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Arnold van Gennep Los ritos de paso Alianza editorial £1 fibxo de bali Titulo original: Les rites de passage Traduccién de Juan Aranzadi Primer en: 008 ‘Tavares 2013 Dis de cles: Eu de Manvel Ex con la esliboresn de Rabeno “Triganey La Bsus Deka dc coer: Manel Escada Feogeede mado ord info ain emi er ote ndeninant por itor perso 1 1969, Mate & Co and Maison dr Sener del Horie 1 delaras: aoe Arma Marines, 2008 © Ales Edtoral SA, Madd 2013 Clean mci ea de Tee. 15. {00 Mada lf 9139 888 Swoediineetiocae ISON. s7e et 20676180 DepSstolegat M1287 2015 Prime in ola Si quite ei informaci parce abe ls aod de Aline Eri, ‘de un coneo esto ls deen: dreads yes, 15 Nota del traductor a7 Prélogo 19.1. Clasificacién de los ritos 19 _Elmundo profeno y el mundo sagrado a1 Las etapas dela vida individual 23. Elestudio de los sitos 23 Laeescuela snimista y la escuela del contagio 26 Lacscucla dinamista 27 Clasificacién de los sitos: animistes © dinamistas smpiticos o de eontagio, posiivos 0 negativos, di rectos oindirectos 31 Elesquema de los rites de paso 34 Lanociéndelo sagrado 36 Religién y magia 37 2. El paso material 37 Fronteras limites 38 Tabies de paso 41 Les zonas sagradas 43 La puerta, el umbral, el péntico 46 Las divinidades del paso 7 Leven de peo Religién y magia Me queda por precisar brevemente el sentido de las pa- labras empleadas. Por dinamismo se entenderd la teo- ria impersonalista del mara; por animismo, la veoria per sonalista, bien sea la potencia personificada en un alma ‘inica o miltiple, una potencia animal o vegetal (t6tem), antropomérfica 0 amorfa (Dios). Estas teorias constitu- yen la «religion», cuya téenica (ceremonias, ritos, culto) llamo «magia». Como esta priictica y esta teoria son in- disolubles ~convirtiéndose en metafisica la teoria sin la ppréctica, y en ciencia la préctica fundada en otra teorfa-, emplearé siempre el adjetivo «mégico-religioso» Se obtiene asf el siguiente cuadro: Ls Tonia (Religién dinamismo animismo (monista; impersonalista) _ (dualista, ete personalista) toremiamo exprtismo _polidemonisme _tesmo ne (Shoe etaios Intemneios) 2eHNIca (Magia) (Ritos) simpéticos directos___positivos decontagio indirectos __negativos ° (abs) 36 2. El paso material Fronteras y limites ‘Ain de fijar las ideas, hablaré en primer lugar del paso material, En nuestros dias, y salvo para los escasos paises que han conservadbo el pasaporte, ese paso es libre en las tegiones civilizadas. La frontera, linea ideal trazada en- tre mojones y postes, no es visible mas que en los mapas, exageradamente. Pero no quedan muy lejos los tiempos en que el paso de un paisa otto y, en el interior de cada pais, de una provincia a otra, incluso antiguamente de uun dominio sefioril a otro, iba acompafiado de forma- lidades diversas. Estas formalidades eran de orden po- Iitico, juridico y econémico; pero eran también de tipo ‘magico-religioso; por ejemplo, as prohibiciones para los cristianos, los musulmanes, los budistas, de entrar y resi- dir en la parte del globo no sometida a su fe. Es este elemento migico-religioso el que aqui nos im- porta, y para verlo actuando en toda su plenitud es pre- 37 “Las tos de paso iso remontarse a tipos de civilizacién en donde lo mé- sico-teligioso usurpa, 0 usurpaba, un terreno que en la actualidad es ya tinicamente dominio leico. Tabiies de paso ‘Aunque por regla general el territorio ocupado por una tribu semicivilizada esté definido solo por accidentes ns- turales, sus habitantes y sus vecinos conocen muy bien los limites territoriales a que se extienden sus derechos y prerrogativas. Pero ocurre a veces que el limite natu- ral es una roca o un érbol, un rfo o un lago sagrados, que esté prohibido franquear o rebasar bajo pena de sancio- nes sobrenaturales, Este caso parece, sin embargo, bas- tante raro, Con frecuencia el limite se marca con un ob- jeto, poste, portico, piedra en pie (mojén, término, etc.), «que han sido situados en ese lugar con acompaiamien- to de ritos de consagracién. La proteccién de la prohi- bicién puede ser inmediata o mediata (divinidades de las fronteras, representadas, por ejemplo, sobre los ku- durru babilénicos; Hermes, Priapo!, etc, divinidades de eee 4, Serie dt ep See Skane ate oe ee ca me gee pce add cere wisi nal eier S ch t nes dn A ene pegged eee ear erence a 1 at a tua 38 2-Flpao materi los limites, ete). Mediante la colocacién o la fijacién ce- remoniales de los mojones 0 de los limites (catro, piel de animal cortada en tras, foso, etc), una agrupacién determinada se apropia de un determinado espacio del suelo, de tal manera que penetrar, siendo extranjero, en. ese espacio reservado es cometer un sacrilegio a idén- tico titulo que penetrar, siendo profano, en un bosque sagrado, un templo, etc. Se he confundido a veces esta santidad del tertitorio as{ delimitado con la creencia en Ja santidad de la Tierra entera, en tanto que Tierra Ma- dre?. En China, segiin los documentos més antiguos, no era la Tierra la que era una divinidac®: pero cada parce- lade suelo era un bien sagrado para sus habitantes y sus poseedores. Al igual que Loango’, al parecer, y lo mis- ‘mo ocurria con el territorio de las ciudades griegas, de Rome’, etc. 3, , ha pasado justo al lado de Ia interpretacién natural, aunque haya escrito, a propési- 13, Paralos deualles de los rts de paso del umbral,remito al libro de ‘Trumbull es frecuente prosterarse ane ef umbral, besarlo,rocarlo «on la mano, pisar sobre 4, o bien, por el contrari, quitarse l cal ‘ado, o salvar de une zancada, o ser transpottado por encima, etc. CE tambign W. Crooke, «The ling of the bride», Folé-Lore, t XII (902), pp. 238-242, Todos estos tos varia de un pueblo a tzo y = complican cuando el umbral esa sede del genio de la casa 0 de la familia, o de un dios del umbal, etc 16. CE. una lista detllada de las préctcas chines elaivas las puer- tas en Delite, Soil life ofthe Chinese (Fou-Tehou), Nueva York, 1867. tL pp. 121-122, yt. H, pp. 310312; W. Grobe, Pekinger Volkikunde, Berlin, 1902, pp. 93-97; pare las ornamentaciones mi- gicas, sobre todo el armazén de le puerta, ef Trumbull, loc. ci pp. 69.74 y53. 2 Elpaso mse to del umbral de bronce en Grecia: «Se trata de un siné. imo arcaico del limite exterior del dominio espiritual». Precisamente: la puerta es el limite entre el mundo exte- rior yel mundo doméstico cuando se trata de una habita- cién comin; entre el mundo profano y el mundo sagrado cuando se trata de un templo”. Asi, «pasar el umbrab> significa agregarse a un mundo nuevo. Constituye tam- bién un acto importante en las ceremonias del matrimo- nio, de la adopeién, de la ordenacién y de los funerales. No insisto més aqui en los ritos de paso de la puerta porque varios de ellos aparecern descritos en los capt- tulos siguientes. Obsérvese que los rts realizados en el uumbral mismo son ritos de margen. Como ritos de sepa racién del medio anterior, hay sitos de purificacién (la- varse, limpiarse, etc.), seguidos de ritos de agregacién (presentacién de la sl, comida en comtin, ete). Los ritos del umbral no son, por consiguiente, ritos «de alianza» propiamente hablando, sino ritos de preparacién para la alianza, precedidos a su vez por ritos de preparacién al margen. Propongo, en consecuencia, lamar «citos prelimina- res» a los ritos de separacién del mundo anterios, aritos liminares» a los ritos ejecutados durante el estadio de margen y «titos postliminares» a los rts de agregacién al mundo nuevo. El pértico rudimentario de Africa es muy probable- mente la forma inicial de los pérticos aislados, que han 17, No hay por qué incerpretar, con Trumbull, el umbral como ela ‘ar primitvo ye altar como el umbraltasplancado ni por qué atcibuir la sangre, en los sites relacvos al umbral, una imporancia mayor ‘quel agua oa simple contacto como rto de agregucin ode lianas. 6 Loss de paso alcanzado tan gran desarrollo en Extremo Oriente, donde no solo se han convertido en monumentos inde- pendientes, de un valor arquitecténico propio (pérticos de divinidades, de emperadores, de viudas, etc.), sino que, ademés, al menos en el sintoismo y en el taofsmo, son utilizados como instrumentos ceremoniales (véase en los ritos de la infancia), Esta misma evolucién, del pértico mégico al monumento, parece haber sido la del arco del triunfo romano: el triunfador tenfe primero que separarse del mundo enemigo, mediante una serie de ritos, para poder entrar ~por su paso bajo el arco-en el mundo romano; el rito de agregaci6n era aquf el sa crificio a Japiter Capitolino y a las divinidades protec- toras de la ciudad”. Las divinidades del paso Hasta aqui el pértico ritual ha actuado directamente. ero en otros casos es la sede de divinidades especia- les. Estos «guardianes del umbral», desde el momento ‘en que adquieren, como en Egipto, en Asitia-Babilonia (dragones alados, esfinges, monstruos de todo tipo), en 18. En China: Gisbert Combaz, Sépultures impéviales de ls Chine, Broselas, 1997, pp. 27-33; Doolite, loc. ct, tI, pp. 299-300, en Japéa: W. E. Grif, ap. Teumbol, loci, apéndice, pp. 320324; ‘BH. Chamberlain, Things Jeponese, Tokio y Londres, 1850, p. 356, sori Munro, Proitave Clture jn Japan, Toki, 1905, p14. 419, Para la secuencia de los tos del wiunio, véase Montfaucon, An- tiguitésexpiqudes, Pris, 1719, fl, t.1V, pp. 152-161. 20 Sobre estas divinidades y lo ttos teacionados con ells, wéase E. Lefebire, Rites Egypiens;construetion er protection des éfces 46 2, Epaso macs ‘China (estatuas), unas proporciones monumentales, des- plazan Ia puerta y el umbral a la categoria de telén de fondo; las oraciones y los sacificios se dirigen en adelan- te solo a ellos: el rito de paso material se ha convertido ‘en un rito de paso espiritual. Ya no es el acto de pasar lo {que constituye el trénsito, es una potencia individualiza- dda la que asegura ese paso inmaterialmente”. ‘Ahora bien, es raro que estas dos formas se presenten aisladamente: en la inmensa mayoria de los casos se com- binan, Y se puede asistir, en efecto, en las diversas cere- ‘monias, ala alianza del rto directo con el rito indirect, del rito dinamista con el rito animista, bien sea para su- primir los obstéculos que puedan oponerse al paso, bien sea para efectuar tal paso. Los ritos de entrada Entre los ritos de paso material conviene aiin citar los del paso de los puertos de montaiia, que incluyen el de- pésito de diversos objetos (piedras, trapos, pelos, etc), Publ. Be, Lewes d’Alge, Pats, 1890; para los roros alos asitios, ch p.2. 21. Sobre las dvinidades del umnbral, ef ademés de Trumbull, op. ft, pp. 34 y 883 Parnell, Ansropolgical Estays presented to EB ‘hlon Oxford, 1907, p. 82; J. G. Frazer, i, p. 167; Chins: por lo general Shyu tk De Gro Chinnes, Lene ame lent clabrées¢ Emong, Pars, 1886, pp. 391 ys), pero en Pekin tambicn Chin-CB tune y Yi-cth-kung tek, Grube, Pek Voll, pp 93.94); Japén: Is. Bird, Unbeaten Tracks in Japan, Londres, 1. pp. 117, 273; Michel Revon, «Le Shinntoismen, Reo. de "Histoire des Rel, 1905, «LI, pp. 389 y 380; Munco, Primitive culture in Japan, ‘Yokohama, 1906, pL ete "7 Lost depen ofrendas, invocaciones al genio del lugas, exe Marrue: os (kerkur), Mongolia, Tibet (obo), Assam, Andes, Al- pes (capillas), etc. El paso de un rio va acompaitado con frecuencia de ceremonia®™, y como rito negativo corres- pondiente se'halla la probibicién, para el rey o el sacer- 22. Veanse entre otros, H. Geidoz, Le diew ganlois du sole, Pais 1886, p. 63; son destacables ls eremonin de construcci6n y de pri mera uiliacién de los puentes (ef pomife). En cuanto alos tos consisentes en pasar entte 9 por debajo de alguna cosa, han sido ecopilados en Mélusine y por casi todos los follorstas. No estaria fuera de lugar discutilos todos de nuevo, pero no puedo emprendet gut esa taea. Me limitaré por tanto a citar lo siguiente, tomado de Krascheninnikoy, Histoire ot description du Kamtcbath, Amsterdasn, ‘MM Rey, 1760, I,pp. 130-11, el. p. 136: «Poco después se sje zon ela yurta(eabafalpona) rams de abedul, con arreglo al nimero e falas. Cada kamichadal cop una de esas rams paras amis, 1 tas haberladoblado en cireulo, hizo que pasaran a uavés de ella por dos veces si mujer sus hij, los cuales al salir de dicho circulo sep Sleron dat vuelas en toma, Ente ellos Ima a esto pficarse de sus fale» Pus bien, las detalladas desripciones de Krascheninilor revelan que el abedal es un érbolsegrado para los karstchedal y que cs utlizadoritualmente en la mayor parte de la ceremonias; a inter pretacén, por tanto, puede ser: 1a habido sanificacia directa por Inllyjo del abedul, ue es «purow; 2b bgbido tansferencia de aim ppureza dels gentes al bed fo que concordata con la continuacién Se a ceremonia: «Cuando todos se hubieron pusificado os kamtcha {al saleron de a yurta con esas pequefia ramas por lajupanao por el primer hueco, siendo seguidos por zodos sus parientes de ambos Sexos. {Una vez que estuvieron fuera dela yurta, pasazon por segunda ver & través del circulo de abedul, despues de lo cus clavaron en la nieve fests vares © pequcfes ramas,inlinando la punta hacia Oriente. Los keamtchada, tas haber trado en ese har todo su tnchitche y haber secudido sus vestidos,entaron en la yurta por su verdadera boca y no por la pans. Dicho de otto modo, se quitan de encima: as impu ‘eoas materiales sagradas acurmuladas en los vesidos el objeco tual ‘ns importante, el tonchitche, que consttuye con sla hierba dulces, te, la categorie de los sao las amas converidas en recipientes Tosagtade. 8 2, Elpssomateri dote, de atravesar este o aquel rio, o los cursos de agua cen general. Asimismo, el embarque y desembarco, el acto de montar en coche o en palanquin, de montar a caballo para salir de viaje o de bajarse de él, etc, van frecuentemente acompafiados por ritos de separacién al partir, de agregacién al volver. Los sacrificios de fundacién En in, en algunos casos, los sacrificios llamados de funda- cién y de construccién entran en la categoria de los ritos de paso, Llama Ia atencién que se los haya estudiado ais- Jadamente cuando formen parte de un conjunto ceremo- nial homogéneo, la ceremonia del cambio de residencia”. Toda casa nueva permanece «tabi hasta que, median- El psa bsjo los arcossagrads hace despacecer atomticamene en quienes os atrviesan el eaeiter sagreda que habia adquirio a sjecta las complicadas ceremoniascuyo fina mare ete, e503 ‘fos sn el pio que separa el mundo sapiado del mundo profane; tra st regsro alo profano, los ators de a cetemonia pueden us tar de nuevos gran puerta de acaba 2. Sobre los ssciicios de consruccidn,véae B. Sartori, «Ucber des Bauopleen, Zieh fir Exbmolgi 1898, pp. 134, que no se har dado cuenta de que algunos son sites de spropincisn. Part los sitosFranceses, cf. Seillot, Le Foll-Lore de France, Pcs, 1907, ELV, pp. 9698, para diverts eos, Trumbull, lec, pp. 45-47; Mesa, og ely of rt, aes 1906, pp A ys Eso tos entra en una eategora més amps 4 Ui gue denomino srze dela primera vy cf exptlo 9). El bechiao |, 15.del Kaus Sua (WE. Caland, Altinducber onbortal La “Hay, 1900, pp. 147-148) se tei no solo ale constuccon ya ‘entrada, sino gue hace simisno menciGn al eambio de residenca de personas animales. ° Los rtos de paso te ritos apropiados, se la convierte en noo. Este levan- tamiento de tabit es, por sus formas y su mecanismo, el mismo que cuando se trata, por ejemplo, de un tertito- rio 0 de una mujer, etc., sagrados: hay lavado, o lustra- ci6n, o comensalidad. Otras practicas tienen por objeto hacer que la casa se mantenga entera, no se derrumbe, etcétera. Y se equivocan quienes han querido ver en muchas de ellas supervivencias y deformaciones de un antiguo sacrificio humano. A los ritos de supresién de! tabi de fijaci6n de un genio protector, de transferencia de la primera muerte, de seguridad futura de todo or- den, suceden ritos de agregacién: libaciones, visita ce- remonial, consagracién de las diversas partes, reparto del pan, de la sal, de una bebida, comida en comin (en Francia: apendre la crémaillére»*), Estos ritos son propiamente ritos de identificacién de los habitantes fururos con su nueva residencia. Cuando son los pro- pios habitantes, por ejemplo, un novio o un joven espo- so ayudado por su familia 0 su mujer, et., los que han construido la casa, los ritos se inician al comienz0 mis- mo de la construccién. 24. CE para una ceremonia tipica, Hildburgh, «Nous on sinhalese imagics, Jaurn Anthrop Inst, x XXXVI (1908), p. 190. * Talocucin francesa pendrelcrémaillre tiene hoy el sentido gené rico de efestejar el estreno de une casav; su significado literal, ‘celgar les lars’ (cadena de hierro pendiente en el ean de la chimenes, con un gancho inferior pare colgar la caldera), remite sn duda al exo calinario que precedia a la comida en comin con que se Festejabe la inauguracién de un hogae ‘Digamos también que en ef Addendu a que nos teferimes alco ‘mienzo figura a siguiente indicaci: eFrase a suprimis: Esto rites. nueva residencio». [N. del T] 50 2. Epa materia Los ritos de salida ‘Alos titos de entrada en la casa, el remplo, etc, corres- ponden ritos de salida, que son ya idénticos, ya inversos. En la época de Mahoma, los arabes, al entrar o al salir, acariciaban con la mano al dios doméstico®; el mismo _gesto era, por tanto, segtin el momento, un rita de agre- gacidn 0 un rito de separacién. Asimismo, todo judio piadoso, cada vez que atraviesa Ia puerta principal de su casa, roca con el dedo de su mano derecha la mazirza, €0- {frecillo fiado al montante de la puerta, en el que hay un papel, una tira de tela, etc., que tiene eserito 0 bordado elsagrado nombre de Dios (Shaddai); a continuacién se besa un dedo y dice: «(El Sefior preserva tu sada y tu en- trada a partir de este momento y para siempre jams», aiadiéndose aqui el rita verbal al sito manual. Es preciso sefialar que, por lo general, solo la puerta principal, bien consagrada por un rito especial, bien en virtud de su orientacién en una direccién favorable, es la sede de ritos deentrada y de sada, careciendo el resto de las aberturas de ese mismo caricter de margen entre el mundo fami- liar y el mundo exterior. De ahi la preferencia de los ladrones (me refiero a las civilizaciones distintas a la nuestra) por entrar através de sitios distintos ala puerta”; de abi la costumbre de hacer que el cadaver salga por la puerta de atras 0 por la venta na, la de no dejar enteary salir a la mujer durante su em- 25. Roberton Smith, Die Religion der Semiten, . 187 26. Clay Teumbl, Threshold Covenant, pp. 69-70 (Sita. 27, Helbig (nota afadida en el Addendun), st los stesde peo barazo o sus reglas més que por la puerta secundaria, la de hacer que el cadaver del animal sagrado solo penetre por la ventana o por una brecha, etc. Estos ritos tienen por objeto no polucionar un paso que debe permanecer libre una vez que ha sido consagrado como tal por ritos especiales; asimismo, en él no se debe ni escupir, ni co- rer, etc. A veces, el valor sagrado del umbral se repite en todos Jos umbrales de la casa: en Rusia he visto casas en las que sobre el umbral de cada habitacién estaba clavada una de esas pequefias herraduras que protegen el tacén de las botas: en esas casas, cada habitaci6n tenia su icono. En todo caso, para comprender los ritos relatives al umbral conviene recordar que este no es més que un clemento de la puerta y que la mayor parte de estos ritos deben tomarse en el sentido directo y material de ritos de entrada, de espera para la agregacién o de salida*, es decir, de ritos de paso. * Donde el original dice asitos de entrade, de espersy de slida» el Addendum cortige-«ttos de entrads, de espera pataleagregacién a de talida», al iempo que nos informa de una dda o veilacisn del autor (Wan Gennep) en la correcein: «La palabra sortie (stlda’) ~dice el Addendum baba sido sustuida por séiour (estanci’) y posterior mente restablecidan.(N. del T] 3 3, Los individuos y los grupos La situacién y el cardcter del extranjero Se puede considerar cada sociedad general como una es- pecie de casa dividida en habitaciones y pasillos de pare- des tanto menos espesas y con puertas de comunicacién tanto més amplias y menos cerradas cuanto més cerca se halle esa sociedad de las nuestras en cuanto a la forma de su civilizacién, Entre los semicivlizados, por el contra- rio, estos compartimentos se hallan cuidadosament ais- lados los unos de los otros, y para transitar entre ellos se precisan formalidades y cezemonias que presentan una estrechisima analogia con los ritos de paso material a los que acabamos de referirnos. Todo individuo o agrupacién que no posea, ni por su nacimiento ni por especiales cualidades adquitides, un derecho inmediato a entrar en una determinada casa de se tipo y a instalarse en una de esas subdivisiones, se 3

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