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Relatos reunidos | | | | CESAR AIRA MONDADORI | st ein ners ec a Are aj ete sel ae 3 Sec en mtn pt ined Sa oucen A eanin taco or ander noe nao song eee tm gnc reese trac Secnesieicirrreirare meine acc ina Seas SEE men ‘ated sempre mpi EL PERRO Yo iba en el colectve,sentado junto a la ventanilla,mirando Jnealle.De pronto un perro empez6 a ladrar uy fuerte, cer- ca de donde passbamos. Lo busqué con Ia vista, Otros past Jeros hicieron lo mismo. El colectivo no iba muy leno: to- dos los asientos ocupados, y unos pocos de pie; estos klkimos eran los que mis posbilidades tenfan de verlo, por tener una perspectiva mis alta y poder mirar por los dos lados. Aun sen tado como iba yo,en el colectvo se dispone de una visién alta, la pespectivecavalée, lo que velan nuestros ancestros monta- os a caballo; es por eso que prefiero el colectivo al auto, en el que uno va hundide pegado al piso. Los ladridos venian de ‘mi lado, el lado de la vereda, lo que era légico. Aun asi,no lo vviry como fbamos répido me hice a la idea de no verlo; ya habla quedado atris. La médica curiosided que habia des- ppertado era la que despertaba siempre la ocasiOn de un inci- dente o accidente, pero en este caso, salvo el volumen de los ladridos,no habia grandes posibilidsdes de que hubiera pats do nada: os perros que la gente saca a pasea en a ciudad rara ‘vere ladran a nada que no sea otro perro. Asi que laatencién general dentro del colectivo ya se dispersaba... cuando volvié 2 encenderse, porque los ladridos seguian a mis y mejor. En tonces lo vi-El perro corsa por lavereda y Ie adrabs a nses- tro colectivo, lo seguia, aceleraba para no quedarse ats. Eso sierararisimo, Antes, en los pueblos, en las afueras de la cin dad, los perros corrian a los autos ladtindole & as ruedas, yo lo recordaba bien de miinfancia en Pringles. Pero eso habia quedado atris, se diria que los perros habian evolucionado, se habian habituado a la presencia de los autos. Ademés, este perro no les ladraba alas ruedas del colectivo sino al vehculo, entero, evantaba la cabeza hacia las ventanilla. Arriba, todos miraban, zAcaso el dueiio habfa subido al colectivo, olvidin- dose a su perro o dejindolo abandonado? ;O habria subido alguien que habia robado o agredido al duetio del perro? No, No habia habido una parada reciente. El vehculo venia avan- zando sin detenciones por la avenida Directorio desde hacia ‘unas cuantas cuadras,y s6lo en la que estabamos recorriendo cl perro habia iniciado la persecucién, Hipétesis mis barro- cas, como que el colectivo hubiera atropellado a su duetio 0

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