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Putt t Retort Cutts PT TO «-iEsto es el colmo! -dijo la madre en cuanto vio llegar a su hijo paseando un pan flauta-... iEpaminondas! €Qué hice mal? 2En qué me equivoqué contigo?» 1) Lv ts ret eee tr yamine / gn por ao Vs — 1% Boe Tepe BIeL6 cm. (Cuenton elaine Cobia) Diseno de tapas Maria Wericke ‘ae Digs Velex 5128. {€1408DC6) buenos Alves Argentina Scolueseauhe.comar 18BN,950-881-167-5 echo el depésito que marca la ley 11.723 DAPRESO EN LA ARGENTINA PRINTED IN ARGENTINA Cuentos Clasicos Colihve Versiones de Liliana Viola El gato con botas / Charles Perrautt Los misicos de Bremen / Hermanos Grimm Caperucita Roja / Hermanos Grimm Ya Cenicienta / Charles Perrault ‘Ali Baba y los cuarenta ladrones / Las Mil y Una Noches 1a Bella Durmiente J Hermanos Grimm ‘Aladino y la lampara maraviloea / Las Mil y Una Noches El zapatera y los duiendes / Hermanos Grimm Blancanieves y ioe siete enanitos / Hermanos Grimm Pulgarcito / Charles Perrault Ricitos de Oro / Ansnimo britanico EI patito feo / Hans C. Andersen Epaminondas / Anénimo estadounidense BI soldadito de plomo / Hans C. Andersen Hansel y Gretel / Hermanos Grimm I flautista de Hamelin / Anonimo aleman e amaaacen fe 3000.jempoe ening de impin en A rafusions Grow Se, Nenana 468 eae Ae, “bent euro de 2008 Lo que ocurrié aquel dia, cuando la mama de Epaminondas regres6, vaya Anénimo estadounidense uno a saber por qué raz6n, nadie lo ha querido contar. Pero una nifia o un nifio A obediente, con buen ofdo y buena Epaminondas memoria, podra imaginar | perfectamente el final de esta historia. \ Version de Liliana Viola Dibujos de Mima Castro © cuentos elésicos colihue siguiente, justo antes de salir, la mami le dijo a Epaminondas: Como veras, acabo de cocinar siete budines con canela. Como estén muy calientes, los he dejado enfriandose en los siete escalones de la puerta de casa. Cuando salgas, quiero que tengas mucho cuidado al pasar por encima de ellos. étHe sido clara? -S{, madre -dijo Epaminondas, que si tenia alguna suerte en esta vida era la de tener una madre que expresaba sus pensamientos con tanta claridad. Por eso, claro estd, cuando Epaminondas salié al patio se cuidé muy bien de bajar los escalones... ipisando uno por uno los siete budines! Por fin Epaminondas habia aprendido todo lo que hace falta para andar solito por la calle. Tres aitos habia dedicado su madre a enseiiarle a cruzar, y otros tres a no hablar con extrafios. Asi es que, cuando Epaminondas traspas6 el umbral para ir a la casa de su tia, ala buena sefiora s6lo le quedaba una pequefia recomendacién: Cuando tu tia te dé algéin regalo para mi, icuidado!, que no se te pierda, ni te lo roben, ni se te caiga. A sostenerlo con las dos manos y con todas tus fuerzas. 2Entendiste, hijito? -Si, madre -dijo el chico que, si entre todas sus virtudes tenia alguna para destacar, ésa era la obediencia. Y es por esta raz6n, y no por otra, que -iEsto es el colmot —dijo la madre en cuando la tia le regal6 aquella torta cuanto vio llegar a su hijo paseando un bafiada en crema chantilly, pan flauta-. Desde majiana iré Epaminondas la sostuvo con sus dos personalmente a ver a la tia. manos y la apreté con todas sus fuerzas durante el largo camino. Tanto, que la } destrozé. -No, madre -dijo Epaminondas, que si algo no habfa hecho jamés en su vida era poner en duda la palabra de su madre, Y es por esta tinica y sencilla raz6n que, cuando la tia le regalé un pancito humeante, Epaminondas lo rode6 con un piolin, lo deposité cuidadosamente en el piso, y asf lo Ilevé hasta su casa. ue, cuando la madre vio llegar a su hijo con unas pocas migas y las manos llenas de crema, exclamé: -iEpaminondas! iPara qué tanto ‘esmero en darte una educacién! La préxima vez, pondrds el regalito sobre tu cabeza, lo tapars con tu gorra y vendrds caminando derecho a casa. éEscuchaste? -Si, madre dijo el chico que, si alguno de sus cinco sentidos se destacabaypor encima de los otros, ése era el del oido. Tanto es asi que, cuando al dia siguiente la.tia le regalé un enorme pan. de manteca, todavia retumbaban en sus orejas las palabras de su madre. Y es Por esta raz6n, y no por otra, que Epaminondas se puso la manteca en la cabeza, la tapé con su gorra y caminé derechito a casa. Todo esto a pesar de que el calor convertia a la manteca en un liquido pegajoso que descendia muy campante desde sus cejas hasta sus pies. Cuando la madre vio llegar a Epaminondas con el cachorrito mucho mas muerto que vivo, exclamé: Epaminondas! Qué hice mal? En qué me equivoqué contigo? La préxima vez, le atarés un piolin como si fuera un collar, lo depositards en el piso y vendran los dos caminando hasta casa. ZAlguna duda? Y fue por esa raz6n, y no por otra, que cuando al dia siguiente Ia tia le regal6 un cachorrito, Epaminondas lo toms entre sus manos y caminé, de regreso a casa, deteniéndose ante cada fuente que habfa. Cinco fuentes encontré y cinco veces sumergié al perrito en el agua helada. Apenas su madre lo vio, exclamé: -IEpaminondas! iFor qué te habré dejado aprender lo que no debes! Para la préxima, tomards el regalito con cuidado y lo remojaras en todas las fuentes que encuentres en el camino, asi no se derretird. ¢Te vas a acordar? Epaminondas que, si habia algo en su cabecita que no fallaba Jamés, ese algo era su buena memoria.

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