You are on page 1of 109
La adiccién al amor PIA MELODY, ANDREA WELLS MILLER YJ. KEITH MILLER La adiccién al amor Cémo cambiar su forma de amar para dejar de sufrir EDICIONES OBELISCO Si este libro lea intereado y desea que le mantengamosinformado ‘de nueseaspublicaciones, eserfbanos indicindonor qu temas som de a incr (Astologa, Autoayuda, Ciencias Oculas, Artes Marcas, Naturismo, Espirtualdad, Tradicin..) y gustosamente le complaceremos, Puede consular nuestro catlogo en ww.edicionesobelisco.com Coleccién Psicologia LAADICCION AL AMOR Pia Melly, Well Miler yf. Keith Miller 1. edict: abril de 1997 45 edicin: febrero de 2012 ‘Titulo original: Recng love addition ‘Traduccisn: José M. Pomaree Maguetacin: Imelda Hermdndea Simin Disetio de cubierta: Monica Gil Ron © Pia Matlody, Wells Mille y J. Keith Miller (Reservados todos los derechos) © 1957, Ediciones Obelico, §.L. (Reservados los derechos para la presence edicién) Publicado por acuerdo con Hagper San Francisco, tuna divsin de HarpesCollins Publishers ‘bata: Ediciones Obeliso $.L. Pere 1V, 78 (Edi Pedro 1V) 3 planes 52 puerta (08005 Barcelona = Espana ‘Tel 93 309 85 25 Fax 95 309 85.23 E-mail: info@edicionesobelico.com Paracas 59 CI275AFA Buenos Aes - Argentina Tel. (541 -14) 305 06 33 - Fax (541 14) 304 78-20 ISBN: 978.84-9777-301-0 Depsito Legal: B-31.420-2006 i Printed in Spain Impreso en Espana en los alles griicos de Romany/Vall S.A. re “Verdagus, 108786 Copeads (arena) Resrados dos los derechos Ningua pane de ea publica, incu eno dela cubic, puede ser reproduc siacenada, wesomidao eas os sony, algura por nnn medio, yasea decal, qua © lector, sinc pronoconsenimieno por een del ees, Disa « CEDRO (Contro Eaatol de Derechos Reprogins wc. on) 1 ncaa forocopiaeo eeanear gin lagers dea obe , mecinice, éprieo, de grabacion Annis hijos, Jane, Timothy, Benjamin y Daniel, la presen- Sous waa ayudé a seguir adelante en mi viaje de recuperacin. Mi amor y mi preocupacin por ellos me ofrecié la morivacié para ir mas ald de mis propios temores > negatividad, hacia la recuperacin, y para mantenerme en la misma divecién. PIA MELODY Prefacio Este libro se ha escrito para aquellos que siempre parecen elegir enamo- rarse de personas que aparentemente no pueden o no estén dispuestas a «devolverles su amor». Si ha estado a punto de abandonar, o de lograr que alguien significativo le ame, ya se trate de un c6nyuge, amante, nifio, padre o amigo, tenemos noticias incretblemente buenas: la recuperacién cexige un trabajo serio, pero es posible, Si se encuentra usted sumido en una telacién de adiccién al amor, puede dirigirse hacia la recuperacién a través del enfoque de tratamiento descrito en este libro. La adiccién al amor es un comportamiento dolorosamente com- pulsivo que afecta negativamente no sélo a los adictos al amor, sino tam- bién a sus parejas. La investigacién de la adiccién al amor, en la que una persona ama a otra con una intensidad compulsiva y de una forma que no es precisamente la que supone el mejor interés para ambos, constitu ye un fenémeno relativamente reciente. En 1975, Stanton Peele y Archie Brodsky escribieron un libro titulado Amor y aiccin. Pero no fue ra 1986 cuando otro libro, titulado Sexo y adictos anénimos al amor, del Augustine Fellowship Staff impuls6 la aparicién de un néimero erecien- te de libros populares sobre el tema de la adiccién al amor, aunque en la liveratura psicol6gica se citan pocos articulos o libros sobre el tema.* Pronto comprendimos con claridad que lo que Hamamos adiccién al tumor no se ha separado de los conceptos descriptivos generales y no se hha descrito con claridad. Muchas personas han mezclado lo que es la adiccién al amor con lo que es la codependencia. En su trabajo de aseso- ramiento, sin embargo, Pia Melody ha visto que, cuando a ciertos code- * Verse la Bibliografia para encontrar algunos de esos rtulos. Hemos preparado nas breves notas relativas& nuestros descubrimientos a través de un estudio de la li- ura psicoldgiea, que encontrar en el Apéndice A. 9 pendientes se les trataba con éxito su codepender sin poder we relacionarse funcionalmente 0 romper con el objeto de cen el que se hallaban‘enredados. Evidentemente, suceda algo Somos conscientes de que nos adelantamos a la investigaciGn al des- cribir, con toda la claridad posible, lo que hemos aprendido de nuestras propias experieficias personales y linicas. No obstante, el enfoque clini- «co aqut expuesto ya ha aliviado a muchas personas de la dolorosa enfer- ‘medad de las relaciones adictas al amor. Ese hecho, y la ayuda que hemos recibido para afrontar nuestras propias relaciones, nos han animado a escribir este libro. PIA MELLODY, ANDREA WELLS MILLER Y J. KEITH MILLER 10 Agradecimientos Quisiera expresar mi agradecimiento por las contribuciones de cinco per- sonas muy especiales. Primero mi marido, Pat, por haber permanecido conmigo para elaborar juntos nuestra relacién. Su capacidad para ayu- darme a comprender lo que sucedia, y su voluntad para entrar en el pro- ceso de maduracién de la recuperacién conmigo, han sido muy valiosas para mi. Segundo, mi amiga y mentora, Janet Hurley, que también es terapeu- ta, Su carifiosa confrontacién y el apoyo que ha dado a mi recuperacién, junto con sus ideas, me ayudaron a aftontar mi adiccién al amor y a supe- rarla Tercero, a mi buena amiga la doctora Ann Worth, que me offecié ‘mucha ayuda y apoyo a lo largo de mi recuperacién. Cuarto, a mi amigo Michael Scott, también terapeuta, que acufé el término «adicto a la evitaciGn» para referirse a la pareja del adicto al Y quinto, a la doctora Susan Maxwell que, como terapeuta mfa, hizo lo que considero un trabajo magnifico conmigo. Su talento y apoyo me ofrecieron la esperanza de que mi vida y mis relaciones podfan y debfan ‘mejorar. Realizé intervenciones claras y fitmes sobre mi enfermedad que me ayudaron a comprender lo que sucedfa. Trabajar con ella es como encontrarme en el escenario, dentro del drama de mi propia vida. Como una buena directora, me ofteci6 sus ideas acerca de cémo afrontar los dliversos aspectos del drama, y luego me dej6 ser yo misma para que ela- borara mis propias soluciones. PIA MELLODY Los autores también desean expresar su agradecimientt manuscrito, Vicki Spencer y Ray Thornton, cuya cuidadoss atencién, célido apoyo y honesta informacién nos ayudaron a escribir con mayor claridad. Puesto que la responsabilidad final por la expresién y clarifica- ciGn nos pertenece a Pia Mellody y a nosotros mismos, no se les puede hacer responsables a ellos por cualquier error o confusién que haya podi- do quedar en la escritura. os lectores del ANDREA WELLS MILLER J. KEITH MILLER 12 Introduccién Katy dejé sobre la mesa la hoja de papel rosado y perfumado cubierta de luna escritura enérgica y ensortijada. Sus ojos se Henaron de lagrimas, se le contrajo la garganta, y se dobl6 sobre s{ misma de dolor. «{Oh, no, Ronnie, otra ver no! ~solloz6 entre los dientes apretados-. No creo que pueda soportarlo otra vez.» La carta, descubierta en el bolsillo del eraje que preparaba para He- varlo a la tintoreria, era una nota de amor de Cassie, la joven secretaria «que su esposo habia contratado hacfa apenas un mes. En ella contaba con doloroso detale la cita lena de diversién que haba mantenido su espo- so con ella...en Acapulco, cuando Katy crefa que Ronnie estaba en San Antonio, por asunto de negocios. Hermosa, bronceada y delgada, Katy era la esposa de Ronnie desde hhacfa ocho atios. A los treinta y cinco afios de edad podia pasar fécil- mente por una mujer de veinticinco. Habia trabajado duramente para mantenerse en forma desde que estuvo a punto de divorciarse, dos afios antes, y deseaba desesperadamente conseguir el amor y la atencién de su ‘esposo, Pero nunca parecfa haber suficiente de ninguna de las dos cosas. Pocos meses después de su matrimonio, Ronnie empe2s a mostrarse distraido y distante. Su empresa crecta, dijo, y él parecta hallarse cons- tantemente envuelto en trabajos administrativos cuando regresaba a casa, También tenfa un niimero cada vez mayor de reuniones de negocios hasta altas horas de la noche, y se le presentaban viajes fuera de la ciu- dad. Entonces, Katy se enteré de que Ronnie tenfa una relacién extra- ‘matrimonial con alguien, una mujer extrafia a la que no conocia. Horrorizada primero y luego colérica, se enfrent6 con él y lo amenaz6 con abandonarlo si no daba por terminada aquella relacién. Cuando él dijo que necesitaba pensérselo, ella guard6 las efectos personales de Ronnie en cajas y se los envi 2 la oficina en un momento en que él esta B ba fuera de la ciudad, Luego, cambis las cerraduras de la asa, Le aterro: rizaba la idea de que Ronnie pudiera dejarla, pero decidié actuar porque se sentfa desesperada para que él tomara inmediatamente una decisién. Si deseaba dejarla, ya ten‘a planes para arrojarse a sus pies y recuperarlo, sabiendo que sin él se sentirfa como una persona sin valor alguno. Pero ro necesit6 poner en préctica su segundo plan. Consiguié recuperar su atencién. Ronnie le envié rosas, la sacé a ccnat, le expresé toda clase de sensacionales y sinceras disculpas, y le prometié que habfa aprendido la leccién. Le jur6 su amor y le dijo que no deseaba perderla nunca. Ella le crey6, y se permitié sentirse espe- ranzada y feliz. La intensidad emocional de lo que estuvo a punto de convertirse en divorcio la rejuveneci6, la hizo sentirse nuevamente viva, y Ronnie también parecié sentirse renovado. Se instalé de nuevo cen la casa y él y Katy iniciaron un largo recorrido para recuperat la con- fianza. Katy dependia por completo de Ronnie hasta para su misma existen- cia, se sentfa bien consigo misma porque su esposo habfa vuelto a la rela- cién, y esperaba verse cuidada y querida tal y como sabia que necesitaba serlo. Después de todos sus esfuerzos para enmendar la relacién y apren- der a confiar de nuevo, qued6 estupefacta ante el descubrimiento de una nueva relacién extramatrimonial «Qué me ocurre! se pregunt6 a sf misma-. Acaso no he hecho todo lo que he podido para que él sea feliz? Si me dejara me sentiria impoten- te. No sé ni c6mo manejar una cuenta corriente, arreglar el patio o dis- poner la reparacién de un coche. ;El sabe muy bien lo mucho que lo necesito! Y ya no quiere hablar conmigo. No tengo ni la menor idea de lo que piensa o siente.» Las noches que regresaba a casa, Ronnie solfa tomar una cerveza y encendfa el televisor para ver las noticias. Después de cenar, se encerra- ba en su despacho a trabajar o a leer una novela, o se ocupaba en el gara- je con algin que otro proyecto. Ely Katy mantenian relaciones sexuales dos o tres veces4s la semana, y habitualmente eran muy satisfactorias para ambos. Esa noche en particular, Ronnie observé las manos temblorosas de Katy y sus ojos enrojecidos y pens6: «aya, vaya, vamos a tener una dis- cusi6n si no llevo cuidadow. Se encogis de hombros, cruzé el salén y encendi el televisor. Cuando estaba enfrascado en las noticias, una hoja de papel perfumado floté sobre sus hombros y aterrizé sobre su rega- 20. Se quedé helado, y luego recordé haber dejado la hoja en el bolsillo. del traje 14 tuna sola palabra de Kary, le gité: «jMaldita Sin esperar a escuchi ime vigilaras y sea! {Por qué tienes que hurgarlo todo? Me siento como me controlaras todo el tiempo. {Me marcho de aquit», Salié preci- pitadamente y cerré con un portazo, dejando tras de sf a una Katy enco- lerizada y temblorosa, que miraba fijamente el lugar por donde se haba ido y que escuchaba el sonido del coche al alejarse. Esta historia podria haberse referido a una dolorosa relacién roméntica en la que no se producta la infidelidad, peto en la que existian otras situa ciones destructoras de la intimidad, 0 acerca de un padre o una madre que trataran de enderezar a un adolescente que tomaba drogas, o acerca de un hijo devoto que tratara sin éxito de conseguir la atencién y el amor de su padre. © podria haberse referido a una mujer continuamente heri- dda por su mejor amiga, incapaz de estar ah cuando la necesitaba alguien que la amaba y que dependia de ella. Todas estas historias tienen algo en comin: describen una adiccién muy dolorosa a una cierta clase de per- sona que es aparentemente incapaz de responder a una devocién unila- teral centrada en ella. A ese proceso adictivo lo llamamos «adiccién al amorm. Adictos al amor, sus parejas y las relaciones que forman Afrontar la adiccién al amor persigue tres propésitos: 1) describir al adicto al amor, a la persona insensible a la que se aferra el adicto al amor (a la aque lamaremos adicto a la evitacién), y el proceso adictivo creado por los dos; 2) describir un proceso de recuperacién para la adiccién al amor, y 3) describir las caracteristicas de relaciones sanas y las expectativas poco tealistas que suele tener la gente acerca de ellas. Este libro es una herramienta educativa, asf como un elemento de recuperacidn; puede utilizarlo tanto si es un adicto al amor como si se relaciona con uno. Primero examinaremos las caracteristicas de la adiccién al amor y ccémo la distinguimos de la codependencia bésica. Echaremos a conti- rnuacién un vistazo a las experiencias de la infancia que predisponen a una persona a la adiccisn al amor. Veremos el ciclo emocional que expe- rimenta un adicto al amor cuando se acerca a otra persona y se compro mete en una relacién con ella. Examinaremos la frustracién, el dolor y el comportamiento de autoderrota que se hacen progresivamente ms gra- vves después de aparecer en las iiltimas fases del proceso adictivo. ‘También observaremos el impacto de los sintomas de codependencia con respecto a la forma de relacionarse que tiene el adicto al amor. 15 A continuacién describiremos las caracterfsticas del adicto a la e cién, la persona hacia la que se siente atrafda el adicto al amor. Examinaremos el ciclo'emocional experimentado por esa persona en la relacién con el adicto al amor, y observaremos el impacto de los sinto- mas de codependencia que afectan al adicto a la evitacién. También vveremos algunas de las experiencias de la infancia que conducen a con- vertirse en un adicto de la evitaci Exploraremos después la «relacién coadictivay, la experiencia t6xica que crean estos dos adictos codependientes cuando interactian el uno con el otro. Esa relacién parece seguir un proceso de adiccién como el alcoholismo, la drogadiccién 0 cualquier otra adiccidn, debido a que los dos miembros de la pareja se involucran en intercambios intimos, se sienten impulsados hacia comportamientos obsesivos y compulsivos que no acttian en favor de sus mejores intereses, reaccionan el uno hacia el otro con muy poco o ningtin autocontrol, ven la adiccién al amor o las relaciones coadictivas como distintas de la codependencia y necesitan de un plan de tratamiento separado, ademas del tratamiento para la code- pendencia. EI tratamiento para la codependencia parece ser un prerrequisito necesario para alcanzar una recuperaci6n efectiva de la adiccién al amor. Ello es asf porque el adicto al amor, con sfatomas de codependencia insu- ficientemente tratados, es virtualmente incapaz de reconocet la din ca de la adiccién al amor, o de abstenerse de las partes adictivas de la relacién y de soportar el proceso de retirada del otro. Un proceso de recuperacién para la adiccién al amor El proceso de recuperacién que recomiendo al adicto al amor se compo- ne de varias partes: + recuperacién de la adiccién al amor especifica; « recuperdtign de la codependencia para acompafiar la recuperacion de la adiccién al amor, y «+ aprender a aplicar en la propia vida la informacién sobre la natu- taleza de unas relaciones saludables. Ademés, se ofrece informa- cién sobre la recuperacién del adicto a la evitacién, ‘Cualquiera que haya experimentado una relacisn coadictiva dificilmen- te habré visto una relacién saludable entre aquellas personas cercanas que le rodean, ya se tratara de quienes lo cuidaron durante la nifiez 0 de 16 cualquier o adictos a la evitacién tienen {ntima y apropiadamente con sus formas antiguas son destructivas, abusivas y adic algunas caracteristicas y comportamientos de unas relaciones sanas, y apot- taremos algunas ideas ities de Pa, el esposo de Pia, acerca de varias expec- tativas que son itrealistas y autoderrotadoras, que abrigan muchas personas acerca de oémo seran las relaciones una ver que se recuperen. poca id +, un vez que Hlegan a comprender que ws. Describiremes 7 Primera parte Los adictos al amor y sus relaciones 1. Separar la codependencia de la adiccién al amor Un adicto al amor es alguien que depende o se encuentra enredado con otra persona, 0 compulsivamente centrado en cuidar de ella. Aunque eso se describe a menudo como codependencia, creo que la codependencia ‘constituye un émbito problemético mucho més amplio y fundamental. ‘Aunque ser codependiente puede conducir a alguien a la adicctén al amor, no todos los codependientes son adictos al amor, como veremos. El proceso de la enfermedad de la codependencia. La codependencia es una enfermedad de inmadurez causada pot un trau- ‘ma infantil. Los codependientes son personas inmaduras v infatiles has- tael punto de que su estado les plantea dificultades en su vida. Segin el Diccionario Médico Diland, un proceso enfermizo es «un proceso defini- tivamente mérbido que tiene una cadena caracteristica de sintomas. Puede afectar a todo el cuerpo o a cualquiera de sus partes y su etiologia (6 causa), patologta y pronéstico pueden ser conocidos 0 desconocidos». ‘Ala cadena de sintomas que caracterizan la codependencia la denomino sfntomas nucleares 0 primaries, y describen cSmo los codependientes son incapaces de mantener tna relacién saludable consigo mismos. Estos son Jog sintomas primarios o nucleares de la codependencia: 1. Dificultad para experimentar niveles apropiados de autoestima; es decir, para amarse a si mismos. 2. Dificultad para establecer limites funcionales con las demés perso- nas; es decir, para protegerse a sf mismos. 3. Dificulead para asumir adecuadamente la propia realidad; es decir, para identificar quién se es, y c6mo compartir eso adecuadamente con los demas, a 4, Dificultad para afrontar de un modo interdependiente tis propias necesidades y deseos como adulto; es decir, para cuidar de sf mis- 5. Dificultad para experimentar y expresar la propia realidad con ‘moderaci6n; es decir, para ser apropiado para la propia edad y las diversas circunstancias.* Ademés de éstos, también hay otros cinco sintomas secundarios que reflejan cémo los codependientes creen que es el comportamiento de los demés la razén por la que son incapaces de mantener relaciones saludables. El pensamiento inexacto representado por estos sintomas secundarios crea problemas en las relaciones del codependiente con los demas, pero los sintomas surgen del problema nuclear, que es la deteriorada relacién que mantienen consigo mismos. Estos cinco sin- tomas son: 1) control negativo, 2) rencor, 3) espiritualidad dete- riorada, 4) adicciones o enfermedad mental o fisica, y 5) dificultad con la intimidad. 1. Control negativo Los codependientes, o bien tratan de controlar a los demés diciéndoles ccémo deben ser para que el codependiente se sienta reconfortado, o bien ermiten que los demés les controlen, dictndoles quiénes deberfan ser para que los ottos se sientan reconfortados. Cualquier forma de control negativo establece unas respuestas igualmente negativas en la persona que esta siendo controlada, y esas respuestas negativas Racen que los codependientes achaquen a los demas su propia incapacidad para sentir- se interiormente reconfortados consigo mismes. 2. Rencor Los codependiehtes utilizan el rencor como una forma intl de tratar de Protegerse a si mismos y recuperar su autoestima. Cuando se abusa de las Personas, éstas experimentan dos cosas con bastante intensidad: una dis- minucién de su autoestima o valor, y una profunda necesidad de encon- trar alguna forma de detener el abuso y dejar de ser victimas. * Véase Pia Mello, con Andrea Wells Millet y J. Keith Miller, Afiontarlaco- Aependencia, San Francisco, Harper & Row, 1989, y especialmente el capitulo 2,2 se encuentra una explicacién completa de estos sintomas 2 La edlera da a la gente una sensacidn de poder y les saludables, proporctona ta fortal acer lo qu para protegerse. Pero cuando reciclames la c6lera y la combinamos con luna obsesién por castigar al ofensor o buscar venganza, entramos en el rencor. Tanto si llevamos a cabo cualquier castigo real o venganza como sino, el rencor incluye el deseo de Hevarlo a cabo. El rencor debilita al codependiente dehido al proceso de volver representar en nuestras men- tes el proceso de vietimizacién, que trae consigo emociones dolorosas, ‘como vergiienza, una edlera deficientemente expresada o no expresada en. absoluto, y una frustracién depresiva. El rencor juega un papel clave en la forma en que las vidas de los codependientes se ven dificultades por el hecho de achacar la culpa a los demés, por lo que no es més que su propia incapacidad para protegerse a s{ mismos con limites saludables. 3. Espiritualidad deteriorada Los codependientes convierten a alguien mas en su poder superior, a tra vés del odio, el temor 0 la adoracidn, o bien intentan ser el poder supe~ rior de otro. Tanto si el codependiente es consciente de ello como sino, «ste sintoma secundario puede llegar a ser bastante doloroso o daftar su salud y su desarrollo funcional. 4. Adicciones o enfermedad mental o fsica Nuestra capacidad para aftontar la realidad se halla directamente rela- cionada con nuestra capacidad para tener una relacién saludable con nosotros mismos, lo que significa amarse a sf mismo, protegerse, identifi- carse consigo mismo, cuidar de uno mismo y moderarse. Vivir a partir de ‘sa relacién saludable y centrada consigo mismo nos permite afrontar la realidad de quignes somos, quiénes son los otros, quién es el poder supe- rior en nuestras vidas, y cudl es la realidad de nuestra situacién actual. Desartollar esas capacidades y percepciones constituye el niicleo de la recuperacién de la codependencia. Pero cuando no adquirimos una rela- cién funcional interna y un sentido de la adecuacién, el dolor que se deriva de ello en nuestro interior y en nuestras relaciones con los demas y.con nuestro poder superior, nos conduce a menudo a un proceso adic~ tivo con el que tratamos de aliviar el dolor répidamente. Sugiero, por tanto, que una persona con una adiccién es pro- bablemente también una persona codependiente; y, a la inversa, una per- sona codependiente tendra muy probablemente uno o més procesos adic- 2B tivos u obsesivo-compulsivos, Ast pues, este sfntoma secundario consti tuye el vinculo principal entre la codependencia y cualquier otra axlic- cidn, sobre todo con la’adicetén al amor. Aunque experimenta el dolor interno del fracaso de la relacién consigo mismo, a menudo no recono- cido, y achaca a los demés la culpa por ese fracaso, el adicto al amor se vuelve hacia una Eierta clase de relacién intima con la conviccién de que la otra persona puede y debe suavizar el dolor interno del adicto al amor, cofreciéndole un amor y una atencién incondicionales y cuidando de él. 5- Dificultad com la intimidad La intimidad supone compartir nuestra propia realidad y recibir la rea- lidad de los otros sin que ninguna de las dos partes juzgue esa realidad 0 trate de cambiarla. Los codependientes con el sintoma nuclear de la dificultad de identificar quiénes son (su realidad), y de compartir apro- Piadamente con los demés, no pueden mostrarse fatimos de una forma saludable, puesto que la intimidad significa para ellos compartir su rea- lidad. Si no se comparte la intimidad de un modo saludable, los code- pendientes no pueden comprobar sus percepciones inmaduras y conti- néan teniendo problemas dolorosos en sus relaciones con los que le rodean. ‘Que viene antes: ;la recuperacién de las adicciones ode la codependencia? Como quiera que hay tantas personas codependientes y que’tienen una o ‘més adicciones, surge a menudo la cuestién de qué debe tratarse primero. ‘A mf me parece que las adicciones poderosas que medican y camuflan la realidad no hacen sino dificultar a la gente el afrontar la codependencia, puesto que la recuperacién de ésta supone aprender a afrontar la realidad con una creciente madutez, Parecen existir por lo menos cuatro de estos procesos adictivos que tienen una fuerte capacidad para hacer borrosa la realidad, y que deben abordarse (si es que actian en la vida de una persona) antes de que se pueda tratar con efectividad a quien se halla afectado por la code- pendencia. Esas cuatro adicciones son: + Adiccién al alcohol y a las drogas. + Adiccién al sexo. + Trastornos graves relacionados con los juegos de azar (ludépatas). 24 relacionados con la comida (anorexia grave, ) a un nivel casi letal. + Trastornos gra bulimia o exceso de comid En algdin momento del proceso de recuperacién de los sintomas nucleares de la codependencia, se resquebraja la negacién de la persona con res- pecto a cualquier otra adiccién, si es que ésta existiera. En algunas casos, la gente es consciente de que no ha hecho sino cambiar de adicciones. Por cjemplo, Joe, un alcohlico en proceso de recuperacisn, puede aumentar veinte kilos de peso y darse cuenta de que, en lugar de cerveza, se ha hecho adicto al helado. Ha desarrollado una adiceién por la comida. En otros casos, Ia adiccién ha funcionado durante todo el tiempo, pero a medida que progresa la recuperacién la gente adquiere una creciente ca- pacidad para tolerar el afrontar la realidad (sfntoma nuclear tres), de modo que ahora se puede identificar la adiccién. Gwen, por ejemplo, una anoréxica en fase de recuperaciGn, cobré finalmente conciencia de que ‘con frecuencia habfa dejado que su cuenta bancaria quedara en nximeros rojos, de que habfa utilizado sus tarjetas de crédito hasta el limite, ode que tenia necesidad de pedir frecuentes préstamos a sus amigos o padres para satisfacer sus necesidades. Ahora, la recuperacién de Gwen con respecto a su codependencia le permite tolerar el reconocer su adicci6n a gastar. ‘Sea cual fuere la raz6n, la gente reconoce a menudo otras adicciones que necesitan tratamiento. Entre los ejemplos de tales adicciones se incluyen: + Laadiccién al amor. «+ Los trastomos de la comida que no sean letales por el momento (y que lo llamo serenidad de la «grasa>). Adiccién al trabajo. Adicci6n a endeudarse, a gastar. Adiccién religiosa. Adiccién a la nicotina, Adiccién a la cafefna, Los adictos al amor y las parejas que eligen La adiccién al amor, por tanto, se hace visible 2 menudo para el code pendiente s6lo después de que se haya realizado un cierto trabajo sobre los sintomas nucleares de la codependencia. Abordar la adiccién al amot puede ser emocionalmente muy desestabilizador debido a la resistencia particularmente fuerte a enftentarse con la denegacién y el engafio que rodean este estado. Las pautas dotorosas de dificultad que he encontrado en tn adiecidn al amor se ponen de manifiesto en las relaciones entabl re dos per- sonas, cada una de las cuales posee ciertas caracteristicas singulares. Una parte se centra en la pareja y en la relacién, mientras que Ia otra trata de evitar la conexién intima dentro de la relacién, habitualmente a través de alguna clase de adiccién. Al primero lo llamo adicto al amor y al segundo adicto a la evitaci6n.* A la relacién que forman la llamo rela- ibn coadictiva. Las coadieciones son a menudo relaciones matrimoniales, pero el pro- blema puede existir en casi cualquier relacién entre dos personas, ya sea real o de fantasia: padre-hijo, amigo-amigo, consejero-cliente, jefe- empleado, o relacién de fantasfa entre un individuo y un personaje pabli- £0 0 un idolo popular, como por ejemplo Elvis Presley (a quien el adicto al amor quizé no haya conocido nunca personalmente). Una relacién coadictiva no se basa en un amor saludable, sino en una extremada intensidad, positiva o negativa. El adicto al amor puede expe- rimentar, en particular, sentimientos, pensamientos o comportamientos obsesivos y compulsivos con respecto a la relacién, junto con intensas ‘emociones que incluyen célera, temor, odio y lujuria, asf como el llama- do amor por la otra persona. En el capitulo siguiente examinaremos con mas detalles las caracteristicas del adicto al amor. * Al hacer un inventario de mis relaciones coadictivas pasadas, tuve la percep- cién de que todas mis parejas me akandonaban consistentemente. Lo dnico que vefa era sus espaldas alejindose de mi. Asf, ceé el término «alejarse danda la es. pala», que empecé a utilizar en mis conferencias para referirme al miembro de la Pareja que tiene estas caractersticas. Entonces, Michael Scott un terapeuta y amie 0, sugiri6 utilizar el eérmino adicto a la evitacién, que es el que empleo agut 26 2. Las caracteristicas del adicto al amor Hay tres caracteristicas que sintetizan los principales sintomas de com- portamiento del adicto al amor: 1. Asignan una cantidad de tiempo desproporcionada, una atencién yy un «valor por encima de sf mismos» a la persona a la que son adictos, y esa forma de centrar la atencién tiene a menudo una cualidad obsesiva. : 2. Tienen expectativas irreales por lo que se refiere a la consideracién positiva incondicional de la otra persona que forma parte de la relacién. = 3. Descuidan cuidarse o valorarse a s{ mismos mientras estén en la relacién. Aunque veo la adicci6n al amor con mayor frecuencia en los miem- bros femeninos de las parejas que forman relaciones sexual-romdnti- cas, también es posible que los hombres sean adictos al amor. Una persona también puede participar como adicto al amor en otras cla- ses de relaciones, como sucederfa con un padre, el hijo propio, una suogra, un consejero, un amigo {ntimo, un lider religioso, un patro- cinador de un programa de doce pasos, un gurii o una estrella de Dos temores: uno consciente y el otvo inconsciente Ademés de estas tres caracteristicas, los adictos al amor se pados a menudo por dos temores principales. El temor més consciente es ‘el del abandono. Los adictos al amor tolerardn casi cualquier cosa con tal de evitar el verse abandonados, temor que procede de la clase de expe- 2 riencias que vivieron en su infancia y que se de Le eats a co n su infa ¥ que se describen mis adelante, en La ironfa es que aun cuando ck aun cuando desean evitar el abandono y sentirse ‘conectados con alguien de una forma segura, la estrecha y exi en sone xion que intentan establecer no es sino un enredarse sf mines na lugar de una inttmidad saludable, algo que también temen, a nonce inconscientemente. Este temor denegado también procede de li anes Fiencia de la infancia, y viene provocado por lo que expevimeneng como abandono, ya sea fico o emocional, o ambos «la vez: Los adicen al amor no experiment suflenteintmidad por pare de quienes lo cuidaban, de modo que no saben tuidaban, de modo que no sen emo sr fntimeos de una forma sales ‘Ast pues, en la edad adulta, a 5 ', aunque a menudo creen ser intimos y bus- Gam una reli intima, de hecho se sientensterorzaes po aot, ad sana de los demas, porque no saben qué hace. Al llegar a un cleo nivel de inimidad, experimentan pénico con fecuenciay hacen algo ara ctear de nuevo distancia entre s{mismosy sus parejen 10% dos temores el del abandonoy el de a intimidad, hacen surie gldilema agnico y autoderotadr del adico al amor. Cnscientemaa, SS fa ntimided, pero no pueden toler una cerania salable, de que tienen que elegir inconscientemente a una parej f incapar de intimar de una forma saludable naa El poder de la adicién asignar demasiado tempo y valor Cuando, como codependientes en fase de ecuperacién, salimos de la lenegacidn de ser adictos a una sustancia o a un compomamienes.a Palsivo, a menudo nos damos cuenta de que muestra aliccin ha algo, Fido un control sobre nosotros que es mucho mayor que muestra fees # voluntad. Aquello a lo que nos hicimos adietos inicialmente, hin ue nes sintiéramgs mejor, pero finalmente empieza ahacer que nes {amos peor Quis el dolor a sui consecuencias nocvas © una con ‘16n, nos obliga a echar un vistazo a lo que estamos raciendo. Podemos decidir entonces que deseamon dejar de conaumir remea le que se trate, o de dejammos arrastrat por el comportamiento onnrat sivo, para descubrir, sencillamente, que no podemos. En ese mom: mn res damos cuenta dolorosamente de que nos encontrames en lar nano de algo més grande que no podemos controlar, algo que ejetes eve nosotros un poder sorprendentemente fuerte. En este sentido, pedaaree 28 1 proceso adictivo en un poder decir que, en efecto, hemos convertido superior. La recuperacion se puede inieiar cuando somos finalmente capaces de deci que nos sentimos impotentes sobre el proceso adictivo y sobre ‘nosotros mismos con respecto a él, y que nuestras vidas han Hegado a un punto en el que ya no las podemos manejar. Reconocer y admitir esto es na gran importancia en el primer paso del programa de doce pasos.* Este proceso de evaluar una adiccién puede aplicarse también a la del amor. Posiblemente, la caracteristica més importante de la adiccién al amor sea que asignamos demasiado tiempo y valor a otta persona. Los adictos al amor centran su atencién casi completamente sobre la persona a la que son adictos; piensan obsesivamente en ella, desean estar con ella, tocarla, hablar y ser escuchados por sus parejas, y desean que ellas las cuiden y las atesoren. A principio, esta relacién hace que los adictos al amor se sientan bien. Admiran a su pareja, entre otras cosas, por su evidente competen- cia en conseguir que se hagan las cosas, y clasfican a esa persona como alguien superior a ellos mismos, 0 como alguien que tiene més poder. Junto con la percepeién de que el otro miembro de la pareja tiene més poder, aparece la tendencia a asignarle mucho més poder del que tiene realmente, pot lo que el adicto al amor espera que el otto lo rescate de las vicisitudes de la vida, lo proteia del dolor y la destruccién, lo cuide y lo alimente. Al ver al otro miembro de la pareja como alguien con un podet tan omnipotente, los adictos al amor convierten a esa persona en cl poder superior, del mismo modo que el poder superior para el aleohs lico es la botella, para el drogadicto lo es la droga, y para el adicto al tra- bajo lo es el trabajo. Eventualmente, a medida que los adictos al amor hacen esfuerzos cada ver mayores por manipular a la otra persona, de modo que ésta se singe a Ia altura de la imagen mental que ellos mismos se han creado, es decir, de alguien que los cuide y los ame del modo que anhelan, experi- mentan repetidas decepciones porque absolutamente nadie puede llegar a satisfacer esos deseos insaciables. Entonces, la relacién empieza a hacerles sentirse mal. Cuando el dolor alcanza un punto insoportable, los adictos al amor pueden llegar a dar por terminada la relacién, slo para descubrir que son incapaces de vivir sin su pareja o con ella, No sélo tienen convicciones inexactas acerca de quién es su pareja, sino que se enojan debido a sus repetidas decepciones con la pareja, ya de * En el capitulo 15 veremos cémo redactar el paso uno para la adiceiGn al amor. 29 © sta no se comportasextin sus expectativas (que son las de un poder rior). Entonces empiezan a replicar con luchae tons : on abe _ inrerreta como unease a conciencia del oo para anaes lientras que muchos suponen que un codependiente es alguien dependent, que estéenredado con otto, y que se catla macho dene ese estado debéria llamarse més apropiadamente adicciGn al amor No todos los codependientes convierten a otras personas en su poder supe. riot. Algunos se amurallan y se apartan de los demas; otros ofenden control, sin watt de se intimos. Creo que convert of en nus Na pi crime niicleo de la adiccién al amor, que es un pro- Para entrar en la Tecuperacién, ya sea de la codependencia 0 adiccién al amor, y permanecer fuera de ellas, eases sie una relacién con un poder superior apeopiado, un poder mas grande ae osotros mismos y que no sea un ser humano, un poder superior capes de oftecernos gula, sola: y serenidad. Dentro de la estructura del programa de dace pasos, el desarrollo espritual nos conecta con lgo que tiene realmente mas poder que nosotros mismos, de modo que podemos abre, ner la ayuda que necesitamos para alejamos de nuestra propia imperfec, cin, falibilidad y falta de poder para el cambio. Tambien obtercnee ayuda de las luchas internas que todas las personas tenemos que libraro relacién con las difcultades corrientes de la vida | Expectaivas poco realistas sobre consideracién positiva incondizional Orra caracteristica poderosa de la adiccién al amor es que los adictos esperan que sus parejas les oftezcan en todo momento unna vonsideracion prstvae incondiciona, lo que noes més que un relejo ce la profanda ta de autoestima por parte del adicto al amor, que habitualmenee ac Re serias das sobre su propio valor, por lo que seve impulsaco ms que {905 esperar ybusar una experiencia de consideracicn peiiva incon icional para curar su autoestima herida. Lo mismo que lov alcohdlicns que buscan el aivio en la botella,o los adictos al trabajo, que lo buscan enc proceso de mantenerse oeupadosoenel de logo, ls nlietos al amor scan en la relaciGn una consideracién psitiva incondicional que sev lo suficiente como para aliviar el dolor desu extremadamente baja autscets ma (un vinculo de codependencia). : La tragedia es que los adictos al amor sesienten habitualmente atrat- dos hacia los adiets a In evitacin, que tratan de evita el compromise y 30 la intimidad saludable, y que eentran fuertemente su arencién en adie- ciones como el aleoholismo, ef trabajo o las relaciones sexuales. Los adictos al amor terminan a menudo cuidando de los adlictos a la evita Sn cuando las vidas de estos uiltimos se hacen dificiles de manejar, pero la necesidad de hacerlo asi hace que se sientan coléricos. Puesto que no pueden tolerar la idea de quedarse a solas, permanecen en la relacién y se ocupan de las cosas, pero su célera suele convertirlos en personas muy controladoras y abusivas. No pueden marcharse, porque temen el abandono, pero tampoco pueden quedarse y sentirse reconfor~ tados, ya que no ven satisfecho su deseo de ser rescatados, cuidados y protegidos, Descuido para cuidarse 1 valorarse a sf mismos Cuando los adictos all amor participan en una relacién coadictiva, redue cen la tarea de valorarse y cuidar de si mismos. En cualquier caso, creo aque los adictos al amor no saben muy bien cémo cuidarse y valorarse asi ‘mismos, pues piensan que su cuidado es tarea de otro. Ast pues al iniciar una relacién con alguien, esperan que sea esa persona la que los valores, ¥y los cuide, y disminuyen lo poco que estuvieran haciendo por s mismos antes de iniciar la relacién. He ofdo decir a mas de una adicta amorosa: «Cuando no manten- go una relacién, me ocupo bastante bien de cuidar de mf misma. Controlo mi cuenta bancaria, mando arreglar el coche cuando se estropea, tomo comidas equilibradas, me ocupo de la mayoria de mis propios problemas. Incluso tomo bastante bien la mayoria de las deci- siones y la mayor parte de las veces me siento contenta con mis pro- pias opiniones. Pero en cuanto entablo una relacién, todo eso se deteriora realmente». Por otro lado, los adietos al amor masculinos quiz4 no hayan aprendido nunca a hacer funcionar una lavadora, una_ aspiradora o un fregaplatos, y no suelen ser capaces de cuidarse de la ropa, No sélo es irracional esperar una consideracién positiva incon- dicional por parte de otra persona, sino que también parece absurdo es- perar que una persona que trata de evitar la intimidad se ocupe de cui- damos. Los adictos al amor, cuyo pensamiento desviado les dice que sus parejas pueden ofrecerles consideracién positiva incondicional y ocupar- se de cuidarlos, experimentan de hecho un fracaso en su relacién consi- ‘go mismos (un vinculo de codependencia). 31 Experiencias de maltrato infanil del adicto al amor He llegado a creer que la gente cae en la adicciGn al amor debido al dolor zo curado causadlo por el abandono durante la infancia, y Ia sensacion de tia de que el otro miembro de la pareja tiene el poder para cuidarlos, af mmarlos y, de alin modo, hacerlos completos. Siguen intentado gue el pict la evitacion cumpla con la imagen mental poco realsta cu ce hhan hecho de dl, y esta insistencia crea una gran cantidad de toured entre los dos. Habitualmente, los adictos al amor no establecieron suficientes vin- culos apropiados con quienes les cuidaron de niftos, y probablemerc experimentaron graves abandonos durante su infancia (0 sensacion de abandono). Los nifios pequefios se sienten queridos en la riedidnen que alevien se ocupa de ellos. Eso les transmite el mensaje: «Eres importuns £6; me importas, y te quiero>. Creo que cuando los nifios no reciben suf ciente conexi6n y alimento emocional Por parte de un progenitor, expe rimentan graves dificultades con su autoestima, Habitualmente, los adictos al amor experimentaron mucho dolor y tris: tera profundos, y una agua sensacién de pérdida durante la infancia, debi, doa que a una parte de sf mismos se les ney6 la oportunidad de crecer ade- cuadamente cuando quienes debfan cuidarles no lo hicieron. ese dolor Y tristeza To llamo que muestta sentimiencesamorowor hacia En cualquier caso el rescatadorseleccionad tambign demuestra su amor mediante un conexi6n inca y habitumenteintensa eon el adit al amor gus finalmente da significado viliada ava de ese mo. Eladicto al amer no ve aun es realmente el ot, sno queen su lugar sdlo ve la imagen que se ha creado en su nifiez. Se centra en esa 9: Rept isk som cto la evtacin sexe See go cn 1 eset a gina Ses ate ne 1. Sechecna por Stet Stice bent 2S le ‘cid regrese 0 amd oan ices ciae (6. Bnara en una ae de abstinencia, ie al slorde ascend vyel vac 0 le antes ath pe f,Desrllaoncncia comportaniento de Ssurnono el or a medida fue Se desorers i dene on “4 Mucsra mis noes y ene realidad ee ‘handed, Figura 1. Elciclo emocional del adicto al amor. 38 imagen de fantasti, que coloca como una mascara hermosa sobre la cabe~ 2a del ser humano real, El adicto al amor adscribe a su pareja todas las ‘cualidades de su rescatador de fantasia de la infancia. Al ignorar la reali- dad del otro, tanto sus cualidades buenas como malas, el adicto al amor se convence verdaderamente de que el otto tiene [os atributos de resca~ tudor de su fantasia, y de que pronto crear una vida maravillosa llena de amor y de cuidados. "Aunque el adicto al amor percibe al adicto a la evitacién como muy poderoso, éste no lo es en realidad. Como veremos en el capitulo siguien- te, la pareja elegida es también un adicto-codependiente que evita la intimidad a través de sus adicciones. Pero esa realidad no esté nada cla- ra para el adicto al amor. En lugar de desarrollar una intimidad madura, el adicto al amor bus- ca enredarse, fundirse, permanecer completamente conectado con su pareja. Dificilmente podrfa ser de otro modo, porque las necesidades del Adicto al amor son inmensas, creadas por su dolorosa sensacién de aban- dono en la infancia ‘Una de las facetas més interesantes de la adiccién al amor es la forma en que el adicto al amor intenta con todas sus fuerzas que su pareja sien tay haga aquellas cosas que se correspondan con Ia fantasia que ha man- tenido en su mente durante tanto tiempo, asf como la intensidad de la frustracién o de la c6lera resultantes cuando percibe que su pareja no se halla a la altura de su fantasfa. Como adicta amorosa tuve una capacidad increible para comprender lo que deseaba y no querer ver lo que habia realmente alli. Yo ya tenfa mi idea de quién iba a ser mi pareja a medida {que se desplegaba nuestra telaci6n, y estaba decidida a que todo saliera de ese modo. Esa es la fase de luna de miel para el adicto al amor ‘Algunos llaman a eso «adiccién romantica». Puesto que el adicto al amor representa sus fantasfas en su propia mente, experimenta una maravillosa animacién emocional, fisica y men- tal. Si la relacién es sexual-roméntica, por ejemplo, el sexo puede ser maravilloso. El adicto al amor disfruta entonces de pensamientos e inter- ludios muy roménticos, similares al estado euférico que experimenté en la nifier cuando desarrollé por primera vez la fantasia y la utilig6 para cescapar de la intolerable realidad de su abandono original. 3. Eladicto al amor se siente aliviado del dolor Experimentar la elevacin de 4nimo que supone creer realizada Ia fanta- sia de su mente alivia el dolor de la realidad de no ser «querido» por el 39 otro en la for en que se desea ‘querido», verse de nena ido», verse dejado a solasysen- " a acto, AL aap el alivio, el adicto al amor o mas : aie y empieza a sentitse valotado, completo y leno. Esté convenciden te ec oe realmente a la Persona largamente sofiada; eae a resctrd desu incopacided para culdar des mismo, de su sledad vats Uta de amor yor mismo, asf como desu incapcidad para sentine 0 si No cuenta con alguien que lo prot El adi amor est4 convencido de que finalment fads ae al quel har senine completa. ns eomtado I lain ie Ese proceso, al que con frecu al que con frecuencia se denomina «roménticor, valece bastante en nuestra sociedad. En realidad, la poner cling, ue el adicto al amor impone su fantasia noes caper de velinn cee luo esa fantasa, termina adicto al amor, relacién. ipaz de realizar en abso- Por abandonar emocional y/o fisicamente al ¥ centra su atencién en una adicciGn situada fuera de la 4- El adicto al amor muestra mas neces 2 deneg a realidad de ser abandoned A medida que el adicto al amor ae siente més a salvo, empieza a mostra ins neces peo {en cuanto esa necesidad aparece, el adict ala ove Fra ad dementia sefales cada vet mas clara de ue vente trata de distanciarse del adicto al amor A pesar asicto al amor eibe mis y mis informacin indent deel ne Pee del adicto a la evitacién estriba en poner diane rt oot ors © deniega el hecho de que su pareja no ests ects pars £60 a elacién, Mediante esa denegacin, el adicto al amor pucde Sr agonta del rechao y el abundno. A pasa pr alto o ne : zn (0.0 minimi- ae ‘que percibe, y justifica el comportamiento del adicto ala «Esta muy ocupado ahora mi _ iat ahora mismo porque es la temporada de vent de otofo», piensa esposa, olvidando que su marido se auenne deus con la misma frecuencia en las temporadas de primavi ay con Ia wera, invierno y «Se merece pasar algti Ses lgtin tiempo con sus amigos en el bar, d lel {fabalom dice una mare; pro, en realidad, su hijo adulto se ee los amigos hasta después de la hora de cenar y a veces durante toda la noche. Si a ce a noche: Si tegresa a casa, se queda dormido delance del televisor 0 4. El adicto al amor desarvolla conciencia del comportamiento de abandono dea pareja ‘a medida que se desmorona la denegacién, Finalmente, el adicto al amor empieza a tener pruebas de abandono que cada vez le resultan més dificiles de negar, porque el adicto a la evitacién hhuye ahora claramente de él. La realidad del abandono termina por hacerse tan clara para el adicto al amos, que empiezan a desmoronarse tanto la fantasfa como la denegacién de la realidad. Es ahora cuando disminuye la tolerancia del adicto al amor hacia el comportamiento abusivo del otro. Cuando el dolor se hace més intenso, cladicto al amor hace verdadetos esfuerzos por controlar a su pareja, y es entonces cuando surgen las amenazas. La intensidad aumenta y puede parecetse mucho a las animadas peliculas de acci6n 0 a los culebrones de Ia television, que a muchos de nosotros nos gusta ver, aunque finjamos lo contratio. En este punto, cuando el adicto al amor se da cuenta de que hay algo © alguien que es més importante para el.otro que la relacién de pareja, la fantasfa se transforma en una pesadilla. Ahora acude a su mente la ima- gen de la persona que le abandoné la primera ver en la infancia, un pro- genitor o alguien encargado de su cuidado. Mentalmente, desplaza el centro de atencién, que pasa de la imagen del supuesto rescatador a la imagen del que lo abandoné en un principio. Sigue sin darse cuenta de {quién es su pareja, pero ahora 2signa a esa persona los atributos de la per- sona que lo cuidaba en su nifiex y que lo abandons. ‘A partir del dolor, la célera, el temor y el vacfo resultantes, el adicto al amor puede recurrir a medidas extremas para tratar de negociar o para amenazat (para controlar de algin modo) a su pareja, ¢ impede la con- tinuacidn del distanciamiento emocional y del verdadero abandono fisico de la relacién. El adicto al amor experimenta una necesidad obsesiva de saber donde esta su pareja en cada momento, y qué esté haciendo. Si su pareja no se lo dice, el adicto al amor utiliza a menudo otros métodos, como seguir a su pareja, recorter los lugares donde cree que puede estar 0 llamar a otros y preguntar por su pareja. Otros adictos al amor experimen- tan la necesidad de saber, peo la soportan en silencio, como mértires. El adicto al amor puede encolerizarse y ponerse histérico. Quizs cempiece a contarle a todo el mundo que esté siendo abandonado, en un ‘esfuerzo por lograr que todos los demas detengan el comportamiento del adicto a la evitacién. Hasta puede llegar a hablar con el jefe de su pareja En ocasiones, recurre a hablar con la gente que se encuentra en los comer- 41 io acerca del comportamiento de evitacién, ¢ incluso lo anuncis abandono del adicto a la a-en la iglesia. Durance es del ciclo, el adicto al amor es ampliamente manipulador, lo que constituye un tntento de control inditecto. Puede empezar a hacer una o més de las siguientes cosas: se viste seductoramente, se va de vacaciones con la pare- 32, prueba curas gogrificas (trasladarse a una ciudad o battio nuevos en un esfuerzo por empezar de nuevo», pensando que eso resolverd el pro blema), tiene relaciones extramatrimoniales, trata de despertar el interés de su pareja al abandonarse a s{ mismo o despliega una necesidad extre. mada. Los adictos al amor hacen précticamente todo aquello que se les ‘ocurte para controlar el comportamiento de abandono del adicto a la evi tacin, y puesto que casi todos los métodos de affontar la situacién que aprendieron como nitios abandonados son disfuncionales, abusivos y autoderrotadores, la relacién se va haciendo cada vez més y més téxica. 6. El adicto al amor entra en la abstinencia Finalmente, el adicto al amor acepta el hecho de que su pareja le ha abandonado por algo o Por alguien mds. En otras palabras, reconoce plenamente que sucede algo en la vida de la otra persona que es mis importante que mantener una relacién con el adicto al amor, De ese modo se retira la «droga» que lo mantenfa hasta ahora (el otro miem. bro de la parcja), y > intensamente consciente de la realidad de le ausencia del otro. En este punto, el adicto al amor entra en la fase de abstinencia, del mismo modo que sucede con cualquier otro adicto que Pasa por el «mono» cuando se le retira la sustancia adictiva. La absti- nencia de una adiccién hacia una Persona constituye una experiencia emocional intensa, que incluye dolor, temor, a veces eélera, o alguna combinacién de esas emociones. Y en eso precisamente se diferencia la adiccién de la codependencia, Mientras que la interrupcién del proce. 50 adictivo crea sensacién de «mono», la recuperacién de la codepen- dencia no lo produce. También es dtl darse cuenta de que el adicto a la evitacién, que no es adicto a una persona, no suele experimentar intensas emociones de abstinencia cuando Ia relacin termina. Lo que hace es seguir tratando de evitar la intimidad de la telacién, Ahora se ven activados los sentimientos originales de abandono en la infancia experimentados por el adicto al amor, junto con sentitnientos adultos relativos al abandono actual. A medida que esas emociones intensas de dolor, temor, célera y vacio del abandono original de la infancia se combinan con el dolor, el temor, la cdlera, los celos y el vacfo 2 su vida, ef adicto al amor hora lo que micede del adulto a causa

You might also like