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aa amas mace eames Marina Castaheda INVISIBLE ... ae REGRESA ~Faurus es un sello editorial del Grupo Santillana www.taurus.com Argentina AvsLeandro N. Alems720 C 1001 AAP Buenos Aires Tel. (64 114) 1195000 Fax (54 114) 91274 40 Bolivia Avda. Arce, 2333, La Paz Tel. (591 2) 44.11.22 Fax (591 2) 44 2208 Chile Dr. Anibal Ariztia, 1444 Providencia Santiago de Chile Tel. (56 2) 384 30.00, Fax (56 2) 384 30 60 Colombia Calle 80, 1023 Bogor Tel. (67 1) 635 1200 Fax (57 1) 236.93 82 Costa Rica La Uruca Del Edificio de Aviacién Civil 200 m al Oeste San José de Costa Rica Tel. (506) 220 42.42 y 22047 70 Fax (506) 22013 20 Ecuador Avda. Eloy Alfaro, 33.3470 y Avda. 6 de Diciembre Quito Tel (593.2) 244 66.56 y 244.21 54 Fax (593 2) 244 87 91 El Salvador Siemens, 51 Zona Industrial Santa Elena Antiguo Cuscatlan La Libertad “Tel. (503) 2505 89 y 2 289 89 20 Fax (503) 2278 60 66 Espaia Torzelagena, 60 28043 Madrid Tel. 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El machismo, una forma de relacionarse. La contraparte femenina. El machismo in- 1 congruente. El ejemplo de México, No hay expertos en el tema. Machismo y transicién democratica. Un enfoque psico- légico. 1. ALG Teorias esencialistas y constructivistas. Los ritos de iniciacién a NOS MITOS DEL MACHISMO . Impreso en México a s. La sobrevaloracion de : la masculinidad. Dominar a las mujer Todt los derechos reservados. Esta public iin pice ser ae poi thea sea mecdnieo, fonaqutmice,clectinie, nuygwrie, elecnaptien, por fotacopia 0 cualquier tro, ' hombre es mas fuerte que la mujer. El estudio de los animales. sin el permiso previo, por escrito. ea eltorial . Una cuestién de cromosomas. Teoria linidad. Testosterona y agre ni eu todo ni ent pate. ni regis los valores masculinos. La vision esencialista del machismo. El hormonales de la mascu- vidad. Los hombres necesitan mas sexo. El enfoque sociobiolégico. Hombres poligamos, mujeres monégamas. Hombres cazadores, mujeres amas de casa. Criti- ca | enfoque sociobiolégico. La justificacién del machismo. El rechazo a la diferencia. Machismo y misoginia. II. EXPLICACIONES PSICOLOGICAS ¥ SOCIALES... peters La tradicion psicoanalitica. Separarse de la madre. La etapa edipica y el temor a la castracién. La.adolescencia. La edad adulta. Criticas feministas al psicoanilisis: Teorids del apren- dizaje. La teoria de Carl Jung. Teorias adlerianas del machis- mo. Acercamientos al machismo mexicano. La investigacin feminista. Los estudios de géncro. Sexo y género. La vision an- topolégica de la masculinidad. Algunas excepciones a la nde la homosexualidad. :Gémo se aprende regla. La excepei aser hombre? TH. Del. MACHISMO EN LA COMUNICAGION . . . Transferir el trabajo de la comunicacién. Mensaje y metamen- EI “yois- je y poder, Metamensaje y jerarquia. saje. Metamensa mo”. Relaciones simétricas y complementarias. La intimida- cién fisica. Expresiones sociales del poder. El silencio y el poder. El poder de las interrupciones. La famosa “falta de co- municaci6n”. La infantilizacién de la mujer. La antesala de la comunicaci6n, La devaluacién del ambito doméstico. Los temas de la conversacién. Los contextos de la comunicacion. Diferentes maneras de escuchar. El mito de la telepatia. “No me estas escuchando”. :Qué podemos hacer? No enganchar- se en el silencio. ALGUNAS TRAMPAS DEL MACHISMO La descalificacién. Proteger a las mujeres. La mujer invisible. La mujer como sirvienta. El doble discurso del machismo. Los hombres “initiles”. Las mujeres “intitiles”. La incongruencia El doble vinculo. Doble vinculo y cambio historico. El doble discurso es chismo. E} poder prohibir, La falsa negociacién. “Es que yo asi social, no personal. Los dobles discursos del ma- soy”. “No voy a permitir que me cuestiones”. Ser macho es nunca tener que pedir perdén. “A mi nadie me ve la cara”. “Yo soy la Ley”. La critica imposible. El derecho al secreto. La doble moral y el sexo. Los costos de la doble moral. Qué po- demos hacer? bud 129 V. EL CATALOGO MACHISTA DE LAS EMOCIONES ... . . Las emociones no son un asunto meramente personal. Histo- ria de las emociones. El estudio de las emociones. El andlisis de género. El miedo. La tristeza. La soledad. La ternura, La alegria. La vergtienza. La sensibilidad estética. La “intuicién femenina”. El enojo. El odio, El deseo sexual. El orgullo. La jerarquia de las emociones. Independencia 1 ulina, depen- dencia femenina. Hombres objetivos, mujeres subjetivas. La represion de las emociones. La proyeccién de los sentimien- tos. Los hombres “especiales”. El machismo emocional Qué podemos hacer? VIL EL MACHISMO EN EL HOGAR Regret tee pees Un poco de historia. El monopolio de la maternidad. Areas fe- meninas y masculinas. La “muchacha”, pilar doméstico del machismo. La nana. El tiempo y el espacio. Los roles domés- ticos: el hombre. El rol de proveedor. El protector. El padre ausente. Paternidad ausente y machismo, Paternidad presen- te y machismo. El papel de la madre. La suegra. Hijos ¢ hijas. La distribucién de roles del machismo. El machismo entre mujeres. El machismo al revés. El machismo entre hombres gay. Qué podemos hacer? VII. SEXO, AMOR Y AMISTAD ©... eee eee Sane aes Sexualidad masculina y machista. Machismo sexual y homofo- bia. El hombre caliente. El hombre irresistible. La teoria de la olla express. El derecho al sexo. La primacia de la penetra- cién. Hombres hipersexuados, mujeres asexuadas. Los maes- ttos. “No voy a hablar de eso". Machismo y posesividad. Eti quetar a las mujeres. La doble moral y el sexo. Sexo y chantaje. Diferentes defi: iones del amor. Matrimonio masculino y fe- menino. La amistad entre los sexos. La amistad entre los hom- bres. La amistad entre las mujeres. ¢Qué podemos hacer? 9 1 59 197 VIIL AUTOIMAGEN Y PROYECTO DE VIDA EN UNA SOCIEDAD MACHISTA~n wae eee eee Autoimagen masculina y femenina. El lenguaje corporal. La moda. Comer y beber. Nuevas imagenes de la vitilidad. :Una version light de la masculinidad? Roles femeninos y masculi- s. Los medios y la pub no idad. Las expectativas de hombres. ito mas- y mujeres. Mujeres “masculinas” ...y “femenin: caso. Proyectos de vida. Dis- culino y femenino. El éxito y el fi criminaci6n y vocacién. La metafora de la maternidad. Ocu- paciones femeninas y masculinas. Roles ptiblicos y privados. 2Qué podemos hacer? IX, El. MACHISMO Y EL, DINERO. El manejo del dinero. Los expertos en el dinero. El control del dinero. En Jas buenas fam no se habla del dinero. In- greso masculino y femenino, Machismo y consumismo. Ir de compras. :Qué podemos hacer? X. LOS COSPOS DEL MACHISMO. .. . aeeeeaees El feminismo invisible. Machismo y violencia contra las muje res. Costos econédmicos del machismo. Hacer visible lo invisi- ble. :Mujeres “liberadas"? zHombres “liberados"? El machis- mo obsoleto. Mas alla del machismo. TEMAS DE REFLEXION PARA LAS MUTERES .. 5 tier searere teria teatets ce ‘TEMAS DE REFLEXION PARA LOS HOMBRES ...- 6-60-50 + + eaten BIBLIOGRAFIA 6... 0.020 eee a etsietete ieee eeeaeceleteettly ce INDICE ANALITICO ....... 0.0055 ee ee 10. 309 AGRADECIMIENTOS Quisiera agradecer a los lectores de mi libro anterior, La experiencia homosexual, y al ptiblico de mis conferencias, programas de radio y televisi6n sus comentarios y cuestionamientos que me Ilevaron a reflexionar sobre el tema del machismo. isiera dar las gracias a mis amigos, vecinos y pacien- tes, que me brindaron sus puntos de vista y experiencias personales en torno al machismo. Sobre todo, a estos tiltimos por tolerar mis horarios de trabajo reducidos durante la escritura de este libro. También qui Gracias a mis primeros lectores, quienes con sus criticas siem- pre positivas me ayudaron a formular y organizar mis ideas: Lour- des Arizpe, con su claridad intelectual y politica; Pura Lopez Colo- mé, con su rigor estilistico y perspicacia literaria; Miriam Morales, con su vision analitica de la sociedad actual; Julia de la Fuente, que participé en la edicién de este libro con esmero y eficiencia; y, por supuesto, a Patricia Dunne, que me ayud6, una vez mas, a mante- ner el equilibrio y la serenidad. 11 PREFACIO A LA NUEVA EDICION A cinco aiios de la primera edicién de este libro, el machismo no solo sigue vigente, sino que se ha vuelto un tema cada vez mas apremiante en las sociedades modernas. No es casual que el pre- sidente del Gobierno espaiiol, José Luis Rodriguez Zapatero, haya declarado desde el primer dia de su gesti6n, en 2004, que iba a hacer del combate al machismo una tarea prioritaria de su gobierno. En Espafia, México y muchos otros paises, el machismo sigue teniendo un costo muy elevado, tanto en lo econdémico como en lo social y psicoldgico. Si bien la violencia contra las mujeres es su manifestacién mas extrema, también lo que he Ila- mado el machismo invisible domina la vida cotidiana, la comuni- caci6n, la salud y la sexualidad de todos y cada uno de nosotros. Asimismo, las distorsiones que causa en la relacion entre hombres y mujeres en todos los campos —emocional, sexual, laboral, poli tico— sigue provocando malentendidos y resentimientos de ambos lados, asi como una marcada ineficiencia en Ia division del trabajo, tanto en el hogar como en la sociedad en su conjunto. Cada vez que parece ya obsoleto, cada vez que parece haber sido rebasado, el machismo regresa. Por ello, este libro se reedita con algunas secciones nuevas e informacién actualizada. Su contenido esencial, que describe los mecanismos del machismo en la vida cotidiana, sigue siendo el mismo, como sucede en Ia realidad; sin embargo, en estos afos he EL MACHISMO EWISIBLE REGRESS aprendido mucho gracias a los comentarios de lectores y del publi- N 5 ace co en cursos, conferencias y programas de radio y televisin. Todas esas reacciones, que intentaré resumira Continuacion, forman ya parte de la historia de este libro. — En todas las platicas que he que dado sobre el machismo in- visible, el puiblico ha estado constituido por mujeres en su gran ma- yoria. Pocos hombres asisten a tales eventos, porque si son machis- tas no les interesan (por tratarse de “cosas de viejas”) y si no lo son no lo consideran necesario, porque ya estan al tanto de todo lo que pudiera decirse al respecto. En este sentido, aun los hombres mas sensibles al tema a menudo resultan ser machistas por su actitud, clasica, de ya saberlo todo. Los hombres mayores son los que menos captan las sutile- zas del machismo invisible. Recuerdo al viejo médico que declar6é en un foro publico que él jamas habia sido machista; al contrario, dijo con una sonrisa satisfecha, su vida transcurria enteramente entre las manos de su esposa y su secretaria. Ellas tomaban todas las decisiones cotidianas y tenfan el mas absoluto poder sobre él. Y él era feliz asi, porque no tenia que ocuparse de cosas molestas: jamas habia discutido con su mujer acerca del dinero ni de la administra- cidn del hogar, porque simplemente dejaba que ella y la secretaria arreglaran todo. En otras palabras, el doctor habitaba su casa como si fuera un visitante distinguido, dejando que las mujeres se hicie- ran cargo de todos los detalles desagradables que pudieran distra- erlo de su trabajo. Haberles cedido el control de todo significaba, para él, que no era machista; y que las dos mujeres dedicaran su vida a atenderlo le parecia perfectamente natural. Para un hombre asi, el machismo sencillamente no existe. Lo mismo piensan muchas mujeres: las que declaran “mi es- poso no es machista: me deja trabajar”, o “me deja ver a mis amigas cuando quiera”, 0 “a.cada rato me habla, pero es porque se preocu- pa por mi”, como si fueran niiias que requieren el permiso de un hombre para llevar una vida normal. Asimismo, muchas borran de su mente el desequilibrio de poder que experimentan frente a los hombres, al recurrir a la formula més clasica del machismo invisi- ble, “es que asi es él”, O bien suspiran “asi son los hombres”, como si se tratara de una ley inmutable de la naturaleza; y esta constata- 14 PREPACIO A LA NUEVA EDIGION ci6n les parece suficiente para justificar la falta de interés, la desca- lificaci6n, la critica constante de los hombres con quienes conviven. En cambio, otras mujeres que asisten a mis conferencias tie- nen reacciones muy emotivas. Al principio muestran cierta reticen- cia, porque no quieren identificarse como “feministas”. Pero muy pronto reconocen en mis comentarios a ese hombre “muy espe- cial” que es su marido, padre, hermano, hijo, jefe o colega. Surgen risas nerviosas cuando describo el perfil del hombre machista que desde siempre est4 acostumbrado a ser el centro de atencidn, que da por st lo, festejarlo, apoyarlo y obedecerlo, recogiendo el desorden y re- parando los desperfectos que vaya dejando a su paso. Se dan cuen- ta entonces que esos hombres “de caracter fuerte”, tan “especiales”, son en realidad todos iguales, como si hubieran salido del mismo molde. No tienen nada de singular: antes bien, forman parte de una dindmica mas vasta que abarca a hombres y mujeres por igual. Diversas mujeres me han preguntado en broma, al final de alguna platica, donde conocia su marido o bien si alguna vez he trabajado con su jefe. No todas las reacciones son chuscas. Cuando hablo del es- quema machista de la comunicaci6n y de cémo los hombres usan el silencio para intimidar o castigar a las mujeres siempre sucede algo extrafio entre el puiblico: algunas asistentes empiezan a llorar. Reconocen de pronto a su padre, su marido o incluso a su hijo, a los varones que desde la infancia han aprendido que la manera més eficaz de poner a una mujer en su lugar es retirandole la pala- bra. Las lagrimas de estas mujeres, en todas mis platicas, me han demostrado hasta qué punto es hiriente ese silencio frio y delibera- do que algunos hombres usan como una arma. Otra reacci6n frecuente es la ira. Cuando las mujeres entien- den cémo los hombres tienden a cargarles sus propios conflictos, cémo las responsabilizan de sus problemas médicos, sexuales 0 psi- coldgicos, se dan cuenta que llevan afos acumulando el resenti- miento. Evocan cémo su marido se niega a cuidarse, obligdindolas a hacer la cita con el médico, a acompanarlo a la consulta y a los anlisis, a comprarle y luego recordarle sus medicamentos y a vigi- lar su dieta, transfiriéndoles no sélo la responsabilidad sino todo et ntado que las mujeres estan ahi para atenderlo, escuchar- EL, MACEHISMO INVISIBLE REGRESS trabajo de cuidarse. De pronto, se percatan que jamas funcionan las cosas al revés y que sus hombres no suelen hacer lo mismo para ellas y empiezan a sentirse solidarias entre ellas. Quizas una de mis mayores satisfacciones en estos afios haya sido ver surgirésa solida- ridad entre mujeres de todas las edades y clases sociales que provo- ca que se queden platicando animadamente entre ellas cuando yo ya sali del auditorio. \ Ve Me ha sorprendi lo la facilidad/con la cual las mujeres reco- nocen su propia participacién en ¢1 machismo. Confiesan que en muchas ocasiones y en muchas'Areas de la vida han permitido que los hombres las maltraten, con tal de no quedarse solas. Algunas, por comodidad, les han cedido ciertas tareas “masculinas” como ha- cerse cargo del dinero y los papeles; otras, por flojera, nunca quisic- ron aprender a usar la computadora, fomentando asi una depen- dencia que ahora les pesa. A menudo reconocen, asimismo, que han educado a sus hijos varones dentro del esquema machista para que no sean “afeminados” y que han ensefiado a sus hijas, desde su mas temprana infancia, a obedecer y atender a los hombres. He lefdo con mucho interés los centenares de correos elec- tr6nicos que me han enviado los lectores de El machismo invisible. La gran mayoria de ellos proviene de mujeres que me cuentan lo que ha significado el machismo en su matrimonio, el hogar o el trabajo. Muchas de ellas expresan el alivio de entender por fin que el pro- blema no esta en ellas sino en esa dindmica de relacién que es el machismo. Se dan cuenta de que la depresién, la baja autoestima y la inseguridad que padecen no es por patologia propia, sino por- que viven con hombres que sistematicamente las descalifican, las callan, las critican 0, peor atin, las ignoran. Escribe una lectora: Mi relaci6n matrimonial es exactamente igual a las descripcio- nes que hace usted sobre las relaciones machistas. Eso ha contri- buido a que mi esposo me manipule y me moldee a su antojo y yo siempre esté hundida en la depresién, porque segtin él no logro ser lo suficientemente madura ni satisfacer las necesidades basi- cas de una familia tal y como él lo indica. | ABBE ae PREFACIO A LA NUEVA EDICION En este tipico ejemplo del doble vinculo machista, gracias al cual nunca es suficiente lo que haga © deje de hacer una mujer, vemos la causa de numerosos problemas psicoldgicos que las mujeres pade- cen muchas veces a ciegas, sin darse cuenta de su verdadero origen. El machismo se expresa de muchas maneras, no necesariamen- te tangibles. Como lo escribié una lectora del norte de Méxic [Ellibro] es consulta obligada para mi cada vez que me siento re- chazada 0 agredida, pues en San Luis y todos los estados del norte del pais los hombres son de un machismo y misoginia terribles. La maxima expresion de esa misoginia se da en Ciudad Juarez y sus muertas, pero aqui también te matan Jentamente. Las muje- res son verdaderos objetos, no hablan, no opinan, no contradicen al hombre. Es mas, a los hombres les molesta que una les sosten- gala mirada. Pero quiza los correos mas interesantes sean los que he recibido de hombres. Algunos dicen que no se consideraban machistas, pero que se reconocieron en el libro: jamas se habian percatado de esos habitos insignificantes que desde siempre habjan distorsionado y dificultado su relacion con las mujeres. Describen el proceso de re- flexién que les ha despertado el texto, y asumen que tienen mucho trabajo por delante. Otros describen cémo ellos mismos han sido victimas del machismo. Un empresario canadiense escribe, por ejemplo: En las citas de negocios, traigo algo que leer porque a quien vi- sito quiere que espere un rato, para mostrarme que ¢s un hom- bre importante (eso no me afecta porque no tengo nada que probar, ni quiero participar en aquel juego infantil). Por eso él tiene que engafiar a su esposa y andar con otras (un hombre con s6lo una mujer es un puto, segtin un amigo). Es interesan- te que muchos de aquellos asuntos fueron comunes en mi socie- dad hasta hace poco y siguen en una forma més hipocrita por el feminismo. Sin embargo, hay una diferencia importante: el ma- chismo aqui es institucionalizado y por eso mucho mis dificil de cambiar. EL MAGHISMO INVISIBLE REGRES Asimismo, me han escrito hombres gay que sufren a causa machis mo y lesbianas que viven algo muy similar en sus relaciones, aun- que éstas sean con otra mujer. La hipétesis central del libyo —que el machismo no es un atributo individual en algunos hombres, sino una forma de relacionarse que implica y afecta a todo-el mundo— se ve asi ratificada. No es necesario ser mujer para ser victima del machismo, ni son los ‘hombres sus tinicos exponentes. De especial interés en este sentido es el siguiente coyreo electrénico: Soy un hombre soltero d&22 aiios/vivo con mi padre divorce y mi hermana, y la experiencia que he vivido a partir del divor- cio de mis papas me ha servido como referencia para sustentat la idea de que el machismo no depende del sexo ni de la gené- tica. Al principio, cuando mi madre se fue de cas conscientemente el rol que ejer ado. , yo adopté in- fa ella antes de irse y salvarse, es decir, el papel de mujer que se ejerce en una familia con estruc- turas machistas. He vivido, como en tu libro lo explicas, e] ma- chismo en todas las areas: en la comunicaci6n, en las emocio- nes, en el hogar, etc. Me he dado cuenta de que vivi, en dos anos, el mismo proceso que mi madre vivid en 28 afios de casa- da. Mi madre, al irse, rompié con la estructura familiar y, por la falta de alternativas y modelos que pudiéramos haber usado para replantear los esquemas familiares y ayudarnos a corregir los errores, caimos todos nuevamente en el esquemia machista. Por ejemplo, mi padre, el proveedor, no modificé su rol, es decir, no se vio en la necesidad de cambiarlo. Pero en mi caso no sucedi6 asi, ya que el papel que adopté fue el que mi madre dej6. Yo cubri todo lo referente al Ambito doméstico y de esta forma volvié a darse el circulo en el que nos encontrabamos todos desde el principio, desde afios atras. Mi experiencia fue la misma gue la de muchas mujeres descritas en tu libro, incluyen- do a mi madre y a mi hermana, llevandome a un desgaste emo- cional y fisico, tratando de entender por qué, a pesar de todo mi esfuerzo para que todo estuviera bien en el hogar, no era sufi- ciente, nunca estaba cien por ciento bien a ojos de mi padr Siempre habia un error y nunca una satisfaccién completa. Las mismas manifestaciones de poder y de control comenzaron a PREFAGIO A LA NUEVA EDICION aparecer; el desgaste fue creciendo hasta Ilevarme a pensar que yo era un intitil, que no podia hacer munca las cosas bien. Toda propuesta que yo tenia para que las cosas fueran sencillas y mas eficientes nunca era escuchada, llevandome a una racion cada vez mayor, exactamente igual que como sucedié con mi madre. Se establecieron, pues, los roles del hombre y la mujer en el hogar, sdlo que esta vez yo fui la mujer. Este correo, como muchos otros, ilustra con toda claridad las dina- micas del machismo y como de é] emanan los roles de género y Ta division del trabajo. Para hacer una analogia: en el ajedrez, las pie- zas no se mueven de forma arbitraria, sino segun las reglas del juego establecidas con anterioridad. Los roles preexisten a hom bres y mujeres individuales y pueden incluso llegar a intercambiar- se, como sucedio en este caso. El concepto central de este libro, que el machismo es ue forma de relacion que crea roles de género sumamente rigidos, li- mitantes e ineficientes, ha ayudado a muchos lectores a entender su situacion en la vida y, en algunos casos, a cambiarla. En anos re- urgente desenmascarar, compr ender cientes, se ha vuelto atin ma ' y combatir el machismo bajo todas sus formas, debido a sus enor mes costos psicolégicos, sociales y econémicos. Cada vez mas go- biernos y organizaciones internacionales se han percatado del dafio que causa y han visto que no tiene cabida ya en el mundo mo- demo. El hecho de que la mitad de la poblaci6n sea relegada a un papel secundario en el hogar, el trabajo y en la toma oe eee repercute sobre el bienestar de todos. El costo del machismo haco- prado una relevancia cada vez mayor en los andlisis de productivi- dad y competitividad, en las investigaciones sobre la salud y la edu. cacién, en la reflexién sobre la democracia y la representacion politica, en todos los paises occidentales. : También se ha vuelto cada vez mas evidente que la tradicio- nal division del trabajo entre hombres y mujeres, tanto en elem- pleo como en el hogar, no tiene sentido ni es econémicamente eficiente. Que las niiias y mujeres tengan un menor acceso ala educacién equivale a desperdiciar un inmenso capital humano; i dec . res que las mujeres tengan menos poder de compra que los hombre: 19 EL MACHISMO INVISIBLE REGRESS priva a las empresas de un nicho de mercado que apenas comenz6 a abrirse, en los paises mas desarrollados, en las tiltimas dé¢adas; que los varones s6lo sepan “cosas de hombres” y las mujeres“cosas de viejas” reduce a todos a mitades de seres humanos-y tiene un costo social altisimo, fomentando ademas desilusiones y resenti- mientos que se reflejan en los elevados indices de divorcios en el mundo occidental. Para que todo esto cambie/no basta con mejo- rar la condicién de las mujeres; es necesario Cambiar todas las re- glas del juego. Y, para ello, es indispensable, pacion de los hombres. < él acuerdo y Ia partici- Sin embargo, en casi todos los paises, los hombres se han resistido a cambiar. Incluso podemos hablar ahora de un machis- mo reactivo por parte de los varones que siempre fueron machistas pero que ahora estan, ademas, resentidos por los indudables avan- ces en el estatus socioeconémico de las mujeres. Esta resistencia se percibe tanto en el A4mbito doméstico como en el laboral y en la vida ptiblica. En el hogar, los hombres siguen negandose a una division igualitaria del trabajo, defendiendo su tiempo libre, sus privilegios y pasatiempos como si las mujeres no tuvieran el mismo derecho a ellos: las encuestas en todo el mundo industrializado muestran que los hombres siguen dedicando mucho menos tiem- po que las mujeres a las labores domésticas y al cuidado de los hijos. En el campo laboral, el llamado techo de cristal sigue impi- diendo que las mujeres lleguen a los puestos ejecutivos mas altos yen la vida ptiblica, la representacin popular sigue siendo, mayo- ritariamente, un asunto de hombres. Por todo esto, he considera- do esencial actualizar el capitulo final de este libro que versa sobre los costos econémicos y sociales de la exclusién, discriminaci6n o violencia contra las mujeres, consecuencias de la cultura del ma- chismo descrita con detalle en los demas capitulos. Seria un error pensar que el machismo esta desaparecien- do entre los jévenes, a pesar de las mtltiples encuestas en las que reportan actitudes diferentes. Una maestra de nivel superior en Ja- lisco me escribe: Comprendi lo devaluadas que estén muchas mujeres en esta lo- calidad, al hacer la siguiente prueba. A mis alumnos los evalué 20 PREFACIO A LA NUEVA EDICION con s6lo dos preguntas; la primera consistia en que anotaran todo lo que habjan aprendido en la unidad yla segunda pregun- taconsistia en que anotaran qué calificacion se merecian. Los re- sultados me Henaron de rabia, te soy sincera, hubo hombres que contestaron muy poco y se notaban sus pocos conocimientos, las mujeres, muchas de pero se ponfan una calificacién de 100; y a ee ellas que contestaron impecablemente, con dibujos, One y. demas, se pusieron una calificacion menor a 900 me ae Jo que fuera mi voluntad. Para mf fue un impacto muy grande. Autodevaluacién de las mujeres, sobreestimaci6én de si mismos nanifestacién mas del machismo invis ve SS nam entre los varones son un a acne ble. Ademas, nuestra vida ptiblica en los Uiltimos aitos ha sido domi: i y en otras muy desa- nada por confrontaciones, en ocasiones risibles 7 | “montados en su macho”. La rivalidad las hombt toca en tort gary en todo momento, sueleineliir antagonis- mos personales. Pero cuando se les sobreponen las Poe car if teristicas del machismo, como no reconocer nunca los errores 0 i. derrota, descalificar por completo al adversario, tomar oe arbitrarias y unipersonales en contra del interés comun y dar er sentado que uno siempre tiene Ia razon, podemos Presa si se trata de una diferencia politica o de una jucha entre adolesce oe que intentan demostrar su hombria a toda costa. F Temos Pee do muchos enfrentamientos de este tipo en aiios recientes, tratese de Vicente Fox, Manuel Lopez Obrador, Roberto Madr azo, Mario Marin, o incluso mujeres como Elba Esther Gordillo. Luchas de poder normales en cualquier democracia, sobre todo incipiente, pero agravadas por la soberbia y el rechazo al didlogo caracteristi- cnet a de El machismo invisible intenta Nenar al- gunos huecos de la edicion anterior, He incluido en ella, por gem plo, una seccién que establece la distincion basica entre ee y misoginia. Ambas cosas no van necesariamente de la en f limitan a los hombres. En una sociedad machista, hay muchas mu jeres misoginas; en cambio, hay machistas que aprecian y ee mucho a las mujeres (mientras no les falten al respeto) : Ceeuant seccién incorpora algunos datos sobre Ja violencia contra las muje EL MACHISMO INVISIBLE REGRESS res, ligandola con el machismo reactivo pero también con otros f némenos econ6micos y sociales. Finalmente, he incluido dos cu . tionarios amplios, dirigidos especialmente a los hombres y Jas mm Jeres que piensan haberse liberado del machismo pero que a = dejan de percibir aquellos pequeni pequenos detalles de Ja vida cotidiane que hacen toda la diferencia. 7 ie INTRODUCCION Todo ensayo sobre el machismo escrito por una mujer parecera una autobiografia; la inmensa mayoria de las mujeres, cuando habla de este tema, esté hablando de si misma. Como muchas mu- jeres de mi generaci6n, yo creci en un Ambito familiar en el que la primacia de los varones era incuestionable; donde, como por arte de magia, los deseos de mi padre y hermanos se volvian deberes im- perativos para las mujeres de la casa: las sirvientas en primer térmi- no y luego mi madre y yo. Pasé la adolescencia preguntandome por qué no podia tener amigos varones, constatando asombrada que los muchachos a mi alrededor habian cambiado de especie al llegar ala pubertad: ya no podia jugar o hablar con ellos de mane- ra natural y espontanea, porque ellos eran hombres y yo una “mu- jercita”. Después de una larga temporada de estudios en Estados Unidos y Francia, me acostumbré a una relacion més fluida e igua- litaria entre los sexos. Al regresar a México, a los 27 afios, tuve que aprender las reglas del juego del machismo en todas las Areas de la vida, especialmente en el ambito del trabajo. No ha sido facil. Alo largo de toda mi trayectoria profesional he tenido que cederles la palabra a hombres mucho menos preparados que yo para ganar st atencion y aceptacion. En la vida diaria he aprendido a convivir con mis amigos varones que siempre tienen que tener la raz6n, con jardineros que hacen caso comiso de mis indicaciones, mecanicos EL MACHISMO INVISIBLE REGRESA que intentan engaharme, recordandome una y otra vez.que su trato condescendiente no tiene nada que ver con mi persona, sino con mi género. Como tantas mujeres puedo deci s6lo lo conozco, lo he vivido. : el machismo no Afortunadamente, también he tenido la oporttinidad de cono- cer hombres progresistas, en diversos contextas y paises. Sin em- bargo, lo que me ha permitido, mas que nada, dialogar honesta- mente con muchos de ellos és mi profesion domo psicoterapeuta. Uno de los grandes privilegios de los psiélogos es la posibili- dad de acercarse a muchas vidas, acumufar muchas experiencias ajenas de una manera muy personal. Ademas, el intercambio ter: péutico es particularmente auténtico y profundo: mas que otras formas de comunicacién, se basa en la verdad de cada persona. Gracias a ese didlogo he podido apreciar facetas de la masculini. dad que de otra manera jamas habria visto Por supuesto, los hombres que buscan una consulta psicolégica son, de por si, excepcionales. Es gracias a ese filtro que he conoci- do de cerca a hombres inteligentes y sensibles, quienes han compar- tido conmigo todas esas cosas de las cuales supuestamente carece el sexo masculino: sus sentimientos, su inseguridad, su introspeccién, su aguda percepcién de las mujeres, su manera de vivir el sexo, el amor y la amistad. Esta experiencia profesional también me ha per- mitido estudiar los inmensos problemas que crea el machismo: las barreras en la comunicacién, las expectativas cruzadas, los roles que aprisionan a hombres y a mujeres por igual. He observado que estas dindmicas permanecen en gran parte ocultas para las personas que las padecen. Las reglas del juego del machismo no sdlo son invisibles, sino un tabti, como muchos temas en nuestra sociedad. Somos victimas de toda una serie de prejui- Clos que nos impiden tener una visién clara de la relacion entre los Sexos; carecemos de los elementos para hablar siquiera de mu- chos asuntos que constituyen, no obstante, parte esencial de nues- tra experiencia personal y social. Me di cuenta de ello a raiz de la publicacién de mi libro sobre la homosexualidad.! Entonces, tuve la oportunidad de participar en un gran numero de programas de iq stafieda 1999. InrRopvECION radio y television, cursos y seminarios sobre ae nine a et yertido. Gracias a las preguntas y comentarios del publ ico a : un enorme interés por el tema coexistia con un etelan : ae cios inamovibles. Poco a poco fui entendiendo que del ajo pe homofobia existe una serie de creencias acerca de lo ave cane . ser hombre y mujer, yla relacion que debe privar entre el eae z impide a la gente reflexionar y hablar no sdlo de este tema, sino a Ja vida sexual y sentimental en general. El siguiente Bee . claro: estudiar esas creencias profundas, tan arraigadas que ie tan practicamente invisibles. Mi reflexion sobre la ete i‘ dad me llev6, asi, muy légicamente, a interesarme en el machismo, otro tema tabti y de mucho mayor alcance. Los TERMINOS DEL DEBATE. El machismo es dificil de definir, pero casi todos lo ee Las mujeres, sobre todo, lo experimentan en idles fire ae aunque a veces creen que se trata de un problema Laue oe parejas, colegas 0 jefes. Tratan de justificarlos: lun Boe ia ° “es muy exigente” o bien, “tiene un cardcter muy fuerte”. C a cuencia, apelan a teorias psicolégicas para explicarse I : on : : = de los hombres: “es que tuvo un papa muy distante “su mama u muy dura con él y por eso desconfia de las mujeres”, 0 a ae n niacin”. Ya veces concluyen, con una mezcla de blemas de comunic: : humor y resignacién: “es que asi son los hombres . ed Quienes originan todos estos comentarios no ey cual a problema. Piensan que estan siempre en lo correcto y se oe tan por qué las mujeres no ven las cosas como ellos. nee e man con una risa perpleja: “es que nadie entiende a las mujer ba : Si se les habla del machismo, responden con sorpresa eee “Pero si yo no soy machista! Al contrario, creo que las mujeres deben estudiar y trabajar, y yo a mi esposa la dejo hacer te lo que quiera”. Y, después de una pausa, afaden: “claro, mientras no me falte al respeto” o “mientras no descuide la casa fam ott Comencemos por el principio. El machismo no sign i n sariamente que el hombre golpce a la mujer, ni que la encierre UR MACHISMO INVISIBLE REGRESA, - su casa. Se trata, mejor dicho, de una actitud mas 0 mens auto- matica hacia los demas; no sélo hacia las mujeres, sino también hacia los demas hombres, los ninos, los subordinados. Puede ma- nifestarse s6lo con la mirada, los estos 0 la falta de atencién. Pero la persona que esta del otro lado lo percibe con toda claridad yse siente disminuida, retada o ignorada. No hubo Niolencia, regano ni disputa, pero se estableci, como por arte de magia, una rela- cion desigual en la que alguien qued6 arriba y alguien abajo. En este libro veremos cémo ocurte esta situaci6n, desmenuzaremos las diferentes facetas del machismo, asi comg st comunes, : El machismo se puede definir como un conjunto de creencias, actitudes y conductas que descansan sobre expresiones mas dos ideas basicas un lado, la polarizacién de los sexos, es decir, una contrape de lo masculino y lo femenino segtin la cual no solo son diferentes sino mutuamente excluyentes; por otro, la superioridad de culino en las dre lo mas- s hombres. De as consideradas importantes por I aqui que el machismo involucre una serie de de lo que significa ser hombre y ser mujer, forma de vida basada en ello. Solemos pensar que el machismo sélo se da entre hombres y mujeres, sobre todo en la relacion de pareja. Pero es mucho mis que eso: constituye toda una constelacién de valores y patrones de conducta que afecta todas las relaciones interpersonales, el amor y el sexo, la amistad y el trabajo, el tiempo libre y la politica... Este Conjunto incluye la pretension del dominio sobre los demas, espe- cialmente sobre las mujeres; la rivalidad entre los hombres; la btis- queda de miiltiples conquistas sexuales; la necesidad constante de exhibir ciertos rasgos supuestamente viriles —valor, indiferencia al dolor, ete.— y un desprecio mas 0 menos abierto hacia los valores considerados femeninos. Asimismo, el alcoholismo, la violencia y la delincuencia probablemente puedan vincularse con el machis- mo, aunque por el momento no tengamos los elementos para esta- blecer una relacién causal exacta. definiciones acerca asi como toda una 26 ANTRODUCCION UN MACHISMO MENOS VISIBLE td desapareciendo poco a fi el machismo e: Podriamos pensar que Binns 0, merced a los grandes cambios socioeconomicos y rsa ee reueedp essere a ani i . filtimas décadas. La industrializacién, la urbanizacion, corr sre ae as de fertilidad, el nimero cad id jisminucién de las tasas de fer i. ‘ cidn, la disminuc’ a ‘ fe at on de mujeres que estudian y trabajan y el feminismo han asi en las relaciones tradicionales entre los sexos. ait dabl impacto indudable ‘ srl ie ae muchos hombres proclaman, con orgullo y perf cas : i i Si rar iscurso queda des- idad, que no son machistas. Sin embargo, su discurso q : ie a tido por las realidades de su vida cotidiana; por ejemplo: " fe os afi ite” ji ajar o salir d ; de ellos afirma que “le permite” a su mujer taba ar : Ila en muchos casos, i s r rampoco ella ¢ as, No se percata, como ta u con sus amigas, nc ene i i ‘ialmente machis a for n sigue siendo esenc’ ue esta formulacién : an ia tum. 7 El machismo esta tan profundamente arraigado en 7 co ay neld av asi invisible cuando no des- ol discurso que se ha vuelto casi i res y en el discurso q wea eh i ra suis formas mas flagrantes, como el maltrato fisico o € a sal. N casi s aspectos de Ii verbal No obstante, sigue presente en casi ere asp cates ‘ sy j En este libro no i idiana de hombres y mujeres. E! tentaré vida cotidiana de J ; zs ibro no intentan’ describir sus formas més obvias: la violencia, la discr — a ; j fend Omicos y sociales am- cion de lz eres, fendmenos econ: J iales z explotacion de las mujeres, : nom oe ian estudiados desde el siglo xix. Mas bien, exartin ii Mea mas sutiles que asume en Jas costum bres, - a fi 7 : ica elamor, la jiario 2 r,en la comunicacion, a jabras del diario acontecer, Meat i -tual opera tras lo aparente, en ilia y la amistz achismo actual opera tras t familia y la amistad. E] m: : Se vez pa inos pero que revela detalles que tal vez parezcan anod) pero q ii conllevan conse- de poder importante, detalles pequenos que conll ee cudntas relaciones personales, cudntas de cuencias grandes. ¢ ' et siones profesionales, cudntos proyectos de vida, de hom J i ye rado, por el jeres, no se ven determinados, en mayor o menor §) Pp machismo? LA OPOSICION ENTRE HOMBRES Y MUJERES achi sdlo implica Comencemos por aclarar que 1a postura machista no solo = f i 2 s dreas importan- una supuesta superioridad masculina en todas las dreas imp: EL. MACHISMO INVISIBLE REGRESA. tes para los hombres. Tampoco se limita a postular una serie de di- ferencias entre los sexos, cosa que sencillamente ea a una vision complementaria de lo masculino y lo femenino. No. El machismo plantea una diferencia psicolégica radicalentre hom- bres y mujeres, a partir de la cual establece roles exclusivos en todos los ambitos. En este enfoque, las persongs son aptas 0 no en ciertas areas de estudio u ecupaciones, € incliso al experimen- tar ciertas emociones, con basé en su sexo y no én sus caracteristi- cas individuales. Por ejemplo, sdgtin esta vision, los hombres no son capaces de cuidar a un bebé y lag mujeres/no pueden ser bue- nas ingenieras o directoras de orquest. Ademas, el machismo alienta una lucha de poder entre los Sexos, en cuyos terrenos los hombres y mujeres, lejos de ayudarse, se estorban: no se permiten vivir en libertad, actuar en forma esponta- nea ni desarrollarse a plenitud, porque unos y otras tienen ideas y expectativas samamente rigidas acerca de cémo debe ser su contra- parte. Ellos intentan moldearlas a su gusto y desconfian de ellas sino lo logran; ellas, por su parte, los vigilan, los critican continuamente ¢ intentan, asu vez, reformarlos. Cualquiera diria que los hombres y Jas mujeres no son aliados sino rivales: viven tratando de enmendar- se, limitarse y controlarse unos a otros. Mas que diferentes, a menu- do quedan atrapados en posiciones antagénicas. En esta dinamica, el machismo empobrece a unos y otras por igual, y se convierte en un juego interpersonal en el cual nadie gana y todos pierden. No es necesario ser hombre para ser machista: muchas mujeres también lo son en una amplia variedad de contextos y roles —como madres, hermanas, hijas, amigas, jefas y colegas—. Se ha insistido en que todo hombre machista tuvo una madre que lo crié. Pero las madres no son las tinicas responsables; infinidad de mujeres en todos los ambitos —muchas veces sin darse cuenta— promueven y alimentan el machismo a lo largo del ciclo vital. Por ello, hemos de hablar de una responsabilidad compartida y muchas veces invisible para quienes la cargan. Permitaseme una precisién ma: : ademas de implicar, en su ex- presiOn mas sencilla, un dominio de los hombres sobre las muje- res, el machismo también conlleva el imperio de ciertos valores que se consideran masculinos, De aqui que, paraddjicamente, una 28 IxTRODUCEON mujer feminista pueda perfectamente Sine ie las mujeres de este tipo en nuestra sociedad; inc] uso es p Hes i las mas sobresalientes de nuestra vida publica fo ae conductas francamente machistas, algunas sin esha) onl y a con plena conciencia de ello, porque su trabajo e su Pape e a ciedad asi lo requieren. Con mucha frecuencia, la que ie — a respetar se ve obligada a asumir actitudes eee fa ine dijo en alguna ocasi6n una amiga arquitect Banca tener autoridad en este pais es volviéndote autoritaria’, EL MACHISMO, UNA FORMA DE RELACIONARSE Pero no caigamos en la falacia de suponer que las personas a son, o no, machistas. El machismo no es solo a aoe a : sino, basicamente, una forma de relacionarse. Mas que en soleda : . machismo se exhibe en contacto con otras personas, en elie to interpersonal. Por tanto, con miras a definir los eu ie de manera preliminar, digamos que el machismo no eng joba s re una serie de valores y convicciones, ni de conductas; ene’ s meramente un atributo personal de los individuos. Expresa ae lacion basada en cierto manejo del poder que refleja desigualda- des reales en los ambitos social, econdémico y politico. : Esta formulacién nos permite entender por qué, en una a dad machista, todo el mundo es machista. El machismo es una aie de relacién que todos aprendimos desde la infancia y re o consecuencia, como la moneda vigente para todo intercambio persona’ Quizd no nos agrade, como puede no agradarnos nuestra ese nacional; pero si queremos vivir en nuestro pais, trabajar y . a i narnos con los demas, es la tinica moneda reconocida en todas las transacciones y en todas las cireunstancias. El machismo ie siendo la forma dominante de intercambio en tanto no on mos otras maneras de relacionarnos. Asimismo, en una an machista todos resultamos victimas del machismo, incluyendo — hombres, lo perciban 0 no. Por consiguiente, para que el a - mo siga existiendo es necesario que fodala sociedad coiling y para que desaparezca es necesario que toda la sociedad car Peete eee ere eee ee actitud, a través de una reflexion profunda. Este libro aspira a con- tibuir a ello 0, por lo menos, sumarse al necesario debate, Esto significa que los individuos machistas no hacen una socie- dad machista, sino que la sociedad machista crea individuos ma- chistas. El machismo no es un atributo personal intiato; antes bien, como toda relacién de poder, crea roles ) personajes que parecen natu- rales. Asi como el sistema social y econémica/de la esclavitud crea amos y esclayos, el sistema del machismo crea hombres y mujeres machistas, que aprenden los roles necesarigs para que éste funcio- ne y se perpettic, El padre autoritario, el patron paternalista, el es. poso mujeriego, el hermano prepotenté, la esposa abnegada, la madre sacrificada... todos éstos son roles aprendidos desde la ine fancia muy temprana. En este sentido también, el mac hismo no en- carna meramente un problema individual, sino social. LA CONTRAPARTE FEMENINA Todos los roles masculinos asociados con el machismo tienen su contraparte femenina, Hallamos el ejemplo mas comtin en la mujer psicologicamente insegura cuya identidad depende del marido, que duda de si misma, busca constantemente la atencion y la apro- bacion de su esposo, padre o hermano, le tiene miedo y acepta sus reglas del juego sin cuestionarlas, “para no causar problemas”. La contraparte femer a del machismo es uno de sus pilares centra- les; sin la mujer sumisa y dependiente, en términos econdmicos y/o emocionales, tal conducta no pareceria tan natural ni se expre- saria de manera tan espontanea. Sin embargo, en esta obra nos li- mitaremos a analizar la parte masculina de la ecuaci6n, porque ya existe una gran variedad de libros sobre la situacion de la mujer en una sociedad machista. Por otro lado, las mujeres no son las tinicas victimas del machis- mo. Los hombres también estan insertos, 0 aprisionados, en un sis- tema de valores que ya no cumple su funcin. Las antiguas caracte- risticas de la virilidad, entre ellas la fuerza fisica, la autoridad moral, el liderazgo familiar, y no se respetan como antes. Hoy, el padre autoritario se enfrentaa hijos adolescentes que se burlan de 30. INTRODUCCION J, a una esposa que también trabaja y gana dinero, a empleados que cuestionan sus 6rdenes. Las formas del machi mo persisten, pero su poder real ya no; en muchos casos, ha perdido su sustancia yo es mas que una apariencia hueca. Al defender sus Privilegio: muchos hombres estan librando una batalla extenuante, sin darse cuenta de que la guerra ya termin6. EL MACHISMO INCONGRUENTE No todo el mundo est4 en contra del machismo. A mucha gente le conviene la oposicién entre los sexos, y esta de acuerdo con la di tribucion de roles y los planteamientos tradicionales asociados a esta postura, Muchisimas personas, de oo sexos, son machis: por convicci6n, porque creen que el dominio de ee y de Jos valores masculinos es deseable, necesario, o sencillamente ine- vitable. Probablemente que la mayor parte de la poblacién lo con- s el machismo todavia “funcione” sidere natural. Incluso, quizd para muchas parejas y familias, en diversos lugares de trabajo y con- textos sociales. Sila gente es feliz asi, esta en todo su derecho, Lo que causa muchos problemas en las relaciones personales y sociales es la incongruencia surgida cuando el machismo supuest mente se ha superado pero sigue operando bajo la superfici cuando los hombres consideran, con toda sinceridad, que no son machistas, pero reproducen costumbres que demuestran lo cone trario; cuando las mujeres creen que han logrado cierta autonomia € igualdad en sus relaciones mas se topan diariamente con reaccio- nes machistas, en la interacci6n con sus padres, hermanos, espo- sos, colegas o patrones. En estas situaciones, en las que el discurso y la accion se contraponen y existe un cs ee ee ha- blar de un machismo invisible, involuntario e incluso inconsciente, tan danino como el mas tradicional y evidente. El propésito de este libro consiste en levantar el velo de éste que se manifiesta en las conducias, actitudes y expectativas de los hombres y de las mujeres que piensan haberse liberado de él. i . ¢Por qué tantas mujeres todavia le temen a sus esposos?, épor qué les ocultan tantas cosas importantes, prefiriendo compartirlas con

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