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INTRODUCCION El anilisis de la responsabilidad extracontractual, tanto en la doctrina nacional como internacional, se ha desarrollado sobre la base de estudiar la estructura del ilicito civil. Entre nosotros se afirma tradicionalmente que el delito y cuasidelito civil estan integrados por tres elementos (el hecho u omisién dolosa o culpable, el daio y la relacién causal de ambos elementos), deli- mitandose el examen a cada uno de ellos. Esta f6rmula, clara- mente simplista, en medida nada despreciable ha empobrecido la concepcion del ilicito civil y dejado de lado aspectos importan- tisimos para su conceptualizacién y aplicacién practica. Creemos nosotros que todo ilicito civil, genéricamente con- cebido, acusa la concurrencia de cinco elementos: un hecho del hombre (asf sea positivo -accién- 0 negative -omisién), la antijuridicidad del mismo, la imputabilidad a persona determi- nada, el dajio y la relacién causal. Esta nomenclatura nos con- duce a varios problemas de indiscutible actualidad. Desde lue- go, es necesario definir claramente cudndo se incurre en una omisién que haga responsable a su autor de los dafos que de ella se siguen. Nuestra doctrina no ha aportado sobre el parti- cular un criterio que sirva para despejar esta situacién de ordi- naria ocurrencia. Asimismo, la antijuridicidad determina que no todas las conductas dolosas y culpables pueden ser el ante- cedente de la responsabilidad civil, lo cual conduce a estable- cer de qué manera se construye este elemento en el derecho chileno, tanto en su aspecto formal como material, y c6mo se reglamentan las causales de justificacién, precisamente a partir de la supresién del reproche juridico de la conducta de que 8 INTRODUCCION nace la responsabilidad. Cabe destacar que esta materia ha sido objeto de largos debates en la doctrina, de los cuales han per- manecido ausentes los autores nacionales. Especial atencién hemos puesto en lo relativo al dano extrapatrimonial. FI llama- do dafio moral es objeto cada dia de comentarios y discusiones, que, unidos a la importancia practica de la materia, transfor man el tema en uno de los aspectos mas sensibles del nuevo derecho de dams. A juicio nuestro, esta cuestién merece una preocupacion preponderante, ya que son evidentes las falen- vias de la doctrina nacional y de la jurisprudencia, arrastrando- nos a situaciones que no deben perdurar en el tiempo. La capacidad delictual y cuasidelictual, que como se sabe tiene reglas especiales en Ia legislacién civil, todas las cuales deben coordinarse con otras ramas del derecho, la tratamos como condicién previa de imputabilidad. Esta materia se com- plementa con el estudio de los factores de imputacién (dolo, culpa y riesgo). Este ultimo se examina también en el capitulo primero, ya que es la base de una importante innovacién en el derecho de dajios, especialmente a partir de la revolucién in- dustrial. Finalmente, tratamos la relaci6n causal, materia que si bien ha experimentado avances en los estudios modernos, si- gue en sus rasgos generales sujeta a los principios tradicionales. No puede dejarse de reconocer, por otro lado, que en el cam- po civil no se ha abordado este problema con la profundidad que se ha hecho en el derecho penal. Creemos nosotros que junto al ilicito civil genérico (delito y cuasidelito) debe considerarse un ilicito especifico, que surge siempre que la infraccién legal causa dafio. La sola violacién de la ley, unida a un menoscabo patrimonial o extrapatrimonial de persona diversa del infractor, determina la obligacién de reparar, lo cual no puede ser sino consecuencia de la existencia de un hecho ilicito (de antijuridicidad formal). En este caso, la victima queda exonerada de probar el factor de imputacién, puesto que éste se presume (quien infringe la ley causando un perjuicio se presume culpable). En oto orden de cosas, postulamos la posibilidad de consi- derar el riesgo como una nueva forma de culpa e intentamos demostrar que en nuestro Cédigo Civil esta posicién puede sustentarse, atendiendo a la amplitud con que se hallan conce- INTRODUCCION 9 bidas muchas de las disposiciones del Titulo XXXV del Libro IV. Facil resulta comprender que ello implica, como se exami- na en este trabajo, retroceder en la cadena causal, abandonan- do el principio de que el dano debe provenir de manera direc- ta e inmediata del hecho que causa el daiio. Nos parece evidente que en la sociedad moderna los dafios surgen de complejas situaciones, integradas, la mayor parte de las veces, por una serie de causas que se concatenan y atan de modo que es dificil apreciarlas por separado. Por lo mismo, estimamos que la acep- tacién de esta idea importaria un avance significativo en el derecho de dais. El panorama que ofrece la jurisprudencia nos exige impera- tivamente realizar un gran esfuerzo para hacer progresar esta rama de la responsabilidad y aportar los elementos que permi- tan innovar en las decisiones judiciales en un area tan impor- tante del derecho moderno. Los estudios juridicos en este cam- po han evolucionado considerablemente en casi todas las latitudes, observandose un claro estagnamiento entre nosotros. Dejar atrds este subdesarrollo es responsabilidad de todos quie- nes se dedican al desempeno de la judicatura, la cétedra uni- versitaria y el ejercicio de la profesién de abogado. En éstas como en otras materias la influencia de los autores franceses y de una pléyade de ilustres tratadistas nacionales de comienzos del siglo veinte contribuy6 a congelar la interpretacion, provocando un vacio que hoy dia se hace més ostensible. Tanto éste como varios otros trabajos nuestros realizados en los tiltimos aitos tienen como objeto preferente romper la inercia que se ha ido apoderando de los juristas chilenos, alentandolos para que planteen nuevas teorias y concepciones, convencidos, como esta- mos, de que en ninguna otra rama de las ciencias sociales la creatividad tiene un papel mds importante, y que es ella la tinica herramienta capaz de mantener renovado el derecho. EL AUTOR I. DE LA RESPONSABILIDAD A. NATURALEZA DE LA RESPONSABILIDAD La responsabilidad, como es sabido, puede presentarse en diver- sas dreas del derecho con caracteres particulares. Asi la responsa- bilidad penal se identificara con la pena, la responsabilidad poli- tica con la privacién de una funci6n ptiblica, la responsabilidad administrativa con la exclusién o suspensién de una tarea de la misma indole, etc. La responsabilidad civil se identifica con la reparacién de los perjuicios que se causan cuando ellos derivan del incumplimiento de una obligaci6n, pudiendo concurrir con cualquier otro tipo de responsabilidad. En consecuencia, la res- ponsabilidad civil, materia de nuestro estudio, podria definirse diciendo que consiste en el deber juridico de reparar los danos 0 perjuicios que se producen con ocasién del incumplimiento de una obligaci6n. Por su parte, la obligacién es un “deber de con- ducta tipificado en la ley”. Toda obligacién civil, por lo mismo, importa la imposicién de una conducta que el destinatario de la norma debe realizar, asi sea positiva (accién) 0 negativa (omi- sién). Si dicha conducta no se despliega, quien la infringe debe indemnizar los perjuicios que de ello se siguen. Decimos que obligacién es un deber de conducta tipificado en la ley, porque siempre, invariablemente, es la ley la que describe la diligencia, cuidado y actividad que se impone al obligado, asi sea directamente o remitiéndose a la voluntad de las partes que gestaron el contrato, cuando la obligacién tiene este origen, o bien en funcién de ciertos estandares generales, como cuando se trata del deber de no causar dano a nadie. 2 RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL La obligaci6n cuyo incumplimiento acarrea responsabilidad puede estar establecida en el contrato —vale decir, haber sido asumida voluntariamente por el deudor de dicha conducta-, en cuyo caso hablaremos de responsabilidad contractual. Si la obligacién esta establecida en la ley, hablaremos, entonces, de responsabilidad extracontractual (al margen del contrato). En este ultimo caso la responsabilidad podra ser legal (si es la ley la que directamente asigna el deber de conducta), delictual o cuasidelictual (si la responsabilidad deriva de la obligacion de no causar dolosa o negligentemente dafio a nadie), o cuasicon- tractual (si la responsabilidad tiene como antecedente una obli- gaci6n contemplada a propdsito de un hecho voluntario y no convencional) Por consiguiente, s6lo hay dos grandes tipos de responsabi- lidad civil: CONTRACTUAL y EXTRACONTRACTUAL, consagrandose un estatuto juridico diverso para cada una de ellas. No faltan quienes sostienen que la responsabilidad extra- contractual es legal, ya que nace de una disposicién de la ley. En verdad, no hay obligacién alguna que no tenga su tiltimo sustento en la ley. En otras palabras, no hay obligaciones en contravenci6n a la ley, cualquiera que sea su naturaleza. ;Dén- de est, entonces, la diferencia? Nosotros creemos que sélo es dable hablar de obligaciones legales en aquellos casos en que la norma directamente y sin intermediacién alguna impone un determinado deber de conducta. En los demas casos (delito y cuasidelito civil) hay una actividad humana juridicamente rele- vante, que describe una hipétesis normativa que desencadena una consecuencia, la cual consistird, precisamente, en el surgi- miento de una obligacién. Lo propio ocurre tratandose de la celebracién de un contrato (fuente de responsabilidad contrac- tual), pero con la salvedad de que en este caso la hipétesis que se describe da lugar a una situacion juridica intersubjetiva espe- cialmente reglamentada en la ley, tanto respecto de su génesis como de sus efectos y consecuencias. Generalizando, podemos sostener que la responsabilidad, en cuanto deber juridico reparatorio, surge siempre que la conducta humana describe una hip6tesis consagrada en la ley. Esta hipotesis, a su vez, consistira siempre en el incumplimien- to de una obligacin preexistente, a causa de lo cual resultaré DE LA RESPONSABILIDAD Is un dano para el titular del derecho a quien el infractor debia satisfacer. El fundamento de la distincién entre responsabilidad con- tractual y extracontractual apunta a la naturaleza de aquella obligacién preexistente. Si ella emana de un contrato nos en- contraremos en el ambito de la responsabilidad contractual; si la obligacién emana de la comisién de un delito o cuasidelito civil, o de la ejecucién de un hecho voluntario no convencio- nal, o de la mera disposicion de la ley, estaremos en el ambito de la responsabilidad extracontractual. Para que surja juridicamente responsabilidad civil es nece- sario, entonces, que se desarrolle la siguiente secuencia: accién u omisidn descrita como hipotesis en la ley; surgimiento de una obligacién civil; incumplimiento de esta obligacién; dafio pro- veniente del incumplimiento; y, finalmente, deber juridico (obli- gacién) de reparacion del datio causado. Asi las cosas, podria decirse, en tiltimo término, que la responsabilidad es el medio de que se vale el derecho para compensar el incumplimiento de una obligacién, o bien una forma particular de cumplimien- to por equivalencia cuando el obligado no lo hace en especie (desplegando la conducta debida). La responsabilidad es, por lo tanto, una saneién destinada a restaurar el orden juridico cuando éste se ha alterado como consecuencia de que un sujeto ha dejado de dar cumplimiento a sus obligaciones, como quiera que ellas se hayan configurado. De aqui la utilidad de reconocer una teoria unitaria de la res- ponsabilidad, ya que ésta, como se examinard mas adelante, es idéntica en lo medular y sustantivo. Sehalemos, desde ya, que la responsabilidad es una sancién civil que sobreviene como consecuencia del incumplimiento de una obligacién cuyo obje- tivo es restaurar un equilibrio, originalmente instituido en el ordenamiento, entre quien es titular de un derecho y quien lo quebranta. Nadie discute que la nulidad es otra sanci6n civil. Si se observa la finalidad de esta Ultima, se Negara a Ja conclusi6n de que ella restablece una situaci6n juridica anterior al acto invalidado. Lo propio ocurre tratandose de la responsabilidad. Con intervencion del Estado (a través de sus Grganos jurisdic- cionales), se restaura la situacién original, procediéndose al cumplimiento de la obligacién por equivalencia. No otra natu- u RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL raleza tiene la indemnizacion de perjuicios. Por consiguiente, la responsabilidad civil, en todas las areas en que tiene cabida, es una sancién impuesta por una infracci6n (incumplimiento de una obligaci6n preexistente), cuya raz6n es sustituir el cum- plimiento en especie por un cumplimiento equivalente. En tltimo término, frente al incumplimiento de un deber de conducta impuesto o reconocido por la ley, la reaccién so- cial se manifiesta concediendo al perjudicado el derecho de exigir la reparaci6n de los darios sufridos, lo cual se concreta a través de una acci6n indemnizatoria que tiene por fin conferir un beneficio congruente con la satisfacci6n de la obligacién incumplida. Como lo hemos sostenido en otros trabajos, la res- ponsabilidad tiene como meta final restaurar el orden juridico quebrantado, recomponiendo la interrelaci6n de los intereses afectados, como si aquélla hubiere sido efectivamente satisfe- cha en especie. Se observard que la responsabilidad civil tiene un elemento propio que no coincide con los demas tipos de responsabili- dad: el perjuicio patrimonial. Asi, pueden darse varias hipdtesis de ilicitos penales en que no existe daiio patrimonial -caso en el cual no concurrira jamas la responsabilidad civil-, o de ilici- tos politicos 6 administrativos sin dafio patrimonial. Sélo cuan- do la infracci6n de la obligaci6n penal, politica o administrati- va causa perjuicios patrimoniales, ella estara4 acompafiada de responsabilidad civil. Lo anterior significa que existe un solo medio para reparar el menoscabo patrimonial y recuperar el equilibrio de los intereses previstos en el derecho: la responsa- bilidad civil, que bien puede presentarse aisladamente 0 unida a oto tipo de responsabilidad. De aqui resulta que la comisi6n de un delito o de una infraccién administrativa 0 politica puede estar acompaiiada de responsabilidad civil, siempre que aquélla vaya unida a perjui- cios patrimoniales que sea necesario reparar. Creemos nosotros que la responsabilidad civil, en conse- cuencia, debe estar invariablemente ligada al restablecimiento del equilibrio patrimonial, no pudiendo ella ser fuente de enri- quecimiento ni de empobrecimiento. La responsabilidad, por lo mismo, sera siempre un sustituto del cumplimiento y su legi- timidad quedara condicionada por el hecho de que con ella se DE LA RESPONSABILIDAD 16 alcance el beneficio que podia reclamar la victima del incum- plimiento. Si la responsabilidad excediere los efectos del cum- plimiento o no alcanzara a cubrir los beneficios que correspon- den al perjudicado, se generaria un caso de enriquecimiento sin causa (enriquecimiento ilfcito), toda vez que a pretexto de la reparacién o se consigue mas 0 se obtiene menos de lo que corresponde. De aqui la importancia de que la indemnizacion sea expresién de un equilibrio de intereses que est4 contenido en los términos de la obligacion. Lo anterior debe entenderse sin perjuicio de las Ilamadas penas privadas, respecto de las cuales nuestra legislacién es muy reacia. De lo que llevamos dicho hasta aqui se desprende que la responsabilidad civil es una verdadera sustituci6n de una obli- gaci6n (incumplida) por otra (indemnizatoria), razén por la cual ambas habran de fundarse en la articulacién y realizaci6n de los mismos intereses. Si la indemnizacion equivale al cum- plimiento total y oportuno de la obligacién, el Grgano jurisdic- cional debera velar porque la compensaci6n patrimonial no sea superior ni inferior al beneficio legitimo y proyectado del acreedor, puesto que slo en esa medida sera posible recompo- ner el orden social alterado por el incumplimiento. Lo anterior no constituye un mero enunciado teérico. Ello redundara, como se analizara mas adelante, en la delimitaci6n de las facultades de los organismos jurisdiccionales llamados a fijar la cuantia de las indemnizaciones. Los autores creen ver en la sancién penal (pena) la repara- cién de un dano social que afecta a toda la comunidad, y en la sancion civil (indemnizacién) la reparacién de un dafio particu- lar que no trasciende al ambito colectivo. “Muy distinta es la responsabilidad civil; supone no ya un perjuicio social, sino un dano privado; la victima no es ya toda la sociedad, sino un particular. Por eso, las consecuencias de la responsabilidad son muy diferentes en uno y otro caso”.' No es ésta nuestra opinion. Tanto se altera la vida social como consecuencia de la comisi6n ‘ Henri y Leon Mazeaud y André Tunc. Tratado Tedrico Préctico de la Respon- sabilidad Civil Delictual y Contractual. Tomo Primero. Volumen I. Ediciones Juridi- cas Europa-América. Buenos Aires. 1961. Pag. 7. 16 RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL de un delito como del incumplimiento de una obligacién, pues- to que ambas conductas alteran el orden juridico establecido. Tan evidente es lo que decimos que muchos delitos s6lo perju- dican a una persona 0 a un niimero limitado de personas (parti- cularmente tratandose de los delitos de accién privada), y lo propio ocurre tratandose del incumplimiento de una obiiga- cidn. ¢ Henri y Len Mazeaud y André Tunc. Obra citada, Tomo I. Volumen I. Paigs.119 y 120 20 RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL similitud hallaremos entre la responsabilidad civil delictual y cuasidelictual y la responsabilidad penal propiamente tal. Lo concerniente a la responsabilidad legal y cuasicontractual ofre- ce particularidades especiales. La responsabilidad, como queda dicho, es una sola. Ella supone el incumplimiento de un mandato revestido juridica- mente de los medios necesarios para poner al servicio de su cumplimiento la fuerza (coercitividad) que administra y es mo- nopolio del Estado. Cuando nos encontramos en el ambito de la responsabilidad civil, ella se traduce en la sustitucién de una obligacién incumplida por una nueva obligaci6n resarcitoria de los perjuicios patrimoniales provocados. Sélo surge la res- ponsabilidad civil cuando del incumplimiento se sigue un daiio material o moral (ambos quedan comprendidos en el concep- to dao patrimonial). La responsabilidad civil es al incumpli- miento lo que la pena al delito penal, vale decir, su consecuen- cia juridica. Hasta aqui nuestras reflexiones sobre la responsabilidad en general. B. RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL Y RESPONSABILIDAD DELICTUAL O CUASIDELICTUAL Sin desconocer que la responsabilidad civil es una sola, y que consiste en el efecto que conlleva el incumplimiento de una obligacién cuando de ello se sigue daio patrimonial, adverti- mos importantes diferencias entre cada una de sus especies. Nos abocaremos, en primer lugar, a Ja responsabilidad contrac- tual y sus diferencias con la responsabilidad civil delictual y cuasidelictual: 1. La diferencia mas importante, sin duda, radica en el ori- gen de la obligaci6n incumplida. Si la obligaci6n que se deja de satisfacer deriva de un contrato (0 convencién, en el lenguaje del articulo 1438 del Cédigo Civil), lo cual supone el acuerdo de voluntades del acreedor y del deudor, estamos frente a la responsabilidad contractual. Si la obligacién corresponde al de- ber de comportarse prudentemente sin causar dafio a nadie (obligacién general instituida en la ley), estamos en el ambito DE LA RESPONSABILIDAD a1 de la responsabilidad delictual o cuasidelictual. Como puede apreciarse, el fundamento ultimo es el mismo: incumplimiento de una obligacién o ejecucién de una conducta contraria u opuesta a la debida (de aqui que sostengamos que tras el in- cumplimiento subyace una prohibicién juridica). Se ha sosteni- do por algunos doctrinadores que las obligaciones nacen del contrato o nacen de la ley. Lo anterior no nos parece muy preciso. En verdad hay obligaciones que nacen directamente de la ley (obligaciones legales), en tanto otras nacen de la ejecucién de hechos descritos en la ley (hipGtesis) como presu- puestos de la obligacién, y atin otras, del concurso real de voluntades en el marco establecido en la misma ley. De aqui que insistamos que, en el fondo, toda obligacién, como vinculo capaz de imponer un deber de conducta, tiene como antece- dente tiltimo una disposicién legal. Lo anterior no podria ser de otra manera. En efecto, nadie puede imponer a nadie una servidumbre o arbitrariamente el deber de comportarse de una determinada forma. Ello es atributo de la norma juridica san- cionada por los poderes ptiblicos. Es precisamente por esto que la voluntad de las partes, manifestada en la forma y con los requisitos dispuestos en la ley, es capaz de crear la obligacién en cuanto deber de conducta a cuyo servicio se pone la fuerza que administra y monopoliza el Estado. 2. La obligacién que nace del contrato difiere sustancial- mente de la obligacion genérica de comportarse prudentemen- te sin causar dano a nadie. La primera impone un determinado grado de diligencia y cuidado, que se mide en funcién de la culpa de que responde el deudor. Los contratantes son los lamados a fijar de qué manera debe comportarse el deudor para el cumplimiento de la obligacién (autonomia privada). En subsidio, la ley establece que el deudor responde de culpa grave si el contrato por su naturaleza slo beneficia al acreedor, de culpa leve si el contrato beneficia a ambos, y de culpa levisi ma si el beneficio sdlo lo reporta el deudor (articulo 1547 inciso 1° del Gédigo Civil). La obligaci6n genérica de compor- tarse prudentemente sin perjudicar a nadie no admite gradua- ci6n, es una sola, y comprende, a juicio nuestro, cualquier gra- do de negligencia 0 descuido conforme los estandares generales 22 RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL prevalecientes en la sociedad civil. Creemos que en materia contractual existe una tendencia errada, que confunde la obli- gacién con la prestacién proyectada por quienes celebran el contrato. Varios comentaristas miden la diligencia del deudor en funcién de la consecucién u obtencién del objetivo previsto y querido por los contratantes. De ese modo se ha objetivizado la obligaci6n, alterandose el sistema establecido en la ley civil, que condiciona el cumplimiento de la obligacion no a la reali- zaci6n objetiva de la prestacién, sino al desarrollo de la con- ducta debida. Salta a la vista en este caso que los contratantes, en este aspecto, describen la prestacién, que constituye el fin iltimo del contrato, y, paralelamente, la conducta que debe observar el deudor para lograr aquélla. ;Qué sucede si con la conducta comprometida no se logra alcanzar la prestacién con- venida? Nos parece obvio que esta disfuncién opera en contra del acreedor, el cual convino que el deudor desplegaria una conducta insuficiente para lograr la satisfaccién de la presta- cién. Asi, ademas, lo dispone la ley, cuando frente al incumpli miento impone al deudor acreditar que ha obrado con la “dili- gencia debida”. Otra solucion nos resultarfa aberrante, ya que mediria el cumplimiento de la obligacién no en funcién del deber de conducta impuesto al deudor, sino de la consecucién del objetivo perseguido en el contrato. Volveremos mas adelan- te sobre este tema. 3. Producido el incumplimiento de una obligacién contrac- tual, el infractor respondera de todos los perjuicios directos (que sean consecuencia inmediata y necesaria del incumplimiento), pero con una diferencia importante. Si el incumplimiento es cul- pable (se produce por falta de la diligencia y cuidado que debid poner el deudor en la ejecucion del contrato), respondera s6lo de los perjuicios que se previeron o pudieron preverse al tiempo del contrato; pero si el incumplimiento es doloso, respondera de los perjuicios previstos e imprevistos (de todos los perjuicios que fueron una consecuencia inmediata y directa de no haberse cum- plido la obligaci6n 0 de haberse demorado su cumplimiento, segtin dispone el articulo 1558 del Codigo Civil). La ley brinda un tratamiento benévolo al deudor culpable y severo al deudor doloso, puesto que no es lo mismo la desidia que la mala fe. Tratandose de la responsabilidad delictual y cuasidelictual, la ley DE LA RESPONSABILIDAD 23 no distingue la naturaleza de los dafios indemnizables. Deberan repararse todos los perjuicios directos, previstos e imprevistos. Mas claro atin. La previsibilidad de los daiios no tiene cabida en la responsabilidad delictual o cuasidelictual, puesto que al ejecu- tarse el hecho daiioso no existe un vinculo juridico previo que ligue al dafiador con la victima. Este lazo surge, precisamente, con ocasién del dafio que tipifica el ilicito civil. 4, El elemento subjetivo que configura la responsabilidad contractual (dolo o culpa) y la responsabilidad delictual y cua- sidelictual tiene reglas diferentes en lo que dice relacién con la prueba. Mientras Ia culpa contractual se presume por el solo hecho de que la prestaci6n no sea satisfecha, la culpa y el dolo que conforman el delito o cuasidelito civil deben ser probados. En otras palabras, quien contrae una obligacidn mediante la celebracién de un contrato se presumiré culpable si su conduc- ta no satisface la prestacién proyectada, cualquiera que sea la conducta desarrollada. Pero el deudor puede acreditar que ha desplegado el cuidado y diligencia debidos, en cuyo caso estara exonerado de responsabilidad. :Qué ha sucedido en este even- to? Que al contratar se ha convenido en una conducta insufi- ciente 0 incapaz de lograr el objetivo proyectado, circunstancia que libera al deudor de toda reparacién posible. Pero subsiste, todavia, una cuesti6n importante. Tanto en la responsabilidad contractual como delictual y cuasidelictual, el dolo debe ser probado y no se presume, salvo en los casos expresamente esta- blecidos en la ley. El articulo 1459 del Cédigo Civil, de aplica- cién general, establece que “El dolo no se presume sino en los casos especialmente previstos por la ley. En los demas debe probarse”. Nuevamente surge, a propésito de esta cuestién, el rol que juega la prestaci6n en la obligaci6n contractual. Insista- mos en que si el deudor acredita que ha obrado con la diligen- cia debida, queda liberado de responsabilidad. La prestacion, entonces, no es mas que la expresién de un proyecto o referen- cia que servira para presumir la responsabilidad civil, pero no para imponerla. El derecho regula conducta humana, de aqui nuestra afirmacién en el sentido de que no existen obligacio- nes de resultado, sino sdlo obligaciones de medio. La distin- cin indicada sélo sirve para imponer a una de las partes el peso de la prueba, mas no para efectos sustantivos. 2 RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL 5. La responsabilidad contractual supone que el deudor ha sido constituido en mora, lo cual equivale a colocarlo en situa- cién de rebeldia actual respecto del cumplimiento de la obliga- cion. De alli que el articulo 1551 del Codigo Civil describa tres hip6tesis distintas, en cada una de las cuales se evidencia que el deudor debiendo haber cumplido no lo ha hecho. Tal ocurrira cuando el deudor no ha realizado la prestacién en el tiempo estipulado (convenido); cuando debiendo cumplir en un espa- cio de tiempo, en atencién a la naturaleza de la prestacién, no lo ha hecho; o cuando ha sido interpelado judicialmente. No cabe duda de que en estas tres hipétesis el deudor se encuentra en estado de incumplimiento, porque ha transcurrido el plazo de que disponia para satisfacer la prestacién y ello no ha suce- dido. Como es obvio, la indemnizaci6n supone que el deudor esté en mora, vale decir, que ha dejado pasar el lapso de que disponia para cumplir sin hacerlo. En la responsabilidad delic- tual y cuasidelictual esta exigencia carece de sentido, porque ella tiene origen en la produccion del perjuicio, y a partir de éste adviene la obligacién de indemnizar. El articulo 1557 del Cédigo Civil dispone que “Se debe la indemnizacién de perjui- cios desde que el deudor se ha constituido en mora”. Pero no se requiere de este requisito cuando la obligacién es no hacer, pues en tal caso el incumplimiento queda en evidencia desde que se produce la contravencién. Es por esto que la misma norma agrega: “...0 sila obligacién es de no hacer (la indemni- zacién se debe), desde el momento de la contravencién”. 6. En materia de capacidad hay también diferencias impor tantes, pero siempre en funcion de la obligacién subyacente en toda responsabilidad. En el caso de la responsabilidad contrac- tual, el deudor que contrajo la obligacién debera tener plena capacidad en conformidad a las reglas generales. Si el obligado es absolutamente incapaz, el acto en que éste interviene no producir4 ni siquiera una obligacién natural (articulo 1447 del Cédigo Civil), pero si es relativamente incapaz, su responsabili- dad estara atenuada en los términos del articulo 1688 del mis- mo cuerpo legal, conforme el cual quien contrat6 con un in paz “no puede pedir restitucion o reembolso de lo que gasté o pag6é en virtud del contrato, sino en cuanto probare haberse hecho ms rica con ello la persona incapaz”. En la responsabili- DE LA RESPONSABILIDAD 5 dad delictual y cuasidelictual las reglas son otras: son incapaces de delito y cuasidelito civil los menores de siete afos (infantes) y los dementes. Los primeros porque su voluntad es inmadura y se encuentra en formaci6n, y los segundos porque su voluntad est4 enferma. Respecto de los mayores de siete afios y menores de dieciséis anos, “queda a la prudencia del juez determinar si el menor de dieciséis aios ha cometido delito o cuasidelito sin discernimiento”, pero deben responder de los danos causados por ellos las personas “a cuyo cargo estén, si pudiere imputar- seles negligencia” (articulo 2319 del Codigo Civil). Puede ob- servarse que en esta ultima regla la responsabilidad se extiende y no surge directamente del hecho mismo que causa daiio, sino de la falta de diligencia y cuidado de la persona que tiene a su cargo al incapaz. No se responde s6lo en raz6n del acto daiio- so, sino de un hecho causalmente anterior que hizo posible que el incapaz provocara el perjuicio indemnizable. Esta causa- lidad puede, aun, distanciarse mucho mas, si se considera la posibilidad de que la persona encargada del cuidado del inca- paz lo haya colocado bajo la tuicién de un establecimiento educacional (escuela o colegio), caso en el cual la responsabili- dad se desplazara del padre, madre, tutor 0 curador, a dicho establecimiento. Indudablemente, la relacién de causalidad -entre el acto ejecutado y el daiio producido- se va alejando, hasta comprometer la responsabilidad de quienes, en Ultima instancia, tenfan la obligaci6n de velar por el cuidado del inca- paz. Creemos nosotros que en esta hipétesis el delito o cuaside- lito no lo comete el incapaz, sino la persona que incumple la obligacion de custodia y cuidado. Tampoco podemos desenten- dernos de que en este caso puede coexistir un caso de respon- sabilidad contractual (que compromete al establecimiento con el cual se conviene el cuidado del incapaz) y de responsabili- dad delictual o cuasidelictual (que compromete al custodio con el sujeto que sufre el dafio). 7. La responsabilidad que nace del contrato bilateral es indirecta. Esto implica que ella no puede hacerse valer mien- tras no se resuelva o se decrete la ejecucion forzosa del contra- to. El articulo 1489 del Cédigo Civil dispone que en todo con- trato bilateral (esto es, que impone obligaciones reciprocas a las partes que intervienen en él), va enyuelta la condicién reso- 26 RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL lutoria de no cumplirse por una de las partes contratantes lo pactado, en tal caso podra el otro contratante pedir a su arbi- trio o la resoluci6n o el cumplimiento del contrato, con indem- nizaci6n de perjuicios. Esta indemnizaci6n (responsabilidad ci- vil) puede ser, por lo mismo, moratoria (cuando sdlo repara el retardo en el cumplimiento) y compensatoria (cuando sustitu- ye el cumplimiento y representa un cumplimiento por equiva- lencia). Ahora bien, en los contratos unilaterales (que s6lo im- ponen obligaciones a una de las partes) no se requiere de resoluci6n o decreto de cumplimiento previo, basta alegar el incumplimiento para demandar directamente la reparacién in- demnizatoria. Asf en el contrato de comodato, si la cosa ha perecido o experimentado un dafio, podrd el comodante recla- mar la correspondiente indemnizaci6n compensatoria (articu- los 2177 y siguientes del Cédigo Civil) sin necesidad de deman- dar previamente la resolucién del contrato. Lo propio ocurre en los contratos de mutuo y depdsito, especialmente regulados en la ley civil. Conviene preguntarse a qué obedece esta dife- rencia. La explicacién es facil. Cuando el contrato es bilateral, hay una interrelaci6n de obligaciones, en términos que la obli- gaci6n asumida por uno de los contratantes es la causa de la obligacién asumida por el otro (articulo 1467 del Cédigo Ci- vil). En consecuencia, para desligar a las partes se requiere una decisién judicial o un nuevo acuerdo de voluntades (rescilia- ci6n o mutuo disenso), del cual se derivara el derecho a de- mandar la respectiva indemnizacién. No ocurre lo mismo cuan- do el contrato no implica una correlacién de obligaciones y el deudor no es simulténeamente acreedor. En este ultimo evento puede reclamarse directamente la indemnizacién, porque no quedara pendiente una obligacion contraria, que, como se dijo, condiciona el cumplimiento de la otra. Recuérdese que, preci- samente por las razones senaladas, en los contratos bilaterales ninguno de los contratantes est4 en mora dejando de cumplir lo pactado, mientras el otro no lo cumple por su parte o no se allana a cumplirlo en tiempo y forma debidos (articulo 1552 del Cédigo Civil), y que ello se traduce en la excepcién del contrato no cumplido. La responsabilidad delictual y cuaside- lictual es siempre directa y surge del dafio producido causal- mente por el hecho (accién u omisién) doloso 0 culpable. DE LA RESPONSABILIDAD 27 8. Excepcionalmente puede darse la hipétesis de una in- demnizacion de perjuicios sin existencia de dao. Ello ocurre en el caso descrito en el articulo 1542 del Cédigo Civil, esto es, cuando la clausula penal se conviene a titulo de pena por el solo hecho del incumplimiento. La disposicién citada es del tenor siguiente: “Habra lugar a exigir la pena en todos los casos en que se hubiere estipulado, sin que pueda alegarse por el deudor que la inejecucién de lo pactado no ha inferido per- juicio al acreedor 0 le ha producido beneficio”. Es dable, en- tonces, concebir una situacién en que el incumplimiento no s6lo no produzca dajfio, sino beneficio al acreedor, no obstante lo cual se puede obtener la “pena civil” estipulada. El articulo 1543 contiene otra regla, conforme a la cual “no podra pedirse a la vez la pena y la indemnizacion de perjuicios, a menos de haberse estipulado asi expresamente: pero siempre estar al arbitrio del acreedor pedir la indemnizacién o la pena”. Como puede observarse, en este caso, el incumplimiento puede llegar a ser una fuente de enriquecimiento para el acreedor, en la medida en que la pena sumada a la indemnizacién sobrepasen el monto de los perjuicios causados. A juicio nuestro, estas normas, bien excepcionales, tienen por objeto estimular el cum- plimiento de las obligaciones, colocando al deudor en situa- cin de pagar en exceso respecto del perjuicio causado. En la responsabilidad delictual y cuasidelictual no existe situacién al- guna en que cl responsable sea obligado a una indemnizacion que sobrepase el perjuicio provocado. La indemnizacién sera siempre regulada en razon de la magnitud del dafio que expe- rimenta la victima. 9. En la responsabilidad contractual los cocontratantes res- ponden conjuntamente, siendo cada uno de ellos responsable de la parte 0 cuota que le corresponda. Asi, si se obligan a dar o entregar una cosa divisible, ninguno de ellos puede ser obli- gado a pagar mds que la parte que se le asigna en el contrato. Lo anterior tiene como excepcién el caso de las obligaciones indivisibles (0 indivisibilidad de pago), contempladas en el arti- culo 1526 del Cédigo Civil, y los casos de solidaridad (que pueden estar impuestos en la ley, el contrato mismo, o el testa- mento). Ahora bien, el articulo citado dispone, como regla general, que “si la obligacién no es solidaria ni indivisible, cada 28 RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL uno de los acreedores puede sélo exigir su cuota, y cada uno de los codeudores es solamente obligado al pago de la suya; y la cuota del deudor insolvente no gravara a sus codeudores”. Esta es la regla general aludida en lo precedente. Entre las excepciones que menciona el mismo articulo 1526 conviene reparar en la del N° 3°, que dispone: “Aquel de los codeudores por cuyo hecho o culpa se ha hecho imposible el cumplimiento de la obligaci6n, es exclusiva y solidariamente responsable de todo perjuicio al acreedor”. :Qué quiere decir aquello de que sea “exclusiva y solidariamente responsable”? Indudablemente, esta norma impone el deber de indemnizar los perjuicios que causa el incumplimiento, a aquel de los cocontratantes que por un hecho o culpa suya ha hecho imposible la ejecucién de la conducta debida (el cumplimiento), y si el hecho es imputable a dos o mas de los cocontratantes, todos ellos responderdn solidariamente. De manera que la regla general expresada en el inciso primero del articulo 1526 no excluye la responsabili- dad solidaria, cuando el incumplimiento es imputable a dos 0 mas deudores. La regla en materia delictual o cuasidelictual es diversa. El articulo 2317 del Cédigo Civil prescribe: “Si un deli- to o cuasidelito ha sido cometido por dos 0 mas personas, cada una de ellas sera solidariamente responsable de todo perjuicio procedente del mismo delito o cuasidelito, salvas las excepcio- nes de los articulos 2323 y 2328”. Agrega el inciso siguiente: “Todo fraude o dolo cometido por dos o mas personas produ- ce la accion solidaria del precedente inciso”. Como puede cons- tatarse, la regla general es precisamente inversa, la accién in- demnizatoria es simplemente conjunta en la responsabilidad contractual y solidaria en la responsabilidad delictual y cuaside- lictual. 10. En la responsabilidad contractual no se responde del hecho ajeno. Mas aun, si la causa del incumplimiento es el hecho de un tercero, el articulo 1677 del Cédigo Civil consagra un importante efecto: “Aunque por haber perecido la cosa se extinga la obligacién del deudor, podré exigir el acreedor que se le cedan los derechos 0 acciones que tenga el deudor contra aquellos por cuyo hecho o culpa haya perecido la cosa”. En suma, el hecho del tercero es un caso fortuito que permite exonerarse de responsabilidad, sin perjuicio de la obligacién DE LA RESPONSABILIDAD 29 de ceder las acciones y derechos que correspondan al deudor para obtener la reparacién indemnizatoria. Sin embargo, el articulo 1679 del Cédigo Civil establece una norma general en materia contractual, conforme a la cual “en el hecho o culpa del deudor se comprende el hecho o culpa de las personas por quienes fuere responsable”. Notese que la norma no deja a salvo excepcién alguna en favor del deudor, como sucede en materia delictual y cuasidelictual, en que se permite a la perso- na probar que ha obrado con la debida diligencia en el cuida- do de la persona que se halla a su cargo (articulos 2320 y 2322). Por consiguiente, el deudor respondera siempre de su conducta y de la conducta de las personas por quienes fuere responsable. En materia delictual y cuasidelictual la responsabi- lidad es personalisima, sin perjuicio de que se responda por el hecho de quienes estan al cuidado de una persona (articulo 2320 inciso primero del Cédigo Civil). Sin embargo, como lo analizaremos mas adelante, cuando la ley impone responsabili- dad por el hecho o culpa de las personas que estan al cuidado de otra, no hay propiamente responsabilidad por hecho ajeno, sino responsabilidad por el hecho propio. En efecto, en todos los casos indicados se permite probar, para exonerarse de res- ponsabilidad, que “con la autoridad y el cuidado que su respec- tiva calidad les confiere y prescribe, no hubieren podido impe- dir el hecho” (inciso final del articulo 2320); o probar que los “criados y sirvientes” han ejercido sus funciones de modo im- propio que “los amos no tenian medio de prever o impedir, empleando el cuidado ordinario, y la autoridad competente” (inciso segundo del articulo 2322). Por consiguiente, la respon- sabilidad delictual y cuasidelictual es personalisima, sin perjui- cio de que pueda retrocederse en la relacién causal para envol- ver en ella a la persona Iamada a cuidar de la conducta del autor del daiio por disposicién legal. 11. La responsabilidad contractual admite, en virtud del principio de la autonomia privada, que las partes tasen antici- padamente los perjuicios que atribuyen al incumplimiento. Los articulos 1535 y siguientes del Codigo Civil reglamentan la Ila- mada clausula penal, mediante la cual se fija el monto de la indemnizacién que debe pagar el contratante incumplidor, lo cual exonera al demandante de acreditar judicialmente dichos 30 RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL perjuicios. La clausula penal, como se mencioné con antela- cion, es mucho mas que la mera determinacién convencional de los perjuicios que deben pagarse en raz6n del incumpli- miento. Ella puede estipularse como una pena, compatible con la indemnizaci6n ordinaria de perjuicios, en cuyo caso corres- ponde, como expresa la definicién de la misma, a una caucién que sirve para asegurar el cumplimiento de la obligacién con- trafda. En la responsabilidad delictual y cuasidelictual, por re- gla general, no es posible conyenir anticipadamente el monto de la indemnizacién destinada a reparar el daio causado. Si tal ocurriera, creemos nosotros, podria incurrirse en nulidad abso- luta, ya que se estarfa anticipando los efectos del dolo o de la culpa grave, lo cual repugna a la naturaleza de las disposicio- nes que regulan esta materia. En efecto, cualquiera que fuere el monto establecido, lo cierto es que éste podria ser superior 0 inferior al dafio causado, y en ambas situaciones se dejaria de dar estricta y cabal aplicacin a la ley que ordena reparar el dano realmente producido. En muchos casos no se ajustaria a derecho un pacto que regula anticipadamente los efectos de un hecho ilicito. Numerosas otras razones confluyen para creerlo asi, entre otras, el hecho de que si el autor del dafio estimara que conviene a sus intereses pagar el perjuicio en funcién del provecho que obtiene al provocarlo, indirectamente se estaria incitando a las personas a infringir la ley. Lo anterior sera exa- minado mas detalladamente a propésito de las clausulas de irresponsabilidad o que atemtan la responsabilidad. 12. La responsabilidad civil esta regulada en nuestra ley a propésito del efecto de las obligaciones, Titulo XII del Cédigo Civil. La responsabilidad delictual y cuasidelictual esta regulada en el Titulo XXXV del mismo cuerpo legal. 13. El plazo de prescripcién ordinaria, traténdose de la res- ponsabilidad contractual, es de cinco afios y se cuenta desde el dia en que la obligacion se ha hecho exigible (articulos 2514 y 2515 del Cédigo Civil). Esta prescripcién se interrumpe civil y naturalmente, sea por demanda judicial 0 por reconocimiento del deudor de la obligacion contraida en forma expresa 0 taci- tamente. De la misma manera, ella se suspende en favor de las personas enumeradas en los nuimeros 1° y 2° del articulo 2509, DE LA RESPONSABILIDAD 31 pero transcurridos diez aos “no se tomaran en cuenta las sus- pensiones mencionadas en el inciso precedente” (articulos 2518 y 2520). El plazo de prescripcién traténdose de la responsabili- dad delictual y cuasidelictual es de cuatro anos (articulo 2332), que se cuentan desde la “perpetracién del acto”. Lo anterior debe entenderse, como se explicara mas adelante, desde el momento en que concurren todos los elementos que configu- ran el ilfcito civil. Esta prescripcién de corto tiempo se inte- rrumpe ya sea natural o civilmente en los mismos casos antes mencionados respecto de las acciones que nacen de la respon- sabilidad contractual, pero, a diferencia de ellas, la prescrip- ci6n no se suspende en favor de las personas enumeradas en el articulo 2509 del Codigo Civil, en virtud de lo previsto en el articulo 2524. Cabe recordar que sobre este punto —suspensién de la prescripcién- no existe en el Titulo XXXV del Cédigo Civil norma ninguna que altere la regla enunciada en el men- cionado articulo 2524. 14. La responsabilidad contractual, cuando ella concurre con la responsabilidad delictual 0 cuasidelictual, prevalece so- bre esta tiltima. En otras palabras, puede suceder que el incum- plimiento -sea doloso 0 culpable- constituya un delito o cuasi- delito civil. Tal ocurrira, por ejemplo, cuando siendo el incumplimiento doloso y causando dano, pueda el actor pro- bar la mala fe y reclamar indemnizacién en razén del ilicito civil. Sin embargo, la doctrina y la jurisprudencia han rechaza- do el llamado cémulo u opcién de responsabilidad, entendien- do que el acreedor slo puede reclamar la responsabilidad con- tractual. Para llegar a esta conclusidn basta con sefialar que si las partes han establecido el estatuto juridico al cual someteran sus relaciones juridicas, no pueden desentenderse de él, optan- do por uno diferente (el estatuto de la responsabilidad delic- tual). Si se aceptara el cimulo u opcién de responsabilidad, el acreedor estaria obligado a probar la culpa (siempre estara obligado a probar el dolo, salvo que éste se presuma por dispo- sicién legal), pero el deudor responderia -se dice- de cual- quier grado de culpa. Aun cuando no es éste precisamente nuestro parecer, admitimos que si el deudor en el contrato responde de culpa grave, podria el acreedor hacerlo responder de culpa leve 0 levisima sometiéndose a las reglas de la respon- 32 RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL sabilidad cuasidelictual. Como es evidente, en este evento, se estaria vulnerando la convencién y alterando el deber de con- ducta (obligacién) asumido por el deudor. De aqui que se re- chace el cumulo de responsabilidad y se obligue al acreedor de una obligacién contractual a someterse al estatuto juridico de dicha responsabilidad. 15. No existe accién popular de cardcter contractual, el tinico que puede perseguir este tipo de reparacion es el titular del derecho subjetivo que creé el contrato, sus cesionarios 0 sus herederos. Excepcionalmente hay accién popular de carac- ter delictual y cuasidelictual. El articulo 2333 del C.C. establece que “por regla general, se concede accién popular en todos los casos de dafo contingente que por imprudencia o negligencia de alguien amenace a personas indeterminadas; pero si el daiio amenazare solamente a personas determinadas, sélo alguna de éstas podra intentar la accién”. Notese en este caso que el dafio esta representado por el solo riesgo que se trata de evitar y no por un perjuicio real. El articulo 2334 agrega que “si las accio- nes populares a que dan derecho los articulos precedentes, parecieren fundadas, sera el actor indemnizado de todas las costas de la accién, y se le pagar lo que valgan el tiempo y la diligencia empleados en ella, sin perjuicio de la remuneraci6n especifica que conceda la ley en casos determinados”. De lo dicho se sigue que si una persona observa, por ejemplo, la existencia de un letrero publicitario que amenaza desprender- se, puede, en raz6n del riesgo que ello representa, iniciar una acci6n judicial contra el propietario, ejerciendo la accion po- pular instituida en la ley. Este tipo de acciones puede, en el dia de hoy, hacerse extensivo a todos los riesgos ecolégicos que rodean la vida moderna, persiguiendo a los responsables de la manera indicada. 16. Del andlisis anterior se sigue que la responsabilidad con- tractual no se extiende jamas a situaciones de riesgo, como las anteriormente descritas a propdsito de las acciones populares, salvo cuando se trata de la caducidad del plazo (articulo 1496 del Cédigo Civil). Pero en este evento lo que ocurre es que la obligacién se hace exigible y si ella se cumple, desaparecera el riesgo como fundamento de la responsabilidad contractual.

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