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¿Qué es el

psicoanálisis?
Fabian Yesid García

En el intento de responder esta amplia pregunta, iniciaré esta nota con


una de sus aristas, si no la más importante, su clínica. El psicoanálisis
puede ser definido como el tratamiento por la palabra[1] ¿tratamiento de
qué? De lo inconsciente.

Así queda expuesto el supuesto que si el sujeto sufre es a causa de los


contenidos reprimidos de su inconsciente[2] -esto para el caso de la
neurosis- los cuales retornan a manera del síntoma.

El síntoma adquiere aquí un estatuto indispensable en la dimensión de la


cura, pues a diferencia de otras terapéuticas, no busca ser suprimido ni
abolido de entrada, por el contrario se asume que transporta un mensaje
cifrado, tal como lo hacen los sueños o los lapsus.

Bajo esta dimensión epistémica se adquieren también ciertos


compromisos éticos. En esta articulación ético-epistemológica el saber
también se ubica en una posición distinta.

Haciendo una descripción detallada de la situación terapéutica, es


posible afirmar que aquel que busca a cualquier psicoterapeuta tiene –o
al menos así debería ser- un comportamiento, un pensamiento o una
emoción que le genera malestar, de la cual quiere
desprenderse, solicitando y demandando una curación al terapeuta a
quien se le supone un saber sobre su padecer.

La ética del psicoanálisis invita al analista a no asumirse en esta


suposición de saber –que es el pivote de la trasferencia-[3], a responder
la demanda desde otro lugar. La relación analítica no es uno a uno, no
son dos sujetos los que están implicados.
Entonces ¿cómo escuchar al paciente sin involucrar el juicio subjetivo y
del sentido? Freud es muy radical en este punto, solamente un proceso
de psicoanálisis personal podrá dar cierta garantía de objetividad.

Es posible ampliar un poco más esta parte, la formación del analista se


encuadra en tres pilares, el primero y más importante –como ya se
mencionó anteriormente- el análisis personal, segundo los controles o
supervisiones de caso y por último, la preparación intelectual a través del
repaso de los desarrollos y posturas teóricas.

Esta formación deberá ser llevada a cabo en el marco de una escuela de


psicoanálisis que sea garante de la preparación del analista.

Para cerrar quiero introducir una pregunta en relación a la praxis ¿existe


una técnica en psicoanálisis? Me atrevo a responder afirmando que lo
único que puede situarse a nivel de la técnica será la asociación libre[4],
la regla fundamental que siempre se debe seguir, hablar de todo aquello
que llegue de inmediato a la mente sin someter este contenido a ningún
tipo de razonamiento, cuestión o censura.

Más allá de eso la forma de interpretación, los tiempos, los estilos son
asuntos de cada analista, incluso de cada paciente, pues no se puede
pretender ser el mismo analista con todos los pacientes.

Todo esto apunta a confrontar al sujeto con lo más íntimo de su ser, su


falta, aquello de lo que no quiere saber, pero que es un destino inevitable;
la castración que nos impone el hecho de ser sujetos del lenguaje y con
la cual es posible vivir bien, en la medida que se logre ubicar las
coordenadas del deseo de cada sujeto.

Son estos elementos e incluso otros que seguramente se me escapan los


que caracterizan esta práctica que muchos catalogan como estructural,
como la psicología de las profundidades, que busca encontrar aquello
que se encuentra en la base, a nivel de la causa.

También es cierto que nuestra práctica se encuentra amenazada más


que nunca debido a los imperativos discursivos de la efectividad y la
eficacia, donde las terapias breves y la farmacología se abren paso.
Aun así el Psicoanálisis seguirá ofreciéndose como la otra opción,
aquella en la que las palabras son la única herramienta para solucionar el
enredo de lenguaje construido por el sujeto.

El psicólogo y el psicoanálisis (Nota del Editor)


Se comparte para su descarga un excelente texto publicado en el primer
número de la Revista Argentina de Psicoanálisis (1969), que no ha
perdido a nuestro entender ni un sólo ápice de su vigencia.

Se trata de una interesante reflexión que aborda la compleja relación, aún


hoy en liza, entre psicología y psicoanálisis, y que desde su inicio ya nos
anticipa el enorme interés de su contenido:

«No hay psicólogo que en algún momento de su formación no se haya


enfrentado con el problema de su relación con el psicoanálisis».

Puedes descargar el documento completo desde este enlace.

Referencias
[1] Freud, S. “Estudios sobre la histeria. Historiales clínicos (Breuer y
Freud)” (1893-95), en Obras Completas, Buenos Aires, Amorrortu, 1980,
vol. II.
[2] Freud, S. “La represión” (1915), en Op cit, vol. XIV.
[3] Miller, J.-A. «El reverso de la transferencia», (1991) en Uno por Uno 20.
[4] Freud, S. “El método psicoanalítico de Freud” (1904), en Op cit, vol. VII.

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