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ANDRE BIELER Dr. en Ciencias Econémicas EL HUMANISMO SOCIAL DE CALVINO Prefacio del Dr, W. A. Visser’t Hooft EDITORIAL ESCATON Bdo, de Irigoyen 650, dept. 4 Buenos Aires, Argentina ‘Titulo original en francés: L’Humanisme Social de Calvin © 1961 por Editorial Labor et Fides Publicado por Editions Labor et Fides, Ginebra, Suiza. ‘Traduccién al castellano: Antonio Cesari Galés © Copyright 1973 Editorial Escatén Queda hecho el depésito que previene Ia Tey. La impresién de este libro ha sido auspiciada por AMERICAN CALVINISTIC FELLOWSHIP Estados Unidos de Norteamérica IMPRESO EN ARGENTINA PRINTED IN ARGENTINA PREFACIO Sélo se puede hablar con sencillez y claridad de aquellas cosas que se conocen a fondo. Habiéndonos dado en su libro “El pensamiento econdmico y social de Calvino” un anilisis profundo y original de la éti- ca social del Reformador de Ginebra, el pastor Biéler nos da ahora un resumen notablemente claro de las convieciones centrales que dominan esa ética. Muchos lectores se asombrarin al encontrar un Calvino muy diferente de la imagen que habian reci- bido de él. gCalvino, que parece obsesionado por la gloria de Dios, un humanista? ;Calvino, acusado de ser el padre del “laissez-faire” capitalista, un soci lista personalista? gCalvino, el autocrata, un defensor en muchos aspectos, de la igualdad? El senor Biéler conoce bien su tema. Quienes deseen profundizar ha- bran de referinse a su trabajo principal, donde encon- trarén las pruebas detalladas de lo que adelanta aqui el autor, Calvino ha sido con demasiada frecuencia interpre- tado a través del calvinismo. Ese calvinismo hizo una seleccién en su herencia y dejd a un lado aspectos im- portantes del pensamiento del maestro. Las Iglesias calvinistas twvieron poco tiempo la valentta y la vita- lidad que hubieran sido necesarias para cumplir con su misin profética, la cual era para Calvino un de- ber esencial de la Iglesia. Si se hubiera escuchado a Galvino ciertas grandes desgracias habrian sido evitadas. Voy a dar un ejem- plo. Todos sabemos la inmensa importancia que ha tenido para el comunismo el slogan: “A cada uno se- gin sus necesidades, de cada uno segiin sus capa- cidades.” Lenin considera que la meta final del con munismo habré sido alcanzada cuando ese slogan ha- ya sido realizado. Lenin supone que ese slogan pro- viene de Marx. ¥ Mars efectivamente lo wlilizd, Pero ni Lenin, ni Marx se dieron cuenta que, en los comen- tarios de Calvino (I1 Corintios 8:13-14), este mismo pensamiento habia sido formulado trescientos afios an- tes. Pues Calvino dice: “Dios quiere que haya tal ana- logia ¢ igualdad entre nosotros, que cada cual ha de subvenir a los indigentes, segtin esté a su alcance, a fin de que algunos no tengan en demasia, y otros es- tén en aprietos.” Si las Iglesias hubieran tomado esta ensefianza en serio, no encontrariamos hoy este pen- samiento fundamentalmente biblico, sacado de su con- texto y trasplantado a un contexto materialista y to- talitario. Gonfrontados con una sociedad desorientada, en la cual los sentidos de la solidaridad humana y de la responsabilidad social se debilitan cada vez mds, ha Ile- gado el momento de redescubrir la ensentanza de Cal- vino acerca del humanismo social, Es un humanismo que, fundado en el humanismo de Dios, requiere una sociedad en la cual el hombre actiia como criatura responsable ante Dios y responsable por sus hermanos. W. A. Visser’t Hooft. CAPITULO 1 La persona y la sociedad Existen entre el siglo XVI y nuestra época extr fias analogias, Una de las mas caracterfsticas, me parece ser el cues- tionamiento radical del hombre por los pensadores més eminentes, Los trastornos de todo tipo que acompafiaron al Renacimiento y la exploracién del Nuevo Mundo con- dujeron a los hombres a plantearse angustiosos inte- rrogantes acerca de su propia naturaleza, La Reforma no fue solamente un redescubrimiento de Dios. Tam- bién dio una respuesta decisiva a la pregunta: :Quién es el hombre? Hoy nos encontramos en una encrucijada semejan- te. Los acontecimientos tagicos que cubren de san- gre a la humanidad desde hace veinte afios, con su inimaginable séquito de crueldades, asf como el tras trocamiento de las formas de pensar clisicas provoca- do por los descubrimientos cientificos modernos, im- pulsan a todos los hombres que reflexionan, tanto al de la calle como al sabio, a preguntarse:

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