You are on page 1of 12
Introduccién Paisagens (1995) de Adsiana Vareji narea na historia natu sala revs (limina 1). HI eusdro invert la teadicin fisiondmica del viaje pintoresco, donde el biente surge no apenas como e= cenatio dramitico para una accién central sino que ex accb tun juego de Riera encarmadas en formas vegetal y animales, entee ls cuales a vida humana nativa canscurte en un estado de determinacin absoluts, Slo a mirada anatémica del pintr vigje- ro,alsomezeras su propio juego de repesentacén, textiné por ddominar esas fucreas y someterlas a ls voluntad transformadora del sojo imperil (Prat, 1992) que su cuadeosolicieaba, En P= sagen, Varojo torna visible, en forma literal, exe juego sul ete una natualeza corporizada -por tanto, susceptible a ser objetva- dda yl sujeo ques sbitae y auronomiz rexpocto deste mundo incorporadle, precsamente gracias aun cilculo que ya no es ex2c: tamente el de la perspectiva lineal albertana. Ahora, es bien, es tun cileulo que debe atravesr la superficie visible para indagar en bas pulsiones interna, los potencales productvos y os mecanis: mos de atrccién, repulsién y violencia que rgen (como fuerzas) stibuir xe jucgo de afecciones entrotjidas en el espacio y constrir con lias un am- en las elaciones entee cuerpo, pata Inego bientesnarural»temporalizado, una nacualezahistrica Son los ‘sserpos dos veces absrados por el naturalism de ls siglos XVII 1 XDX el del sujet colonizadorredlucido a na puta funcién es Pica y los cuerpo indigenas que este saber-poder visual someted a sus propésicosextactivos, los que vueven a encarmar las pincuras de Adriana Varo Pero esa autonomizacidn de una mirada capaz de abarcar sw tentomo como un passe precisamente cuando deja de pertenecer 2, eambién coos recuerdan Raymond Williams y Denis una dimensiGa emancipadora, como nos “oagrove en dos extuios 9 lsicos del paisje pottico y plistco en Occidente!. Toda pais, 1 pesar de que lo suspenda y desplace més alli de sw horizonte, también gestiula hacia un momento en que la mirada volverd 8 coincide con una aprehensién sensorial y afectiva dela tierra, un estado de presencia de y en elt. Su dable régimen espacio temporal recoge y reinscribe as ef del mesianismno religioso del ‘que, en ka pintura occidental, el paisaje se ha desprendido para consticur una imagen aucénoma: imagen de las cosas en sus ra cones mutuas, sa orden, su aturaleras (Cauguclin, 2008: 64). ‘Veamos otro ejemplo. Se uata de un dibujo de Miguel Lawner, titulado Ke Dawson, coigte maribundo y leva la fecha del 7 de marzo de 1974 -eso es, apreximadament, sci meses después del golpe militar que derrocé al gobierno coastitucional de Salvador Allende (ig 0.1).»Coigtes ese nombre en mapundunggin de un tipo de étbol perenne, Nothofagus dombei, que algana ver abun dlaba en ambos lados de la couillerssustal ene 35 y 47 gradas laciud sur, La isla de Dawson, al sur del canal de Beagle, estaba cubiertade densos hasques de cigie hasta principios da siglo XX cuando el gobierno chileno lz cedié en comisién a la compaia rmaderera Gente Grande que, en menos de tcints as, no silo esterming préctcamente a tods la poblacén indigena, sino que tambign devas ubiera forest, dejando aeis una estep pan 05a expucsta a is tormentas un lugar que hoy figura entre los mis inhéspitos de la eres. Asi, no es descabelada imag Lavine al dibujr ese passe desolado donde apenas un irbol so Taro ain resisce ala fara dels elementos, haya quetido evoear ie que Alp Paro pre, Wins (19629) wn toe eg ge serge nua sald eps induc cooling aie ‘deci ynstonu del goon care deen 10 sa historia de acumulacién primitva en donde, quizis, hallaba también un signo slegérice del inforeunio que acababa de cace sobre el pais enero Los sentido de la imagen no se agotan, sin embargo, en est dimensién alegbrca. La presencia de Lawner en a isla no era vo" fumearia, Director de la agencia de meforamientos urbanos bajo Allende, Lavener habla sido detenido eas el golpe, junto a un gran niimero de funcionatios y dirgentes, y deportado al campo ‘scablecida por los militares en el axchipid de concentra fueguino, Alli, los prsioneros ~varos de edad avanzada fueron sometidos a un duro regimen de trabajo frzado en condiciones ambientales xeremas, adem de glpizas,rortarasy simulacros de fasilamiemto, Pssados algunos meses en los que quedabaa estrieta- ‘mente prohibidas la Iecturs y la esritusa, Lawner y un grupo de ‘sompateroslograron convencer al comandante de encargarles, en n lugar dels ares niles imps solamente pars uml ot prlsioneror, el reicconamieno de una pequea iglesia conseruida nla sa por misionerosslsanor en el iglo XIX, Visa su fora ‘lin como aque, Lawner rei petmibo de que patents le tenviaran bcs de die carn y pices, para ela los panos dd ecansrucin de ages: cbra en Ia que ambien inch el proyeco de un pequeti jardin de ores al fente del edifici, en Proteccién del cial xe propona plantar una paid de cogs. En momentos en que no se encontrabaobservado, Lawner3pz0- ech, ademds, lor materiales de dibujo para bacer la erica ‘sual de la vida en el eampo, excondiendo a jas ene a ropa 0 debaj de los colchones, Cuando, en marzo de 1974, a dctadura tuvo que permit una vse de palamenaroseuropeos al cam lor prisoneoslograron scat de ai algunos de eos dibujor Y pasnelos a pariente y amigos; poco despuds, ota cand fue dlescuberta yconfcada cuando los pisioneros fueron trasadados ‘aa Academia de Guerra Aéea en Saigo -uno de os ents de tortura y exerminio mds infumes de sgimen, Tras cto deca- brimientas, Anita Laver, a esposa de Miguel, ue secuescrada y tortura por la poi secret en Villa Grimaldi en las aferss ce 1a ciudad capa, exigénoe que revelara el mene sereto ue, seg lor agenes, os dibujo de su mati prtendln comunicar al resitencia landestna «Se sucedieron otras prego gual tmentedaparstadas-recuerda Lawner en cl plogo del iro que reine los dibujosrecuperados-, ":Que quiee deci coigite mori- tbundor”. "Que significa un patil com olor a mate"»(Lawnes, 2003: 5), Séla al convencese de que, eecvamente, no hub en cas idgener sin lo que estaba la vst, lor multe dejan en libertad a Anita, incluso dewoitndole gran parte de lor dibuos secuertros los clas, conf ayuda de diplomaticosexranjetos, 1a pareja consign sacar del pals cuando se exis en Dinars, Expuestorn vaio pases europea nortamericans los dibuoe de Lawnerseuian cieulando todavia por muchos 360s por lt tees de sldaidad internacional on Chile. RD [A posi de que su smensae cifras exaa ala vita de quien queria vero, al ea desconianza ante los pisses ueguinos de Tawner por parte dels agentes dea represidn no careca comple- tamente de fundamento. Porque, aun cuando no exponian ante Jos ojos del mundo ls condiciones inhumanas als que esaban sometidos los prisoners, ets dibujosrepresntaban un pode- roso acto de dsfio ens weivindcaci de una reac etcica ‘on el catorno as, también del sujero humano frente a éte: | Tadimensin de indiiduaidad sensible y creadora, precisamen- te, que la violencia concenricionara buscaba anlar, Los paises | Gibujados se hactan eco de ese pequetio acto de resistencia cast mpereprble que era jardin de flores en la iglesia de Puerco Harris, en cuya«cotina» de cogies se plasmaba la misma acti- cud de preocupacion y cudad hacia el enromo fico como en tos dibujo: una reli de aiid yproteccién mucua ane la intempere, de cobijay crifo entre hombses y ambiente, que se pont diametalmence ala violencia que eecian sobre ambos la represin mtr yl capitalisne depredador Los ardines, observa Robert Pogue Hartson «00 imponen, como se sueleafima, un conden ala natura: més bien, ondenan nuesta relacén con ell Es auesra relcién. con a naturalea la que define ls tensiones al cenzo de las cules no se eneventea solamente el jain, sno Ia polis humana como tals (Pogue Hartson, 2008: 48). Dibyjo jadi, pale i wu y peje it, en la expresién de Alin Roger (1997: 16-20: juntos, és también reafirmaban en la pro- doin plist yjardinesa de Lawner, una pies politica, una | idea de co-esponsabilidd, compasion y justia en las elacones ‘nee indviduo y comunidad qu debia pasar necesaramente por + Iaatenin cidadosa hacia su entorno el proyecto, enfin, quela | Wiolenciaconceneracionaria dela dictadua prtendiaexigpar del | ie soca. Es ota violencia, en contecuencia conta Ta que rbsjan el ps no yo pie staal poyeca hacia el horizonte de ‘Tammirada o hacia el interior de la comunidad, un espacio y tiempo cexentos de ella, una dimensién en la que hay gar para la vio- lencia, Con los elibujos de paisajesy el proyecto para el jardin de flores, Lawner agrega un suplemenco a su crbnicaaterrdora de lz vida concentracionaria y que cambia radicalmente los sentidos de “sca: demunca Ia exranjeria de est violencia, su no pertenencia a, terreno que ha usurpado. Su radical inhumanidad surge, precise mente, al ser contzastacla a una humanidad que se afima en y por su relacdn con un entorno que es su primer sotros. La violencia, propone Michel Sees en referencia los Desatre dela guera de Goya, es veontra naturaleray lla es la spolucidns fen al sentido el atiguo lenguaje sagrado) que deforma el orden arm del saundo en énmundicie (Sees, 1990: 46). El entorno no humae 1o, abareado por la mirada paisajisica, offece ast una leecién de {ica convivencal un modelo de cSmo coexist con la diferencia ‘exprenda en lo que, precsamente a parti de es consttacién de noridentidad con lo humano, deviene también una imagen exte- na del soca. a el paiaje we cffa un modo ética de canvivencia social atin y sobre todo cuando, como en Coigie moribundo, el, los pisajes de Reverdn inttoducen en ecronoropo de la imagen wna enunclacién deitia que rite al tiempo y lugar desu producci6n. La pintura occidental, como observa Norman Beyson (1983: 99), «se basa en la negacin de ls referencia delcca, en la desapaicin del cuerpo como sitio de a imagen. La pincuraaspiraa volverse na ventana neura¢ invisible hacia un espacio-tiempo artificial hacia donde proyecta su su to», tenicndo para ello que apagar coda hella o tcazo del trabajo de produccién del cuadro, del encuentro Fisico entre cuerpo, luz soporte y calor En cambio, los passes de Reverdn, en su reduc- cin al color blanco, ala materialidad del ienzoy ala huela visible del trazo, sin renuncar nunca ala figuracién nos devuelven, una yy ota ver, al trance luminoso de st creacén. Hse instante extitico ‘ene que biz y pincura, cuerpo y lez, se Fanden, sin embargo, rurnca puede ser tetnid en su plenitud porla obra acabada. En su ‘oscar entre materilidad y representacidn, la obra apenas alcanza 1 marca el lugar de la rviada de ese espacio-iempo del erance. CContzario a Iz tradicién occidental, e ausencia no es caebrada aqui como triunfo de la represenacisn: es hacia ella en realidad, ‘que se dirge la violencia del rcual reveroniano, en una especie de cxorcismo que busca empujar cada ver mis lejos ese ausentamien- to que, no obseante, nunca consigue alejar del zodo. ‘Como Vatef, Reverén busca por debajo del color, de la piel dela pintura, al cuerpo encarnado. Sin embargo, no se erata aqui como en la obra de la arcstabrasileia, de wn cuespo omit doy objetivado, que a pintura puede dara luz so al canibalizat

You might also like