente el coste de oportunidad del dinero. Si no nos cobia intereses, ¢s lo mismo que si nos hicieta un regalo de 5008 al ano. Ahora bien, podria muy. bien querer regalamos todos tos aiios esa cantidad o, de hecho, una aun mayor. Pero nadie dirfa que es injusto que no Jibs naga todos os aftos un gran regalo de dinero en efectivo, Y tampoco tiene més senti- do decir que es injusto que recupere el coste de oportunidad de prestamos el dinero. Sin embargo, en nuestra sociedad muchas personas tienen la impresién de que prestar di- ‘nero con intereses es de alguna manera una practica fea. Una muestra de ello es la siguiente car- ta que apareci6 en la columna de Ann Landers (Querida Ann Landers: ‘Tengo cuatro hijos que han tenido éxito en su matrimonio y en su carrera. Siempre he intentado tratarlos de una manera ecudnime en cuestiones como los gastos de matricula y os préstamos para comprar una casa. Mi politica ha sido cobrarle un bajo tipo de interés por los prestamos para 0 favorecer a ninguno de ellos. Recientemente, mi hija mayor me pidi6 un préstamo a dos afios para ayudaule a comprar una casa més grande. Tanto ella como su marido tienen un buen trabajo, pero no querfan tener que re- cura activos no liquidos... Le envi como siempre un cheque acompafiado de una nota pata qu Ja firmara y me la devolviera. La nota era un acuerdo para pagar intereses. Incluf también un plan de

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