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Guidar la vida, Debates bioticos ‘ambién tiene especial relevancia esta interaccién embrio- matdna a la hora de evaluar las maternidades llamadas de sus- ticucifin: por prestacién de titero 0, ademés, con donacién de 6vulo\El lenguaje de divulgacién medidtica las califica como amadre\de alquiler», pero lo exacto seria hablar de «materni dad compgtida». Hablar de emadre de alquiler» parece suge como si el Qgbrién fucra un mero «inquilino» o la embarazada una mera «intubadora>, Por eso esta expresién resulta de mal gusto, cientifidamente inexacta y éticamente exagerada. Ni el seno materno es na incubadora. Si rar una nueva realidad, de cuya apari cl final del segundo mes de edybarazo. la gestacién dad. En vez dre, habria a cosa es el reguntar cul es 1a verdadera «maternidad compartida>. derecho legislado. madre a quien gest6 sla verdadera madre? ;Cual de las dos, la madre genética o la gestante? ZY si se afiade, como una tercera maternidad, al ama de lactancia 0 ala que adoprase a esa eriatura’s, Mayores com- 7 30, D. Gracia, eEl estarur del embsidam en J. Galo (ed, Proreseién humana ssid: Aspects tenieos, coy lege cit, pp. 79-109. —68— 2. Vide naciente plicaciones surgen cuando la madre gestante aporta también el , 7 fs muy iluminadora la metéfora del amanecer para hablar sobre el comienzo de una nueva vida humana. Desde la to- tal oscuridad de la medianoche hasca la luz tras salir el sol, se desarrolla un proceso continuo de eit haciéndose de dia paulatinamentes. No es representable este proceso de modo digital, sino andlogo. No hay un punto o instante antes del que la oscuridad sea completa y después del cual todo sea luminoso. Si paseamos por la orilla de la playa a las tres de Ja madrugada de una noche sin luna y sin olas, aun después —o— Cuidar la vida, Debates bioticos de acostumbrarse la vista a la oscuridad, apenas podré tinguirse una linea divisoria entre agua y arena, Nos remite ‘a esa supuesta Iinea cada contacto con el agua que humedece nuestros pies al arribar las Giltimas ondas del oleaje. La del alba serd, diremos, cuando empieza a hacerse visible dénde acaba la arena y dénde comienza el agua. Pero ser imposible precisar, reloj en mano, un instante puntual para el paso de las tinie- blas a la luz, Si alguien dijera que se dio ese paso a las cuatro y 23 minutos, seria imposible demostrar que en el minuto 22 la oscuridad era absoluta y que en el minuto 24 la clatidad era radiante. Esta imagen nos puede servir de telén de fondo para hablar sobre el proceso de comenzar una nueva vida, ala que insistiria en [lamar evida nacientes. Aprendi esta expresién del conoci- do bioeticista norteamericano, el jesuita Richard McCormick, que fue una de las més notables figuras en moral teolégica en Ja €poca postconciliar. El decia en ingles nascent human lyfe, para evitar la mentalidad estética que trata puntualmente el llamado principio de la vida y conduce asi a dos extremos: quienes dicen que esa vida ¢s intocable sin excepciones, porque ya ha emperado, y quienes dicen que se pueden manejar sin condiciones sus gérmenes, porque todavia no ha empezado esa nueva realidad. Evitar ambos extremos cs también mi preocu- pacién en estos debates. Otro profesor de moral, el jesuita John Mahoney (que fue miembro de la Comisién Teolégica Internacional, consultor del Simposio de Obispos europeos y primer Presidente de la Asociacién Teolégica Catélica del Reino Unido) escribe asf: «No se debe considerar el alma humana, constitutiva de la persona, como si fucra un puro espiricu infundido desde fuera en un receptéculo biolégico en el instante de la concepcién, sino referirse a ella més apropiadamente entendiéndola como tun brotar o emerger desde el interior del mismo material bio- —n— 2. Vide naciente lagico aportado por los progenitores, genuinos originantes por su parte, sin necesidad de tener que acudir a una intervencién divina casi milagcosa para la produccién de una nueva reali- dad. Por tanto, la afinidad que existe entre materia y espiritu nos petmite, ¢ incluso nos exige, considerar el emerger de la nueva persona humana como un proceso que lleva tiempo y requiere un cierto periodo de existencia prepersonal como el umbral a través del cual se da el paso a una existencia animada cen el sentido pleno de la palabra! Hay que deshacer el malentendido de usar confusamente los términos «vida», «vida humana» y evida humana individual y personal». Cuando se usa con ambigiiedad la expresién «co- mienzo de la vida», se engendran confusiones, por no quedar claro si se esté uno refiriendo a la vida, en general, o la vida de la especie humana o a la realidad de una vida individual y personal. Un évulo o un espermatozoide son, indudablemente mate- ria viva, pero no son un individuo humano. Hoy nadie piensa ‘como antiguamente que dentro de cada espermatozoide esta encerrado un bebé en miniatura, tal como dibujaban en li- bros de medicina del siglo xvr fo que lamaban en latin un homunculus, No es de extraiar que se confundiesen, como si fueran lo mismo, la mastuzbacién, la anticoncepcién y cl aborto. Hoy seria ignorancia cientifica, ademés de ridiculez, caer en semejante confusién. Pero algunas maneras de hablar sobre el évulo fecundado en sus primerisimas fases, antes de la implantacién en el seno materno, parecen usar el antiguo paradigma del homunculus y aplicarlo a los genes. Por eso ¢s importante aclarar confusiones. Una célula somitica, de la piel o de otra parte del cuerpo, mantenida en cultivo, es también materia viva; es, ademas, BL. J. Mahoney, Bioethics and Belief Sheed and Ward, London, 1984, p. 81 es Cuidar la vida, Debates biosticos materia viva con las caracteristicas genéticas de determinada especie e individuo, pero no es un individuo humano. Un dvulo humano fecundado —en los estadios de cigoto, mérula o blastocisto— estd en el comienzo de un proceso de diferenciacién que, si sigue adelante, tras la anidacién en el eno materno, podré dar lugar a la consumacién del proceso de constitucidn de una nueva realidad humana individual. No es exacto llamarle embri6n, aunque suele hacerse asi al hablar al nivel de divulgacién general, Ilamarle embrién. Al menos, habria que decir embrién preimplantatorio o preembrién. También se suele hablar de modo impreciso sobre el Ila- mado «momento de la concepcién», pero se deberfa hablar con més propiedad del proceso de concebir. La fecundacién del évulo por el espermatozoide y la fusi6n de sus niicleos es tun proceso que dura més de veinte horas. Concebir es recibir en el seno un dvulo fecundado, que comienza un proceso de intercambio entre el embrién y la madre para constituir un nuevo ser. La etapa desde la fecundacién hasta la anidacién es tun proceso de divisién y comienzo de diferenciacién. La que vva desde la anidacidn hasta aproximadamente la octava semana es un proceso de desarrollo diferenciado. La siguiente, hasta el nacimiento, es un proceso de crecimiento. Todo lo que se da cn la tercera etapa estaba gestindose en la segunda, pero no todo lo que se ha ido consticuyendo en la segunda estaba ya contenido en la primera. No es lo mismo referirse con el término «nueva vida hu- mana» 2 un 6vulo fecundado, a un embrién preimplantato- rio 0 a una nueva realidad individual ya constituida. Pero eso no obsta para que cualquier manipulacién de ese proceso deba ser responsable, justa y justificada. Se da el extremismo de no reconocér altetnativa entre los dos extremos siguientes: a) idolatrar o sacralizar el ADN, per- sonificando al preembrién; b) «cosificar» al preembrién, con- a es 2. Vide naciente yirtiendo en rutinaria, 0 incluso comercializada, su manipu- Jacion.? La biveticista norteamericana Lisa Sowle Cahill prefiere no polarizar los debates en la cuestién de si ha comenzado ©-no una nueva vida humana individual, ni ca si se debe con: derar al preembrién como persona o como cosa. Ella propone, independientemente de la cuestién del comienzo, la necesi- dad de cuestionar las manipulaciones abusivas y denunciar los intereses sociopoliticos y socioeconémicos subyacentes a las inversiones en nuevas biotecnologias. En esa misma linea, merecen recordarsc las expresiones cui- dadosas y matizadas de referirse a estos temas el filésofo Paul Ricoeur. Se pregunta el hermeneuta francés si en los primeros estadios de la vida embrionaria, cuando atin no esté claro si es- tamos ya ante un ser individual y personal, se pueden presentar sicuaciones conflictivas y delicadas a la hora de decidir sobre la interrupcién de ese proceso. Ante la duda sobre si debemos tratar a ese embrién como persona o como cosa, podrfan dat- se dos posturas extremas. Unos dirfan que, desde el primer momento de la fecundacién, ya se da individualidad biolégica ¥ que, por tanto, exige un respero absoluto. Otros dirfan que todavia se esté formando esa individualidad, pero ain no se da y, por tanto, no tenemos ninguna obligacin de respeto para con el embridn. Parecen posturas opuestas, pero ambas coinciden, a juicio de Ricocus, en no dejar lugar pata lo que él llama actuacién de la sabiduria préctica. Esta atiende al doble aspecto de los datos cientificos: por una parte, la importancia del programa genético; por otra, lo decisivo del desarrollo gra- 32._JR Laciden, nvidia y mismidad genta en desarali humanom SR May Zany Alo Be oi) Goris, Boe Ae 33, LS. Cahill, Theologica! Bcetics, Washington, D.C., Georgetown Universvy Press, 2005, pp. 176-179. : i f Bai Cuidar la vida, Debates bioticos dual hasta constituirse lo que podemos llamar estrictamente un individuo de la especie humana. Dentro de ese marco, la exigencia de respeto va creciendo gradualmente. Con dicho supuesto, la sabidurfa préctica se preguntard qué es lo que, en el caso concreto, tespeta mas adecuadamente la vida y la persona. ‘Acerca del discutido uso de los embriones excedentes en la fecundacién artificial dice Ricoeur: «La reticencia acerca de la manipulacién de esos embriones sobrantes no se debe nece- satiamente a que insistamos en un derecho de esos embriones a Ja vida, sino que brota de una sabiduria prictica requerida por situaciones conflictivas, surgidas del deseo mismo de respetar todo lo telativo a la vida humana en un terreno en el que las dicotomfas claras entre lo que es una persona y lo que cs una cosa no estén muy claras».* Ademds, se apresura a afiadir tres rasgos del ejercicio de esca sabidurfa préctica: a) «Es prudente asegurarse de que posturas diversas coincidan en apoyarse en tun mismo criterio de resperov; b) la biisqueda del justo me- dio no debe convertirse simplemente en una especie de «arre- glo por compromiso»; c) para evitar la arbitrariedad ayudardé no adoptar el juicio de la sabiduria prictica a solas, sino con ayuda de otras personas. ‘Tanto el extremismo de quienes personifican las ctapas previas a la constivucién plena de la vida prenatal como nueva realidad humana individual, como el de quienes «cosifican y objetivizan» al eto coinciden en manipular a su favor ala bio- logia. Tanto quien se apoya en la biologia para personificar al cigoto como quien lo hace para justificar el aborto de un feto en su cuarto mes, estén abusando de la ciencia ideologicamen- te, Unos dicen «A», de acuerdo con el extremismo dictado por su ideologfa religiosa, mientras otros dicen «Bn, de acuerdo con el extremismo dictado por su ideologia politica. Unos y otros, 34. P,Ricoeus, Sai méme comme a aura aris, Sel, 1990, p. 317 A 2. Vide maciente dogmatizando y anatematizando, sin pensar, sin via mé ciencia, sin ética y sin didlogo. Por eso, uno tiene a veces la sen- sacién de que estd condenada a ser «voz clamance en desiertor la postura exploradora, alternative y no disyuntiva, mantenida en el presence ensayo. Hay que evitar confundir preembrién, embrién y feto. En ore pune bay malentendidos por los dos extremos. Unos di cen que el embrién en sus primeras etapas solo es paquete céluls. Otros dicen que et individuo humano on ond y derechos. No podemos decir que el embrién preimplantato- rio (¢e le ha llamado preembrién, procmbrién o paraembrién) sea ya un individuo de la especie humana, sino que esté en Proceso y en camino para llegar a scrlo.* Una opinién insiste ‘en que el cigoto humano es intocable desde el comienzo de la fecundacién. Otra opinién dice que, por no haber comenzado todavia una nueva realidad individual dorada ya de la dignidad humana personal, cualquier manipulacién es petmisible. Se ctiqueta Ia primera como «a favor de la vida» y la segunda como «enemiga de la vidas. Pero se puede estar a favor de la vida, sin las exageraciones de Ia primera y a favor de la investigacién sin identificarse con la segunda. Hay que aclarar, como empecé diciendo, el sentido de los términos vida, vide de la especie humana, vida intrauterina y vida humana individual en estado prenatal; y hay que precisar los difecences umbrales de diferenciacién, constitucién y cre- cimiento de la vida que va desarrolléndose en el seno materno camino del nacimiento. Frente al dilema entre rechazar cualquier manipulacién del preembrién o admitirla sin condiciones, habria que explorar 35. NM, Ford, When Did I Begin, Cambridge, Cambridge Universcy P & Cambridge, ige_Universcy Peet 1988p. 1815 R. Friedman, Dieu, la medicine et lembron, Pats, Odile Jacob, 1997, 8p 18h Peis, Ode Jacob, Saas Cuidar la vida, Debates biotsicos fa alternativa de una manipulacién con condiciones para ser responsable, justa y justificada. La alternativa se basaria cn la gradualidad en la exigencia de respecarlos. Para proponerla hay que tener en cuenta los datos cientificos y reflexionar so- bre ellos. No vamos a resolver los problemas morales o éticos solamente con datos de las ciencias, pero no los podemos tratar sin ellas. Ni solo con las ciencias, ni sin ellas. Lo formularemos por pasos, para facilitar la comprensién, aun a riesgo de caer en excesivas repeticiones. Un évulo 0 un espermatozoide tienen la posibilidad de dar lugar a una persona, si se produce la fecundacién; pero es una posibilidad remota. En efecto, muchos évulos no son fecundados y un incalculable mimero de espermatozoides se desperdic ‘Un cigoto, resultado de la penetracién del espermatozoide en el évulo y el wousiguicnte proceso de interaccién de sue respectivos nticleos, es posibilidad préxima y concreta de dar lugar a una persona, si el proceso de divisién y diferencia- cidn celular no sufre accidentes o interrupciones. Un cigoto puede, por eso, llamarse semilla de nueva vida humana. Aun- que se haya dado tradicionalmente el nombre de semen —en latin, semilla— al esperma o conjunto de espermatozoides y sustancias fluidas que se producen en el aparato genital masculino, serfa més exacto reservar el nombre de semilla para el évulo fecundado. Cuando no se conocia el évulo —como era el caso para Aristételes— y se attibuia el origen de una nueva vida solamente a la aportacién del varén, reci- bida pasivamente por la mujer como mero recipiente, se dio el nombre de semilla a lo que hoy sabemos que es solamente una parte de lo que constituye en sentidg estricto ese germen de nueva vida. En [a morula (paquete de eélulas envuelto formando un gajo que recuerda el fruto de la zarzamora) cada una de esas 6 2. Vide naciente células podria originar un nuevo cigoto; por eso se dice que pueden ser totipotentes. Un blastocisto, cinco dias después del comienzo de la fe- cundacién, es promesa de nueva vida, pero a condicién de que se implante en un titero, No es solamente posibilidad con- ‘eteta, sino promesa; pero es una promesa condicionada. En el blastocisto empieza ya a distinguirse una parte que luego serd citotrofoblasto y después placenta; y otra parte, la masa celular interna, el embrioblasto que originaré el embrién. Se escé empezando a manifestar lo que promete ser una nueva iacura, pero todavia no lo es. Por eso decimos que, ademas de posibilidad, es promesa. Un embrién ya implantado 0 anidado en el seno mater- no es més que promesa. Es capacidad de desarrollarse hasta conyertirse en un feto. Si el cigoto es comparable a la semilla y el blastacisto y el preembrién al botén, para el embrién ya implantado valdria el simil de la flor que se va.a transformar en fruto; por supuesto, en sentido metaférico, mutatis mutandis, sin apurar literalmente la comparacién con el funcionamiento bioldgico de los vegetales. (Quienes tengan familiaridad con la filosofia clisica habran notado que hemos evitado aqui uno de sus términos ecadicionales: «vida en potencia» 0 «vida po- tencial», Ast evitamos los equivocos frecuentes en toro a esa expresién tan controvertida, ya que «potencia» tenia diversos sentidos: posibilidad, promesa o capacidad. Evicamos también el equivoco que suscita hablar de persona en potencia o persona potencial, que es distinto de «tener potencial para convertirse en persona.) Nos referimos asf a la gradualidad del proceso de la vida naciente y a la correspondiente gradualidad en el respeto hacia lla. En efecto, conservamos las semillas, cuidamos los boto- nes, regamos las flores y recogemos con gratitud los frutos, Las semillas piden que las conservemos, como posibilidad apre- Cuidar la vida. Debates bioticos ciable. Los botones piden que los cuidemos, como promesa estimable, Las flores necesitan que las reguemos para apoyar su desarrollo o su eventual transformacién en fruto. Los frutos cexigen que los agradezcamos y respetemos como realizacién de la vida. Con este lenguaje metaférico estamos expresando la gradualidad de la reverencia y el respeto. Las semillas tienen valor, no solamente precio. Los botones y flores tienen un valor digno de mayor estima. Los frutos tienen mucho més valor. Si esto vale hablando de vida vegetal, mucho més cuando hable- ‘mos del animal humano. Sobre el aprecio y respeto a la vida humana germinal y naciente, podemos decir asi Los cigotos son admirables: maravilla de! encuentro fecun- do de dvulo y espermatozoide en su baile interactivo de mas de veinte horas, Los blastocistos y preembriones son fragiles, a la vez. que cestimables, y manejables con cuidado y estrictas condiciones. Los embriones (ras la implantacidn en el seno materno) son resperables. Los fetos (a partir de la octava semana y a medida que se acerca el nacimiento) exigen un respeto cada vez mayor: el respeto debido a la realidad de un nuevo ser humano dotado de dignidad. ‘Al reflexionar sobre la que podriamos llamar esta «marcha ascendente de la exigencia de dignidad», habré que conjugar tres perspectivas: 1) El proceso biolégico de constituirse un nuevo organismo individual. 2) El proceso humano, psicosocial, de reconocer la presen cia de una realidad personal dotada de dignidad. 3) El enigma filos6fico de la manifestacién del misterio dela Vida —con maytiscula, para connotar lo Absoluto—, presente y manifescéndose en un cuerpo que se va haciendo espiritu. 8B 2. Vide naciente Es cierto que la espiga proviene de la semilla y la encina de la bellota; pero si no siembro o planto, cuido y tiego, no tendré ni espiga ni encina. Si la encina puede decir «yo vengo de una bellota», serfa exagerado que dijera: «Yo fui bellota Le responderfan: «Cuando esa bellota era, ti atin no eras». En efecto, la bellota no era encina, sino posibilidad y capacidad de llegar a serlo, a condicién de ser plantada. La comparacién esté tomada de los escritos sobre el cuerpo humano del citado Lain Entralgo.¥* Si pasamos de bellotas o espigas a hablar de embriones ‘humanos preimplantatorios o preembriones, habré que insistir en que su viabilidad no depende exclusivamente del ADN, sino del intercambio con el entorno celular, tras la implanta- cién en el titero materno. Hoy se conocen mejor los pasos de formacién del embridn y de desatrollo y crecimiento del feto. En las primeras fases alin no hay en ese embrién preimplan- tatorio toda fa informacién que se requiere para que pueda completar el proceso posterior de desarrollo. Como explica pedagégicamente el biélogo Carlos Alonso Bedate, una cosa cs decir que yo fui embrién y otra que el embridn ya era yo. Siel agua, que proviene del hidrégeno (H) y del oxigeno (©), tuviera conciencia, podria decir: «provengo de H y O>. Pero aunque el H y el O tuvieran conciencia no se les ocurriria decir: «yo seré agua algtin dia». Una célula epitelial, tomada de mi cuerpo y conservada en cultivo, esté viva y tiene las carac- teristicas de vida, especie humana e individualidad, pero ni se traca de mi, ni es una persona.” 36. P. Lain Eawalgo, Elenerp humano, Madsid, Espasa Calpe, 19895, Cuerpo _y alm, Nadi, Espase Calpe, 1993; i. Alma expe, perona, Barcelona, Crculo de lectores, 1995. 37. C. Alonso Bedate, «El estaruo ético del embrign humane: na reflex ane propuests alternatvas, en F, Mayor Zaragoza y C. Alonso Bedate (coords), Gen- Brice, Barcelona, Aric, 2003. Cuidar la vida. Debates biaticos ‘Ante observaciones como estas, no faltard quien se pre- cocupe, creyendo que vamos a negar todo respeto a los preem- briones. Nada de eso. Ni hay que pasarse por el extremo de decir que ya desde el primer dia un cigoto es persona, ni tampoco por el extremo opuesto de presumir que, por no set persona un preembrién, cualquier manejo irresponsable sea permisible, Hay grados en el respeto, Respetamos las rosas y no des- ‘truimos por capricho el rosal, ni pisoteamos sus flores por gus- to, Respetamos las rosas, aunque no sean personas nj animales. Pero cortamos las rosas pata llevar un ramo como obsequio de cumpleafios o para visitar a una persona enferma. El respeto a los bosques es compatible con cortar la lefia. Respetamos incluso a los animales que se usan para experimentacién en los, Jaboratorios y las experimentaciones estin sometidas a condi- ciones éticas cada vex més estrictas. En el caso de las personas no permitimos que sean objeto deexperimentacién sin su libre consentimiento. Aqu{ el grado de exigencia de respeto es mayor. Manejamos responsablemente Jos embriones sobrantes de fecundacién in vitro, ya sea para investigar sobre procreacién 0 probar farmacos o con otra fi- nalidad terapéutica. Pero no admitirfamos experimentar con Firmacos en un feto de tres meses con a intenciéa de abor- tarlo despues para comprobar los resultados. No es de sentido comiin esta postura equilibrada acerca de los preembriones? Por qué exagerar como en la postura ex- tremista de quienes solamente saben pisar el freno en moral, 0 con el otto extremismo, el dela ligereza irresponsable, que solo sabe pisar amoralmente el acelerador? Me temo que mientras se siga haciendo de estos temas una cuestién politica (electoral) 0 religiosa (seclesidstica») no podré haberdebate tranquilo ni estudio riguroso de este tema. A favor de la ética y de la cien- cia hay que librarse de esas dos ortodoxias socioculturales, la —s0— 2. Vide naciente ortodoxia politica y la eclesidstica, con sus correspondientes exageraciones ideoldgicas. La nocién de individuo se usa cientificamence para referirse @ aquello que, si se fusiona con otra realidad o se fracciona, deja de ser lo que es. La nocién de persona, en la que entra ya lo valorativo, es més filosdfica y ética. Con ella nos referimos a la exigencia de respeto absoluro que se nos plantea ante la realidad dotada de dignidad inviolable. __El proceso de concebir lleva tiempo. Concebir es el infi- nitivo de un yerbo que se refiere a la accién de recibir en el seno aun dvulo fecundado que, tras la diferenciacién celular, comienza un proceso de intercambio entre el embridn y la madre, encaminado a la constitucién de un nuevo ser durante las semanas siguientes. Precisando atin més, no es lo mismo referirse con el térmi- ro enueva vida humana» a un évulo fecundado, a un embrién preimplantatorio o a una realidad estrictamente individual ya constituida. Para tratar con exactitud sobre la ontogénesis hu- mana, habré que distinguir cuidadosamente: a) el cigoto, como una nueva vida naciente, diferente de las células que dieron lu- gara él; es nueva vida especificamente humana, aunque con la. debida matizacién de que es problemitica la especificidad en {as primeras fases; b) un nuevo organismo individual pertene- lente ala especie humana; ¢) un nuevo ser humano individual —llamado a hacerse personal—, con «suficiencia constieucio- nab», para expresarlo con la terminologia de Zubici. La embrio- logla nos dice que, una vez coneluido el proceso de implanca-

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