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SE PRESENTA

REALIZA DESCARGO

APORTA PRUEBA

SOLICITA PRODUCCIÓN DE PRUEBA

Sr. Presidente de la Comisión de Acusación y Disciplina del Consejo de la

Magistratura de la Nación

Walter Ricardo Bento, en mi condición de titular del Juzgado

Federal Nro. 1 de Mendoza, con mis abogados defensores, me presento a V.E.

en el Expediente 79/2021, y respetuosamente digo:

I.- OBJETO DE ESTE ESCRITO

Conforme lo normado por el art. 11 y concordantes del

Reglamento de la Comisión de Disciplina, vengo a:

1) Efectuar mi descargo.

2) Adjuntar prueba que acredita que los hechos atribuidos en la

causa 13.854/2020 del registro del Juzgado Federal en lo

Criminal y Correccional nro. 3 de Mendoza (cuyas copias

parciales y artículos de prensa ofensivos y con información

mentirosa vinculados a su trámite y a la verdad dieron inicio a

este proceso disciplinario) no existieron1.

1
Deliberadamente solo enviaron actuaciones del proceso vinculadas a la
acusación y textos de prensa que concibieron con prensa amiga, que me odia, pero
no remitieron ningún escrito de la defensa que la refuta y ningún artículo de
3) Solicitar la producción de prueba de descargo pertinente y útil

para acreditar cuanto diré (art. 11, Reglamento).

Como lo demostraré, el proceso sustanciado en mi contra en la

jurisdicción federal de Mendoza evidencia irregularidades pocas veces vistas en

la historia judicial reciente.

Se construyó artera y mañosamente una imputación falsa y

realmente absurda.

Para ello:

1) Se inició un proceso sin que existiese una denuncia en mi

contra, un hecho concreto o un delito definido. De los mensajes de texto de una

persona detenida (Bardinello Donoso) se dijo falsamente que aludían a

funcionarios o magistrados federales, lo cual no consta en los textos, y se

encaminó una causa, con una expedición de pesca, macartismo puro, en mi

contra.

2) Para ello necesitaban funcionarios judiciales parciales y

advenedizos que dirigieran una encuesta en mi contra y lograran el fin buscado a

toda costa, aunque sea violando la ley, y entonces tanto el Fiscal como el Juez

que intervienen en la causa fueron designados en abierta violación a la

normativa vigente. La reglamentación de la Procuración General de la Nación en

la que el Fiscal fundó su intervención como representante del Ministerio Público

Fiscal (Resolución 19/99) establece que ante la casuística suscitada (excusación

de los fiscales de primera instancia), debió designarse al Fiscal que actúa ante

el Tribunal Oral de Mendoza, y la Ley 27.439 preveía que la selección del Juez

debió realizarse a través de un “sorteo público” por la “Cámara de Apelaciones”,

prensa objetivo y desinteresado que los contradice y exhibe otra versión diferente.
Quisieron impactar a los distinguidos integrantes del Consejo, crear una falsa
creencia de que cometí graves delitos y pretendían que me suspendan en mi cargo.
sin perjuicio de lo cual fue designado discrecionalmente a dedo por uno de los

magistrados del tribunal.

Se alteró así el procedimiento para la intervención del Fiscal y el

Juez en clara violación a la ley vigente y el derecho a ser juzgado por un juez

imparcial, justo, natural y competente (art. 18, Constitución Nacional), lo cual fue

el presupuesto para los actos que se reseñarán a lo largo de este descargo.

3) El Fiscal tramitó el proceso en secreto, ocultándomelo,

soslayando mi intervención, en flagrante violación a la ley federal 25.230. En

efecto, pese a que la norma, que regula el enjuiciamiento de magistrados y la ley

procesal, me aseguraba el derecho a conocer la imputación, realizar un

descargo y ofrecer prueba desde el inicio del proceso (art. 1),2 frente a mis

presentaciones con tal objeto, realizó dictámenes falsos y promovió cuatro

decisiones jurisdiccionales de dos jueces federales en las que se afirmó que de

las “actuaciones que fueron puestas a la vista”, no estaba imputado o siquiera

“mencionado”, pese a que -como surge de la causa que vi mucho tiempo

después-, estaba investigando directamente a mi persona y a familia desde

hacía meses antes. Ello frustró mi derecho a intervenir en el proceso, ofrecer

prueba y refutar la imputación. Inclusive, se me ocultó el expediente y se soslayó

mi intervención en la causa para que no intervenga y controle el peritaje que se

realizó.

4) Con motivo de ello, durante la investigación inicial

(específicamente desde el 28/01/2021 hasta el 5/05/2021) se me privó del

derecho a intervenir en el proceso y controlar la prueba (en especial prueba

técnica irreproducible o de difícil reproducción), y se me denegó el derecho a


2
Los mismos derechos me corresponden como cualquier ciudadano que es
indicado o imputado de un delito. Así emerge del principio del debido proceso y
defensa en juicio y lo establecen la Constitución Nacional, los tratados
internacionales y la ley procesal y ha sido seguido por inveterada jurisprudencia
de la Corte Suprema de Justicia (cfr, recientemente, fallo “Benitez”).
producir prueba de descargo elemental para confrontar la acusación que se

estaba elucubrando ocultamente. Producto de ello el Fiscal construyó inaudita

parte una imputación realmente insensata, sin posibilidad de explicarla y

confrontarla.

5) Respecto esto último, me refiero a que -sin mi intervención- el

Fiscal conformó la acusación a partir del testimonio de: a) un asesino detenido

(junto a su familia) acusado de matar brutalmente a un tercero; b) tres sujetos

-uno ex funcionario aduanero- que procesé con prisión preventiva y fueron

condenados a severas penas por el tribunal oral por la investigación que realicé

en su contra; c) otro individuo que también procesé que fue condenado por el

delito de cohecho activo por recibir un soborno para beneficiar a un traficante

preso en el tribunal oral en el que trabajaba; d) otra persona que también

procesé y que registra decenas de procesos de la más diversa índole en la

jurisdicción federal de Mendoza ; e) dos ex policías que también procesé y

fueron condenados por cohechos; f) un abogado amigo del Fiscal que declaró

sobre procesos en que no intervino; g) grabaciones subrepticias que realizó a

instancias del Fiscal un delincuente que también procesé, a un abogado del foro

local; etc.

6) Sin perjuicio de ello, a ciegas, por lo que decían los diarios,

me defendí y expliqué mi proceder y pedí pruebas, valiosas pruebas que

desvirtuarían la acusación como ser declaraciones de personas que intervinieron

en los hechos, funcionarios judiciales, contadores, escribanos, empresarios, etc,

gente seria, que podría declarar con la verdad y aportar documentos relevantes,

pero nada dispusieron. A la fecha he reiterado mi pedido de prueba y nada se ha

ordenado. Solo se colecta la prueba del fiscal enemigo, que es un embuste, y de

bajo nivel y credibilidad. Mi prueba no se despacha, lo cual altera el principio de

igualdad de armas y violenta el derecho de defensa y a pedir y producir pruebas.


7) En simultáneo, como acredito con documentos adjuntos, desde

el inicio de la causa el Fiscal realizó una operación de prensa planificada con

medios afines (especialmente un portal de amplia difusión en Mendoza llamado

“mdzol.com” propiedad de la familia Terranova, cercana al macrismo3), con el

objeto de influir en la opinión pública, los jueces, e inclusive en esta Comisión de

Disciplina. Respecto esto último, destaco que este expediente disciplinario se

encuentra conformado, mayormente, por copias de artículos periodísticos

ofensivos mañosamente seleccionados sobre la causa y mi persona, lo que

evidencia a qué me refiero.

La operación de prensa incluyó la publicación de información falsa

y datos amparados por el derecho a la privacidad (art. 19, Constitución Nacional

y art. 11, Convención Americana de Derechos Humanos), como comunicaciones

obtenidas de mi teléfono celular.

8) El 5 de mayo de 2021 se ordenó la detención de varias

personas acusadas de pagar supuestos sobornos y abogados del foro local que

habrían integrado una “asociación ilícita” conmigo.

Desde entonces, muchas de ellas siguen detenidas habiéndose

resuelto su situación recién el día 26 de julio ppdo., pese a que la ley establece

que el Juez debe adoptar un temperamento (procesamiento, falta de mérito o

sobreseimiento) en el plazo de diez días hábiles (art. 311 y cc., Código Procesal

Penal de la Nación).

Se pretende con ello forzar a esta gente a que se “arrepienta” y

reconozca hechos que no existieron para salir de la cárcel.

3
El joven Orlando fue candidato de ese espacio político y se encuentra imputado
ante el Juzgado Federal Nro. 1 de esta ciudad por haber presuntamente intervenido
en hechos ilícitos en perjuicio del grupo “Indalo”.
Es elocuente al respecto lo sucedido con una de estas personas,

de nombre Omar Rodríguez, quien denunció ante el poder judicial de Mendoza

que estando detenido fue abordado por el Fiscal en la unidad penitenciaria,

quien le propuso que si inventaba un relato y me involucraba en el pago de

“sobornos” recuperaría su libertad inmediatamente. Este individuo -como dije- se

negó a proceder de ese modo porque aludió que no pagó ninguna coima. No

obstante, desde que promovió su denuncia contra el fiscal por el hecho expuesto

(31/05/2021) no fue citado a prestar testimonio por ninguna autoridad del

Ministerio Público Fiscal y/o judicial de Mendoza, no se realizó ninguna medida

de prueba para corroborar sus manifestaciones y la causa originada en su

denuncia lleva dos meses sin que el denunciante fuera citado a ratificar y o

ampliar sus manifestaciones.

Peor aún, el Fiscal que instruye la causa 13.854/2020 (que

además es el Fiscal de Cámara del distrito federal de Mendoza y habría

intervenido personalmente en el hecho que denunció Rodríguez), presentó un

escrito (que envió en copia a esta Comisión) en el que afirmó que “pidió”

(textual) la “desestimación” de la denuncia en su contra sin investigación.

O lo sucedido con otra persona, de nombre Javier Santos Ortega,

también detenida acusada de pagar un soborno, quien -como surge de la causa

13.854/2020- por la mañana en el Juzgado, con su abogado, se negó a prestar

declaración indagatoria aludiendo únicamente que presentaba graves problemas

psiquiátricos y que tenía la pretensión de quitarse la vida. No obstante, surge

que por la tarde fue interrogado en su lugar de detención (seccional Nro 4

Mendoza) por la policía, ahora sin su abogado, ratificando que había intentado

suicidarse y que se le había suministrado medicación psiquiátrica, y le dijo que

quería declarar y confesar el delito y luego, ante esa espontánea prohibida, a las

18 se constituyó el Fiscal en la Comisaría, se le amplió su declaración


indagatoria, y se le recibió en esas condiciones de extrema vulnerabilidad su

“confesión”, sin intervención del Juez, que como quedó documentado “controló”

el acto por WhatsApp. Incluso se dejó constancia de la oposición de su abogado

defensor al acto que estaba desarrollándose.

Del mismo modo, el Fiscal suscribió acuerdos de colaboración con

dos abogados detenidos (acusados de integrar la asociación ilícita), que dijeron

absolutamente cualquier cosa para involucrarme y recuperar su libertad

siguiendo el método Bonadio en la causa cuadernos, incluyendo haber

participado en una reunión de la “banda” en la que le habría dicho a uno de ellos

“bienvenido al grupo”.

El Juez homologó los acuerdos y les otorgó la libertad sin

corroborar absolutamente nada, pese a que con el correr de la investigación se

demostró que mintieron para recuperar su libertad ambulatoria.

Por ejemplo, con relación a la reunión de la asociación ilícita (que

supuestamente dijo el arrepentido mentiroso que tuvo lugar en el barrio

“Palmares” de la ciudad de Mendoza entre los meses de junio y septiembre de

2019) y recientemente la administración del barrio informó que:


9) Se ordenó sin fundamento y violentando los principios de

proporcionalidad y necesidad, el allanamiento de mi domicilio familiar, se

dispuso mi requisa invasiva (en violación a las protecciones que como

magistrado me reconocía la Ley 25.230), el allanamiento del Juzgado Federal

Nro. 1, y mi detención. Para ese entonces, como dije al principio, la causa había
tramitado íntegramente sin mi intervención y se había rechazado la prueba que

había pedido para confrontar la imputación.

10) La acusación que enfrento es absurda. Más allá del detalle

que haré más adelante, se me atribuye haber dictado resoluciones judiciales

contrarias a derecho que, sin embargo en unos casos fueron dictadas por otro

Juez, que declaró y afirmó que lo hizo ante mi licencia justificada y que estudió

el caso y el fallo que firmó, en otros contaron con previo dictamen favorable del

Ministerio Público Fiscal; en otros casos fueron consentidas por los Fiscales (e

inclusive por querellantes públicos -AFIP-); en otros fueron confirmadas por la

Cámara Federal de Apelaciones de Mendoza e, inclusive, por la Cámara Federal

de Casación Penal.

Entonces, de qué fallos ilegales hablan si intervinieron muchos

jueces y fueron en su mayoría confirmadas por la Alzada o se dictaron de

conformidad con los fiscales ????

Luego se me atribuye el delito de enriquecimiento ilícito y lavado

de dinero originado en hechos que tuvieron supuestamente lugar en los años

2019 y 2020 para adquirir bienes tiempo antes en el año 2012. Un absurdo el

delito debe ser previo, no posterior al acto de blanqueo. Máxime que todos mis

gastos se encuentran perfectamente justificados y no existió un incremento

patrimonial apreciable como lo dispone la ley penal.

Y no acreditaron 1. ningún vínculo o contacto mío con los

supuestos integrantes del grupo que se sospecha que recibía el dinero 4, 2. que

yo hubiese tenido conocimiento o intervención en sus supuestos actos, 3. que no

se tratase de un fraude de ellos o una venta de humo porque pudieron usar mi

nombre para engañarlos y obtener un beneficio patrimonial indebido, 4. que yo

recibiese dinero (no se sabe ni cuánto dinero entregaron o recibieron, cuándo,


4
Los mensajes con Aliaga, que no son tantos, los explicaré ante el Consejo.
cómo, dónde, etc, la imputación es indefinida), 5. algo fundamental que los

procesos contengan resoluciones ilegales (las confirmaron la Cámara, se

dictaron de conformidad fiscal, en el caso 1 la firmó otro juez, en todas las

escribieron con pleno convencimiento las prestigiosas secretarias y

experimentados empleados y, en lo que interesa reposan en las constancias de

la causa y en mi inveterado criterio judicial que no puede someterse a debate o

cuestionamiento en la causa), 6. que ese dinero ilegal motivase un

enriquecimiento ilícito apreciable porque mis ingresos justifican todos mis gastos

(como lo acredite con declaraciones juradas, documentos, informes y el estudio

elaborado con fundamento por prestigiosos profesionales).

Así de absurda es la imputación que enfrento.

Y, pese a que lo pedí expresamente desde mi primera

presentación en el expediente (en el mes de enero de 2021), y reiteré la petición

varias veces en los últimos meses, recién el 26 de julio ppdo. y después de

ordenar mi procesamiento, se ordenó la práctica de un peritaje contable para

establecer el origen y evolución de mi patrimonio, cuando debió ser al revés,

primero la pericia y luego el análisis de mi situación procesal. En cambio, se

incorporó un informe de una oficina del Ministerio Público Fiscal (que por las

normas que regulan su actuación no tiene competencia para realizar informes o

peritajes) que presenta inconsistencias y errores sorprendentes, como errores de

tipeo que llevaron a multiplicar por cinco en el valor de un inmueble, o considerar

que adquirí varios inmuebles por millones de dólares, cuando en verdad tres de

ellos solo son bauleras y una cochera. O se estableció el valor de un vehículo

adquirido muchos años antes a través de una página de internet (“mercado

libre”) sin examinar el recibo y los documentos suministrados por una prestigiosa

concesionaria oficial o recabar la declaración del responsable de la empresa.

Valgan estos párrafos como breve introducción.


La situación que enfrento evidencia suma gravedad institucional,

que excede mi persona y se proyecta en la seguridad jurídica y la independencia

judicial en el distrito federal de Mendoza. Se pretende mi desplazamiento y

detención como juez de la nación a través de un proceso ilegítimo y la

construcción artificial de una imputación falsa. Para ello, para desestabilizarme

psicológicamente, incluso se ha involucrado en esta infamia a mi esposa y mis

hijos.

En definitiva, se instrumentó una maniobra judicial y mediática

muy planificada que incluyó:

1) Una operación de prensa desde el mes de noviembre de 2020

hasta la actualidad a través de medios afines.

2) La construcción de una imputación falsa, para lo cual fue

concluyente -como dije y demostraré- que ilegalmente no se

me permitió confrontarla desde su inicio, en violación a la Ley

25.230.

3) Escándalo público, incluyendo allanamientos en el tribunal, mi

domicilio familiar, mi detención, etc.

4) Influencia en la opinión pública, a través de la prensa.

5) Negar mi derecho de defensa en juicio , para que no pueda

refutar la acusación (véase, como dije, que ni siquiera se

realizó a esta altura un peritaje contable ni se recabó la mayor

parte de la prueba que solicité desde hace meses que sin

dudas expone que la acusación es irrazonable en todo

aspecto).
Se pretende que esta Comisión de Disciplina, frente a la repercusión

pública del caso, me suspenda en el ejercicio del cargo.

Y que luego, desplazado de mi función, la investigación no se

resuelva nunca más y esté sujeto a proceso in eternum.

Esto, como dije, no es una conjetura o mi simple imaginación.

Consta por información pública que se intentó influir en este

Consejo y en la Cámara Nacional Electoral para que adopten una resolución

rápida que me suspenda en el ejercicio de la magistratura.

La prensa, instada por los agentes políticos que pretenden mi

desplazamiento, presionan directa y abiertamente a esta Comisión.

Como se encuentra documentado en la causa 13854/2020,

inclusive, se difirió mi declaración indagatoria desde el 13 de mayo de 2021

hasta el 7 de julio (casi dos meses) a la expectativa que la Comisión me

suspenda, antes -incluso- de que conteste la imputación.

Se dijo además, que algún funcionario anduvo por el edificio de calle

Libertad alegando en mi contra y entregando un pen drive con información

(seguramente parcial y mentirosa, como la que aportaron).

El plan por ahora fracasó, dado que esta Comisión de Disciplina

cumplió los tiempos reglamentarios y no adoptó una decisión precipitada.

No obstante, quienes están impulsando esta infamia están

presionando fuertemente para que adopten una resolución en ese sentido.

La prueba más elocuente es, hasta ahora, una nota “editorial”

sorprendente (que es evidente que fue instada políticamente en un medio afín)

publicada en La Nación del 22 de julio intitulada “Un Juez fuera de la Ley”, en la

que se afirmaron falsedades y mentiras de la causa, y se pidió abiertamente a


esta Comisión que me desplace del cargo obviando el procedimiento y sin

demora.

Allí un responsable del periódico (que no firmó la nota) dijo, con

mentiras, que 1) estoy imputado de favorecer a personas acusadas de


“narcotráfico y homicidio” (lo cual es falso pero conmueve a la opinión

pública); 2) que soy “objeto de fundadas sospechas en el foro mendocino

por un nivel de vida incompatible con sus ingresos como juez federal” (se

alude a “fundadas sospechas” que no se sabe cuáles son y no existen porque mi

patrimonio está justificado); 3) que “ya había sido sometido a un juicio político

por la arbitrariedad con que actuó pretendiendo intervenir a la empresa

Cablevisión” (omitiendo señalar que fui sobreseído en sede penal y

relativizando que este Consejo desestimó esa infundada acusación); 4) se me

comparó con otros jueces en términos peyorativos a quienes adjudicó

“escandalosas conductas”; 5) me ofendió con la calificación de que tengo

“mala formación académica” (textual) soslayando que mi tribunal goza de sumo

prestigio, que mis fallos son en general y en su mayoría confirmados y motivan

condenas, y está en trámite (solo resta la ultima parte de la auditoria externa) la

certificación de calidad según las reglas y normas ISO, 6) que se pidió la

detención de mi esposa e hijos lo cual es falso, mis hijos ni están imputados., etc

A su vez, en un claro exceso del derecho a informar de rango

constitucional (no se utilizaron términos potenciales, no se identificó la fuente ni

examinó el expediente, y no se me consultó previamente), se me imputó que

“En el caso que nos ocupa, a la mala formación académica se suman

conductas delictivas de alta peligrosidad y la probabilidad de que estemos

ante el jefe de una banda delictiva de vastas proporciones, una red con

complicidades forenses y policiales”.

Y directamente el autor de la editorial dijo (apuntando a V.E.) que

“Es lamentable que este cuerpo no haya suspendido aún a este juez,

mientras prosigue el trámite previsto en estos casos. El organismo ha

avanzado con celeridad en el caso de otros magistrados que se animaron a


promover causas contra sospechosos de corrupción, pero ha demostrado

en demasiadas ocasiones complacencias con jueces de escasa formación,

sospechados de enriquecimiento ilícito, pero alineados con el Gobierno”.

Para concluir, calumniosamente, que

“Es de esperar que, mientras tramitan en la Justicia Federal las

denuncias del fiscal Vega, el Consejo de la Magistratura proceda a la

suspensión del magistrado mendocino. Es hora de poner freno a la

degradación institucional de la república. Solo en un país de valores

profunda y peligrosamente subvertidos puede darse el desatino de que un

magistrado sospechado de tantos delitos graves continúe dictando

sentencias”.

Esto es, lisa y llanamente, una operación mediática judicial para

desplazar a un juez del cargo. Se pretende directa y abiertamente presionar a

esta Comisión y destruir mi trayectoria de más de veintinueve años en la función

(y dieciséis como juez) ante la opinión pública.

En esta maniobra son parte (en lo judicial) el Fiscal General que

se autodesignó para intervenir en el proceso (Dr. Dante Vega) y determinados

magistrados de la Cámara Federal de Mendoza designados durante por el

gobierno anterior que tienen fuerte respaldo político y manejan mucha prensa.

Entiendo que el Juez de San Rafael Dr. Eduardo Puigdéngolas

que fue designado discrecionalmente (sin el sorteo previsto en la Ley 27.439)

para intervenir en la causa (luego que otros magistrados se excusaran

seguramente para no ser parte de esta trama), actúa presionado y condicionado,

y ha avalado hasta ahora las barbaridades expuestas. El procesamiento dictado

en el dia de la fecha, confirma mis temores en cuanto a que no dará vuelta atrás

y seguirá con los atropellos y las arbitrariedades.


Y cuando digo presionado es porque, como consta en información

pública, fue visitado personalmente por integrantes de la Cámara Federal de

Apelaciones en la ciudad de San Rafael (donde tiene asiento su juzgado) en

fechas en que se adoptaron decisiones muy significativas en la causa

13.854/2020.

En efecto, de información publicada en el CIJ, surge que los

jueces de la Cámara Federal de Mendoza se constituyeron el 23 de octubre de

2020 en la ciudad de San Rafael, pocos días después de que el Juez Pérez

Cursi designó a dedo al Juez con asiento en esa ciudad para intervenir en el

proceso, y el mismo día en que este último magistrado aceptó su intervención en

la causa.
Esto, claramente, no fue una casualidad. El juez designado por el

gobierno anterior (vean sus antecedentes y vínculos), fue a verlo para alegar en

mi contra y sostener su respaldo.

Luego, el 4 de febrero de 2021, cuando como reseñaré más

adelante estaba presentando escritos para que se me reconozca el derecho para


acceder a la causa y confrontar la imputación (reposición, aclaratoria, apelación,

pronto despacho, etc.), los camaristas se constituyeron en el Juzgado de Villa

Mercedes, Provincia de San Luis. Para ese entonces se había designado al Juez

Carlos Nacul, con asiento en esa ciudad, para intervenir en la causa, producto de

una licencia del Juez de San Rafael. El Juez Nacul -como explicaré luego-

rechazó mis pedidos sobre la premisa que no estaba “imputado” o siquiera

“mencionado” en el expediente, lo cual se demostró que fue falso.

Veo ahora que probablemente incidió la visita de los jueces de la

Cámara a su juzgado en las decisiones contrarias a derecho que adoptó. Ya el

camarista Pérez Curci hizo lo mismo en un incidente de recusación promovido

en mi contra por los abogados Ortego y Aramayo en la causa de su cliente

Bardinella Donoso en el que dijo: por lo que veo Bento no está imputado, pero

en verdad no vio nada, ni las declaraciones en que preguntaban por mi o los

informes sobre mi patrimonio que se habían pedido.

Esto fue relevante para la trama que aludiré seguidamente. Si se

me hubiera permitido confrontar la imputación desde el inicio difícilmente hubiera

podido lograrse el cometido buscado.

A su vez, los camaristas se volvieron a apersonar en San Rafael

el 9 de abril de 2021, cuando estaban pendiente de resolución mis pedidos para

acceder el expediente y ejercer mi defensa. Pocos días después -cuando el Juez

no pudo seguir ocultando que el Fiscal me estaba investigando desde el mes de

diciembre del año anterior- me reconoció recién en ese momento mi derecho de

defensa en juicio pero, a la par, decretó el secreto del sumario para que no

acceda a las actuaciones. Increible.

Acompaño como Prueba 1 las constancias vinculadas a las visitas

institucionales de los jueces de Cámara a San Rafael y Villa Mercedes en las


fechas indicadas. Pido a la Comisión que las confronte con la causa

13.854/2020. Resulta, como dije, que tuvieron lugar en simultáneo a actos

procesales que fueron concluyentes para el trámite del proceso (especialmente

la designación sin sorteo del Juez de San Rafael para intervenir en la causa y el

rechazo de mis pedidos para ejercer los derechos previstos en la Ley 25.230).

Y aclaro que esto de las visitas al juez y a San Rafael no son

habituales en nuestro ámbito. Curiosamente lo hacen precisamente ahora. Y

menos aún era un acto necesario o justificado, en épocas de pandemia y con

tanto contagio podían hacerlo por zoom u oficio como se hizo siempre.

En definitiva, pido a esta Comisión que examine mi descargo y

disponga la producción de la prueba que pido al final, con objetividad y, como

siempre, con su prestigio y valentía, actué conforme a derecho, abstrayéndose

de la prensa, la opinión pública influenciada y presiones indebidas de quienes

impulsan esta porquería.

II.- ANTECEDENTES

II.1.- LA CAUSA 13.854/2020

El inicio del proceso reconoce como antecedente la extracción

forense que realizó la policía de Mendoza del contenido de un teléfono celular

que fue incautado a un sujeto de nombre Walter Bardinella Donoso, cuando fue

detenido en la vía pública como consecuencia de una orden de captura que yo

había dictado en su contra.

Los antecedentes del caso dan cuenta que ante mi juzgado

tramitó la causa FMZ 52277/2017, en la que se juzgó a diversas personas por el


delito de TRANSPORTE AGRAVADO de doscientos cuarenta y siete (247)

kilogramos estupefacientes en la jurisdicción de Mendoza.

El proceso fue elevado al Tribunal Oral, y durante el debate surgió

la posible intervención de una persona de nombre Walter Bardinella Donoso en

el hecho, y en la tenencia de 4,8 kilogramos de estupefacientes que había tenido

lugar tiempo antes.

Así fue como el Tribunal Oral remitió testimonios al juzgado a mi

cargo para que se investigue la posible intervención de este sujeto en la

comisión de ambos delitos.

Luego de corroborar ciertos datos ordené su detención.

Me referiré más adelante a las constancias de este proceso pero,

en lo que aquí interesa, Bardinella Donoso fue detenido por la policía,

oportunidad en que -como dije- se incautó su teléfono.

En simultáneo, ante el juzgado federal Nro. 3 de Mendoza

tramitaba un proceso vinculado con el secuestro y homicidio de una persona de

nombre Diego Aliaga (causa FMZ 12062/2020).

Aparentemente, según esta última investigación, Aliaga tenía

relación con Bardinella Donoso y por ello el Fiscal que intervenía en la causa,

ordenó un peritaje sobre el teléfono que había sido incautado cinco meses

antes a Bardinella Donoso, a fin de establecer si surgía algún dato vinculado con

el secuestro y homicidio de Aliaga.

De acuerdo al informe forense elaborado por la policía de

Mendoza, se detectaron diversos mensajes mantenidos entre Bardinella Donoso

y el Dr. Luciano Ortego (su entonces abogado) vinculados al trámite de su causa


(en ese momento estaba prófugo) y el de otra persona ligada a ellos, de nombre

Eugenio Nasi.

Eugenio Nasi, a su vez, registraba un proceso en el juzgado a mi

cargo (causa FMZ 35072/2016) instruido por el delito de contrabando.

De los mensajes lo único que surge son comunicaciones

vinculadas con la previa excarcelación de Eugenio Nasi (como dije un sujeto

aparentemente vinculado a Bardinella Donoso), y que el Fiscal que intervenía en

la causa (Dr. Fernando Alcaraz, el mismo funcionario que instruia la

investigación por el homicidio de Aliaga y que había ordenado el análisis del

teléfono) no había apelado la excarcelación de Nasi, producto de una supuesta

dádiva de dinero (se alude a la suma de treinta mil dólares).

En el informe forense no surge mi intervenci ón en ningún acto

ilícito y ni siquiera una mención expresa o tácita a mi persona.

Fue así que el Dr. Fernando Alcaraz decidió extraer testimonios

del informe de la policía a fin de que se investiguen las irregularidades allí

documentadas (fs. 1 y sgtes.).

Quiero destacar nuevamente que, como dije (y la Comisión puede

corroborarlo), del informe y los mensajes mantenidos entre Bardinella Donoso y

Ortego que dieron inicio a la causa (fs. 1 y sgtes.), no surge ningún acto ilícito

ni mención a mi persona sino, a lo sumo, un supuesto cohecho del Fiscal

Fernando Alcaraz.

Se inició así la causa 13.854/2020.

Como reseñaré seguidamente, pese a que no existía ninguna

mención a mi persona o función jurisdiccional ni a magistrados federales (como

sostuvieron varios), el proceso se direccionó en mi contra. El plan en mi contra


estaba lanzado. Se partió de un hecho inexistente (que había menciones a mi o

a jueces federales), pero que se aceptó para ir a buscarme e investigarme. La

decisión estaba tomada antes del inicio del proceso. El origen de la causa fue el

pretexto. Tanto es así que finalmente no se realizó ninguna imputación al Fiscal

Alcaraz, quien supuestamente -de acuerdo a los mensajes obtenidos del celular

de Bardinella Donoso- sí habría recibido, con perfecta indicación, una suma de

dinero para consentir la excarcelación de Eugenio Nasi.

Los antecedentes del caso dan cuenta que:

1) Como dije, el Fiscal Alcaraz se excusó de intervenir en la

investigación, en atención a que estaba mencionado en el informe policial como

supuesto sujeto activo de un cohecho.

Y se hizo mención, con falsedad, que de los mensajes

surgían las menciones a funcionarios o magistrados federales.

2) Tomó entonces intervención el Juez Federal Marcelo

Garnica (titular del Juzgado Nro. 3 del fuero), quien también se excusó para

intervenir en el proceso, dado que el 8 de julio de 2020 (durante una


subrogancia) había suscripto una resolución en la causa que involucró a Walter

Bardinella Donoso. Consideró que ello podía poner en tela de juicio su

imparcialidad objetiva para llevar adelante el proceso, e inexplicablemente en

lugar de remitir la causa el Juzgado Federal Nro. 1 -su subrogante natural por

ley- y remitió la misma a la Cámara Federal, no permitiéndome siquiera

expedirme en dichos autos.

3) Como consecuencia de ello tomó intervención la Cámara

Federal de Apelaciones de Mendoza.

En primer lugar intervino el Juez Gustavo Castiñeira de Dios,

quien ordenó que el proceso sea remitido a la Oficina de Superintendencia para

que se realice un “sorteo” para que se designe al juez que debía quedar a cargo

del proceso.
Pese a ello, el Presidente del Tribunal, Dr. Juan Ignacio Pérez

Curci, omitió realizar el “sorteo” y en cambio designó discrecionalmente al Juez

Federal con asiento en la ciudad de San Rafael, Dr. Eduardo Puigdéngolas.


Omitió fundar o explicar porqué seleccionó a ese magistrado, con asiento en una

ciudad a más de trescientos kilómetros de la ciudad de Mendoza, donde

tramitaba el expediente. No lo fundó, como deben estar motivados estos

pronunciamientos.

El camarista solo aludió en la designación del Juez a la Ley

27.449, pese a que la norma no se aplica para supuestos de “excusación” (sino

para cubrir tribunales vacantes por fallecimiento del juez, jubilación, licencia

prolongada, etc.), y de todos modos prevé como requisito de validez que se

realice un “sorteo” entre todos los jueces que potencialmente podrían ocupar el

cargo. Inclusive la Ley 27.439 establece que la designación de un Juez

subrogante debe realizarla la “Cámara” (tribunal en pleno) y no un juez

unipersonal, y que debe priorizarse a los jueces de igual competencia en la

jurisdicción cuya oficina quede más cerca del tribunal vacante (en este caso los

juzgados federales de San Juan y San Luis quedan mucho más cerca de

Mendoza que el de San Rafael).


4) El Juez Eduardo Puigdéndolas aceptó de todos modos su

intervención y, a su vez, avaló la excusación del Fiscal Fernando Alcaraz.


Ya acredité que ese mismo día (23/10/2020) sugestivamente los

jueces de la Cámara (designados por el gobierno anterior), se constituyeron en

la ciudad de San Rafael.


5) Luego, tomó intervención la Fiscal Obregón Cano, quien

también se excusó con motivo de que era la Fiscal de la causa en que estaba

imputado Walter Bardinella Donoso y había consentido un auto de falta de mérito

por el delito de tenencia de 4,8 kg. de estupefacientes que se dictó junto con su

prisión preventiva por el delito de transporte de 247 kg. de la misma sustancia.


La Fiscal señaló al respecto que:
6) El Juez Puigdéngolas, en una resolución de fecha 29 de

octubre de 2020, admitió la causal invocada por la Fiscal. Reconoció que:

7) Luego se designó al Fiscal con asiento en San Rafael, Dr.

Ignacio Sabás, quien también se excusó. Aludió que antes de su nombramiento

como Fiscal, había sido Secretario de la Fiscalía Federal Nro. 2 y había

participado en una audiencia en que estuvo presente el imputado Eugenio Nasi y

su abogado Ortego.

El Fiscal señaló que:

Este motivo no es aceptable, el secretario solo da fe del acto y

no decide nada, no existía sospecha de parcialidad por solo haber asistido como

actuario a unas audiencias.


Le dijeron: excúsate y que la causa me venga y así fue.

8) El Juez Puigdéngolas aceptó su excusación, aludiendo a la

necesidad de garantizar la imparcialidad del representante del Ministerio Público

Fiscal, lo cual nadie discute, pero no se ajusta al caso. Cualquier cosa vale.

9) Fue así que, finalmente, el Fiscal ante la Cámara de Mendoza,

Dante Vega, se autodesignó para intervenir en la instrucción del proceso. Citó

una norma de la Procuración General de la Nación que, en verdad, dispone que

ante la excusación o recusación de los fiscales de instrucción debe intervenir el

Fiscal que actúa ante el Tribunal Oral de la jurisdicción, y solo en su defecto el

Fiscal General ante la Cámara.


He aquí otra gran irregularidad de la causa 13.854/2020, que fue

concluyente para todo lo que sucedió luego.


En efecto, mientras -como reseñé-, todos los Fiscales de la

jurisdicción se habían excusado porque de un modo u otro habían intervenido en

el proceso que involucró a Bardinella Donoso (salvo el Dr. Sabás cuya

separación de la causa es inadmisible), consta que el Fiscal Dante Vega también

había intervenido en esa causa judicial, aunque -a diferencia de sus subalternos-

realizó durante su trámite actos funcionales fundamentales, decisivos y que

resultan completamente irregulares.

Así es. Esto es muy impresionante.

De las constancias de la causa FMZ 12062/2020, surge que

mientras Bardinella Donoso estuvo prófugo solicitó a través de dos letrados del

foro local su exención de prisión.

Obviamente rechacé el pedido, atento la gravedad del delito

imputado.

Los abogados recurrieron la decisión, tomando intervención la

Sala B de la Cámara Federal de Apelaciones de Mendoza, como tribunal revisor.

Lo relevante es que, durante el trámite del recurso, el Fiscal Vega

se adhirió al recurso de apelación que habían interpuesto los abogados del

traficante prófugo Bardinella Donoso y dictaminó para que se le conceda su

libertad. Sorprendente el fiscal pidió la libertad del narcotraficante, algo nunca

visto.

Surge que el Fiscal Vega -que no es reconocido por su

garantismo- en su informe oral ante la Cámara examinó genéricamente la

jurisprudencia de la Corte Suprema en materia de libertad personal (no tengo

presente un precedente del alto tribunal en que hubiera concedido la exención

de prisión de una persona imputada del transporte de 247 kgs. de

estupefacientes), citó varios fallos de la Cámara en los que increíblemente se


habían rechazado beneficios análogos para personas imputadas del delito de

tráfico de drogas, un caso del mismo tribunal vinculado con una imputación por

“tráfico minorista” (textual – aquí se juzgaba el transporte de 247 kilos de

drogas), un precedente sobre delitos de lesa humanidad “en los que no se

concedió la exención de prisión” (textual), y que si no se le concedía la

exención de prisión a Bardinella Donoso existía la posibilidad de “prescripción”

(textual), pese a que la extinción de la acción penal bajo esta imputación opera a

los doce (12) años.

De las constancias de la causa resulta que, pese al dictamen

favorable del Fiscal General Vega, la Cámara Federal confirmó la resolución por

la cual denegué la exención de prisión de Bardinella Donoso.

Señaló el Tribunal que, pese al pedido de libertad del Fiscal,

“De las pruebas colectadas se desprende la solidez de la imputación

esto es la participación del imputado en una asociación criminal cuyo

objeto último es lograr la comisión de múltiples e indeterminados delitos

relacionados con el comercio y distribución de estupefacientes, con

afectación del bien jurídico protegido, esto es, la salud pública” (textual de

la Cámara).

Calificó el hecho adjudicado a Bardinella Donoso como

extremadamente “grave” e hizo expresa mención al “alto contenido disvalioso

que la sociedad asigna a este tipo de conductas”, y que además cabía

presumir la capacidad del imputado para “influir en los testigos,

entorpeciendo de tal manera el descubrimiento de la verdad”.

También el tribunal valoró que el imputado se encontraba prófugo,

lo cual -a criterio de la Cámara- evidenciaba riesgos procesales.

Y señaló expresamente que:


“No enerva la decisión que adoptamos en la presente la conformidad

expresada por el Sr. Fiscal General ante esta Cámara en tanto la resolución

en crisis se apoya en el dictamen de la Sra. Fiscal Dra. María Fernanda

Obregón quien opina que no debe concederse la exención de prisión

solicitada. No hay dictamen unánime en relación al pedido formulado por la

defensa”.

Por todo ello la Sala B de la Cámara Federal de Apelaciones de

Mendoza rechazó el pedido de libertad de Bardinella Donoso avalado por el

Fiscal Vega, y convalidó la decisión que había adoptado en mi condición de Juez

de instrucción.

Sin embargo, lo que fue aún más sorprendente (máxime frente a

la imputación de que yo, como juez del caso, habría beneficiado ilegalmente al

imputado), es que no contento con haber dictaminado a favor de Bardinella

Donoso en los términos reseñados, el Fiscal Dante Vega interpuso un

Recurso de Casación en su favor contra la decisión denegatoria de la

libertad de la Cámara.

Sí, se leyó bien, el Fiscal Vega (que me acusa y pretende mi

desplazamiento por beneficiar imputados y específicamente a Bardinella

Donoso) interpuso recurso de casación en favor de una persona acusada de

haber tenido injerencia en el transporte de casi trescientos kilos de drogas.

Lo hizo el Fiscal que -ahora- me acusa de haber percibido un

soborno para “beneficiar” a Bardinella Donoso.

Tan infundado, arbitrario e irregular fue el recurso de casación que

interpuso el fiscal Vega en favor de Bardinella Donoso, que su superior (me

refiero al Fiscal que actúa ante la Cámara Federal de Casación Penal, Mario
Villar, el de la Procelac que lo acompaña ahora en esta macabra trama judicial)

desistió del recurso y dejó firme el fallo que adopté.

De las constancias de la causa surge, como dije, que Bardinella

Donoso (supuesto pagador de un soborno para obtener un beneficio procesal en

su causa) fue luego detenido, y desde entonces rechacé su excarcelación

(varias veces), su prisión domiciliaria, pedidos de nulidad sobre el peritaje de su

teléfono (el mismo que luego dio lugar a la iniciación de la causa 13.854/2020) y

fue procesado por el delito de transporte de estupefacientes agravado. Al día de

hoy continúa detenido en prisión preventiva.

Acompaño como Prueba 2 las resoluciones citadas, y como

Prueba 2A el dictamen oral del Fiscal Vega intentando beneficiar a Bardinella

Donoso, el recurso de casación que presentó en su favor a los diez días, y el

dictamen que presentó el Fiscal General Mario Villar, en el que desistió del

recurso que interpuso y dejó firme la resolución que denegó su exención de

prisión.

En lo que aquí interesa, como la Comisión debería admitir, la

intervención del Fiscal Dante Vega en la causa 13.854/2020 es completamente

irregular, dado que mientras todos los otros funcionarios (y jueces) se excusaron

porque actuaron en el proceso que involucró a Bardinella Donoso, con más

razón debió hacerlo el fiscal Vega, que no solo también intervino en la causa,

sino que realizó actos de importancia en el proceso, explícitos e incomprensibles

en beneficio de este sujeto.

En concreto, mientras la Fiscal Obregón Cano -como Fiscal de la

causa- acusó a Bardinella Donoso, y el Juez Garnica decretó su procesamiento

con prisión preventiva y ambos de todos modos se excusaron para evitar

cualquier temor sobre su imparcialidad, el Fiscal Vega dictaminó para que se


conceda su exención de prisión e inclusive interpuso un recurso de casación en

su favor, no dijo nada al respecto y se quedó con el proceso instruyéndolo, al

haber conseguido su delegación por parte del Juez Puigdengolas.

En definitiva, el Fiscal Vega nunca debió intervenir en el proceso.

Se autodesignó para intervenir en la causa y soslayó que su

actuación muy llamativa en la causa FMZ 12062/2020 le impedía actuar

objetivamente.

Y es evidente para cualquiera lo ridículo que me acuse de haber

percibido un soborno para beneficiar a este sujeto, cuando rechacé

absolutamente todos los pedidos que realizó en mi tribunal, y cuando el propio

fiscal Vega pidió que le otorguen su exención de prisión e inclusive interpuso un

recurso de casación en su favor mientras estuvo prófugo de la justicia.

Pese a ello se quedó con el expediente para armar una

imputación falsa en mi contra. Por qué lo hizo ??? Es parte del grupo que desea

mi destitución y cárcel, y producto de la enemistad manifiesta que mantiene

conmigo desde hace mas de una década. En efecto, me considera su enemigo,

habla mal de mi, me ofende en sus escritos, no me saluda, me ataca en todo

ámbito, desde siempre me buscó para dañarme y ahora encontró aliados que

quieren captar y dominar el Poder judicial de Mendoza.

II.2.- LA CONSTRUCCIÓN DE UNA IMPUTACIÓN FALSA

Lo que dije al principio no es una conjetura. El Fiscal Vega

construyó ilegalmente una imputación falsa para destruir mi trayectoria y

desplazarme del cargo. Se inventó un hecho en mi contra (no surgía mi


participación de los mensajes), se promovió una causa, designaron sin ley a un

juez, y el fiscal se quedó ilegalmente con la causa.

Mas concretamente, las constancias de la causa 13.854/2020 dan

cuenta que inmediatamente después de haberse autodesignado como

instructor del proceso (inclusive solicitó al Juez que le de la causa a él y le

delegue la investigación en los términos del art. 196 de la ley procesal), comenzó

a dirigir el proceso en mi contra y a producir prueba insólita para construir una

acusación a como de lugar. Para el fiscal Vega el fin justifica los medios.

Si la Comisión examina la causa 13.854/2020, advertirá que

desde el mes de diciembre de 2020 el fiscal Vega comenzó a recibir testimonios

a diversas personas que se presentaron “espontáneamente” en su Fiscalía para

declarar en contra mío.

No consta, en absoluto, cómo llegaron a la Fiscalía, y porqué les

recibió testimonio. La causa, para ese entonces, estaba acotada a investigar el

alcance de los mensajes obtenidos del celular de Bardinella Donoso, en los que

-como dije- a lo sumo surgía una posible irregularidad en el trámite de una causa

que habría involucrado al Fiscal Fernando Alcaraz. Nada concreto y directo mío.

No obstante, hizo las siguientes medidas de prueba:

1) DECLARACIONES TESTIMONIALES DE RAMÍREZ

MADRID, FLORES e IÑIGUEZ

Como señalé, y lo resalto una vez más, de las constancias del

proceso surge que a partir del mes de diciembre de 2020 el Fiscal Vega inició

una auténtica expedición de pesca (completamente ajena al objeto procesal del


expediente) para construir una imputación en mi contra. Por citar un ejemplo,

Ramirez Madrid se presentó “espontáneamente” a la fiscalía a las 18 horas.

Esto es muy claro.

Inicialmente recibió declaración testimonial a tres sujetos que se

presentaron “espontáneamente”, sin citación en su Fiscalía para declarar en mi

contra.

Estos tres individuos habían afrontado un proceso en el juzgado a

mi cargo en el año 2014 en orden a los delitos de contrabando agravado (Ley

22.415).

En aquel entonces, decreté su procesamiento y prisión preventiva

atento la gravedad de los hechos adjudicados. En el caso de Ramírez Madrid, se

trataba de un funcionario aduanero venal que había intervenido en tal carácter

en dos hechos graves de contrabando.

Cabe destacar que estos tres individuos fueron condenados por el

Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nro. 2 de la jurisdicción por los hechos que

les imputé a severas penas de cumplimiento efectivo (entre 5 y, 5 años y 6

meses de prisión).

No obstante, el Fiscal Vega les recibió declaración como testigos,

oportunidad en que aludieron a que mientras estuvieron detenidos, una persona

de nombre Diego Aliaga (ex despachante de aduanas), les habría pedido en

nombre mío una suma de dinero para recuperar su libertad, a lo cual no

accedieron.

Declararon con contradicciones evidentes.

Lo impresionante, lo mismo que en el caso de Bardinella Donoso,

es que de las constancias de la causa FMZ 19016/2013 surge que estos tres
sujetos condenados (luego “testigos” espontáneos), habían recuperado su

libertad durante el proceso (2015) a instancias del Fiscal Dante Vega.

En efecto, los antecedentes de la causa FMZ 19016/2013

informan -como dije-, que procesé a Gonzalo Adrián Ramírez Madrid -junto con

Iñiguez y Flores- por la comisión (en su condición de funcionario aduanero) de

los delitos previstos en los arts. 864 inc. b) y d) agravado por el art. 865 inc. a) c)

e i) de la Ley 22.415.

En simultáneo, decreté su prisión preventiva ante la gravedad

de la escala penal y el rol trascedente que tuvo como funcionario público en la

realización de dos hechos de contrabando. De las constancias de la causa surge

que Ramírez Madrid había intervenido como coautor en su rol de funcionario de

la Dirección Nacional de Aduanas en dos hechos de contrabando por cifras

millonarias.

La decisión fue apelada por sus defensores, tomando intervención

la Cámara Federal.

En lo que aquí interesa, del fallo adoptado por el Tribunal

Superior, surge que durante el trámite de la apelación que habían articulado los

abogados de Ramírez Madrid, el Fiscal Dante Vega se presentó ante la Cámara

y pidió que se modifique la calificación del hecho adjudicado al funcionario

aduanero como “partícipe secundario”.

En concreto, se desprende que en la resolución la Cámara dejó

constancia que el Fiscal Dante Vega

“por su parte, señala que las pruebas lo involucran en los dos

hechos como el funcionario aduanero que colaboraba para perpetrar las

maniobras de contrabando, pero propicia un cambio del grado de


participación de Ramírez, a la participación secundaria, conforme a los

argumentos que expone a los que nos remitimos en honor a la brevedad”.

El Fiscal Vega que me acusa y promueve mi desplazamiento por

dictar resoluciones para favorecer a personas sometidas a juicio (inclusive dice

que para ello a menudo “cambiaba el grado de participación por partícipe

secundario”, propició “el cambio del grado de participación de Ramírez, a la

participación secundaria”.

Surge que la Cámara no se hizo eco de sus fundamentos y

confirmó el procesamiento y prisión preventiva que dicté de Ramírez Madrid.

Avaló mi resolución.

Acompaño una copia como Prueba 3.

Pero no conforme con ello, surge que tres meses más tarde, el

fiscal Vega tuvo una nueva intervención increíble en esta causa, en oportunidad

que Ramírez Madrid pidió nuevamente su excarcelación.

Consta que rechacé el pedido atento la gravedad del hecho y

tomó nueva intervención la Cámara con motivo del recurso que articularon sus

abogados.

De la resolución que adoptó el Tribunal Superior se desprende

que:

“el Fiscal General, al expedirse sobre la conducta atribuida al

encartado estimó que la misma correspondía a una participación

secundaria, lo que disminuye sensiblemente la pena a aplicar en abstracto

y la gravedad abstracta del hecho que se le endilga al aquí apelante”.

Y la Cámara Federal añadió como factor preponderante para

conceder la excarcelación a Ramírez Madrid que:


“Resulta fundamental destacar que el propio Ministerio Público

Fiscal estima que corresponde conceder la excarcelación en favor del

encartado”.

Por ello, la Cámara finalmente concedió la excarcelación del

funcionario aduanero bajo una caución de cincuenta mil pesos ($ 50,000).

En este punto y respecto del temperamento adoptado por el Fiscal

Vega, téngase presente lo manifestado por el abogado Alba (al ser grabado de

manera ilegal por Stuto), en cuanto a que dicha decisión habría obedecido al

pago de un soborno a Vega de u$s 30.000.

Acompaño una copia como Prueba 3A.

Con motivo de esta resolución, en la que la Cámara concedió la

excarcelación a este señor, luego recuperaron la libertad los restantes

procesados por la misma vía (Flores e Iñiguez).

Como dije antes, los imputados fueron finalmente condenados a

penas gravísimas por el tribunal oral, como coautores de los hechos, no como

“partícipes secundarios”.

Copio abajo el fallo del Tribunal Oral.


Esto demuestra dos cosas.
Primero, lo insólito de que el Fiscal Vega haya recibido

declaración testimonial a tres sujetos que procesé con prisión preventiva y fueron

luego condenados a severas sanciones penales como consecuencia de la

imputación que les realicé.

No es razonable que se funde una imputación penal contra un

Juez a partir del “testimonio” de personas a las que procesó y fueron

condenadas a penas de prisión graves. Es obvio que van a intentar perjudicar al

juez que los enjuició. Estos sujetos evidentemente me odian y fui el responsable

de sus condenas en una cárcel.

Máxime que, como surge de la causa 13.854/2020, se

presentaron vaya uno a saber cómo “espontáneamente” en la Fiscalía para

declarar en mi contra, pese a que -para ese momento- el objeto procesal del

expediente no tenía nada que ver con los hechos que aludieron en sus

“testimonios”.

Es obvio para mí -y para cualquiera- que evidentemente

consensuaron su “testimonio” con el Fiscal que era su amigo y los había

favorecido en el proceso y ahora estaba lanzado a construir una imputación en

mi contra. El fiscal los había beneficiado explícitamente en su causa al

concederle su excarcelación en circunstancias en extremo llamativas y ahora,

años después, los usa como testigos para que declaren en mi contra.

Segundo, la nula objetividad del Fiscal.

Lo mismo que en la causa que involucró a Bardinella Donoso, el

fiscal Vega también había tenido una intervención funcional muy sugestiva en la

causa FMZ 19016/2013, dictaminando para que se cambie la calificación legal

de un funcionario aduanero acusado de dos contrabandos agravados (que


procesé con prisión preventiva), y fueron condenados por el tribunal oral como

autores (no como partícipes secundarios).

Es claro que la actuación funcional del Fiscal en las causas de

Bardinella Donoso y Ramírez Madrid (en ambos casos realizando actos muy

raros), ponía en tela de juicio su objetividad e imparcialidad.

En sus testimonios “espontáneos” en la Fiscalía, se suscitaron

situaciones sorprendentes.

Me refiero a que durante la audiencia en que prestó “testimonio”

Ramírez Madrid el Fiscal le preguntó -entre otras cosas- “si la libertad la

recuperó en el juicio o antes” (un dato que el Fiscal conocía perfectamente

porque había pedido dos veces su excarcelación), a lo cual el funcionario

condenado contestó “antes del juicio en un incidente de excarcelación en

segunda instancia con dictamen favorable de esta fiscalía” (fs. 184 vta.).

Lo sugestivo es que el Fiscal le preguntó si con motivo de su

excarcelación gracias a sus dictámenes “recuerda algún pedido de dinero”, a

lo cual el “testigo” respondió obviamente “no, en absoluto”.

¿Es objetivo un Fiscal que le recibe declaración testimonial bajo

juramento a una persona a la que benefició irregularmente en su proceso y le

pregunta si alguien, es decir él, le pidió dinero por ese favor?.

Y en el colmo de lo absurdo Ramírez Madrid aludió (textual), que

“yo escuché a algún imputado que dijo que hubo un par de cambios de

calificación …Que habían arreglado con el juez a través de sus abogados” y

obtenido con ello “la excarcelación”.

Pero más insólito aún fue que el fiscal Vega le preguntara “en qué

consistió el cambio de calificación” que le ofrecía la asociación ilícita


(supuestamente comandada por mí) para recuperar su libertad, a lo que el

funcionario aduanero contestó que “a partícipe secundario” (textual).

¿Es en serio? Pero si yo no hice nada eso, eso lo hizo del fiscal

Vega.

¿Es justo lo que estoy enfrentando?

Ramírez Madrid aludió que la supuesta asociación ilícita le

proponía recuperar su libertad bajo un cambio de calificación por “partícipe

secundario”, cuando consta que Vega (que además fue el Fiscal de la causa) fue

quien le otorgó (dos veces) ese exacto cambio de calificación y beneficio

irregular.

El testimonio que le recibió a este sujeto -sino fuera porque se lo

valoró como fundamento de mi detención- es insólito y evidencia lo absurdo de la

acusación que enfrento en la causa 13.854/2020 y ante esta Comisión de

Disciplina.

2) DECLARACIÓN TESTIMONIAL A DIEGO BARRERA (fs. 345

y ss.)

Luego consta que recibió declaración a un sujeto de nombre

Diego Barrera, quien se encuentra procesado (junto a su familia directa), por

haber asesinado brutalmente a una persona de nombre Diego Aliaga (supuesto

miembro de la asociación ilícita cuya jefatura se me adjudica).

Barrera aludió en su testimonio inicial, que la persona que mató a

sangre fría (Diego Aliaga) tenía vínculo conmigo y que intermediaba en

supuestos arreglos en el juzgado a mi cargo. Dio datos que empíricamente no se

ajustan a la realidad.
En ningún pasaje de su exposición refirió que le constase en

forma personal y por sus sentidos esa supuesta vinculación. Inclusive no le

consta en forma directa ninguna conducta ilícita de mi parte.

En fin, no dijo nada relevante de cargo o que se hubiese acreditado

con otras pruebas.

Este homicida declaró para intentar obtener un beneficio en el

proceso en el que está detenido junto a su familia.

Tan poco creíble es su “testimonio”, que entre los días 29 y 30 de

junio de 2021, uno de mis abogados, el Dr. Mariano Cúneo Libarona recibió en

su estudio jurídico (en el número de teléfono 411819-9800) diferentes llamados

de una persona que dijo ser “Matías” 5, no lo atendió en distintas ocasiones por

cuanto estaba ocupado, pese a que dijo “que era muy importante y llamaba de

Mendoza”. Finalmente, lo atendió el día miércoles 30 de junio a las 18.04 según

registros que obran en su poder y tomó recaudos, lo hizo en presencia de

testigos (dos abogados y una empleada) y grabó la conversación.

“Matías” le dijo que Diego Barrera quería verlo con urgencia y que

vaya a un penal, que estaba en el “pabellón 2B de la cárcel San Felipe”. El

abogado le preguntó para qué. Le interrogó ¿qué quería decirle Barrera? y si

tenía alguien de confianza de él para transmitirle su mensaje. Y finalmente

apareció quien dijo ser Barrera, y le expresó que era urgente que lo vea, de vida

o muerte, que era necesario antes del 7 de julio (fecha de mi declaración

indagatoria), que quería contarle que todo era mentira (aludió a algo así como

una cama o algo armado) y se habían cometido muchas irregularidades, que

todo fue armado por el Fiscal en contra mía.

5
Inicialmente llamó el martes 29 en horas de la tarde y no le contestó
porque estaba dando clases.
Aporté el audio en mi declaración indagatoria, y lo adjunto aquí

también (junto con su transcripción) como Prueba 4.

En lo que aquí interesa destacar, no es razonable que se

construya una imputación contra un Juez a partir del testimonio de un sujeto

procesado con prisión preventiva por el delito de secuestro coactivo seguido de

muerte. Máxime si la víctima (que obviamente no puede confrontarlo porque la

asesinó), es quien supuestamente tenía relación ilícita conmigo.

Un disparate.

Fue tanto el ruido que causó ese audio presentado al final de mi

declaración indagatoria de mas de 30 horas, que el fiscal Vega se vio obligado a

ajustar ese cabo suelto. Así otra vez por intermedio de medios afines, según

surge abogados del portal MDZOL lo llamaron directamente al penal a Barrera

ese mismo día para consultarle sobre el audio, quien no negó haber realizado el

llamado y que todavía no lo había llamado el fiscal Vega.

Al día siguiente viernes 16 de julio ppdo. aparece en el portal

Diario El Sol, una supuesta carta de Barrera negando la comunicación que había

mantenido con mi abogado. Ese mismo día no estando el expte habilitado

(feria), el fiscal Vega convoca en audiencia a Barrera para las 19 horas en su

despacho, notificando de ello a las partes tan solo una hora y media antes. A esa

audiencia solo concurrió el abogado defensor de los mentirosos arrepentidos.

En esa audiencia confirmó que estaba detenido en el Pabellón 2B

de San Felipe, negó la comunicación con el Dr. Cúneo Libarona y manifestó que

me conoce de haber estado en la casa de Diego Aliaga (algo que no recordó en

su exposición inicial del 5 de febrero del corriente año).

De la grabación aportada por mi defensa y el audio de la

comunicación mantenida entre Barrera y los abogados de MDZOL, surge clara la


coincidencia en el tono de voz, no obstante, hemos pedido como medida de

prueba una pericia de voz y un informe a la dajudeco en relación al cruce de

llamadas, todo lo cual todavía no ha sido proveído, dejando una vez mas en

claro, la lentitud o no realización de cada prueba de descargo que se ha

presentado en esta causa.

A diferencia de ello, en fecha 27 de julio ppdo. El fiscal Vega

volvió a citar a Barrera, oportunidad en la que se despachó con una gran

cantidad de mentiras y contradicciones con respecto a su declaración anterior.

Esta vez entre sus falacias (afirma circunstancias que no manifestó en su

extensa -y sin control de parte- audiencia del 5 de febrero ppdo.) dijo haber

presenciado entregas de dinero a mí y al fiscal Alcaraz, como así también refirió

otras circunstancias en relación al Defensor oficial Dr. Jorge Miranda y otros

abogados de la matrícula.

Adviértase como ejemplo de la clara operación de prensa que el Fiscal

Vega lleva adelante en mi contra, que en la nota publicada en mdzol.com al día

siguiente de la nueva declaración del (mentiroso) testigo Diego Barrera, nada

dice la misma sobre las expresiones del nombrado referidas a la supuesta

aparición del Fiscal Alcaraz en la casa de Aliaga para retirar sumas de dinero6.

Dichas manifestaciones motivaron que el fiscal Vega le solicitara al juez

Puigdengolas que, en el mismo día, se ordenase el secuestro del teléfono de

Barrera y un allanamiento, que por supuesto arrojo resultado negativo Queda

aquí demostrado la velocidad para buscar pruebas que sostengan la infamia del

fiscal, a diferencia de la gran cantidad de pruebas que pedí se produjeran desde

antes de la imputación.

6
https://www.mdzol.com/policiales/2021/7/28/causa-bento-declaro-barrera-
anticipo-que-el-escandalo-recien-empieza-175627.html
1) TESTIMONIO DE CARLOS FELIPE GIMENEZ (fs. 208 y 526

50 y ss.).

Luego recibió declaración a otra persona que se presentó

“espontáneamente” en su Fiscalía, quien refirió que era amigo de Ramírez

Madrid, Flores e Iñiguez (aludió a los supuestos pedidos de dinero), e hizo

referencias a disparates, como que me vio en un “vuelo privado” en Aruba, o que

me entrevistaba con “fondos de inversión” en Estados Unidos. Nada de eso es

verdad ni se ha probado.

Se trata de un trastornado sicofante, que lo procesé por el delito

de falsificación de documentos públicos.

Además, se encuentra imputado y registra decenas de procesos

de la más diversa índole en la jurisdicción de Mendoza (acompaño como Prueba

5 un detalle con solo alguno de ellos).

No es sensato que se conforme una acusación contra un Juez a

partir de prueba de este tenor. Todas personas que procesé y enjuicié por

graves delitos y obviamente me guardan rencor.

Véase que ninguno de ellos hizo referencia a que fueron

procesados por mí en sus testimonios, lo cual era relevante para establecer su

objetividad y credibilidad y el valor probatorio de la prueba. Vega de eso no les

pregunta, lo oculta para no restarles credibilidad.

Y no se dijo nada relevante de cargo o que se hubiese acreditado

con otras pruebas.


1) TES

TIMONIO DE CARLOS EDUARDO VARELA ÁLVAREZ (fs.

467 y ss.).

Otro “testigo” que se presentó “espontáneamente” en la Fiscalía que

instruía la causa.

Se trata de un abogado, amigo cercano al Fiscal, quien aludió que

“yo no tengo conocimiento directo de ninguna de las sospechas que se han

hecho en los medios de comunicación…”

y que es tarea de la justicia determinar las distintas responsabilidades, es decir

no es testigo “directo”, no presenció nada por sus sentidos, no sirve para nada.

Declaró sobre su apreciación personal de la situación en el Poder

Judicial local y lo que piensa o supone de lo sucedido en distintas causas

públicas, que salieron en su momento en los diarios (prostíbulo VIP, Solé,

Calderón, Cencos, Nasi, Aguilera, Gladys Arellano, Omar Rodríguez, Bananas,

Campoy, juicios civiles, etc.) y citó a muchos abogados, como si todos los

letrados del foro, menos él, fueran unos bandidos.

No le consta hecho punible alguno, no es un perito ni auditor de la

Justicia, sus dichos sin comprobaciones personales ni sostén en pruebas no

revisten utilidad alguna.

No obstante ello, durante el transcurso de mi declaración indagatoria,

me referí a todas y cada una de las causas sobre las que tenía dudas el citado

profesional en relación a mi proceder o al de los fiscales de instrucción,

aclarando que todas las afirmaciones que había expresado en ocasión de su

declaración espontánea ante la fiscalía, eran absolutamente falsas.


1) TES

TIMONIO DE ANGEL MARCELO ARIAS Y NELSON

ALFREDO BRAVO

Ahora (siempre en el mes de diciembre de 2020), el fiscal Vega

recibió testimonio a dos ex policías federales, tildados de coimeros, que fueron

condenados por cohecho pasivo, en una investigación que estuvo a mi cargo

(también los procesé). Se presentaron espontáneamente a declarar en la

Fiscalía en mi contra.

Relataron acontecimientos inverosímiles, en especial que un tal

“Diego” los paró en la calle, para darles una mano, y les pidió dinero, mientras

que el otro ex policía manifestó que un tal Diego que ahora advierten que era

Aliaga, lo abordó en las escaleras de tribunales inmediatamente después de

prestar declaración indagatoria, manifestándole que podía solucionarle su

problema. No dieron cuenta de sus dichos, y es muy sugestivo cómo aparecieron

en la Fiscalía.

Refirieron a varios hechos que calificaron de ilícitos que ocurrieron

hace muchos años cuando ejercían la función pública que no denunciaron, lo

cual representa un delito porque estaban obligados a formular la denuncia.

Y Arias es un mentiroso, que pretendió involucrar a quien parecería

ser la Dra. Obregón Cano y afirmó que un señor “Argumedo” tenía un

departamento en Estados Unidos en el que yo me alojaba, lo cual es

absolutamente falso. No brinda datos y no se quién es esa persona.

Como vengo diciendo resulta peligrosísimo que se recabe el

testimonio de personas condenadas a quienes sometí a proceso y resultaron

condenados. Me guardan rencor, los detuve y pasaron años en la cárcel.


No es coherente que se enjuicie a un Juez a partir de prueba de esta

naturaleza.

El Fiscal recibió espontáneamente a gente que procesé, que se

presentaron vaya uno a saber cómo en su Fiscalía para perjudicarme.

Esto no puede pasar inadvertido para esta Comisión.

2) TES

TIMONIO DE RAÚL ALFREDO AHUMADA (FS. 204 Y SS.).

Esto es realmente muy impresionante. Tal vez lo más increíble.

En línea con la prueba que venía realizando, el día 15 de diciembre

de 2020 (fs. 204 y cc.), el Fiscal recibió declaración testimonial a otro sujeto de

nombre Raúl Alfredo Ahumada, que sería “gestor judicial” (conf. fs. 204).

Para el fiscal Vega (en un dictamen que aludiré posteriormente) “se

presentaron espontáneamente otros testigos para aportar datos que

estimaron relevantes para la investigación en relación al funcionamiento

irregular de los tribunales federales. Es el caso de Raúl Ahumada (fs.

204/206)”.

Para que quede bien claro, el Fiscal dijo por escrito que el testimonio

de este sujeto es relevante para establecer “el funcionamiento irregular de los

tribunales federales” (sic).

Vaya si este señor Ahumada sabe de eso.

En efecto, resulta que Raúl Ahumada -junto con otras personas- fue

condenado por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nro. 1 de Mendoza por el


delito de cohecho activo (art. 256 bis, Código Penal) en su entonces condición

de funcionario del Tribunal Oral nro. 2 de la jurisdicción.

Previamente -lo mismo que los otros “testigos”- lo había procesado

por la realización del hecho por el que terminó condenado.

Se lo condenó porque se acreditó con la certeza que exige el art. 404

del Código Procesal Penal de la Nación que:

“acordó la entrega de una suma de dinero a cambio de su promesa de

lograr que los jueces del Tribunal en el que se desempeñaba suscribieran

una resolución que beneficiaba al procesado Barrera, que de ese modo

lograría su libertad anticipada”.

No he encontrado el fallo del tribunal oral, pero sí el de la Sala III de

la Cámara Federal de Casación que confirmó el fallo condenatorio (adjunto copia

digital como Prueba 6).

La Cámara de Casación consideró, entre otras cosas, que el testigo

de Vega Ahumada utilizó

“su arte, su capacidad o su poder de persuación o engaño” (textual)

para “generar datos falsos” y con ello “obtener un resultado como el que

estaba prometiendo” (libertad de un preso).

El Fiscal fundó su acusación (y pretende mi desplazamiento del

cargo que ejerzo por concurso), en el “testimonio” de un sujeto condenado por

su capacidad de persuasión y engaño, que realizó ardides frente jueces, y que

cobró un soborno para liberar a un traficante preso ante el tribunal en el que

trabajaba, que además procesé.


Y el Tribunal de Casación señaló incluso que el “testigo” abusó de la

confianza de

“sus compañeros, funcionarios y magistrados en el ilícito cometido,

generando con su corrupción dudas hacia el exterior y respecto a la

correcta administración de justicia”.

¿ Es justo que se haya ordenado mi requisa y detención porque

según el Fiscal Vega el “testigo” Ahumada es relevante para establecer “el

funcionamiento irregular de los tribunales federales” (sic) ?.

¿ Es justo qué el fiscal Vega haya construido su imputación y

procesamiento con este testigo condenado por corrupción, que procesé como

juez de la nación, quien además supuestamente se presentó “espontáneamente”

en su Fiscalía para declarar en contra mío?

¿ Es justo qué deba defenderme ante esta Comisión de una

imputación de inusitada gravedad a partir de esta basura?

II.3.- INFORMES PATRIMONIALES

A la par que producía estas pruebas, el 4 de enero de 2021 el

Fiscal ordenó la producción de innumerables informes patrimoniales sobre mi

persona y mi familia, para determinar si, acaso, encontraba alguna irregularidad

de índole económica.

Formó un “Legajo Patrimonial” y más allá que insólitamente dejó

constancia (fs. 1 vta.) que las personas sobre las cuales requirió informes “no se

encuentran actualmente vinculadas a ilícito alguno” (lo cual fue falso porque

como reseñé antes estaba produciendo prueba directa en mi contra y esta lo es,

lo que demuestra su mendacidad y su dolo), solicitó informes a:

1) La Dirección General de Recuperación de Activos y Decomiso de


Bienes de la Procuración General de la Nación (fs. 2).

2) La Dirección General de Catastro de la Administración Tributaria

de la Pcia. de Mendoza (fs. 16).

3) Al Titular del Registro de la Propiedad Inmueble de la Pcia. de

Mendoza (fs. 17).

4) A la Directora Nacional de Migraciones (fs. 18).

5) Al Titular del Registro Nacional de la Propiedad Automotor (fs. 19).

6) Al Director del Correo Oficial de la República Argentina (fs. 20).

7) Al Titular del Registro de Aeronaves (fs. 36)

8) Al Titular del Registro Nacional de Buques (37)

9) Al Titular del Sistema de Identificación Nacional, Tributario y Social

(fs. 38).

10) Al Titular del Banco Central (fs. 39)

11) Etc.

Dio intervención a la PROCELAC y a la Unidad de Información

Financiera para que me investiguen.

Véase que, hasta ese momento, las pruebas que había producido

(declaraciones espontáneas de delincuentes que procesé, la mayoría

condenados) no tenían ningún asidero para disponer medidas invasivas de este

tenor.

II.4.- DATOS OBTENIDOS DE UNA COPIA DE UNA SIM CARD

DE DIEGO ALIAGA

Como quedará claro más adelante, la imputación que pesa en mi

contra gira en torno a un supuesto vínculo con un individuo de nombre Diego

Aliaga, ex despachante de aduana, que fue asesinado por el “testigo” Barrera.


De acuerdo a la imputación, Aliaga intermediaba en la obtención

de beneficios ilegales para diversas personas, previo pago de sobornos.

La imputación es un completo disparate, desde el momento que

-como reseñaré más adelante- también enjuicié a Aliaga, quien poco antes de su

homicidio, fue condenado por el tribunal oral de la jurisdicción a la pena de tres

años de cumplimiento efectivo producto de la investigación judicial que promoví

en su contra por el delito de contrabando.

Es un absurdo entonces que, en simultáneo, se dedicara a

intermediar en la obtención de beneficios para terceros, cuando él no obtuvo

ningún beneficio. Lo condenaron a tres años de prisión en una cárcel producto

de la investigación que realicé en su contra.

En lo que aquí interesa, consta que la Fiscalía Federal Nro. 2 (que

intervenía en la investigación de su homicidio), ordenó que la empresa

prestataria “Claro” suministre una copia de la tarjeta SIM asociada al teléfono de

Aliaga para establecer si se podían recuperar datos que permitieran esclarecer

su secuestro y homicidio.

Anoticiado de esa medida, el Fiscal Vega solicitó una copia de los

datos obtenidos de la tarjeta previamente copiada, de cuyo análisis habría

surgido la existencia de 265 comunicaciones vía la aplicación Telegram entre el

celular de Aliaga y el mío (fs. 540 y vta.).

La medida se ordenó el 22 de abril del año 2021, cuando -como

referiré luego- el Juez ya había reconocido mi derecho a ejercer mi defensa y en

consecuencia controlar la prueba.

No obstante, consta que el Fiscal que instruye la causa

13.854/2020 realizó el análisis de la copia de la SIM Card en secreto, omitiendo

notificar la medida y permitir el control que la ley procesal me aseguraba. Al


respecto, el art. 258 del Código Procesal Penal de la Nación establece la

participación del imputado en cualquier acto técnico que requiera conocimientos

especiales (informática forense), máxime si se trata de una prueba significativa.

De las constancias de la causa (fs. 555 y sgtes.) surge que el

Fiscal realizó la extracción forense (aludió a la “compulsa”) de la copia de la SIM

Card sin intervención de un experto en informática.

No consta, en absoluto, el modo en que se procedió a la

“compulsa” (textual) del SIM CARD, (solo existe una nota que da cuenta

genéricamente del procedimiento sin mención específica al funcionario que

manipuló el soporte, el proceso técnico aplicado, si se utilizó algún dispositivo,

aplicación, o programa, etc.), y desde ya estoy seguro de que fue alterado. No

consta que se trate del SIM Card original, que no haya sido manipulada, que se

hubiera respetado la cadena de custodia (ni en el procedimiento original ni en el

realizado posteriormente en la Fiscalía) y, ni siquiera, que los datos volcados

sean fidedignos.

Tan poco confiable es la prueba, que con posterioridad se realizó

el mismo procedimiento en mi teléfono (copia de la SIM Card y obtención de

registros), y no surgió de allí la existencia de los 265 llamados telefónicos por la

aplicación “Telegram” que supuestamente se obtuvieron de la SIM Card del

usuario de Aliaga.

No es razonable que estén registrados en un teléfono y no en el

otro.

Más aún, tratándose de información amparada por el secreto a las

comunicaciones, la medida debió ser realizada con intervención y autorización

previa del Juez.


El Ministerio Público Fiscal no puede realizar medidas que

impliquen injerencias en las comunicaciones telefónicas sin intervención judicial.

Así lo establece el art. 235 del Código Procesal Penal de la

Nación para la incorporación de correspondencia a un proceso, y el art. 236 del

Código Procesal Penal para las comunicaciones telefónicas.

Al respecto, según la doctrina de la Corte Interamericana de

Derechos Humanos, el secreto de las comunicaciones no solo comprende los

diálogos (comunicaciones) propiamente dichos, sino también otros datos como

los titulares de las comunicaciones, las llamadas entrantes y salientes del

usuario, sus frecuencias, etc.

En tal sentido, en el caso “ESCHER vs. BRASIL”, el Tribunal

Internacional señaló precisamente que:

“De ese modo, el artículo 11 se aplica a las conversaciones

telefónicas independientemente de su contenido e incluso, puede

comprender tanto las operaciones técnicas dirigidas a registrar ese

contenido, mediante su grabación y escucha, como cualquier otro

elemento del proceso comunicativo mismo, por ejemplo, el destino de las

llamadas que salen o el origen de las que ingresan, la identidad de los

interlocutores, la frecuencia, hora y duración de las llamadas, aspectos que

pueden ser constatados sin necesidad de registrar el contenido de la

llamada mediante la grabación de las conversaciones”.

La doctrina del Tribunal internacional es clara, la información

sobre llamadas e interlocutores se encuentra amparada por el derecho a la

privacidad, y exige que la incorporación de datos e información de esta

naturaleza sea autorizada y controlada por un Juez, inclusive a través de un auto


fundado. Máxime, como dije, si la prueba va a ser utilizada en un proceso penal

contra un tercero.

En definitiva, tratándose de una injerencia en el secreto de las

comunicaciones, su producción debió ser autorizada por un magistrado del poder

judicial.

La prueba realizada con la SIM Card del supuesto teléfono de

Aliaga fue completamente inválida, porque se realizó sin intervención del Juez y,

fundamentalmente, soslayando a propósito -con dolo- el control de mi parte.

De todos modos, lo cierto es que la mitad de las supuestas

llamadas que el Fiscal obtuvo del la copia del SIM Card de Aliaga no fueron

concretadas, y en todo caso, no evidencian una relación ilícita con esta persona,

y mucho menos que tuviera relación con las decisiones jurisdicciones que se

objetan.

II.5.- AUDITORIA DE MAS DE TRESCIENTOS PROCESOS

A la par, consta que el Fiscal (en su expedición de pesca),

“auditó” más de trescientos procesos que tramitaron en el juzgado federal a mi

cargo con la intervención de las Fiscalías de Instrucción Nros. 1 y 2 de Mendoza,

a fin de encontrar supuestas irregularidades y no encontró nada delictivo,

irregular o sospechoso, nada de nada.

II.6.- CONCLUSIONES INICIALES

Así fue cómo entre el mes de noviembre de 2020 y mayo de 2021

se construyó la imputación que pesa en mi contra, que es el presupuesto de este

expediente disciplinario.
He acreditado hasta aquí que:

1) Se tergiversó el objeto del proceso, originalmente acotado a

establecer supuestas irregularidades vinculadas con un supuesto pago al Fiscal

Fernando Alcaraz para que no apele la excarcelación de un imputado Eugenio

Nasi.

2) Se eligieron al juez y al fiscal para perjudicarme. Todo es

claramente parte de un plan. Jueces o fiscales con criterio, imparcialidad y

objetividad jamás hubiesen procedido de esta forma. Uds., Sres. consejeros,

cuentan con sentido común y experiencia y sabrán verificarlo.

3) El Fiscal recibió declaración testimonial a delincuentes que procesé

mayormente condenados que se presentaron “espontáneamente” en su Fiscalía

para declarar en contra mío.

4) Sin ningún motivo previo que lo avalara (excepto el “testimonio” de

delincuentes que enjuicié), requirió decenas de informes sobre mi persona y mi

familia, en una auténtica “expedición de pesca” con el objeto de determinar si,

acaso, hallaba alguna irregularidad.

5) Dispuso prueba técnica sin intervención de un experto en informática y

sin control de mi parte (pese a que para ese entonces se me había reconocido el

rol de imputado), y manipuló un SIM Card obtenido en otro proceso judicial, del

que obtuvo datos cuya autenticidad y fiabilidad ignoro.

Todo esto sucedió entre noviembre de 2020 y mayo de 2021.

III.- ILEGALIDADES INICIALES


A la par, como adelanté al inicio, se produjeron graves

irregularidades que tuvieron por objeto explícito construir artificiosamente la

imputación para desplazarme del cargo.

III.1.- OPERACIÓN DE PRENSA PLANIFICADA

En efecto, como la auténtica pretensión de todo esto es destruir mi

trayectoria y desplazarme del cargo, consta positivamente que desde que se

autodesignó para intervenir en el proceso, el Fiscal realizó una auténtica

operación de prensa para incidir en la opinión pública, en el Juez, y también en

esta Comisión de Disciplina.

En este sentido, como surge de las constancias que adjunto como

Prueba 8, desde noviembre de 2020 el Fiscal comenzó a dar trascendidos a la

prensa, fundamentalmente en un medio local (mdzol.com) propiedad de la

familia Terranova (ligada al macrismo, a punto tal que el joven Orlando

Terranova fue candidato de ese espacio y se encuentra imputado ante el

Juzgado Federal Nro. 1 de CABA por el delito de presiones, amenazas y

extorsiones al grupo “Indalo” junto con el prófugo Rodríguez Simón).

De los documentos que adjunto surge que se publicó el número de

registro del expediente en el sistema Lex 100, la prueba que Vega estaba

realizando, mi vinculación con supuestos delitos de corrupción, mis

presentaciones en el expediente, el nombre de uno de mis abogados, etc., etc.

Se aludió a procesos que tramitaron en mi Juzgado (Aliaga y

Bardinella Donoso).

Un periodista/abogado Jorge Caloiro que trabaja en el portal

mdzol.com (que como es de público y notorio es allegado al Fiscal y al Juez

Juan Ignacio Pérez Curci) y es estrecho colaborador y simpatizante de Vega,

dio datos tales como “ojo con el juez Bento y cómo está avanzando en la
justicia federal una investigación que lo puede terminar involucrando”, que

tenía la pretensión de “entrar en el expediente, para poder … meter

nulidades, poder participar en las audiencias testimoniales” (se refirió a

diversos escritos que mencionaré seguidamente), que a fines de febrero o

principios de marzo “se viene el acta de imputación formal… al Juez Federal

Bento” y manifestó, en clara referencia a mi labor judicial, lo problemático de

“ser una persona acusada por ese juez y que su libertad dependa de

ese juez”7.

En los artículos informó el nombre de uno de mis abogados

(Mariano Cúneo Libarona), e hizo alusión a varios pedidos de aclaratoria,

reposición, y apelación en subsidio que había presentado (ver punto siguiente)

con lujo de detalles8. Conocía la causa, tenía los escritos que presenté, informó

lo que iba a suceder en el proceso, todo se lo dio el enemigo Vega para que

escriba en mi contra. Otro que tiene resentimiento (en ocasión de hallarme

subrogando el Juzgado Federal Nro. 2 y ante un comentario de maltrato sufrido

por la Secretaria Paula Santamaria, al ingresar a la audiencia lo insté a que se

disculpara con la actuaria, oportunidad en la que negó haberla maltratado), y es

un útil que me ataca.

Era notorio para mí -y para cualquiera- que el periodista tenía

información fidedigna del expediente. El número de causa, nombre de mi

abogado y el tenor de los escritos que había presentado (“aclaratoria”,

“reposición”, “apelación en subsidio”) era una evidencia clara al respecto.

Para ese entonces la causa tramitaba delegada en la Fiscalía y

nadie tenía acceso al expediente.

7
https://mdzradio.com/article/view?slug=favores-a-presos-en-la-justicia-federal-un-importante-
magistrado-quiere-saber-si-se-lo-menciona-en-la-causa

8
https://mdzradio.com/article/view?slug=favores-a-presos-en-la-justicia-federal-un-importante-
magistrado-quiere-saber-si-se-lo-menciona-en-la-causa
La operación mediática continuó durante todo el proceso.

Se publicó información mientras la causa tramitó bajo secreto de

sumario, como por ejemplo la declaración de “arrepentidos” (información

confidencial del Fiscal y que tiene impacto en la prensa y opinión pública) y

testigos “estrella”:

Para ese entonces, como dije, la causa tramitaba bajo secreto de

sumario, y nos enterábamos de la marcha del proceso por la prensa.

Y el 19 de julio de 2021, en un acto gravísimo, un portal de

Mendoza publicó íntegro un informe de 173 páginas realizado sobre una copia

del SIM CARD de mi celular personal, que contiene información privada (art. 19,

Constitución Nacional).
En lo que aquí concierne, obviamente, la difusión de información del

proceso en la prensa -en el contexto aludido-, constituyó un desvío de poder en

violación a las reglas a las que el Ministerio Público Fiscal debe ajustar su

actividad, en especial, actuar con objetividad y velar porque el proceso se lleve

adelante respetando los derechos de las personas sometidas a juicio.

El Fiscal que filtra información a los medios para realizar una


operación de prensa -planificada- claramente no actúa con objetividad y

procurando el respeto de los derechos de las personas sometidas a juicio.

Perjudica mi imagen, trayectoria, y mi presunción de inocencia. Influye en la

opinión pública y en el poder judicial.

Con relación a la gravedad de esta conducta, destaco que el Juez

Castiñeira de Dios, en oportunidad de resolver una recusación que plantee

contra el Fiscal por este motivo, señaló que la filtración de información a la

prensa reviste “gravedad institucional” y es una “hipótesis criminal”.

Señaló, no obstante, que nada indica que fue el Fiscal quien procedió

de este modo, pese a que -como dije- era el único funcionario que tenía acceso

al expediente. Lo tenia en su escritorio en la fiscalía y hablaba con el periodista.

Promoví una denuncia contra el Fiscal Vega por la filtración de

información a la prensa (tramita ante el Juzgado Federal Nro. 3 de Mendoza,

causa FMZ 008472/2021), y desde hace más de dos meses no se realizó

ninguna medida probatoria y ni siquiera se ha designado al Juez que debe

intervenir en la investigación.

En lo que aquí interesa, consta que se realizó una operación

mediática planificada, destinada a destruir mi trayectoria en el poder judicial,

influir en la opinión pública y en los jueces. Se me condenó sin juicio.

III.2.- LA VIOLACIÓN DE LA LEY 25.230

Como ya señalé antes y seré más preciso ahora, mientras lo

expuesto anteriormente sucedía, en el mes de enero de 2021 decidí

presentarme en el expediente con el objeto de ejercer mi derecho de defensa.

Consideré sensato intervenir en las actuaciones con el objeto de

informarme de su contenido, confrontar la imputación que según la prensa


estaba tramando el Fiscal, y ejercer el derecho de defensa en juicio que me

reconocía la ley y la Constitución Nacional.

En esas presentaciones expresé que teniendo en consideración

que según la información periodística la causa tenía relación con dos personas

que afrontaron procesos en los juzgados a mi cargo (Aliaga y Bardinela Donoso)

y que evidentemente se había puesto en tela de juicio mi actuación como juez de

la nación, tenía derecho a conocer cualquier eventual imputación y, como dije,

ejercer los derechos que establece la Ley y la Constitución.

Designé abogados defensores y solicité contestar cualquier

imputación, con invocación del art. 18 de la Constitución Nacional, art. 73 del

Código Procesal Penal de la Nación, el art. 1 de la Ley 25.230, y la doctrina

judicial que establece que cualquier persona tiene derecho ejercer su defensa

desde los inicios de un proceso en el que se lo haya mencionado como autor o

partícipe de un delito.

En especial, como expresé, resultaba aplicable la Ley 25.230, que

establece que cuando un juez inicia un proceso contra un magistrado, tiene

derecho a presentarse, aclarar los hechos, y ofrecer la producción de prueba de

descargo desde el inicio del proceso, aunque no se lo hubiera convocado a

prestar indagatoria (art. 1).

Es una ley federal que regula el enjuiciamiento penal de cualquier

magistrado de la nación.

No obstante, se adoptaron decisiones irregulares que frustraron el

ejercicio de mi derecho legal y constitucional.

En efecto pese a que -como pude comprobar meses más tarde-

en la causa efectivamente se estaba investigando desde su inicio mi actuación

funcional como juez de la nación, y existía una imputación concreta desde las

primeras fojas (recuérdese la recepción de testimonios de sujetos que procesé

que se presentaban en la Fiscalía espontáneamente durante el mes de


diciembre de 2020), se rechazó con fundamentos falsos que pudiera ejercer mi

legítima pretensión.

Se dieron entonces los siguientes actos procesales.

1) Ante mi pedido original para acceder a las actuaciones y

designar abogados defensores, el 28 de enero de 2021 antes de tomar una

licencia, el Juez Eduardo Puigdéngolas habilitó la feria y rechazó el pedido de

acceder al expediente, por aplicación del art. 204 de la ley procesal. Un

disparate. Tiene otro código. Omitió expresar fundamentos.

2) Presenté entonces un recurso de aclaratoria, que fue resuelto

por el Juez subrogante Dr. Carlos Nacul, oportunidad en la que dejó expresa

constancia que de las actuaciones que le fueron puestas “a la vista” (textual) no

surgía ninguna imputación y/o siquiera mención a mi persona, y por ello

rechazó mi pretensión de designar abogados y ejercer mi defensa (resolución del

18 de febrero de 2021).

Esto, como señalé antes, se comprobó que fue falso. Desde el

mes de diciembre de 2020 el Fiscal Vega estaba recibiendo testimonios a

delincuentes condenados que procesé que se presentaban “espontáneamente”

en la Fiscalía para declarar en mi contra, y el 4 de enero de 2021 (mes y medio

antes), había formado un “Legajo Patrimonial” para investigarme a mí y a mi

familia directa y pedía informes sobre mis bienes a muchas reparticiones (y

graciosamente dice que no me encontraba imputado, pues mintió, las medidas

estaban dirigidas contra mí).

3) Pocos días más tarde, el 24 de febrero de 2021, el mismo juez,

previa vista al Ministerio P úblico Fiscal, también rechazó un recurso de

reposición y apelación que había articulado9, por los mismos fundamentos,

9
Insistí en que la información de la prensa daba cuenta que efectivamente el
Fiscal Dante Vega estaba instruyendo un proceso en mi contra.
señalando que por ello no era admisible que acceda a la causa, obtenga copias

y/o que los abogados designados tengan intervención en el proceso.

Señaló nuevamente que de las actuaciones que le fueron “puesta

a la vista” (por el Fiscal que instruía la causa), no surgía no solo una imputación

a mi persona, sino que ni siquiera estaba “mencionado” (textual).

La resolución tuvo un presupuesto falso. Resalto una vez más que

para ese entonces el Fiscalía había recibido testimonio a personas que procesé

y el 4 de enero formó un legajo y requirió informes patrimoniales sobre quien

suscribe, mi esposa e hijos.

4) Luego presenté una nueva aclaratoria, a fin de que se

especifique si entre los expedientes que fueron puestos a la vista del magistrado

también se encontraban legajos anexos o paralelos.

El Juez, nuevamente, dejó constancia que no había nada que

aclarar y que ya se había pronunciado de modo suficientemente claro en cuanto

a que no existía ninguna imputación o siquiera mención a mi persona o función

jurisdiccional en la causa o anexos (decisión del 1 de marzo de 2021).

Cabe destacar, como dije al inicio, que en esos días los jueces de

la Cámara Federal de Mendoza se habían constituido en el Juzgado Federal de

Villa Mercedes. Es notorio para mí que influyeron en las decisiones del Juez.

5) Por último, solicité que se me facilite una copia del dictamen

Fiscal que, en su oportunidad, propició el rechazo de mi recurso de reposición

inicial, en el que -en su condición de funcionario a cargo de la investigación-

cabía presumir que expuso su postura frente a mis pedidos.

6) No obstante, con fecha 8 de marzo de 2021 se rechazó

nuevamente esta última pretensión, con remisión a las anteriores decisiones


adoptadas, en las que -como señalé- se consideró que de las actuaciones no

surge ninguna imputación o mención a mi persona en la causa.

Adjunto mis presentaciones y las decisiones jurisdiccionales

adoptadas como Prueba 7.

En un mundo civilizado, si dos jueces (a instancias de un

representante del Ministerio Público Fiscal) dictan cuatro resoluciones en las que

frente a la legítima pretensión de una persona (un juez federal que cuenta con

protecciones especiales por la Ley 25.230) de ejercer sus derechos

constitucionales en un proceso judicial afirman que no se encuentra imputada o

siquiera “mencionada”, la cuestión debería quedar ahí.

No obstante, como señalé en el punto anterior, existían

publicaciones periodísticas (siempre del mismo portal) que daban cuenta que en

verdad la causa existía, que el Fiscal de Cámara me estaba investigando, e

incluso informaban sobre medidas de prueba concretas que estaba realizando,

entre ellas, análisis de teléfonos y la recepción de testimonios a delincuentes

presos por hechos de extrema gravedad (secuestro y homicidio).

Como dije antes, en un mundo mínimamente coherente uno

podría pensar que frente a cuatro decisiones jurisdiccionales de dos jueces (que

incluyeron pedidos de aclaratoria y reposición) en las que se remarcó que no

estaba mencionado en el expediente, la información publicada en la prensa no

tenía asidero o que se trataba de una operación mediática a la que los

magistrados lamentablemente estamos expuestos.

No obstante, me llamó poderosamente la atención que la prensa

contaba con datos fidedignos del expediente, que evidentemente le fueron

suministrados por el Fiscal que instruía la causa.

Me refiero a publicaciones que -ahora- daban cuenta específica de

los escritos que había presentado a los que hice referencia en el punto anterior.
Como señalé anteriormente, el periodista/abogado Jorge Caloiro

(que como es de público y notorio es allegado al Fiscal y trabaja en el portal

mdzol.com.ar) dio datos tales como “ojo con el juez Bento y cómo está

avanzando en la justicia federal una investigación que lo puede terminar

involucrando”, que tenía la pretensión de “entrar en el expediente, para

poder … meter nulidades, poder participar en las audiencias testimoniales”

(se refirió a mis escritos), que el Juez ahora recusado se había tomado licencia,

que lo subrogó el Juez Carlos Nacul, que a fines de febrero o principios de

marzo “se viene el acta de imputación formal… al Juez Federal Bento”,

etc.10.

En los artículos informó el nombre de uno de mis abogados

(Mariano Cúneo Libarona) e hizo alusión a mis pedidos de aclaratoria,

reposición, apelación en subsidio con lujo de detalles11.

Era notorio para mí -y para cualquiera- que el periodista tenía

información fidedigna del expediente. El nombre de mi abogado y el tenor de los

escritos que presenté (“aclaratoria”, “reposición”, “apelación en subsidio”) era

una evidencia clara al respecto.

Entonces sospeché que me estaban haciendo trampa. Conozco a

Vega y de lo que es capaz. Para él, el fin justifica los medios. Y se debe hacer lo

que cree que es justicia a cualquier precio. Entonces, en ese momento, para

estar seguro, siguiendo consejo profesional, solicité como cualquier mortal y por

imperio de la ley de información pública, un informe a la Dirección de la

Propiedad Inmueble de la Pcia. de Mendoza sobre mi legajo, del cual surgió que

10
https://mdzradio.com/article/view?slug=favores-a-presos-en-la-justicia-federal-un-
importante-magistrado-quiere-saber-si-se-lo-menciona-en-la-causa

11
https://mdzradio.com/article/view?slug=favores-a-presos-en-la-justicia-federal-un-importante-
magistrado-quiere-saber-si-se-lo-menciona-en-la-causa
el 5 de febrero de 2021 la Fiscalía de Cámara de Mendoza había requerido un

informe sobre mis inmuebles e inclusive de mi esposa e hijos.

Los descubrí. Habían mentido. Estaba indicado o imputado en el

proceso en los términos de la ley penal y habían mentido para trabajar solos, sin

la defensa, y llevar a cabo sus fechorías sin mi actuación y oposición.

Fue así que decidí tomar el toro por las astas y realicé -a ciegas-

una presentación espontánea (arts. 73 y 279 del Código Procesal Penal de la

Nación y Ley 25.230), con el objeto de explicar cuál fue mi intervención en los

procesos que -de acuerdo a la información que el Fiscal había filtrado a la

prensa- estaban siendo investigados.

Como dije, de acuerdo a los trascendidos de la prensa, el inicio de

la encuesta había tenido algo que ver con dos personas de nombre Walter

Bardinella Donoso y Diego Aliaga 12.

Así fue como en mi descargo, y como ya adelantara, a ciegas,

con documentos, expliqué cual había sido mi actuación en ambos expedientes.

Informé que no había otorgado beneficios a ninguna de estas personas,

indicando las decisiones adversas que adopté respecto Bardinella Donoso

(rechazo de varias exenciones de prisión, excarcelación, prisión domiciliaria,

nulidades), y respecto de Aliaga (indagatoria, elevación a juicio, etc., producto de

lo cual fue condenado a una pena de prisión de cumplimiento efectivo).

Pedí allí la producción de numerosas medidas de prueba para

confrontar la imputación, que solo conocía por la información periodística.

Requerí específicamente la siguiente:

1. Que se requieran copias certificadas de las causas 52277/2017

(Bardinella Donoso) y 14.024-E (Aliaga).

12
https://www.mdzol.com/sociedad/modus-operandi/2020/11/8/la-causa-mas-
caliente-de-la-justicia-federal-ya-tiene-quien-la-investigue-117259.html
Surgirá -dije-, que no existió ninguna irregularidad en su trámite

que de pábulo a suponer que existió alguna clase de beneficio y/o que los

involucrados en esos procesos intermediaban en la obtención de beneficios para

terceras personas.

Era una prueba pertinente y útil.

2. Que se libre oficio al Consejo de la Magistratura de la Nación

para que remita copias de mis declaraciones juradas patrimoniales.

3.- Que se disponga el levantamiento del secreto fiscal, financiero

y bancario, y se requieran informes al Banco Central de la República Argentina y

la Comisión Nacional de Valores, a efectos de que se informe si poseo cuentas

bancarias y/o cualquier otro producto bancario, y se remita copia de la

documentación respaldatoria.

Pedí también que se requiera un informe para determinar si

cuento con tarjetas de crédito y, en su caso, se remitan copias de los resúmenes

respectivos.

4.- Que se libre oficio a la Dirección Nacional de Migraciones a fin

de que informe los egresos e ingresos del territorio nacional.

Esto era importante porque muchos de los viajes que realicé en

los últimos años fueron en mi condición de Juez Electoral, y tuvieron por objeto

capacitaciones o veedurías de procesos electorales en otros países (inclusive en

mi descargo acompañé copias de las autorizaciones y rendición de fondos).

5.- Que se libre oficio al registro de aeronaves a fin de que se

informe si soy titular de aeronaves.

6.- Que se libre oficio al registro de embarcaciones a fin de que

informe si soy titulares de embarcaciones.

También dije que no podía realizarse una imputación sin

verificarse pericialmente mi situación patrimonial.


Para ello pedí que se requiera a los expertos peritos contadores

de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que practiquen un amplio peritaje

para verificar los ingresos de mi familia, su evolución patrimonial, y si los gastos

realizados se encuentran justificados.

En particular, pedí que el peritaje comprendiera los siguientes

puntos:

1) Sobre mis ingresos y los de mi esposa Marta y mis hijos

Nahuel y Luciano.

2) Sobre el valor de compra de los inmuebles y vehículos

registrados, su modo de pago (con expresa indicación si medió

la aplicación de créditos bancarios), y si su adquisición se

encuentra justificada.

3) Sobre si conté con excedentes para realizar los viajes al

exterior, de acuerdo al informe que emita la Dirección Nacional

de Migraciones.

4) Si, en definitiva, mi patrimonio se encuentra justificado o

existió un incremento apreciable no justificado.

Esto, indudablemente, era una prueba que el Juez debió

realizar antes de ordenar mi detención y destruir mi trayectoria, dado que en la

causa se ha afirmado que los ingresos totales de mi familia ascendían al mes de

abril del corriente año a la suma de $ 1.766.302 (sueldos que paga el poder

judicial), cuando en verdad tengo otros ingresos como el pago de subrogancias,

de alquileres debidamente facturados y asentados en mis declaraciones juradas

patrimoniales, préstamos e hipotecas en bancos de primera línea, etc.

Además, muchos de los bienes adquiridos fueron con créditos

bancarios de instituciones públicas y privadas.


También pedí que se cite como testigo a mi contador personal, y a

las Secretarias del Juzgado Federal Nro. 1 de Mendoza.

Adjunto una copia de mi presentación espontánea como Prueba

8.

No obstante, en lo que interesa, el Juez emitió la siguiente

resolución:

El juez, pese a que la causa estaba delegada, injustamente,

contrariando el derecho, decidió que no tenía derecho a producir prueba y,


además, señaló que inexorablemente me recibiría declaración indagatoria veinte

días antes de que el Fiscal emitiera un dictamen requiriendo tal medida, en clara

inobservancia del art. 213 de la ley procesal.

A la par, ordenó el secreto del sumario13.

Unos días antes, como informé al inicio (09-04-21), la Cámara

Federal de Mendoza se había constituido en el Juzgado Federal de San Rafael.

Claramente no es casualidad.

La decisión es de fecha 19 de abril del año 2021 y, como ya había

exteriorizado en ese acto, el 5 de mayo de 2021 (veinte días después) ordenó mi

detención y me citó a prestar declaración indagatoria.

En definitiva, me interesa dejar asentado que el trámite del

expediente violó abiertamente la ley federal 25.230.

La norma, que regula el enjuiciamiento de un magistrado, me

aseguraba el derecho a conocer la imputación desde el inicio, efectuar un

descargo y ofrecer prueba, aun antes de ser citado a prestar declaración

indagatoria (art. 1).

El Juez resolvió exactamente lo contrario.

Como surge de la reseña que acabo de efectuar, pese a que el 28

de enero de 2021 pretendí ejercer el derecho que me asiste, a instancias del

Fiscal, se emitieron cuatro resoluciones en las cuales se afirmó falsamente que

no estaba “imputado” o siquiera “mencionado”.

Luego, cuando fue evidente que ello era mentira, el Juez supeditó

mi derecho a ofrecer prueba para confrontar la imputación para cuando fuera

13
Si bien se escondió el expediente durante cuatro meses (mi presentación original fue el 28 de
enero de 2020) bajo el presupuesto falso que no estaba “mencionado” en el expediente, cuando
finalmente no se pudo ocultar lo evidente, se restringió mi derecho de acceder a las actuaciones
y ejercer mi defensa mediante el secreto del sumario.
citado a prestar declaración indagatoria, en clara violación a la Ley 25.230 que,

como señalé, me reconocía expresamente el derecho antes de ese acto.

Mediante esta actuación ilegal, se me privó arbitrariamente de

conocer la imputación y confrontarla mientras se estaba elucubrando.

Más allá de la información periodística, realmente ignoraba que el

Fiscal estaba recibiendo declaración testimonial a personas que procesé,

condenadas, a un asesino, que había pedido informes patrimoniales sobre mi

familia, que estaba peritando sin intervención de un experto, autorización del

Juez y control de mi parte una SIM Card obtenida en otra causa, etc.

Obviamente, si me hubieran permitido (como me aseguraba la Ley

25.230) intervenir en el proceso, hubiera podido controlar la prueba, participar en

las audiencias, designar peritos y articular los recursos y evidentes objeciones a

lo que se estaba elucubrando.

Hubiera, como anunció el periodista Calorio “entrar en el

expediente, para poder … meter nulidades, poder participar en las

audiencias testimoniales”14.

Tan explícita fue la maniobra ilegal que hicieron que hasta el

periodista allegado al Fiscal la anunció en la prensa. Reconoció

abiertamente que estaban coartando con dolo mi derecho previsto en la

Ley 25.230.

A la par, pese a que -sin conocer la imputación- realicé un

descargo y pedí prueba indiscutiblemente útil para defenderme (incluyendo el

testimonio de los funcionarios del juzgado a mi cargo que habían intervenido en

los procesos objetados y un peritaje contable), el Juez, en clara inobservancia a

14
https://mdzradio.com/article/view?slug=favores-a-presos-en-la-justicia-federal-un-
importante-magistrado-quiere-saber-si-se-lo-menciona-en-la-causa
la Ley 25.230, rechazó el legítimo pedido y lo supeditó para cuando me citara a

prestar declaración indagatoria. Ya tenia esa decisión en su cabeza, pese a que

no había recibido ni leído el expediente. Vaya si se lo ordenaron.

Como dije al inicio, y consta en la causa, se procedió de esa

manera para construir de modo oculto y subrepticio una imputación falsa, pedir

mi detención, destruir mi trayectoria, influir en la opinión pública, y lograr que

esta Comisión me suspenda del cargo que ejerzo por concurso público desde

hace más de quince años.

IV.- LA IMPUTACIÓN

El 5 de mayo de 2021, en horas de la mañana, la Policía allanó mi

domicilio familiar.

Fue un acto humillante y estigmatizante.

Inclusive requisaron mi cuerpo, en clara violación a la Ley 25.230,

que establece que ningún magistrado puede ser privado de su libertad, noción

que para la Corte Suprema de Justicia de la Nación (ver, por ejemplo, el fallo

“Daray”) comprende cualquier restricción ambulatoria, incluyendo una requisa.

Requisaron y humillaron a mi esposa Marta, y en el inmueble

estaba mi hijo Facundo que sufre una severa discapacidad que le impide

desplazarse y hablar y presenta una situación de extremo riesgo por la

pandemia, y estuvo todo el día con decenas de policías (claro grupo de riesgo).

Se allanó el Juzgado Federal Nro. 1, y se ordenó la detención de

decenas de personas, incluyendo abogados y personas que no registraban

ningún riesgo procesal suficiente como para disponer su prisión. Se buscó darle

dimensión al caso y ya lo vimos venir “arrepentidos”. Sin prisión no hay


arrepentidos, pues, metieron a muchos presos, los mandaron a lugares

insalubres y fueron por ellos.

Esos actos, adoptados por el Juez, tuvieron como presupuesto un

dictamen que realizó el Fiscal que instruye la causa, en la cual me atribuyó los

delitos de jefe u organizador -no se sabe bien-, de una asociación ilícita,

cohecho, enriquecimiento ilícito y lavado de dinero.

En primer término, de la “auditoría” que realizó el fiscal Vega,

seleccionó seis procesos que tramitaron en el Juzgado a mi cargo y me atribuyó

haber percibido sobornos para dictar resoluciones contrarias a la ley.

El dictamen expresa puras conjeturas, y si hubiera sido controlado

por un juez imparcial y con criterio, nunca debería haber sido el presupuesto que

para se ordene mi detención y se me imputen hechos de una gravedad

inusitada.

Además contiene errores jurídicos muy significativos.

En lo concreto, se me adjudicó haber recibido sobornos para

dictar resoluciones ilegales en las siguientes causas que tramitaron bajo mi

jurisdicción:

1) FMZ 52277/2017, caratulados "Bardinella Donoso, Walter

Eduardo s/Av. Inf. Ley 23.737” del registro del Juzgado Federal N° 1,

Secretaría Penal C, con intervención de la Fiscalí a Federal N° 1 de

Mendoza.

De acuerdo a la imputación, que es realmente absurda, habría

intentado beneficiar a Bardinella Donoso en el trámite del expediente.

Se alude al cambio de sus abogados originales (quienes pidieron

la exención de prisión que el Fiscal acompañó con sus dictámenes y recurso de


casación) por los Dres. Ríos y Aramayo (supuestos miembros de la asociación

ilícita), y que si bien cuando estuvo prófugo rechacé diversas medidas de prueba

que solicitaron sus anteriores abogados, cuando fue detenido hice lugar a esas

pruebas.

También que incidí de algún modo que no se especificó, en que

una testigo en un reconocimiento fotográfico que dispuse no reconociera a

Bardinella Donoso como la persona que le dejó 4,8 kg. de estupefacientes (uno

de los hechos atribuidos).

Y, en lo sustancial, que

“El Juez Federal coronó toda esta maniobra con el dictado de la

consabida falta de mérito (decisión a la que recurre generalmente en los

casos de cohecho demostrados por esta Fiscalía) en favor de Walter

Bardinella Donoso en base al reconocimiento fotográfico negativo antes

descripto (llamativamente los abogados Ortego y Aramayo solicitaron en

un primer pedido al Juez la falta de mérito y no el sobreseimiento de su

defendido).

Hay que recordar que Ríos le había dicho a Bardinella ya en agosto

de 2019 que iba a presentar en un escrito “un par de medidas” y en la

presentación del 3 de marzo de 2020 propuso el testimonio de Jessica

Miere. Esta maniobra fue la que esta Fiscalía entiende como consumada en

este caso.

3- Pero el Juez Bento dictó además en la misma resolución el

procesamiento de Bardinella respecto del transporte de estupefacientes.

Contra lo que podría argumentarse aquí en relación a este auto de

procesamiento, esta Fiscalía afirma que no resultaba tan sencillo para la

asociación ilícita investigada lograr el dictado de una falta de mérito en


favor de Bardinella por organizar el transporte de droga que se le atribuía.

La Policía, como hemos reiterado, lo detuvo y secuestró su teléfono lo que

era un dato ineludible. El Juez Federal ordenó rápidamente la medida de las

prestatarias telefónicas pero, llamativamente, nunca llegó el informe ni los

abogados insistieron en el mismo. Luego citó a la Inspectora Zanabria

quien le confirmó el dato del teléfono y la intervención de Bardinella en las

conversaciones durante el transporte de droga.

4- el Juez Federal Walter Bento acude a otra desnaturalización de

las formas y al abuso de la buena fe de los órganos de justicia, en ese caso

de su colega Marcelo Garnica a quien envía el proyecto de falta de mérito

de Bardinella por los cuatro kilos y medio de droga en la casa de Rodríguez

Andino y en base a este peculiar reconocimiento fotográfico negativo.

Mientras se toma otra licencia. Termina entonces suscribiéndola el Juez

Marcelo Garnica el 8 de julio de 2020 (fs. 317/335). La licencia de Bento, en

plena pandemia, no está motivada esta vez por uno de sus frecuentes

viajes al extranjero sino que el objetivo de su ausencia era involucrar a su

colega en la decisión y evitar la firma de una resolución que,

eventualmente, podría ser cuestionada. Además resultaba más fácil

engañar a Garnica con una resolución que mezclaba una falta de mérito

con un procesamiento en vez de una desincriminación lisa y llana. Como

fuera, entiende esta Fiscalía que el cohecho se consumó en relación al

envío de droga de parte de Bardinella a la casa de Rodríguez Andino”.

Brevemente esa es la imputación

2) FMZ 35072/2016, caratulados "RODRIGUEZ NUÑEZ, José y

Otros s/ Av. Inf. Ley 22.415”, del registro del Juzgado Federal N° 1,

Secretaría Penal A, con intervención de la Fiscalí a Federal N° 2 de


Mendoza. Actualmente radicados en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal

N° 1 de Mendoza.

Otro disparate.

Según la acusación,

“El Juez en este caso abusa de las formas procesales; se vale

dolosamente de la buena fe del Fiscal Federal para lograr su objetivo ilícito;

elude el control de la Cámara Federal al punto tal de variar el objeto

procesal luego de que el Tribunal revocara su decisión y transforma una

situación coercitiva de Nasi por una súbita situación de salud a fin de

lograr un dictamen favorable del Fiscal tras lo cual le otorga la libertad

espuria a Nasi por segunda vez”.

En concreto, se cuestiona que

“el Juez Bento el 18 de setiembre de 2018 reconfiguró la imputación

de Nasi en base a su sola ampliación de declaración, hizo lugar

“parcialmente” al planteo de Ortego y dictó su falta de mérito en su favor

respecto de la totalidad de la imputación penal en su contra (fs. 2302/2308

de los autos principales FMZ 35072/2016). Este “ajuste en la calificación”

fue el disfraz que empleó en este caso para reducir la imputación de tres

hechos de contrabando a uno sólo (el ocurrido el día 23/05/2018) respecto

del cual terminó atribuyéndole el delito de encubrimiento de contrabando.

Este delito, con pena mucho menor al contrabando simple, es otra de las

maniobras a las que el Juez Federal Bento acude recurrentemente para

disimular sus resoluciones ilícitas”.

También señaló que


“Pero faltaba la parte más importante, que era concretar la libertad

de Nasi, que era el verdadero objeto del arreglo. El mismo 18 de setiembre

de 2018 y de acuerdo a la nueva imputación, en este segundo incidente

FMZ 35072/2016/21 el Juez Bento ordenó correr nueva vista al Fiscal para

que se pronunciara respecto del pedido de excarcelación. Al día siguiente

el Fiscal Alcaraz señaló en su dictamen que resultaba procedente el

beneficio, “sin 70 perjuicio de la posibilidad de interponer recurso de

apelación contra la resolución dictada en los autos principales” apuntando

además que el pedido “se podría haber resuelto de oficio ya en el acto de

falta de mérito”.

Y añadió que:

“El mismo 19 de setiembre de 2018 el Juez Federal resolvió

conceder la excarcelación a Eugenio Nasi bajo caución juratoria (fs. sub 6 y

vta. del incidente FMZ 35072/2016/21). Como toda esta maniobra se articuló

mientras se encontraba en trámite ante la Cámara el primer pedido

excarcelatorio en favor de Nasi, el Juez notificó al Tribunal la decisión

adoptada y la Cámara, como corresponde en estos casos, declaró

abstracto el recurso en fecha 25/09/2018. De esta manera, el Juez Bento

también logró soslayar su control”.

Del dictamen (y la causa) surge que la Cámara Federal (como

consecuencia del recurso que interpuso el Fiscal) revocó la decisión y decretó el

procesamiento de Nasi en orden al delito de contrabando.

Producto de ello ordené su detención.

Nasi se presentó espontáneamente en el Juzgado y quedó

detenido.
Para el Fiscal, no obstante, ello tuvo lugar cuando “se había

armado una nueva estrategia en su favor”.

Así,

“El Juez Federal y parte de su banda organizaron entonces una

suerte de saturación de incidentes, cambiando el objeto procesal para

lograr su libertad: ahora se trataba de inventar razones de salud para lograr

nuevamente su libertad y cumplir así con su parte del trato… ahora era

necesario presentarlo como un detenido enfermo, que encima debía cuidar

de sus padres también enfermos, lo que nunca se había dicho antes”.

Para ello,

“Se sucedieron entonces diversos planteos, firmados por Nasi “por

derecho propio” o por su abogado Ortego, presentados en los autos

principales o en escritos sueltos a los que el juez les imprimía el

correspondiente trámite incidental. Así, a los cuatro incidentes anteriores

se sumaron otros llegando a sumar diez incidentes en favor de un mismo

imputado, un número insólito que en este caso sólo tenía por fin concretar

la parte del arreglo que le correspondía al Juez Federal”.

En definitiva, luego de reseñar distintos incidentes instados por el

propio Nasi y su abogado (incluyendo pedidos de habeas corpus,

excarcelaciones, etc.)

“el 9 de diciembre de 2019 se presentó espontáneamente la Sra.

Sonia Miriam Ojeda, esposa de Nasi quien puso en conocimiento “lo mal

que lo [pasaba)” su marido en la cárcel”; agregó que es sostén de su

familia y de sus padres y acompañó otro examen del médico que atendía a
Nasi en el Penal. El Juez ordenó incorporar todas estas actuaciones en el

incidente FMZ 35.072/2016/62 y corrió nueva vista al Fiscal Federal”.

“Este finalmente dictaminó que se concediera a Nasi el arresto

domiciliario en los términos del artículo 210 incisos b y j del CPPF”.

“Contando con ese dictamen favorable, el Juez dio el siguiente paso

y volvió a concederle la excarcelación a Nasi. La medida es significativa ya

que pasaba por encima del dictamen del Fiscal (que se había pronunciado

por una medida de coerción más restrictiva) y, a la vez, no guardaba

relación con las cuestiones de salud y humanitarias invocadas por Nasi y

Ortego, ya que la excarcelación atiende a cuestiones de riesgo procesal. El

Juez le impuso una caución real de un millón de pesos (fs. sub 50/sub 53,

12 de diciembre de 2019)”.

Luego se citan comunicaciones entre el Dr. Ortego y Bardinella

(ambos hablan de Nasi) equívocos, a punto tal que mientras en un momento se

menciona “la puso” en otro se dice que “no la puso”, lo que sea a lo que se

estaban refiriendo.

Más adelante, en una clara evidencia que contradice la imputación

global, Ortego le pide a Bardinella que “no le diga a Fernández (alías de

Aliaga)” sobre lo relativo a la excarcelación de Nasi, y se refieren a esta persona

en términos despectivos (“mogólico”), lo cual indica que difícilmente haya

intermediado en un “arreglo” en el proceso de Nasi.

Inclusive, en otros audios, consta que el Dr. Ortego se ufana de

haber obtenido la excarcelación de Nasi sin intermediación de Aliaga (supuesto

intermediario) con frases como “ni idea tiene”, y “bien lejos hay que estar” (de

Aliaga).
Por último consta que los trámites para la excarcelación de Nasi

(caución y sustitución) fueron realizados por mi colega el Juez Marcelo Garnica,

como subrogante.

No tenemos mucho mas para destacar.

3) FMZ 21303/2019 “Ortega Pérez, Javier Santos y Molina

Pérez, Juan Carlos sobre encubrimiento de contrabando, artí culo 874 inc. 1

ap. d) Código Aduanero”, del registro del Juzgado Federal nro. 1 de

Mendoza Sec. Penal C, con intervención de la Fiscalía Federal nro. 1 de

Mendoza.

Para el Fiscal

“Este es otro caso en el que esta Fiscalía ha corroborado un doble

cohecho activo y pasivo cometido por la asociación ilícita organizada por

el Juez Federal Walter Bento, 91 con la intermediación de Diego Aliaga y la

intervención de los abogados Luciano Ortego, Martín Ríos y Matías

Aramayo”.

De acuerdo a la imputación,

“El Juez Federal en un primer momento imputó a Javier Santos

Ortega y a Juan Carlos Molina el delito de contrabando agravado por el

monto (artículo 865 inc. a, con la agravante del artículo 865 inc. i de la ley

22.415) ordenando sus detenciones (24 de mayo de 2019)”.

“A los pocos días (27 de mayo) propuso como Defensores a los

abogados Edgardo Prisco y Carlos Figueroa (fs. 186). El mismo día

Figueroa acompañó 92 una nota informando al Juez Federal sobre

trastornos psiquiátricos de Ortega que le impedirían estar detenido en la

cárcel y agregó un certificado médico psiquiátrico que se incorporó sin


cargo al igual que otro escrito en el que solicitó una pericia médica (fs.

196/198)”.

“Al otro día la Unidad 32 informó al Juez que encontraron al interno

Ortega Pérez “en estado de angustia y con una sábana enroscada en el

cuello”; que el interno les manifestó que se quería matar “porque no le

entendía nada al abogado”. También que al ingresar a la celda una vez

pasado el peligro de que Pérez se hiciera daño a sí mismo (la sábana no se

encontraba atada a ninguna base) los penitenciarios encontraron una nota,

la que secuestraron y acompañaron al informe. La nota ocupa una carilla.

El Juez no ordenó su pericia para comprobar si era de puño y letra de

Ortega ni tampoco su transcripción. En ella el nombrado afirma que “el

único culpable soy yo”, que la mercadería no es suya y que “…el Sr. Molina

Carlos es un empleado nada más ni estaba en las sociedades porque se

ocupan dos personas pero él no tenía ganancia absoluta, colaboración

colaboración, nada de nada, él no”. El Juez decidió incorporarla al principal

(fs. 200 a 203)”.

En lo concreto, se señaló que

“La organización ilícita se ocupó primero de Ortega. En base a esa

“tentativa de suicidio” y a la particular nota escrita por éste en su celda,

una vez desplazado Figueroa los abogados Ríos y Aramayo en base a

escritos de aquél obtuvieron primero la prisión domiciliaria de Ortega,

quien fue conducido al hospital “El Sauce” y luego a su casa tras

permanecer cuatro días detenido en la Unidad 32 (fs. sub 41/44 del

incidente FMZ 21303/2019/3). 2- Pero el cohecho en relación a Ortega no

terminó ahí: conseguido el primer beneficio, Ríos y Aramayo requirieron al

Juez la recepción de una ampliación indagatoria de Ortega Pérez (fs. 349).


En audiencia ante el Juez éste dio su versión de los hechos, en

contra de lo actuado en la causa (fs. 392/395). El Juez en base a esa sola

declaración lo procesó por encubrimiento de contrabando, un delito con

una pena sensiblemente menor a la imputada originariamente (fs. 405/429).

Luego ordenó formar incidente de excarcelación de Ortega con la nueva

calificación; corrió vista al Ministerio Público cuyo representante se

pronunció en contra. El Juez lo mismo ordenó la excarcelación de Ortega;

la apelación de la Fiscal fue rechazada por la Cámara Federal (fs. sub

110/113 del incidente FMZ 21303/2019/9)”.

Y, en lo medular, que

“El 4 de noviembre de 2019 (fs. 405/429) el Juez resolvió la situación

de los cuatro imputados: respecto de Tornello y de Juliana Ortega se

mantuvo dentro de los 95 parámetros del encubrimiento de contrabando.

Juan Carlos Molina, quien ya había sido beneficiado con un cambio de

calificación legal (pasó de partícipe primario a secundario en el delito de

contrabando, medida que fue resistida por la Fiscal Federal y por la Fiscalía

de Cámara y confirmada por la Cámara Federal) ahora es procesado como

encubridor de contrabando en base a la sola ampliación de indagatoria de

Ortega, mientras que éste último fue procesado con la misma calificación

(encubrimiento de contrabando) con el sólo argumento de que no se había

demostrado en los autos que uno u otro burlaron el control aduanero, sin

decir una palabra del monto de la mercadería secuestrada y de su valor

indiciario respecto al delito de contrabando”.

Nuevamente existen mensajes entre Bardinella Donoso y el Dr.

Ortego que se refieren a esta causa, incompatibles con que Aliaga hubiera

intermediado en el proceso para obtener un beneficio ilegal.


Hay uno muy explícito que dice “donde él está metido sale todo

mal, yo no quiero que esté más metido, esto no se va a enterar” (Dr. Ortego

a Bardinella Donoso refiriéndose a la situación de Ortega). Luego el mismo

abogado afirma que “Yo lo saqué y lo sabe, y hasta en tiempo le cumplí”.

No tenemos mucho más para destacar.

4) FMZ 29171/2017, caratulados "Santander, Rub én Daniel y

otros s/ asociación ilícita fiscal” del registro del Juzgado Federal N° 1,

Secretaría Penal B, con intervención de la Fiscalí a Federal N° 1 de

Mendoza. Actualmente radicados en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal

N° 2 de Mendoza.

Para el Fiscal,

“Entre los imputados de esta causa, la situación de Marcos Adrián

Calderón Devias presenta diversas irregularidades que motivan su

inclusión como uno de los casos de 100 cohecho activo y pasivo objeto de

este requerimiento. Cabe recordar que Marcos Calderón fue imputado en el

expediente principal como miembro de la banda delictiva a partir de una de

las intervenciones telefónicas del teléfono celular de Carlos Alberto Tejada,

concretamente una conversación que mantuvo con el propio Calderón

quien, en un principio, se sospechó que era titular del abonado 261-

3626662”.

Para el Fiscal, las

“irregularidades comenzaron con la designación por parte de

Calderón del abogado Luciano Edgardo Ortego, miembro activo de la

asociación ilícita aquí investigada. Ortego presentó en la causa dos

manuscritos: uno firmado por Calderón proponiéndolo como defensor y


otro solicitando la ampliación de indagatoria del imputado y la autorización

para obtener copias del expediente. El cambio de defensor en sí no es

irregular, salvo en los casos como el presente, en que se desplaza al

abogado designado originariamente por un miembro de la asociación ilícita

(en este caso, Luciano Ortego) quien, como en todos los casos de cohecho

aquí investigados (salvo el relacionado con Bardinella Donoso) comienza a

actuar en el expediente a partir de esa intervención. En efecto, mediante

acta de fs. 1280 Ortego acepta el cargo el 26 de abril de 2018 (Sistema Lex

100 domicilio electrónico 20268386492). Con un decreto fechado el 26 de

abril el Juez fija fecha de ampliación de indagatoria para el día 7 de mayo

de 2018 (fs. 1281)”.

A su vez,

“La Fiscalía Federal nro. 1, interviniente en la causa, no fue

notificada del acto de ampliación de indagatoria. En efecto: la fecha del

decreto está remarcada como si hubiera sido emitido el día 26 de abril de

2018 (incluso está “salvada” la fecha por una persona que pone su

abreviatura como “FVC”) pero la notificación electrónica a la Fiscalía que

figura en la misma hoja del decreto (firmada por la Secretaria del Tribunal)

tiene fecha once de mayo del mismo año, o sea cuatro días después de la

fecha fijada para la declaración de Calderón. 3- La indagatoria

efectivamente se concretó el día fijado (fs. 1286/1287), sin la presencia de la

Fiscal Federal. En la audiencia se encontraban presentes los abogados

Bobillo y Ortego, defensores de Calderón. El objetivo de la audiencia es

claramente reforzar un dato que previamente había sido introducido por la

defensa de Carlos Tejada a través de un escrito 103 presentado por su

defensor el 17 de abril de 2018, por el cual Tejada y Calderón no habían

tenido la comunicación que inicialmente detectó la AFIP en su


investigación; en ese sentido, según el abogado, el abonado telefónico

2613626662 no pertenecería a Marcos Calderón por lo que no existirían

comunicaciones entre ambos”.

En lo nuclear,

“El 4 de julio de 2018 el Juez Walter Bento ordenó el procesamiento

de todos los imputados a quienes procesó, salvo a Marcos Calderón a

quien benefició con la falta de mérito, o sea con la decisión con la que

suele beneficiar a los sujetos activos del cohecho. Previo a ello consignó

expresamente que no hacía lugar al pedido de sobreseimiento solicitado

por el propio imputado en la ampliación de indagatoria”.

Y que

“Esta Fiscalía está en condiciones de afirmar que una vez más el

Juez Federal Walter Bento desnaturalizó las formas procesales para lograr

su cometido ilícito: a) evitó la presencia de la Fiscal Federal en la

ampliación de indagatoria de Calderón; b) concertó al menos con Ortego el

contenido de esa nueva indagatoria (de las escuchas transcriptas en el

expediente no se corrobora hasta el momento lo afirmado por el abogado

Varela Álvarez cuando, al referirse a este caso en su declaración de fs.

467/469, afirmó que “según la información de su fuente aparece en una

escucha una abogado, que sería Juan Bobillo, con una propuesta

profesional que al parecer no sería la correcta…”, fs. 468); c) introdujo

luego una medida de prueba aparente como ordenar a la prestataria

telefónica que informara sobre la titularidad del teléfono utilizado en una de

las llamadas entre Calderón y Tejada, lo que implicaba concentrarse en una

de las pruebas en contra de éste soslayando a la vez el restante material

probatorio en su contra para dictar su falta de mérito, separándolo de la


causa y 104 cumpliendo con su parte en el arreglo ilícito con la

consecuencia de liberar a Calderón de toda responsabilidad penal y de la

inscripción en los registros penales (v. fs. 1568)”.

Y por último,

“El decisorio fue notificado a los defensores de los imputados y a la

querella representada por la AFIP-DGI (fs. 1370 vta.), no así al Ministerio

Público Fiscal a quien se lo notificó luego de la feria judicial

(concretamente el 31 de julio de 2018, v fs. 1377 vta.). El único que apeló

fue el abogado defensor de Carlos Alberto Tejada Benítez (fs. 1373/1374),

quien previamente había requerido al juez la habilitación de feria para

tramitar el recurso de apelación. Este fue concedido y elevado a la Cámara

Federal de Apelaciones el 26 de julio de 2018 (fs. 1375)”.

“Finalmente, el 14 de marzo de 2019 el Juez elevó la causa a juicio

(fs. 1631) luego de que las defensas de los demás coimputados no

formularan oposición. Respecto de la situación de Calderón, ordenó

“Téngase presente para su oportunidad la situación de Marcos Adrián

Calderón (Dr. Luciano Edgardo Ortego) respecto del cual a fs. 1347/1370 se

resolvió dictar la falta de mérito a su favor” (segundo párrafo del decreto).

No ordenó dejar testimonio de las actuaciones para resolver en definitiva la

situación del imputado ni tampoco tomó medida alguna en relación a

Maturano, mencionado reiteradamente por Calderón desde el inicio de la

causa. 2- Radicadas las actuaciones en el Tribunal Oral Nro. 2 de Mendoza,

se presentó ante el Dr. Luciano Ortego casi un año después de dictada la

falta de mérito, instando el sobreseimiento de Marcos Calderón (fs.

1752/1753). El Tribunal ordenó la remisión del escrito al Juez Federal Bento

y le requirió que informe la situación procesal actual de Calderón (fs.


1763/1764) a lo que el Juez, seguramente para no llamar la atención sobre

esta irregularidad, omitió sin más dar curso a la petición del Tribunal el que

por otro lado no insistió en el pedido. Tampoco lo hizo Ortego,

seguramente advertido de que cualquier petición similar pondría el foco en

esta situación ilícita. El informe respecto de la titularidad del abonado

2613626662 fue remitido recién el 9 de octubre de 2019 (fs. 1808), pero al

Tribunal Oral Nro. 2 de Mendoza que lo solicitó a petición del Ministerio

Público Fiscal al momento de ofrecer prueba. La empresa puso en

conocimiento que la titularidad del abonado 2613626662 correspondía a

Mario Eduardo Maturano (fs. 1805), de quien nunca se ocupó el Juez

Federal a lo largo del trámite de la instrucción”.

Esta es la imputación lanzada por el fiscal.

5) Autos FMZ 39843/2019 “Ballester Ladrón de Guevara y

otros s/ inf. Ley 22.415”, del registro del Juzgado Federal N° 1 Sec. Penal C,

con intervención de la Fiscalía Federal nro. 2 de Mendoza

En este proceso, vinculado con el delito de contrabando, de

acuerdo a la imputación,

“Rodríguez quedó detenido. A pedido de su defensor, el Dr. Cristian

Lombardo (fs. 1949 cuerpo X), el 6/3/20 prestó ampliación de declaración

indagatoria en la que reconoció que había viajado tres veces a Chile con

Diego Juárez Ferro y en una oportunidad también con Fabián Salas, pero

que cada uno tenía su propio trabajo, que sólo viajaban juntos para no

hacerlo solos. Explicó también que había sido dueño de la empresa de

transporte Transportes Rodríguez y Canto la cual vendió al Sr. Manuel

Abarca, con quien realizó un contrato de leasing, transfiriéndole cinco

semis y cuatro tractores, no recordando si fue en enero de 2017 o 2018.


Que a partir de ese momento se reincorporó al rubro de la marroquinería –

carteras- que había desarrollado desde 2008 junto con su hija y su yerno.

Que luego de vender los camiones viajó a China para hacer una compra de

29.000 unidades –dos contenedores- y bijouterie. Aclara que viaja a Chile,

dos o tres veces al mes, para cobrar plata y hacer trámites por el tema de la

transferencia de la empresa de transportes que vendió y que la mercadería

de marroquinería llega a Buenos Aires y de ahí a Mendoza. Continúa

relatando su relación con Diego Juárez y Fabián Salas, los viajes que

realizaron y que también en Chile conoció a Osvaldo Ballester. Finalmente,

al ser interrogado por sus medios de vida, manifestó que percibe ingresos

de la empresa de transportes y de la empresa de importación que tiene

junto con su yerno Ezequiel Savina (fs. 1965/1968 y vta. cuerpo X)”.

A su vez,

“El día 15 de mayo de 2020 el Juez Federal resolvió la situación de

todos los imputados (fs. 2180/2219 y vta. Cuerpo XI). En cuanto a

Rodríguez, a quien se le imputaba el delito de miembro de una asociación

ilícita y el haber intervenido en los cuatro contrabandos calificados de

mercadería objeto de la investigación (fs. 1135/1138 Cuerpo VI) el Juez

Federal Walter Bento ordenó su procesamiento sólo por el delito de

asociación ilícita en calidad de miembro (delito para el que se prevé un

mínimo de tres años de prisión) y omitió pronunciarse sin ninguna

explicación sobre los cuatro hechos de contrabando. Este

pronunciamiento caprichoso no se condecía con la prueba reunida ni con

la situación del resto de los imputados, ya que significaba que existían

elementos para considerar a Rodríguez como integrante de una banda

delictiva, pero sin alusión alguna a los delitos que había cometido esa

banda y, fundamentalmente, la razón por la que se consideraba al imputado


ajeno a los mismos. Por la escala penal aplicable, esto condujo a su

inmediata libertad, que dispuso el Juez en el mismo pronunciamiento (fs.

2254 Cuerpo XII)”.

“La Cámara Federal el 17 de julio de 2020 (fs. 2949/2963 y vta.

Cuerpo XV) confirmó la decisión del Juez Federal en cuanto al delito de

asociación ilícita e intimó al Juez Federal “con carácter de urgente” para

que se expidiera “sobre la situación procesal de Omar Armando Rodríguez

respecto a los ilícitos en infracción a la ley 22.415”, o sea los hechos de

contrabando por los que había sido indagado y que el Juez omitió sin más

incluirlos de su decisión. 2- El 30 de octubre del año pasado, tres meses

después de la intimación de la Cámara, se concretó el segundo tramo

delictivo investigado en esta causa. Ahora el Juez se valió de la ampliación

de indagatoria de Rodríguez, valorándola en forma muy particular. Dictó

una nueva resolución más arbitraria aún que la anterior, no sólo por su

contenido sino por desconocer los parámetros que había fijado la Cámara

Federal como órgano revisor. Para decirlo en forma resumida, esta vez el

Juez Federal invirtió los términos. Respecto de la asociación ilícita

confirmada por la Cámara dispuso la falta de mérito y, paralelamente,

procesó a Omar Rodríguez sin prisión preventiva únicamente por un hecho

de contrabando de los cuatro hechos originales por los que había sido

intimado. En relación a los tres restantes volvió a beneficiarlo con una

nueva falta de mérito (fs. 3230/3271, Cuerpo XVI)”.

Por último,

“Luego de que el Juez Federal Bento garantizara por segunda vez la

libertad espuria de Omar Armando Rodríguez tras el fallo de la Cámara

Federal de julio de 2020, el Fiscal Federal apeló la nueva decisión del Juez
del 30 de octubre en el que volvió a beneficiar a Rodríguez tal como vimos

(v. fs. 3281/3285 vta. Cuerpo XVI). 2- De este modo, en su nueva

intervención en la causa la Cámara directamente decidió la situación

procesal de Rodríguez. En vez de intimar nuevamente al Juez Federal para

que corrigiera su resolución, directamente ordenó en los puntos 5 y 6 de su

resolución revocar la falta de mérito antes mencionada y ordenar el

procesamiento y prisión preventiva de Oscar Rodríguez por encontrarlo

penalmente responsable de los delitos previstos en el artículo 865 inc. c),

f), i) todos de la Ley 22.415 por el hecho de contrabando de mercadería de

fecha 5/12/19 y por el delito de asociación ilícita previsto por el artículo 210

del Código Penal”.

Queda así sintéticamente descripta la imputación del fiscal.

6) Autos FMZ 19016/2013 del registro del Juzgado Federal

nro. 1, Secretaría C, en los cuales recayó sentencia del Tribunal Oral nro. 1

(sentencia 2044), del 22 de setiembre de 2020.

Para el Fiscal,

“Se encuentra probada en esta causa la asociación ilícita entre el

Juez Walter Ricardo Bento y Diego Alfredo Aliaga, su principal operador en

el circuito de los sobornos. Gonzalo Ramírez Madrid, Juan Carlos Iñiguez y

Roberto Flores declararon en esta sede que Diego Aliaga, en nombre del

Juez Walter Bento, les pidió doscientos mil dólares para recuperar

anticipadamente su libertad (v. fs. 183/186; 188/192 y 193/195

respectivamente). Incluso como se dijo en el Apartado II, Juan Iñiguez (fs.

188/189) agregó que vio al Juez Bento en dos oportunidades antes de su

detención; la primera vez en un remate y la segunda en el Golf Club,


oportunidad en el que le llevó junto con Diego Aliaga un sobre con dinero

entregándoselo en mano”.

Como la mayoría de las resoluciones que adopté en esos

procesos fueron convalidadas por el Ministerio Público Fiscal, la querella y/o

confirmadas por la Cámara de Apelaciones y/o por otros magistrados, señaló (en

uno de los absurdos más increíbles de la historia judicial), que de algún modo

que no especificó, engañé a los fiscales y magistrados y abusé de las “formas” y

de la “buena fe” procesal (textual).

Un absoluto disparate.

Luego, el 20 de mayo de 2021, emitió un dictamen ampliatorio, en

el que ahora incluyó otros dos procesos, que también “auditó”, y en los cuales

también habría percibido sobornos para beneficiar a diversas personas.

7) Autos 11088445/2007 del registro del Juzgado Federal Nro.

3 de Mendoza

De acuerdo a la imputación, habría favorecido en la causa

seguida en su contra a Diego Aliaga (organizador de la asociación ilícita), un tal

Walter Costa, y al padre de Aliaga.

Nuevamente se me atribuye la “desnaturalización” de las formas

del proceso, que se acumularon dos causas, el cambio de defensores, y el

dictado de resoluciones irregulares.

Que primero cité a los imputados a prestar declaración indagatoria

y luego dicté su “falta de mérito”.

Luego se cuestiona que otro Juez, Dr. Alfredo Rodríguez,

sobreseyó a los imputados.


Y que, con posterioridad, dicté nuevamente su sobreseimiento.

Increíblemente, porque es sencillamente increíble, el propio Fiscal

reconoció que la resolución “fue confirmada para la Cámara de Apelaciones

sin revisar la decisión del Juez” y soslayó que también intervino la Cámara

Federal de Casación Penal, que convalidó la resolución.

Luego me atribuyó que intervine en una causa civil que inició

Aliaga por el robo de mercadería secuestrada, aunque reconociendo que no

intervine en el proceso porque la Cámara de Apelaciones admitió una recusación

que había interpuesto la parte demandada con fundamento en que había

intervenido en el proceso penal.

3) Autos FMZ 60.067-B del registro del Juzgado Federal Nro.

1 de Mendoza.

Aquí se cuestiona que luego de realizar una investigación archivé una

denuncia del año 2013 en la que un policía había denunciado que el Dr. Martín

Ríos (quien según la acusación integró la asociación ilícita recién en 2019) le

había ofrecido dinero a través de otra persona por teléfono para que no

reconozca a un sujeto de apellido Gaete, investigado en un caso de tráfico de

drogas.

La decisión, aunque no lo dice, fue consentida por el

representante del Ministerio Público Fiscal.

4) CONCLUSIÓN DE LA IMPUTACIÓN

En resumidas cuentas, el Fiscal me acusó de que soy “Jefe” u

“Organizador”, no se sabe pese a que son dos roles diferentes, de una


asociación ilícita dedicada a tramitar beneficios ilegales en el juzgado a mi cargo,

integrada por los abogados Alba, Ortego, Ríos, Aramayo, y ex despachante de

aduanas (asesinado por uno de los “testigos”) Diego Aliaga.

A la par, consideró que mis gastos (especialmente viajes), y la

adquisición de diversos bienes familiares no se encuentran justificados, lo cual

configuraría enriquecimiento ilícito de funcionario y que introduje al mercado el

dinero de origen ilegal, lo que en derecho resultaría lavado de dinero.

V.- ILEGALIDADES PRODUCIDAS DESPUÉS DE LA

IMPUTACIÓN

En línea con las irregularidades manifiestas ocurridas durante la

investigación preliminar del proceso, con posterioridad a las medidas reseñadas

anteriormente, sucedieron muchas otras de mayor magnitud, que demuestran

hasta qué punto están dispuestos a llegar para detenerme, destruir mi trayectoria

y desplazarme del cargo.

V.1.- LO OCURRIDO CON UN SUJETO DE NOMBRE JAVIER

SANTOS ORTEGA

Uno de los hechos que me atribuyó el Fiscal -como ya dije-

constituye el hecho nro 3 que se vincula con haber recibido un soborno para

beneficiar a un sujeto de nombre Javier Santos Ortega que enfrentó un proceso

en el juzgado a mi cargo instruido por el delito de encubrimiento de contrabando.

Ortega fue detenido en el marco de la causa FMZ 21303/2019 que

tramitó en el juzgado del que soy titular. Originalmente (el Juez Federal Marcelo

Garnica subrogándome), le imputó la comisión del delito de contrabando con


motivo del secuestro de mercadería de un depósito que habría sido ingresada

omitiendo el control del servicio aduanero.

No obstante, al momento de resolver su situación procesal, consideré

en un auto fundado que no estaba acreditada su intervención personal en el

ingreso de la mercadería en el territorio nacional (acto típico incriminado en los

arts. 864 y 865 de la Ley 22.415) sino en su ulterior tenencia. Lo procesé

entonces por el delito de encubrimiento de contrabando.

La decisión, cabe destacar, fue confirmada por la Cámara Federal

de Apelaciones de Mendoza.

En lo que aquí concierne, surge que el Fiscal “auditó” el proceso y

consideró que la resolución que adopté fue contraria a derecho.

Solicitó entonces la detención de Santos Ortega, bajo la premisa que

habría pagado un soborno. El Juez Puigdengolas convalidó el pedido y Ortega

fue detenido.

Las constancias de la causa 13.854/2020 dan cuenta que en la

audiencia fijada para intimarle el hecho y recibirle declaración indagatoria que

tuvo lugar el 7 de mayo de 2021 por la mañana, Ortega eligió hacer uso de su

derecho a guardar silencio por consejo de su abogado, que razonablemente

aludió a la necesidad de examinar previamente las actuaciones.

Ortega solo refirió que si permanecía detenido se iba a suicidar y que

tiene desordenes psiquiátricos.

La referencia no es menor porque cuando estuvo detenido a mi

disposición en la causa FMZ 21303/2019, antes de recuperar su libertad, había

protagonizado un intento de suicidio en la unidad penitenciaria en que estaba

alojado. Incluso había dejado una nota suicida, y personal penitenciario lo había

hallado con una sábana en el cuello.

Luego de prestar su declaración indagatoria Ortega fue alojado en la

seccional nro. 4 de la policía de la Pcia. de Mendoza.


De las constancias de la causa surge que el día 7 de mayo, estando

detenido, personal policial interrogó ilícitamente a Ortega sin su abogado en la

Comisaría. Se labró un acta que da cuenta que aludió que tenía toda la intención

de quitarse la vida, a sus desórdenes psiquiátricos, e inclusive que le fue

suministrada “medicación”. Asimismo, expresó espontáneamente ante el policía

que ilegalmente lo interrogaba que deseaba confesar el delito. El propio

Comisario Sanchez deja constancia que el detenido Ortega momentos antes le

habría referido que al Dr. Rios le pagó una suma aproximada de u$s 200.000 por

su defensa y que no tiene idea si estuvo el Dr. Bento, que hicieron con el dinero

no sabe y que esta dispuesto a declarar porque el lo único que hizo fue pagar lo

que en ese momento el abogado defensor le pidió.

A su vez, en la causa 13.854/2020 consta que ese mismo día, a las

18:39, se constituyó en sede policial el Fiscal (y también la secretaria y el Juez

por WhatsApp) y se le recibió una ampliación de su declaración indagatoria. Se

dejó constancia de las objeciones de su abogado para realizarse el acto. Ortega

refirió nuevamente a su intención de suicidarse, de sus problemas psíquicos, y

fue interrogado exhaustivamente por el Fiscal. Finalmente, en estas

circunstancias, sin verificación médica, aprovechando su situación de

vulnerabilidad, “confesó” el hecho atribuido, y aludió que pagó un soborno para

recuperar su libertad en la causa FMZ 21303/2019.

Los términos de su declaración son erráticos e incoherentes, (propios

de una persona que es sometida a una situación del tenor que quedó

documentado) y refirió a personas y lugares inconexos, no quedó claro cuánto

dinero supuestamente entregó, a quién, e incurrió en múltiples auto

contradicciones evidentes.

Luego, el Fiscal le recibió declaración a tenor del art. 41 ter del

Código Penal y en breve lapso se le otorgó su excarcelación.

Adjunto como Prueba 9 las actas que documentan cuanto señalé.


Como la Comisión podrá apreciar, lo actuado expresa extrema

violencia institucional, en razón de que se interrogó en una Comisaría a una

persona vulnerable que manifestaba a viva voz que si continuaba detenido se

iba a quitar la vida, hizo referencia a desórdenes psiquiátricos, y consta que

incluso -antes de su declaración- se le habían suministrado medicamentos (se

presume psiquiátricos).

Lo sucedido con Ortega es uno de los hechos más graves que vi en

mi carrera profesional, y evidencia un claro abuso de poder en los términos del

art. 248 del Código Penal e, incluso, la aplicación de apremios ilegales (art. 144

bis, Código Penal).

Ortega no podía prestar declaración bajo ninguna circunstancia en el

escenario expuesto (que quedó documentado), ni recibírsele una “confesión” en

la policía en esas condiciones y el único objetivo que tuvo el acto ilegal fue que

reconociera cualquier cosa y me involucrara en los hechos.

Ortega será medio loco, pero no es tonto. Optó por mentir con tal de

satisfacer al fiscal y obtener su libertad. De otro modo, hoy seguiría preso.

El acto contó con el aval del Juez Puigdéndolas que según parece

increíblemente intervino en la audiencia por WhatsApp (ver acta). El Juez fue

cómplice (aunque sea por omisión, es el garante de la tutela de las personas

detenidas bajo su jurisdicción) de lo sucedido. De ninguna manera pudo avalar o

consentir que se reciba declaración indagatoria a Ortega (ni a nadie) en esas

circunstancias de extrema vulnerabilidad, ante la policía, y mucho menos una

“confesión”.
Esto de las declaraciones espontáneas de los detenidos ante la

policía (método utilizado por el proceso dictatorial y ya desterrado en nuestro

ámbito), las expresiones volcadas por los detenidos sin la presencia de su

abogado (recordemos el caso “Miranda” de 1966 dictado por la Corte de los

Estados Unidos y recogido en nuestro país, que dio lugar a las conocidas reglas

de Miranda y nuestra reforma procesal en este tema), la omisión de control

médico de una persona en esas condiciones y con esos antecedentes, la falta de

consideración de su vulnerabilidad resultan inaceptables en un Estado de

Derecho. La corte ha dictado saludables pronunciamientos condenando estas

practicas ilegales. Basta con recordar la doctrina sentada en “Rayford”,

“Fiorentino”, “Francomano”, “Ventura ¨, “Daray” entre otros fallos sancionando

esta práctica ilegal.

Me pregunto que hacía Vega a las 18,39 hs. en la seccional 4 de

la Policía de Mendoza, o el juez desde San Rafael con su teléfono si no es

convalidando este proceder ilegal.

Ortega declaró con libertad ???. Pues no, lo hizo

coaccionado, con una voluntad deteriorada, para obtener su libertad. Su

declaración no puede ser admitida. Así lo pedimos en su momento al juez

interviniente quien aun no le dio trámite a nuestro pedido.

‘ V.2.- LA DENUNCIA PROMOVIDA POR OMAR RODRIGUEZ Y

SUS ABOGADOS – EL PEDIDO DE “DESESTIMACIÓN” DEL FISCAL VEGA


Los antecedentes del caso dan cuenta que a instancias del Fiscal

Vega también se ordenó la detención de otra persona llamada Omar Rodríguez.

Rodríguez -como ya señalé- afrontó un proceso en el juzgado a mi

cargo, instruido en orden al delito de contrabando.

En concreto, según Vega, lo habría beneficiado ilegalmente al

procesarlo por el delito de miembro de una asociación ilícita (art. 210, Código

Penal) y, luego, por su intervención en un hecho de contrabando (art. 865, Ley

22.415).

Para el Fiscal, estas decisiones fueron contrarias a derecho y

Rodríguez habría pagado un soborno.

Como consecuencia de ello fue detenido.

En lo que aquí importa, consta que Rodríguez denunció ante el

poder judicial de la nación que fue coaccionado en su lugar de detención para

que declare falsamente en la causa 13854/2020. Señaló que le fue indicado que

invente un relato y reconozca que pagó un soborno. Se le ofreció que como

contrapartida recuperaría su libertad. Envió una carta manuscrita a sus

abogados en la que expuso la situación vivenciada. Aludió a que los

responsables fueron el personal de la “Fiscalía” y “el Fiscal”.

Ello dio inicio a una causa que quedó originalmente radicada en el

juzgado a mi cargo (turno) -expediente FMZ 7243/2021-.

Obviamente me excusé y tomó intervención el Juez Marcelo Garnica

(Juzgado Nro. 3).

Me presenté entonces como pretenso querellante. Referí que en el

supuesto que se corroboren los hechos denunciados por Rodríguez,

evidentemente tienen por objeto explícito perjudicar mi situación procesal en la

causa 13854/2020 (acompaño como Prueba 10 copia del escrito de querella -

me remitido a su contenido).
Luego tomó estado público que los abogados de Rodríguez habrían

sido víctimas de un robo en su oficina, en el que se habría sustraído información

y elementos informáticos.

Ignoro detalles del proceso que, según Vega, tramitaría en el fuero

provincial. Evidentemente obtuvo oficiosamente datos sobre la denuncia o

actuación prevencional originada en el robo de la oficina de los abogados, pese

a que tramita en sede provincial (otra jurisdicción).

Lo que resulta relevante es que Vega presentó un escrito en la causa

13.854/2020 (que se remitió a esta Comisión de Disciplina) intitulado “PONE EN

CONOCIMIENTO” en el que afirmó positivamente que accedió a las actuaciones

judiciales instruidas con motivo de la denuncia promovida por el Sr. Rodríguez.

El acceso a estas actuaciones judiciales constituyó un claro abuso de

poder. El fiscal Vega no puede acceder a una causa en la que se puso en tela de

juicio la actuación de la Fiscalía y el Fiscal, en graves hechos que, de

corroborarse, constituirían supuestos de violencia institucional serios en los que

estaría involucrado. Incluso hizo referencia a mi presentación como pretenso

querellante.

La causa tramita en el Juzgado Federal Nro. 3 con intervención de un

Fiscal de Instrucción.

Además en su escrito Vega también hizo referencia a la denuncia por

robo que tramita en el fuero local (con motivo del hecho del que habrían sido

víctima los abogados de Rodríguez cuyos términos ignoro), y afirmó -en lo que

aquí interesa- que:

“En el día de la fecha haré saber al Juez Federal que interviene en la

supuesta “coacción” todo lo relatado, solicitando asimismo que pida copia

de la presentación ante las autoridades locales, para que asuma su

competencia en la totalidad de la maniobra y la desestime “.


Adjunto una copia del escrito “PONE EN CONOCIMIENTO” como

Prueba 11.

El Fiscal de Cámara dijo que incidirá personalmente para que se

acumule la denuncia de Rodríguez con la denuncia de sus abogados en el fuero

local por el presunto robo que sufrieron en su oficina para que luego se las

“desestime” (textual) sin investigación alguna.

Esto constituyó un evidente abuso de poder, al pretender que se

desestime sin investigación un proceso en el que está mencionado como posible

autor de un grave hecho ilícito.

Su proceder violó todas las reglas posibles que regulan la actuación

de los Fiscales (art. 120, Constitución Nacional y ley del Ministerio Público

Fiscal), la ley procesal (arts. 5, 193 y cc.) y el derecho de las posibles víctimas a

obtener una investigación judicial efectiva frente a delitos cometidos en su

perjuicio (art. 18, Constitución Nacional, art. 25 Convención Americana de

Derechos Humanos).

Máxime cuando se tratan de ilícitos presuntamente cometidos por

agentes públicos (Corte Interamericana de Derechos Humanos en los casos

“Velázquez Rodríguez”, “Bueno Alves”, “Bulacio”, etc.). En estos supuestos es

obligación impostergable del Estado investigar de modo efectivo y diligente los

hechos. El Estado, a través del Ministerio Público Fiscal, debe promover una

investigación seria con el objeto de corroborar -o descartar- su ocurrencia. Más

aún, la omisión de investigar adecuadamente delitos en los que pueden haber

tomado parte agentes públicos acarrea responsabilidad internacional del Estado

(Corte IDH, “Albán Cornejo”, y los ya citados Bueno Alves y Bulacio, entre otros).

Constituyó entonces un claro caso de abuso funcional que el Jefe de

los Fiscales de la jurisdicción, mencionado como posible autor de hechos de

violencia institucional en perjuicio de una persona detenida, afirme que se

involucrará personalmente en el proceso para que se desestime sin


investigación.

También para que la justicia provincial (ajena jurisdicción) se inhiba y

no investigue la denuncia que radicaron los abogados de Rodríguez por un delito

contra la propiedad pese a que, según reconoció, ni siquiera la leyó y

obviamente no conoce las circunstancias de modo, tiempo y lugar del hecho.

Es notorio para cualquiera que abusó de su función como Fiscal de

Cámara. Lo que afirmó Vega en su escrito “PONE EN CONOCIMIENTO” es un

hecho gravísimo, que implica la violación de todas las normas que regulan la

actuación de los Fiscales en un Estado de Derecho.

Manifestó que incidirá, por su alta función, en que se desestimen

procesos instruidos por presuntos hechos de gravedad institucional.

V.3.- LA GRABACIÓN SUBREPTICIA DE UN ABOGADO DEL

FORO LOCAL

Para obtener, a cómo de lugar, prueba en mi contra (el fin y los

medios), el Fiscal promovió que un delincuente que procesé, de nombre Renzo

Stuto, grabe subrepticiamente a un abogado del foro local, de nombre Jaime

Alba, a quien luego acusó del delito de organizador de la asociación ilícita.

Esto es impresionante realmente.

Consta que este sujeto se reunió con el Dr. Alba (con quien tenía

relación porque había sido su abogado), y grabó subrepticiamente

conversaciones, y luego se presentó en la Fiscalía “espontáneamente” y aportó

los audios.

Si bien no resulta de ellos ninguna mención a mi persona (y el Dr.

Alba, en su indagatoria, manifestó que los audios están editados y que en

verdad Stuto lo coaccionó junto con una tercera persona, que portaba un arma)
es muy impresionante que el Fiscal recurra a este tipo de prácticas. Vuelvo, para

el fiscal Vega el fin justifica los medios. Todo vale.

Surge de las conversaciones que Stuto constantemente dirigió la

conversación para que el Dr. Alba diga algo sobre mi persona. Lo provocaba y

provocaba para que me nombre y diga algo en mi contra., pero no lo logró.

Fracasó, nada dijo sobre mí o en mi contra.

El Dr. Alba se encuentra detenido desde entonces, con fuente en

esta grabación, pero leyendo el expediente advierto que la verdad es otra. Vega

llevó a la detención de Alba porque es un letrado que se opuso a su proceder

(por ejemplo un cliente suyo lo denunció al declarar ante el tribunal oral),15 y

preso se acababa el problema y porque de esta forma lo coacciona para que

declare como arrepentido y diga algo, obviamente falso, en mi contra. Incluso lo

iban a llevar a una cárcel lejana, en Ezeiza, lejos de su defensa y familia. Así,

con este método perverso, cualquiera declara como arrepentido y dice cualquier

cosa involucrando a alguien para obtener la libertad. Nadie soporta la prisión.

Máxime un abogado, que ostenta cierto nivel social y de vida y tiene familia a su

cargo (del legajo surge un escrito en el que dice que tiene una hija que estudia

derecho en cuarto año en la facultad). Para ello, le adjudicó una calificación

gravísima (organizador de la asociación ilícita), lo cual no se compadece con las

constancias de la causa y de todas formas es excarcelarle porque cuenta con

arraigo suficiente e imposibilidad de obstruir una investigación avanzada

(plenario de la Cámara de Casación Federal “Diaz Bessone”).

Por ello dejo sentado ante el Consejo el firme temor que tengo

que el fiscal doblegue con la prisión la voluntad del Dr. Alba o de otros y, en el

marco de una negociación ilegal, digan cualquier cosa en mi perjuicio,

15
Hasta le inventó una denuncia por amenazas por dichos que no representan
ninguna conducta punible, ni revisten seriedad o idoneidad., requisitos básicos
para la configuración de un delito.
obviamente falsa, en mi contra para obtener su libertad. Ya lo vimos con los Dres

Ríos y Aramayo que mintieron y dijeron cualquier pavada para incriminarme y

lograron su inmediata libertad.

Pues bien, volviendo al tema, lo realmente grave es que el

Fiscal instó a este Sr. Stuto, una persona que procesé por la comisión de graves

delitos, para que grabe subrepticiamente a un abogado y le haga decir cosas en

mi contra (lo cual no sucedió).

Copio abajo el auto de procesamiento que dicté contra este

individuo:

Para que quede claro a qué me refiero y la gravedad de lo que

está pasando en la causa: El Fiscal recurrió a un delincuente (que procesé), para

que se reúna con un abogado (supuesto miembro de una asociación ilícita) y lo

incite a hablar sobre los hechos que estaba investigando. Prueba ilegal. Luego

detuvo al letrado.
Si además es cierto lo que manifestó Alba (en cuanto a que Stuto

estaba acompañado por una persona armada y que los audios que aportó fueron

editados) lo actuado reviste una gravedad institucional pocas veces vista. Y

nadie lo investiga. Solo se me investiga a mí.

VI.- CONTESTA IMPUTACIÓN

VI.1.- MI DECLARACIÓN INDAGATORIA

El 7 de julio (y las jornadas sucesivas) presté declaración

indagatoria y contesté cada una de las imputaciones en forma categórica.

Expliqué mi intervención en las causas (CASOS 1-8), los

disparates del fiscal (renglón por renglón literal) y mi evolución patrimonial.

Aporté prueba de todo cuanto dije.

Acredité que no existió ninguna irregularidad en los trámites

judiciales (detallé cada proceso, quiénes intervinieron, la conformidad de los

fiscales y las confirmatorias de la Cámara, mi criterio judicial aplicado en cada

caso, que no resulta sujeto a revisión en otro proceso por parte de un fiscal, etc),

y que los bienes adquiridos y gastos que realicé se encuentran plenamente

justificados en mis ingresos y los de mi esposa Marta. Aporté mucha prueba y en

escritos adjuntos pedí la realización de medidas importantes, valoré la

inexistencia de las conductas reprochadas desde un análisis estrictamente

jurídico, destruí las imputaciones de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero

con informes y anexos contables de prestigiosos contadores que realizaron un

examen profundo de mi situación patrimonial.

Adjunto como Prueba 12 una grabación oficial de mi indagatoria.

Asimismo aporto copia de los escritos presentados.


Pido que forme parte integral de este descargo, y V.E. las escuche

antes de resolver para comprender lo ocurrido.

Un observador objetivo podrá verificar que esta causa es un

disparate, está plagada de irregularidades y soy inocente, pero ni el juez ni el

fiscal ni la Cámara me escuchan o analizan con seriedad la imputación y la

prueba. Todos han decidido, no importa cómo, condenarme.

Así las cosas, realizaré una síntesis de mi descargo.

VI.2.- SOBRE LOS PROCESOS OBJETADOS.

Veremos cada uno de los episodios por separado para dotar de la

mayor claridad a esta exposición.

1) CASO UNO: BARDINELLA DONOSO

Como ya señalé, el proceso que involucró a esta persona se

originó en la extracción de testimonios que realizó el Tribunal Oral en lo Criminal

Federal luego de dictar sentencia en una causa vinculada con el secuestro de

doscientos cuarenta y siete kilogramos de estupefacientes en el que fueron

condenadas varias personas.

Resultó que, durante el debate, surgió la posible intervención de

una persona llamada Walter Bardinella Donoso en la financiación o logística del

transporte del estupefaciente.

Ante ello, habiendo colectado prueba y corroborado ciertos datos,

ordené su detención.

De los antecedentes de la causa surge que en el mes de marzo

de 2018 Bardinella Donoso (estando prófugo), a través de los abogados Lucas

Lecour y Sergio Salinas, solicitó su exención de prisión (art. 316, Código

Procesal Penal de la Nación).


Previo dictamen fiscal oponiéndose al pedido atento la gravedad

de la imputación, con fecha 16 de marzo de 2018 rechacé la exención de prisión

por los mismos motivos y, luego, también rechacé el recurso de apelación que

presentaron los abogados por extemporáneo.

Surge también que tres meses más tarde los mismos letrados

volvieron a solicitar la exención de prisión del imputado bajo iguales

fundamentos.

Nuevamente, en concordancia con lo dictaminado por el Ministerio

Público Fiscal que actúa ante el tribunal a mi cargo, rechacé autorizar que

comparezca al proceso en libertad. Mantuve la orden de detención.

Esta vez los abogados recurrieron en el plazo establecido en la ley

y tomó intervención la Sala B de la Cámara de Apelaciones.

Lo que, como dije antes, es realmente muy curioso, que durante el

trámite del recurso el Fiscal Dante Vega se presentó ante la Cámara, en un

proceder inédito se adhirió al recurso de apelación del imputado, y dictaminó a

favor de la concesión de la exención de prisión pese a que, de acuerdo a los

antecedentes de la causa, Bardinella Donoso estaba imputado de haber

intervenido en un rol trascendente en el transporte de doscientos cuarenta y

siete kilogramos de estupefacientes. Luego, como también señalé, ante el fallo

adverso interpuso un recurso de casación en favor del prófugo, que obviamente

le fue rechazado.

Los antecedentes del caso dan cuenta que con fecha 8 de marzo

del año 2019 (al año siguiente) volví a denegar un nuevo pedido de exención de

prisión.
Como consecuencia de ello Bardinella Donoso fue finalmente

detenido por las fuerzas de seguridad con motivo de la orden de detención que

había dictado en su contra el 6 de marzo del 2020.

Ya con nuevos abogados (Dres. Ortego -supuesto miembro de

una asociación ilícita dedicada a obtener “beneficios” en mi juzgado y Aramayo),

rechacé ahora su excarcelación bajo cualquier tipo de caución. No obtuvo ningún

beneficio, todo lo contrario.

Luego, el 7 de abril del año 2020, rechacé su prisión domiciliaria,

decisión luego confirmada por la Sala B de la Cámara.

Dos meses más tarde, en el mes de junio del año 2020, volví a

rechazar un nuevo pedido de excarcelación, también homologado por el tribunal

de apelaciones.

En el ínterin, también rechacé un pedido de nulidad que

efectuaron sus abogados vinculados con la exclusión probatoria de un informe

técnico sobre su teléfono (decisión del 20/09/2020, confirmada también por la

Sala B de la Cámara).

Por último, con fecha 12 de febrero de 2021, rechacé un quinto

pedido de excarcelación.

En estas circunstancias, me pregunto realmente qué irregularidad

o beneficio indebido obtuvo este sujeto bajo mi jurisdicción.

Viendo los antecedentes de la causa surge que denegué

absolutamente todos los pedidos que realizó en mi tribunal.

Las constancias de la causa dan cuenta que el 8 de julio de 2020

(cuando debía resolverse la situación procesal de Bardinella Donoso) sufrí un

accidente (me fracturé cuatro costillas) y obtuve una licencia médica.


La secretaria del Juzgado habló con el juez a cargo del proceso y,

siguiendo sus órdenes, proyectó una resolución (procesamiento y prisión

preventiva por el delito de transporte de estupefacientes y falta de mérito por la

tenencia de 4,8 kg. de marihuana). Como lo declararon juez y secretaria, el juez

subrogante analizó el caso, dispuso el criterio adoptado y rubricó el fallo

conforme su postura. Ni habló conmigo.

Así lo declararon ambos funcionarios.

Surge claramente que el auto de falta de mérito se fundó en que

una testigo no reconoció a Bardinella Donoso como quien le entregó 4,8 kg. de

marihuana (y no tengo absolutamente nada que ver si alguien -el propio

Bardinella Donoso o sus abogados- incidieron en esa prueba), y que la decisión

fue proyectada y firmada por otros funcionarios mientras estuve de licencia

médica.

Además no es sensato que un Juez reciba un soborno para que

otro Juez -bajo supuesto engaño- firme un auto de procesamiento y prisión

preventiva del beneficiado por un delito que prevé una pena que oscila entre 6 y

15 años de prisión.

En definitiva, cualquiera que examine estos antecedentes debería

admitir que el trámite de la causa que involucró a este Sr. no refleja

absolutamente ninguna irregularidad, cuanto menos de mi parte. De adverso, el

Fiscal de Cámara debería explicar por qué, en este expediente, dejó de lado su

criterio inveterado en materia de delitos de narcotráfico y dictaminó

favorablemente al pedido de exención de prisión que realizó un sujeto -luego

procesado- por haber tenido injerencia en el transporte de doscientos cuarenta y

siete kilogramos de estupefacientes, y después en un acto funcional inédito


interpuso un recurso de carácter extraordinario en beneficio del imputado

prófugo.

En lo que a mi concierne, es notorio que no beneficié a este

sujeto, ni que tampoco sus abogados tuvieron alguna influencia indebida en el

trámite de la causa, dado que se rechazaron todos los planteos que realizaron,

incluyendo varias veces la libertad de su cliente, su prisión domiciliaria, y

nulidades.

Y en el colmo del absurdo se me imputa como una irregularidad por

qué al prófugo Bardinella Donoso no le despaché sus medidas y recién lo hice

luego cuando fue detenido.

Pues es muy simple. Es criterio inveterado de la Corte Suprema de

Justicia de la Nación que el prófugo no tiene diálogo con el tribunal y no puede

actuar en su defensa (Fallos: 186:82; 205:407; 259:365; 272:258; 301:57;

306:866; 310:2093; 317:831, entre muchos otros)16 y así procedí y por el

contrario una vez detenido tiene amplísimos derechos y la prueba que pide se

tiene que hacer, al menos en un proceso con justicia (lo establece la

Constitución en el art. 18 al consagrar el derecho de defensa en juicio y el código

procesal en los arts. 199 y 306 y lo dijo Corte y los tribunales superiores y rige en

todos los procesos, menos en este por cierto).

A su vez, de la extracción de información del teléfono de

Bardinella Donoso, no surge mi intervención en sus actos, ningún acuerdo ilegal

y ninguna irregularidad respecto al trámite del proceso. Solo consta que sus

16
Es aceptado por todos que el imputado prófugo no puede intervenir, no es
procedente la designación de un abogado defensor y consecuentemente no puede
actuar un letrado en su nombre. No existen excepciones. Así Cámara del Crimen,
sala VII, causas nros. 36.639, “Barbeito, G.” del 27/05/2009; 15.654/13, “Ayala
Giménez, L. A.” del 30/5/2013 y “Rivas Ludueña” del 17/3/2021.
abogados estaban proyectando la presentación de escritos y estrategias

judiciales, propias de su tarea profesional.

Más aún, surge que Bardinella Donoso dudaba mucho de su

abogado Rios, de las cosas que le decía y las ilusiones que le brindaba (cfr.

diálogos con su esposa). No confiaba en él. Y las promesas que le realizaba el

letrado son propias de la práctica de ciertos profesionales que van llevando al

cliente preso con ilusiones en el tiempo mientras transitan el proceso.

Bardinella Donoso no le creía nada a Rios ni tampoco a Ortego y

estos dos se distanciaban y maltrataban a Diego Aliaga (lo trataban de loco,

mogólico y traidor). En la lógica de la imputación, Aliaga era el supuesto

intermediario del “arreglo” que no existió. Y Ortego ni Rios ni Aramayo lograban

nada en la causa. Pasaba el tiempo y Bardinella Donoso seguía rebelde y con

pedido de captura. Yo rechacé todos los pedidos que realizó, incluyendo dos

exenciones de prisión, varias excarcelaciones, prisión domiciliaria, nulidades,

etc., por lo cual bastante mal les fue conmigo.

No se ha probado una entrega de dinero (ni cuánto, cómo y dónde ni

a quién, ni si tenía ese dinero y de dónde lo extrajo, etc.), pero, de todas formas,

si ese episodio existió no es un hecho en el que yo hubiese intervenido.

No existe ninguna mención a un supuesto acuerdo venal ni

absolutamente nada por el estilo.

Y es absurdo que si Bardinella Donoso pagó un soborno y sus

abogados integraban una asociación ilícita conmigo, hubiera rechazado de plano

el planteo de nulidad que realizaron sobre el peritaje del teléfono incautado. De

ese dispositivo se extrajo la información que dio inicio a este proceso.

O sea que no otorgué ningún beneficio a Bardinella Donoso.

Rechacé todos los pedidos y planteos que realizó en mi tribunal.


El auto de procesamiento y prisión preventiva por el delito de

transporte de doscientos cuarenta y siete kilos de estupefacientes y su falta de

mérito por el delito de tenencia de 4,8 kilos de la misma sustancia fue rubricado

por otro juez, mientras estuve de licencia médica.

Adjunto como Prueba 13 copia de mi licencia médica.

En este caso, en el reciente auto de procesamiento (contiene 823

páginas notificado el primer día hábil posterior a la finalización de mi declaración

indagatoria) dictado por el Juez Eduardo Puigdengolas, se utiliza como prueba

de cargo que en el sistema informático Lex 100 aparece suscripta en forma

digital una resolución que fue firmada de manera hológrafa por el Juez Marcelo

Garnica. Debo destacar que en relación a lo referido, no tuve posibilidad previa

de defenderme y entonces ahora aclaro

En primer lugar yo NO suscribí esa resolución por encontrarme en

uso de licencia médica.

En segundo lugar NO se trata aquí de una firma digital que

requiera para su incorporación usuario ni clave alguna.

En tercer lugar, al momento de firmarse esa resolución, en mi

juzgado SOLO firmaba digitalmente causas cuyo contenido refieran a la

constitucionalidad del art. 14 2da. parte de la Ley 23.737.

Como conclusión entiendo que se trató de un error involuntario

cometido por personal de la mesa de entradas de la Secretaria C del tribunal al

cargar los firmantes al momento de confirmar el despacho.

2) CASO DOS: NASI

Este caso se basa en la causa FMZ 35072/2016, en la cual se

investigó una organización dedicada al contrabando de mercaderías.

Básicamente, se me cuestiona, en primer lugar, el dictado de un

auto de falta de mérito y de procesamiento dictado contra el imputado Eugenio


Nasi por el delito de encubrimiento de contrabando que fue revocado por la

Cámara Federal de Apelaciones de Mendoza y, en segundo lugar, la decisión

por la cual meses después le otorgué su excarcelación.

Respecto a lo primero, ambos autos se encuentran debidamente

fundados y basados en las constancias de la causa. Las decisiones que adopté

fueron consecuencia de una interpretación razonable de la prueba incorporada y

de ninguna manera tuvieron como presupuesto una valoración retorcida con la

finalidad de favorecer al imputado Nasi.

Es un criterio judicial que está exento de reproche.

Según mi criterio, la prueba recabada justificaba que se dicte la

falta de mérito del imputado por dos hechos y por ser miembro de una

asociación ilícita y su procesamiento por otro, bajo la calificación de

encubrimiento de contrabando.

En el trámite de la causa no existe ninguna irregularidad que

justifiqué la imputación de que percibí un soborno para beneficiar a este sujeto.

Con relación a la excarcelación del imputado, de las constancias

del proceso surge que el Fiscal Federal dictaminó previamente a favor de su

libertad y, luego, consintió la decisión que adopté bajo la caución REAL de $

1.000.000.-

O sea que la resolución contó con el previo y posterior aval del

Ministerio Público Fiscal.

Respecto esto último, el Fiscal Vega expuso en su requerimiento

que me valí de la “buena fe” del Dr. Alcaraz -Fiscal Federal interviniente en la

causa FMZ 35072/2016- por haber, a su criterio, evaluado la situación de Nasi

en cuestiones de salud y humanitarias. Al respecto, el Fiscal Alcaraz, que es un

funcionario capaz con el que hemos tenido disensos en cuestiones jurídicas

cada uno desde su rol, al momento de contestar la vista conferida tuvo a su

disposición la totalidad de las actuaciones y dictaminó a favor de la libertad del


imputado. Por ello, no me he valido de la buena fe de nadie. Es un absurdo

completo.

Vengo pidiendo que se cite a prestar declaración testimonial al

Fiscal Alcaraz y no se ordenó la prueba, pese a su evidente utilidad para

confrontar la imputación. Ya vimos con la declaración del Juez Garnica la utilidad

de la medida. Aquí es igual, pero el juez no me hace lugar a las pruebas.

Sumado a ello, de las constancias de la incidencia surge que Nasi

presentaba problemas de salud y que sus padres, adultos mayores, debían ser

cuidados y nadie podía hacerse cargo de ellos, lo que fue debidamente

constatado mediante una encuesta ambiental.

Por lo demás, Nasi no estaba imputado de un delito infamante y

que evidenciara peligrosidad (contrabando) con lo cual nadie puede poner en

tela de juicio que le otorgara su excarcelación, con consentimiento del Fiscal.

Máxime que si seguimos criterios actuales de los tribunales de alzada la opinión

del fiscal obliga al juez, conforme el sistema acusatorio vigente, salvo ilogicidad o

falta de fundamentación del dictamen, lo cual no se presentó en el caso.

Luego el fiscal Vega me atribuye la responsabilidad de haber

generado una excesiva cantidad de incidentes en favor de Nasi. Un disparate. Es

obvio que ante cada planteo de las partes deben sustanciarse incidentes para

resolver las peticiones. Yo no promoví nada. Ante cada pedido de los abogados

se formó un incidente, como establece la ley procesal, y se le dio el curso que

correspondía.

Inclusive, esto es así siempre, aunque parece que lo ignoran, por

ejemplo en la causa 13.854/2020 consta que se formaron por lo menos siete

incidentes por pedido de libertad del imputado Dr. Luciano Ortego y por lo menos

cuatro por la libertad del Dr. Alba, amén de varios pedidos de habeas corpus que

tramitaron por incidentes separados.


Así de absurda es la imputación. Me imputan que “abusé de las

formas” porque en el plazo de un año y medio se formaron nueve incidentes a

propósito de pedidos de libertad de Nasi, y en la causa 13.854/2020 el Juez

tramitó cuanto menos siete incidentes por pedidos del detenido Dr. Ortego en

dos meses.

Por lo demás, como dije antes, de las comunicaciones extraídas

del celular de Bardinella Donoso surge evidente, además, que Aliaga (supuesto

organizador de la asociación ilícita e intermediario directo conmigo) no tuvo

ninguna relación con la causa. Al contrario. Ambos decían que no se informe a

Aliaga sobre el trámite de la causa. Lo soslayaban por completo. No intervino en

nada.

Y surge de los mensajes que Ortego cobró un honorario de veinte mil

dólares (u$s 20.000) que “el gordo Nasi” le debe o pagó, no se entiende, pero

que afirmó se quedó corto en el monto según le pareció, lo que no se

corresponde con un caso de cohecho por tanta plata.

No existe en ese material ninguna mención, siquiera solapada, a

mi persona.

3) CASO TRES: ORTEGA Y MOLINA

Este caso se basa en la causa FMZ 21303/2019, en la cual se

investigó una presunta infracción a la ley 22.415 por parte de un grupo de

personas dedicado a la comercialización de mercaderías de origen extranjero

ingresada al país sin el correspondiente aval aduanero.

En primer lugar, el Fiscal Vega me atribuye responsabilidad por el

cambio de defensor que realizaron los imputados Ortega y Molina.


Ahora bien, no funda ni prueba lo que dice y ¿Qué culpa tengo yo

que el CPPN permita que el imputado pueda cambiar tantas veces como quiera

de Defensor?

Véase que tan absurda es la imputación que el propio Ortega

manifestó en una declaración que el Dr. Figueroa (su abogado original) “le cobró

un montón de dinero y nunca hizo nada”.

Por lo demás, consta en la causa que cuando Ortega cambió su

abogado, el Dr. Figueroa pidió que se lo convoque a una audiencia para que lo

ratifique porque el imputado tenía problemas psiquiátricos, lo cual accedí, y

ratificó personalmente la designación de su nuevo letrado defensor.

Esto no es compatible con que se hubiera digitado la intervención

del nuevo abogado, claramente. En el terreno de las hipótesis Ortega, en la

audiencia que dispuse, podría haber ratificado la intervención del Dr. Figueroa,

frustrando así, desde el inicio, el supuesto “plan” y cohecho.

En segundo término, de acuerdo a la imputación, con la nueva

Defensa de Ortega -Dres. Ríos y Aramayo- utilicé un intento de suicidio de

Ortega en la Unidad 32 del Servicio Penitenciario Federal para otorgarle su

prisión domiciliaria. Se me imputa que nunca ordené la realización de una pericia

caligráfica sobre una carta que el personal del Servicio Penitenciario Federal

encontró sobre la cama de Ortega, en la que manifestó que el único culpable era

él, que la mercadería no era suya, y que el Sr. Molina era solamente un

empleado sin injerencia en los hechos.

Esto es un absurdo importante.

Conforme surge de las constancias de la causa FMZ 21303/2019,

personal del Servicio Penitenciario Federal encontró a Ortega con una sábana

atada al cuello en un estado de angustia. Consta que, días posteriores a ello, el

equipo psiquiátrico y psicológico de la Unidad 32 del SPF evaluó a Ortega y

recomendó su internación en un nosocomio especializado en psiquiatría. Por tal


motivo, fue trasladado y alojado en el pabellón judicial del Hospital “El Sauce”, en

el que permaneció internado hasta que fue estabilizado.

Es obvio que se intentó suicidar, lo encontraron con una sábana

en el cuello y una nota suicida en su cama, y los psiquiatras de la unidad

penitenciaria informaron sobre sus problemas de salud mental. Terminó

internado en un centro psiquiátrico.

Es un disparate que me imputen una irregularidad porque no

ordené un peritaje de una nota suicida que fue encontrada en la celda de una

persona con una sábana en el cuello que luego fue examinada por psiquiatras y

terminó internada en un centro de salud mental.

Inclusive consta que en la causa FMZ 21303/2019 se presentó el

psiquiatra personal de Ortega y manifestó problemas psiquiátricos que padecía.

Más aún, tan cierto es que Ortega evidentemente tiene problemas

psiquiátricos y es un suicida en potencia, que cuando fue detenido bajo la

acusación de pagar un soborno en la causa 13.854/2020 lo único que dijo varias

veces es que iba a quitarse la vida.

En tercer lugar, alega el Fiscal que en un primer momento imputé

a Ortega y a Molina por el delito de contrabando agravado por el monto,

puntualmente una presunta infracción al “art. 865 inc. a, con la agravante del art.

865 inc. i) de la ley 22.415, ordenando sus detenciones.

Esto es falso. La imputación a Ortega y a Molina y al resto de los

coimputados, no fue suscripta por mí, sino por el Dr. Marcelo Garnica en su

calidad de Juez Subrogante.

En cuarto lugar, el Fiscal General menciona que solamente en

base a una ampliación de indagatoria de Ortega lo procesé por encubrimiento de

contrabando -con una escala penal sensiblemente menor al imputada

originariamente-. Como consecuencia de ello, se formó el correspondiente

incidente de excarcelación de Ortega, el Ministerio Público Fiscal dictaminó de


manera negativa, pero de igual manera, teniendo en cuenta las circunstancias

particulares del imputado, hice lugar al pedido excarcelatorio.

Lo llamativo de esta decisión es que tal resolución fue apelada por

el Ministerio Público Fiscal, pero la Cámara Federal de Apelaciones de Mendoza

NO hizo lugar al recurso y mantuvo la calificación por la cual había procesado a

los imputados. Incluso, el Ministerio Público Fiscal interpuso un recurso de

casación, el que fue declarado inadmisible por la Cámara Federal de

Apelaciones de Mendoza.

O sea que la decisión supuestamente contraria a derecho fue

convalidada (dos veces) por la Cámara Federal.

Evidentemente el criterio adoptado no fue erróneo. En tal ocasión,

en una extensa y ampliamente fundada resolución, entendí que los hechos

encuadraban en un encubrimiento de contrabando, no en un contrabando

agravado como había calificado inicialmente el Dr. Garnica al momento de

realizar la imputación formal.

En quinto lugar, respecto a la situación de Molina, realicé un

cambio de participación porque consideré que no había tenido intervención

nuclear en los hechos. La decisión fue nuevamente avalada por el Tribunal

superior.

Además de todo lo dicho, de la causa FMZ 21.303/2019 surge que

los Dres. Ríos y Aramayo me solicitaron, en reiteradas ocasiones, la devolución

de diecinueve (19) Pagarés que habían sido secuestrados por la suma

aproximada de un millón de dólares (u$s 1.000.000), a lo que no hice lugar, lo

cual es incompatible con haber recibido un soborno por parte del imputado o que

hubiera integrado una asociación ilícita con los abogados. Les denegué la

entrega de valores por sumas millonarias, lo cual acredita la inexistencia de un

beneficio o un vínculo con el imputado o sus letrados, al igual que las

camionetas secuestradas.
Asimismo, a pedido de la Aduana ordené la donación la totalidad

de la mercadería secuestrada, valuada en más de $ 200.000.000 de pesos, en

un claro perjuicio económico de Ortega, lo que tampoco es compatible con un

soborno para beneficiarlo.

En definitiva, las resoluciones adoptadas en este proceso son

inobjetables, a punto tal que fueron confirmadas por la Cámara Federal de

Apelaciones de Mendoza, que inclusive rechazó recursos de casación.

Y Ortega, arrepentido y confeso, no se le puede creer. Ya me referí a

sus dichos incoherentes, a que no me involucra y a las condiciones en que se

recabó su testimonio. Acredité la ilegalidad del acto procesal. Se ha probado que

se trata de una persona con serios problemas mentales que dijo que si quedaba

preso se iba a suicidar (textual). El pobre hombre estaba dispuesto a decir

cualquier cosa para irse a la casa.

En cuanto a su declaración debemos necesariamente hacer algunas

consideraciones. Vuelvo sobre el tema dada su importancia. Liminarmente

declaró en una espontánea ante la policía, sin su abogado, lo cual está prohibido

por la ley (CPP arts. 184 inc. 10 y 297 y ver la Corte en los monumentales fallos

“Rayford” y “Daray”, que cuestionó las declaraciones ante la policía sucedidas

precisamente en San Rafael, provincia de Mendoza), y llama mucho la atención

que hubiese declarado espontáneamente a esa hora en la Comisaría 4 de la

Policía de Mendoza, en contra de la opinión de su abogado defensor, el Dr.

Roberto Lavado. Es muy curioso que se encontraba en el lugar el fiscal Dr.

Dante Vega a esas horas (18,39 hs.), un día viernes, con quien habló

previamente, a solas, en el lugar de detención sin la actuación y presencia de su

abogado (lo cual no se hace y es delito).


Pues qué hacía el Fiscal pululando por la Comisaría Nro. 4 de la

Policia de Mendoza ese viernes a las 18 sino es induciendo al detenido para que

declare en mi contra.

Y resulta muy llamativo que confesó el delito (aunque mintió) y de

inmediato su abogado aprovechó y pidió su excarcelación o prisión domiciliaria,

lo que sea, el Fiscal lo pensó un poco, y transcurrido el fin de semana fue

liberado.

¡Qué obvio es todo! Cambió su declaración mentirosa a cambio de su

libertad. Declaró enfermo (vulnerabilidad), coaccionado (violencia moral) y sin

libertad psíquica plena.

Ortega declaró preso, primero ante la policía en una declaración

espontánea prohibida, sin la presencia de su abogado, enfermo y con su psiquis

alterada. Incluso se dejó constancia que consumió mediación psiquiátrica. Sin

duda no declaró en forma libre, lo cual importa la nulidad del acto (CS, fallos

308:733). No debemos reparar que, como dice Julio Maier, la sola presencia de

la fuerza pública implica, en la vida real, coacción suficiente para producir un

consentimiento viciado (cfr. su monumental Derecho Procesal Penal.

Fundamentos, T. I, Bs. As., 2da. ed., año 2002, p. 686) y en el caso de Ortega

tenemos policías, cárcel, ausencia del abogado consejero que quería que no

declare porque no le daban acceso a la causa y no la conocía, y una mente

alterada y enferma.

Nunca podemos perder de vista que en el marco de una

investigación penal no se puede buscar la verdad o justicia a cualquier precio.

Existen límites que consagra la Constitución y los pactos internacionales que

nunca deben soslayarse.


Como señaló la Corte de los Estados Unidos y repitió nuestro Alto

Tribunal en el caso “Montenegro”, “el conflicto entre dos intereses

fundamentales de la sociedad; su interés en una rápida y eficiente

ejecución de la ley y su interés en prevenir que los derechos de sus

miembros individuales resulten menoscabados por métodos

inconstitucionales de ejecución de la ley” (Spano vs. New York, 360 U.S.

315-1958), debe ser resuelto siempre en favor de la protección de los derechos

de los ciudadanos.

No puede otorgarse valor a las pruebas ilegales que son el resultado

de un delito. Sin dudas se compromete a la buena administración de justicia

porque resultaría beneficiaria de un hecho ilícito.

Ningún sistema de justicia criminal puede o podría sobrevivir si

dependiese, para mantener su efectividad, de la abdicación que los ciudadanos

hagan de sus derechos constitucionales (Corte de los Estados Unidos, en el

famoso caso “Escobedo v. Illinois”, 378 U.S. 478-490, citado por nuestro Alto

Tribunal en el fallo “Fiorentino” del 27/11/1984, voto del juez Petracchi).

Ortega será medio loco y un delincuente, como lo confesó, pero de

tonto no tiene nada. Mintió y quedó liberado.

Pero veamos qué declaró y se comprobará que de mí no dijo nada.

Inicialmente afirmó que se quería matar, que estuvo internado, sujeto

a tratamiento, que es depresivo y que a mí me vio una sola vez en la cárcel de

“El Sauce” y solo le pregunté por qué había intentado suicidarse. Es mentira,

jamás fui a verlo al hospital El Sauce ni a la Unidad de Detencion U-32. La

entrevista tuvo lugar en la Secretaría del Juzgado y efectivamente me preocupé

por la vida de este hombre, como lo haría con cualquier detenido a mi


disposición, le pregunté las razones de su intento de suicidio e intenté

estabilizarlo emocionalmente.

Posteriormente lo que relató es increíble. En verdad expone que fue

víctima de distintas estafas. Primero aludió al Dr. Ríos, a quien le pagó una

fortuna, y luego a Ortego, a quien le entregó otra importante suma de dinero por

ocuparse de su protegido y socio- empleado Molina.

Ríos alegaba que la plata era para el Juez y Ortego que era para

Aliaga, pero en verdad Javier Santos Ortega no habló con ninguno de ellos.

Dijo que entregó mucho dinero en una caja de zapatos, pero no

entran. Mintió.

En definitiva, según parece, varios vivos le sacaron plata, pero yo

brillo por mi ausencia, y de la tramitación del expediente no surge nada irregular.

Pero debemos reparar en ciertas incoherencias en su relato que lo

desacreditan por completo.

Por un lado no prueba la pre existencia del dinero, dónde lo tenía, no

creo que lo tuviera en un Banco y declarado, al menos no lo dijo y probó.

Recordemos que adujo que entregó trescientos mil dólares en una caja de

zapatos lo cual es físicamente imposible.

Por otro lado, dijo que fue un abogado que le sacó dos dólares y le

dijo que lo estaba investigando por pedido de Aliaga y por otro afirmó que un

muchacho de San Martín llamado Eugenio Nasi puso quinientos dólares y

Ortego le devolvió doscientos dólares y le pagaba un diez por ciento (10%) de

interés. Todo muy confuso y extraño. Me parece que este hombre no está muy
cuerdo. Y añadió que Bardinella lo apretaba a Diego Aliaga, aunque no brindó

fundamentos, lo cual representa que tan socios no eran.

Yo nunca lo visité en la prisión. Miente. Verifíquese.

En fin, esta declaración no vale nada.

Este señor Ortega adujo que entregó una fortuna, algo así como

ochocientos mil dólares, pero del NOSIS que aporté en mi indagatoria surge que

es un comerciante de poca monta que reviste la calidad de monotributista. Por

eso, no se acreditó la preexistencia del dinero, dónde estaba, quién lo llevó,

cómo, a quién, nada de nada.

En lo que interesa, no se determinó mi actuación en el supuesto

hecho.

4) CASO CUATRO: MARCOS CALDERON

Este caso se vincula con la causa FMZ 29171/2017 en la cual se

investigó una usina de facturas apócrifas integrada por varias personas entre las

que se encontraba, en un primer momento y, a criterio de la AFIP como parte

Querellante, el Sr. Marcos Calderón.

Me importan diferentes conductas. La examinaré por separado.

1. Inicialmente me atribuyen el hecho de que el imputado Calderón

haya designado como uno de sus defensores al Dr. Luciano Ortego cuando,

como lo establece la ley procesal, el imputado puede cambiar libremente de

defensor cuantas veces lo desee, con la única limitación de que no sean más de

dos y no surge mi intervención en su decisión.

Y se soslayó que no tengo ningún vínculo con el Dr. Ortego (ver que

nadie, ni él, dicen que lo conozco o trato).


2. Asimismo, se me achaca el hecho de no haber notificado al

Ministerio Público Fiscal de la fecha de audiencia que se fijó para que Calderón

amplíe su declaración indagatoria. Parece mentira. No es imprescindible

disponer esa notificación (no lo establece la ley procesal, ni para la indagatoria, y

es un auto que no es apelable) y, en su caso, si ordené la notificación, pues, es

tarea de la secretaria o empleados (CPPN art 126), no mía, y el fiscal puede o no

venir a la audiencia, lo dice él.

Y si al fiscal le resultaba importante podía pedir una nueva

declaración ampliatoria y sin duda se hubiese ordenado.

Por lo demás, esa omisión de notificación no prueba nada, ni un

proceder ilegal o un delito.

En la causa prestó declaración testimonial la actuaria, quien

obviamente reconoció que no soy yo quien realiza las notificaciones, sino

personal de cada Secretaría. Aludió a un error humano, como ocurre todo el

tiempo, que no es irreparable ni motiva nulidad. Además, consta que unos días

posteriores a esa declaración, el expediente fue remitido al público despacho de

la Sra. Fiscal Federal (vista por un pedido de exención de prisión presentado por

la defensa de Calderón), y en esa oportunidad la Dra. Obregón Cano no solo no

manifestó nada respecto a la ampliación de su indagatoria que había tenido

lugar, o a su falta de notificación, ni a la necesidad de interrogar nuevamente a

Calderón, sino que, incluso, dictaminó de manera favorable para que se le

conceda la exención de prisión solicitada.

3. Se me endilga también el hecho de haber introducido en la

causa una medida de prueba, a criterio del Fiscal General “aparente”, esto es el

haber solicitado a una empresa de telefonía un informe de titularidad de un


abonado telefónico que la AFIP decía que pertenecía a Calderón y él, en su

ampliación de indagatoria, manifestó que NO le pertenecía.

Pero es obvio que fue una prueba que debió realizarse. Pero por

favor ! Es obvio que si el imputado dice que el teléfono que se le adjudica no es

de él debe corroborarse. En mi Juzgado y en cualquier tribunal del mundo

civilizado. Es una prueba obligatoria. Así lo establece el art. 304 del Código

Procesal Penal de la Nación para la evacuación de citas. Concierne al derecho

de defensa y resultaba una prueba necesaria para develar lo ocurrido, pertinente

y útil en palabras del ordenamiento procesal.

Inclusive, como reseñaré más adelante, finalmente resultó que el

teléfono no era de Calderón!

Luego, la decisión por la cual decreté la falta de mérito de

Calderón a la expectativa de la prueba solicitada no fue recurrida ni por el Fiscal

ni por la AFIP en su condición de querellante.

4. Se me atribuye también que al momento de disponer la

elevación de la causa a juicio no dejé una “compulsa” (testimonios) para

continuar investigando a Calderón quien se encontraba con falta de mérito,

ahora bien, lo que no se dice es que esa clausura y elevación de la causa al

Tribunal de Juicio, fue suscripta por el Dr. Marcelo Garnica como Juez

Subrogante, por lo cual resulto completamente ajeno al hecho imputado.

Por lo demás esa omisión no acredita ningún delito. La causa seguía

activa, el tribunal contaba con los antecedentes del caso y el Tribunal oral

Federal podía disponer lo que creyese conveniente.

Lo interesante del caso es que, del informe elaborado por la

empresa de telefonía se confirmó que el teléfono que la AFIP le atribuía a

Calderón no le pertenecía, y que ni la Fiscal ante el Tribunal Oral ni los jueces

del Tribunal Oral que realizaron el juicio manifestaron nada sobre la intervención

de este sujeto al momento de dictar sentencia definitiva.


Obviamente este sujeto no tuvo responsabilidad en el hecho

(cuanto menos según la prueba producida durante la instrucción y el juicio a los

procesados) y la falta de mérito que dicté a su respecto es inobjetable.

Por último, consta que el abogado de Calderón (supuesto

miembro de la asociación ilícita) pidió el sobreseimiento de Calderón al Tribunal

Oral. Más allá del error procesal que ello comportó, es obvio que si hubiera

existido alguna clase de “arreglo” hubiera pedido en mi juzgado la adopción de

ese temperamento definitivo, como además correspondía, por lo cual se prueba

que no existió ningún vínculo conmigo.

Es mas, atento a que ni el querellante ni la fiscalía habían

requerido la elevación de la causa a juicio con Calderón, al momento previsto por

el art. 349 del CPPN, la defensa perfectamente pudo haber solicitado el

sobreseimiento de Calderón y no lo hizo, circunstancia que demuestra la

inexistencia de un acuerdo para desvincular definitivamente a Calderón del

expte., ya que como dije antes, el Dr. Garnica elevó la causa al Tribunal Oral

dejando en sus manos la posibilidad de remitir (como sucedió con Bardinella),

compulsa para que la instrucción continúe en relación a Calderón, lo que no

ocurrió.

Queda así refutado por completo el hecho nro. 4

5) CASO CINCO: OSCAR ARMANDO RODRIGUEZ

Este caso se encuentra relacionado con la causa FMZ

39843/2019, en la cual se investigó una presunta organización dedicada al

contrabando de mercaderías de origen extranjero.

Aquí, se me imputa haber procesado a Oscar Armando Rodríguez

en un primer momento solamente por la presunta infracción al art. 210 del CP

(asociación ilícita) y no haberme pronunciado respecto a las infracciones al


Código Aduanero que le atribuyó inicialmente el Juez subrogante Dr. Marcelo

Garnica.

Lo cierto es que, al momento del dictado de esa primera

resolución, no existían elementos de prueba que permitieran considerar a

Rodríguez como partícipe de los hechos de contrabando atribuidos por el Dr.

Garnica. A mi juicio, a lo sumo, surgía un vínculo ilegal con otros imputados, por

eso lo procesé por el delito de ser miembro de una asociación ilícita.

Un delito de extrema gravedad y es un disparate importante

considerar que alguien pague un soborno para ser procesado por una infracción

penal de esa severidad.

Con posterioridad a ello, la Cámara Federal me remitió las

actuaciones a fin de que me expidiera respecto a los hechos de contrabando.

Como consecuencia de ello, valorando la nueva prueba

introducida en mas de cinco meses y siguiendo mi criterio de siempre en estos

casos, ordené el procesamiento de Rodríguez por un hecho de contrabando y

dicté la falta de mérito por los tres restantes y por ser miembro de una asociación

ilícita.

En una nueva intervención como consecuencia de un recurso de

apelación interpuesto por el Ministerio Público Fiscal, la Cámara terminó

procesando a Rodríguez por contrabando agravado (Un Hecho) y por ser

miembro de la asociación ilícita.

Aun hoy, informándome del caso y lo resuelto, no comparto el

criterio de la Cámara, a quien no obstante no intervenir en ninguna conversación

telefónica por medio de los teléfonos que teníamos intervenidos, ni aparecer su

nombre, apellido ni seudónimo vinculado a maniobra de contrabando alguna, se

lo procesa con prisión preventiva por ser miembro de una asociación ilícita por el

simple hecho de que la prevención no elevó un informe que descarte su


participación a través de aplicaciones telfónicas que impiden su intervención. Es

decir, se revirtió la carga de la prueba. En definitiva, es mi criterio judicial.

Que un tribunal superior revoque una decisión del juez no es

evidencia de corrupción. De lo contrario el 100 % de los jueces de este país

estarían enjuiciados. Todos los días los Tribunales de Alzada, desde la Corte a

las Cámaras, revocan fallos de los jueces. Entre los mismos jueces existen

opiniones divergentes y votan en disidencias.

Por lo demás, si bien la Cámara revocó el temperamento que

había adoptado, no advirtió (ni mucho menos denunció) ningún delito.

Lo concreto es que no percibí ningún soborno.

No existe absolutamente ninguna prueba al respecto.

Adicionalmente, como señalé, el 31 de mayo de 2021 Rodríguez

denunció que fue coaccionado por el Fiscal en su lugar de detención para que

reconozca que pagó una coima y pese a que le ofreció salir de la cárcel no

aceptó la propuesta y lo denunció.

Rodríguez mantiene su inocencia, al punto que dijo “no hubo un

peso mío de por medio” (conf. su denuncia).

Si analizamos jurídicamente sus dichos, no surge la comisión de

ningún delito porque señaló que tuvo una propuesta que no aceptó y la vio como

un “cuento del tío…”

Estamos frente a un caso claro de cómo se puede usar el nombre de

un juez para llevar a cabo el fraude. Rodríguez afirmó con claridad que percibió

que el pedido de dinero para el juez era mentira, que no hubo un peso suyo de

por medio, que “no tuvo contacto con la banda” y que a “Ortego ni le pagué

los honorarios”.
Es una prueba concluyente de que no existió ninguna irregularidad

en este proceso.

Queda así refutado el hecho nro. 5.

6) CASO SEIS: IÑIGUEZ y ROSA FERNANDEZ

La acusación Fiscal divide sin motivo jurídico válido este caso en

dos partes. Seguramente lo hace para crear mas delitos y un concurso real de

conductas independientes (CP art 55), pero no lo hizo con Ortega y Molina, y

soslaya que se se trató de una conducta (una única maniobra, en la misma

causa, un supuesto acuerdo venal, inexistente, no cabe duda) realizada en el

mismo contexto y con las mismas partes, por lo cual se trata de un solo hecho.

En una primera parte, el Fiscal Vega me endilga haber pedido por

medio de Diego Aliaga la suma u$s 200.000 por la libertad de Gonzalo Ramírez

Madrid, Juan Carlos Iñiguez y Roberto Flores. En una segunda parte, se me

atribuye haber recibido u$s 40.000 por realizar un cambio de calificación a la

imputada Rosa Fernández.

Todo falso. Veamos.

1. A Gonzalo Ramírez Madrid, el amigo del fiscal Vega, le rechacé

distintos pedidos excarcelatorios y de prisión domiciliaria. Recuperó su libertad a

instancias del Fiscal Vega, quien dictaminó que actuó en los hechos como

“partícipe secundario”. Ya probé que eso no fue justo porque finalmente se me

dio la razón y fue condenado a la pena de 5 años y 6 meses de prisión efectiva

por su intervención en dos graves contrabandos en concurso real. No me

equivoqué. Actué bien, el que lo hizo mal fue el fiscal Vega.

Este sujeto (Ramirez Madrid) evidentemente me odia, y en un mundo

coherente no puede valorarse su “testimonio” contra el juez que lo procesó y

encarceló.
A su vez, dicté el procesamiento y la prisión preventiva de

Ramírez Madrid, Iñiguez y Flores. La resolución fue confirmada por la Cámara

Federal de Apelaciones de Mendoza.

En cuarto lugar, conforme los dichos de Iñiguez, respecto a que

me habría hecho entrega de un sobre con $ 200.000 en el Golf Club ubicado en

el Parque General San Martín. Eso no sucedió, miente. Es falso. No lo

corrobora en forma alguna. ¿ Yo debo probar que no existió o lo debe probar el

fiscal ??, pues, debe hacerlo él. Así lo demanda el principio de inocencia que nos

rige. La carga de la prueba corresponde a la acusación.

Sin perjuicio de ello para acreditar su mendacidad, me gustaría saber

cómo hizo para introducir al momento de los hechos esa cantidad de dinero en

un sobre A4 como manifestó, lo cual resulta sumamente absurdo e imposible.

Sumado a ello, el mismo Iñiguez expresó en su declaración que en ningún

momento vio el contenido del sobre ya que iba cerrado, por lo que de ninguna

manera puede saber que allí adentro estaba esa suma determinada de dinero.

Además, según el “testigo”, esa plata me la habría entregado días previos a su

detención, es decir para evitarla, lo que claramente no sucedió ya que fue

privado de su libertad. Esto, me lleva a preguntarme ¿ Iñiguez pagó para ser

detenido ?

Aún asumiendo que estos condenados digan la verdad y que Aliaga

les pidió dinero en mi nombre, ello no significa que hubiera tenido conocimiento

del hecho. En su caso de trató de un fraude por influencia mentida o venta de

humo (C.P. art 173 inc. 10), y de una tentativa inidónea (ibidem art. 42) de

imposible consumación.

Ramírez Madrid afirmó “yo no accedí y no tenía cómo acceder a

semejante locura, me hubiera excedido”.


Lo reiteró, “no accedí, no acepté, formulé reiteradas negativas,

me negué a acceder porque tenía convicción en mi defensa. Jamás haría

una cosa así y eso es la verdad, pero la cifra era inalcanzable”.

Queda claro la imposibilidad de perpetrar el delito, una exigencia

imposible. Un resultado lesivo “inalcanzable”.

Y no olvidemos Ramírez Madrid es parcial porque presenta una

manifiesta enemistad conmigo al punto que ya me denunció en ocasiones

anteriores (curiosamente nunca dijo nada de esto que dice ahora), lo cual le

resta imparcialidad a sus dichos.

Y recordemos que era un funcionario aduanero que fue condenado

merced la investigación emprendida por mi (y que sorprendentemente recuperó

su libertad durante su proceso gracias a los dictámenes del fiscal Vega).

Flores adujo que Aliaga cambiaba todos los días, que nunca iba a

pagar porque la cantidad era inalcanzable. Era imposible.

Por lo demás, queda claro de los dichos de Flores, que yo no sabía

nada del supuesto proceder porque Aliaga le dijo “tengo que ver cómo hace

para borrar con el codo lo que escribió con la mano”, es decir, que Aliaga, a

quien Flores tildó de inestable y drogadicto, tenía que lograr un cometido que no

estaba acordado conmigo, en buen romance, yo no sabía absolutamente nada y

él tenía que ver cómo hacer para que yo cambié mi postura escrita “con la

mano”.

En este sentido sobre mi falta de intervención en el hecho y la falta

de idoneidad de la exigencia de Aliaga, declaró Raúl Ahumada (fs. 204/206),

quien señaló que


“en el tema andaba solo Aliaga”, que “Aliaga llamaba a Ramírez Madrid

y lo apretaba” y no informó nada relativo a que yo interviniese en el hecho.

Por lo demás, en cuanto a la falta de idoneidad de la conducta

desplegada por Aliaga, Ahumada manifestó que “Flores y Ramírez Madrid le

dijeron que no iban a hacer ningún arreglo, que lo descartaron por

completo, porque no lo tenían y además se consideraban inocentes”.

En el mismo sentido declaró Moira Eli Sosa (fs. 443 a 445), la

esposa de Roberto Dante Flores, que aludió a que Aliaga, un hombre que dice

que presentaba perfume a alcohol y que estaba como drogado, pedía dinero en

mi nombre y que decía que podía darle una mano y reconoció que yo no

intervine en la conducta ilegal.

Y destacó la falta de idoneidad del pedido de Aliaga porque su

esposo Flores “no le iba a dar dinero… porque se consideraba que no tenía

nada que ver…”.

Inclusive en el mismo sentido declaró el delirante de Carlos Felipe

Giménez (fs. 208 y 526 y ss.) quien señaló que

“Ramírez, Iñiguez y Flores sostienen su inocencia y que no estaban

dispuestos a arreglar con la propuesta de la manera que Aliaga la

proponía…”.

Otro supuesto más de falsedad y fraude mediante supuesta

remuneración a un funcionario, lo describió Raúl Cuquejo (fs. 218) quien aludió

a que “se trató de una estafa de mi abogado” y estamos hablando de un pago

de sesenta mil pesos ($ 60.000).


Y Cuquejo aclaró que el abogado le pedía dinero y nunca tuvo

contacto con gente del juzgado.

En similar sentido declaró Rodrigo Cuquejo (fs. 350-351) quien

refirió que los abogados de su padre le pedían que ponga plata (dijo sesenta mil

o sesenta y cinco mil pesos, lo cual si era destinado a tres personas suena

bastante ridículo) pero ni siquiera le decían a quién iba dirigido. Expresó “no me

decían” y “no me dijo para quien iba dirigida”.

Aclaró Cuquejo con claridad que se trató de “un hostigamiento para

sacarme dinero… todo era para sacarme dinero”.

Resultó terminante. Adujo “me querían engañar”, indudablemente

estamos frente a un caso de “venta de humo” y una tentativa acabada inidónea.

2. En relación a la segunda parte del mismo acontecimiento

histórico que el Fiscal Vega me atribuye, la decisión que adopté y Vega

cuestiona se encontró sumamente ajustada a las pruebas y las constancias de la

causa. A tal punto que, ni la parte querellante ni el Ministerio Público Fiscal

interpusieron ningún recurso contra tal decisión. Incluso, el Fiscal Federal

dictaminó de manera favorable para la concesión de la excarcelación de

Fernández como consecuencia del cambio de calificación realizado y al

momento de requerir la elevación de la causa a juicio, lo hizo con la calificación

como la modifiqué.

Asimismo, no puedo dejar de mencionar que, recientemente, el

Tribunal Oral en lo Criminal Federal condenó a Rosa Fernández a 2 años de

prisión en suspenso por la misma calificación legal que yo le modifiqué a la

nombrada en primera instancia, es decir, en la calidad de partícipe secundaria.

Ello, demuestra por si solo que, la decisión adoptada, se encontraba ajustada a

derecho y a la prueba incorporada.


Así queda desvirtuada la endeble acusación fiscal.

7) CASO SIETE: COSTA

Se me atribuye que decreté el sobreseimiento de Diego Aliaga, su

padre y un señor de apellido Costa en una causa instruida por el delito de

contrabando.

De las constancias del proceso surge que en verdad fue el Juez

Alfredo Rodríguez quien lo sobreseyó.

La decisión del ex colega fue revocada por la Cámara Federal de

Apelaciones de Mendoza, disponiendo la Falta de Merito de los imputados en

autos.

Producto de ello, ya con mi intervención, realicé una extensa

investigación judicial, en la que se resolvieron más de cien (100) pedidos de los

letrados y se recibieron cincuenta (50) declaraciones testimoniales, incluyendo la

de funcionarios aduaneros que manifestaron que el hecho no encuadraba en el

delito de contrabando, sino en una infracción aduanera.

Por ello, completada la encuesta, con nuevas y determinantes

pruebas, decreté el sobreseimiento de los imputados, siguiendo en parte el

criterio del juez que me precediera e intervino antes, que en esta oportunidad fue

confirmado por la Cámara Federal de Apelaciones y por la Cámara Federal de

Casación Penal.

¿De qué irregularidad o resolución contraria a la ley se habla?

No puede reprochárseme el hecho de haber dado respuesta a

cada uno de los pedidos formulados por las partes y haber escuchado cada una

de sus pretensiones.

Además, no me incumbe como juzgador la cantidad de

modificaciones de defensores que realizaron los imputados, siempre y cuando se

cumpla con la norma de forma vigente. Esto de cambiar abogados sucede


siempre, es un tema ajeno al Tribunal. Y no se probó mi intervención en esa

decisión ni un vínculo ilegal con los abogados (a muchos ni los conozco).

Por ello, el hecho que intervinieron el Dr. Alba, el Dr. Angeletti, el Dr.

Ortego, el Dr. Nacevich, el Dr. Palma, el Dr. Prisco o cualquier otro profesional

del foro no evidencia ninguna irregularidad, y yo no tengo absolutamente nada

que ver. En este punto, resulta llamativo el hecho de que habiendo intervenido

también en la causa el Dr. Nacevich y el Dr. Palma, el Fiscal Vega no los haya

incluido dentro de esta organización por él pergeñada.

También, dicen que no he valorado la prueba incorporada en la

causa para resolver la situación de los imputados, cuando en realidad se

encuentra ampliamente valorada toda la prueba que se ha reunido en la causa,

por algo la Cámara Federal terminó confirmando el sobreseimiento y la Cámara

Federal de Casación Penal declaró inadmisible los recursos de queja y, en su

caso, como lo dice la Corte, no es tarea del juez examinar todas las pruebas o

alegatos de las partes sino las que estime necesarias. Parece que ni la ley ni la

jurisprudencia conocen (ya me referí en varios pasajes a cómo se tergiversa o

ignora le ley o los criterios de los tribunales superiores).

También se cuestiona que hice extensivo el sobreseimiento de

Diego Aliaga a su padre que, por ello, “se vio beneficiado”. Esto es un absurdo.

Si no hubo delito para Aliaga, tampoco lo hay para otros imputados, y

obviamente el sobreseimiento es extensivo para terceros. Está previsto

expresamente en la ley. Y nuevamente falsean o erran (pienso que lo hacen a

propósito, con dolo) en principios básicos del derecho como ser que si una

conducta no es delito o es atípica lo es para todos los intervinientes sea coautor

o partícipe, algo que se enseña en la facultad y es aceptado por todos los

operadores de derecho penal.


Asimismo, el Fiscal Vega manifestó en su requerimiento que hubo

una inactividad por parte de este Juzgado a mi cargo, cuando puntualmente en

esta causa le he dado trámite a ciento quince (115) escritos presentados por las

Defensa (ya sea de mero trámite o pedidos de sobreseimiento) y recibí cincuenta

(50) declaraciones testimoniales. Lo que, sumado a los ocho cuerpos (1600 fs.

aproximadamente) que tiene la causa, a las claras demuestran completamente lo

contrario.

Y nadie planteó retardo de justicia, pronto despacho o se agravió

por lentitud. Ni la Cámara formuló alguna queja en ese sentido.

La cita de este proceso judicial muy viejo, en la lógica de la

acusación, tiene por objeto fundar un supuesto vínculo ilícito con Diego Aliaga.

No obstante, se omitió señalar algo relevante. El fiscal oculta

hechos. veamos.

Que Aliaga enfrentó otro proceso en el juzgado federal Nro. 3 a mi

cargo durante mas de 7 años por subrogancia, en el cual se decretó su

procesamiento, no hice lugar a su sobreseimiento, eleve la causa a juicio, y fue

condenado poco antes de su homicidio por el Tribunal Oral de la jurisdicción a la

pena de tres años de prisión de cumplimiento efectivo., es decir va preso.

Esto evidencia lo realmente absurdo que es que esta persona

integrara conmigo una “asociación ilícita” y se dedicara a obtener beneficios

ilegales para terceras personas, cuando no obtuvo ningún beneficio en su

proceso judicial en mi juzgado.

También se cuestiona la devolución de la mercadería que se le

secuestró a Aliaga, pero se omitió considerar que NO fue dispuesta por mí, sino

por quien me subrogara en ese momento, el Dr. Alfredo Rodríguez. En relación a

dicha mercadería, la única intervención que tuve fue aceptar el seguro de

caución oportunamente impuesto por el Dr. Rodríguez (el que en un primer

momento no acepté y solicité uno nuevo para la liberación de la carga), y con


posteridad (un año después) y como consecuencia de los robos que había

sufrido la carga, disminuí un 5% el monto de tal caución.

Se me endilga, además, que he subrogado por un tiempo

prolongado el Juzgado Federal Nº 2 de Mendoza con la finalidad de favorecer a

Diego Aliaga en la causa FMZ 10537/2017 en la que tramitó una demanda de

daños y perjuicios interpuesta contra la Aduana y el Instituto de Desarrollo

Industrial, Tecnológico y de Servicios (IDITS) por el robo de la mercadería que le

pertenecía mientras estuvo depositada en los depósitos fiscales. Sobre esto, el

fiscal Vega expone que yo insisto en intervenir en la causa, pese a la advertencia

del IDITS de que yo ya había preopinado decisivamente en la causa Nº 88.445-

A.

Parece que se olvida el Fiscal General, o tal vez, justo le faltó leer

esa fs. del expediente o miente con dolo, que yo NO DISPUSE la liberación de la

mercadería secuestrada por cuanto fue mi subrogante legal de ese momento (el

Dr. Rodríguez) quien liberó la mercadería secuestrada. Recordemos, como ya

dijera, que esa causa civil es como consecuencia del ROBO de mercadería

mientras estuvo depositada en dichos depósitos fiscales, nada tiene que ver con

el delito investigado en la causa penal en sí.

Y consta que luego se admitió mi recusación y no intervine en el

proceso.

Finalmente la acusación fiscal del hecho Nro. 7 por dos ha sido

desvirtuada.

8) CASO OCHO: GAETE ALLENDE

Se trata de una denuncia realizada el 15 de abril de 2013 por el

Comisario Juan Marcelo Rivera ante la Secretaría Penal “B” del Juzgado Federal

a mi cargo. Originó los autos FMZ 60.067-B.


En la denuncia, el Comisario Rivera puso en conocimiento del

Tribunal a mi cargo que, el Dr. Martín Ríos, a través del Oficial Martín Bazán, le

había ofrecido al Oficial Nicolás Feiner la suma $ 10.000 por no reconocer en

una supuesta rueda de reconocimiento a Juan Harry Gaete Allende, investigado

en el marco de los autos 91.579-A, quien se encontraba prófugo de la justicia en

esa oportunidad.

El Fiscal Vega manifestó en su requerimiento que dispuse el

archivo de la causa sin realizar ninguna medida probatoria ni formular la

imputación de las personas indicadas en el Requerimiento de Instrucción Formal

de la Fiscal Federal.

Le doy respuesta porque si se compulsa la causa, puede advertirse a

simple vista que es una completa mentira.

Una vez recibida la causa en la Secretaría en turno, se ordenó la

realización de declaraciones testimoniales, se solicitaron informes y se trajo la

causa 91.579-A ad effectum videndi (en la cual se encontraba prófugo Gaete

Allende). Ello por si solo demuestra que no hubo, como dice Vega, ninguna

inactividad jurisdiccional, es obvio, se hicieron pruebas. Vega mintió.

Asimismo, no puede perderse de vista que, el auto que dispone el

archivo de la causa se dictó porque a mi juicio no existían más medidas idóneas

para corroborar el hecho y ese fallo, que no causa estado y puede reabrirse y

seguir la investigación, fue debidamente notificado a la Sra. Fiscal Federal, quien

la consintió expresamente.

Si bien es cierto que, al momento de notificar al Ministerio Público

Fiscal el archivo de la causa, su Titular propuso la realización de una medida

probatoria, a la cual no se le hizo lugar, tampoco ejerció en esa oportunidad los

remedios procesales con los que cuenta (reposición, apelación, etc).

Sumado a todo lo dicho, como dije y lo amplio, conforme lo

previsto por el art. 195 del CPPN el archivo de una investigación no causa
estado sino que, de aparecer nueva prueba, podrá reabrírsela, lo que habiendo

pasado ocho años no ha sucedido.

Además es ridículo que hubiera intentado beneficiar al Dr. Ríos en

el año 2013, cuando -según su declaración (mentirosa) como arrepentido-

ingresó en la “asociación ilícita” en el año 2019, es decir muchos años después.

Por ello, la imputación de que se archivó la causa sin ordenar

ninguna medida probatoria es completamente falsa, ya que se recibieron

declaraciones testimoniales, se pidió ad effectum videndi el expediente donde

estaba imputado Gaete y se pidieron informes a las empresas de telefonía.

Este hecho es un invento de Vega. Recurrió a un policía amigo, vio

el apellido Ríos y lo metió, pero carece de respaldo, en verdad, es poco serio.

Queda de esta forma refutado el hecho imputado.

9) ASOCIACIÓN ILÍCITA

Por lo demás, no tuve ninguna relación con los Dres. Ortego,

Aramayo, Angeletti y Ríos, a quienes no conozco mas que a cualquier otro

abogado litigante en la justicia federal, y jamás existió una reunión de la

“asociación ilícita” en el Barrio Palmares entre los meses de junio y septiembre

de 2019. El informe emitido por el intendente del Barrio privado que copié al

inicio lo acredita sin controversia. Las restantes pruebas que pedí y confío en

que alguna vez se hagan lo probará, y adelanto que promoveré querella contra

los arrepentidos por haber mentido en sus dichos (delito especial previsto en la

ley).

Conozco al Dr. Alba, que es un abogado reconocido del foro local,

pero jamás dicté una resolución en beneficio de un cliente suyo. El Dr. Alba, en

su indagatoria, explicó en detalle lo expuesto y dijo que le iba bastante mal con

las causas en el tribunal.


Y tampoco tuve ningún trato ilícito con el ex despachante de

aduanas asesinado Diego Aliaga, a quien -como probé- procesé y fue

condenado poco antes de su muerte a la pena de tres años de prisión de

efectivo cumplimiento por la investigación que realicé en su contra.

Las llamadas obtenidas ilegalmente (sin intervención de un juez,

un experto informático, en otro proceso, y sin control de la defensa), no

evidencian ningún vínculo ilícito, amén de que más de la mitad de ellas no existió

comunicación alguna (se trata de repeticiones, llamadas cursadas y no

atendidas). Además, como señalé, la prueba es tan poco fiable que cuando se

examinó la SIM Card de mi teléfono no se obtuvo ningún registro de ellas.

Ampliaré ante los Sres. Consejeros.

No tengo relación con el Comisario Moscheti ni con los

restantes imputados.

Como expresé en mi indagatoria, lo único que resulta de las

constancias de la causa, en la peor de las hipótesis, es que terceros (incluyendo

los abogados “arrepentidos) utilizaban mi nombre para cometer fraudes en

perjuicio de personas sometidas a juicio en mi tribunal.

Se trata de una conducta incriminada en el art. 173 inc. 10 del

Código Penal.

El texto tiene su fuente en el código español de 1848 y solo sufrió

reformas en 1983.

Hoy, en España, con la reforma de 1995, fue extraído de los delitos

patrimoniales y ubicado en los delitos contra la administración pública.


En nuestro ámbito apareció en el proyecto Tejedor que lo tomó del

texto español y se mantuvo en el Código de 1906, del que la tomó la ley actual

de 1921.

En este tipo penal estamos frente a una defraudación por engaño, no

por abuso de confianza, ya que el engaño que sufre la víctima es lo que

determina la prestación patrimonial indebida.

El engaño consiste en la falsa afirmación del agente, autor del fraude,

de que se va a remunerar al juez para obtener algo de su actividad funcional. El

autor se apropia del dinero para sí, no para el magistrado que no interviene ni

conoce el accionar del sujeto activo. El autor no está dispuesto a entregar el

dinero o bien recibido y actúa a espaldas del juez que ignora lo sucedido

(D’Alessio y Buompadre).

Estamos frente a una disposición patrimonial perjudicial tomada por

un error, el cual ha sido logrado mediante engaños tendientes a obtener un

beneficio indebido (Soler).

Se trata de una estafa en la que el engaño consiste en la falsedad de

que se va a entregar una remuneración al juez para obtener el acto esperado. Es

el astuto despliegue de medios engañosos. En el caso el ardid es la afirmación

falsa de remuneración al magistrado a cambio del acto.

Se trata de casos de venta de influencia mentida (Moreno, Soler,

Molinario y Fontán Balestra) que se diferencia de la estafa genérica en que el

autor miente (ardid o engaño) con que va a remunerar a un juez antes o después

de haber obtenido algo. La remuneración es en dinero u otros bienes (Núñez).

La venta de influencia tiene una larga tradición, pues deriva de la

venditio fumi¸ “venta de humo”, nombre con el cual se designa la operación de


qui judicis amicitia vel familiaritate mentientes eventos sententiarum eius vendunt

(ver Soler).

La remuneración es obviamente falsa, supuesta, fingida, es parte del

ardid o engaño desplegado por el agente a espaldas del juez.

Evidentemente, en estos casos, el Juez carece de conocimiento e

intervención en el acto fraudulento que realiza el autor. De lo contrario existiría

cohecho (Soler y Buompadre).

Efectuados estos lineamientos veamos un caso reciente aplicable al

nuestro.

La Cámara Criminal y Correccional de Córdoba examinó un caso que

merece la atención17. Una persona con influencia sobre funcionarios judiciales

defraudó a familiares de detenidos aludiendo que atendería sus eventuales

pedidos de libertad a cambio de dinero. De la lectura del fallo se aprecia que sólo

se acreditó la intervención de esa persona y no del juez, que existieron llamados

del imputado con los abogados y que tenía contactos y conocía las causas, pero

tanto el juzgado de primera instancia como la Cámara resultaron terminantes en

cuanto a que solo se probó la actuación del imputado. Se tuvo por cierto en el

veredicto que se urdió una maniobra que buscaba visibilizar una aparente

influencia sobre el operador judicial que desarrollaba su tarea en el edificio de

tribunales y que ciertos familiares de los imputados le entregaron dinero para

que intercediera ante el juez a fin de lograr la libertad.

17
Se trató del proceso “C., J. A. s/ P. S. A.” sobre estafas reiteradas dictado el
16/9/2020, publicado en la revista de derecho penal y procesal penal de Ed. La
Ley, sección jurisprudencia de enero 2021, p. 197/216.
Se calificó el hecho de estafa porque medió ardid y error, disposición

patrimonial y perjuicio (con cita de Buompadre, Derecho Penal. Parte Especial,

2da. ed., p. 379).

Como vemos los casos de “venta de humo” son habituales y los

registra la jurisprudencia.

Sin ir más lejos, ya aporté copia del fallo de la Sala III de la Cámara

Federal de Casación que condenó al testigo Ahumada por cohecho (el juez que

lo procesó durante la instrucción fui yo).

En lo que aquí interesa, la Cámara de Casación fue clara en que

Ahumada defraudó la confianza y abusó de la buena fe de los jueces del tribunal

oral de la jurisdicción.

Todas estas consideraciones son aplicables a este proceso, en el

que solo se ha acreditado -si por vía de hipótesis se tienen por válidos los dichos

de delincuentes que procesé y dos abogados “arrepentidos” que mintieron, una

supuesta entrega o exigencia de dinero a personas imputadas en el tribunal,

pero que ninguna manera se comprobó mi conocimiento o intervención en ese

acto, que yo recibiese dinero por esa conducta, o que actuase en contra de la ley

en alguno de los procesos para beneficiar a alguno de los enjuiciados.

En el proceso no se ha probado ninguna entrega de dinero o bien

destinado a una supuesta remuneración.

Solo se ha acreditado, y con cierta provisoriedad y falta de certeza,

que Aliaga u otros habrían pedido dinero, pero no se ha probado (I) que

conociese su proceder, (II) la existencia de un acuerdo de voluntades con un fin

delictivo, (III) que yo dirigiera como simples instrumentos a los autores de los

supuestos pedidos, (IV) que el dinero me tuviese a mí por destinatario o (V) que
yo dictase algún acto jurisdiccional indebido como consecuencia de una entrega

de dinero.

Todos los jueces estarían en grave riesgo si fuesen sometidos a

proceso por las avivadas de terceros, amigos, familiares o abogados

inescrupulosos. Sencillo resultaría para abogados embusteros recurrir a girar al

juez y “vender humo”.

Yo puedo tener comunicaciones con los Consejeros o terceros en el

marco de este expediente, pero eso no implica que le hubiese entregado dinero

o que hubiésemos concertado un acuerdo ilegal.

En este controvertido expediente, a lo sumo se han probado

relaciones y vínculos entre varios de los imputados o en algunos casos

exigencias de terceros, pero NO que yo interviniese como Jefe de una

asociación ilícita o que fuese parte de un cohecho.

En el CASO nro. 1 queda en claro que Bardinella Donoso dudaba y

mucho de sus abogados Rios y Ortego, de las cosas que les decían y las

ilusiones que les brindaban. Y las promesas que les realizaban los letrados son

propias de la práctica de ciertos profesionales que van llevando al cliente en el

tiempo mientras transitan el proceso.

Bardinella Donoso no le creía nada a Rios y tampoco a Ortego.

Ademas Bardinella y Ortego se distanciaban y maltrataban a Diego Aliaga (lo

trataban de loco, mogólico y traidor). Y ni Rios ni Ortego lograban nada en la

causa, como tampoco lo hicieron los Dres. Lecour y Salinas mientras Bardinella

estaba prófugo. Pasaba el tiempo y Bardinella Donoso seguía preso. Yo rechacé

todos los pedidos que realizaron, incluyendo varias exenciones de prisión,

excarcelaciones, su prisión domiciliaria, nulidades, etc.


No se ha probado una entrega de dinero (ni cuánto, cómo y dónde ni

a quién, ni si el agente tenía ese dinero y de dónde lo extrajo, etc.), pero, de

todas formas, si ese episodio existió NO es un hecho en el yo hubiese

intervenido.

Asimismo, no se probó ninguna anormalidad en la causa.

Y el juez Garnica y los Secretarios declararon que el fallo fue dictado

por ellos y era el correcto.

El CASO nro. 2 no presenta ninguna particularidad. El imputado solo

obtuvo su libertad luego de mucho tiempo, con conformidad fiscal. Y surge claro

de los mensajes que Ortego no conseguía nada en favor del detenido, pese a

sus esfuerzos y promesas, y que le ocultaban todo a Aliaga (en distintas

ocasiones dicen no le digas nada, al menos tres veces) a quien calificaban de

“mogólico”. Y surge de los mensajes que Ortego cobró un honorario de veinte mil

dólares (u$s 20.000) que “el gordo Nasi” le debe o pagó, no se entiende, pero

que afirmó se quedó corto según le pareció, lo que no se corresponde con un

caso de cohecho por tanta plata.

Yo nunca intervine en sus actos o tratos y tampoco se probó la

entrega de dinero al suscripto o alguna anormalidad en la causa.

Con respecto al CASO nro. 3 la decisión que adopté respecto Ortega

y Molina reposa en las constancias de la causa y fue convalidada por la Cámara

Federal.

Y, como ya dije, a Ortega, arrepentido y confeso, no se le puede

creer. Se trata de una persona con serios problemas mentales que dijo que si

quedaba preso se iba a suicidar (textual). El pobre hombre estaba dispuesto a

decir cualquier cosa para irse a la casa. Y declaro muchas incoherencias que
evidencian que no pueden considerarse sus dichos. No es una persona normal.

Se abusó de su situación de vulnerable.

En definitiva, según parece, varios vivos le sacaron plata, pero yo

brillo por mi ausencia, y de la tramitación del expediente no surge nada irregular.

El CASO nro. 4 es de Calderón. Recordemos en primer lugar que es

habitual el dictado de una falta de mérito si la situación del imputado es dudosa.

Se dicta ese fallo expectante y se ordena prueba para esclarecer las dudas. Y

luego con el material probatorio nuevo colectado se decide. En este caso mi

postura estuvo sujeta a control de la Fiscalía y la AFIP (organismo especializado

querellante) que consintieron la resolución que dicté.

La prueba en que se fundó la falta de mérito acreditó finalmente que

Calderón NO era titular del teléfono que se le adjudicaba. No existe ninguna

evidencia sobre un soborno. Y no se existió nada anormal en el expediente.

El proceso de Omar Rodríguez, que es el CASO nro. 5 y tampoco

presenta ninguna irregularidad. Se carece de prueba en mi contra y el mismo

Rodríguez mantiene su inocencia, al punto que dijo

“no hubo un peso mío de por medio” (conf. su denuncia).

Así las cosas, si analizamos jurídicamente sus dichos, no surge la

comisión de ningún delito porque señaló que tuvo una propuesta que no aceptó

y la vio como un

“cuento del tío…”

Estamos frente a un caso claro de cómo se puede usar el nombre de

un juez para llevar a cabo el fraude. Rodríguez afirmó con claridad que percibió

que el pedido de dinero para el juez era mentira, que no hubo un peso suyo de
por medio, que “no tuvo contacto con la banda” y que a “Ortego ni le pagué

los honorarios”.

Es decir que de antemano, ex ante, el hecho no iba a poder nunca

cometerse. Rodríguez estaba advertido del ardid y mentira desplegado por

terceros para hacerlo incurrir en error y que entregue el dinero. La víctima

rechazó el fraude cometido en su perjuicio.

El CASO nro. 6 de Iñíguez, Ramírez Madrid y Flores es clarísimo.

Aliaga en principio pedía y pedía. Iba cambiando los montos y las exigencias.

Pero yo no tuve conocimiento ni intervención.

Reconstruyendo los hechos de este caso, y si por vía de hipótesis

aceptamos los términos de los tres, aunque presentan contradicciones, se trata

de imputados a quienes juzgué y declaré responsables de delitos, vemos una

gran actividad de Aliaga, “venta de humo”, influencia mentida y embustes, pero

nada mío. Ni me mencionan porque no intervine.

En este sentido se dijo “que Aliaga estuvo seis o siete años

ofreciendo los servicios de arreglo frente al edificio” (fs. 205 y vta.), por lo

cual parece que este personaje andaba vendiendo influencia mentida. Solo le

faltó un cartel indicativo con una foto de mi rostro o que emplee un megáfono

haciendo propaganda o vendiendo mi nombre y actuación, pero lo cierto es que

no consta en autos ni se ha probado que yo lo supiese o consintiese. Y resulta

evidente y es solo sentido común que si lo hubiese sabido obviamente no lo

hubiese permitido.

Los llamados o diálogos, sin perjuicio de la validez de la medida y

contenido, que se sostiene que tuve con Aliaga, que son muchos menos que los

indicados (de la compulsa sin control de parte que realizó el fiscal se advierte
que mas de la mitad se encuentran declinadas, perdidas y canceladas) por su

repetición, porque no fueron atendidos o por su breve duración, no acreditan en

forma alguna un vínculo criminal o que tuviese conocimiento de las supuestas

actividades de venta de humo de Aliaga.

En efecto, no existe una sola prueba en este expediente, pese al

enorme esfuerzo que ha desplegado la Fiscalía y la amplitud probatoria que le

concedió el tribunal, que acredite que tuviese conocimiento del supuesto

accionar de Aliaga, abogados o inescrupulosos terceros.

Sus propios dichos acreditan que el acto personal que

supuestamente llevó a cabo Aliaga era de imposible concreción y fue en todo

caso una venta de humo.

Por lo demás, queda claro de los dichos de Flores, que yo no sabía

nada del supuesto proceder porque Aliaga le dijo “tengo que ver cómo hace

para borrar con el codo lo que escribió con la mano”, es decir, que Aliaga, a

quien Flores tildó de inestable y drogadicto, tenía que lograr un cometido que no

estaba acordado conmigo, en buen romance, yo no sabía absolutamente nada y

él tenía que ver cómo hacer para que yo cambié mi postura escrita “con la

mano”.

En este sentido sobre mi falta de intervención en el hecho declaró

Raúl Ahumada (fs. 204/206), quien señaló que

“en el tema andaba solo Aliaga”, que “Aliaga llamaba a Ramírez Madrid

y lo apretaba” y no informó nada relativo a que yo interviniese en el hecho.

En el mismo sentido declaró Moira Eli Sosa (fs. 443 a 445), la

esposa de Roberto Dante Flores, que aludió a que Aliaga, un hombre que dice

que presentaba perfume a alcohol y que estaba como drogado, pedía dinero en
mi nombre y que decía que podía darle una mano y reconoció que yo no

intervine en la conducta ilegal.

Por lo dicho, la supuesta conducta de Aliaga, sin mi conocimiento e

intervención, careció de idoneidad por sí para concretarse y no afectó el bien

jurídico en la palestra.

Y estos no fueron los únicos casos.

Otro supuesto más de falsedad y fraude mediante supuesta

remuneración a un funcionario, lo describió Raúl Cuquejo (fs. 218) quien aludió

a que “se trató de una estafa de mi abogado” y estamos hablando de un pago

de sesenta mil pesos ($ 60.000).

Y Cuquejo aclaró que el abogado le pedía dinero y nunca tuvo

contacto con gente del juzgado.

En similar sentido declaró Rodrigo Cuquejo quien aludió a que los

abogados de su padre le pedían que ponga plata (dijo sesenta mil o sesenta y

cinco mil pesos, lo cual si era destinado a tres personas suena bastante ridículo)

pero ni siquiera le decían a quién iba dirigido. Expresó “no me decían” y “no me

dijo para quien iba dirigida”.

Aclaró con claridad que se trató de “un hostigamiento para

sacarme dinero… todo era para sacarme dinero”.

Resultó terminante. Adujo “me querían engañar”, indudablemente

estamos frente a un caso de “venta de humo”.

Otra evidencia de fraude por venta de humo describe Iñiguez

respecto de Rosita (Fernandez), quien dice que un abogado amigo le cobró plata

para el Juzgado, pero no dio cuenta de ningún acto en el que yo interviniese. Y


se contradice con Flores con relación al hecho y al monto supuestamente

entregado.

Otro supuesto que de ser tomado por cierto representa un fraude o

venta de humo, lo encontramos con Ángel Marcelo Arias y Nelson Alfredo

Bravo, quienes ochos años después de sucedido el hecho recuperaron la

memoria y ahora se presentaron (supuestamente espontáneamente -no vemos

una orden de citación-) en la Fiscalía y dieron cuenta que un señor “Diego” lo

paró en la calle cerca del Juzgado a uno y lo acompaño por las escaleras de

tribunales al otro, y los llevó a un café, y les ofreció darles una mano y les pidió

doscientos mil pesos a cada uno, a lo cual no accedieron porque no tenían la

plata y se fueron.

El tal Diego jamás hizo una mención a mí, y yo no tuve ningún

conocimiento e intervención en ese episodio. Lo que puede haber dicho ese

Diego corre por cuenta exclusiva de él.

Debe quedar en claro que si Aliaga manifestaba que tenía contacto

conmigo, es un tema que ignoro y yo no puedo manejar. Muchas personas

aluden que tienen contacto con los jueces para engañar a terceros.

Sobre las falsas promesas, estafas y mentiras entre abogados y

clientes resultan ilustrativos los diálogos asentados entre Walter Bardinella

Donoso y el abogado Ortego, en los cuales surge que el letrado le hacía

promesas y no obtenía ningún logro judicial, que transcurría el tiempo y no

obtenía nada. Sus justificativos son increíbles y dignos de elogio. Obsérvese que

el detenido Bardinella Donoso ya no le creía, pensaba que se trataba

precisamente de un engaño, de un fraude. Surge claro de los mensajes.


Así también tenemos los diálogos de Walter Bardinella Donoso y el

abogado Martín Ríos (fs. 412 en adelante) de los que surge que el letrado ante

la falta de “novedades” le asegura que tiene alguien (tal vez Aliaga, por la

conversación con certeza no soy yo) que le debe decir qué “pasos” deben seguir

(fs. 418 vta. y 425 en el mismo sentido), que dudan si presentar un escrito que

elaboraron sobre su arraigo porque estoy de licencia (fs. 418 vta. y 419), por lo

cual no tenían nada acordado conmigo (de lo contrario no hubiesen dudado),

que tienen algún “contacto” (que no soy yo) por otra causa que registra el

imputado (fs. 420 vta.), que Bardinella Donoso estaba “desesperado" y Ríos no

obtenía ningún resultado (fs. 421), que Ríos alude a otro “amigo” no

individualizado que lo ayudaba (fs. 423) y le propone la realización de “medidas

de pruebas” para demostrar su inocencia (fs. 424), que hablaba de la causa con

la secretaria (fs. 425), que es lo más normal del mundo, que no tenían certeza

sobre el curso de la causa (por ejemplo, fs. 430 vta., entre otras), que presentan

distintos escritos de defensa (fs. 433 y otras) por lo que trabaja como

corresponde de abogado y, en especial y en lo que aquí interesa, aluden a

“mentiras” e “invento” respecto a la entrega de dinero.

En fin, de estos diálogos no surge un hecho punible ni mi

conocimiento o intervención en lo sucedido o de las relaciones existentes, pero

prueba su actuación personal, las mendacidades y embutes en que incurrían y

las dudas sobre un posible fraude que presentaba Bardinella Donoso.

Tampoco vamos a dejar de remarcar las mentiras de los abogados imputados,

hoy procesadas arrepentidos:

1) La declaración del arrepentido Aramayo:


Me gustaría saber ¿cuál es el aporte fundamental

que ha hecho el coimputado Aramayo en el “acuerdo de

colaboración” suscripto con el Fiscal y mal homologado por V.S.?

Si el Ministerio Público Fiscal hubiera cumplido con

las previsiones del art. 7 de la ley 27.304 hubiera advertido a simple

vista, que Aramayo no nombró nuevos coautores o partícipes que ya

no estuvieran nombrados en la causa, no dio ninguna precisión de

tiempo, modo y lugar de los hechos que aludió (son todos datos

imprecisos, dichos de dichos), no aportó ningún tipo de teléfono u

otros datos de comunicación con coautores o partícipes, no aportó

nada relativo a cuentas bancarias u otra información financiera e

identificación de sociedades u otras entidades utilizadas para

colocar, disimular o transferir los fondos ilícitos utilizados o el

producto o provecho del delito, ni mucho menos, un dato o

documentación que se repute valioso para el avance de la

investigación.

Es decir, se dedicó pura y exclusivamente a decir lo

que quería escuchar el Fiscal con la única finalidad de obtener la

excarcelación. No existió corroboración de ninguna de sus

manifestaciones.

A modo ejemplificativo, mencionaré alguno de los

“aportes” de Aramayo y haré ver a los Sres. consejeros el error.

1. Dijo que no tomó contacto personal con mi

persona, agregando que, a veces, Ríos le manifestaba que en alguna

oportunidad se juntó en la casa de Aliaga junto a Bento y otros


abogados y que a su parecer esa reunión estaba vinculada con la

asociación ilícita

Es decir, nunca converso conmigo, lo que es una

incoherencia. Solo escucho a Ríos y este no le refirió ningún delito o

acto mío.

Como ya ampliaré al momento de hacer referencia

a esas mentiras vertidas por el imputado Ríos, adelanto desde ya

que en ninguna oportunidad tuve contacto ni con Aramayo, ni con

Ríos por lo que en ninguna ocasión me reuní con ellos en la casa

Diego Aliaga. Puede el tribunal verificarlo pidiendo información a la

Dajudeco.

Además, la declaración de Aramayo se basó en

dichos de dichos de dichos, testigo de oídas, no especificó para que

habría sido la supuesta reunión, cuándo fue, a qué hora, de qué se

habló, ni ningún otro dato que haya percibido en forma personal por

sus sentidos.

2. Dijo que Aliaga le decía cómo tenía que hacer los

escritos y le dijo que tenía que ir a pelearse con la secretaria para

que llegue al Juez. Esta declaración me favorece. Da cuenta que no

intervine y no tenían ningún arreglo conmigo.

¿Cuál es la necesidad de tener que pelearse con la

funcionaria para poder llegar a mí? ¿No era yo acaso el súper

poderoso jefe de la organización? ¿Creen Sres. consejeros que era

necesario pelearse con una Secretaria cuando yo, como cualquier

magistrado, somos quienes firmamos las providencias o las

resoluciones? Aparte los dichos de Aramayo prueban a claras el


hecho de que yo no llevaba ni llevo con “preferencia” NINGUNA

INVESTIGACIÓN, como intenta hacerlo ver el Fiscal Vega. ¿No

podría haber proveído o resuelto en persona y como yo quisiera la

presentación de Aramayo sin tener que pelearse con la funcionaria?

3. Dijo, también, que a ellos (a Ríos y a él) le

pagaban los honorarios que se pactaban, en Ortega eran 30 mil

dólares por ejemplo, este caso lo coordinó más que nada Ríos.

Según surge de la página de la AFIP actualmente el

imputado se encuentra inscripto en la categoría E del monotributo,

por lo que suponiendo que en el año 2019 -fecha de los hechos por

el referidos- mantenía la misma categoría, podría facturar solamente

hasta $522.511 pesos, lo que excede completamente los U$D 15.000

que le correspondieron de esos honorarios.

Además, ¿fue el único caso que tuvo ARAMAYO en

el 2019? ¿Trabajó exclusivamente con ORTEGA?, seguramente no.

De factura electrónica de esos honorarios ni hablemos.

4. Dijo que Aliaga era informante de la Policía, de

manera oficial. Agregó que esa información se la dijo Aliaga, que lo

había averiguado a través de una persona de la Policía.

¿Quién le dio esa información a ARAMAYO? ¿Lo

dijo en su declaración? NO. ¿Quién le dio a ARAMAYO las copias

que aportó? ¿No es esa información reservada de la Policía de

Mendoza? ¿No debería haberse iniciado una investigación al

respecto? ¿Ese aporte no es un incumplimiento de los deberes de

funcionario público? (como si lo es a pedir un informe público al


Registro de la Propiedad Inmueble como un ciudadano común) bajo

el amparo de la ley (trasparencia e información pública).

5. Mencionó una causa de la Secretaría Penal “B”

del Juzgado a mi cargo, en donde se detiene a una pareja vinculada

a un transporte de sustancia estupefaciente (dice que el muchacho

es hijo de una abogada y que lo fundamental era excarcelar a la

chica porque tenía un hijo). Dijo que metieron la excarcelación y la

prisión domiciliaria y en el Juzgado se la rechacé. Agrega que un día

asumió el Dr. Miranda y al poco tiempo salió excarcelada.

¿Se corroboraron algo esos dichos? Si lo hicieron,

sabrán que lo que dijo es TODO MENTIRA y si no, lo explico ahora.

Esa causa a la que hace referencia presumo que es la FMZ

5739/2013 conocida como “Massuti”. En esa causa, yo procesé a

todos los imputados como coautores de transporte y tenencia de

estupefacientes (una gran cantidad de droga). La Defensa presentó

un recurso de apelación contra esa resolución y el 11/05/2015 la

cámara de apelaciones integrada por los Dres. González Macías y

Cortes le cambió a la mujer el grado de participación a partícipe

secundaria, por lo que con esa nueva modificación la Fiscalía

dictaminó favorable en concederle la excarcelación el 14/05/2015.

No debió corroborarse mínimamente lo que dijo el

abogado arrepentido?

II.- Si perjuicio de ello, no puedo dejar de mencionar

que, unos meses antes de su detención, más precisamente el

3/03/2021, ARAMAYO señaló en una audiencia oral ante el Juez

Juan Ignacio Pérez Curci, juez de la Cámara Federal de Apelaciones


de Mendoza Sala A (en el marco de un recurso de apelación contra

una recusación presentada en mi contra en la causa de Bardinella

Donoso – FMZ 52277/2017/13 “incidente de recusación de

Bardinella Donoso, Walter Eduardo por infracción ley 23737), otra

cosa a la que refirió en su arrepentimiento. Libre dio una postura (la

verdad), preso obviamente mintió.

Veamos qué dijo: que en la causa de Bardinella

Donoso hay “dos pruebas fundamentales” y que no obstante le

denegué la libertad. El Dr. Ortego lo acompañó al acto y asintió. Pues

de qué vinculo ilegal hablan? Si hasta me recusaron. ¿En que lo

favorecí a Bardinella Donoso? Si hasta con nuevas pruebas que

califican de “fundamentales”, les denegué la libertad.

Aludió que en el Diario Uno había salido una nota

mal intencionada relacionada a supuestos “favores judiciales” y que

en la causa no hay ningún tipo de favor ya que su asistido no cuenta

en excarcelación, prisión domiciliaria ni ningún beneficio otorgado

Esto me lleva a preguntarme ¿Se olvidó ARAMAYO

lo que había dicho libre ante la Cámara? ¿En el mes de marzo era

todo mal intencionado y en el mes de mayo cuando lo detuvieron era

todo cierto?

2) Arrepentido Ríos

Como ya expuse con respecto al arrepentido

Aramayo, me vuelvo a preguntar qué aportó el imputado Ríos como

para ser arrepentido en el marco del art. 7 de la ley 27304.


Los hechos expresados en el acuerdo de

colaboración de fecha 12 de mayo de 2021 no existieron. Son falsos.

Dijo mentiras para salir de la cárcel.

En especial, que se haya reunido conmigo un día

entre junio y septiembre de 2019 aproximadamente a las 15 hs.

luego de haber concurrido al complejo penitenciario federal N°6.

Voy a desvirtuar estos dichos por ser una infame

mentira para obtener la libertad:

1.

Aliaga y menos a entrevistarme con los abogados mencionados

en la causa. Ríos no puede probar su ingreso al barrio. No es

razonable que no ingresó al barrio porque no contaba con carnet

de conducir, si supuestamente había ido en auto a la unidad

penitenciaria que queda a 35 kilometros de la ciudad.

2.

tuve una camioneta Amarok Gris dominio PKF 325 hasta el día

31 de mayo de 2019, por lo que es falso de que me apersonara

en esa camioneta al domicilio de Aliaga en Barrio Palmares entre

los meses de junio a septiembre de 2019. Desde el 3 de junio de

2019 poseo una Amarok Blanca Dominio AA904XM.

3.

arrepentido Rios estuvo en el complejo penitenciario N°6 en la

siguiente fecha:

a)

b)
c) Mes de Agosto: V

d) Mes de Septiemb

Miércoles 25

4. De las testimoniales como por ejemplo de

Stornini y Alvarez surge claramente que yo no era uno de los

jugadores de cartas en la casa de Aliaga. A lo que le pregunto

Sr. Juez si recuerda cómo valorar la prueba y la importancia

de la prueba instrumental en especial la que surge de

Registros Públicos como el automotor, con esto tiene

suficiente para revocar el acuerdo de colaboración.

Las declaraciones no gozan de verosimilitud y no

prueban sus dichos.

Con tal de obtener la libertad los supuestos

arrepentidos dijeron cualquier cosa. El Fiscal Vega trató de que me

nombren pero no lo logró porque nadie trató conmigo y resulta

graciosa esa referencia del Dr. Rios volcada sobre la reunión en la

que le di la bienvenida a la asociación.

Me recuerda a menciones similares en los casos

Coppola y Amia, que finalmente se comprobó que resultaron una

patraña y los procesos fueron anulados.

Por lo demás, deberán probarse sus dichos, y se

verá que han mentido, y no podrán acreditar sus manifestaciones.

Sin perjuicio de ello, la información aportada no

resulta de utilidad o novedosa, por cuanto se vincula a hechos ya

sustanciados, lo cual según la doctrina de nuestros tribunales impone


el rechazo de la declaración del arrepentido (Sala I,

CNCrimyCorreccFed, causa 174509/2018/27).

En este sentido nuestros tribunales serios rechazan

el acuerdo de colaboración y consecuentemente la declaración,

cuando únicamente confirma la materialidad y autoría de los hechos

(Cámara Criminal y Correccional, Sala V, citada por Ramiro Lucini en

su artículo “Análisis de la Ley del arrepentido” publicado en la revista

de derecho procesal penal, nro. 11, diciembre de 2020, pág. 86 y

sgtes.), lo cual se presenta en el caso.

Inclusive, siguiendo los términos de la ley no

revisten calidad de arrepentidos porque la información brindada no

logra el esclarecimiento de un hecho punible ni con su ayuda impide

el comienzo, la permanencia o la consumación de un delito (según la

tesis del fiscal con el fallecimiento de Aliaga la asociación ilícita y los

cohechos ya habían cesado, por lo cual las declaraciones no impiden

el delito en curso.

Asimismo, los jueces rechazan la declaración del

arrepentido que solo brindó referencias vagas e imprecisas (ver

artículo citado, pág. 86). En efecto, los datos suministrados deben

ser precisos, comprobables y verosímiles, lo cual no se presenta en

el caso.

Amén de ello, dudamos que un acuerdo de

colaboración puede resultar aprobado teniendo en cuenta un simple

control sobre el cumplimiento de los requisitos formales (art. 41 ter

Código Penal y 10 de la Ley 27.304).


En definitiva, las declaraciones fueron obtenidas

ilegalmente (no fueron fruto de una voluntad libre), lo que expusieron

no es cierto (como se probará) y no se cumplen los requisitos

formales y de fondo requeridos por el instituto del arrepentido por lo

cual estas exposiciones no pueden ser consideradas.

La averiguación de la verdad no puede erigirse

como bastión del avallasamiento de derechos reconocidos por la

Constitución Nacional.

Sras. y Sres. consejeros, para llegar a la verdad, los jueces deben

tener calle (no ser la ciudad de Venecia decía el profesor Mario Oderigo) porque

tienen que comprender las realidades de los casos que enfrentan. Si tienen bajo

su estudio un caso de mala praxis deben saber medicina, uno de fraude a la

administración pública deben conocer cómo funciona la repartición del Estado

que se trate, en un derrumbe de un edificio deben saber de arquitectura y así

podría seguir con los ejemplos. Por eso los jueces deben saber de todo (por ello

cuentan con peritos, asesores y expertos), pero especialmente deben conocer

realidades sociales.

Pues aquí deben entender cómo se producen muchas situaciones

ilegales, inaceptables, en nuestro ámbito fuera del despacho judicial.

Y así tienen que considerar que ciertos abogados hablan mucho y

para ganarse el caso o la confianza del cliente le aseguran que mantienen

relaciones especiales con el tribunal o se concretan situaciones inexistentes en

la causa, les prometen resultados, en ocasiones falsos o imposibles, les dicen

que van a lograr demostrar su inocencia o su libertad, y muchos delincuentes

recurren a la venta de humo y le sacan el dinero al pobre cliente imputado con el

falso argumento que es para un funcionario judicial.


Trataré de ser gráfico con simples ejemplos que me relató uno de mis

abogados de ya extensa vida profesional.

1) De joven, secretario con 22 años, caminando por el pasillo del

tribunal, escuchó al abogado de una persona que se encontraba detenida en su

secretaría que le decía a su esposa, “hablé con el secretario y me dijo que va a

resolver la excarcelación en 24 hs.” (que por cierto es lo que manda la ley), y el

abogado le transmitía como un logro de él y le afirmó que “va a quedar en

libertad” (lo cual le había adelantado indebidamente el empleado que llevaba la

causa, hoy un magnífico juez de instrucción, para que se quede tranquilo porque

su situación procesal había variado luego de haber declarado y pedido unas

pruebas que resultaron en su favor). Pues si ese abogado pillo le hubiese dicho

a la familia del preso deme plata para el juez, secretario o empleado que va a

salir en libertad mañana, pues obviamente hubiese obtenido un beneficio

indebido.

El Juez obviamente ni se enteró que tenía este caso ni de nada de lo

sucedido.

2) Ya como abogado, en el ejercicio profesional, en el transcurso de

esta pandemia, fue a una entrevista con un juez federal para conversar por tres

causas Se olvidó de una. Regresó, no quiso molestarlo y no tenía tanta

confianza, y consultó entonces al empleado que llevaba la causa y le dio la

respuesta a su consulta. A la tarde lo llamó el cliente ansioso para ver cómo le

había ido con el juez. Le respondió que el magistrado le había dicho que

accedería a la petición, que estaba “en prensa” (es decir escribiéndose).

Simplemente le adelantó el resultado que le había informado el empleado, que

se veía venir porque se sustentaba en las constancias de la causa y era lo más

lógico del mundo.


Un delincuente hubiese pedido dinero por el fallo del juez y el cliente

tal vez lo hubiese pagado gustoso.

3) Hace muchos años un cliente no pagaba los honorarios del estudio

de abogados que integraba y clamaba por un acercamiento al Juez, lo cual fue

permanentemente rechazado por los abogados. Su socio, ya cansado, le dijo

trae la plata para el juez. El cliente estaba contento. Fue al día siguiente al

despacho con un portafolio, el digno letrado tomó el dinero y le dijo la verdad: no

hay ningún acuerdo con el Juez. El cliente se mostró insatisfecho y pidió el

reintegro de su dinero, pero el experimentado letrado le dijo no, ahora estás

pagando parte de los honorarios que adeudas y no pagás. El cliente se rio y dijo

tengo un buen abogado y se marchó.

Podría seguir contando casos suyos que me relató, ya son muchos

años, pero no interesa. Lo que quiero es destacar es una realidad que no

podemos soslayar: cómo ciertos abogados o terceros delincuentes se

aprovechan del imputado desesperado que busca una solución o su libertad y

con ciertos conocimientos de derecho o de la marcha del proceso que sabe

cualquiera lo engañan y se apoderan de su patrimonio y, posteriormente, llega el

objetivo judicial adelantado porque es justo o porque hicieron un buen trabajo

con ampliaciones de declaraciones o nuevas pruebas, y ello es ajeno al juez

cuyo nombre usan para cometer el fraude.

En esta causa puede haber muchos de estos vivos, pero no se ha

probado

1. mi

conocimiento o intervención,
2. un

acuerdo previo con el juez,

3. una

entrega de dinero o

4. una

actuación funcional irregular o que los beneficiara en el proceso. Siempre

procedí conforme mi criterio mantenido por años y aceptado por todos, con la

conformidad y actuación personal de prestigiosas secretarias y avezados

empleados que redactaron los fallos, siguiendo el dictamen fiscal y en muchos

casos la Cámara confirmó mi postura (el fiscal compulsó mas de 300 casos)

Aquí existen conjeturas e hipótesis pero un juicio es pruebas y no

triunfa ni el acusador ni la defensa, solo las pruebas (Ricardo Núñez).

Por ello debe separarse la paja del trigo y no ser víctima de engaños,

estrepitosos titulares o calificativos, desfiguración de los hechos, prueba

absurda, imputaciones ridículas o insostenibles o manipulaciones de la prensa.

Aquí solo triunfa la prueba.

No existió ninguna asociación ilícita. En lo demás me remito a lo

expuesto en los escritos de defensa adjuntos.

VII.- PRUEBA DE DESCARGO

VII.1.- TESTIMONIO DE LAS SECRETARIAS DEL JUZGADO

FEDERAL NRO. 1

Si bien el proceso se caracterizó, como dije al inicio, por la

omisión de producir prueba de descargo, pese a mis reiterados pedidos, en una

de las pocas medidas auténticamente justas que dispuso el juez Puigdengolas,


hizo lugar a mi pedido para que se recabe el testimonio de las secretarias del

Juzgado Federal Nro. 1.

Acredita que no incidí mediante actos irregulares o inusuales en el

trámite de los procesos objetados; que la metodología de trabajo del Juzgado

Federal Nro. 1 (como en la mayoría de los tribunales) contempla la delegación

de trabajo, la división de tareas y la intervención activa de funcionarios y

empleados; que el Juez -yo- daba importancia decisiva a la opinión de éstos

últimos; y, en particular, que las causas -y específicamente las resoluciones

objetadas- fueron trabajadas y proyectadas como era habitual por los

funcionarios del tribunal encargados internamente de ellas con control de las

actuarias y recién luego –todos de acuerdo- las rubricaba.

Esto reviste suma importancia dado que, en la hipótesis de la

acusación, el Juez corrupto que dicta decisiones jurisdiccionales ilegítimas

necesariamente actúa subrepticiamente. Tramita los procesos unilateralmente,

inclusive a espaldas de sus funcionarios subalternos. Cualquier funcionario

judicial, abogado, con mínima experiencia, advertiría fácilmente que una decisión

fruto de un cohecho o prevaricato no se ajusta a las constancias de la causa o

es contraria a la ley y hay algo raro o inusual.

En estos supuestos el juez corrupto esconde las causas, las

guarda en su despacho bajo llave, impone con abuso de poder su autoridad (le

ordena al actuario “firmá la resolución” donde dice “ante mí” y no me interesa

tu criterio), es un déspota, no discute ni recaba la opinión de nadie, y todo el

mundo sospecha o se da cuenta de la porquería.

Por ello, como consta en la causa, pedí desde el inicio del proceso

(aún antes de que se me reconozca la condición de imputado), que se recabe el

testimonio de las Secretarias del Juzgado Federal Nro. 1, funcionarias de


trayectoria, capacidad y honestidad más allá de toda duda, para que informen

cuál era el funcionamiento del tribunal y el trámite de las causas objetadas.

Sugestivamente el Fiscal pretendió que no se produzca la prueba

con fundamentos inadmisibles, pero en una de las decisiones auténticamente

justas que tomó el Juez durante el curso del proceso hizo lugar a la prueba y

resultó categórica. Desvirtuó por completo la imputación.

En efecto, del testimonio de las actuarias surge sin controversia

que:

1) No tramitaba causas unilateralmente

Lo declararon todas las secretarias.

1) La Dra. María Gabriela Curri expresó al respecto que:

“en los casi cuatro años que hace que me desempeño en la

Secretaría A no tuve conocimiento que el Sr. Juez llevara en forma

exclusiva y personal alguna causa”.

2) Por su parte, la Dra. Elías señaló que:

“No he visto que lleve las causas personalmente. El trabajo está

basado en la delegación de funciones, dado el gran flujo de trabajo, por lo

que se realiza a través de los empleados y funcionarios que integramos la

Secretaría y el juez”

3) En el mismo sentido, la Dra. Andía señaló que

“En lo que respecta a las causas que tramitan ante mi Secretaría y

durante el tiempo que llevo ejerciendo como Secretaria no conozco ningún

caso en donde el juez lleve en forma exclusiva y personal una causa”.

4) De igual modo se pronunció la Dra. Del Campo. Refirió que:


“No me consta, yo no he tenido conocimiento de casos donde el

Juez lleve alguna causa en forma exclusiva o personalmente”.

Quedó acreditado que no tramitaba causas personalmente. No

oculté nada. En todos los casos siempre actuaron honorables funcionarios y

empleados.

Es más, al allanar mi despacho y al enterarme que iban a destruir

las cerraduras de los cajones de mi escritorio y de la caja de seguridad que se

encuentra en la oficina de la Secretaria privada, les mande inmediatamente las

llaves. Al parecer buscaban expedientes cajoneados, ridículo, el resultado fue

obviamente negativo.

2) La metodología de trabajo

Del mismo modo, con la prueba testimonial quedó acreditado

sin controversia que consultaba con secretarías y empleados los temperamentos

que se adoptaban en los procesos que revestían cierta complejidad como son

los objetados en esta causa.

1. La Dra. Curri señaló al respecto que:

“Si se trata de hechos de otra naturaleza o envergadura o de

situaciones novedosas, el agente que estudió el expediente, lo consulta

con el Prosecretario y/o con quien suscribe, a fin de establecer los pasos a

seguir (calificación, medidas de prueba y procesales a adoptar, etc.)”

Y añadió:

“… en estos mismos casos, si se desconoce el temperamento del Sr.

Juez o se presenta alguna particularidad o complejidad, luego de su

análisis, es consultado el Sr. Juez a los mismos fines, esto es, calificación

legal, medidas probatorias, imputación o no, etc.”


Y que:

“En algunos casos complejos, el Sr. Juez realiza reuniones con las 4

Secretarias a fin de escuchar distintas opiniones y puntos de vista sobre el

tema de que se trata. En estos casos el Juez se interioriza de las

constancias de los expedientes, interrogando o conversando con quien

suscribe y/o con los funcionarios o agentes que han instruido los

expedientes, con el objeto de adoptar una decisión”.

1. Por su parte, la Dra. Elías señaló que:

“cuando hay algún planteo que genera dudas, es complejo o que

resulta novedoso, el juez suele convocar reuniones de secretarios y a

veces empleados también, para escuchar distintas opiniones y definir el

criterio a seguir”.

2. A su vez, la Dra. Andía sostuvo que:

“En la toma de decisiones sobre el mérito de la prueba en un

expediente y especialmente en casos complejos, el Juez consulta con las

Secretarias y empleados del Tribunal para la resolución de los casos o el

temperamento a seguir. En varias oportunidades se han efectuado

reuniones entre el Juez, Secretarios y empleados en donde el primero

escucha los aportes que éstos le efectúan antes de tomar la decisión que

corresponde en el trámite del proceso”.

3. Asimismo, la Dra. Del Campo manifestó que:

“En la secretaría a mi cargo, todas las decisiones, salvo las de mero

trámite o de criterios ya establecidos, son analizadas por los tres

integrantes y puestas a consideración del Juez”.

Y agregó que:
“el empleado que tiene a cargo la instrucción del expediente, es

quien tiene la mayor inmediatez de la causa y es quien al momento de

resolver se reúne con el secretario y, de ser necesario con el juez para la

adopción de la decisión…Tomada la decisión la resolución generalmente

es proyectada por la persona encargada de la causa o por el secretario”.

También expresó que:

“el Juez recaba la opinión especialmente de las secretarias (y) en

muchos casos también, en especial los complejos, novedosos o

excepcionales, el juez convoca a los demás funcionarios y empleados del

juzgado a fin de recabar las distintas opiniones antes de adoptar su

decisión”

5. También se recabó la declaración de un testigo calificado, el

actual magistrado Marcelo Garnica, quien se desempeñó durante más de diez

años como secretario del Tribunal, y expresó sobre el punto que:

“Mientras yo estuve a cargo de la Secretaría B (entre noviembre de

2005 y Junio de 2015), el Dr. Bento siempre fue muy abierto al debate y

discusión, y siempre dio lugar a la opinión de funcionarios y auxiliares, sin

distinción de cargos o jerarquías”.

3) El trámite de las causas en particular

Más allá de la metodología habitual de trabajo en el tribunal, lo

auténticamente relevante es el trámite que tuvieron las causas objetadas.

La prueba acredita que se trabajaron siguiendo el método

ordinario, algo incompatible con que hubieran existido situaciones anormales o el

juez hubiera incidido personalmente en forma extraña para que se dicte una
resolución contraria a los hechos, la prueba y la ley, producto de un interés

personal venal.

3.1) CASO 1

I. Sobre el trámite de este expediente, prestó declaración la Dra.

Andía, quien señaló que:

“el auto de procesamiento y prisión preventiva de Walter Bardinella

se proyectó como en todos los casos y como he explicado anteriormente”.

Manifestó que respecto a uno de los hechos atribuidos (tenencia

de 4,8 kg. de marihuana) se produjo prueba que “dio resultado negativo”, por lo

cual su abogado obviamente “solicitó por escrito que se resolviera su

situación procesal”.

Añadió que

“en virtud de ello, y encontrándose en esa oportunidad de licencia el

Dr. Bento, solicité hablar con el Dr. Garnica, quien me recibió en su

Despacho y a quien le comenté la causa y la prueba producida, brindándole

mi opinión al respecto. Una vez definido el temperamento a seguir proyecté

la resolución conforme lo conversado por la que se disponía el

procesamiento y prisión preventiva de Bardinella por el transporte de

aproximadamente 400 kg de marihuana y la falta de mérito por la tenencia

de con fines de comercialización de 4 kg de esa misma sustancia”.

Y agregó que

“Hecho eso, remití el proyecto a la firma del Dr. Garnica, enviándole

el expediente en papel (aún no se firmaba digitalmente en ese momento). El

proyecto fue suscripto, no recuerdo si se efectuó alguna corrección, y

posteriormente se le dio el trámite correspondiente”.


Fue clara en cuanto a que

“el Dr. Bento estaba de licencia cuando se suscribió la resolución…

obedeció a una cuestión médica”

Y que

“El Dr. Garnica suscribió la resolución con posterioridad a que yo le

remitiera el expediente papel y previo haberlo interiorizado de la causa, tal

como lo hago en todos los casos”.

Y aclaró que:

“La decisión no fue recurrida por el Ministerio Público Fiscal”.

También señaló que:

“se adoptaron gran cantidad de decisiones, se presentaron pedidos

de exención de prisión y de excarcelaciones, los cuales fueron denegados

en todos los casos, tanto cuando el imputado Bardinella estaba con pedido

de captura como cuando fue detenido. Nunca obtuvo ningún beneficio en

lo que respecta a su situación de detención. También se planteó una

nulidad referida, si no me equivoco, a la obtención de prueba, a la que no

se hizo lugar”

Y concluyó que:

“no percibí ninguna irregularidad en el trámite del expediente por

parte del juez, ni se realizó ninguna actuación procesal infrecuente ni

distinta a lo habitual en procesos análogos”.

Resultó terminante. Fin del asunto.

Como se podrá apreciar, surge sin controversia que el proyecto de

la resolución que se cuestiona fue elaborado por la Dra. Andia, quien lo consultó
con el Juez Garnica, quien se interiorizó de las constancias del proceso, y lo

rubricó porque el temperamento le resultó justo y adecuado.

La actuaría explicó su criterio y evaluación de las pruebas

incorporadas al proceso.

El Juez Garnica, en su testimonio del 18 de junio de 2021, fue

muy claro sobre la resolución que adoptó. Se ofendió mucho -y lo comprendo-

por la pregunta que nos vimos obligados a realizarle sobre el particular.

Obviamente el magistrado rubricó la decisión previa interiorizarse de las

constancias del proceso, y el proyecto que elaboró la Dra. Andia le resultó

adecuado y no advirtió ninguna irregularidad.

Lo que afirmó el Fiscal sobre el CASO 1 (licencia injustificada,

“abuso de las formas” y engaño al juez Garnica) no resiste un confronte mínimo

con la realidad. Es un real absurdo. Una elucubración. Expresa puras conjeturas.

En definitiva, consta que al momento en que se debía resolver la

situación procesal del imputado, estaba de licencia producto de un incidente

médico (en mi indagatoria acompañé las constancias respectivas que corroboran

la fractura de cuatro costillas), y que no intervine ni me involucré en la decisión,

siendo que en ese momento solamente manejábamos el expte. digital solamente

para aquellas decisiones vinculadas con la constitucionalidad del art. 14 2da.

Parte de la Ley 23.737.

La hipótesis de que percibí un soborno para que otro juez dicte

una resolución favorable para el imputado (que en verdad no fue favorable

porque se decretó su prisión preventiva por la comisión de un delito de inusitada

gravedad por el cual continúa detenido) no es sensata, y la prueba producida la

refuta por completo.

3.2) CASO 2
I. Sobre el trámite de este expediente prestó testimonio la Dra.

Curri, quien señaló que las resoluciones adoptadas en este proceso, que calificó

de complejo, fueron proyectadas por el funcionario Martín Pereyra González

(cuya declaración pedimos en un escrito anterior dada su importancia), y expresó

que:

“en relación a si percibí un trato diferencial del Juez respecto a Nasi

o alguna irregularidad en el trámite de la causa mi respuesta es negativa.

Se trató de una causa en que se mantuvo al Dr. Bento permanentemente al

tanto de las novedades que se producían, ya sea por mi intermedio o

directamente el instructor comunicaba las novedades y solicitaba

instrucciones al magistrado, dada la complejidad de la misma”.

II. Nuevamente, consta que nuestro asistido no se involucró en el

proceso de modo anormal, y que se siguió el método de trabajo habitual en su

juzgado.

3.3) CASO 3

I. Sobre el trámite de este proceso, prestó declaración la Dra.

Andía, quien refirió que

“Las resoluciones adoptadas respecto los imputados Javier Santos

Ortega y Juan Carlos Molina se proyectaron conforme lo explicado

anteriormente, se proyectó por personal idóneo de la Secretaría conforme

el criterio del juez para estos casos”.

Señaló que:

“Existió discusión sobre el tema por cuanto debía efectuarse un

ajuste a la calificación en la que se encuadraba la conducta de los

nombrados”.
Y que

“Tal temperamento ya había sido adoptado por el Juez en otro caso

similar”

Al tiempo que:

“No advertí que en este proceso particular el juez haya adoptado un

temperamento procesal o penal diferente al empleado en otras causas”

Resaltó que

“No percibí ni advertí ninguna irregularidad por parte del Dr. Bento

en el trámite del proceso”

II. El testimonio de la funcionaria prueba sin controversia que el

trámite de este proceso no evidenció ninguna anormalidad, compatible con que

hubiera percibido un soborno para que se dicte una resolución judicial contraria a

la ley. Medió discusión con los empleados y la actuaria sobre el trámite del

proceso, y el Juez adoptó el mismo temperamento que en procesos análogos.

3.4) CASO 4

I. La Dra. Elías fue extremadamente clara sobre la absoluta

regularidad de su trámite. Señaló que en el proceso se encontraban imputadas

varias personas, y que solo se había ordenado la detención de dos de ellas

(Rubén Santander y Carlos Tejada).

Que Calderón había sido eximido de prisión.

Y que:

“En relación a la situación del nombrado, cabe señalar que la AFIP lo

había señalado como usuario de uno de los abonados telefónicos

intervenidos…(Calderón) expresó que el abonado telefónico que se le


atribuía no le pertenecía y señaló que le pertenecía a otra persona. A raíz

de ello se solicitó a Claro que informara los datos del titular de la línea

referida, informe que corroboró lo expresado por el imputado CALDERÓN.

Por tal motivo, al resolver la situación procesal de todos los imputados, a

comienzos de ese año, se dictó la falta de mérito de CALDERÓN, por

estimar que existían dudas acerca de su participación en los hechos, dado

que CALDERÓN no era usuario del abonado telefónico intervenido y cuyas

conversaciones eran las que lo habían complicado inicialmente”.

La Dra. Elías fue clarísima sobre los motivos por los cuales se

omitió -involuntariamente- la notificación de la ampliación de la declaración

indagatoria de Calderón a la Fiscalía, y que en ello nuestro asistido no tuvo

ninguna injerencia.

Y añadió que

“no advertí un trato diferente ni preferencial respecto de

CALDERÓN…y entiendo que siguió su postura habitual para casos

análogos”.

II. Queda en evidencia que no existió ninguna anormalidad y que

las constancias del proceso justificaron la decisión adoptada. Tanto es así que ni

la Fiscalía ni la Administración Federal de Ingresos Públicos (organismo

especializado, querellante, que por reglamento tiene la obligación de apelar

cualquier decisión que consideren adversa a sus intereses) recurrió la decisión.

No se cometió ningún delito.

3.5) CASO 5

I. También prestó testimonio la Dra. Andía, quien refirió que


“Tal resolución fue adoptada por el Juez como en otros casos. Vale

decir que la causa sobre la que se me pregunta resulta ser una causa muy

compleja con muchos imputados por lo que siempre ha mediado por parte

del juez debate y discusión en cuanto a las resoluciones a adoptar, tanto

con quien suscribe como con otros empleados de la Secretaría,

particularmente con quienes se encontraban más involucrados con la

causa por haber participado tomando audiencias o proyectado los

sucesivos interlocutorios que se adoptaron”.

Y que

“No percibí irregularidades o tratos diferenciales del juez respecto

del imputado Rodríguez”

II. No medió en consecuencia delito alguno.

3.6) CASO 6

I. Declaró también la Dra. Andía, quien refirió que el Dr. Bento

decretó el procesamiento y prisión preventiva de los imputados, quienes

recuperaron su libertad a instancias de la Cámara Federal.

Luego se refirió a la situación de Rosa Fernández, aclarando que

“Creo que se efectuó un cambio de calificación a su respecto y

recuperó la libertad porque se la consideró participe secundaria del hecho

que se le imputaba”

Y que

“No percibí ningún trato diferencial respecto de la imputada Rosa

Fernández”.

II. Otra vez quedó en claro que no se cometió delito alguno.

Agrego que la resolución que adopté respecto Rosa Fernández es realmente


inobjetable. El Tribunal Oral la condenó a una pena de cumplimiento en

suspenso bajo la misma calificación que fijó nuestro asistido durante la

instrucción. Es obvio que se ajustó a las constancias de la causa y a la ley

aplicable.

2) CONCLUSIONES

Como se debería advertir, de la prueba testimonial recabada

surge que la metodología de trabajo (incluyendo en lo que aquí interesa la

aplicada para el trámite de las causas objetadas), es abiertamente incompatible

con que el juzgado a mi cargo fuera un instrumento de una asociación ilícita

dedicada a percibir sobornos y dictar resoluciones contrarias a derecho en forma

estable y permanente (inclusive nadie trató con Aliaga o con los abogados que

supuestamente integraban la asociación más allá del trato normal).

Para empezar, quedó claro que no tramitaba personalmente

ninguna causa.

Se supone, como dijimos al inicio, que si un juez realiza actos

ilegales tramita reservadamente él mismo los expedientes, sin intervención de

secretarios, funcionarios y empleados. Los esconde para que ninguno de ellos

advierta el delito. Cualquier funcionario judicial mínimamente calificado se daría

cuenta si una resolución es ilícita, sospechosa o no se ajusta a las constancias

del proceso.

Luego, consta que, como práctica de trabajo, recababa la opinión

de las Secretarias e incluso funcionarios (sin distinción de cargos aludió el Juez

Marcelo Garnica), lo cual también es incompatible con el dictado de decisiones

jurisdiccionales ilegales originadas en la percepción de sobornos.

Y, tal vez lo más importante, las Secretarias dieron cuenta

detallada sobre cómo tramitaron y se proyectaron las resoluciones objetadas,


con su intervención o la de los funcionarios a cargo de los expedientes, lo cual

es absolutamente incompatible con que hubiera acordado un soborno para

adoptar una resolución ilegal.

Las decisiones fueron proyectadas por los funcionarios, con

intervención de las actuarias. Medió delegación de tareas y división de trabajo y

recababa la opinión de sus subalternos.

Todos estuvieron de acuerdo en los fallos adoptados.

Ello no es acorde con lo que afirman el fiscal Vega y el juez

Puigdengolas de lo acontecido en los hechos denunciados.

En el terreno de las hipótesis, si hubiera decidido la adopción de

una resolución contraria a los hechos o el derecho, la hubiera redactado solo o le

hubiera ordenado a las actuarias proyectarla de ese modo, sin recabar su

opinión, o inclusive contra su criterio.

Nada de ello ocurrió en el caso.

El caso de Bardinella Donoso es elocuente. La actuaria reconoció

que ella proyectó la resolución objetada, y la conversó directamente con el Juez

Garnica, quien se interiorizó del tema y la rubricó conforme con su criterio.

Lo mismo que las decisiones adoptadas en el CASO 2, 3, 4, 5 y 6.

Todas las funcionarias reconocieron que se proyectaron los

criterios habituales que sigo, y no advirtieron ninguna irregularidad o beneficio

ilegal.

Adjunto como Prueba 14 copia de las declaraciones que

prestaron el Juez Marcelo Garnica y las Secretarias del Juzgado Federal Nro. 1.
VIII.- LA IMPUTACIÓN POR ENRIQUECIMIENTO ILÍCITO Y

LAVADO DE DINERO

Al respecto, me remito íntegramente a las explicaciones que

realicé por escrito en mi indagatoria y a los documentos que presenté en

respaldo. Adjunto una copia como Prueba 15.

Solicito que forme parte integral de este descargo, y se examine

con atención.

También adjunto como Prueba 16 informes de una reconocida

agencia del extranjero que dan cuenta que nadie de mi familia tiene bienes o

cuentas bancarias en el extranjero.

Probé, con documentos, que absolutamente todos los bienes y

gastos que realicé se encuentran justificados en los ingresos míos y de mi

esposa Marta. Que incluso apliqué créditos bancários hipotecários y personales.

En relación a diversos viajes que realizamos, consta que varios de

ellos fueron realizados por mi función como Juez electoral, y que en los restantes

casos realicé viajes con mi esposa y familia, con fondos obtenidos legítimamente

con nuestros ingresos (ver certificados contables extendidos por importantes

profesionales).

Además, que varios inmuebles fueron adquiridos con créditos

bancarios, lo cual evidencia lo ridículo de afirmar que aplique dinero originado en

delitos previos.

IX.- OTRAS IMPUTACIONES


Por lo demás, se denunciaron supuestas inconductas procesales

de mi parte, en especial, sobre mi negativa a entregar el teléfono de mi

propiedad.

Al respecto, debo decir que el aparato es de mi propiedad, la

línea telefónica era mía y yo decidí asignarla al Consejo de la Magistratura,

organismo que jamás abonó una factura de dicha línea y, en particular, que en

las circunstancias que expuse a lo largo de escrito, y por consejo de mis

abogados, no me pareció sensato que el Fiscal Vega manipule mi teléfono.

Conclusión, mi teléfono personal no es un telefono oficial que se me haya

otorgado por parte del Poder Judicial de la Nación.

Ya acredité que realizó prueba técnica sobre otros dispositivos (en

especial el SIM Card de Aliaga) sin notificar la medida, en su Fiscalía, sin

intervención de un experto en informática, y violando abiertamente mi derecho al

control de la prueba.

Pues no estoy dispuesto a que haga lo mismo sobre mi teléfono,

que contiene información privada.

De hecho, como acredité al principio, finalmente se accedió a su

contenido (también sin mi intervención y control), y el Fiscal publicó el

informe en los medios, que contiene comunicaciones privadas, amparadas por la

Constitución Nacional (art. 19).

Por lo demás, no puede imputárseme una inconducta procesal,

toda vez que me ampara el derecho contra la autoincriminación (art. 18,

Constitución Nacional). Así me lo confirmaron los profesionales que me asisten y

especialistas que consulté y otros que ellos consultaron.

No puede ninguna autoridad judicial obligarme a presentar prueba

que puede, hipotéticamente, ser utilizada en mi contra.


Es un derecho constitucional que ampara a cualquier persona

sometida a una acusación penal en un estado de derecho, máxime si, como

acredité, el proceso no se está llevando adelante bajo las reglas del juicio

regular.

Por otra parte, es falso que realicé actos indebidos con la

información contenida en mi teléfono. En la causa consta que, sin mi notificación

ni control, el Juez Puigdengolas a instancias del Fiscal Vega “clonó” varias veces

la SIM Card de mi usuario para acceder a su contenido. Y a su vez, autorizó

“telefónicamente” a ingresar a distintas aplicaciones, sin fundar, ni dejar en claro

circuntancias, plazo, contenido, etc.

Del informe realizado no surge que hubiera alterado su contenido.

No elimine mensajes ni cuentas en la aplicación Telegram (esto ni siquiera es

posible). Más aún, en rigor de verdad, jamás supuse que el Juez clonaría mi

teléfono sin darme intervención en la prueba técnica como establece la ley

procesal; y ante la evidencia y lo que me manifestaban conocidos, supuse

razonablemente que podía estar siendo hackeado por terceros. Esta maniobra

de fraude es conocida como SIM SWAPPING que es un fraude o técnica

delictiva que busca suplantar la identidad de un usuario al duplicar el chip de un

teléfono móvil para cometer cualquier tipo de ilícitos. Esto es lo que autorizó el

juez Puigdengolas a instancias del fiscal Vega en la presente causa sin fundar.

Por lo demás se trata de información privada, amparada por el

derecho a la intimidad, ajena al conocimiento de terceros. Como dije, surge que

el Fiscal examinó íntegramente toda la información contenida en el teléfono

(absolutamente toda la información que extrajo no se vincula con la causa) y la

publicó en los medios de comunicación.

Los actos que realizaron sobre mi teléfono son graves.


Se extrajo toda la información, cuando la ley procesal establece

que solo puede ser incorporada en un proceso previo examen privado y secreto

del Juez (art. 235, Código Procesal Penal de la Nación), y suprimir la que no se

relacione con el proceso.

Pues aquí, como dije, se extrajo absolutamente toda la

información privada de mi teléfono, se incorporó íntegramente al proceso pese a

que no tiene ninguna relación con la causa y, además, se publicó en los medios.

No realicé entonces ningún acto indebido con mi línea telefónica.

Todo lo contrario, quienes impulsan esta hoguera cometieron todas las

irregularidades posibles al respecto.

Por último, se me adjudica que de algún modo tuve algo que ver

con denuncias que se realizaron con motivo de irregularidades vinculadas con la

causa.

Consta que me excusé inmediatamente de intervenir en ellas y no

realicé ningún acto procesal. Más aún, fueron todas archivadas por los fiscales

intervinientes sin investigación alguna.

No tuve absolutamente nada que ver con esas actuaciones

judiciales.

X.- REFLEXION FINAL

Sres. Consejeros, no he cometido ningún delito o irregularidad. Lo

he fundado y me encuentro a su disposición para explicar absolutamente todo.

Este absurdo procedimiento en el que, como detalle, se han vulnerado

mis garantías constitucionales, obedece a un plan destinado a enjuiciarme y

detenerme orquestado desde las altas esferas de la Cámara Federal de


Mendoza que cuenta con el apoyo y la obediencia del juez Puigdengolas y del

fiscal Vega.

Ello obedece a la situación especial que atraviesa la justicia

federal de Mendoza en la que se enrolan jueces que siguen la postura política de

la oposición que pelea por espacios de poder, contra su oponente político el

oficialismo -partido al que me vinculan-. Buscan dominar y controlar el poder

judicial y, en especial, la justicia electoral.

Recurrieron a un fiscal enemigo de años y a un juez

precisamente designado por el gobierno anterior.

No interesa la prueba, solo condenarme. En un juicio justo e

imparcial, no dudo que esta causa sería descalificada. Su simple análisis

demuestra que tengo razón pero no soy oído, no se me permiten hacer pruebas,

se tergiversan los hechos y no se aplica el derecho y, consecuentemente, me

procesaron el primer día hábil posterior a mi declaración indagatoria, aunque

resulte inocente.

En este ámbito del juicio político pido que se analicen todas estas

consideraciones.

XI.- OFRECE PRUEBA

Con el objeto de acreditar cuanto señalé, me veo obligado a

solicitar la producción de diversas medidas de prueba, pertinentes y útiles.

Fundaré su utilidad.

I.- DOCUMENTAL
Prueba 1 Las constancias vinculadas a las visitas institucionales de los jueces

de la Cámara Federal de Mendoza a San Rafael y Villa Mercedes en las fechas

indicadas.

Prueba 2 Resoluciones adoptadas en el proceso que involucró a Bardinella

Donoso.

Prueba 2A Dictamen oral del Fiscal Vega intentando beneficiar a Bardinella

Donoso; el recurso de casación que presentó a los diez días, y el dictamen que

presentó el Fiscal General Mario Villar, en el que desistió del recurso que

interpuso y dejó firme la resolución que denegó su exención de prisión.

Prueba 3: Auto que confirmó el procesamiento de Gonzalo Ramírez Madrid.

Prueba 3A: Informe del Fiscal y auto de la Cámara Federal que concedió la

excarcelación de Gonzalo Ramírez Madrid.

Prueba 4: Audio que mantuvo con el Dr. Cúneo Libarona una persona que se

identificó como Diego Barrera y su transcripción.

Prueba 5: Registro de procesos judiciales del “testigo” Carlos Felipe Giménez.

Prueba 6: Sentencia de la Sala III de la Cámara Federal de Casación Penal que

condenó al “testigo” Ahumada.

Prueba 7: Escritos que presenté a partir del 28 de enero de 2021 y las

decisiones jurisdiccionales adoptadas en consecuencia.

Prueba 8: Presentación espontánea que realicé en los términos de la Ley

25.230.

Prueba 9: Actas que documentan la confesión del Sr. Javier Ortega en las

circunstancias expuestas.
Prueba 10: Copia de la querella penal que promoví como consecuencia de la

denuncia realizada por el imputado Rodríguez.

Prueba 11: Escrito que presentó el Fiscal afirmando que pidió la desestimación

de la denuncia y mi querella.

Prueba 12: Grabación de mi declaración indagatoria ante el Juez y escritos

presentados.

Prueba 13: Copia de mi licencia médica cuando se resolvió la situación procesal

del imputado Bardinella Donoso.

Prueba 14: Copias de las declaraciones que prestaron el Juez Marcelo Garnica

y las Secretarias del Juzgado Federal Nro. 1.

Prueba 15: Copia del escrito que presenté en la causa 13.854/2020 respecto mi

situación patrimonial y los anexos documentales.

Prueba 16: Informes realizados sobre mi familia que dan cuenta que no poseo

bienes y/o cuentas bancarias en el extranjero.

II.- INFORMATIVA

Pido que

1.- Se requiera al Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional

Nro. 3 de Mendoza, que remita copias íntegras (incluyendo incidentes y anexos)

de la causa 13.854/2020, debiendo incluir todas las constancias agregadas al

Lex 100.

En este expediente se adjuntaron copias parciales y artículos de

prensa también parciales con el objeto de engañar al Consejo.

Es preciso que se examine el proceso íntegramente.


2.- Se requieran copias certificadas de las causas:

1) FMZ 52277/2017, caratulados "Bardinella Donoso, Walter

Eduardo s/Av. Inf. Ley 23.737”.

2) FMZ 35072/2016, caratulados "RODRIGUEZ NUÑEZ, José y

Otros s/ Av. Inf. Ley 22.415”.

3) FMZ 21303/2019 “Ortega Pérez, Javier Santos y Molina

Pérez, Juan Carlos sobre encubrimiento de contrabando, artículo 874 inc. 1

ap. d) Código Aduanero”.

4) FMZ 29171/2017, caratulados "Santander, Rubén Daniel y

otros s/ asociación ilícita fiscal”.

5) Autos FMZ 39843/2019 “Ballester Ladrón de Guevara y

otros s/ inf. Ley 22.415”.

6) Autos FMZ 19016/2013 “Ramírez Madrid”.

7) Autos 11088445/2007 “Costa”

8) Autos FMZ 60.067-B.

Se trata de los procesos objetados, y es elemental que sean

examinados para dejar en claro que no existió ninguna irregularidad.

A fin de agilizar su remisión, se requiera al Presidente de la

Cámara Federal de Apelaciones de Mendoza que, por su intermedio, se solicite

a los juzgados o tribunales intervinientes la obtención y remisión de copias de los

expedientes.

3.- Se requiera a la Procuración General de la Nación que informe

el teléfono celular asignado al Dr. Dante Vega. Luego, se requiera a la compañía

prestataria del servicio que remita el listado de llamadas entrantes y salientes


desde el mes de noviembre de 2020 hasta la actualidad, con indicación de los

titulares de las llamadas entrantes y salientes realizadas en ese período.

Se pretende con ello, probar sus seguros contactos con los

periodistas que intervinieron activamente en la operación de prensa que reseñé.

La información, a diferencia de lo que hicieron conmigo, deberá ser examinada

solo por el instructor de este expediente, y seleccionar las que se vinculen con lo

expuesto.

Destaco que acreditar la operación de prensa planificada (que en

verdad surge de la causa), es necesaria para demostrar la ilegalidad de este

proceso disciplinario, resaltando una vez más que se instó, precisamente, con

artículos periodísticos.

4.- Teniendo en consideración que quedó registrado el abonado

telefónico desde el que se comunicó la persona que se identificó como Diego

Barrera al Dr. Cúneo Libarona en las circunstancias expuestas, solicito que se

requiera a la DAJUDECO que:

1) Informe el titular del abonado telefónico 0261153665579.

2) Fecha de activación y domicilio de facturación.

3) Listado de llamadas entrantes y salientes desde su activación

hasta la actualidad.

4) Titulares y domicilio de facturación de los abonados telefónicos

que se comunicaron (entrantes y salientes) con el abonado

0261153665579, desde su activación hasta la actualidad.

5) Las antenas en que impactaron las llamadas realizadas

(entrantes y salientes) y las celdas de geoposicionamiento con


especificación de AZIMUT, grado de apertura horizontal y

radio de captación de cada llamada.

6) Consumo de datos móviles.

7) El tráfico de datos registrados, con indicación de páginas web

visitadas.

8) Los mensajes de texto entrantes y salientes.

9) Número de Imei que opera el abonado nro. 0261153665579.

10) Del Imei obtenido, especifique los Sim Card utilizados.

11) Si figuraron llamados del teléfono entrantes y salientes con el

abonado 114819-9800 (estudio del Dr. Mariano Cúneo

Libarona).

El audio, como aludí en mi descargo, es una prueba relevante para

establecer si el Fiscal realizó ilegalidades en el trámite del proceso, en especial,

si manipuló a uno de los testigos en que fundó preponderantemente la

imputación.

III.- PERICIAL

1.- Se practique un peritaje contable a través del Cuerpo de

Peritos Contadores de la Corte Suprema de Justicia de la Nación a fin de

establecer si los bienes adquiridos y gastos realizados se encuentran justificados

en los ingresos familiares.

Ofreceré puntos de pericia y designaré un experto de parte.

2.- Se disponga la práctica de un peritaje por intermedio del

gabinete técnico de la Gendarmería Nacional Argentina sobre el audio aportado


(Prueba 4) para que con la utilización de medios técnicos idóneos, se establezca

el contenido del diálogo y se practique un peritaje de voz a fin de establecer si

corresponde con el “testigo” Diego Barrera. A tal efecto, los expertos deberán

utilizar como indubitable la voz de Barrera que quedó documentada en la

entrevista que le realizaron los periodistas de mdzol

(https://www.mdzol.com/policiales/2021/7/15/bento-contraataca-parte-2-el-fin-de-

la-indagatoria-una-prueba-clave-172645.html) o en alguna audiencia que

ignoramos.

IV.- TESTIMONIAL

Se reciba declaración testimonial a las siguientes personas:

1) Dr. Marcelo Garnica, Juez Federal de Mendoza.

Según la acusación, el Juez Garnica firmó la decisión cuestionada

en el CASO 1 (falta de mérito de Bardinella Donoso) bajo una suerte de “engaño”

(que habría incluido una licencia injustificada de mi parte). Declaró en la causa

13.854/2020 y quedó acreditado sin controversia que mi licencia estuvo

justificada por cuestiones médicas (fractura de cuatro costillas), y que rubricó la

decisión con pleno conocimiento de su alcance, y que el temperamento

adoptado le resultó justo y correcto.

Es preciso que también declare ante la Comisión.

2) Dr. Fernando Alcaraz, Fiscal Federal de Mendoza.

Deberá declarar sobre su intervención en los procesos objetados,

especialmente en el CASO 2, y si fue objeto de un abuso de las formas y la

buena fe procesal al dictaminar favorablemente para la libertad de Eugenio Nasi

y luego consentir su excarcelación.


Se trata de un testigo de suma relevancia porque percibió por sus

sentidos uno de los puntos nucleares de la imputación.

Al respecto, destacó una vez más que, la imputación parte de la

premisa que las decisiones jurisdiccionales que adopté en los CASOS 1-8 fueron

en general convalidadas por los Fiscales, querellantes, y camaristas como

consecuencia de un abuso o desnaturalización de las formas y del principio de la

buena fe procesal, lo que sea que ello signifique, con lo cual es imprescindible

que se recabe el testimonio de los funcionarios que habrían sido objeto de lo

expuesto a fin de que sean interrogados al respecto.

Además, el Fiscal Alcaraz deberá declarar sobre aspectos

generales de la imputación, como mi actuación como juez de la nación, el

funcionamiento del juzgado, el vínculo laboral con la Fiscalía, si advirtió

irregularidades o privilegios en determinadas causas, abogados, etc.

3) Dra. María Alejandro Obregón Cano, Fiscal Federal.

También deberá prestar testimonio sobre su intervención en los

procesos objetados, en especial el CASO 1, para que manifieste si fue objeto de

un abuso de las formas y/o de la buena fe procesal al consentir como

representante del Ministerio Público Fiscal la falta de mérito de Walter Bardinella

Donoso. Deberá también declarar sobre si fue objeto de alguna clase de engaño

o abuso al consentir el auto de falta de mérito del imputado Calderón (CASO 4) y

el archivo del CASO 8.

Lo mismo que el Fiscal Alcaraz, se trata de un testigo de suma

relevancia porque percibió por sus sentidos uno de los puntos nucleares de la

imputación.

Además, deberá declarar sobre aspectos generales de la

acusación, como mi actuación como juez de la nación, el funcionamiento del


juzgado, el vínculo con la Fiscalía, si advirtió irregularidades en el trámite de los

procesos o privilegios en determinadas causas o abogados, etc.

4) Dr. Alfredo Rodríguez, con domicilio en la calle Azcuénaga

2002, La Vacherie Contry Golf, Lujan de Cuyo, Juez Federal jubilado.

Deberá prestar testimonio sobre cómo fui designado como

secretario en el Juzgado Federal N° 3 a su cargo, cómo me desempeñaba en el

cargo, mi desenvolvimiento funcional, y los conceptos de mi labor como juez

subrogante cuando estaba de licencia frente a su juzgado.

5) Dr. Juan Ignacio Pérez Curci, Juez de la Cámara de

Apelaciones.

El magistrado deberá prestar testimonio sobre su intervención en

los procesos objetados y, en particular, lo que percibió por sus sentidos en el

CASO 1, debiendo indicar si al examinar el proceso que involucró al imputado

Walter Bardinella Donoso advirtió irregularidades y/o delitos durante su trámite.

En especial, el magistrado intervino en decisiones vinculadas con la exención de

prisión, excarcelación, prisión domiciliaria, nulidad de la incorporación del

teléfono secuestrado.

Además, conforme aludí en mi declaración, el juez intervino en su

rol de juez de la Cámara en la resolución de un pedido de recusación que

interpusieron los Dres. Aramayo y Ortego en mi contra, siendo de particular

interés que se refiera el testigo a los términos en que se pronunciaron ambos los

letrados respecto la existencia -o no- beneficios a su cliente en la causa. Debe

exhibírsele el acta labrada y señalar si la ratifica y brinde precisiones sobre el

acto procesal.
Cabe destacar que para la resolución de esas incidencias, el

testigo examinó integralmente las actuaciones y es preciso consultarle sobre si

advirtió irregularidades en el trámite del expediente.

También deberá interrogárselo sobre sus visitas al Juzgado

Federal de San Rafael y Villa Mercedes que expuse al inicio.

6) Dr. Raúl Armando Sánchez, abogado, teléfono 2615099290.

Abogado de la matricula, fue conjuez del juzgado federal Nro. 3

donde me desempeñé como Secretario durante 13 años. Fue letrado particular

en el CASO 2.

Podrá declarar sobre mi trabajo, metodología de trabajo,

concepto, etc.

Se trata de un prestigioso letrado, que podrá dar cuenta de mi

actuación.

7) Dra. Curri, María Gabriela, secretaria del Juzgado Federal

N°1.

La actuaria podrá declarar sobre la metodología de trabajo en el

juzgado a mi cargo, mi intervención en los procesos, si tramitaba causas

unipersonalmente y, fundamentalmente, el trámite de los procesos objetados.

Ya declaró en términos categóricos en la causa 13.854/2020 y

deberá hacerlo ante esta Comisión.

8) Dra. Gabriela América Del Campo, secretaria del Juzgado Federal

N°1.

Ídem anterior. Me remito.

9) Dra. Andía, Mariela secretaria del Juzgado Federal N°1.


Ídem anterior. Me remito.

10) Dra. Florencia Elías, secretaria del Juzgado Federal N°1.

Ídem anterior. También me remito.

11) Martin Pereyra, con domicilio laboral en Juzgado Federal

N°1, Sec. A.

El testigo, en su condición de funcionario del juzgado a mi cargo,

intervino en diversos procesos objetados, y podrá dar cuenta de la legalidad de

sus trámites y mi nula incidencia en la adopción de una resolución irregular.

Intervino específicamente en el trámite del CASO 2. Deberá

informar cómo se realizaron los actos procesales de esos expedientes, si

proyectaron las resoluciones, el criterio que se siguió, mi intervención en las

decisiones cuestionadas, etc.

Podrá también informar sobre la metodología de trabajo en el

juzgado, el trámite de las causas, mi rol como juez, privilegios o favoritismos a

determinados abogados, etc.

12) Segundo Correas, con domicilio laboral en Juzgado Federal

N°1, Sec. A.

El testigo, en su condición de funcionario del juzgado a mi cargo,

intervino en procesos objetados, y podrá dar cuenta de la legalidad de sus

trámites y mi nula incidencia en la adopción de una resolución irregular.

El testigo intervino específicamente en la causa “Nasi” (CASO 2).

Podrá también informar sobre la metodología de trabajo en el

juzgado, el trámite de las causas, mi rol como juez, privilegios o favoritismos a

determinados abogados, etc.


13) Mauro Manno, con domicilio laboral en Juzgado Federal N°1,

Sec. C.

El testigo, en su condición de funcionario del juzgado a mi cargo,

intervino en procesos objetados, y podrá dar cuenta de la legalidad de sus

trámites y mi nula incidencia en la adopción de una resolución irregular.

Intervino específicamente en la causa “Ortega” (CASO 3).

Participó en el proyectó la resolución adoptada en la causa. También intervino en

el trámite del CASO 5.

Podrá también informar sobre la metodología de trabajo en el

juzgado, el trámite de las causas, mi rol como juez, privilegios o favoritismos a

determinados abogados, etc.

14) Francisco Villegas Ciacera, con domicilio laboral en Juzgado

Federal N°1 Sec. B.

El testigo, en su condición de funcionario del juzgado a mi cargo,

intervino en procesos objetados, y podrá dar cuenta de los actos procesales

realizados en la causa, proyectos, y podrá brindar precisiones sobre la legalidad

de sus trámites y mi nula incidencia en la adopción de una resolución irregular.

El testigo propuesto intervino en el CASO 4.

Podrá también informar sobre la metodología de trabajo en el

juzgado, el trámite de las causas, mi rol como juez, privilegios o favoritismos a

determinados abogados, etc.

15) Dra. Sol Parma, con domicilio laboral en Juzgado Federal

N°1, Sec. C.
La testigo, en su condición de funcionario del juzgado a mi cargo,

intervino en procesos objetados, y podrá dar cuenta de la legalidad de sus

trámites y mi nula incidencia en la adopción de una resolución irregular.

Intervino específicamente en la causa Iñiguez (CASO 6).

16) Dra. Mariana Leiva, funcionaria del Juzgado Federal Nro. 3

Secretaría D.

La testigo, funcionaria del juzgado que subrogué durante mucho

tiempo, podrá declarar sobre mi desempeño como juez, metodología de trabajo,

criterios, si percibió irregularidades, favoritismos, etc.

Los testigos 10 al 19 son fundamentales. Conocen lo sucedido y

percibieron hechos por sus sentidos. Son valiosos funcionarios que declararán

con la verdad.

17) Rodolfo Rodríguez, con domicilio laboral en Juzgado Federal

N°1, Sec. A.

El testigo es empleado de la mesa de entradas de la Secretaría A

y atendía a Diego Aliaga cuando comparecía mensualmente al Juzgado para

acreditar su sujeción al proceso en cumplimiento de las obligaciones impuestas

al otorgársele su exención de prisión (CASO 7). El testigo deberá ser interrogado

si en esas ocasiones Aliaga se entrevistó conmigo, entraba a mi despacho, quién

lo atendía, por quién preguntaba, o si advirtió alguna situación irregular o

llamativa al respecto.

18) Contador Raúl Cavecedo, con domicilio en 9 de julio nro. 40,

Mendoza.

Ya solicité su testimonio varias veces en la causa 13.854/2020.


Es mi contador personal desde hace más de una década, y

deberá ser interrogado sobre mi patrimonio, la confección de mis declaraciones

juradas tributarias, gastos, etc.

Deberá examinar los documentos y certificados aportados y

declarar sobre lo expuesto por los Fiscales y la Dra. Chena.

19) Contadora Pública Nacional, Carolina Calello, con teléfono

1139518211 cuyo domicilio de ser necesario aportaré.

Se trata de una prestigiosa profesional que intervino en el estudio

de mi patrimonio, declaraciones, escrituras, control de ingresos y gastos. Y

elaboro los distintos informes contables que he aportado.

Asimismo, podrá declarar sobre los errores que incurren el juez

Puigdengolas, el fiscal Vega y la informante Chena en sus distintas

presentaciones respecto a mi situación patrimonial.

Las declaraciones de los contadores que he peticionado revisten

suma trascendencia porque acreditaran que no existió ningún incremento

patrimonial apreciable, que mis gastos, viajes y estilo de vida se corresponden

con mis ingresos y que, en consecuencia, resulta absurda la imputación que me

han formulado.

20) Nicolas Armentano, con domicilio en Padre Vázquez 0468,

Maipú, Mendoza.

Deberá responder sobre la operatoria de los fideicomisos

inmobiliarios Il Mercato y Bosques de Mayo.

El testigo es el responsable y-o representante de ambos

fideicomisos, y deberá ser interrogado sobre la constitución y el objeto de los

contratos, su estructura, los montos aplicados, los pagos realizados, su modo de


realización, condiciones, plazos, su relación con Nahuel Bento, otros

emprendimientos, etc.

21) Galdina Fernández, con domicilio real en Avenida España

948, Piso 3, depto. 302 de ciudad de Mendoza.

Adquirió el inmueble sito en Avenida España 948, Piso 3, depto.

301 de ciudad de Mendoza, y deberá ser interrogada sobre las circunstancias de

modo, tiempo y lugar de la operación, monto, condiciones de pago,

negociaciones y ofertas de compra previas, etc.

22) Sr. Gabriel Goldstein, representante de Goldstein

Automotores, con domicilio en la calle Montecaseros 1447, Mendoza.

Deberá prestar testimonio sobre la adquisición de los vehículos

individualizados en el Legajo de Investigación Patrimonial. Sus condiciones de

pago, precio, negociaciones, antecedentes, si emitió algún ROS o reporte de

operación sospechosa, etc. y los precios de los rodados comparándolos con los

de “mercado libre” y otras páginas que citaron los Fiscales.

23) Sra. Viviana Lourdes Megazzini, con domicilio en la calle

Nápoles 1657, Barrio Palmares.

Conforme surge de fs. 68 del segundo dictamen del Fiscal,

adquirió el inmueble sito en la calle Nápoles 1657 del Barrio de Palmares en la

suma de USD 430.000.

Toda vez que se ha puesto en tela de juicio el monto de la

operación y el origen de los fondos que aplicó, corresponde que se recabe su

testimonio a fin de que informe las circunstancias de modo, tiempo y lugar del

acto, fondos, su origen, patrimonio, negociaciones previas, etc.


Deberá referirse a lo expuesto por la AFIP respecto su patrimonio

y bienes (ver legajo de investigación patrimonial).

24) Augusto Brajón, vendedor del terreno sito en la calle Milán

1695, Barrio Palmares, Mendoza. Sus datos surgen de la escritura agregada al

expediente.

El testigo vendió el inmueble mencionado, con lo cual debe

prestar testimonio sobre las circunstancias de la operación, montos,

negociaciones previas, condiciones, pago, si emitió algún ROS o reporte de

operación sospechosa, etc.

25) Escribana Silvia Palumbo, con domicilio en calle Figueroa

Alcorta Nro. 801 de Godoy Cruz (5501) Mendoza.

Intervino en la compra del inmueble (terreno donde construí) en

que resido actualmente, el 10 de junio de 2015, sito en la calle Milán 1695,

Barrio Palmares, Mendoza.

Deberá prestar testimonio sobre la operación, montos,

negociaciones, si percibió alguna irregularidad o delito, si emitió algún ROS o

reporte de operación sospechosa, etc.

26) Escribana María Fernanda Rodríguez Bragazzi, Av. España

1340 oficinas 3, 4 y 5, Mendoza (5500)

Para que declare sobre los actos jurídicos en que intervino (ver fs.

504 del Legajo patrimonial), si emitió algún ROS o reporte de operación

sospechosa, etc.

Todos estos testigos son relevantes para confrontar la imputación

relativa a mi patrimonio y de mi familia.


27) Escribana María Lucila Criveli, que intervino en la operación

mencionada precedentemente. Aportaré su domicilio.

Deberá indicar las circunstancias de modo, tiempo y lugar de la

operación, pago, montos, si percibió irregularidades o delitos, si emitió algún

ROS o reporte de operación sospechosa, etc.

28) Escribana María Andrea Álvarez, escribana que intervino en la

operación mencionada. Aportaré su domicilio.

Deberá prestar testimonio sobre la operación en que intervino,

montos, si percibió alguna irregularidad o delito, si emitió algún ROS o reporte de

operación sospechosa, etc. Su domicilio consta en la causa.

29) Dr. Mauricio Cardello, abogado.

Es un letrado que trabaja en nuestros tribunales. Es fundamental

porque se encuentra mencionado a fs. 436, y surge que le preguntó al Dr.

Ortego cómo logró la libertad de su cliente Eugenio Nasi (“a dónde apuntaste

para que le dieran la domiciliaria Nasi”), y Ortego le respondió y dio precisiones

al respecto.

XII.- RESERVA FEDERAL

Toda vez que pongo en tela de juicio la observancia de mi

derecho al debido proceso adjetivo y el juicio regular, y se encuentra involucrada

la garantía de estabilidad e independencia de los magistrados, hago expresa

reserva para recurrir ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

XIII.- PETITORIO
1) Se tenga por efectuado mi descargo.

2) Se disponga la producción de la prueba ofrecida (CN art 18 y

convenciones internacionales).

3) Oportunamente se archive este proceso disciplinario.

Proveer de conformidad que,

SERA JUSTICIA

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