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a meg TERMINA EL LIBRO XIIT DE LA GENEALOGIA DE LOS DIOSES PAGANOS, SEGUN JUAN BOCCACCIO DE CERTALDO, Y COMIENZA FELIZMENTE EL, LIBRO XIV DE LA MISMA \ vonui, “Gensalogig ee ti ect M0. Conauelo Aare, 4 Bosd'Ma. Je Madrid, Sa long Newioved, 44 En el que el autor, respondiendo a los reprow ches, arremete contra los enemigos del renom- bre poético. Proentio Hemos recottido las mansionesydél Orco, oscuras y muy alejadas del ciclo, morada de las almas -criminales, aunque con paso titu- beante, si bien con la luz divina tomo gula, y no slo hemos buscado los escabrosos litorales del muyéxtenso mar sino también todas las islas que estén bajo distintos’ soles, con una navegacién incan- sable en todo el recorrido, y adeinés hemos surcado sus muy pro- fundos remolinos con una investigiciéa hasta tal punto perspica que hemos visto los azulados: palacios de Neptuno y del anciano Proteo, tambiéa los coros.y “lamos de las ninfas, ¢ incluso los monstruos de este mismo pidlagd y Jos bancos de peces y los na- gimientos de los rfos. Después de estas cosas hemos recottido las famosas ciudades y los sombrfos bosques, las inaccesibles selvas, los elevados montes, Jos peligrosos alles y las cuevas escondidas en Jag rocas, y min mas Jos mares Jarguisimos de atravesar y los de- siertos que causan hotror con su mismo nombre. Y como si hubiesea sido cogidas Tas plumes de Dédalo, atrastradas en un audaz vuelo con el pensamiento hasta el mismo ciclo, hemos contemplado el fareo trono de Jiipiter, el dorado palacio del Sol, los atrios de los dioses, enormes templos que se destacan por las’ piedtas preciosas y.el oro y el consistorio de los dibses, resplandeciente de una mara- villosa luz y venerable, y los perpetnos brillos de las estrellas y sus giros en una y otra diteccién y Jos movimientos dispuestos en un admirable orden; y por todas partes, rey clementisimo, segiin lo pro- metido, hemos recogido también Jos fragmentos del antiguo naufra- 795 antennae ener emer 5 6 6 f E hhasta donde se nos ha permitido, y los hemos reducido « un solo cuerpo, cualquiera que sea, segdn las fuerzas de nuestra inte- Higencia; de tal manera que tomando el comienzo desde Demogor g6n, al que los errados primitivos Hamaron el primero de todos los doses, hemos hecho salir, a través de las descendencias de éste por orden hasta el final, a Eolo, hija! del tercer Japicer, a Atemante, hijo de este Eolo y a los hijos de Atamante, Leatco y Melicertes, poniendo todo cl empeio para que se‘cumpliera tu deseo, Pero Tuego, para que no parezca que en #lgo se haya alejado de tus de- seos, hemos afiadido los significados que hemos descubierto de los antiguos en todas las fabulas 0 los que he comprobado segiin mi opinién, para que ti mismo, con Ja} ayuda de Dios, puedas verlos. Hechas asi estas cosas, como si hubiéramos legado al fondeadero © bahia buscado desde el principio, me persuadia el deseo de descanso @ que saltara del navio al litoral y, llevando a cabo un sacrificio de accién de gracias segtin el tito al dios dispensador de bienes, ponet Jourcles a Ie barguilla vencedora de Jas fatigas © ir despuds al deseado ocio. Sin embargo, Dios infundié desde arriba un deseo con mucho muy estimable a mi mente. Aconsejémonos, pues, con la autoridad de los sabios para que, a partir de las cosas pasadas, 5 Gonozeamos de antemano mediante conjetura cudl seré el futuro, También los més grandes navfos tuvieron por costumbre ser agi tados alguna vez por tempestades hostiles hasta su perdiciéa a no ser que fueran advertidos de antemino; ast pues, gqué futuro ba de esperarse para una barquilla si se deja suelta en medio del mar imonel? En efecto, queda todavia un esfuerzo no pequeiio, pues ha de unirse con la proa a tierra fitme y ha de fijarse con fuertes anclas ¢ incluso ha de cubrirse Goa las protecciones que po- damos pata que no se queme con, los’ rayos encendidos: del retum- ante cielo o se deshaga con las Mluvias mezcladas con el granizo 0 sea estrellada contra los escollos o la’ cdsta por el silbante Aquilén, el turhnlento Austso, el furioso Burp, el Libivy y otros que soplan sin ningtin orden, o quizd sea absorbida por las ola’ agitadas y perezca aquella a le que hemos conchicido sana y salva hasta el final del camino con grandes sudores a tiavés de los Euripos y de las Zesonantes rocas, por medio de la agitacién del mar y mil peligros. Pienso que esto se habrd Ilevado.a cabo realmente cuando yo haya puesto freno con verdaderos arguméntos a las objeciones hechas ya hace tiempo o a las que vayan a hacerse contra la poesia 0 los poe mas por los enemigos del renombre postico. Ciertamente sé y recuerdo cuéntas y qué cosas han dicho ya Ios ignorantes, que 20 796° e tienen quien les repligue; y por ello me doy perfecta cuenta de qué dirén contra los poetas y contra mf cuando: lean esta obra Asi pues, que a este Ultimo esfuerzo, que se limiteré a dos voli menes, le infunda desde arriba ayuda el propio Padre dptimo que es alfa y omega de todas las cosas, principio y fin. Capfruto Primero EL autor habla al rey Con la ayuda de Jesuctisto egard esta obra, porque ast me lo he propussto, rey ilustre, antes de dirigir sus pasos a otro lugar, a las sagradss manos de tu Grandeza, para que en primer lugar se exponga al juicio de aquél por cuya orden se ha hecho y le preste vasallaje segiin sus fuetzas, Después de que, acogida con benigni- dad, la hayas visto toda y, hayas escrutado con w elevado ingenio sus partes, cualquiera que sea, pienso que te admirers de que Ja ppeticién de tm Grandeza se haya convertido en un volumen tan ex- tenso, si bien considero que, por la escasez de los libtos, en muchos Jugares no esta suficientemente completo, Y quizt al leer los signé- ficados, hasta hace poco ocultos bgjo Ia muda cotteza y ahora se cados a la Iuz no de otro modo que si vieras brotar liquidos nuevos de un globo igneo, contemplards admirado y te alabards « ti mismo con una moderada complacencia porque ya hace tiempo has pen- sado cosas verdaderas sobre los poetas, a saber que étos no fueron simplemente unos hombres dedicados a la fabula, como sostienen algunos envidiosos, sino en verdad muy entiditos y dotados: de un fnimo divino y de attistico ingenio. Pero, reunidas todas las cosas, no sé con bastante seguridad cul habsé de ser tu opinién sobre la ‘obra en conjunto; sin embargo, conmigo mismo pienso esto, que td habrés de dictar una sentencia sana e {ntegra, actuando tan sélo or Ia justicia, sobre el cuerpo y los miembros, y ademés consi- dero que criticarés las menos aptas con tu real caridad. y ensalzards Jas que descubtas que deben alabarse. En efecto, esto serd para mf grande, incluso Jo més grande, y ya con la propia esperanza me alégro y me muestto gozoso. Por lo dems cuando aquella ya vista Ja entregues a las manos de los amigos para que la vean y tu permiso 797 Ia entregue al conocimiento piblico, pienso, no ser sopesada con la misma balanza pot todos; y esto no ser nuevo bajo el sol, s cade uno lo arrastsa su propio deseo. Adams, la imonoe livides ®, spidemia mortal de los vivos, hesta tal punto se apoderé de los pochas de los hombres desde los primeros tiempos que, mientras ésta destruye, poanisimos juicios equitativos se comeden a quien sea. For esta causa se Jevantan contma ella muchos con rabioso la. drido_y con cruel mordisco artancan y destrozan las partes que desevbren fijadas com una solider menos fitme. Es necesatio que fon las respuestas adecuadas me Iance contra aquellos euyes pa. Inbras y objeciones ya profetizo segin su antigua costumbre, como ya be dicho, pars que un largo esfuerzo no se disuelva con feclided por Ja aocién de dardos encendidos, no vuele como ceniza y llama. Sin embargo, pido, rey dptimo, que té mismo, para quien he ttabsjado tanto tiempo, presentes jentamente conmigo uit pecho eneros0, seguro de que, silo haces, los enemigos de nuestro ta. bajo se desvanecersn en el aire como humo, Capfruno I Unas pocas cosas contra los ignorantes Correrén, como sucede, al especticulo de la nueva obra no sélo el vulgo inepto, sino que también se reunitén los hombres ereditoss y después de que la hayan contemplado por todas partes, no dodo de que hay algunos hombres dignos de respeto, de mente fntegra ¥ de ciencia que, siguiendo ms hucllas, alabarén lo que debe see ensalzado y, con una cietta disposicién sagrada, exiticardn lo menos aceptable. A éstos, vo tendné que bendecitlos, darles las yracian rendirles vasllaje y alabar su justicia, Pero’ una muchedumbre mucho més numerosa, convertida en corona en circulo, meters sus ojos en las fisuras de una obra no bien entramada, nis dvida de ver qué puede morder que de encontrar lo que pueda aceptet. Contra éstos me queda Ja guerra, tengo que tomar las armas y es necesa. rio que los pisotee con los mejores argumentos. Peto no conirn woelo el batallén a Ia vez, pues quizi rodeado sea yo oprimido con mis Ck Vitel, Bie, 1, 65, de coud 20 el sentido de odio o ene tal como decimos westé amarillo 798 ogg Goma liso del Burm! Teen, facitidad, sino por linens separadas, como acost en combate y poco a poco'son aplastados los enemigos, en primer Jagat han de ser cogidos los dardos éontra los mis débiles. Son éstos,, para dejar al-restante vulgo, alguncs hombzés irisénsatos, en 10s que hay una charlateneria tan grande y tan detestable atrogancia que * piensan Ievar su opinién con gritds contra todas las cosas de los hombres més honrados, quienquiera que sean, estimatlos en poco, vilipendiarios y, si pueden, condenarlos cox ‘sus torpes palabras Estos, después de que con un sonéro rebuzno, como si anunciaran su mayor distincién, se han confesado idiotas, como si no se pudiera Janzar nada més contra su molicic, considerando el sumo bien pasar el tiempo en festines, en placeres y con ocio intcil en taber- has y lupanares teniendo ante si las copas que espumean con el vino y eructando las comilonas del dia anterior, intentan condenar con su sucia boos les vigilias, meditaciones, estudios, honrados txa- bajos y la modestia de los hombrés eruditos ¢ infamarlos con sus obscenidades; de lo que se tendié el resultado de que, vista esta obra, digen rigndose: <;Oh necid hombre, cuin dulce deseanso ha perdiclo, cudnto tiempo inmejorable, cuénza fatiga frfvola ha mal: gastado, cuintos pergaminos ha desperdiciado y cudntos renglones hha atado initilmente! ¢No habria sido mejor haber amado, bebido, dormido y pasar un tiempo tan grande en los placeres que escribir estas banalidades? De hecho, quienés quieren ser tenidos por hom- bres sabios es una tontisima especie’ de hombres pucs, perdiendo el tiempo en clucubraciones, antes de conacer un dia feliz, conde- nando lo que debe ser alabado caen en una muerte igual para todos.» jOh juicio sano, venerable, salido de las bacunales de los alcahuetes, del senado de los seguidores de Gnatén, de las ta- bernas de los comilones y bebedores, de las fraguas de las mere- trices! @Peto por qué mAs? Yo ccinsidezo espléndidas alabanzas de hombres ilustres los vituperios de éstos, puesto que juzgo participe de Ie vergiienza lo alabado por hombses vergonzantes, Asi pues, que vayan los de tal clase y apleidan graznando a los taberneros, Tanistas, pescadores y mujerzuelas.y, ajddos por el suefio y el vino, dediquen sus alabanzas a aguellos.'y dejen a los hombres sabios y sus trabajos en su esplendor, puesco, que no hay nada més indecente para un hombre ignorante, nada mids. fastidioso para un indocto; ciertamente antes del dia mfseroy caduco convirtieron su ctierpo en sepulcro de su alma infeliz, Es’ més, étos huelen con tan fétida infamia que los sabios pueden con paciencia oft reburaar a los asnos, 799 3 aa 229 arufiir a los cerdos, mugit a les vaeas, a éstos no pueden ofslos Vayan de nuevo los de tal clase y sirvan al vientée y no‘se aver- siiencen tan s6lo de reptender 2 atfos sino de aparecer, si alguna vex estén sobrios, en Jas asambleas de los hombres. Capfruro, III Contra aquellos que, aungue no lo son, desean parecer sabios Contemplaré también esta obra! otra clase de hombres, quizé menos reprochable em-sus costumbres que la antetiot, pero no menor en sabidurfa, Y éstos son quienes, antes de ver el umbral de las escuelas, piensan que son fildsofos: porque algunas vez han ofdo Jos noinbres de algunos fildsofos; 0/si no piensan que son conside- tados por Jos otros, lo desean y con una cierta gravedad fingida de palabras y ponderacién de costumbres, habiendo visto en alin momento algunos libros de cosas vulgares, no hablan a no ser sobre Jo superficial de las cosas; y para ger cbnsideraclos lo que desean, se mueven entre los hombres muy efuditos esgrimiendo dudas sobre Jas cosas més clevadas, como por ejemplo de qué modo en’ tres personas hay solamente una divinidad, 0 si Dios puede crear a uno semejante a sf mismo, 0 por qué Dios no cred el mundo durante mil millares de siglos antes de hacerlo, y cosas de este tipo. Y cuando oyen las zespuestas de Jos sabios, hiciendo algunas pequeiias obser vaciones frivolas en contra y ofdas las xéplicas y conclasiones de los sabios, como si no les satisficiera suficientemente, moviendo si son vistos un poco Ia cabeza y torcéendo el rostro con una sontisa € incluso mirando a los de alrededor no de otro modo que si con- descendicran ante el respeto del que contesta, se van. Y finalmente, Jo que su intelecto débil y lento hia obtenido de la boca de los hombres més sabios y guardado en su memoria, en los talleres de las mujerzuelas, 0 més bien, si hay ocasién, en las encrucijadas, escuchéndolos el ignorante populache, charlataneando Io sueltan des. pués de un largo suspizo, como si ‘hubieran consultade al propio Dios, pretendiendo que se deduzca de esto que lo que han dicho ha sido arrancado no sin un stan esfuerzo, con su inteligencia ¢ investigaciGn, de los recovecos de le’ mente divina, Y para parecer totalmente sabios ante los ignorantes,. épn palabras ampulosas, pero no con el mismo ensamblaje de palabras, sino que saltando por 800° > diferentes materias ora aqu{ ora allf y no coneluyendo nada sobre alguna, sino que embrolléndosc a si mismos y a sus oyentes, como si hubiesen conocido totalmente las artes liberales de las que muy a menudo no conocen hi los nombres, con colérica mondecidad de- muastran haber despreciado a Prisciano, Aristételes, Ciccrén, Aris- tatco, Euclides y Piolomeo y a otros varones insignes en estas artes, diciendo que ellos han sido arrastrados a cosas més ele- vvadas por la dulzura de la teologia. Ast también sobre las costumbres de los hombres y las hazaftas de los héroes, y sobre las sagradas leyes e instituciones y legisladores, Y si alguna vez ocurre que en- tablan una conversacién sobre la poesia o los poetas, con tanto desprecio a aquéllos y a los poemas come si hubiesen conocido lo que van a despreciar, los condenan, vituperan, tienen en poco y rmuestran que se apartan de ellos de manera que con dificultad pueden toleratlos incluso los ignorantes. Y balluciendo dicen que las Musas, el Helicén, Ja fuente Castalia y el bosque de Febo y cosas de este tipo son banalidades de hombres que deliran y son ensayos para una gramitica de nifios. A partir de estas divagaciones yo sé bastante bien qué van a decir, contemplando este espectéculo, contra mf, qué contra mi obra, qué contra los poetas. Pero pienso que ha de tenerse compasién de su necedad antes de oponérseles con argu: mentos, pues, ya que no s¢ entienden a sf mismos, mucho menos van a entencler a otros; son ignorantes y, al carecer de Ja luz de Ja verdad, petmiten ser arrastrados teniendo como guia a la sen- sualidad. A ét0s, por mi catidad y no por su mérito, quersia decisles que, abandonando los oficios ajenog, ejerzan los suyos y, si no son empujados por este deseo de gloria, para ser considerados sabios, que entren en las escuelas, ofgan a los preceptores, desenrollen los libros, estén vigilantes y aprendan, y diligences visiten les palestras de los que discuten acordéndose, pata no velar apresutados al doc: torado, del precepto pitagérico mediante el eval se tomaba Ja pre caucién de que nadie, al entrar en su escucla, abriera la boca para hablar sobre los filosofos antes de haber escuchado durante cinco aiios. Cuando hayan hecho esto de manera loable y hayan legado aun tialo bien metecido, si les place, que salgan a'la luz piblica, prediquen, discutan, ctitiquen y castiguen y con duro espititu apre- mien a sus ctfticos; hacerlo de otra manera no es muestra de sabiduria sino de demencia, “© Hsios autores hacen seferencia 4 Ios diferentes ares del Trivio y el Cuadrivio: dos gramitios, Prscinno y Avstarco; un retézio,, Cleeréay” un dialéctico, Atisiéieles; un’ geémetra, Buclides, y tun astrélogo, ‘Prolomeo. Cf. P.G, Ritei, pp. 506907. 801 Captruto IV Algunas cosas contra los juvistas, mexcladas com unas pocas alabanzes sobre ta pobreza i Hay también algunos hombres insignes por la toga, las bolas de oro y un omato casi regio, y no menos digno de contemplacién por su andar, por la gravedad de costumbres y Ia elocuencia de su boca, seguidos por grandes masas de clientes y famosos por st enorme prestigio. Estos ciertamente son brillantisimos preceptores de las eyes y presidentes de tribunales; si por ellos se practica el derecho conforme a lo establecido, se refrenan las costumbres represoras de los hombres, se ensalza In inocencia y se concede Jo que es suyo a cualquiera que Jo reclame; en ellos no slo se conserva en sus fuerzas el nervio del estado sino que se aumenta pata lo mejor con la perenne justicia; asi ues, son venerables y muy dignos del honor més destactido. Pero por més que con su pradencia purifiquen las culpas de los ottos, sin embargo casi todos estén contaminados con una marca: trabajan por el deseo de oro ¥ no juzgan nada ni a nadie digno de alabanza si no refulge de oro. ¥o pienso que éstos junto con los restantes habrén de llegar para ver si con sus leyes pueden lanzar alguna acusacién contra nuestra obra; y si siguen la antigua costumbre, no se me oculta qué han de objetar. Ciertamente tuvieron por costumbre, abandonando los tostros y saliendo del pretorio, y sobre toda cuando legan libres de preocupaciones a las reuniones de los amigos, si acantece que entre lo que se habla se hace mencién de los poetas, ensalzarlos con ale banzas, puesto que han sido varones muy etuditos y muy elo- cventes; finalmente, después de muchas cosas, echan fuera el veneno escondido bajo la miel, aunque no letal, y dicen que ellos han sido poco avisados en cuanto que, gastando todo el tiempo, han segniclo una actividad de Ja que, después de largas fatigas, no se consiguen ningunas riquezas, afiadiendo ademés que a causa de esto los poetas han sido hombres paupérrimos, no admirables por ningén esplendor ni notables por ninguna riqueza, pot ninguna servidumbre, queriendo que a partir de estas cosas se entienda que, puesto que no fueron ricos, su actividad no ha de ser estimada en’ ningtin precio, Estas palabras junto con su recéndita conclusidn ficilmente penetran en los fnimos de los oyentes, dado que todos estamos inclinados 4 Ja avaricia y con estipida credulidad considerasios que el mayor bien es poser riquezas. Asi pues, impulsados pot esta peste, pienso 802 2 que si escudrifian nuestro trabajo ellos habtén de decir después de muchas cosas que le obra es bella, pero innecesatia, imétil mi sudor Porque no se dirige en absoluto a. donde tieaden los trabajos de los Testantes mortales; y"asf no s6lo parecesd que ellos han dicho su opinién contra mf, sino que como conseenencia de ello parecersin haber condenado juntamente con Ja obra 2 los poetas con si pobreza como un mal muy grande y detestable. Es més, esta objeciéin parece piadosa, conforme a la humanidad y a la opinién del velgo y muy digna de una acciém de gracias, puesto que fluye abundantemente desde Ia fuente de la catidad; pero, puesto que toma su origen de} ofuscado juicio del torpe apetito, debe ser motivo de tisa y recha- zable y hay que tener compasién de so prusito. Y, puesto que hay que somtierse ademas a la dignidad de tales hombres, para que no se consideren postergacos, pienfo que su objecién’ debe volver @ sus principies con més abunckintes palabras, Ast pues, esponté nemmente confesaré Jo que se ha-dicho, que [a poesfa no reporta ninguna riqueza, que los poetas ban sido pobres, si debe lamarse pobres quienes por propia iniclitiva han despreciado la riqueza, pero no confesaré que han sido niecios porque han seguido el estr dio de la poesia, puesto que yp pienso que hebriat sido muy sabios si hubiesen conocido catélicamente al verdadero Dios. Ahora, tomando de nuevo el tema, para qne no patezca que con una con. fesién tan espontdnea he dejado il campo de lucha absolutamente «los objetores como si fueran ventedores, saquemos a livtuz péblica Ja primera objecién. Asf pues, dicen los distinguidos intérpreses de las leyes que la poesia no reports ninguna iqueza, queriendo pot ello, como puede percibirse suficiemtemente, excluitla de las cosas dignas de imitsclén como si no. tuviese ningiin valor entre las denis ciencias. En efecto, pata volver a decitlo de nuevo, es cierto que la poesta no reporta ninguna tiqueza; pero no estoy de acuerdo, como sostienen éstos, con que sudeda esto por su falta de nobleza sino porque nv ex propio de Jes disciplinas especulativas un oficio 9 jntencién de tal clase, sino de los artesanos mecdnicos © de los usureros cuya intencién se ditige'en su'totalidad a este fin, quienes, para que llegue con rapidez, no Bacen absolutamente nada gratis As{ también Jos abogados quienes; por un Indo de los delitos de Jos kombtes, por otro del conctitniento de las leyes, construyen para sf fraguas en las que con el martillo de Ja lengua venal forjan ‘monedas y con su verborrea obtienen oro de las légeimas de los desgraciados, cosa que la poesfa, acordéndose de su generoso origen, aborrece por completo y rechaza. Por lo cual, si ha de ser condenada © estimada en poco, juntamente con ella no tendré ningén valot R03, & 1h Filosofia, meestra de las cosas'y por caya obta aprendemos les FF causas de los entes; de ningtin valor igualmene le teologia, con EI cuyas demostraciones conocemos Dios como es debido; de las gis munca he ofdo que tuvieran ‘afin alguno de buscar’ tesoroe 81 éstos no Jo saben, la poesfa se dedica a cosas mayorca pues, ya KO ae ive ‘en los cielos entremezclada con las decisiones divinee smueve desde Jo alto las mentes de janos pocos hombres al deseo kf ff renombre eterno y con su belleza los empuja a sublimes pencomice, j05 2 Jos asrastrados les muestra las petegtinas invenciones y hace brotar exquisitas palabras de [os fngenios eminentes Ya alguna & Nes invocada con plicida stplica, Hlesciende desde su clevade vate fe $eorfbafiads por las sagradas Musds, no busca para babitarlos loc excelsos palacios de los reyes ni las suaves morsdee de Ire volup- Fret i due entra y babita en las cucvas y en Jos lugares em. p fuipados de los monies, las sombrgs de los bosques, las plateadas fuentes, los retizos de Jos estudiosos, aunque scan muy pobres y Waclos de Ja Tuz perecedera; lo que|quizé se mostrar mis enters exigirlo la matezia, Y asf, puesto que es ctézea ¥ Perenne, no tendré ningia comercio con les cous pere federas, tene en poca estima el esplendor hecho con la nak, como con sus propios bienes no se ~ Preocupa de amontonar riquesa, Después de estas cosas, sept I postura ya mencionads, afiaden que fueron poco previsores los E Poetas, los cuales han seguido un ‘dogma de val tipo que de él “Eno se consigue ninguna riqueza pata le que le siguen, Para res- Pondetles, pienso que la mayor gbra del prudente consine ey clesir lo que hay en tomo y por ello quisiera que ésros ve pusiesen ds acuerdo en quién ha de ser considerado con tode mere ot nits sabio al clegit: un jurista 0 un poeta. Por Pélux. pienso gue se ha ctuado més prudentemente al haber clegido una mente cue Iles & cpias clevadas antes que Ia que baja a las terrestres, ances In estable que Ja que ha de moris, la que presta un argo bien que {1a cue Jo ofserr may pequetio. Lus poetas han clegidec un vee 48 gue lleva a Jas suyas, con Ia continua meditacién, entee Ino astros, fats Tas mansiones de los dioses y los oamentos calestesy df one, verdad, sirvan de testimonio tos! propios poemas de los vane gsctitos con la pluma de los poetasien elegunte estilo a impulsos ds Te que leva. Peto los abogados, siguiendo ln aerividag se las Teyes, se valen sélo de Ja memoria de los escritores, administrando fuscia no gracias a su inteligencia! sino por los escritos de los Keeislidores; ¥ no hay que peusar, cpio puede vene see clatidad, ‘tue ellos estén cerca de cosas elevadas 0 apartadas de la araune oon z 8 8 8 & z A 8 zB 804 & Ieea, come por ejemplo si el sol se disige por’ un camino recto joblicuo desde Jos Tndos a los Hispancs, sino que si por un deeche hereditario o cafitéutico © precario Tito 0 Sempronio cocuparé un Fraucho campo, si ha de hablarse de-deuda zeal o con inteteses, a tuna mujer ardiente puede separarte de un musido trio, Sey turalezal Ademés a poesia, a la que han elegido de antemang ler Pobres poetas, es una ciencia estable y fija, fundada y eomuliiags no aaienGl Princpios, idéntica en todo lugar y ea todo tiempo 9 ne @eitada nunca por ningin movimiento. Pero las eyes ne oo, aumentan y quitan mucho poder a las leyes las instituciones muni, Gipales y las constituciones de los reinos; Jas hace muay el cone de Jos twibunales. También envejecen y mueren alguna vez, pues hace tiempo estuvieron ea la mayor consideracién alyenas que en Tuestra época o han sido desdefiadas © han sido totalmente aboli das; y_as{ no son siempre lo mismo, como se descabre le poesfa A partir de estas cosas, para no hablar mis, esté bastante dats que 4 actividad de las leyes no debe ser lamada ciencia; y cuénte apr Wecha Ja ciencia cualquier actividad, 1o han conocido tanto hoy perdurable bien a los imitadores, si se ha de Hamar bien aquello que todos parecemos desear, a saber que a la vida, al menos con Ja fama, sino se permite de otta manera, la llevan’ un larga edad; puss, segin se sabe con certeza, los poemas de los poctas con casi ‘nmortales junto con el nombre del compositor; pero del juries, aunque resplandezean un poco con vestidos, muy a menudo mane G,nombre junto con el cuerpo. Muy poco es haber tenido visee flurante wn siglo si se enumeran los siglos ‘de Homero! Y, soca llegar a lo que deseo, no le Pareceré dudoso a ningtin erudito que los Postas han clegido sabiamente, cuando los entendidos ey “An recho han sido menos previsores ‘en la eleccién, convertides ay {gnorantes cuando intentan lanzar el vicio que es suyo contra Ie ween? fe meteeen. Gritan a plena voz que los poetas fueron muy Pobres, bebiendo en Ia misma fuente que antes, y sobre todo porque esos mismos juristas son muy ricos, como si la pobreas fusse folane y detestable, Esté clazisimo, ciertamente, que los Peritos en leyes Trumieron mucho oro de las ligrimas ajenas, de reveses ajenos, de 1% Peligros sienos y may a menudo de les desgracas, come ya sc be dicho, y despuss avanzando cubiertos de palio, cou fronjes ro tegidos con distintas picles, refulgentes con los clavos de oto, si- guiendo sv espalda une gran masa de clientes, pucs ast lo quicre ja de los mor Asi no puede negazse que los poetas fueron pobres no por su indolencia sino por su inocencia y porque quieren, pero, cosa que éstos no quisieron en absoluto, fueron des- tacedos por su insigne y perenne clatidad; lo que no sera dificil poner de manifiesto con ejemplos. Sabemos con seguridad que Ho- mero fue hasta tal punto carente de recursos que, privado de los ojos, no tenia dinero de dénde poder pagar aun nifio como guia Pero espera un poguito y verés si ésta ha sido una gloriosa pobreza. Vencido Dario, el més poderoso y rico rey de los Persas, por Ale jandro de Macedonia, se sacaron a la luz publica sus tesoros, entre los que se descubrié un cofrecillo de oro de gran valor por su at tesania y sus adornos. Este fue reservado, tanto por ef acuerdo uné- ime del rey como de sus préceres, no pata los tesoros de Alejandro sino para los volimenes de Homero. Qué honor tan espléndide fase consagtado nunca a los juristas eargados de oropeles? Nadie fue mis pobre de bienes de fortuna que Plauto de Sarsina, En efecio, por su penutia, para alimentar honestamente su vientre, se cansaba de dia en los molinos de mano por un salario; pasaba las noches sin dormir componiendo comedias cuyo mimero y arte hizo que el Isuiel, 1a més importante ensefia de tos emperadores vietoriosos y tcionfantes, no valorara en poco cefiir Ja cabellera de aquél por pobre que fuera. Cayo olor y lozanfa perdura hasta hoy para gloria de su nombre, mientras que los birretes de los intérpretes de las leyes los han devorado, sin que lo impidiera el oro, los ratones y las polillas, Ademés Ennio, hombre de Brindisi, aunque pocta muy ilustse, tuvo unas riquezas tan insignificantes que en el Aventino se contentaba tan sélo con la servidumbre de una esclavita; su es casez de servidumbre fue reparada con la ebundancia de honores. De éstos, puesto que el hombre es famosfsimo por si mismo, me basta afiadir uno solamente. Pues cuando murié los Escipiones, de quienes habia sido amigo, quisieron sepultat su cuerpo en su cro, no despreciando que las cenizas de un hombre de Brindisi se mezelaran con las cenizas de los Comelios, Ademis, zquién no ha ido que Virgilio Marén fue pobre ¢ hijo de un alfarezo? No tavo aquél entre sus bienes més que ua pequeiio campo heredado de su padre en Ia aldea de Andes, a la que hoy aman Piétole, no lejos de Mantua, tenido en su poder no sin litigio. Por la acciéa de los mafritos de eus studios, fue amigo de Octaviano César, duefio de todo el orbe; por el cual, como hubiese ordenado al morir que se quemara la Eneida, para que se conservara el importante poema fue pisoteada con los pies toda la autoridad de las leyes y fue or denado en un clegante poema que se conservara y euidara ®, 2Qué honor tan magnifico de los juristas, pregumio, por mis que resplan- decieran con piedras preciosas y_ oro, fue consagrado por tan glo- rioso principe? Llegaban ademés muchos destacados por alegre pobreza y honores iguales, pero ha de ponerse fin.a los ejemplos, puesto que pienso que se ha mostrado suficientemente tanto con éstos como con los argumentos \demostrados antes que los poetas fueron sabios y, aunque pobres, también resplandecientes, y que éstos vivieron con una fama inmortal, mientras que las riquezas y los nombres de los abogads se fueron al aire como humo, y pienso que por los mismos argumentos esta obra demuestra que, si tienen valor los poemas, no es en absoluto innecesaria ni {rivolos mis su- dores al componerla, Pero ahora,; después de estas cosas, me agrada salir un poco del limite, si por casualidad puedo frenar el ataque de los que hablan contra la pobféza. Asi pues, la pobreza, aunque muchos huyen de ella como uni mal insoportable, sega opina el vullgo, es fa escasez de los bienes ¢aducos,-aunque yo pienso que ella hha de set la enfermedad del espiritu por la que todavia los que tienen muchas cosas muy a menudo trabsjan. En efecto, la. primera, si carece del deseo de aumentar, es plécida y deseable y sus bene- ficios son infinitos; pero In segunda es enemiga de la paz y del descanso, atormentando infelizmente Jas méntes en las. que habita. La primera fue In de los poetas, & los que éstos quieren pobres; en efecto, para éstos habia bastante! con tal de! que hubiese lo que e3 suficiente para Ia vida. Pues con, esta como guia, al quererla, con seguimos Ia libertad, la tranquilidad de espititu y con éstas el ocio digno de alabanza, viviendo en inedio de estas cosas gustamos en la tierra de Las cosas celestiles. Ella estd situada en wm lugar seguro y no tenfe las amenazas 0 los dardos de le fortuna que muda las ‘cosas mundanas: que desde Jo alto lance sayos el éter, la impetuosa rabia de los vientos agite el orbe, luvias continuas inunden los campos, se desborden los ios, suene In trompeta, sutjan_tumual- tuosas guerras, cortan por todas partes Jos ladrones; ésta, riéndose de las destrucciones y de los ingendios, se alegra en st dulce se- guridad, Esta, por el orfculo de Apolo en la persona de Aglao de Ps6fide, propietatio de un pequego campo, fue preferida a los te30- sos del rey Giges . Deleitados can ésta los poetas pudieron adornat el espfritu con virtudes, pasar su tiempo en las meditaciones de #8 Alude s Tos versos condénatosios de Ja quema de la Breda, atcibuidos = 1 Augusto y recogidas en Ant, Lat, 1, 672, PCE Valerio Maximo, VIE, 1, 2'y Plinio, VII, 46, 151 las cosas celestes, componer poemai con’ resonantes versos y buscar uj n tenombre pezpetuo para sf, Deleitado con ésta, Didgenes, el mis brillante principe de los Cinicos de su época, pudo repartir gene- Zestmente todas las riquezas de las que era muy abundante, y les regalé @ quienes las querfan, y prefirié vivir en un tonel, como en tna casa mévil, que en los palacios, y comer lechugas’ silvestres lavadas con sus manos que adular a Dionisio para hacer uso de lo, j Manjares regios; este voluntario repudio dé los bienes y Ja claridad de los estudios pudieron llamar para verlo al joven soberbio y que ¥@ tenfa en su éaimo el mando del mundo, Alejandro de Macedonia, gue buscaba Ia amistad de aquél y. en vano le oftecta enormes regalos, Deleitado con ésta Jendcrates *, contento con un buerto de equedas proporciones, pudo Uevar el énimo de este mismo joven al f) deseo de su benevolencia, que pidié ‘con una notable embajada ** regalos regios. Deleitado con ésta, Demécrito concedié espontd- neamente los campos de su padre y Jas innumerables riquezas a la tepablica de los Atenienses, considerando preferible estar contento con Ia libertad de los estudios junto con la pobreza que estar agi- tado por la preocupacién setvil de las! riquezas, Deleitado com éta, Anmudgorss, attaido por la dulzura dé la flosotia, pado despreciay Jas cnormes posesiones afirmando que se habria perdido si las brubiese quesido cultivar, Por obra de’ é3ta, Amicias, un pobse mee FF Gre, solo de noche en el litotal, oyé ‘sin temot a César que stitaba, enya voz temfan los reyes ‘soberbios, y que golpesba la Puerta de una cabaiia , También el pobre Arrunte, cuando Italia 7] aa eatera ardia con el incendio de la guerea civil, enrre lee vais Ri de mérmoles de Lana, contemplando fos movimientos del cielo del sol y de la tuna, se mantavo firme sin miedo. No ven esta cove j quienes vituperan la pobreza y buyen de ella. Digan, lo pido, si § hhubiese sido adecuaco que Homero tuviese un plesto con en can Pesino por un asunto agricola 0 que exigiera las cuentas del cuidalon de Ia casa sobre los asuntos domésticos, gcududy hubiera podido Jp scar un pocma.sobse Trek 9 mes hoy su nombre res. " plandeciente con la claridad de los astrds? ¢Cudndo Virgilio, cuéndo js ottos que siguen la actividad postied con pobresa? Pees efecce [ mente cubiertos de pizpure no Ia habtian despreciado porque lla svanca cubjerta con un ligeto manto faido, ya que es la primera Toubign los exemple de Diggencs y Jenécrces proseden de Valetio Pagans . CE Licino, V, 519531 CE Tucano, 1,386, Sobre In ubicacia de Lane y Is imporancia de sus J] rirmats, gues cosas iny como de Cana ef Rik, SoBe 808 2 sloria de los que estudien como es debido. Pues no vf,.0 mejor di. cho sé, qué importancia tiene adomar el cuerpo con vestidos de oro si is mente se ensucia con el azote de los vicios. Esta pobreza, or si no os dais cuenta, est adotnada con las delicias celestiales, gue no pueden ver los ojos ofuscados por las ricblinai de la avaricia, ¥ ‘no avanza sola, como piensan los acompafiados de una ansioss muchedumbre; a ésta siempre la siguen los poetas engalanados con laureles, a ésta los emperadores revestidos con tinicas adornades de palmas, es mis a ella el renombrado Homero, Hesfodo, Furi, ides, Ennio, Terencio, Virgilio, Flaco y otros muchos la adernaron con divinos poemas. Asf los Camilos, Quintos, Curcios, Fabticios, Escipiones y Catones, antafio més ricos por la envidia y la gloria de sus acciones que por el oro, Ja adornaron con sus admirables triunfos, la antepusicron a los excelsos reyes y Ja pusicion al frente del gobierno del mundo. Por tanto, ¢dirén los entendidos en leyes que ella, ast acompaiiada y de tal manera adornada, camina sola ¥ sucia? Quedaban muchas cosas que podsla decir en alabanza de ésta si hacia ella, por la que se esfueraan muchos que se consi. deran ricos, no me arrastrara el deseo, Ast pues, In segunda pobreza es) de hecho, la de aquellos que intentan evitarla como si fuera un enemigo sin darse cuenta de que, cuando con el mayor empefo van tras las riqueras, se pretipitan en el regazo de esta pobresn, Pre- gunto ¢qué ora cosa es la pobreza que el angustiarse en medio dle la mayor abundancia por el deseo de amontonar? ¢Voy a llamar « Téntalo rico si rodeado de alimentos y bebidas perece de hambre y de sed? Lejos de mi; ha de set considerado paupérrimo, Pero concedamos @ nuestros juristas Ia opulencia de Dario y veamos qué Placer pueden sacar de ello, Si damos crédito a la experiencia, siempre estén oprimidos por una continua y ardiente preoeupacién fos que se llaman ticos. Si aparece en el aire una nubecilla, al punto desconfia de Ia Unvia y teme angustiada que sus demaciado abunclantes sembrados scan echados a petder; si. se levanta viento, teme que sean arrancados los atbustos 0 que sean tirados los edi ios; si sarge un incendio en Jas tierras, se desmaya por el miedo cle gue vuele a su casa; si se origina una guerra, desgraciado pro. fetiea que In rapitia amenaza sus ganados y rebafos; si nace un scuerdo de las discusiones, llora como si fuera su desgracia. Siente piinico de la envidia de los amigos, la astucia de los ladrones, la violencia de lor secuestradores, las, insidias de los patientes, lis guerres civiles, angustiado por su continua cobardia, Podtia aiadir muchas cosas que no sélo convierten a estos ricos en verdadera. ‘mente pobres sino ea mendigos. 7En un lugar resbaladizo estan pues. R08 tos los bienes de a fortuna sin afirmar en ua apoyo seguro! Ast pues, que dejen los desgraciados de lanzar insultos contza los que actéan bien y que vuelvan recordar que no los’ hacen ricos ni sabios las cosas que se cuelgan en los hombros sino lo gue se con- serva en el sagrado pecho; y consideren que serfa muy estipido penser que, si las riquezas fueran necesarias, la naturaleza de las cosas fue tan cruel y Dios tan severo que quisieron enviernos des- nudos a Ia vida que se escapa. La naturaleze de los hombres se contenta con pocas cosas y éstas se afiaden suficientemente y nos han sido concedidas con ningin esfuerzo por nuestra parte y ast, si queremos, podemos no ser pobres. Ademds, que los hombres se adornen con virtudes, no con palios. Por tanto pido que estos ilus- tres represores de-las costumbres humanas dejen en paz a los poetas; pues nada tienen en comin con los poetas de lo que pueda ocu- parse su derecho. Los poetas cantan sus poems en un lugar apar- tado, Jos juristas declaman los litigios mezelados con Ja multitud y con la concurrencia del foro -en Ios rostros. Aquéllos desean la gloria y Is fama ilustre, éstos el oro; a aquéllos les agradn el silencio y la soledad del campo, a éstos el pretorio, Jos tribunales y el griterfo de los que querellan; Ia paz es amiga de aquéllos, de éstos las intrigas y la querella. Y si no quieren condescender a mis ruegos, que al menos sean condescendientes con Ja autoridad de Solén, importantisimd legislador quien, tras haber sido real z2adas las diez tablas, se retig6, olvidéndose de las Leyes, a Ia. poesia pata Hsgat a ser de hecho ‘otro Homero si su vida hubiese sido més ga Carfruo V Quiénes son y qué cantidad de cosas anaden algunos ¢ los poctas Hay ademés, el més serenfsimo de los reyes, coma ti sabes mucho mejor, por regalo divino wna casa en las tierras, hecha a imitacién de la asamblea celestial, dedicada tan sdlo a los estudios. En ésta, en un elevado trono, salida del regazo de Dios, la filosoffa, maestra de las cosas, preside con augusta faz y brillante por el divino #8 Tgual contenido pero distiota forma en Ia edicién de Bari y la de Pats, esta altima seguida por Ricci en este pasaje. ain resplandorj cubieria de regios véstidos y engalanada con una’ co- sona de oro, zo de otro modo .qié' como emperatriz de los morts- Jes, con su meno irxjuierda sje cetro real y con elocuentes palabras ensefia a los due’ quieren’ oir cvéles son las costumbres dignas'de alabanza de los hombres, cules las fuerzas de Ja madre naturaleza, cuél el verdadero bien: y los secretas del cielo. Si entres en ella, no hay duda de que verds el santuario més digno de todo sespeto y, si miras alrededor, verds con toda claridad qué pueden hacer los estudios Ihumanos, qué investigar los ingenios, qué comprender las inteligencias, y asia tal punto te admirarés que disis contigo que una sola casa lo contiene todo, es mis que es cisi la propia representacidn de la mente divina, Y entre otras cosas muy dignes de la mayor venera- cién, hay alli detras de Ja soberana colocados en una sede muy clevada unos hombres, aunqne ao muchos, suaves de aspecto y de palabra y también por Ia gravedad'de sus costumbres, tan admirables por su Tonestidad y verdadera hivmildad que més creerfas que son dioses que mortales. Estos, ya lecos de las enseiianzas de la que gobierna, Ilevan hacia otros con! abundancia lo que han conocido. Hay ademés ova multitud estrepitosa de diferentes clases de bom- bres, de Ia que algunos, rechazada toda soberbia, vigilantes se con sagran a Jos preceptos por si por casualidad pueden Iegar con su estudio a un grado mds alto, Peto hay otros que, nada mds oir los ptincipios de las cosas, con dima soberbio clavan sus rapaces manos en las vestiduras de la emperatriz y, atrancadas algunas partfeu- Jas con dua violencia y engalanados con diferentes itulos, que a veces encuentian que son venales, no de otro modo que si hybiesea comprendido todo el pensamiento de Ia divinided, inflados con tun cierto fasto se Ianzan fuera de la sagrada mansién; pero los sabios advierten con cudnto dafio de los ignorantes, Estos, hecha una conjuracién unénime contra algunas buenas artes, antes que otra cosa intertan represeritar un’ buen hombre, eliminan sus rostros para aparecer vigilantes, avanzan ademés con os ojos fijos en tierra pata parecer que nunca se’alejai de’ las meditaciones; tambiiin se mueven con un paso lento, para que crean Jos ignorantes que titu-: bean por el peso excesivo de lng elevadas investigaciones; utilizan ain honesto aspecto en los vestidos no porgye la mente sea honesta sino pata engaiiar con Ja fingida santidad; su conversacién es poco abundante y grave; interrogados conceden sus. respuestas no sin haber Ianzado un ‘suspiro, habér dejado en medio un pequefio tiempo y haber clevado un poco los oj6s al cielo, pretendiendo que Jos que los, zodean deduzcan de estas cosas: que, clos erda sujeta los libros, con su derecha Hleva el eee:

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