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JORGE CORNEJO BOURONCLE Precursores cuzquefos de la \ Independencia del Peri Ha querido el sefior Rector, distinguirme confiandome para que en esta solemne actuacidn, diga a nombre de la Universidad Nacional del Cuzco, unas palabras de homenaje a la patria, en Tos dius sefalados para el recuerdo anual de la epopeya de nuestra e- mancipacién politica, en recuerdo de jos hombres que sacrificindo- lo todo, rompieron cadenas, desataron tempestades, corrieron rics de sangre y de muerte y Ilegé la independencia y la \ibertad por los eaminos altos de los siglos. Se bien que ocupo una tribuna que en estas ocasion¢s ocuparon varones preclaros por la hondura de su pensamiento o por la elocuencia de su palabra sabia, de modo que lo hago con la conciencia de quien se sabe pequefio, pero, no sin la «mecion sincera del sentimiento patridtico que corre por mis venas como herencia de quienes lucharon en Tarapaci y Arica; tengo el eulto de los héroes y el amor de mi bandera, como norte de mi vi- da; he dedicado a lac insurgencias del Cuzco, gruesos voliimenes con pruebas irrefutables del valor gigante de la raza y de sus hombres representatives; adm.ro a los proceres del viejo Cuzz, no slo, pues, por ser peruanos, sino por que los he estudiado a fondo y sé de su valor inigualable y excel:o; amo las masas indias que en la historia escribieron las mis be!las paginas de bravura y sacrificio; las amo y adm’ro porque ellas llewaron los simbolos de nuestros Incas hasta jos mas remotos confines del mundo que les era conocido; las amo porque nos dieron nombre en la historia universal; ins amo porque el’as mueven ahora tierras y minas, fabricas y talleres y con su sangre integran casi la totalidad de nuestras fuerzas militares y sa- ben pelear y saben morir cuando la hora llega, sn pedir ni esperar nada, ¢mpufiando en sus manos cobrizas los emblemas enemigos que arrancaron de las propias filas invasoras. Consecuénte con el encargo del Rector y con su venia, no sdélo quiera recordar a los hombres que con San Martin proclamaron la in- dependencia en Lima, sino, ademas, especialmente a los cuzquefios PRECURSORES CUZQUENOS DE LA... — 125 — precursores de nuestra libertad, sacindolos del olvido para que por uno; momentos, tan d’stinguido auditorio, pueda sopesar su accién heroica y enorme. Pidiendo a ustedes antelada idulgencia para mis palabras y a riesgo de haber omitido muchos nombres dignos, por Ja premura del tiempo disponible para redactar est discutso, debo ocuparme, pues, brevemente, de los Precursores cuzquenhos en la in- dependencia del Per; homenaje que les rendimos todos en este dia dedicado a nuestra patria, a sus efémeridas de Ubettad y, también, @ sus esperanzas de grandeza y porvenir; de mejor situacién para nuestras sufridas mayorias, tan necesitadas de amparo, de apoyo y de luz, y, a vosotros jévenes universitarios, a quienes la nacién con- fia su porven'r, para que estudicis los graves problemas soclales y eeonémicos que nos urge resolver y encarar, para que en su dia, lo hagais con saber, con humanidad y sin separar, nl por un momento, Ja vista de Jos emblemas de la patria, que son guias seguros por los espinosos caminos de] tiempo; para resolver bien hay que conocer Jo que se resueive, no hay que confinrse al acaso, ni al comando de ajonos intereses; la responsabil'dad de la juventud es muy grande ai quiere cumplir con su de*tino, de olro modo se sumaraé al cuadro doloroso de las generaciones que ahora pasan, entregando a las que vienen e] territorio de la patria recortado y multitudes hambrientas e ignorantes, humilladas y explotadas, tlerras ricas sin producir y riquezas que se van y no se traducen en mejor comodidad para los peruanos que las arrancan de las entrafias de] suelo. Son problemas dificiles y complejos, por ¢s0 mismo os toca estudiurlos y conocer- los para resolverlos y superarlos cuanto antes, mejor. Recordemos a los cuzquefios precursores de la emarieipacién de la patria, a ¢sos hombres que rompieron cadena; en !ucha muy desigual, oponiendo sus corazones bravios y resueltos contra fuerzas bien armadas y dsciplinadas, contra ejércitos que recibian sueldos, pues, las multitudes cuzquefas que lucharon por la libertad nunca, jimas, pidieron pagas ni regalos; tenian conciencia de su ro! en la historia; tres siglos de cautiverio sefalaban a los nerederos de los Incas, caminos de honor, de luchas, de martiros, pero también de gloria imperecedera. Los precursores murieron por darnos patria li- bre y dignidad humana; anotemos sus hechos trascendentales y re- pitamos sus nombres, que son ya patrimonio de Ja historia, pero que, muchos de ellos, no estan atin grabados en marmoles y bronces, aun- que los pueblos los tienen en el recuerdo del propio corazim agradeci- do y afos vendran en que se cumpla con rendirles el delicado ho- Menaje que esperan, ya que su gloria crece con el pasar de Jos si- glos; levantémosles monumentos y pedestales, sefialando escueclas IM REVISTA UNIVERSITARIA. con sus nombres, avenidas y calles, nuevos pueblos y paseos, uni- versidades, colegios y caminos y reemplazando, también, tantas fi- gurillas endebles, hijas de la politica y del dinero, que usurpan el sitio de los héroes, de los martires, de los sabios y de los santos. Vivir aqui, en el viejo Cuzco abuelo, cuajado de monumentos milenarios, a la vista diaria de eclosales fortalezas, de pulacios y de templos que levantaron los Incas, los gigantes que construyeron el Imperio; aqui en el Yachayhuasi de los amautas, en la casa del sa- ber de los viejos tlempos; contemplar la gran plaza de Huakaypata, Ja que vio las fiestas suntuosas del sol, Ja que se llenaba de color y de fuerza cuando los pueblos recibian a los Incas que regresaban de sus lejanas y victoriosas campafias, trayendo al Ceoricancha Ios tro- feos de los nuevos pueblos sometidos y las kachampas guerreras a- tronaban los aires y miles y miles de guerreros, pasaban portando sus armas de combate y recibiendo la lluvia de flores de fiuccho y achankaray, que las fustas les regalaban desde lo alto de los muros pulides de dioritas y basaltos, cuyas tonalidades de azul y rosa, cu- brian las mantas y las Hicllas de delicados tejdos de lanas de vicu- fias y alpacas, con simbdélicos hilos de ore y plata y, las bebidas sa- gradas, elaboradas por Jas propias escogidas, por las acllas, por las virgenes del sol, espumaban de cantaros bellos de formas y colores. Contemplar sobre la plaza testigo de tuntas grandezas que se fue- ron, después de las lluvias del verano, el mitico cuichi, el arcviris mult.color, que se abre sobre los cielos azules, como una cancién y una €speranza y asienta sus bases en las alturas de Huanacauri, el Pachatusin o e) Sacsaihuaman, Pasar todos los dias por las calles que pisaron los Incas camino del Ceoricancha; por donde iban las delegaciones que lievaban las ofrendas a los muertos que dormian en Kenko o Tambomachay; alli donde enormes pedrones significa- dos cspecialmente, deben representar a los propios Ayar fundado- res, y, escuchar el murmullo de las aguas canalizades del Saphi, el Tullumayo o el Chunehullmayo que, en las noches, parece que can- taran y contaran los recuerdos de los s'glos y los afios muertos, Al- go nos aice, estos son los palacios de los Incas, estos los santuarios del so!, de la luna, de Jas estrellas, de la mamapacha, del trueno, del relanipago y estos, también, los soberbios monumentos de piedra que los blancos levantaron a sus dioses, las estupendas iglesias que desatando viejos temples peruanos, utilizaron Ias piedras pulidas amorosamente por los indios, para elevar Jos muros admirables de la catedral, Ia compafia, la mereed, san francisco, santa clara, san pedro, san cristébal y cien mas, que rivalizan en belleza y en rique- za, en arte y en pasién, Luego, las mansiones orgullosas de encomen- PRECURSORES CUZQUEROS DE LA... =—lt— deros y oldores, de obispos y capitanes de la conquista, luciendo sus escudos de piedra, sus emblemas de guerra, los s.gnos de su fe; los patios de arquerias y sol, de claveles y geranios; los tiestos con flo- res delicadas que perfuman las horas del bochorno y de la siesta; Ins rejas moriscas, a cuyo pie, en las claras noches de luna, se oyen las quejas de las guitarras y viene, en las alas del viento, el son tris- te de una quena que se desgrana en el alcor vecino. Todo esto es el viejo Cuzco, en donde jas piedras hablan a qu’en sabe oirlas, para contarle leyendas y referirle epopeyas; aqui @s, ciertamente, el centro del Pera, este es el corazén dl Tahuantin- suyo eterno; estas pledras colosales, estas piedras verduzcas, rosas, violetas o azules, son los ¢ mientos de la patria; estas arenas se bafia- ron muchas, muchisimas veces, con la sangre de !us héroes y de los martires; muchas horcas se proyectaron en sus plazas, muchos patibulos afirmaron la fe en los dettinos de la patria; aqui se tem- plaron las almas de hombres y mujeres, para cumplir un destino mister.oso, para seguir una senda en Ia eternidad del tiempo; de Ja madera de Vokes y chontas, se hicieron las astas de las banderas; de la carne de campanas se fundieron balas y cafones; de las rejas de puertas y ventanas se forjaron lanzas y espadas y hasta del oro y la plata de altares y santuarios, se fundieron medalles para premiar los pechos de los soldados y de los libertadores y las manos puras de monjas y reclusas, tejieron presurosas las bandas y las cinta que de- bian obsequiarse a los guerreros de la patria, Por allé pasan las sombras de ‘os curas patriotas que cambiaron misales y estolas, por fus les y granadas, cuando Ilegaron las horas de salir y encontrar les caminos por donde Ilegaba la libertad, por donde avanzaba la patria libre, protegida por dios, ‘Sabe e] pueblo que Juin Santos Atahuallpa, fue un indio cuz- quefio, de regular ilustracién y descendiente de ‘a nobleza ant.gua peruana, quien viajé a Espafia acompafiando a unos jesuitas y de ahi regresd con extrafas ideas de libertad y quiso cacudir la tutela extranjera, iniciando sus atrevidos movim entos en 1742, legando a dominar toda la regién de la montafia y sembrando ‘a. rebelién en mucho: pueblos andinos; combate a los realisias con jas propias ar- mas que les quita y en la guerra de guerrillas es invencible; ataca Ja reg.6n de Tarma, camino de Lima. Casi catorce rfios, se mantie- ne rebelde y alzado; vence cien veces a los espafio'es y las autori- dades comienzan a temer mayores peligros generales, pero, miste- riosamente, muere el caudillo y al movimiento insurreccional le falta el gran motor de su alma y de su temple, No importa, Ja se- milla esté echada y los levantamientos de Huarvchiri y las conspi- —ix— REVISTA UNIVERSITARIA raciones de Lima, que se descubren pronto y se acallan con la muef- te de los sindicados, son los resultados de su prédica libertaria. Viaja a Espafia con extento memorial acusatorio ante el rey y ante el Papa, el fraile cuzquefio Calixto Tupac Yupangui y alli jas autoridades confiscan e] documento revelador y encierran a Tu- pac Yupanqui, de por vida, en un convento de Granada, con expre- sa orden de no regresar jamas al Peri. Corrian los afios de 1750. Se seguia la misma politica que se siguié con el inca Garcilaso. En 1777, el corregidor Semanat, informa a las autoridades su- periores que hay signos graves en la muchedumbre arequipena, re vela que una grar, conspiracién se mueve en la sombra; hay indios que van y vienen de Tungasuca y el Alto Peri. En enero de 1780, estallan motines y aparecen carteles pegados en las pucrtas de los templos, pretestando de las medidas de opresidn eipafiolas y ame- nazando con coronar a un inca Casim.ro I11?. Las uatoridades repi- ten la consabidu oferta de pago a delatores, pero, nadie habla; los planes se postergen, pero, la conspiracién general avanza ya. ;Quién es este inca Casimiro I1I%? ,Quién mueve todo este mundo de pro- testas; quien coordina las fuerzas populares que ya estin a sus dr- deneés para un momento dado?. Indios de Tungasuca viajan presu- fosos por todas parte: y los planes vuelan tan lejos que aparesen en la Nueva Granada, En Yauli, se apresa a unos indios que pusieron unos carteles libe:tadores en las puertas de la iglesia, lo mismo han hecho en otres pueblos y esos indios son Canas; demas sera decir que estos andénimos préceres de la patria, fueron acto seguido ejo- eutados por tamafio delito. El gran incendio va a estallar, En el Alto Pera, en Chayanta, en Oruro y Potosi, los espafidles no duer- men y los patriotas se organizan; en el a‘re’ esté el anhelo de in- dependencia; todos quieren tomar en sus manos la obra de la reden- cién patria; se luchara y se pelearaé sin desmayo y en muchos y lar- gos aos, dice Mitre, no hay un solo dia en que no se luche, ni se deje de morir por el ideal de emancipacién. La conmocidén es, pues, ge- neral, pero, como ahora sélo nos ocupamos de los préceres cuzque- fies, dejemos la s tuacidn altoperuana, que retomaremos luego, En ws primeros meses de 1780, el Cuzco arde de entusiasmo y secretamente se conspira en todos los barrios; hay gente de in- flueneia y cultura que dirige, aunque se mantiene en secreto. Va- riog caciques de pueblos vecinos; estin en la conjura; a don José Gabriel Tupac Amaru y a su primo don Diego Cristébal, se le ha visto por aca y habla con el Obispo Moscoso, con suz primos los co- roneles Ugarte, con el escribano Chacén y Becerra, en fin, con va- rias personas de situacién espectable, perofgera por sus pleitos de PRECURSORES CUZQUENOS DE LA... =-1l— nobleza, por cobranzas y pagos; el es hombre muy prudente y cir cunspecto; de joven se educé en el colegio para jos hijos de caciques, para los indios de noble sangre y todos saben que él] es el tronco principal de los Incas, cuya situacién le ha sido reconocida por las propias sutoridndes del rey espafiol, En su casa estuvo Bernardo Tambohuacso, el cacique de Pisac y Taray, pero, todo esto no llama la atencidn, siempre el Inca se precié de darse trata que correspon- dia a su sangre y cuando viajaba, en su comitiva, llevaba desde ca- pellan, pajes, auxiliares y gente de confianza; por ultimo, el Inca se ha despedido de todos y piblicamente se le vio partir a sus tie tras de Tungasuta, Surimana y Pampamarca, en la extensa provin- cla de Tinta, a cuyo cuidado esta el coronel don Antonio de Arringa, ecorregidor vigilante y enérgico, energia que le permitia extorsionar @ los indios como ninguno otro lo habia hecho. La medida de abusos se eta colmandg; la ultima gota rebalsa el vaso. Las piedras del Cuzco, hablan. De aqui, de este convento de San Agustin, sal 6 presuroso el fraile Gabriel Castellanos y coruni- c6 a las autoridades graves noticias que le habian sido dadas en el secreto de la confesién. Ciertamente s¢ conspira y las juntas se rea- livan tras e] paredén de Santa Clara, cerca del puente de Santiago, en la pampa del hospital, en las casas de Fermin Zamalloa, de Juan de Dios Ochoa y de las Valderrama, en fin, se trabaja activamente y los talleres de los plateros Vera, algo tienen que ver con estos acuer- dos nocturnos. Castellanos fue minucioso, hasta donde pudo, y las autoridades no perdieron tiempo, ni medio: el cacique Sahuaraura, de Oropesa, habia sido comprometido por Ildefonso Castillo, para que tomara parte en la conspiracién y el 13 de abril, el corregidor de Quisp'canchi, upresé a Castillo y se inicié el proceso de la abor- tada conspiracién patriota, Todo era lento en la Colonia, menos cuando s# trataba de encarcelar y matar. Lorenzo Farfan de los Go- dos, habia propuesto un plan para comprometer de diez en diez pa- triotas hasta formar un ejército de cinco mil hombres y entonces proceder. Con los presos que se tomaron y las medidas que las au- toridades adoptaron, ereyeron que todo estaba terminado, por lo menos, por ¢s03 meses de 1780. E] proceso se envid a Lima y de alli volvid para que se ecjecutase Ja sentencia terrible. E) cacique de Pi- sac, Bernardo Tambohuacso, aquel que en las juntas habia pedido ‘que todos se resolvieran de una vez, sin estar con Ubiezas algunos, para que lo que se proyectaba era necesario tener el corazin del porte de la plaza grande del Cuzco, Tambohuacso y Joaquin de Leén, han conseguido escapar y se hallan préfugos, pero, las drdenes son exigentes y hay que buscarlos hasta encontrarlos, especialmente al — 19 — REVISTA UNIVERSITARIA bravo eacique calquefio, Habremos de abreviar el relato recordato- rio y se nos permita repetir sélo unos renglones del acta de ejecu- cién de la sentencia horrible, que se verifica en la plaza de Regocijo del Cuzco, en la mafiana del 30 de junio de 1780; la plaza esta lena de tropa que mantiene el orden y debe impedir cualquier trastorno; leamos: “...a la sefa de} primer cafonazo, salié Diego de Aguilar, armado de uniforme, asistido de religiosos y de la Compania de Granaderos y puesto cerea de la horea, se le degradé y quité el uni- forme conforme a Ja ordenanza militar, corriendo con esta diligen- cia el sargento mayor y luego se le puso el habito de la misericordia y el verdugo Io subié al suplicio, y lo colgé y ahogé con dos corde- les, en la forma ordinaria, hasta que murid, y regresé la Compaiia a la edrcel, Al segundo cafonazo, salié Juan de Dios Vera, con su habito de la misericordia, auxiliado de religiosos y la Compafia de (Granaderos, con los hermanos de la Caridad, y puesto en la horca, el verdugo le quité la vida en ella, en la forma ordinaria, Al ter- cer cafionazo, salié Eugenio Cardenas y Riva, arrastrado a la cola de un caballo, con la misma asistencia y compafiia hasta e] suplicio, donde fue ajusticiado en igual forma. Al cuarto cafionazo, salid Jo- sé Gomez, en igual conformidad y el pregonero delante, que a tre- chos fue echando su pregén, en voz alta, hasta la horca y habién- dolo subido a ella, el verdugo, al primer golpe de botar el cuerpo, se cayé y se imposibilité de cont:nuar, por lo que acabé de morir el ajusticiado, tirado de los indios aguaderos, de los pies. En este cs tado a falta de verdugo que pudiese subir a la horea, pues apenas se habia conseguido el presente, por no habérsele podide encontrar ni traer de donde estuviese, en tan corto tiempo, al que habia y se fue ae la carcel, se determiné que a los restantes, se les quitase la vida a garrote y, en su virtud, al quinto cafionazo que se dio, salié Lorenzo Farfan, con igual asistencia, acompafamiento y pregén, artastrado del caballo, y, en un palo fijado al pie de la horca, con su argolla y torcedor de fierro dispuesto para este efecto, se le do ga- rrote por el verdugo y los indios cargudores que le ayudaron y muer- to, fue colgado en dicha horea. Al sexto cafonazo, salid Ascencio Vergara, en iguales términos y se practied con él, lo mismo que con el dicho Lorenzo Faffan. Al séptimo cafionazo, salié Idefonso Cas- tillo, en la propia conformidad que los dos anteriores, y se ejecuté con él, lo mismo que con ellos, Al octavo cafionazo, salieron acompa- findos de religiosos y de la Compafiia de Granaderos, Domingo Un- da, Felipe Unda y Melchor Chacén y Becerra y habiéndoseles pasa do por la horca, fueron restituidos a la carcel”.

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