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Alfredo Floristan (coord.) HISTORIA MODERNA UNIVERSAL Ariel Diseo dela eubiens: Enric Gull, 14 edn: septembre de 2002 5 impress juno de 2008, [© 2002 Alfredo Fos (coor). José Antonio Armils Vicente, [Luis Eargue Rodriguez San Pedro Bezares, ‘Antoni Simin Tres, Javier Anton Peay, José Maninez Mil, Gregorio Cols Latore, Sosep Juan Vid, Rafael Benitez Sénchez Blanco, Emilia Salvador Esteban, Primitivo Pl Alberoa, are Mole Ribak, Roberto J. Line, ‘Sito Villas Tinoco, Xavier Gil Pao Amparo Felipe Ons, Berar J. Garca Garcia, Erie Solano Camco, Caen Sanz Ayan, ‘Tomas A. Mantctn Novel, Luis A. Ribot Gar, Ricardo Franch Benavent, Miguel Rodigue7 Cancho, Ferando Séncher-Maeos, Enigue Giménez Lopez, (Carmen Saavedra Vézguez, Jos Ignacio Ruz Rodeguez, Tosé Miguel Palop Ramos, Jorge A. Catal Sanz Ma Vietris Liper Corde. Rafal Tones Sache, Agustin Gonsler Eres, Cis Borepueo Belin 1 Xavier Bars i Queat Derechos exlusivos de edicn en spat reservados prs todo el mundo: (© 2002 y 2008 ator Ariel S. A. ‘Ava. Diagonal, 602-064-0803 Barcelona ISBN 978-84:344.6656-1 Depssito legal: B, 26.89 - 2009, Impreso en Esp por Book Print Digital Botiies, 176-178 (08901 L'Hospitlet de Lobegat (Gaesions) ppl uilzado pala impresdn de et libro «cen por ce ire de coro 1 est ealcado como papel coco. ‘Qed ion ri na aoa ec de ares del opi Bap ies ei ry repens ope ee Pee Gack & Sanne oc ncaaac gues peso pica CaPiruLo 3 LA RUPTURA DE LA CRISTIANDAD OCCIDENTAL: LAS REFORMAS RELIGIOSAS Por ALFREDO FLORISTAN Intzcoz Universidad de Alcala El siglo xv1 vivi6 una conmocién religiosa que ha marcado profundamente a his- toria de Europa hasta el siglo xx. La Cristiandad occidental se quebré en varias iglesias, ‘cada una de las cuales se consideré a sf misma la auténtica, y heréticas alas demés. Imbuidas de celo reformistay estimuladas por su misma rivalidad mutua, las distntas cconfesiones, desde sus particulares fundamentos dogmaticos, pretendieroa moldear la Vida de sus fetes en todos sus aspectos. La familia, la relaciones econémicas y de po- der, las manifestaciones festivas y artisticas, etc, en todos estos aspectosterminaron por diferenciarse fos eatslicos de los luteranos, y los calvinistas de los anglicanos, por citar s6lo las confesiones mayoritarias a finales del siglo xvi. En su antagonismo mutuo as expansivo y proselitisia el de calvinista ycatdlicos que el de luteranos y anglica- ‘n0s— todas las confesiones recurieron al auxilio de las autoridadedes seculaues. Se ‘configuraron, entonces, iglesias territoriales, en un proceso de «confesionalizacin» ‘que sirvi6, a su vez, para reforzary defini los nuevos estados de la Edad Modema. 1, Reforma y contrarreforma, La fragmentacin religiosa de Occidente A principios del siglo xvi, muchos reclamaban una profunda reforma de la Igle- sia, Como en ocasiones precedents, con ello se pedia la purificacin de los abusos y el perfeccionamiento dela vida crstiana mediante el retorno a la doctrina primitiva, pero manteniendo la unidad y la continuidad en laf. ‘dente que Lutero, Zwinglio o Calvino, entre otros, habfan iniciado cambios profndos ‘que rompfan con Roma y que proponfan novedades radicales. Lo hacfan convencidos de que era preciso rectificarviejos errores en los que se empecinaba el papado, y vol- ver a la auténtica ensefanza de Jesucristo, adulterada por aftadidos que nada tenfan ue ver con el evangelio. 2 HISTORIA MODERNA UNIVERSAL Por ello se Hamaron a s{ mismos «reformados» 0 «evangélicos», y desde el si- lo xix se utiliza unfvocamente el término desnudo de «Reforma» para englobar to- {dos estos movimientos que formaron nuevas iglesias desde 1517. Los «luteranos», tachados de «protestantes», constituyen el grupo inicial mayoritario; pero, en pocas décadas, los «zuinglianos», os «anabaptistas», los «anglicanos» y los «calvinistas» se diferenciaban netamente de ellos y entre sf. Y con el tiempo, la fragmentacién de la Reforma y su adaptacién en distintos paises enriqueci6 las denominaciones con ‘nuevos matices: «puritanos» en Inglaterra, «presbiterianos» en Escocia, shugono- tes» en Francia, Porel contratio, la porcién de la cristiandad que se mantuvo unida en tomo al pa- pado prefiriéreconocerse como «catdlica», proclamando asf su expansiva uiversali- ‘dad misionera, aunque sus enemigos les motejaran de «papistas». Acometi¢ también su reforma interna y trat6 de recuperar por todos los medios, también los violentos,e} terreno acupado por quienes, desde su perspectiva, no eran sino meros herejes. Para y «Libros de pre- ‘ces» aprobadas por el Parlamento y por juntas de obispos afectos, y marginando a los Un nuevo cambio en el trono alteré radicalmente Ia evolucién de la iglesia en Inglaterra pero también por poco tiempo. Maria Tudor (1553-1558), hija de Catalina de Aragon, casada con Felipe If de Espafa, pretendis la restauraciéa del catolicismo, Para ello se ayud6 del episcopado mas moderado que habia promovido su padre, en particular de Gardiner al que nombré canciller. El cardenal Reginald Pole, exiliado fen Rama dese 1536, donde destacé como impulsor de la reforma catélica de Trento, regresé como legado papal plenipotenciario y fue hecho obispo de Canterbury. No ‘hubo problemas en cuanto al Parlamento, que derogé disciplinadamente la legislacién anterior; a cambio, Paulo II les absolvié del cisma y reconoci las secularizaciones {que se habfan producido. Aunque todos le aconsejaron prudencia, quiz en un exceso de celoreligioso,procedié a la purificacién del reino mediante la quema de 273 here- jes, entre los que se contaba el mismo Thomas Cranmer. John Fox pudo escribir en- tonces un Book of Martyrs y, como finalmente triunfé la Reforma, la reina pass a la historiografa anglicana como «Bloody Mary». Si hasta entonces, el pueblo inglés ha Samora aca prone al exo de iki la ieveeci yeaa eligiosa, ahora comenzé a verla como modelo de vitud y de resistencia nacional ffentea le tran papista (0. Chadwick). El largo gobiemo de Isabel I (1558-1603) permitié la afirmacién paulatiaa del «canglicanismo» como una variante de la Reforma protestante. Fuera cual fuese su fe personal, la condicionaron las circunstancias: era hija de Ana Bolena y cabeza de los perseguidos por Marfa I, y mantuvo tensas relaciones con Ia Monarquia Catélica de Espatiaen Irlanda, las Indias y los Pafses Bajos. En 1559, el Parlamento restablecié el ‘Acta de supremacta, el Acta de Uniformidad y el Libro de Rezos. Los Treinta ynueve larticulos de la fe (1563), refundici6n de los de Cranmer de 1553, tenfan un sire un 96 [HISTORIA MODERNA UNIVERSAL ‘poco més calvinista. Desde su excomunién por Pio V en 1570, aument6 la presin so- bre los catéicas, que se habian rebelado sin éxito en los condados del N en 1569. Los papas y el ey de Espafa avivaron Ia inquietud de los irlandeses cat6licos cos algunas ayudas militares y, en diversos seminarios «ingleses» del continente, formacon pres- biteros que atendieran a las comunidades clandestinas, Pero la mayorfa de los catli- 9s, aunque con dificultades, en general optaron por hacer compatible su fe ysu fideli- ad politica, Por otra parte, los disidentes que pedfan una profundizacién de la Reforms, una purificacién del anglicanismo («puritanos»), fueron también estrechamente vigilados {yperseguidos. Lareina se negé a una reforma en sentido presbiteriano, comoen Esco- ‘ia, que suprimiera el episcopado, uno de los principales soportes de su poder. En 1603, la «dglesia Catélica de Inglaterra» —asf se denoming oficialmente— mantenta ‘un credo basicamentecat6lico salvo en lo referente ala eclesiologia, lo que explicael fluido retormo de anglicanos al catolicismo durante los siglos x0x y Xx. 4, Lareforma catélica A prineipios del siglo xv1, algunos laicos y eclesisticos tomaron vigorosas ini- ciativas de reforma, pero particulares para una dices, para una congregacién, etc. Lo propio de la Reforma catia, frente a las otras reformas erstianas fue suunidad y su universalidad. Sucesivos papas acaudillaron la transformaci6n de toda la Iglesia se- ‘gin el mismo modelo: definido en el Concilio ecuménico de Trento (1545-1563) y aplicado paulatinamente segtn las citcunstancias particulares de cada iglesia en los paises de su obediencia, 4. Mov Las iglesias de las peninsulas hispénicae itiica se adelantaron a otra en sus ini- en la que participaban 36 laicos y 4 sacerdotes, Entre otras que se multiplicaron por toda Italia, la mas famosa fue la del «Oratorio del Amor Divino» de Roma (1513): no por su niimero (60 miembros, laicos la meyoria) sino porque participaron en ella san Cayetano de Tiena y Juan Pedro Caraffa (futuro Paulo IV). Estas iniciativas se prolongaron en la reforma de antiguas érdenes religiosas, 0 ‘en Ia fundaci6n de otras de caracteristicas muy novedosas. Un grupo de j6venes uni- versitarios venecianos, en 1505, se reunieron para estudiar Ia Biblia en torno a Paolo Giustiniani y Gaspar Contarin; més adelante, el primero reform alos monjes camal-

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