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LA SILABA EN LA TEORIA GRAMATICAL DEL SIGLO xviI por M.t Dolores MARTINEZ GAVILAN Desde la simplicidad en la definicién de silaba de Aristételes', hasta 1s complejidad de los modernos estudios sobre la misma, han pasado mas de veinte siglos. En la actualidad, la multiplicidad de los crterios seguidos y 1 apoyo en los medios tecnolégicos nos proporcionan abundantes teorias ‘que, en algunos casos, son insuficientes para explicar la naturaleza de esta Unidad de estudio, dado el particularismo de que adolecen®. La profusién de ‘studios no evidencia otra cosa sino el interés que esta unidad despierta, interés que, por otra parte, se ha venido manteniendo desde los albores de la investigacién gramatical. ‘No obstante, el nacimiento de la fonética experimental, con el uso de Ja técnica que propugnaba, dio como fruto la teoria que nicga la exis- tencia fonética de la silaba. En contra de esta idea, se han utilizado Varios argumentos, muchos de ellos de tipo psicoldgico, tendentes demostrar que la silaba es una unidad de la que los sujetos hablantes son conscientes. Entre ellos se encuentra el que apela al «consenso undnime de Tos gramaticos»t. En efecto, alo largo de los siglos, y desde el comienzo de la investigacion gramatical, se han ido sucediendo escuelas linguistcas que han considerado la silaba una unidad més de la lengua, parangonable a la detrap, Ia palabra o diccién y la oracién. Todas estas escuelas (hindies, fgiegos, romanos, etc.) veian en la silaba la estructura fundamental y primaria de cada’ agrupacién de wletras». Segiin algunas opiniones, en el tema de la silaba, como en tantos otros, la gramatica tradicional adolece de excesiva simplicidad en sus plantea- mientos. En este sentido, se podria afirmar que esta en inferioridad de Condiciones frente a las modernas concepciones linguisticas, que se sirven de los adelantos de la técnica. Para salvarla del desprestigio y recuperarla Ty ARISTOTELES: Potiica, ed. trlingle de V. Garcia Yebra, Madrid, Gredos, 1974, p. 198. {@) Contamos también con extudios de conjunto, como el de B. HALA: La slabs, Su natiraleza, 54 origen 9 sus transformaciones, Madrid, CS.L.C., 1973. (G) Vid. este respecto B. HALA: ob. cit, pp. 34, que recoge estas opiniones @ Bid. pe 4 12s Ms DOLORES MARTINEZ GAVILAN del olvido @ que se ve sometida cs necesario analizar sus teorias y estudiarlas, en ocasiones, bajo el prisma de los nuevos conceptos lingUist, £08. Mi propésito aqui i silabs tradicional: el siglo xvu. La importancia concedida en esta época ala silaba dentro del Ambito de la investigacién es puesta de manifiesto por varios hechos. En primer lugar, por la amplitud del espacio dedicado a su tratamiento dentro del marco de la gramética. Viene siendo comin desde Nebiija‘ la division de 1a gramatica en cuatro partes: ortografia, prosodia, etimologia y sintaxis. El estudio de la silaba es objeto de las dos primeras, asi definidas por uno de los més grandes tebricos del Siglo de Oro, Gonzalo Correas: La ortografia trata de las letras, su valor, numero i bo ide los carateres con ue se an de sinifcar, i escrivir, i de las silabas hasta conponer i escrivir ceabalmente las diziones. ‘La prosodia trata del azento de las diziones, modulazion i valor de ls silabas, i medida de los versos i cadenzias de las clausulas & esta mas la xuzgo por parte del Arte Poetica, iansi no tratamos della ni tomamos mas deel azento, el conocimiento sencillo de las slabas® La silaba era sentida por los tratadistas como unidad fundamental del lenguaje, plenamente engranada con el resto de los elementos lingifsticos que permiten la comunicacién: ‘Como de las letras se forman las sylabas, de las sylabas se componen las palabras, 8 dicciones’ La jerarquia establecida es clara: letra o fonemat, silaba, palabra 0 diccién y cldusula u oracién, y a cada una de ellas va dedicada una parte de 'a gramética. La silaba es, pues, la unidad de agrupamiento de las letras 0 fonemas y, a la par, elemento integrante de la palabra, unidad inmediata. mente superior en la jerarquia establecida, Frente a la letra, es, por definicién, elemento plural en su composicién, es decir, formado por varios (8) A DE NEBRIJA: Gramdiica de la lengua castellana, ed. de A. Quis, Madrid, Editora Nacionsl, 1980, pp. 105-106, 95h 0 SORREAS: Arte deters espaol ed. de E. Aaron Gis, Maid, CSIC, 8, p. 13 (2) F. PEREZ DE NAJERA: Oriografa cestellana, Valladoli, 1608, fo, 3 1. (©) ¥id. sobre In correspondenciaIetr-fonema el estudio intraductoro de Gals @ Gramévea de Nebria: F. TOLLIS: sLiorthographe du easilan daprés Vilens er Nebr REE, LIV, 1971, pp. 53-106; A. ALONSO: «Examen de at notcias de Nebrit sob anton ‘Pronunciacion espafiolv, NRFH, Ili, 1949, pp. 182; A, SALVADOR PLANS: La sdecuacton nie graf y fonema en js orégrafos del Siglo de Orow, Anuario de Estudios Flogices II 1980, pp. 215-227, 126 | LA SILABA EN LA TEORIA GRAMATICAL DEL SIGLO xv fonemas?. Frente a la diccién, carece de significado, como asi lo manifiesta Mateo Alemén: La silaba, encuanto es una parte de la diccién, carece de significacién i sentido, porque si dijéremos ombre, i apartiremos cada silaba de las dos que tiene, no dize algo, i juntas dizen ombre. Desta manera, se forman las diciones (0b. cit, p. 32. El destacado papel ocupado por Ia silaba en los estudios gramaticales del momento se observa, en segundo lugar, al analizar los criterios, utilizados en la caracterizacién de vocales y consonantes. La base sobre la _que se asienta esta distincién heredada de ia gramatica griega es la funcién ‘de las «letras» en la silaba'®. Vocales son aquellos sonidos que por s{ solos pueden constituir silat Cada una tiene son perfecto, y haze syllaba, sin aiuda de consonante'!. Consonantes, las que necesitan siempre una vocal: No se pueden pronuncar, ni costituyen sylaba, sin ser ayudadas de las vvocales" ‘Modernamente, los estudios de fonética y fonologia han sancionado la distincién tradicional. Asi lo afirma E. Alarcos cuando alude a que la divisién entre vocales y consonantes «concuerda en espafiol con esta clasificacién funcional de los fonemas»!. B. Hala se manifiesta en el mismo sentido: En mi opinién, nada hay més justifieado que la distinci6n entre vocales y contonantes que hemos heredado de la Antigiedad', Sin embargo, si el autor la mantiene desde el punto de vista fonético's, ateniéndose al criterio estrictamente funcional, no la considera pertinente, hhabida cuenta de que en algunas lenguas hay consonantes capaces de formar silabas por si solas,raz6n por la cual sustituye los viejo términos ‘In stenciGn de Alemén el hecho de que hay palabras constituidas por una zen cabal senido, las cuales dejan de sr sllabas ie llamar diciones». (MC ALEMAN: Orvograjta cattle, Mexico, 109, e4. de J. Rojas Gareiduenasy estudio de TT. Navarro Tomés, México, 195), p. 30 ‘un amplio tratamiento del tema en la gramiticaclisia, vid. la introduccion de Publicaciones el Instituto Caro y Cuervo, 1977. (II) M. SEBASTIAN: Orchographia y Orthologia, Caragora, 1619, fo. 6 ¥. (12) J. DE CASANOVA: Ane de ercrvir todas formas de leva, Madrid, 1650, p. 6. (13) E, ALARCOS LLORACH: Fonologia Expafola, Madr, Gredos, ps, (14) B, HALA: 0b ct, p. 22, on esta afrmacién respond a quienes a discuten desde el punto de vista fontico, “I3) Para elo wlan un rites érgano-actstico, Vid. tll, p. 23. 127 = Ms DOLORES MARTINEZ GAVILAN voeal, consonante, por los modernos sonante, no-sonante, que describen el Papel desempsiiado por los sonidos en la silaba'®. A la luz de los hechos que evidencian la importancia concedida al estudio de la silaba en la teoria gramatical det siglo xvi, creo no sélo necesario, sino también conveniente analizar las concepciones que existian en la época sobre esta unidad, encaminadas a determinar su naturaleza, los elementos quela componen y cémo se definen, sus limites y sus «a entre los que se encuentra el acento, 1. NATURALEZA DE LA SILABA De las definiciones que nos porporcionan los teéricos del siglo XVII se pueden deducr una serie de rasgos constitutivos, los que se enumeran y explican a costinuacién, La silaba es a) un agrupamiento de «letras» o fonemas; ) emitidas de «un golpev; ©) organizadas en torno a una vocal. a) La teoria que considera la silaba una unién de varios fonemas se encuentra ya en los origenes de la gramatica occidental, Dionisio de Tracia, asi lo entendis"” y, a partir de él, se transmite esta concepcién a lo largo de los siglos. El xvi no es una’ excepcién en este sentido, Asi, en las definiciones se da esta idea de un modo reiterativo: Sylaba quiere dezir comprehension de letras (Najera: ob. cit, fol. 2). Despues de compuestas i unidas las letras, dellashizieron silabas, ‘otra cosa que Io dicho, un ayuntamiento de letras, de imperfea si (Aleman: 08. eit, p. 31)! Los graméticos espafioles de los Siglos de Oro siguieron ladefinicién de Dionisio de Tracia («syllepsis phthégon symphénon») y, traduciendo a los autores latino: («comprehensio literarum»), definen la silaba como com- prehensién o ayuntamiento de «letras». Etimoldgicamente pues, se hace referencia a mas de un clemento. No obstante, es evidenie —y asi lo Teconocen nuestros autores— que hay silabas constituidas por una sola vocal. En este caso son consideradas silabas impropias"*, como se puede deducir de la siguiente afirmacién: (6) Told. pp. 23-26 (17) Vid“ QUILIS: incoduesion a las Regios de Neb, p. 70 (18) Vid tambien P. MARTINEZ MURILLO: Prosodia (.) con un tatado breve de Orthographia, Vania, 1663, sin numerar, M. SANCHEZ ARBUSTANTE: Fscuel muda de Gramatica Latina con is reglas de ortografiacastelana, Oribuele, 1672, p- 21,9 J. 1. DE MATIENZO: Trasado(..) en que se declare la debida genuina promunclacion, Mali, 167), [PP 5253. Todos ellos se refieren a a slaba como «comprehension de ltt», (19) Wid. Nebija: Gramdtica, p. 135, Rs LA SULABA EN LA TEORIA GRAMATICAL DEL SIGLO Xi" 'Y ass{abusivamente llamamos sylaba la que es constituida de una sola vocal Como es obvio, el peso de la tradicién greco-latina se deja sentir en nuestros teéricos. ) Junto a afirmaciones como las anteriores, es frecuente encontrar también la idea de que la silaba es una unidad espiratoria cuyos elementos son pronunciados «de un golpe», «en una voz»: (2) ayuntamiento de letras (..) que se pronuncian juntas, debajo de un explrit | aliento (Aleman: 0b. cit p. 31). (.) comprehension de letras debaxo de un acento (Murillo: 0b, cit, sin ‘numeras). (.) letras, proferidas con un acento, yun espiritu (Arbustante: 0b. cit, p. 127) Expresiones como las citadas no indican otra cosa sino que los autores concebian la silaba como la unidad pronunciada en un golpe de voz, es decir, formada por una sola espiracién, emitida bajo un Gnico soplo respiratorio. Esta concepcién, que responde a un punto de vista fisiol6gico, arranca también, como la anterior, de los autores griegos y se ha ido transmitiendo a través de las diversas etapas de la Gramética Tradicional. ‘Ain a finales del siglo XIX varios autores?! basan en ella sus andlisis. A partir del siglo Xx, esta teoria ha sido puesta en tela de juicio por algunos fonetistas al observar que en un solo movimiento espiratorio pueden pronunciarse varias silabas®. No seria correcto, por tanto, referirse a la silaba espiraroria, puesto que no existe, pero, como afirma B. Hala en un intento de mantener en parte este criterio, sf existe «en el interior de una ‘misma corriente espiratoria, para cada silaba, un nuevo impulso de espiracién (un leve choque espiratorio, un nuevo golpe de presién espiratoria)y®. ‘Sea como fuere, lo que no se puede negar es que desde el comienzo de la investigacién lingUistica y hasta principios del siglo xx, cl crterio fisiologi- co ha sido la piedra de toque de todo anzlisis encaminado a determinar la naturaleza de la silaba. ¢) Entre los cr punto de vista auditivo-preceptivo, que apela a la mayor o menor sonoridad de los elementos que componen la silaba. Jerspersen, por ejemplo, considera que, para que ésta se dé, es esencial la existencia de un maximo de sonoridad, entendiendo sonoridad como sinénimo de perceptibilidad. En consecuencia, el niimero de silabas de un grupo fénico depende del nimero de méximos de sonoridad. En la jerarquia que Jespersen establece en los (G0) S. DE COVARRUBIAS: Tesoro dela lengua castellana o espaiola, Madrid, 1611, ced. de Martin de Riguer, Bareelons, 1943, ¥.slaba Qi) Ente otros, H. Sweet: Handbook of Phonetics, 18. (22) Vid por semplo, la teoria de Passy, recogida por B. HALA: ob. city pp. 7-8. (23) ibid. p. 8 19 ‘M* DOLORES MARTINE2 GAVILAN Sonidos en funcién de su papel en la constitucién de ta silaba las vocales ccupan esta posicién™, Considero que este criterio se encuentra también en as definiciones de los tratadistas del siglo xvit cuando aluden a la vocal como condicién sine qua non para la existencia de la silaba. En efecto, siguiendo una tradicion de varios siglos, junto al criterio funcional, era frecuente también en In caracterizacion de vocales y consonantes el uso del punto de vista auditivo, segiin el cual las vocales son los sonidos que esuenan por siv* 0 esin ayuda de las consonantes, hacen voz», mientras que estas ultimas tienen como rasgo definitorio el que «solas ellas fuera imposible tener algiin sonido» (Aleman: ob. cit, p. $1). Si la silaba es caracterizada como «la letra d letras que pueden tener sonido y pronunciarse de una vez», de ello se deduce que «cualquier vocal Sola, hace sflaba (..), las consonantes sin vocal, no» (Arbustrante: ob, cif, P. 127). Mas aiin, el ntimero de sonidos «audibles por si mismos», es decir, {os maximos de sonoridad en la secuencia fonica de que hablaba Jerspersen, sel que determina también el nimero de silabas de que ésta consta, Cuantas vocales tiene una diccién, tantassilabas tiene; como romano consta, de tes silabas, porque tiene tres" voceles” Que cade diccién sera de tantas sylabas, quantas vocales tuuire sueltas, y Pronuneiadas de vn golpe, como las dicciones tw, dos, tes, que son de vng Sylaba cada vna, porque tienen vna vocal. (Najera: ob. cits fol. 3 1). En resumen, los tratadistas del siglo xvi basan fundamentalmente sus definiciones en el reconocimiento de que Ia silaba es una unidad formads Por un agrupamiento de fonemas, emitida bajo un impulso espiratorio —criterio fisioldgico— y constituida primordialmente por un elemento de maxima sonoridad —eriterio auditivo-perceptivo, Peto sus estudios no se limitan s6lo a desentrafiar el problema de la naturaleza de esta unidad de estudio, sino que también aberean el tema de Jos elementos que la componen y cémo se estructuran, 2. ESTRUCTURA Y COMPOSICION SILABICAS. La estructura de ta silaba viene determinada por la diferente naturaleza de los elementos que pueden formar parte de su composicién, Las vocales, Por tener la maxima sonoridad, podrén constituir silaba por si mismas. No Ccurre asi con las consonantes, necesitadas siempre de una vocal, Esto (Qi) 0 JESPERSEN: Lehrbuch der Phonetk, 1932. Recogide por B. HALA: ob, cit p. 9-10 5) N. DAVILA: Compendio de la onografia catellana, Madrid, 1631, fo. 3 v. (Go B. JIMENEZ PATON: Epliome dela Oriografa Latina y Caxellans, Boest 161, 8. de A. Quils y J.M, Rozas, Madrid, CSC. 1965, p. 2h. (22) F: CASCALES: Cartas Philoldics, Murcia, 1634, ed de J. Garcia Soriano, Madrid, Espasa-Calpe, 1961-196, vol I, p. 176. 130 LA SILABA EN LA TEORIA GRAMATICAL DEL SIGLO x0" quiere decir que tendremos silabas compuestas por uno o varios elementos Geedlicos y silabas constituidas por la combinacién de consonantes y Vocales, El nimero de sonidos y las diversas posiciones que ocupan la {Shsonante © consonantes respecto a la vocal o vocales determinan una fran variedad de tipos sildbicos, como asi lo reconoce Correas cuando Sfirma que la silaba puede estar checha de una vocal sola, de dos xuntas én ditongo, i de tres en tritongo, ora sin consonante ninguna, ora con una, Gos.6 tres consonantes» (0b. cit., p. 80). Ahora bien, existe una limitacién, Guesto que, segiin él, no pueden combinarse més de cinco elementos dentro Ge los limites de una misma silaba. Un andlisis completo de esta cuestién deberia considerar, en primer ugar, qué fonemas son los que pueden aparecer en las posiciones de micieo y margen sildbico, es decir, ocupando el lugar pre o posinuclear. En Jegundo lugar, habria que precisar qué secuencias de fonemas se dan en estas posiciones, el ndmero y el orden en que se combinan. Pues bien, de 1odos os graméiicos del siglo xvil, Correas es el nico que se enfrenta de un trode sistematico a este tema, Tanto es asi que establece una clasificacién de las consonantes en funcién de sus posibilidades de combinacion entre si y Ge los lugares que pueden ocupar en la silaba. Abandonando la vieja Gistincién consondntica entre mudas y semivocales, las agrupa en: Finales: rn, 5, % x @, elas que pueden acabar silaba i dition (..) unas tanbien pueden estar en prinzipio i comenzar dizion, eszto una Que fs lar» (ob. cit, p. 42) $M jquidantes: bs, gk, Pt v. 6%, skoxen i likidan despues de sid las dos likidaw Ty 1, A datas hay que afiadir la d de las finals. a irevocales: m, rr, ch, R, h, «no tienen mas de une letura j uso, ke es herir i leerse antes de vokal» (Ortografia. p. 67). En el Arte, tanto las liquidantes como las antevocales son denominadas primeras, «porque solamente pueden comenzardizion silaba, no acabarlay @. 42). ‘De todo esto se deduce que en posicién prenuclear, es decir, en inicial de silaba, y tras pausa son posibles todas las consonantes menos /s/, puesto Sve 7#/ es el representante de la neutralizacion. En principio de slabe See Le ce mantiene la oposicién, con lo que se pueden encontrar todos los fonemas consondnticos. En posicién postnuclesr, tanto en silaba interna como en final de palabra, sélo son posibles /i/,/=/, /1/, /5/ /0/, /¥/ y /4/™, las llamadas GH) Fara Correasz es ta grafia que debe usrse en verde ¢; represen, pues, 0/0. Ea cevanto a x, éia debe sustitir aj, 9) 6 CORREAS: Oroprafa Katellna 16%, reproducién facsimile, Madrid Espat ‘calge,1971¢p. 10, Seg el nator, /6/y¥/seguian oponiéndose en el isteme,Inluye tambils ee ear de JK para el que recomienda le grafa k solamente, Ces, pos, redundante, La fala g est usada’ con el valor de /a/- (Gof Enenc cao, xeon rafla de(ks}yde/x/,comoen Guadix yrrelox respectivamentc, 4 este respect, vid. ALARCOS LLORACH: 06. cit, pp. 187-188. ren Ms DOLORES MARTINE? GAVILAN finales, «porke se leen antes de vocal hiriendo en ella, komo todas las konsonantes, i despues de vokal solas estas rrekoxidas a ellas para atrasy. (Ortografia, p. 66). En la posicién nuclear s6lo son posibles las vocales. Es preciso ver ahora qué opiniones existian sobre las combinaciones que se establecen en cada posicién de la silaba, tanto de fonemas vocalicos como de fonemas cousoninticos 2.1, Secuencias vocilicas Las consecuencias vocilicas pueden estar constituidas por una, dos o tres vocales. En los dos tltimos casos se denominan diptongo y triptongo, respectivamente. En cuanto al diptongo, la teoria gramatical del siglo xvit nos oftece ur caimulo de definiciones similares. La de Jiménez Patén es representativa de todas ellas: Ditongo es vna junta de dos letras vocales, que assi engarzadas hagen sola vna silaba (0b. cit, p. 68). Las dos vocales estén pronunciadas en una sola emisién de voz, dentro de la misma corriente espiratoria. Asi parecen querer indicarlo algunas observaciones, como la de Najera, cuando afirma que las dos vocales ‘juntas no suenen mas que por vna» (0b. cit., fol. 42 r), 0 la de Cascales: «el diptongo reduce a una las dos vocales» (0b. cit., p. 76). La mayoria de los autores no entran en mas profundidades sobre este tema. Incluso, en ocasiones, sus observaciones son escasas y desatinadas, como se puede apreciar a la hora de determinar el numero de secuencias vocdlicas del castellano. A este respecto, las opiniones de los tedricos se reparten entre los que de un modo impresionista y carente de exhaustividad afiaden a la definicién algunos diptongos a modo de ejemplo, y los que ofrecen un inventario cerrado de los mismos. En ambos casos, sus opiniones son de dudosa credibilidad, pues incluyen secuencias heterosildbicas, es decir, vocales que pertenecen a silabas distintas. Al primer grupo pertenecen Morales, Najera y Cascales. Sirva la opinién de Morales como exponente de todos ellos: El Castellano tiene muchos mas quel latin, como se ven en estos nombres, a aleacon,a€ tae, aja, ao ta, ey rey fra, bln, fo vio.) otos GD Vid también LANCELOT: Nouvelle méthode, (G2) 5. B. MORALES: Pronunciacionesgeneraes de la lengua, Motlie, 1623, fl. 25 « [Néjera (0. 42 0) pone Ios siguientes ejemplos de siptongos: cay le, da. bro, grua. Cascales en tas Tablas Podticas, 1617, ed. de B. Brancaforte, Madtid, Espase-Calper 1915, 97, considera queen la lengua castellna eno tenemos més de dos diptongos, eu, eum. El resto som Eontracciones, aque es casi lo misio que diphtongo (.): no es totalmente lo mismo porque slgunas veces no las contae, y con el fn del verso nuncas, En lat Carta, p. 76, actplie el ‘ndmero de diptongos: a, fo, le, ev 12 LA SILABA EN LA TEORIA GRAMATICAL DEL SIGLO xen Los autores que acotan un nimero limitado de diptongos son dos: M. ‘Aleman y B. Jiménez Patén, Para el primero son posibles veinte secuencias, {as formadas por la combinacién de cada una de las vocales con las demés*: at et ot Jiménez Patén delimi las siguientes secuencias vocdlicas™ e a a ato ite ute u ° i eti oti Y, aunque afirma que en «castellano ay doce ditongosy, en su inventario propone sélo once, muchos de los cuales no son realmente diptongos, sino Yocales en hiato, hecho que también se observa en el autor sevillano, En ‘efecto, ambos incluyen secuencias como ae, ao y, en el caso de Alemin, 02, ‘oe, por lo que se puede deducir que ninguno de [os dos tenia una coneepcién muy clara del diptongo. ‘Mas cercano a la realidad esta el maestro Correas. Su teor‘a sobre las. combinaciones vocdlicas, ademas de ser la mas completa, es exacta. En primer lugar, da una definicién més acertada de diptongo: Ditongo ¢s silaba conpuesta de dos vocales, siendo una dellas la / 6 ta. puestas antes i despues de las otras, iellas dos xuntas entre si, sino las divide azento (Arte, p81), ‘A continuacién, efectia una divisién de las vocales en «tres maiores a, G0 i en dos menores i, u 6 ditongales». Se llaman diptongales «porque sin tilas no se haze ditongo en Castellano, ni en ninguna lenguan (Arte, p. 81). ‘Correas no hace otra cosa sino efectuar una jerarquia de los sonidos atendiendo a su papel en el diptongo. Las vocales mayores se caracterizan “porque tienen maior boz, i son como sefioras de la silaba ditongo, tritongo», mientras que /i/, /u/ son menores «porque tienen menor boz por Gy Ai parecer no preocupala mucho a! autor esta euesi6n, pues sefila que estos wos de tan poca sustancian (0b. cit. p. 7) (0)°B. JIMENEZ PATON: ob. cit. p. 70. 13 su blandura arrimadas i xuntas las otras» (Arte, p.81). En suma, las vocales ‘mayores —«sefioras de la silabay— son las que ocupan la posicién de nucleo © cima silébico, mientras que las menores son sonidos asildbicos o ‘marginales. Y esto es asi porque una de las vocales, en este caso /i/ 0 /u/, pierde su impulso silébico, su sonoridad y abertura son minimas y su articulacién exige un esfuerzo muscular que las aproxima a las consonantes. Corteas parece entenderlo de este modo cuando alude a la blandura y menor perceptibilidad de la voeales menores, que, por su posicién asilébica, ‘no son susceptibles de recibir acento: ‘Todo esto se entiende como Ia, ila u no tengan el azento de la dizion, porque en tal caso hazen silaba por si, como si estuvieran solas entre consonantes: lo mesmo se entiende entre la i,j la 1, que si la una tiene azento, se pueden dividir, prinzipalmente propuesta la Y, aunque no siempre se dividen, como buitre. (Arte, p. 81) Las diferencias derivadas de la distinta posicién que pueden ocupar los sonidos /i/, /u/ en el diptongo no escapan a la atencién de nuestro autor ‘Asi as jlamadas vocales menores pueden darse en la posicion prenuclear 0 Postnuclear, es decir, pueden estar delante o detrds de una de las vocales mayores. Es de suponer entonces que serdn distintas desde el punto de vista articulatorio. Si estén en la situacién prenuclear, la vocal menor participa ms de la naturaleza consonéntica. Es, en realidad, una semiconsonante y el diptongo es creciente o ascendente. Si ocupa la posiciOn postnuclear, es'un elemento de cardcter més bien vocilico, es una semivocal, y el diptongo es decreciente 0 descendente. Estas diferencias articulatorias son, asimismo, percibidas por Correas, si bien las expone de un modo un tanto impresionista: las vocales menores estin antes, pareze que se caen, derrten i liquidan bre ellas; si eatin despus, se rretraen, i pegan 4 ellas, i las maiores las rrecoxen, i atraen para si, i las arrebatan i tienen suspensas (Arie, p. 81). De las distintas combinaciones de vocales mayores y menores se pueden formar los catorce diptongos siguientes? a a a a ite e ti ute e tu ° ° ° ©) itu uti Sobre el diptongo ou afirma que «no lo tenemos, ni se halla en ninguna (5) Arte, p. 83, recy LA SILABA EN LA TEORIA GRAMATICAL DEL SIGLO 311 savra pura castliana sola, sno es por eazidente en, concen de gale Pec, por font since, como en cl cso de reid un Shine jr Es sorprenent el paeside dees plabras con 10 expueso rag Alrcos 8 este respecte: Podria eliminarse [ou] que aparece, fuera de un par de términos no PottHanos, solo sefalando limite entre unidades morfoldgicas © lex firmé un cheque’, Por supuesto, quedan también fuera del sistema de secuencias vocdlicas tas formadas por Ia unién de dos vocales mayores. De este modo, Correas dae ora quienes, como Alemén o Pat6n, admiten secuencias que se salen de fo establecido por su norma: Contra su error digo, i deven saber que nunca se haze ditongo co fospuesta a la 2, 4 la o, esta ex regia Xeneral en todas Tas Teng fnundo (Arte, p- 82) En cuanto a las secuencias vocalicas de tres silabas, de nuevo es Correas ‘el autor que més atencién les dedica. Con esta excepcién, apenas Se Shanentra en la teoria gramatical del siglo XVII otra cosa que simples Cnumeraciones, como la efectuada por Patén, quien reconoce s6lo quatro ditongos de a tres silabas» fal: espaciais ied: sentencieys foe: majuelo” ets buck Correas, sin embargo, lleva a cabo un andlisis detallado de la cuestién, que sorprende de nuevo por sus agudas observaciones gramaticales, ue /¢ Agen apartarse de la t6nica dominante en su tiempo. Esta es la definicién que da del triptongo: Silaba compuesta de tes vocales, siendo Ia de enmedio una de esas tesa Srits primera en unos en otros u, Ia postrera en todos i (Arie, p. 81). Como en el caso del diptongo, la posicién nuclear es la ocupada por las ‘vocales mayores, que tienen «el sefiorio del tritongo, i mas boz» (Arle, 7°85), Las Vocaies menores pueden aparecer delante del nicleo vocdlico, Prientras que se excluye de la posicién postnuclear Ia vocal /u/- G6) La admite en algunas ps een que parcze se pronunzia ( (G2) Ibid. pp. 8687. G8) ALARCOS LLORACH: ob. cit, p. ISL, nota 5. {23} Slit atm eavague agueldemaju, yonoketengosinopor dedas VE pore eee ti yal no ay sno tes dea resslabasy (b,c p70) También tes delimit Moraes, fos mismos que Pat6n (0b. ct, fl, 26 0. bras procedentes det latin, que comienzen por el prefijo ob, ‘mudede in b en um (Arte, p. 83) 15 Me DOLORES MARTINEZ GAVILAN Teniendo en cuenta todas las combinaciones posibles de vocales mayores y menores, «los tritongos devian ser doze». Sin embargo, «no ai ‘exenplos limpios en una dizion de mas de estos cuatro» (Arte, p. 85): Nebrija admitia, ademés, ive, que veia en poiuelo, arroiuelo, confun- diendo los valores de consonante palatal /y/ y semiconsonante [i}, elemento prenuclear‘®, Correas, sin embargo, niega la existencia de este Uriptongo y utiliza dos objeciones para discutir a su predecesor: [La una cue en medio deve de ser una de las tres maiores a, ¢, 0 (..), a otra ue en eitos exenplos de diminutive, que el Antonio pone (..) se hallan, i ‘concurren, i son dos ditongos continuados (..) of, we, que xuntos son (_.) ‘ive, en Jos quales la {haze el uno con la vocal antezedente, ila u el otro con Ine sighiente. (Arte, p. 85)", Es evidente que este autor tampoco supo entender la cuestién en sus justos términos e incurre en el mismo error que Nebrija. Como el sevllano, tampoco admite en el sistema fonolégico del castelano el fonema /y/, 2.2, Secuencias consondnticas Las combinaciones de dos o mds consonantes pueden formar grupos ‘monosildbicos o disilébicos, es decir, se pueden establecer bien dentro de los limites de la misma silaba, bien entre silabas contiguas en la palabra, tuniéndose los fonemas finales de silaba interna con los de lasflaba siguiente. En el primer caso, hay que considerar s6lo la posicién prenuclear, puesto ue las secuencias consondnticas monosilébicas quedan excluidas totalmen- te de la posicién postnuclear, tanto en silaba interna como en final de palabra, Asi pues, opina Correas que, delante de una vocal, sélo son posibles lor grupos formados por dos consonantes, de las cuales la primera debe ser una de las liquidantes, «a las quales se xunta lad, primera de las finales (..) las uales pueden coxer despues desi las dos liquidas(.... Eszetanse las tres, t, ¥. que no coxen a la, sino alar solamente» (Arte, p.42). Enconsecuencia, de su inventario quedan excluidos, pues, los casos que suponen una transgre- sién de esta nerma, De igual modo, en los grupos que se dan en obstante 0 sabstenenzia, propone el autor que se diga y escriba ostante, astinenzia, pues ‘se deben evitar en la lengua «pronunziaziones i ortografias estranxeras»®. GO) A. DE NEBRIA: Graméiica, p. 126. (41) Sin embargo, més adelante admite los cinco triptongos, haciéndole esta concesibn a su predesesor (Arie, p. 86) (42) Vid. Arte p. 45. Clr. con ALARCOS LLORACH: ob. cits pp. 186189 y 196 136 14 SILABA EN LA TEORIA GRAMATICAL DEL SIGLO #1 Y, en efecto, el habla corriente elimina el primer fonema de la combinacién. Por la misma razbn, no considera aceptables ciertas secuencias disilfbicas, como las que aparecen en docto, magno, digno y precepto. En primer lugar, porque segin su clasificacién de las consonantes, ni/k/, ni/e/,ni/p/ pueden ser finales de silaba o palabra, En segundo lugar, porque es un acérrimo. enemigo de los grupos cultos, a los que, como en el caso anterior, tilda de pronunziaziones estrafas, | ortografias estudiantadas». Segin las leyes sildbicas del castellano se debe decir [déto], [méno], [dino] y [pre@éto}. En resumen, sdlo admite las siguientes combinaciones: eeeteett Sobre los grupos disilébicos de dos o més consonantes, s6lo se ‘encuentran en los tratados observaciones aisladas, como la de Villar, que afirma que «no pueden pasar de tres». El primer elemento pertenecerd a la silaba anterior, mientras que los dos siguientes, que serdn siempre muda y liguida (Jo que en la terminologia de Correas corresponde a liguidante y lquida), son de la silaba siguiente, como es el caso de templo. Pero ésta es cuestién que roza ya el tema de las divisiones sildbicas. 3. LIMITES SILABICOS No son muy explicitos los ortégrafos a la hora de abordar el problema de los limites de la silaba. Lo més frecuentes es encontrar observaciones aisladas, carentes de sistematicidad. No obstante, es posible deducir de ellas las siguientes reglas: I. Consonante entre dos vocales. vev —v-cv ‘Quando vna consonante se pone entre dos voeales, pertenece a la segunda como amo. (Morales: ob. cit, fol. 28 1). 2. Dos consonantes entre dos vocales. a) VeCV — vc - cv TT VILLAR: Arte de la lengua espafola, Valencia, 1651, p. 148. a7 Ms DOLORES MARTINEZ GAVILAN ‘Dos consonantes entre dos vocales, pertenece una 8 la primera vocal, y otra & Ja segunda, v.g. im-perio, am-bicioso, etc. (Arbustante: ob. cit. p. 122) Esta regla, sin embargo, no es generalmente admitide. Al parecer, existia le teoria segin la cual, cuando dos.consonantes que ocupan la ‘posicin implosiva y explosiva de silaba se dan también juntes en principio de palabra, no deberian ser separadas en silabas dstintas. Esta es la opinién sostenida por Cascales: Cuando dos consonantes disimiles se hallan en alguna diccién, las mismas hhan de ir inseparables en medio de cualquiera otra dicciéa (..) Hallanse ‘Scipidn, Ptolomeo, Psalmo, y por eso decimos discipulo, d:set-pu-lo; apto, ‘@-plo; Calipso, Cavlicpso. (Cartas Philoldgicas, p. 80). Es obvio que esta pretendida regla no es susceptible de ser aplicada al castellano, pues, como todos sabemos, los grupos sc-, pr, ps-M n0 se encuentran en posicién inical, ni de sflaba interna ni de palabra. Supone por parte del autor un intento més de aproximacién a los esquemas clasicos. En época moderna se hallan planteamiento similares al sostenido por Caseales, como el de Kurylowicz, para quien la existencia 0 no existencia en una lengua particular de una determinada consonante o grpo de conso- nantes en posicién inieial o final de palabra determina el lagar del corte sildbico. Axi, la palabra conde se puede dividir en con y de porque la [1] se encuentra en posicin final absoluta en muchos casos y la [d]nicia palabra, sin ninguna dificultad. No obstante, no explica casos como trans-por-te, pues el grupo {-ns] no se da en final de palabra. Habria entonces que dividir tran-spor-ie, pero tampoco seria posible ya que ninguna palabra castellana empieza por sp-*. ») vecv —— v- ccv ‘Quando la primera es muda, y la segunda liquida (..) van ambascon la vocal ultima, como en so-plo y ce-dro. (Villa: 08. cit, p. 148). 3. Tres consonantes entre dos vocales, veccy — ve-ccv ‘Quando ay tres consonantes juntas, la primera pertenece & la primera vocal, y Ia otras dos & la segunda; porque serdn liquida, y muda forgosamente, v. gr. enjan-bre, re-cal-tar, etc. (ATbusiante: ab. cit, p. 123). (U4) Ei fonema fy exchiy toda combinoci inna O os dearrola una vocal, icipién © desaparece el primer fonema de a combinacién en la pronunciacion{wholoxi] (4S) Teoria y cxtica recogidas por B. HALA: ob. cit, pp. 3940 138 UA SILABA EN LA TEORIA GRAMATICAL DEL SIGLO x1 4, EL ACENTO En la actualidad, el acento es considerado uno de los tres rasgos prosédicos. Los ottos son la cantidad y el toro. Cada uno de ellos se Corresponde con los tres atributos fundamentales dela sensacién actistica: la intensidad, la duracion y la altura musical, respectivamente. De todos ellos, el acento de intensidad es el tnico que constituye en espafiol propiedad prosédica relevante, Es, como la entonacién, un rasgo suprasegmental del Tenguaje, aunque ésta opera en el nivel de la frase y el acento en el de la palabra,’ Frente al fonema, es una unidad con funcién contrastiva, no opositiva. A diferencia del rasgo distintivo, de naturaleza_oposi via, delimita trozos de la cadena fénica no coincicentes necesariamente con un fonema. La unidad minima susceptible de recibir un acento es la silaba, que se erige asi en el prosodema del espaiiol. En la Gramética Tradicional también se vio, de alguna manera, la relacién entre la silaba y el acento. Los teéricos espafioles a partir de Nebrija hacen esta relacin explicita al considerar el acento uno de los tres accidentes de Ia silaba: ‘Tiene le slaba tres accidentes: nero de letras, longura en tiempo, altura & bbaxura en acento (Nebrija: Gramdtica, p. 135). ‘Sin embargo, en ninguno de los tratados gramaticales del siglo XVII consultados se encuentra esta tipologia de los fenémenos sildbicos. No obstante, se siguen poniendo en relacién ambos hechos, si bien a veces de un modo implicito. El lazo que une silaba y acento es el de la métrica. En latin las silabas podian ser largas y breves. De sus civersas combinaciones se obtenian los distintos pies métricos. La pérdida de la cantidad en las lenguas romances y su sustitucién por el timbre vocilico lleva consigo también la sustitucién del ritmo cuantitativo por el intensivo. La pérdida de la cantidad ya habia sido reconocida en el siglo xv por Nebrija‘”. En el xVit tenemos ‘dos testimonios que, igualmente, reconocen el fendmeno: Cascales y Correas. El primero lo expone de la siguiente manera: En a sflaba se estudia Ia cantidad, porque unasson breues, y otras largss. La ‘breve consume un tiempo, y la larga dos. Esta eantidad no pertenece al poeta ‘vulgar, porque en los versos de qualquier lengual vulgar no se mira la ‘cantidad de las sflabas como entre los latinos y griegos. Pero considéranse los ‘centos. (Tablas poéticas, p. 113)4. Por el importante papel que éstos desempefian, se imponia, pues, la necesidad de estudiarlos: (46) Vid. este respecto ALARCOS LLORACH: 0b. ci. (49) uTiene esto mesmo la slabe longura de tiempo, por que unas son cortas & otras Iuengus (.. Mat ef efstellano no. puede sentir esis diferencia» (NEBRIJA Gram pp. 135-136) (48) Vid también CORREAS: Arie, pp. 440-441, 139 Ms DOLORES MARTINEZ GAVILAN .) porque de las sflabas se haze la dictiOn, y cada dictién tiene su acento, umbién es necessario tener noticia de los acentos (Cascales: Tablas, p. 113). Pero no se les dedica atencién solamente como fenémeno métrico, sino también como hecho de la prosa, fenémeno que aparece en las palabras inderendientemente del uso que se les dé. A esta doble consideracion responde la distincién efectuada por Correas entre acento natural, «propio de cada dizién» y acento versal o riimico®, que no tienen que coincidir siempre. La necesidad de estudiar el fendmeno de la acentuacién se justifica también desde el punto de vista meramente gramatical, sin scudir a finalidades métricas. Es lo que pretende hacer Villar cuando sefiala que es preciso su conocimiento, en primer lugar, para chuir los barbarismos que (..) 8: pueden cometer, como si por dezir sermén, dixessemos sérmom, y, en segundo lugar, «porque sola la mudanga de los acentos muda unas partes, de la oracién en otras distintas en especie» (0b. cit, p. 100). Es la funcién distintiva, de la que mas adelante se trataré, Sea por lo que fuere, lo cierto es que el acento es estudiado como un fenémeno que se da en la silaba y a él se dedica una de las partes de la sgramitica: la prosodia, en la que, entre otras cosas, se intenta delimit naturaleza del rasgo suprasegmental, asi como sus funciones. ‘No conviene hacer afirmaciones tajantes a la hora de determinar qué entendian nuestros tratadistas sobre el valor fonético del rasgo pros6dico castellano, porque por sus definiciones es dificil dilucidar si se refieren a la alture musical, es decir, al acento tonal, que depende de la frecuencia de vibraciones de las cuerdas vocales, o al acento de intensidad, producido por una elevacién de la intensidad espiratoria en funcién de la amplitud de la vibracién de las mismas. Bien es verdad que utilizan la palabra tono como sinénimo de acento, pero no es menos cierto que pueden estar simplemente repitizndo de manera mecénica un término que se remonta a una tradici6n de varios siglos. También parece que algunos de los autores describen los matices tonales: Acento es lo mesmo que tono, congue las vozes se deben pronunciar con tal depresién o clebacién, suya, qual (segun el uso de los dostos) les compete (Willar: ob. eit, p. 104). El tono que hemos de dar a cada diccion, levantando la voz, o baxandola (Covarrubias: ob. elt, sv. acento), Pero no hay que dejarse engafiar por la apariencia de las cosas, porque, ‘cuando se refieren a la depresion de la voz, quieren indicar la ausencia de acento (lo que ellos llaman acento grave) y no la menor altura musical, como mas adelante indica el propio Villa de levantar la oz en la vocal (. via de suprimir (0b. cit, pp. 104-105). ), con el grave (..) $e ) oid. “0 a LA SILABA EN LA TEORIA GRAMATICAL DEL SIGLO WH El resto de los autores coinciden en caracterizar el acento iinicamente como una subida de la voz. Asi, para Najera, que parafrasea a Lépes de Velasco, el acento es: La subida de Ia vor que se haze, hablando de vna de las sylabas de qualquiera diccién, o palabra, que en todas ay vna en que la vo2 sube mas en lo alto que en las otras (ob. cit, fol. 43 vp. Correas afirma que Demas de las letras con que se escriven las palavras, ai nezesidad de ponellas tuna seffal sobre la silaba en que se levanta la yor; que se llamara azento, como Sr llama aquel levantamiento, i tono de la boz que mas sube en cada dizion (Arte, p. 98) Més adelante, en la Ortografia, aftade que esa sefial debe ser colocada «sobre la vokal en ke se levanta la boz» (p. 87). Percibe asi que, de todas las letras o fonemas que pueden constituir una silaba, la vocal es el ‘nico elemento susceptible de recibir el acento y, por tanto, ocupa la posicién de niicleo o soporte silébico. Asi pues, Ia silaba, y en concreto su vocal, es la unidad minima caracterizada por ia presencia del rasgo prosédico. Es la unidad acentuable. Pero la silaba esté inserta en un marco fénico més amplio: la palabra, considerada, pues, en el siglo XVII unidad acentual, ya que es en ella donde ‘se establecen los contrastes sildbicos producidos por la presencia de una sllaba culminativa o acentuada que contrasta con el resto de las silabas no ‘acentuadas de la palabra, Es la funcién contrastiva del acento. Para que ésta se cumpla es necesario que s6lo haya una silaba acentuada en la palabra. La posicién que ocupa es libre, pero su libertad se limita a las tres liltimas silabas: Cada palabra, odiecion no ha de tener mas que vn solo accento: el qual ha de estar en vna de tres sylabas, en la ultima, que es la postrera dela diccion(.), ‘en la penultima (..) on ia antepenultima (..). ¥ no puede tener accento en otra sylaba ninguna, porque seria bérbaro el tal accento, y sonaria mal (Najera: 0b. eit, fols. 46 v=87 0} No obstante, el castellano prefiere la acentuacién en la peniltima, como reconoce Correas’ La lengua Castellana ordinariamente en todas las tres partes tiene el azento cen la penultima (Arte, p. 231) (Go) Cir, con J. LOPEZ DE VELASCO: Orthographia y promunciaciin caselana, Burgos, 1582, pp. 294-295, (Gi) Via. también CORREAS: Arie, pp. 231 y 439. El autor, asimismo, observa que cuando @ un verbo esdrdjulo se le eBiade un elemento pronominal, és aporta otro acento, inque, como él mismo reconoce, enadie rrepara en ello, porque fonoldpiamente 3610 e& pertineate cl contaste entre slaba tOniea y dtona. Se refiee, por supuesto, al lamado acento ecundatio, Vid. Arte, p. 440. M4 Me DOLORES MARTINEZ GAVILAN En funcién del lugar de la silaba acentuada en el interior de a palabra, J. Caramuel establece una tipologia que coincide con la que podemos ‘encontrar en las graméticas actuales. La palabra es oxitona cuando el ‘acento recae en l Ultima silaba, paroxirona cuando lo leva en la peniitima 'y proparoxitona euando la silaba acentuada ocupa elantepeniiltimo lugar de ia palabra® ‘Del hecho de tener el acento una posicién libre se deriva el que, ademés de la funcién con:rastiva, pueda desempefiar también, de modo secundario y fcasional, la funcién distintiva cuando dos secuencias tengan los mismos fonemas pero distinto esquema acentual. Sobre esta cuestién nos dan amplias noticias nuestros tratadistas en un alarde se sagacidad. Sirva como ejemplo este texto de Najera Muchas palabras con diferentes accentos, o con ponerios en differentes sylabas tendran differente significacion y sentido (..) porque cantarasi se pone laccento en Ia primera sylaba, quiere dezir cfntara, que es medida: y sien la Segunda sylaba, dira cantdra, que es auer cantado, y sien la vitima sylaba dira ‘cantard, que es auet de cantar, lo mesmo es en otras palabras como Ré), ¥ rel, séra, serd, és, esté, pléticas, platicas (..) (ob. ct, fol. 46 #)®. Precisamente, los graméticos s6lo recomiendan el uso de la tilde en los, ‘casos de ambigizdad seméntica. Ahora bien, las palabras monosilabas no ofrecen, por su propia naturaleza, la posibilidad de contraste entre silaba ténica y dtona y, en consecuencia, no deberian llevar tilde, No obstante, Correas recomienda su uso en determinados casos, delimitando lo que hoy denominamos acento diacrtico: En las monosilabas no es menester poner azento, porke no se puede errar: solamente se podré, en las ke di nezesidad de diferenziarlas de otras semexantes (Oriografia, pp. 88-88). Son los casos siguientes: — Al relativo/el articulo — sé verbo/se pronombre y particula — dé verbojde preposicion & verbo haber/e conjuncién — d verbo haber/a preposicién Como se puede apreciar, los graméticos del siglo XVII no s6lo se limitan ‘a exponer de un modo teérico la funcién distintiva del acento, sino que Hlegan también a oponer unas palabras a otras en virtud de la presencia c ausencia del raszo suprasegmental utilizando el procedimiento comutativo, GD I CARAMUEL: Primus Colamus, Romae, 1663, tomo Tl, p. 41 (53) Vid. tamabin CORREAS: Aree, pp. 100-101: DAVILA: ob. cit, fol. 20 v J. DE ROBLES: £1 culo sevillano, 1631, publicado en Sevla, 1883, . 333; CASANOVA: ob cit. fol. 9 VILLAR: ob. cp. 100, y ARBUSTANTE: ob. ci pp. 121-122. 142 E LA SILABA EN LA TEORIA GRAMATICAL DEL SIGLO xv Ello me asegura en la idea de que estos autores se adelantan en algunos aspectos a lo que siglos después nos confirmard la ciencia moderna. Por ‘otro lado, si bien la modernidad de algunas de sus opiniones se ha puesto de ‘manifiesto, ¢s preciso decir también que la tradicién gramatical pesa en estos autores, que, en ocasiones, se limitan a adaptar al castellano teorias procedentes de la tradicién anterior, greco-latina y castellana. Nebrija, en un intento de seguir manteniendo la terminologia acentual s’lésica, establece la teoria segi la cual en una palabra la silaba culminativa rrecibe el acento agudo, mient-as que las que entran en contraste con ella, por carecer del refuerzo de intensidad (0 de tono),reciben el «acento graven: (..) cualquiera palabra (..) tiene una silabe alta, que se ensefiorea sobre las otras, la cual pronuncismos por acento agudo, & que todas las otras se pronuncian por acento grave (Gramdtica, p. 138). ‘iin en el siglo XVII se siguen encontrando planteamientos similares, ‘como el de Cascales, para el que sélo existen el acento grave y agudo en castellano «como en esta palabra, romano, la s¥laba de en medio goza de acento agudo, y la primera y la ditima son graves» (Tablas poéticas, p. 113) ‘déntica concepcién aparece en la obra de Villar, segin se ha visto ‘anteriormente, Ademds, ambos intentan hacer depender la posicién del ‘acento de la cantidad sildbica, en un intento de aproximacién a los ‘esquemas de las lenguas clésicas. Cascales incluso llega a proponer una regla de acentuacién similar a la latina, que, en nuestro caso, es un sinsentido, Su razonamiento ¢s circular y tautolégico. Para ¢l, la silaba larga es la que tiene el acento agudo, breve la que lo tiene grave, es decir, a silaba étona. Pues bien, si la palabra es trisllaba «o tiene la pentitima breve © larga. Si larga, en ella esta el acento agudo, como en castellano (...). Si la pentltima es breve, el acento agudo predomina en la antepeniitima, ‘como cdntarov (Tablas, p. 114). No podria ser de otra forma. Con el paso del tiempo kx teoria de Nebrija se ha desvirtuado y se observa una total confusién a este respecto. Incluso se lega a hablar del acento circunfigjo, al que se define como el que en la pronuneciacion de vna misma si yy saca la vor, y al fin se suprime y ahoge’ Ejemplo de este tipo de acento es la primera silaba de bréve o de Arde. De nuevo es G. Correas, tan alejado siempre de prejuicios gramaticales, el que sabe dar a las cosas su justa medida. Segiin él, en castellano «no conozemos mas de un azento sin diferencia» porque «el azento de una dizion no puede tener division por herir como hiere sutil, i arrebatadamente fen un istante indivisible» (Arte, p. 99). El querer mantener la triple distincién no es més que (Si) D. BUENO: Excuele donde se enseRael are liberal de ler con buen sentido, Zaragozs, 1690, p14 143 Me DOLORES MARTINEZ GAVILAN invenzion escusada de gramaticos, que en la antiguedad ecbré fuerza, no siendo hasta agora advertida ni rrefutada por nadie, sina por mi, que no me conformo en cosa tan vana ¢ inposible, que no puede ser conprehendida dela razon, nj alcanzada del inxenio umano (Arte, p. 439). La teorla gramatical del siglo XVII nos ofrece un interesante corpus de doctrinas sobre la silaba, a la que se considera una de las unidades fundamentales de la lengua y a la que se define, segin varios puntos de vista, como un agrupamiento de letras (fonemas), pronunciadas bajo un espiritu 0 acento (criterio fisiolégico) y organizadas en torno a una vocal, elemento necesario en su composicidn por ser el tinico que se «oye por si mismo» (criterio auditivo-perceptivo). Frente a les consonantes, que ‘ocupan el margen sildbico, la vocal aparece siempre en la posicidn de nucleo Ys por tanto, et susceptible de recibir un acento. Cuando la secuencia ‘Vocdilica esté formada por més de un elemento, las Vocales menores //, /w/ se asimilan a las consonantes en su funcién en la silaba, Si sobre ellas recae el rasgo suprasegmental pertenecen a silabas distintas, como asi lo reconoce Correas, el nico autor que, frente al resto, en los que se observa gran confusién a este respecto, mantiene una concepcién normativa y exacta de las secuencias vocilicas y también el tnico que presenta una teoria sobre los fonemas consoninticos en funcién del lugar que pueden ocupar y de sus osibles combinaciones en las diversas posiciones silébicas, teoria que, a excepci6n de los grupos cultos, que él no admite, coneuerda bastante con un andlisis actual de la cuestién, El estudio del acento se aborda como algo intimamente litado al de la silaba, a la que se considera unidad acentuable, si bien las definiciones que tenemos lo acerean mas al tono que a la intensidad y la mayoria de os autores adaptan en ocasiones las teorias clisicas inaplicables al castellano. Al ser afirmasién cominmente generalizada que el acento recae en una sola silaba de la palabra, unidad acentual, reconocen su funcién contrastiva Y, Por observar que su posicién es libre dentro de ésta, aunque su libertad se limita a las tres ulimas silabas, prefiriendo el castellano la acentuacion en la peniitima, reconocen, asimismo, su funcién distintiva e incluso legan a aplicar el método conmutativo para comprobarlo y demostrarlo. Por todo ello, si bien esta presente siempre en sus doctrinas la tradicion -gramatical anterior, creo que se aproximan bastante a los contenidos

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