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v 10S HYOS DE LA MALINCHE LA EXTRANEZA que provoca nuestro hermetismo ha czcao a leyenda del mexieano, er insondabe, Nueszo recelo provoca el ajeno. 8 nuestra cortesia ate, nbestra reserva hiela ¥ las inesperadas violencias que nos desga- ‘an 4 eiplendor convo o sclene de ess esas, el cuto ala muerte, acsban por desconceras al exrarje fot ta Sensacién que castnos no es divers a que producen los orientales, También ellos, chinos, indosta- ton 0 fraes, son hermes inesiables, Tambien Glos anasean en ana un pasado tava vo, Hay un mtr exo como bry um miter ama y 30 negro, El contenido concreto de esas representacio- nies depende de cada espectador. Pero todos coinciden En acre de nos ua imagen abiga, cuando co enacts: ao somos gets ei Y as como nuestros slencios son imprevisibes, i Peados Tciony lesa, comen y amor Se tgcapae fencl fondo de nuestra mirida. Atraemos y repelemos. Noes dificil comprencer los origenes de esta actitud Para un europeo, México es un pals al margen de la 7 Trad moet, desesen de mies segs y de mes son celon cn po esc eames Ose 88 Historia universal. ¥ todo To que se encuentra alejado Gel centro de la sociedad aparece como extrafto ¢ impe- Setable, Los campesinos, remotos,ligeramente arcaicos Brel vestiy el hablar, parcos, amantes de expresarse en Formas y formulas tradicionales, ejercen siempre una fascinacién sobre el hombre urbano. En todas partes Tepresentan el elemento mis antiguo y secrcto de la Sociedad. Para todos, excepto para ellos mismos, encar- an fo oculto, lo escondido y que no se entrega sino di- Rallmente, zesoro eiterrado, cspiga que madnea en las bntrafas terrestres, vieja sabduria escondida entre los pliegues de la tierra TEs mujer, otro de los seres que viven apare, también cs figura enigmatica, Mejor dicho, es el Enigma. A seme janzd del hombre de raza o nacionalidad extrafa, inci Mrepele. Bs la imagen de la fecundidad, pero asimismo Jee muerte. En casi todas las calturas las diosas de la reaciGn son también deidades de destruccién. Cita vi iente de la extrafieza del universo y de su radical hete- Togeneidad, la mujer gsconde la muerte o la vide, gen ‘Que piensa, zplensa acaso?, sente de veras, ge ial 4 SGectros? Bi sadismo se inicia como venganza ante el hhenmetismo femenino o como tentativa desesperada para obtener una respuesta de un cuerpo que femerDos Fisensible. Porque, como dice Luis Cemuda, “el deseo ‘Ge una pregunta cuya respursta no existe”s. A pesar de Sh desnuder —redonda, plena— cn las formas de le ‘mujer siempre hay algo que desvelar: Bea y Cipris concentran el misterio del corazén del mindo®. 7 cas del pam "No deca abbas” de a secon TY, "os place es malice ce ba vealed of deseo Ge pot expt La Cor niga SOE 1963) te Lats del poems. de nubén Das (1867-1916 sonccido cond Caine, ele Cove de eur" Je Cantos de ida =~ ‘aea(I903) © ara Rubén Darfo, como para todos los grandes poc- tas, a mujer no es solamente un instrumento de conoc miento, sino el conocimiento mismo. El conocimiento {que no posecremos nunca, Ia suma de nuestra definitiva, ignorancia: el misterio supremo. Es notable que nuestras representaciones de la clase ‘obrera no estén teriidas de sentimientos parecidos, a pesar de que también vive alejada del centro de la socie~ dad —inclusive fisicamente, recluida en barrios y ciuda- ddes especiales. Cuando un novelists contemporineo introduce un personaje que simboliza la salud o la des- truccién, la ferilidad © la muerte, no escoge, como podsla esperarse, a un obrero que enciesra en stu figura fa muene de la vieja sociedad y el nacimiento de ot. D.H. Lawrence, que es uno de los crticos mis violentos y profundos del mundo moderno, describe en casi todas us obras las virtudes que harfan del hombre fragmenta fio de nuestros dias un hombre de verdad, dueio de uuna visiGn total del mundo. Para encarnar esas virtudes crea personajes de razas antiguas y no-europeas. O in- tenta la figura de Mellors, un guardabosque, un hijo de da tierras. Es posible que la infancia de Lawrence, trans- ccurrida entre las minas de carbon inglesas, explique esta dcliberada ausencia, Es sabido que decestaba alos obre- fos tanto como a los burgueses. Pero zcomo explicar ‘que en todas las grandes novelas revolucionarias tampo- ‘co aparezcan los prolearios como héroes, sino como onde? En todas ellas el héroe es siempre el aventurero, cl intelectual 0 el revolucionario profesional. Et hombre parte, que ha renunciado a su clase, 2 u origen oa su ‘pata, Herencia del romanticismo, sin duda, que hace del héroe un ser antisocal. Adem, el obrero es dema- siado reciente. ¥ se parece a sus sefiores: todos son hi- jos de la miquina, 4 Serefere a Olver Melos, personae de DH, Lrmence ens cf leore novela Bloated tad) Chatrky 0923). 90 El obrero modemo carece de individualidad. La clase ‘es mis fuerte que el individuo y Ja persona se disuelve fen lo genérico, Porque esa es la primera y mis grave ‘mutilacién que sufre el hombre al convertirse en asala~ ‘ado industrial, El capitalismo lo despoja de su naturale- za humana —lo que n0 ocumi6 con el siervo— puesto ‘que reduce todo su sera fuerza de trabajo, transformin- lo por este solo hecho en objeto. ¥ como a todos ios Objetos, en mercancia, en cosa susceptible de compra y Venta, Elobrere pierde, bruseamente y por iaz6n misma Ge su estado social, tada relacién humana y concreta ‘con el mundo: ni son suyos los diles que empiea, ni es suyo el fruto de su esfuerzo. Ni siquieta lo ve. En reali dad no es un obrero, puesto que no hace obras 0:90 tie- ne conciencia de las que hace, perdido en un aspecto de la producciéa. Es un tabajador, nombre abstracto, ‘que no designa una tarea determinads, sino una funcion, ‘Asi, no lo distingue de los ovos hombres su obra, como, lacontece con el médico, el ingeniero o el carpintero. La ‘bstraccién que Io ealifiea —el trabajo medido en tiem- po no lo separa, sino lo liga 2 otras abstracciones. De ahi [53 ausencia de mnisterio, de problematicidad, su transpa- rencia, que no es diversi 2 la de cualquier instrumento. La complejidad de a sociedad contemporinea y la cespecializacion que requiere el trabajo extienden la con- icin abstracta del obrero a otros grupos sociales. Vi ‘vimos en un mundo de técnicos, se dice, A pesar de las diferencias de salarios y de rivel de vida, la situacion de festos téenicos no difiere esencialmenre de la de los ‘obreros: también son asalarados y tampoco tienen con- ‘Gencia de la obra que realizan. Bl gobierno de los técni- 08, ideal de la sociedad cortemporiinea, seria asi el go- biemo de los intrumentos. La funcion sustitiris al fin; el rmedio, al creador, La sociedad marcharia con eficacia, pero sin rumbo. ¥ la repeticiGn del mismo gesto, distin- tiva de le maquina, levarfa 2 una forma desconocide de Ja inmovilidad: la del mecarismo que avanza de ningu- ‘ma parte hacia ningsn lado. on Los regimenes rotalitirios 20 han hecho sino exten- der y generalizar, por medio de la fuerza 0 de la propa- ganda, esta condicién. Todos los hombres sometidos a su imperio la padecen. En cierto sentido se wala de una ‘wansposicién a Ia esfera social y politica de los sistemas ‘econdmicos del captialiamo. La produccion en masa se lograa través de la confecciOn de piezas suelias que lue- go se unen en talleres especiales. La propaganda y la aceién politica toraitaria —asi como el terror Ia repce- si6n-— obedecen al mismo sistema. La propaganda di- unde verdades incompletas, en serie y por piczas sucl- tas. Mas tarde esos fragmentos se organizan y se con vieten en teorias poltieas, verdades absolutas para las ‘masa. El terror obedece al mismo principio, la persecu- ‘cién comienza contra grupos aislados —razas, clases, disidemtes, sospechosos—, hasta que gradualmente al- ccanza a todos. Al iniciase, una pante del pueblo con- templa con indiferencia el exterminio de otros grupos sociales 0 contribuye 4 su persecucién, pues se exaspe- san los odios internios. Todos se vuelven cSmplices ¥ el sentimiento de culpa se extiende a toda la sociedad, El terror se generaliza: ya no hay sino persecutores y per- seguides. El persecutor, por otra parte, se transforma ‘nly ficilinente en perseguido. Basta una vuelta de la ‘maquina politica. Y nadie escapa a esta dialécica feroz, ‘i los dirigentes. BL mundo del terror, como el de la produccién en setie, ¢s un mundo de cosas, de dtiles. (De abt la vani- dad de Ia disputa sobre la Validez historica del terror ‘modemo.) ¥ los stiles nunca son misteriosos © enigma cos, pues el misteno proviene de la indeterminacién del set 0 del objeto que lo contiene. Ua anillo misterio- 0 se desprende inmedistamente del género anillo, ad quiere vida propia, deja de ser un objeto. En su forma yace, escondida, pres a sata, la sorpresa, El misterio ‘es una fuerza o una virtud oculta, que no nos obedece y que no sabemos a qué hora y céino va a manifestarse Pero los Giles no esconden nada, no nos pregunian oy ida y nada nos sesponden. Sc inequivocos y wanspa- fentes, Meras prolongaciones de muestra anos, 00 posccn ms vid que le que nesta volunad les oor. Ks siren; luego, gastados, eos, lo amojamos 8 festa costo deta basa, al cementeso de auiom6- Wiles, al campo de concentcién, © los cambiamos & rusts slados 0 enemigos pet ous obits. “fodas nesta facultades,y tambien todos Avestos defectos, se oponen sexta concepcin del trabajo como tsfuerzo imperrona,repeiio en guales V vats por Glones de tempol lentid y cadado en la tres, el mor por I obra y por cada uno de los dexales que la omponen, cl bust gust, into ya a fuerza de ser irrencia atlenaia. So fabriames productos en sexe, sobresalnos en late difelexquisko e inl de vesie Pulgus. Lo que no quiere deck que el mexicano sea Incapas de converte en fo ques lan un buen cbre to fodo es cuestion de tiempo, ¥ nada, excep un Gio iste ca ven le reno & pena Iipedid que el texicano deje de ser un problema, Un Senin, yee conve & na sortaceen mas ‘Micra lege ese moment, que rexveel —anigu- Lindolae tos nuestra coneadicclones, debo seal (Ue lo exrardinaio de nacstasituaclonresice en que To solamente somos enlgmiticos ante los exo, ino fe nosogos mismos. Ua aveaicano e# un problema Siempre, para otro mexicano y para sf mismo, Ahore then, nada id simple que rducir todo el compleo frupo de aciticles que nos eauceriza —y en expecta EE que consist en ser un problema para nosottos mis thot fo que se peda amar ota de Srv, por Tip pemeemle tne tle age So raietab ame mresmer ss Ee aca eas Steet ean saeco ee Sam ane goes Sesrer baamarane tat irae ae ener 8 ‘oposiciin no solamente a a *moral de sefor’, sino a la ‘oral moderna, proletart 0 burguesa, Ta desconfianza, el disimulo, la reserva conés que ‘Gerra el paso al extano, i ironia, todas, en fin, las osc Taciones psiquicas con que al eludir la mirada ajena nos ‘eludims a nosotros mismos, son rasgos de gente domi- nada que teme y que firge frente al sefor. Es revelador ‘que muesim intimidad firs aflore de manera natura, Sn ef acieate de Ia fess, ef alcolol o ls muene. Es: ‘lavas, siervos y razas sometidas se presentan siempre ‘ecabiertos por una méscara, sonriente 0 adusta. ¥ dni- camente a sola, en los grandes momentos, se areven a -manifestatse fal como son. Todas sus relaciones estin envenenadss por el miedo y el recelo. Miedo a} senor, recelo ante sus iguales. Cada uno olsserva al otro, por (que cada compatiero puede ser también un traidor. Para sili de sf mismo el siewvo necesita saltar barreas, em- briagarse, olvidar su condicion, Vivi a solas, sin test- ‘0s. Solamente en la soledad se atreve aser. Ta indudable analogia que se observa entre cienas de muestras acinudes y las de los grupos sometidos al poder de un amo, una casta 0 un Estado extrafo, podtia fesolverse en esta aflrmciOn: el caricrer de los mexica- nos es un producso de las crcunstuncias sociales impe- antes en Auestto als; historia de bféxico, que es la historia de esas cltconsancias, contiene la respuesta 2 todas las preguntas, La situacion del pueblo durante ef periodo colonial seria as la rate de moestra actitud cerra- da e inestable. Nuestra historia como nacion indepen- dente contribuiia también a peepetuar y hacer mas neta festa psicologia servi, puesto que ao hemos logrado ‘suptimis la miseria popular al las exasperantes diferen- ‘its sociales, a pesar de siglo y medio de luchas y expe- riencias constitucionales. E] empleo de la violencia como recurso dialéctico, los abusos de autoridad de fos poderosos —vicio que no ha desaparecido todavie— y finalmente el escepticisno y la resignacion del pueblo, hoy mis visibles que nunca del 4 itunes posrevoluconarts,completaran eta explice ae pos ias, comple eli tea de interpreacines como le que scabo de bosquejar reside, precsamene, on si smplickad Nuestra actu ante lav no etd condicionacs por los hechos hiséricos, al menos dela manera riguosa con «que el mondo de la mecinic, ia velecidad 0 i race thin de un proyeatl se encucaa determioads por un Sonjunto de fattores Conocidos Nurs ult al pe es un faeior que nunca aesbsremos de conocer tinct, ps cmt deri on Gas cansantes de sb ser tnbien x hsona, Quiet dear, los hechos hisrioe no son nada ts hechoo, Sino que etn tefidos de uankad, eto es de Peo. biematicdad, Timpoco son el nero resultado de ows fechas, que los eausan, sino de una votuntad singular, capaz de reir dentro de cero limites su italia Lt historia no es un mecaniemo y las inflvencias cote los diverss componentes de un hatho histonco son eee proas, com lantas veces se ha dicho. Lo que dating 2 un hecho histédco de los ots hecios & su carder hitéric. Osea, que ex por simiamo yen sf mimo ura Unidad iecucsble a ots, Imeductle ¢ Insepanble Un hecho histrico noes la sua de Tes Hamas factor res dela histor, sino une relied insoluble Las c= Sunstancas istxess explcan nvesuo carketer en la tregida que nuestro carder tambien las explicn2 ela Abas roo, For eo expen pur tmente histrea ex neuficiente lo que no equnate & decir que sea falsa. spe ne eae asia una obsewacién pant reducr asus verdadenas proporciones i anaogia ene Is moral de los seroe y EE nus as reaciones habiiles del mexicano. no son prvatvas de una clase rte o grupo ablado, chs tuaclon de tfeiordad. Tao case fas también se Ce tran al mundo exterior ytambiGs se despa cada ez Aue inetaa abgise- Se wats de ue acted que iebasa His cieunsancis histneas, aunque se sive Ge ells 95, para manifestarse y se modifica a su contacto, El mexi- ‘cano, como todos Jos hombres, al servise de las cit_ CCunstancias las conviere en materia plastica y se Runde a cllas Al esculpirias, se esculpe, ron nib. Posbldentiicar meso earcter cone de 8 grpos sometidos, umpoco lo es negar su parentes- co. En ambas situaciones el individuo y el grupo luchan, simultinea y contradictoriamente, por ocultarse y reve™ larse. Mas una diferenca nos separa. Siervos, crados O ruzas viewmas de un poder extraio cualquiera Clos ne- {0s noesmericanos, por ejemplo), ensablan un com Date con una realidad concreta. Nosottes, en cambio, hi- chamos con entidades imaginarias, vesigios del pasado © fantasmas engendracos por nosotros mismos. Boe fantasmas y vestgios son reales, al menos para nosotros, Su realidad es de un orden sui y atroz, porque es una realcad fanuasmagorica. Son imocables © invencibies, ya que no estin fuera de nosotros, sino en nosotros mis tos. Bn la hucha que sostiene contra ellos auestra volun tad de ses, eventan con un abado secreto y poderose: ‘nuestro miedo a ser. Porque todo lo que es el mexicano actual, como se ha visto, puede reducirse a esto: el me ican no quiere 0 no se axreve a ser €l mismo. En muchos casos estos fantasmas son vestigios de realidades pasadas. Se riginaron en la Conquista, en la Colonia, en la Independencia o en las guerras sosteni- las contra yanquis y franceses. Otros reflejan restos ‘problemas actuales, pero de una manera indirecta, es. ‘condiendo o disfrazande su verdadera naturalera. no es extraordinario que, desaparecidas las causas, persis tan los efectos? Z¥ que Ins efectos oculten a las cause? En esia esfera es imposible escindir enusas y efectos. En realidad, no hay causas y efectos, sino un complejo de Feacciones y tendencias que se penetran mutuamiente, 4a persistencia de ciertas acimades y la liberad e inde” erench que stumen fete a as Eau cu fas. ot. ‘naron conduce a estudiarlas en la came viva de! presen fey no en los texzos histéricos. 96 ee En suma, la historia podré esclarecer el origen de ‘muchos de ‘nuestros fantasmas, pero no los disipard. Sélo nosotros podemos enfrentarnos a ellos. O dicho {de otro modo: la historia nos ayuda a comprender cler- tos rasgos de nuestro carictes, a condicion de que sea- mos capaces de aislarlos y denunciarios previamente, Nosouos somas los dnicos que pademos contesiar a fas preguntas que nos hacen la realidad y nuestro pro- pio ser EN NUESTRO Jenguaje diario hay un grupo de pala bras prohibidas, secrets, sin contenido claro, ¥ a cuya imigica ambigdedad confiamos la expresién de las mis brutales 0 sutlles de nuesiras emociones y reacciones, Palabras malditas, que s6lo pronunciamos en vez ata cuando no somes duehos Ge nosouos mismos, Con fuusamente reflejan nuestra intimidad: las explosiones de ‘nuestra vitlidad las iuminan y las depresiones de nves- tno dnimo las oscurecen. Lenguaje sagrado, como el de Jos nlfios, la poesia y las secas, Cada letra y cada silaba fescin animadas de una vida doble, al mismo tiempo luminosa y oscura, que nos revela y ocults, Palabras que no dicen nada y dicen todo. Los adolescentes, cuando quieren presumir de hombres, las pronuncian con voz ronca, las repiten las sefioras, a para significa su liber tad de espiris, ya para mostiar la verdad de aus sent mientos. Pues estas palabras son definitivas, categéricas, a pesar de su ambigiedad y dela facilidad con que var tia su significado. Son las malas palabras, tinico lenguaje vivo en un mundo de vocablos anémicos. La poesta al alcance de todos, ‘Cada pafs ticne la suya. Ba la nuestra, en sus breves yy desgarradas, agresivas, chispeantes silabas, parecidas 4a momentinea luz que arroj el cuchillo cuando se le ‘descarga contra un cuespo opaco y duro, se condensan, todos nuestros apetitos, nuestas ias, questros entusias- ‘mos y 10s anhelos que pelean en nuestro fondo, inex. presados. isa palabra es nuesto santo y seha. Por ella y 7 fen ella nos reconocemos entre exirafios y a ella acudi- mos cada vez que aflora a nuestros labios 1a condicién de nuestro ser, Conoceria, usarla, arrojandola al aire ‘como un juguete vistoso o haciéndola vibrar como un arma afilad, es una manera de afirmar nuestra mexica- nidad. “Todd la angustiosa tension que nos hsbita se expresa fen una frase que n08 viene a lz boca cuando la cblera la alegria o el entusiasme os llevan a exaltar nuestra ondicion de mexicanos: {Viva México, hijos de la Chin- {adal Verdadero gnio de guerra, cargado de una electr- Cidad particular, esta frase es un reto y una afirmacién, tun disparo, dirigido contra un enemigo imaginario, y tuna explosiéa en el alre. Nuevamente, con cierta patéti- ‘cay plistica fatalidad, se presenta la imagen del cohete ue Sube al clelo, se dispersa en chispas y cac oscura- mente. © la del aullido en que terminan nuestras can- Giones, y que posee lx misma ambigua tesonancia: ale~ Bria rencorosa, desgarrada afirmacién que se abre el pe- cho y se consume asi misma. ‘Gon ese grito, que es de rigor gritar cada 15 de sep- Llembre, aniversario de la Independencia, nos afirma- mos y alirmamos a nuestra patria, frente, contra y a pe- sar de los demés. 2¥ quiénes son los demés? Los demés son les “hijos de la Chingada’ os extranjeros, los malos mexicanos, nuesitos enemigos, nuestros rvales. En todo £280, os “ott0s", Esto es, todos aquellos que no son 10 ‘que nosotros somos. Y esos otros no se definen sino en cuanto ij de unt mace tn indeterminads vagn como ellos mismos. ‘Quién es la Chingad? Ante todo, es la Madre, No una. Madre de carne y hueso, siao una figura mitica. La Chin- gaca es una de las representacines mesicanas de la Ma- ternidad, como Ia lorona o la "sufrida madre” mexicana que fesejamos el diez de mayo. [a Chingada es la madre {que ha sufrido, metaforia o realmente, I2 acciin corrosi- {fv e infamante implicia en el verbo que le da nombre. ‘Wale la pena desenerse en el significado de esta vou 98 En la Anargseta do! longuaje en la América Epa. ‘ola, Dasio Rubio cxamina el origen de esta palabra y ‘emumera las signficaciones que le prestan casi todos los ‘pueblos hispanoamericanost, Es probable su proceden- ia azteca: chingase es xinachil (Semilla de horaliza) Suan (aguarelfermentade)-La vou y sus dervades se san en casi toda América y en algunas regiones de Espaiia, asociados las bebidas, alcohdlicas © no: chin- sgaste son los residuos 0 heoes gue quecan en el vaso, ‘En Guatemala y El Salvador; en Oaxaca? llaman chings” ios a los restos del café; en todo México se llama chi gucre —o, sigificaivament, piguete— al alcoho; en Chile, Fert y Ecuador la cuingana es la aera; en Espata chinga equivale a beber mucho, a embriagase yy €a Cuba, un chinguist es un trago de alcohol ‘Chingar tambien implica la idea de fracas. En Chile y Argentina se chinga un petardo, “cuando no revienta, 4 frusta o sae falldo’. Vlas empresas que facasan, ls estas que se aguan, las acciones que no llegan a su tér- mino, se chingan. En Colombia, chingarse es lievarse un ‘chasco. Bn el Plaia un vestido desparrado es un vestido ‘chingado. En cast todas partes chingarse es salt but 4, facasar. Chingar, asmismo, se emplea en algunas pitts de Sudaménca como andnimo de molestar,zahe- Fr, burs. Be un verbo agresvo, como puede verse por todas estas significaciones: descolar alos animales, inc taro horgar ales gallos, chungueas, chasqueas, perjud- ‘car, echa a perder, ruta ‘En México los signiicados de la palabra son ionume- rables, Es una vor magica. Basta un cambio de tono, luna inflexion apenas, para que el sentido vare. Hay tan- tos. matices como “entonaciones: tantos.significados como seniimisntos. Se pueds ser un chingon, un Gran Chingén (en los negocios, en In politica, en el crimen, ‘paz oka de Dario nub, énangte def enguape en ta América ‘epg Meso, Confaseaion Olera Mexlena, 1925 ‘Stade mexicano a ur del Dict Peer ‘con las mujeres), un chingaquedito (silencioso, disimu- lado, urdiendo tramas en la sombra, avanzando cauto para'dar el mazaz0), un chingoncito. Pero la pluralidad {de significaciones no impide que la idea de agresién en todos sus grados, desde el simple de incomodar, picar, zaherir, hasta el de violar, desgarrar y matar— se presente siempre como significado dltimo. Bl verbo de- fom violencia de si mismo ypenetar pot a fuera en otro. ¥ también, heri, rasgar,violar —cuerpos, al- mas, objetos—, destruit. Cuando algo se rompe, deci- ‘mos: "Se ching®.” Cuando alguien ejecuta un acto des- rmesurado y contra las reglas, comentamos: “Hizo una cchingadera, 1a idea de romper y de abrir reaparece en casi todas las expresiones. La voz est tenida de sexualidad, pero no es sindnima del acto sexual; se puede chingar'a una inujer sin poseerla, ¥ cuardo se alude al acto sexual, la violacién 0 el engailo le prestan un matiz particular. El {gue chinga jams Io hace con el consentimiento de la chingada. En suma, chingar es hacer violencia sobre ‘otro. FS un verbo masculino, activo, emuel: pica, hiere, ‘desgacza, mancha. Y provoca una amarga, resentida sa- tisfucci6n en el que lo elecata, Lo chingado es lo pasivo, lo inerte y abierto, por oposicion a lo que chinga, que es activo, agresivo y cerrado, El chingon es el macho, el que abre. La chinga- da la hembra, la pasividad pura, inerme ante el exterior. 1a relaci6n entre ambos es violenta, determinada por el poder cinico del primero y [a impotencia de la otra. La Idea de violacién rige oscuramente todos los significa- dos, La dialgctica de “lo cerrado” y “lo abiento” se cum- ple asi con precision casi feroz. El poder migico de la palabra se intensifica por su ‘caricier prohibido. Nadie la dice en pablico. Solamente ‘un exceso de célera, una emocion o el entusiasmo del- ante jusifican su expresién franca. Es una vou que sélo se oye enire hombres, o en las grandes fiestas, al grtar- Ja, rompemos un velo de pudor, de silencio 0 de hipo- 100 ieee cresia. Nos manifestamas tales como somos de verdad, las malas palabras hierven en nuestro interior, como Flerven nuestros sentimientos, Cuando salen, 1o hacen brusca, brutalmente, en forma de alarido, de reto, de ‘ofensa, Son proyecilles o cuchilos. Desgatran, Tos espanoles también abusan de las expresiones fuentes, Frente 2 ellos el mexicano es singularmente pul cro. Pero mientras los espanoles se complacen en lz Dlasfemia y la eseatologia, nosotros nos especializamas cena crueldad y el sadssmo. Hlespanol es simple: Insulta ‘2 Dios porque cree en él, La blasfemis, dice Machado, cs una oracién al revést. El olacer que experimentan muchos espafoies, incluso algunos de sus més altos ‘poetas, al aludir a los detrtos y mezelar la mierda con to Sagrado se parece un poco al de los ninios que juegan ‘con lodo, Hay, ademas del resentimiento, el gusto por fos contrastes, que ha engendrado el estilo barroco y et dramatismo de la gran pinture espaftola, Sélo un espa- fol puede hablar con autoridad de Onan y Don Juan. Tn las expsesiones mesicanas, por el contratio, no se adviene la dualidad espafiola simbolizada por la oposi- ‘i6n de Io real y Io ideal, los misticos y los picaros, el ‘Quevedor finebre y el escatelogico, sino la dicotomta entre lo cerrado y Io abiento. £1 verbo chingar indica el triunfo de lo cerrado, del macho, del fuerce, sobre lo abieno, ‘La palabra chingar, con todas estas miitiples sigaifi- ceaciones, define gran parte de nuesiea vida y califica fnuestras selaciones con el resto de nuestros amigos y compatrioms. Para el mexicaro la vida es una posibil- Hay basforia.. que se eca enoxacin’, es de as seten- ciag de foun de Marcon sao aplfo de Antosio Machado. Serer a bic yl peconaetegendar espatl, Inmoraitado en Lis cess de To Ge Moin burlador de Soa) ‘ose Zona (Ban an Tenor Teeteere a Pnctco de Quovedo y Viegas (1580-1645), es tory poet expats! del Sig de Oro, 101 ‘dad de chingar 0 de sex chingado. Bs decir, de humlag, ‘astigtr y ofender. O a lt inversa. Esta concepcién de la ‘ida social como combate engendra fatalmente a divi- sion de Ia sociedad en fueres y débiles. Los fueres los chingones sin escripulos, duros ¢ inexorables— ‘se rodean de fideidades arcientes ¢ interesadas, El se. ‘ullismo ante fos poderosos —especialmente entre la cas ta de los “polices, esto es, de los profesionales de los negocios publics. es wna cle Ine deplewables conse ‘cuencias de esta sinuaciSn. Ot, no menos degradante, fs lx achesi6 a las personas y no 2 los principios. Con Srecvencia nuetros palices confundea les ‘negocios blioos con los privadss. No importa. Su riqueaa 0 93 influencia en la adininistracion les permite sostenes una ‘mesnada que el pueblo llama, muy atinadamente, de “lambiscones’ (de lame. El verbo chingar —raligno, Sg yjuguetén como un animal de presa— engendra muchas expresiones que hhacen de nuestro mundo una selva: hay dgres en 10s, negocios, Sguilas en las escuelas o en los presidos,leo- ries con fos amigos. soborno se llama "morder", Los bburécratas roen Sus huesos (los empleos pablicos). ¥ en ‘un mundo de chingones, de relaciones duras, presididas| por la violeneta y el recelo, en el que nadie se bre ni se Tay todos quieren chingar, las Kea y el trabajo cuen- tan poco. Lo nico que vale es fa homibia, el valor per sonal, eapaz de imponese, 1a voz tiene ademts ovo significado, més restringi- do. Cuando decimos “vete a la Chingada”, enviamos 3 nuestro interlocutor a un espacio lejano, vago e indeter- minado. Al pais de las cosas rots, gastadas. Pais gris, que no esti en ninguna parte, inmenso y vacio, Y 90) Solo por simple asoeiacwin fonéties lo comparamos a la (China, que es tarabién inmensa y remota. La Chingada, a fuerza de uso, de signficacionee eontraias y del roce {de labios coléricos o entuslasmados, acaba por gastarse, agotar sus contenidos y desaparecer. Es una palabra hhueca. No quiere decir nada. Es fa Nada 102 De dc dn one eee a onc a Seeder naar een antes Sisal atin Si tn as Hees tantra iin ete eg” peso SekG eaeg e ee ft ae eae a a i ee a ines Scene ell Peele Geecy etree Iujer, aun la que se da voluntaramente, es desparrada, Rigas Shee imeem wroalice mes eminence pao nec herh Sentech SS ahha Lawes mete aves tecriche amu Hang Sr mae connate ace gee EX SSG end es Sp ape) Sc det ake Ee ce ee na eis et eae oath Te ger ecb art Seis Reale each Seles heres He nS SET eR anc wn 4 go strep ft ma {cde eats depen del abo rnc ‘slr ponies Bl mestne ncere em mons ney cova A condenatise sa smisna fais lense Seinen mle cian emscrn pas entre concep nt cans ob hag i Canny tin pene re ‘Spada ia ogc, en Sb, egy de 20 Rion saga 103 ngustia, empez6 el dia en que nos desprendimos del mibito materno y caimos en un mundo extrafio y host. Hemos caido; y esta cida, este sabernos caidas, 208 vuelve culpables, De qué De un delto sin nombre: el haber nacido. Estos servimientos son comunes a todos Jos hombres y no hay en ellos nada que sea especifica- ‘mente mexicano; ast pues, no se tata de repetir una lescripcién que ya ha sido hecha muchas veces, sino de aislar algunos rasgos y emociones que iluminan con una luz particular la condici6o universal del hombre. En todas las civlizecones la imagen del Dios Padre apenas destrona a las divinidades femeninas —

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