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Introduccién: critica de la historia oficial ‘Una nacién sin eftca es una nacion ciega Ocraio Paz Robespicristas, ntitrabespierrsts: os pedimos por piedad que nos digs, sencilamente,cémo fue Ro~ bespierre Mane Bioct El desarrollo democritico de las naciones exige un proceso de revi- sion y transparencia en diversos Ambitos de su vida piiblica; exige co- nocer con mis claridad los sucesos e instituciones politicas, expresar y discutir con libertad las diversas tesis, cuestionar los mis arraigados, dogmas y fundamentos ideolégicos sobre los cuales se ha levantado tun régimen anquilosado y poco democritico. Este proceso es el que vive hoy México, y la historia es un 4mbito que requiere también set revisado con ojo critico y auténtico affin de conocer el lado os- curo de nuestro pasado. La autocritica historica, decia Octavio Paz, “equivale a una cura moral”, La historia, como ha dicho el lustre historiador contemporineo Luis Gonzilez y Gonzilez, tiene diver sos propésitos y por ende puede ser elaborada, leida e interpretada de diversas maneras y a través de miltiples ojos. La historia oficial, también llamada “historia de bronce”, busca pot un lado ctear im- genes ejemplares de los héroes nacionales, que emulen la devocién por la patria hasta el sacrificio personal, y desarrolle virtudes civicas uw ISTRODUCCION: CRITICA DELA HISTORIA OFICIAL de elevada inspiracién, Estos valores buscan la preservacién y exalta~ ci6n de la nacién y su soporte ideolégico: el nacionalismo. El célebre historiador y politélogo Nicolés Maquiavelo escribié la Historia de Florencia con un propésito de socializacién civica de los florentinos, pues “si todo ejemplo de repiiblica estimula, los que se leen acerca de Ja propia estimulan'mucho més y son mucho més iitiles” Desde esa perspectiva la “historia de bronce” resulta positiva para la salud patridtica de cualquier nacién. Pero hay un precio que debe pagatse por ello; la mutilacién deliberada de la verdad. En efecto, para destacar el virtuosismo las hazaiias de los héroes en la historia pa~ tria, hay que limpiarles 12 hojarasca propiamente humana, ocultar de~ para set emulada como un ejemplo a seguir. Es por eso que se le llama “de bronce” a esa historia, pues a través de ella, os héroes trascienden su condicién humana y son elevados a un pedestal digno de semidio- ses, transfigurados enrnudas y solemnes estatuas de bronce. En un se- gundo momento es necesario hurgar en su vida real y revivirla en su Jjusta proporcién, para asi recuperarlos en su dimensién humana. Es- cribié Octavio Paz: “Explicar el mito, desentrafiar su sentido, es h manizarlo.¥ al mismo tiempo, aclara el sentido de nuestra historia’ La tentacién de usar politicamente a la historia es enorme, y pocos pueden resistirla, al grado de que el historiador Nably asegu- raba: “Nunca habré historia instructiva sin arengas”. Y otro historia dor, J. Balmes, destaca la dificultad de aproximarse a la objetividad hist6rica, por lo que advierte: 1a vida del historiador”. En efecto, incluso haciendo un esfuerzo real para brindar una visién objetiva y neutral de la historia, siempre en contraremos distorsiones afectadas por las preferencias e intereses de 10s historiadores, Pero cuando ello se hace de manera deliberada para promover determinadas causas ideol6gicas, la distorsion puede ser aberrante: veamos por ejemplo la siguiente afirmacién de Barthéle- my: “Alejandro [VI] fue un digno papa y un gran rey; César Borgia [su hijo] el defensor de las libertades de Italia y Lucrecia {su hija] la ‘mis pura de las mujeres”. Cualquiera que haya ofdo de los Borgia de- tectard la magnitud de esta deformacién histérica. También la Iglesia, fectos y debilidades, vicios y yerros, y exaltar una imagen iii Antes de leer una historia, estudiad 12 para ocultar la enorme distancia entre la forma de vida de sus jerarcas respecto del fiandador del cristianismo, emitié el edicto papal ter nonnullos de 1326, que declaraba herética la idea de que Jestis apéstoles vivian en forma humilde y desprendida de bienes materiales. En México las cosas no han sido muy distintas. Por ejemplo, dice 1 historiador José Manuel Villalpando que el pintor det nal de Hidalgo (Joaquin Ramirez) se inspir6 en uno de ‘menores, por lo cual la imagen que prevalece del cura Hidalgo como alguien austero que siempre vestfa su sotana negra, no corresponde con el retrato que hace del padre de la patria un contemporineo suyo, y que Claudio Linati plasmé en una litografia: “Hidalgo vestia ‘media bota, pantalén morado, banda azul, chaleco encarnado, casa ca verde, vuelta y collarin negro, pafiuelo pajizo al cu con plumaje de todos los colores, menos el blanco”. Y otra imagen Jo pone también con vestimenta, colorida, aunque no corresponde a la descripcién anterior (véase figura 1) nzo origi- hermanos FIGURA 1 B Dice también Villalpando que el cura de Dolores reventones y despilfarraba el dinero... era un hombre culto, pero también soberbio, que dijo que no se doctord porque no queria compartir el aula con ignorantes. Usaba lentes, fumaba, bebia cha- randa y decfa piropos”. La idealizaci6n de nuestros proceres surge tan pronto la independencia es alcanzada. Asi, en el discurso conmemo- rativo de este evento en 1826, el orador oficial, participante en dicha gesta, se referfa a los primeros héroes mexicanos como: Aguellos a quienes parece que el cielo privilegié para emprender los, hhechos maravillosos, a fin de que [los ciudadanos] tuyieran siempre ‘modelos de perfeccién que imitar. No los anima su personal interés. no adquitir riquezas, honotes o empleos... s6lo tuvieron presente sal~ var a la patria de la esclavitud en que gemia... Las mismas madres po- n ojos enjut dicen como nen en Ja mano a sus hijos el sable, y las espartanas: 0 victoriosos © muertos Y¥ otto poeta patriético, no contento con transformar al Benemé- rito en una estatua de bronce, lo elew a un pedestal aun superior, al Uamarlo “Encarnacién divina del alma, libertad y derecho”, Guiller- mo Prieto, en 1861, hacia una defensa de la historia de bronce y de los héroes sin macula, a quienes consideraba como “instrumentos con que la providencia realiza sus grandes designios”. Por lo cual, instaba: “Al hablar de estos hombres, tratémosles con amor... no nos deten- gamos en los accidentes de su carrera, hagamos el panegirico de su fin social”. Ignacio Ramirez, al conmemorar la Independencia en 1867, aseguraba:“Siempre que el mundo se trastorna, una deidad se encarna en un mortal”. El venezolano Juan Vicente Gonzalez, historiador de bronce, idealiza a Simén Bolivar al grado de deificar su imagen fisica: “Ojos azules y color blanco, que ennegrecerin los rayos de la guerra, ‘misculos de acero y mirada soberbia y terrible, las formas elegantes yy varoniles del dios de las batallas”. Francisco Madero, héroe y mértir Al mismo, concebia a los grandes hombres bajo una lente sumamente idealista:“No tengo la pretensién de ser un gran hombre, pero sf as- pro a seguir su ejemplo; para logratlo, slo se necesita considerar, més “4 INTRODUCCION: CRITICA BELA HISTORIA OFICIAL de la patria y smo ¥ abnegacién”. Dificilmente puede negarse que don Francisco cumplié esencialmente con esos equisitos, pero los héroes de los distintos paises (incluido México) Tara vez muestfan ese desprendimiento y nobleza de miras, Hay quienes, como el conservador inglés Thomas Carlyle, han concebido a los héroes como los protagonistas y forjadores de la his- totia, al grado en que consideré que “la historia del mundo ¢s la bio- grafia de los grandes hombres”, por lo cual los héroes representaban i esperanza perdurable para la conduccién del mundo”. Sin em- bargo, con todo y el peso que los grandes hombres puedan tener en el curso de Jos acontecimientos, rara vez son motalmente intachables Antes al contrario, dice Gonzilez y Gonziler:“Una caracteristica de los héroes de cualquicr parte del mundo, es la de tener halo des- lumbrante y cola que les pisen”. Con todo, muchos, dela historia, aunque independientes, consideran importante el hecho de que se mantengan vivos los mitos sobre la historia nacional, como soporte de un espiritu nacionalistay civico, pese a que haya una cier- ta distorsi6n en los hechos. Sobre el simbolismo y la funcién de los héroes, el politélogo Rafael Segutia ha escri E] héroe es tanto un simbolo de la identificacién con la nacionalidad como la expresin de una ideologia politica. Es el mantenedor o cre dor de la nacionalidad, encerna las virtudes ci cin en lucha contra la adversidad. Sus vir representa 2 les son usadas como guia de los gobiernos del momento y; por ello se le convierte en simbolo. “Los nifios apren~ id acerca de los héroes, tales como los pioneros, los primeros exploradores y los astronautas, porque sus propias aspitacio= nes de aventura y exploracién independiente les petmiten identificar- se con las hazafias de sus héroes... es sabio hacerles prestar atencién a Jos héroes cuyas draméticas hazafias tuvieron implicaciones tanto so-

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