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Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalitico (1912) Nota introductoria «Ratschlige fiir den Arzt bei dee psychoanalytischen Behandlung» Ediciones ew alemén 1912 Zbl. Peychoanal., 2, n 9, pgs. 483-9. 1918 SKIN, 4, pips,'39.411. (1922, 2? ed.) 1924 Technik and: Metapssebol, pps. GATS. 1925. GS, 6, pigs. 64-73, 1931 Neurosenlebre und ‘Technik, pigs. 340-51 1983 GW, 8, pips. 37687, 1975. SA, ‘eErginaungsbands {Volunwen complementatio), pigs. 169-79, Traducciones en castellano * 1930 «Consejos al médico en el uatamiento psicoaaalit com. BN (17 vols), 14, pips. 129-40, Traduecivn de Luis Leper Ballesteros, 1943 Tpual titulo, EA, 14, pigs, 3344, EL misma tra ductor 1948 gual tito, BN (2 vols), 2, pigs. 326-31. Hl mis: toss Reactor, a 953 Igual titulo. SR, 14, pes. 104-12. EL mismo tea- ductor. 1968 gual tio. BN (3 vols.), 2 pigs. 418-23, El mis mo tradustor. 1972 Igual tel, BN (9 vos) 5, ns 1654-60 mis smo traductor. La primera publica 1912, én de este trabajo data de junio de James Strachey 7 ACE Ie eAdvertenca sobre Ia edicibn en cistllanon, supra pi wy ng} 109 He decanado ls els wins qe propongo ag de mi experiencia de ais, tras desistir, por propio escarmiento, de attos caminos. Con facilidad se echard de ver que todas ella, © al menos buen mimero, se resumen en un solo pre tepto, UCL pap. 113-1 Espero que comatlas en cuenta ahorre tmuchos gastos initiles a los médieos que practican el ands Tor slg de nc en micas emis. Pero ety ob ado a decir expresamente que esta técnica ha resultado la Unin adecvads para mi individualidad; no me atrevo a poner en entredicho que una personalidad médica de muy diversa constitueldn pueda ser estorzada a preferitottaactitud frente a Tos enfermos y 2 las tareas por solucionar. 4. Le tates inmediata a que se ve enfrentado el analsta aque trata més de un enfermo por dia Te parecer, sin dda, Ja més diff, Consist en guardar en la memoria Tos innume rubles nombres, fechas, detalles del recuerdo, ocurrenciss y preducciones patoldgicts que se presentan durante ha cua, ¥ fn no confunditlos con un material parecido ariundo de otros pacientes analizados antes 0 al mismo tiempo. Y si se esté ‘bligado 2 snalizae por dia ses, ceho enfermos o aun més, Ia hazaia mnémica’ que lograrlo supone despertard en Jos exttafos incredulidad, asombro y hasta conmiseraci6n. B todo ato se tendré cutiasidad por conocer Ta técnica que permita dominar semejante plétora, y se esperars que se sit, va de unos partculaes reeursos auxilites, Sin embatgo, esa técnica es moy simple. Desautoriza todo recurso auxilian, aun el tomar apuntes, seg luego veremos, Y consste meramente en no querer fijarse (merken) en nada ‘en particulary en prestar a todo coanto uno escucha Ta mis- tna eatencién patefamente flotante», como ya una vez Ie he bautizado.” De esta maneea uno se chorra un esfuetz0 de 1 [Aude quis a une fate del bistocal dl peqvetio Hans (19096), AE, 0, pig 2s bien al Ia formulas es go eiercnte: pret Fen tian pt fd gato ey para sey alco fara en el presente tabsp, Encklopeie (19250), aE, 1, UL arsncién que no podifa sostener dia tras dia a lo latgo de taachas horas, y evita un peligro que es inseparable de todo fijarse deliberado. Y es este: tan pronto como uno tensa adrede su atencién hasta cierto nivel, empieza tambign a cseoger entre el material ofrecido; uno fija (fisierem) wn frag: mento con pattcala: relieve, elimina en cambio ott, y en tsa seleccidn obedece & sus propias expectativaso incinacio- nes. Pero co, justamente, es ilicito; si en fa scleccién uno sigue sus expectativas, eure el riesgo de no halla munca ins do ge ysis erga ut indinacones, con toda s:guridad falsearé la percepcion posible. No se debe Slvider ques mis dels veces uno tee que escichat cosas ‘eayo significado sdlo eon postsrioridad (wacbiniglich) dis: Como se ve, el precepto de fijarse en todo por igual es el coriesposdiente necesario de lo que se exige al analizado, a sabert qc refiera todo cuanto se le ocurra, sin critica ni scleccién previas. Si el médico se comporta de otro modo, ‘aniguila en buena parte la anancia que brinda la obediene del faciente 2 esta aregla fondamental del psicoanilisi». La regla, para el médico, se puede formelar asi: «Une debe slejar cualquier injerencia conciente sobre si capacidad de {jase, y abandonarse por entero a sus “memorias inconcien tes"»i"0, expresado csto en términos param=nte téenicys «Uno debe escuchar y no hacer caso desi ve fa en s'go» Lo que uno cosecha cle esta manera Hens tots los requ sta on el caro del tratamiento, Los elementos lel mate Fal que ys se ensimblan en un nexe quedarin a M dispos: {iin Conciente del medics fo otto, To todavia Sncberente, Toque brota en caético desorden, parece naufrapado al co inietizo, pero reaflora con presteza en la memoria taa pronto ‘como el anaizado presents algo nuevo ao cual referitlo y a través de lo cual se lo pueda continuar. ¥ entonces uno recibe ‘del analizade, con una sontisa, el inmerecido halago de tener tuna «memoria particularinente buenas cuando, pasado mu cho tiempo, reprodace un detalle que probablemente habla escapado al propdsivo conciente de fijarto en la memoria En este recordar, silo ocurren erreres en tiempos y en Jugares donde uno ¢s perturbado por baberse envuelto uno mnismo (wvéase mis adelante (pag, 1191), y, por tanto, que 6 enojosamente a la zaga del ideal del'snalista, Contusio nes con el material de ottos pacientes son harto,raras, En tina eventwal discusi6n con el analizado sobre si él ha dicho CL, Soline fa inden dela arasferencse (19126), supra, is. was ye ET uz cierta cosa y cémo, las mas de las veces se averigua que es el médico quien tiene razén.? b. No puedo recomendar que en el curso de las sesiones con el analizado se tomen notas algo extensas, se redacten protocolos, ete. Prescindiendo de la desfavorable impresién gue ello provoca en muchos pacientes, valen para desacon- scjarlo los inismos puntos ee vista que consideramos a rafz del fijarse,* Mientras uno toma apuntes o taza signos taqui- aréficos, forzosamente praetiea una daiina seleceiGn en cl material, y asi liga un deagmento de suv propia actividad cspiritual que hallaria mejor empleo en la interpretacidn de Jo excuchado. Sin embargo, no cabe objetar que se hagan algunas excepciones a esta regla para fechas, textos de sue- fos 0 ciettos resultados dignos de nota que puedan despret- dlzse con facilidad del contexto y se presten para utilizarlos como empl automo.” Peto yo no suelo act exo tampoco. A los ejemplos los registro por esrito de memoria al anochecer, después de terminado el trabajo; en cuanto a los textos de suehos que me interesan, hago que los pacien- fs mismos los fijen (por escrita} tras relater el suedo. & ¢. Tomar notes durante Ja sesiGn con el paciente se po: defa justficar por el designio de convertir al caso tratado ‘en tema de una publicacion cientifica. En principio, no se lo podtia prohibit. No obstante, se debe tenet en cuenta «que unos protocolas exactos en un historial cinico analtico finden menos que lo que se esperarfa de ellos. En rigor, ce alinean con esa seucdo exoctitud de la que tantos ejemplos Mamas osc agit cmoderay Dorf ene tal, son fatigosos para el lector y no consiguen sustitutle su Frcsenia en eas: Tenemas eda la eal x de que si el lector quiere dar crédito al analists, se lo con- cederd incluso al poquito de elaboracién que hava empren- and afi «men aes hecho st comme ‘acic, mientras que une puede asgpas, com cans supeton da ee la mera vez que a preduce, Despse se aveigua que eet ee fteror ct anazada tava Ia inten acer eoaumiecion, ere fe impedido de Hevarla a'cabo por uns resistencia que todavia Su Intent es para rseparale dl secnedn her leva «cabo. (No psd mucho tiempo aner de que Read se caplayara stbre este punto, et. "Acer del Jase reeowlion’? {die acon") en el cao del trcbue paicanafinen (TOT), A, 13 pie 207) TWh advertencia andlogs esti contenida cn una note apie sna spy por Freud al historia linia dt tome fat Be thse (190901, AB. 10. ose. 1364, [Presomiblemonte con incr de divlzacin centifca J ns dido en su material; pero si no quiere tomar en serio nial anilisis ni al analista, desdefiard también nos protocolos fie- les del tratamiento. No patece el eamino pata remediar la falta de evidencia que se descubre en las exposiciones psico- analiticas 4, La coincidencia de investigacién y tratamiento en el trabajo analitico es sin dada uno de los titulos de gloria de sss tio, Sin ear, a nin qu sive alse ‘ontrapone hasta cierto punto ala de la primera, Mientras ttatamlento de un caso no esté cerrado, no es bueno elabo- tarlo cientficamente: componer su edificio, pretender cole- fit su marcha, establecer de tiempo en tiempo supuestos sobre su estado presente, como lo exigitia el interés cient. fico. El éxito corre peligro en los casos gue uno de antemano destina al empleo ciemtifico y trata seytn las necesidades de ‘este; por el contratio, se aseguta mejor cuando uno procede como al azar, xc deja sorprender por sus virajes, abor Jos cada vez con ingenvidad y sin premisas. Para el analista, I conducta correcta consistieé en pasar de una actitud pat aquiea ala otra al comps de sus necesidades; en no especular wilar mienttas snaliza, y en sometcr el material adqui- Fido al trabajo sintétco del pensar s6lo despues de conclude el andlisis, Sera intclevante distinguir entre ambas actitudes si ya poscyéramos todos los conocimientos, © al menos los cesenciales, que el trabajo psicoanalitico es capaz de brindar- nos sobre'la psicologla de lo inconciente y sobre la esttuc- tura de Jas ncurosis. Hoy estamos muy lejos de esa meta y tno debemos cerrarnos Jos caminos que nos permitirfan re- examinar Jo ya discernido y hallar abt algo nuevo. ¢. No sé cdimo encareceria bastante a mis colegas que en cl tratamiento psicoanalitico tomen por modelo al citujano que deja de lado todos sus afectos y aun su compasidn Jrumana, y concentra sus fuerzas espirituales en yma meta \inica: realizar una operacién lo. m4s acorde posible 1 las replas del arte, Para ef psicoanalista, on las citeunstancias hoy reinantes, hay una tendencia afectiva peligrosisima: 1a ambicién de obtener, con su nuevo y tan attcedo insteu- mento, un logro convineente para los demés. Ast no s6lo se sitéa él mismo en una disposiciéa de snimo desfavorable para el trabajo, sino que se expone indefenso a ciertas resis- fencias del paciente, jucgo de fuerzas del eval Ia curscién depende en primer ugar. Aquella frialded de sentimiento que cabe exixir del analista se justfica porque crea para ambas partes las condiciones més ventajasas: para el médica, at el muy deseable cuidado de su propia vida afectiva; pata ef ‘enfermo, el méximo grado de socorro que hoy nos es posible prestarle. Un viejo cirujano habia abrazado esta divisa: «Je Te pansai, Diew te guérit».*® Fl analista debe darse por satisfecho con algo parecido. f-Es facil colegir Ja meta a la cual convergen estas reglas que hemos presentado separadas. Todas ellas pretenden crear el cortespondiente, para el médico, de Ja eregla analitica fundamental» instituida para el analizado. Asi como este de- te etinunicar too cutato atrepe. cn sr observacién de si aajando las abjciones logis afectivas ae quetlan ror verlo a seleccionar, de igual modo el médico debe ponerse Un etado de valoriar para los fines de ia interprtacén, del gist def opine econ, toe ase fe comuniyue, sin sutituir por una censore propia la selec cin que el chfermo resignd; dicho en una férmula: debe volver hacia el inconciente emisor del enfermo su propio Inconciente como Srgano recepror, acomedarse al analizado como el auricular del teléfono se acomoda al micréfono. De ie'mibma monera en que el receptor vuelve a midar en onda sonoras Jas oscilaciones cléctricas de la linea incitadas por ondas sonoras, Jo inconciente del médico se habilita para trestablecer, desde los retofios a él comunicados de Lo incon- lente, esi inconcente mismo que ha determined fas oct trencias del enfermo, ‘Ahora bien, si el médico ha de estar en tondiciones de servtse as desu inconciente como instrumento del andlisis, 10 tiene que Henar en vasta medida una condicidn psi- Cologie. No puede tolerar resistencias ningunes que aparten de su conciencia To que st inconciene ha diseemidas de To Sori ine lai um mcr io de een in y defiguraciin mucho mis daRinas que las provocagae por una tenidn de su atencidn concent. Para ello no bala ‘que sea un hombre mas 0 menos normal; es licito exigirle, this bien, que se haya sometido a uma purifieaign pico: halite, y tomado noticia de wus propios complejoe que pusicran perturbarlo pare aprehender lo que el snaizado le fear Ne se acie dudar razonablemente del. itcto desca- ficador de toles falas propias; cx ue chalguier repre: sida no solucionada en cl médico corresponde, segin una ‘certera expresién de W. Stekel (19114, pég. 532], a un punto ciegon en st percepeién anlftic. + {eo curé sus herida, Dios fo sande.) © (Et dicho se atibuye al cirofano francés Ambrose Pa (circa 1517:1590).] us Hace aftos me preguntaron cémo podria uno hacerse ant lista, y respond: «Mediante el andlisis de sus propios sve Boss." Por cierto que esta precondicién basta para muchas personas, mas no para todas las que quersfan aprender el andlisis. ¥, pot lo demés, no todos consiguen interpretar sus propios svefos sin ayuda ajena. Incluyo entre Jos muchos iméritos de la escucla analitica de Zurich haber reforaado festa condicién, concreténdola en la exigeacia de que todo fl que pretenda llevar a cabo andlisis en otros deba some terse antes a un anilisis con un experto. Si alguien se pro: pone seriamente la tarea, deberia escoger este camino, que bromete is de une vente el scifi defanquease con tuna petsona ajena sin estar compelido a ello por Ja enfesme: dad es ticamente recompensado, No sélo rea ‘menos tiempo y con menor gasto afectivo su propésito de tomar noticia de lo escondido ¢n Ja persona propia, s que obtendré, vivenciindolas uno mismo, impresiones y con visions queen vino buseara ol estudio de bos y Ia audicién de conferencias. Por sitio, no ha de cenerse en poco Ie ganancia que resulta del vinculo anfmico duradero gue sue estblecerse ene el analizado y Ix persone ave lo guta® Free maura! gue un anf come ete, de algin pr: ticamente sano, no termine munca. Quien’ sepa apreciar el tlevado valor del conocinicato dest agus con tl an lsis, asf como del mayor autogobicrno que, confiere, pro seguird despoés como autoandisis la exploracién analitica de la persona propia y tendré la modestia de esperar siempre nuevos hallazgos tanto dentro como fuera de él mismo. Y quien como analista haya desdefado Ia precaucion del and lisis propio, no so se ver castgado >er su incapacided nara aprendet de sus enfertos mis allé de cierto limite, sine que también correrd un riesgo més seo, que puede legar a con vertise en un peligto para otros. Con facilidad caerd er 1a tentacién de proyectar sobre Is ciencia, como teoria de vali- ddez universal, lo gue en una sorda petcepeidn de st mismo dlisciemna sobte las propiedades de su petsona propia; arto- 1 {Se refine ala sereta Ge eve conferencar en Ia Clack University (asthe), AE, 11, psp. 29. algunas corsiderecones en toro de sus ‘ambianies pints de vst sbte este Yeaa se enctear en ung nace Infa de’ sConteiouclén # la historia al movimiento psicosralltico> (ishad) "AE 14, pies. 1920.) 5 (Ona opie mends opcimista se exteririzy, no obs sccckin IL'Ue sAnulige tcrmitable e intermiblee (1970), Jste ‘erito, uo de fr limos de Freud, ebords en muchos ots lugares {psec usec 7 a ter eran en ese voy el igatene emit 116 jari el descrédito sobre el método psicoanalitico ¢ inducird a ertor a Jos inexpertos. 4, Aarego algunas otras relas que implican dae el paso dete It atitad del médica hace el tatamiento del soaizado. Es por cena tentador para el pskoanalista joven y ent. siaste poner en juego mucho de’ sa. propia indivialidad bara atrebatar nl pacente y hacerlo elevarse sabre le li tes de su personalidad extrecha, Uno create de todo panto sible yh docunl pasperau esencin sistent en cl enfetmo, que el méieo le deje ver sun propion detector y'covflictos cnmicos, Te posite ponerse en un pig de inl uncnnte unas comtniacones soe ida cts ea confanss Ua contin vale a ott, y quien pda indmidad de otto tene que tesuiaonale I sys No obstane, en el tnt peioanaileo muchas cosa ds- cuizen diversameate de lo que harian coperer is premises dela pscoogia dela conceucn, La experiencia no confirma la bondad de ess tenicaafectva, Tampoco es difel intl ella uno abandons el tetreno peicoanaltcoy se fos tetamientoe por sugestida, Asse congue due el paciente communique antes y on mis falidad To gue 1°41 itm fe es notoria pero abr tetenido an un teas Po por fesstencas covecionales Sia embargo, ea teiee ho ayuda en nada a descobri lo inconciente pata el enfemo; lo inhabiita ain més pata supetar resistencias mis proton das, y en casos graves por teplapenealfracasa ante leader Alespertada del enfermo, « quien le gustaria ioverd la tele, fin pues encuentra el alse del médica ands inttestte ‘que el suyo propio. También la solucién de a trasferenca, sn ef nts en de ci ied orf Seti intima del mde, de suerte que la pananca gre dicta obtener al comienzo es mis que compensada cn deli nitiva, Por eso, no vaclo en desestinar por cruénea esta Va Fiedad de la t2nien El midico no debe See teaspuente pte lanalizado, sino, como la luna de un espe, mostrar solo lo que le es mosttado. Pot fo demis, en n prictica es ina. jetable que un picocrapeuta contamine un tram de and Iisis con una porcign de nflujo sugertivo afin de aleannar resultados visbles en tiempo més breve, tal como ef nece satio, por cjemplo, en lor silos; pero conespande exgiis aque fenga Ben en’ clo lo que emprenc, y que sepa ue St método no ex el psicoadlis correcta. ‘4, Owwa tentacién surge de Ia activided pedagégica que al médico Te cabe en el tratamiento psicoanalitica, sin que 417 sca su particular prop6sito. A rata de Ia solucién de inhi biciones del desarrollo, bien se comprende que el médico quede habilitado para indiar nuevas metas alas aspiraciones liberadas. No responderfa as! sino a una Igica ambicién, aque se empefiaria en ctear algo partcularmente excelso con Ja persona a quien tanto trabajo ha consagrado para librarla de su neurosis, y en prescrbie elevadas metas asus descos. Pero también én esto el médico deberia contencrse y tomat como rasero menos sus propics descos que a aptitud del anilizado, No todos los neurdticos poscen un gran talento pata Ja sublimacign; de muchos se pucde suponer que en ‘modo alguno habrian enfermada si poscyeran cl arte de su blimar sus pubsiones, Fsforzindolos desmedidamente als sublimacisn y sepregandolos de las satisfacciones pulsionales nds inmediatas y edmodas, Ja mayorta de la veces se les tor nara Ia vida més dificultosa todavia que antes. Como médlico, « preciso ser sobre todo tolerante con ls debilidades del enfermo, datse por contento si, aun no siendo el del todo valioso, ha recuperado un poco de Ia capacidad de producit y de govar. La ambicién pedagsipica es tan inadceusta como Ja terapéuticn, Ademas, consideese que muchas personas fran enfermado justamente a rafy del intento de sublimat sus pulsiones rebasanda Ia medida que su organiza les consent, y que el proceso de sublimacién, en quien es apto para 41, suele consumatse por sf tolo tan pronto como sus Inhibiciones son superadas por el andlisi. Opino, pues, que epee epularmente el tratamiento anaitco cn Ja subl macidn de las pulsiones es algo muy loable, pero en modo algun se lo puede recomeadar para todos Toy casos. i. eDentro de qué limites se debe reclamat la colaboracién intelectual det apalizado en el tratamiento? Es diflil enun ciar algo de validez. universal sobre este punto: Jo decide en pier séomino Is petonldad del pacente. Peo sempre y que mantener aqui la precaucién y la reserva. Fs ino recto dictar al analizado unos deberes? cecopilar sts recuer. dos, reflexionat sobre cierta época de su vida, etc. Es que él tiene que aprender sobre todo —lo cual no es fécil de acep. tar pata nadie— que ni en virtad de una activided mental ‘como [a reflexin, ni de un esfuerzo de atencién y de vo luntad, se resolverén los enigmas de Ia neurosis, sino solo por Ja paciente obediencia a Ja regla psicoanalitcs que orde tna desconectar Ia erftica a lo inconciente y sus retoros. Uno deberia mostratse particularmente inflexible sobre Ia obe diencia a esta regla en el caso de los enfermos que practican, el arte de escapsrse a Jo intelectual en cl tratamiento, y en ug tonces reflexionan mucho sobre su estado, a menudo con ran sabidutia, aborrindose asi el hacer algo para legar a lominarlo. Pot eso no me inclino a recuttir con mis pac tes a la lectura de excrtos psiccanalitcos; les demando que Io aprendan en su persona propia y Jes asegoto que de esa manera averiquardn mas cosas, y de mayor valor, que las que ppadieta dectles toda Ja bibliografia psicoanaltica. Bien com- reno, de gn, gv bt condones de ete ign en un asilo pueda resultar muy ventajoco servirse de Ie lectura para preparae al analizado y prosicie una atméstera favorable al influjo terapéutic. ‘Quisiera advertic con la mayor insistencia que no. debe tbusearse Ia aquiescencia 0 el apoyo de padres 0 parientes dlindoles a leer alguna obra de nuestea bibliogafia, ya sea introduetaria 0 mis profunda. Lo que consigue las’ mis de las veces este paso bicnintencionado es que estalle de manera premauita la natural y, en algiin momento, inevitable host: lida de los parientes al tratamiento psicoanaliti de los suyos, de suerte que aquel ni siquiera podrdiniciarse. Manifesto la esperansa de que la progresiva experiencia de ls psicoanalistas los leve ¢ un acuerdo sobre los proble- ‘mas de la téenica: sobre la manera mis acorde al fin de tratar 2 Tos neurdticos. Por lo que atane al tratamiento de los “parientese, confieso mi total perplejidad v conffo poguisi ‘mo ens tratamiento individual uy Sobre la iniciacion del tratamiento’ jos sobre la técnica s, 1) (Nuevos conse; del_psicoanilis (1913) Nota introductoria «Ze Finleitung der Behandlung (Weitere Ratschlige zur Technik der Psychoanalyse, 1)> Ediciones en alemén 1913 Int, Z. arett, Psychoanal, 1, 0° 1, pigs, 1-10, y n° 2, pigs. 139-46, 1918 SKSN, 4, pigs, 412-40, (1922, 2 ed.) 1924 Technik und Metapsycbol., pags. 64-108. 1925 GS, 6, pigs. 84-108, 1931 Newrotenlebre und Technik, pigs. 359-85. 1943 GW, 8 pigs. 494-78. 1975 SA, «Exginzungsband» {Volumen complementario}, pags. 181-203. Traducciones en castellano” 1930 «La iniciaciin del tratamiento». BN (17 vols.), 14, pigs. 148-73. Traduccién de Luis Lépez Ballesteros, 1943 Igual titulo, EA, 14, pégs. 153-78. El mismo tra 1948 gual titulo. BN (2 vols.), 2, pigs. 334-45. EL mis. mo traductor, 1953 Tgual titulo. SR, 14, pags. 119-38. El mismo trae actor. 1968 Igual ttle, BN (3 vols.) 2, née. 426.37. EL mis mo traductor, 1972 Taual titulo. BN (9 vols.), 5, pigs. 1661-74, El mis. smo traductor. Ente trabajo se publicé en dos partes, en los ndimeros de Internationale Zeitschrift fir ératiche Psychoanalyse cores * (Ch. In eAdvertencia sobre Ja edicign en eatellanon,supre, pd, sym 6) 123 pondientes a enero y marzo de 1913. La primera parte, que culminaba con la pregunta: «

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