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Este breve volumen ofrece al lector un contenido de denso y, apia tiempo, resplandeciente humanism, copiosament2 docu: ‘ado, con juicies criticos tan considerados. que merece una jactura atenta, pagina por pagina» («Annales medigo-psycholog' ques, Paris). «Los puntos de vista exouestos por el profesor Frankl fn esta obra y los demas litras por él publicados constituyen, en el campo de la psicoterapia, 1a aportacion cientifica mas importante Gespués de Freud, Adler y Jung, y estilisticamente son, con mucho, fde mas facil lectura» (Sir Cyril Burt, presidente de la British Psy: chological Society). «En los ambientes cientificos de nuestro pais esta todavia vigente [a idea de que el psicoanalisis freudiano con: tina siendo la palabra definita en cuestiones de psicologia pro- funda, da tal manera que se ignora la evolucién de. algunos dis- cipulos de Freud y la existencia de escuelas, como la de Frankl, que Feeonaciendo el mérito extraordinario de Freud, se opone funda: mentalmento a mut ideas... Conoce a fondo los sistemas de Freud y de Adler y pretende superarlos» (F. Broggi, en «Annals de Medicina», Barcelona 5 [1973] p. 641) Viktor E. Frank! es catedratico de neurologia y psiquiatria en la Universidad de Viena, asi como profesor de logoterapie en la Uni versidad Internacional de San Diego (California). Es el fundedor de la logoterapia 0, como diversos autores la denominan, la «terce- ra escuela vienesa de psicoterapias (las dos primeras son el psi Coandlisis y la. psicolagia individual). Frankl ha ocupado asimismo diversas cétedras de las universidades de Harvard, Stanford, Dallas ¥y Pittsburgh, Invitado por 174 universidades, Frankl ha promnciado Conferencias en América, Australia, Asia y Africa, Las 26 obras publicadas hasta hoy por el profesor Frankl han ido traducidas 2 18 idiomas, ineluido el japonés, el chino y el coreano. Salamente dela edicién norteamericana de Man's Search for Meaning (traguccian castellana: £1 hombre en busca de sentido, Herder. Bercelona *1981] se han vendido dos millones d> ejem- plares. Durante 25 afios, el profesor Frankl fue director de la policlinica nouralégica de Viena y, desde su fundacion, es presidente de la Sociedad médica de psicoterapia de Austria, ‘ Q Q s Ante ¢ Frankl Viktor E. Frankl ANTE EL VACIO EXISTENCIAL Hacia una humanizacion de Ja psicoterapia INTRODUCCIO: EL SUFRIMIENTO DE LA VIDA SIN SENTIDO' Cada época tiene sus neurosis y cada tiempo necesita su psicoterapia. En realidad, hoy no nos enfrentamos ya, como en los tiempos de Freud, con una frustracién sexual, sino con ‘una frustracién existencial, El paciente tipico de nuestros dias no sufte tanto, como en los tiempos de Adler, bajo un complejo de inferioridad, sino bajo un abismal com plejo de falta de sentido, acompafiado de un sentimiento de vacfo, razén pot la que me inclino a hablar de un va: cio existencial ?. Tomemos una carta que me escribié un estudiante americano y de la que me limitaré a citar un par de frases: «Aut, en América, me hallo rodeado por doquier de j6- venes ‘de mi edad, que buscan desesperadamente un sen- tido a su existencia, No hace mucho murié uno de mis mejores amigos, porque no pudo descubrir este sentido.» Mis experiencias respecto de las universidades americanas —hasta el momento he pronunciado, sdlo en los Estados Unidos, 129 conferencias, que me han proporcionado oca sién para entrar en contacto con los estudiantes — corro- boran que los pasajes de la citada carta son representati- vos, en el sentido de que reflejan el estado de énimo y ef ° Introduccién sentimiento de la vida predominantes en la actual juven- tud universitaria. Pero no sélo en esta juventud, Por lo que hace a la generacién de los adultos, me limitaré a remitirme a los resultados de las investigaciones llevadas a cabo por Rolf von Eckartsberg entre los ex alumnos de la Harvard Uni- versity. Veinte afios después de haber concluido los estu- dios universitarios, un notable porcentaje de ellos — que, mientras tanto, habian escalado posiciones acordes con su carrera y que, ademas, y de cara al exterior, Mevaban tun género de vida acomodade y feli2 — se quejaban de un abismal sentimiento de vacuidad definitiva. Y se multiplican los signos de que el complejo de va- cuidad adquiere una creciente difusién, Su presencia es hoy atestiguada también por los colegas consagrados exclu- sivamente al mbito psicoanalitico, incluidos los del campo marxista, Asi, en un reciente encuentro internacional de psicoanalistas freudianos, todos ellos estuvieron de acuer- do en destacar que hoy dia se ven cada ver mis confron- tados con pacientes cuyas dificultades dimanan esencial- mente de un sentimiento de inconsistencia total que corroe sus vidas, Ms atin, estos psicoanalistas Hlegaron incluso a aventurar la opinién de que, en no pacos casos de los lla mados andlisis inacabables, el tratamiento psicoanalitico en cuanto tal habfa acabado por convertirse, por ast de- citlo faute de mieux, en el tnico contenido de la vida de sus pacientes Por lo que hace al campo marxista, mencionaremos tan sdlo el testimonio de Vymetal, antiguo director de la Clinica psiquidtrica de la Universidad de Olmiitz (Che- coslovaquia), Este autor — apoyéndose en el testimonio de otros colegas, tanto de Checoslovaquia como de la Re- piblica Democritica Alemana— Iamé expresamente a 10 | | | i ' i { EI sutrimiento de la vida sin sentido atencién sobre la presencia de la frustracién existencial en Jos paises comunistas y pidié nuevos planteamientos tera- péuticos, para poder hacer frente a este fenémeno. Habrfa que mencionar también, finalmente, a Klivz ke, profesor americano invitado a dar algunos cursos en una universidad africana, que un informe recientemente publicado en ef «American Journal of Humanistic Psy- chology (con el titulo de Students in Emerging Africa Logotherapy in Tanzania) pudo confirmar que el vacfo existencial se percibe claramente y se esté imponiendo en el Tercer Mundo, sobre todo, y por lo menos, entre la juventud universitaria, Una indicacién andloga debemos a Joseph L. Philbrick (A Cross-Cultural Study of Frankl’s Theory of Meaning-in-Life) Cuando se me pregunta cémo explico la génesis de este vacio existencial, suelo ofrecer Ja siguiente férmula abreviada: Contrariamente al animal, el hombre carece de instintos que le digan lo que tiene que hacer y, a diferen- cia de los hombres del pasado, el hombre actual ya no tiene traditiones que le digan lo que debe ser. Entonces, ignorando lo que tiene que hacer ¢ ignorando también lo] que debe ser, parece que muchas veces ya no sabe tampoco | To que quiere en el fondo. ¥ entonces sdlo quiere lo que los | demas hacen (jconformismo!), o bien, sélo hacer lo que] Jos otros quieren, lo que quieren de él (totalitarismo) *. | Pero estas dos secuelas no deben inducimnos a pasar por alto una tercera, Me refiero a un neurotismo especi- fico, a saber, a la presencia de Jo que he designado como neurosis nodgena». Al contrario que la neurosis en sen- tido estricto, que presenta, por definicién, una enfermedad psicdgena, la neurosis nodgena no se debe a complejos y conflctos en el sentido tradicional, sino a conflictos de conciencia, a colisiones de valores y, last but not least, a u Iateoduccién tuna frustracién existencial que algunas veces puede expre- sarse bajo la forma de sintomatologia neurdtica. Gracias ‘a James C, Crumbaugh, director de un Laboratorio psico- égico de Mississippi, disponemos también de un test (el lamdo PIL 0 Purpose in Life-Test), elaborado por este autor con la finalidad especifica de poder distinguir los diagnésticos de las neurosis nodgenas de los de las psieé genas (puede pedirse a Psychometric Affiliates, Post Office Box 3167, Munster, Indiana 46321, EE.UU,), Tras haber valorado los datos obtenidos con ayuda de una computa- dora, legs al resultado de que las neurosis nodgenas pre- sentan una sintomatologfa nueva, que desborda el marco de Ja psiquiatria tradicional no sélo desde el punto de vista del diagnéstico, sino también del tezapéutico Respecto de Ia frecuencia de las neurosis nodgenas, nos contentaremos con remitir a los resultados de las investi gaciones estadisticas realizadas por Niebauer y Lukes en Viera, Frank M. Buckley en Worcester, Mass., EE.UU., Wemer en Londres, Langen y Volhard en Tubinga, Prill en Wurzburgo, Popielski en Polonia y Nina Toll en Midd- Jetown, Conn., EE.UU, A tenor de los resultados concor. dantes de los tests Hevados a cabo, debemos contar con un 20 por ciento de neurosis nodgenas. Ultimamente, Elisabeth Lukas ha elaborado un nuevo test con Ia finalidad especifica de llegar a un conocimiento mds exacto de In frustracién existencial, que inclufa tam: bién la intencién de descubrir posibilidades de aceién no sélo terapéutica sino, Hegado el caso, también profiléctica Es el Iamado «Logo-test» («Zur Validierung der Logo: therapie», en Frankl, Der Wille zum Sinn, Hans Huber, Berra 1972). ‘Las estadisticas han demostrado que, entre los estu- diantes americanos, el suicidio ocupa —a renglén segui 2 El sufrimiento de la vida sin sentido do de los accidentes de tréfico— el segundo lugar entre las causas més frecuentes ce defunciones. El numero de intentos de suicidio (no seguidos de la muerte) ¢s quince veces mis elevado, Me presentaron una notable estadistica, referida a 60 estudiantes de la Idaho State University, en la que se les preguntaba con gran minucosidad por el motivo que les habia empujado al intento de suicidio, De ella se despren- dfa que el 85 por ciento de los éncuestados no veian ya ningtin sentido en sus vidas. Lo curioso es que el 93 por cient gozaban de excelente salud fisica y psfquica, tenian Buena situacién econdmica, se entendian perfectamente con, su familia, desarrollaban ura activa vida social y estaban satisfechos de sus progresos en los estudios. En cualquier caso, no podia hablarse de una insuficiente ‘satisfaccién de necesidades. Todo ello contribuye a hacer atin més acu- ciante la pregunta de cul fue la «condicién de posibili- dad» de estos intentos de suicidio, qué es lo que debe hallarse inserto en la condition humaine para que pueda legarse a un intento de suicidio a pesar de Ia satisfaccién de las necesidades més _gensrales. El hecho sdlo es expli- cable si se admite que el hombre tiende genuinamente y donde ya no, al menos tendfa originariamente — a descubrir un sentido en su vida y a llenarlo de contenido, Esto es lo que intentamos describir en Ia logoterapia con el concepto de motivacién teérica de una «voluntad de sentido» (Willen zum Sinn}, A primera vista podria pare- cer que se trata de una supravaloracién del hombre, como si: quisiéramos colocarlo scbre un alto pedestal. A este propésito, recuerdo siempre lo que una vez me dijo mi profesor de vuelo californiano: «Suponiendo que quiero volar hacia el Este mientras sopla un viento de costado del norte, mi avidn se desvia- B Introduccién 14 hacia el sudeste. Si entonces pongo mi aparato rumbo hacia noreste, volaré de hecho en direccién este y ater zaré donde quiero aterrizar.» gNo ocurre lo mismo con el hombre? Si lo tomamos simplemente como es, lo ha- cemos peor. Si lo tomamos como debe ser, entonces lo con vertimos en lo gary puede Iegar a ser. Pero esto no me lo dijo mi protesoN velo calforniano, Esto es una senten. cia de Goethe. Sabemos bien que existe una psicologia que se da a si misma el titulo de «profunday. Pero gdénde esté la

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