You are on page 1of 254
NUEVA BIBLIOTECA ROMANICA HISPANICA Fundada y dirigida por Démaso Alonso, la Biblioteca Romdnica Hispénica ha acogido durante medio siglo lo mds y mejor de los estudios filolégicos. Por sus diversas colecciones (Aniologia Hispénica, Campo Abierto, Diccionarios, Estudios y Ensayos, Estudios Lin- gitisticos, Manuales y Textos) han transitado los grandes maestros del romanismo y el his- panismo, desde Ramén Menéndex Pidal (cuarenta atios ya de su muerte), Amado Alonso 0 Leo Spitzer, hasta Rafael Lapesa (conmemoramos whora el centenario de su nacimiento), Martin de Riquer, Emilio Alarcos Llorach (una década sin su presencia), Eugenio Coseriu 0 Fernando Lazaro Carreter. El catilogo es apabullante y supera con creces el millar de re~ “ferencias, Todas ellas, en su tiempo y a su manera, han comportado alguna contribucién al desarrollo de esas disciplinas humanisticas. Ademds, algunos libros han alcanzado la catego- ria de cimas en la bibliografia de lingitistica y de critica literaria, La fidelidad de sucesivas generaciones de lectoresy adeptos asi lo ha sancionado. Deudores o no de su época y de la co- triense que siguieron en su dia (desde la estilistica hasta el estructuralismo), hoy nadie pone en duda que Poesia espaiiola, Historia de la lengua espafiola, Mis paginas preferidas, Diccionario de términos filolégicos, Géngora y cl «Polifemo» o Teoria literaria son cldsicos, y que como tales se leen y sé consultan y no requieren aditamentos. Su autoridad os indiscutible; sce vitalidad incuestionable. Loco atrevimiento seria querer empafiar esos textos con afiadidos de discipulos o especialistas bienintencionados; ni que decivse tiene que torpe empeito serfa también renunciar a ellos si fuera menester. Nace, ast, esta Nueva Biblioteca Romdnica Hispdnica (NBRH) con la decidida voluntad de reunir en una colecciGn tinica los textos mayores del romanismo y del hispanismo, for- men parte del catdlogo de Gredos 0 de otros fondos editoriales. Desde luego, la intencién primordial de la NBRH es poner en las manas del lector la crema de estas, con disposicién de pagina y diseiio de cubierta mds decorosos con los criterios ortotipogrdficos del siglo XXI. Poner, si el vino viejo en odves nuevos, siguiendo el consejo biblico tan querido por algunos de nuestros maestros fildlogos; pero también crear, incorporar savia buena a estos odres de la NBRH, si por esta entendemos nombres, preteridos o no, como los de H. J. Chaytor, Ulrich Leo, Juan Ferraté 0 Carlos-Peregrin Otero entre los primeres, y los de Maria Rosa Lida de Malkiel, Marcel Bataillon, Félix Martinex-Bonati o el mismisimo don Marcelino, cuya obra, selecta 0 completa, vaga hoy sometida a los axares de la mercancia de lance. En cualquier caso, no serd, 0 no sevd solo, la NBRH un badil de los recuerdos para attorantes. El gusto y la necesidad de la consulta siguen siendo un acicate para la ciencia filoldgica, que, a pesar de todas las sacudidas y trabas extraacadémicas, sigue avanzando en el nuevo milenio; por ello, es de todo punto imprescindible que la savia més reciente corra por esta colecci6n: la filologta de hoy tendrd también su espacio en la NBRH. Una coleccién, un pequetto mundo, para quienes todavia pasan las noches y los dias leyendo con deleite y con provecho algunos de los mejores libros sobre lengua y sobre literatura. HANS ROBERT JAUSS La historia de la literatura como provocacién PROLOGO DE DOMINGO RODENAS DE MOYA TRADUCCION DE JUAN GODO COSTA Y JOSE LUIS GIL ARISTU Fy EDITORIAL GREDOS, S. A. MADRID Titulo original alemén: Literaturgeschichte als Provokation. © Subrkamp Verlag, Frankfurt an Main, 1970. Todos los derechos reservados y gestionados por Suhrkamp Verlag, Berlin. © del prélogo: Domingo Rédenas de Moya, 2013, © dela traducién del protogo y los capitulos 1, 3 y 4: Juan Godo Costa, 1976; y della traduccién de los capitutos 2 y 5: José Luis Gil Aristu, 2000. Licencia otorgada por Grup Editorial 62, $.L.U., Ediciones Penfnsula, Peu de la Creu, 4, o800r Barcelona, © eprronsat cRuD08, §.., 2013. Lopez de Hoyos, 141 » 28002 Madrid. ww weditorialgredos.com Primera edicin en esta colecci6n: enero de 2013. REP. canno2g sn: 978-84-249-3666-2 DapOstro LEGAL: M. 39:89§-2012 Queda rigucosamente prohibida sin autorizaci6n por escrito del editor cualquier forma de reprodaccién, distribucién, comunicacién pablica 9 trensformacién de esta obra, que ser sometida a las sanciones establecidas por la ley. Pueden dirigirse a Cedeo (Centro Bspariol de Derechos Reprogeéficos, www cedro.org) si necesitan fotecopiar 0 escancar algtin fragmento de esta obra (weww.conlicencia.com; 91 702 1g 70/93 272 04 47). Todos os derechos reservados. yom CONTENIDO Hans Robert Jauss o el rescate de la historia desde la teorta, por Domingo Rédenas de Moya LA HISTORIA DE LA LITERATURA COMO PROVOCACION Prélogo ‘Tradici6n literaria y conciencia actual de la modernidad La réplica de la «Querelle des Anciens et des Modernes» en Schlegel y Schiller El fin del perfodo artistico. Aspectos de Ja revolucién literaria de Heine, Hugo y Stendhal La historia de la literatura como provocacién de la ciencia literaria Historia del arte ¢ historia general Indice onamédstico 21 25 79 ry 51 209 247 HANS ROBERT JAUSS O EL RESCATE DE LAHISTORIA DESDE LA TEORIA por DOMINGO RODENAS DE MOYA. Ala altura de 1967, cuando Hans Robert Jauss pronuncié Ja leccion inaugural de su cdtedra en la Universidad de Constanza, la historia de la literatura, como disciplina, tenfa todas las trazas de un cadaver decitnonénico. La mirada his- térica, en los estudios literarios, soportaba un alarmante descrédito. Por en- tonces, las sucesivas oleadas formalistas, empefiadas en subrayar el autotelis- mo del texto, en aislarlo de su productor, de su destinatario y del contexto de ambos en una obstinada operacién de deshistorizacién y objetivacién, habfan alcanzado su dltima expresién en el estructuralismo francés. Asentado en el dogma de que ni el autor ni el entorno sociohistérico tenian mucho que decir ala hora de analizar cientificamente una obra literaria, ésta quedaba reducida a un ejemplo de écriture, de escritura emancipada de cualquier ligazén con el mundo. Convertido en un artefacto verbal autosuficiente, el texto literario se ofrecia como objeto que escudrifiar, expuesto al desentrafiamiento de sus dis- positivos internos, de los mecanismos que componjan su estructura de fun- cionamiento, A Jauss esa situacién de los estudios literarios no le satisfacia en absoluto. Contaba entonces cuarenta y seis afios y tenfa a sus espaldas una sélida trayectoria académica. Licenciado en Filologia Roménica y doctorado con una tesis sobre el tiempo y la memoria en la Recherche de Marcel Proust, ha- bia obtenido su habilitacién en 1957 con una Habilitationsschrift sobre la epopeya animal en las letras medievales, Enseaié en las universidades de Hei- delberg (donde se doctoré), Miinster y Giessen antes de que, en 1966, se fun- dara la Universidad de Constanza en el contexto de la reforma universitaria de Alemania. En 1963, estando en la Universidad de Giessen, Jauss habia contribuido a poner en marcha el grupo de investigacién interdisciplinario Poetik und Hermeneutik, compuesto por teéricos del arte, filésofos, criticos e historiadores, que pretendia replantear las condiciones de estudio del arte y fa literatura desde el didlogo dinémico y fecundo entre perspectivas diversas. Aquel seminario permanente dio cabida a intelectuales de la maxima relevan- cia, como el fildsofo Hans Blumenberg, el tedrico del arte Max Imdahl, el 9 DOMINGO RODENAS DE MOYA historiador Reinhart Koselleck o los criticos literarios Wolfgang Iser y Péter Szondi. El grapo se mantavo activo hasta 1994, publicd regularmente sus trabajos (el ltimo, ese afio, sobre la nocidn de contingencia) y Jauss atin de- dicé su tiltimo articulo, aparecido el 8 de marzo de 1997 en el diario Frank- furter Rundschau, ana semana después de su fallecimiento; a hacer balance, no exento de orgullo, de los objetivos y los logros. Su busqueda de una preocu- paci6n por conciliar posiciones metodolégicas complementarias lo acompa- fi6 toda su vida, de ahi que en 1967 no aceptara las limitaciones que el es- tructuralismo por un lado o el marxismo por otro habjan impuesto a una posible ciencia de la literatura 0, més sencillamente, a la interpretacién de los textos literarios en su encrucijada histérica y en la concreta experiencia re- ceptiva de sus lectores. El titulo de aquella leccién magistral en Constanza fue, en este sentido, elocuente: Literaturgeschichte als Provokation der Literaturwissenschaft (La his- toria de la literatura como provocacién de una ciencia de la literatura), porque se atrevia a apelar a la desvalida historia literaria para desafiar el insuficiente (pero no estéril) formalismo inmanentista entonces en boga. Desde el titulo se avanzaba la idea de que un determinado concepto de fa historia de la lite- ratura, fundado en las expectativas del ptiblico y en los efectos estéticos, cam- biantes a lo largo del tiempo, podia proporcionar los elementos esenciales para la renovacién de los estudios literarios. Peto la conferencia que pronuncié Jauss el 13 de abril de 1967 llevé en rea- lidad otro titulo: «Was heisst und zu welchem Ende studiert man Literatur- geschichte?» («:Qué es y con qué propdsito se estudia historia-de la literatu- ra?>), aunque ese mismo afio viera la luz con el definitive y conocido, luego incluido en el volumen Literaturgeschichte als Provokation (1970) con trabajos anteriores y posteriores. El titulo original parafraseaba el de otra leccién inau- gural histérica, la que impartié en 1789 Friedrich Schiller en la Universidad de Jena: «Wass heisst und zu welchem. Ende studiert man Universalgeschichte?» («¢Qué es y con qué propésito se estudia la historia universal?»), y no lo-hacfa como mero guifio académico, sino como un modo de sugerir de soslayo que, como Schiller, también él propugnaba la necesidad de restituir la dimensién histéri- caa los estudios literarios, estableciendo con los documentos del pasado vin- culos desde las inquietudes del presente. La historia de la literatura era consi- derada, asi, una provokation, un desafio que estinvalaba el desarrollo de una ciencia o teorfa de a literatura, algo que el titulo final hizo del todo explicito. La conferencia iba a tener una enorme repercusién al proponer esencial- mente una avenencia de las corrientes formalistas con una perspectiva histé- 10 HANS ROBERT JAUSS O EL RESCATE DE LA HISTORIA DESDE LA TEORIA rica que suponia, en la préctica, la reintroducci6n de las figuras del lector y del publico (de los sucesivos piiblicos histéricamente determinables) en el andli- sis de la dindmica de los hechos literarios. Aquel acto académico iba a ser tam- bign el nacimiento de la estética de la recepcién y el punto de partida de Ja Escuela de Constanza. En seguida veremos los términos en que formuléd Jauss su replanteamiento de las bases de una nueva historia de la literatura—que aspitaba a configurarse como una ciencia de la literatura~-cuyos protagonis- tas iban a ser el autor, el texto y el puiblico en tanto que factor creativo, pero conviene sefialar algunos de los antecedentes que desde los albores de la dé- cada de 1960 apuntaban a la necesaria restitucién del papel del receptor. En- tre éstos, descuellan la hermenéutica de Gadamer y la herencia del formalis- mo ruso, especificamente las tesis de Jakobson y Tinianov de 1928, que corregian la exclusién de los factores histéricos y sobre todo el sesgo social y funcional que introdujo el Circulo Lingtifstico de Praga con la fundamental aportacién de Jan Mukaiovsky y su exploracién de la funcién estética, una li- nea de anilisis que Jauss consideré tan fértil como interrumpida. (Y por ese motivo impulsé fa traduccién de numerosos trabajos formalistas.) En Mukafovsky encontré Jauss nitidamente definida la idea de que la fancién estética de la obra literaria establece una relacién de dependencia con el gusto predominante en cada momento histérico, lo que implica que Jas normas estéticas no son inmutables sino que estén sujetas, como otros va~ lores humanos, al cambio, el desgaste y el relevo; de ahi que en su estudio sea imprescindible adoptar un punto de vista histérico para entender la variabi- lidad en el tiempo de los sistemas normativos que intervienen en a produc- cién e interpretacién de los discursos literarios. No menos influyente en el pensamiento de Jauss fue el de Felix Voditka, que, siguiendo a su maestro Muka¥ovsky, se interesé por el modo en que la valoracién de una obra deriva del encuentro entre Ia estructura lingitistica y de sentido que es ésta y los pro- cesos perceptivos de los lectores concretos. La evidencia de que un cambio en las normas de lo que se considera literario o en el gusto hegemédnico pro- duce una recepcién distinta de los textos literarios le condujo a postular una historia de la literatura que atendiera a la recepcién, esto es al sentido y fun- cién que en cada momento se ha otorgado a las diversas obras. Cada cambio de normas origina un cambio en la manera en que se lee; a ese cambio Vodit- ka lo llama «concretizacién», tomando el concepte de Roman Ingarden. ‘Toda vez que tanto las normas que orientan [a estructura de la obra come las que condicionan su recepcién tienen cardcter histérico, un acto de lectura di- ferido histéricamente (por ejemplo la lectura de San Juan de la Cruz desde la In DOMINGO RODENAS DE MOYA postica del simbolismo decimonénico) produciré indefectiblemente una in- terpretacidn distinta de la que pudo originar en los lectores coeténeos. Cada tiempo lee los textos del pasado segiin sus propias normas y expectativas, asf como, de otro modo, sucede con cada lector. Alos trabajos de Muka¥ovskyy Voditka hay que afiadir, para completar el trasfondo en el que se sittia este libro, la obra hermenéutica de Hans-Georg Gadamer, cuyo Wabrheit und Methode (Verded y métods) habia aparecido en 1960, tres afios antes de la creacién del grupo Poetik und Hermeneutik, Jauss se interesé por la historicidad irreductible que Gadamer—con quien coincidié en Heidelberg tras leer su tesis—-consideraba esencial en cualquier texto asi como por la historicidad no menos obvia de cualquier acto recepti- vo, que convertia la lectura en una convergencia de bistoricidades, o fusion de horizontes, de la que surge el sentido. Los postulados de Gadamer, en parti- cular [a universalidad de la hermenéutica, el valor que concedfa a la tradicion yal prejuicio y su resistencia a compatibilizar las humanidades con un méto- do cientifico habfan recibido justo en 1967 una seria objecién en un articulo de Jiirgen Habermas («La légica de las ciencias sociales»). Habermas no aceptaba la incompatibilidad entre hermenéutica y conocimiento sistemético ¥; desde una posicién de defensa de la funcidn critico-ideolégica del pensa- miento, admitia la critica hacia la comprensién objetiva (por ejemplo, de los textos del pasado) pero reclamaba la necesidad de una metodologia que dis~ tanciara el objeto de su observador (y de sus prejuicios). Jauss no fue indife- rente a aquel debate, prolongado un par de afios, y supo hacer suyas las obje- ciones de Habermas a la vez que asimilé las lecciones gadamerianas, entre otras que la comprensién se organiza en forma dialégica mediante el en- cuentro de los horizontes del texto (que interroga ai lector) y el lector (que responde a la pregunta que formula el texto). En todo caso, la reivindicacién del receptor no precisaba a finales de los sesenta de la hermenéutica de Gadamer o de la que habia elaborado Paul Ri- coeur en Le confit des interpretations (El conflicto de las interpretaciones, 1969).° Formaba parte del espiritu de época que favorecfa cualquier vindicacién de lo postergado o lo prohibido, del cuerpo frente al espiritu, del juego frente ala funcién, de la transgresién frente ala obsecuencia. En un famoso articulo de 1968, Roland Barthes habia proclamado «La mort de Pauteur», afirmando que sélo el lector dota de unidad la multiplicidad de citas que constituyen la urdimbre de la escritura y sentenciando jacobinamente que «el nacimiento del lector se paga con la muerte del Autor». A comienzos de la década, poco antes de que Julio Cortézar dedicara su novela Rayuela al «lector activo» 12 HANS ROBERT JAUSS O EL RESCATE DE LA HISTORIA DESDE LA TEORIA como coparticipe en el proceso de construir o armar la obra, Umberto Eco se interrogaba, en Opera aperta (Obra abierta, 1962), por los problemas de inter- pretacién de las obras que denominaba «cerradas» (precisamente las que presentaban una posibilidad més alta de lecturas aberrantes) y las «abiertas> Gusto las que imponen unas restricciones interpretativas y comprometen al lector en la complecién del sentido). Y no deja de ser sintomitico que ese mismo afio el artista italiano Michelangelo Pistoletto presentara sts prime- ros quadri specchianzi en los que lograba, mediante el uso de una l4mina de acero brufiido como un espejo, que el espectador quedara integrado en la imagen del cuadro. Bra la hora del lector. En ese contexto, Jauss quiso dotar de articulacién argumentativa la recu- sacién de la obra de arte como un todo ensimismado y clausurado que llega a un lector pasivo. Tarobién se distancié de la mirada reductiva y adusta que el marxismo lanzaba sobre la obra literaria, despojandola de su dimensién esté- tica. Propuso una teoria de la recepcién y la experiencia estética superando las angosturas de Ja critica estructuralista y de la critica ideolégica. Desde su perspectiva se abarcaban los aspectos de la produccién y difusién de la obra junto al estudio de su recepcidn y los efectos de ésta en los lectores. Autor, obra y pitblico eran factores de un sistema dindmico de comunicacién depen- diente del devenir hist6rico. Los lectores, en Ja medida en que eran los que utilizaban el texto para darle sentido y obtener de él placer estético, quedaban elevados de este modo al estatuto de instancia creadora, convertidos en los auténticos motores de la historia literaria. Las sucesivas lecturas diacronicas van formando una tradicién de recepciones que el historiador debe tener en cuenta y que cambian en funcién de los horizontes de expectativas de los su- cesivos piiblicos. Ese concepto, el de «horizonte de expectativas», quizd sea el mas exten- dido y fecundo de los que puso en circulacién Jauss, Lo tomé no tanto de Gadamer como del filésofo Hans Blumenberg, y del que adopté también la idea de que la comprensién dialégica del pasado (el vinculo entre lo que el texto parece preguntar y lo que el lector responde) se renueva en cada con- tacto con textos del pasado mediante la reconstruccién de la pregunta a la que dichos textos pretendieron responder. «Horizonte de expectativas» es una denominacién sintética para aludir al conjunto de ideas (valores mora- les, convenciones, normas estéticas, regularidades formales...) que hacen operativo los lectores durante la recepcién y que les permite interpretar la obra, esto es, conocer a qué cuestién trataba de responder. Puesto que dicho horizonte es variable histéricamente y se corresponde con un piblico deter- 13 DOMINGO RODENAS DE MOYA minado (0 con una «comunidad interpretativa», segtin la acufiacién de Stan- ley Fish), bastaria recrear (o deducir) la pregunta que se planteaba el texto para reconstruir el horizonte de expectativas. Cuando la novedad de una obra se aleja de lo establecido y no se deja entender desde el sistema de ideas do- minante, se produce una ruptura del horizonte de expectativas, que es no sdlo estética sino también histérica. Estas rupturas o discontinuidades res- ponden a distintos modos de recepcién que el historiador podrfa analizar en secciones sincrénicas 0 cortes epocales para explicar la naturaleza de tales cambios. Jauss sabe que la metéfora del horizonte de expectativas funciona tanto para el péblico de una sociedad y una época como para explicar el mecanismo de progresién informativa del propio texto, el modo en que la obra va crean- do en el lector presuposiciones que se confirman o frustran conforme pro- gresa la lectura y permiten la construccién del sentido. Diez afios después de su conferencia de 1967, reconocerd que la deduccién de un horizonte de ex- pectativas contextual es una tarea sembrada de dificultades frente al mas ha- cedero andlisis del horizonte interno, que genera el propio sistema semidtico que es el texto, Ambos, no obstante, coadyuvan en Ja génesis de la experien- cia estética y del sentido. El texto aparece como un dispositive cuyas estruc- turas generan potencialmente sentido, pero solo el lector, al actualizar en su acto de recepci6n e interpretacién, concreta ese sentido desde sus circuns- tancias mundanas. Lo que acontece en la Jectura es, por lo tanto, para Jauss, una confrontacién o contraste de horizontes y no tanto una «fusién» como pretendfa Gadamer. La praxis vital del lector condiciona decisivamente lo que éste busca y extrae de la obra, determina el sentido de su interpretacién y ésta, a su vez, se transforma en un acontecimiento histérico que se suma a la «tradici6n interpretativa». El cambio de paradigma que propugné Jauss ha tenido una extraordina- ria importancia en la direccién de los estudios literarios en los viltimos cua- renta afios. De un lado suponia reconocer la incuestionable condicién histé- rica de los discursos culturales y ante todo de los textos literarios, de otro sancionaba Ja aproximacién semiética a la obra que procedia del estructura- lismo checo como un método plausible de anilisis de sus codificaciones in- ternas. Su hermenéutica requeria una improba tarea de investigacién so- ciohistérica destinada a construir los diversos sistemas culturales dentro de los que se realizaban los actos interpretativos concretos en cada momento histérico (y en cada espacio geogréfico que comportara un cambio de siste- ma); por decirlo con el término del semidlogo Turi Lotmman, era preciso re- 4 HANS ROBERT JAUSS O EL RESCATE DE LA HISTORIA DESDE LA TEOR{A construir las distintas semiosferas en las que se habfan producido, difundido y tecibido las obras. La segunda tarea que exigia el programa de Jauss consis- tia en examinar el sistema de signos de la obra, para lo cual no bastaba ya el examen de sus estructuras lingiiisticas o retéricas sino que se hacia indispen- sable explorar los procesos cognitivos que intervienen en la recepcién, si- guiendo la linea abierta por Roman Ingarden y seguida por Felix Voditka. Este empefio fascinante lo hizo suyo su colega de la Universidad de Cons- tanza Wolfgang Iser, que ya en 1968 publicé su trabajo sobre la estructura apelativa de los textos, basdndose en el concepto de lugar o espacio de inde- terminacién de Ingarden. Pero ese camino, que conducirfa a Iser a estudiar el «lector implicito» que postula todo texto (Der implizite Leser, 1972) y el pro- ceso mismo de lectura (Der Akt des Lesens [El acto de leer], 1976) no lo recorrié Jauss, mas interesado por cémo la experiencia estética se realiza en el sujeto y cémo desempefia la funcién de generar normas de asentimiento o disenti- miento social, A estas cuestiones dedicé su obra més importante, Asthetische Erfebrung und literarische Hermeneutik (1977), traducida en parte como Experiencia esté- tica y hermenéutica literaria (1986), donde introdujo algunas correcciones en sus premisas originales a las que no fue ajena la publicacién péstuma en 1970 de la Teoria estética de Adorno y, para ser més exactos, su reaccidn ante la «es- tética negativa» que desarrollaba ese tratado. Jauss habia considerado que el valor estético de una obra literaria podia ser determinado mediante la distan- cia entre el horizonte de expectativas del publico y el que postula la propia obra, esto es, la distancia entre el sistema de normas y convenciones asimila- das por el piblico como una expectativa esténdar y la ruptura de ese horizon- te por parte de la obra. A mayor desviacién, mayor mérito artistico. Evaluar esa distancia requeria una reconstruccién del horizonte de expectativa con~ textual que no dejaba de ser una tarea minuciosa de arqueologia interpretati- va. De ese modo, la discontinuidad dentro de un sistema de normas 0 la frus- tracién de la expectativa del pablico se convertia tanto en un criterio de valor estético como en una fuerza de cambio en Ia historia literaria. Esa concep~ cién desviacionista es la que Jauss pretende enmendar en 1977, puesto que no siempre el arte niega o cuestiona la sociedad en la que ha nacido ni siempre vulnera el sistema normativo y de predicciones que opera en su audienci: De este modo, Jauss incorpora a su estética de la recepcidn la posibilidad de una ‘literatura valiosa que sea afirmativa y no hermética ni minoritaria (como la literatura de vanguardia), pero ante todo incorpora un factor que Adorno habja subestimado y para él ha constituido a lo largo de la historia la 1S DOMINGO RODENAS DE MOYA funcién primaria del arte: la produccién de placer estético. A reivindicarlo dedicé en 1972 una magnifica Pequefia apologia de la experiencia estética (Kleine Apologie der dsthetischen Erfabrung). El estudio que Jauss emprende de la ex- periencia estética y del goce (Genuss) que comporta coincide en el tiempo con a reivindicacién que Roland Barthes hace de /e plaisir du texte, aunque éste sin la voluntad metédica del alemdn, sin su preocupacién por la dimensién comunicativa de lo literario y sin su robusta perspectiva historica. Y es que para Jauss el goce estético es siempre una forma de autosatisfaccidn «en la sa- tisfaccién ajena» que trasciende al sujeto en la medida en que no se da sin una conexién con «lo que no soy yo», con el mundo (0 con una representacién del mundo). La experiencia estética es a la vez-una experiencia cognoscitiva y moral. De acuerdo con esto, distinguié en la experiencia estética tres mo- mentos 0 planos, uno relacionado con Ia produccién del texto (poiesis), un segundo momento relacionado con la recepeién que, al requerir un cono- cimiento de las estructuras de la realidad compartida (un reconocimiento), fortalece los lazos de unidad comunitaria (gisthesis), y un tercer momento en el que predomina el factor comunicativo y que activa la interaccién emotiva ¢ intelectual del individuo (catharsis), lo que acarrea ineludiblemente un com- ponente moral que nada tiene que ver con Jas morales prescriptivas sino con una moral exploratoria (la propia del arte), en la que el sujeto es responsable de su toma de decisiones. El interés creciente de Jauss por la funcidn apelativa-comunicativa de los textos, por el modo en que formulan implicitamente preguntas o plantean preocupaciones en una determinada coyuntura y no en otra lo Hevé, en los afios ochenta, a buscar una hermenéutica dialégica, basada en la confronta- cion de lenguajes ¢ ideologias (sincrénicas o diacrénicas) y, por lo tanto, orientada hacia la comprensién del otro, de una alteridad que se ha forjado con el paso del tiempo o que responde a unas coordenadas culturales distin- tas. Pero la comprensién intersubjetiva absoluta, de sujeto a sujeto (0 a través de un texto escrito), no deja de ser una tarea imposible de completa, amena- zada por la indeterminacién de muchos factores que condicionan el sentido. Ello no impide explicar al otro, pero explicarlo implica entenderlo, del mismo modo que, en el plano de Ja actuacién politica, explicar los presupuestos ide~ oldgicos de un genocidio no supone entenderlo y mucho menos perdonatlo, como Jauss’sefialé en su ultimo libro recopilatorio, Wege des Verstebens (1994). El doble giro hacia la recepcién y la historia que Hans Robert Jauss pro- movid en 1967 ha dejado una huella profunda en los estudios literarios de los 16 HANS ROBERT JAUSS 0 El, RESCATE DE LA HISTORIA DESDE LA TEOREA dltimos cuarenta afios, No se resume tal huella en Ja primacfa de la interpreta- cin y la lectura como focos de atencién critica ni en la profunda reconsidera~ cién de los métodos historiogréficos habida en los afios ochenta y noventa, sino que se extiende hacia la apertura metodolégica que Jauss representé, apoyada en una reivindicacion de la estética desde Ia historia y la teoria li- terarias, ambas en didlogo con la filosoffa, la sociologia y la psicologfa. Una apertura de indole humanista y que se produjo en unos afios en los que las humanidades habian entrado ya en un desvalimiento del que siguen sin salir. Cuando lo hagan, la obra de Hans Robert Jauss habré de ser una guia segura. D.R. DEM. PROLOGO La literatura, su historia y su estudio, han ido cayendo cada vez mas en des- crédito en estos tiltimos afios. Frente al creciente mtimero de aquellos que los desdefian, la filologia ya no puede sustraerse a la necesidad de cimentar de nuevo el interés por las cuestiones sobre las cuales versa. En la medida en que la filologia se considera a si misma como una ciencia de [a literatura, in- tenta esto con nuevos objetivos tomados de la sociologia, la semasiologia, la psicologia de Ja configuracién, la estética, el psicoanilisis 0 la filosofia del arte. La renuncia al historicismo de la forma convencional de considerar la literatura constituye un signo comin a tales intentos. Frente a esto quizd pa- rezca una provocacién el que aquf precisamente se utilice la historia de la li- teratura, declarada muerta, para efectuar una apologfa de la misma.* Con esta intencién he revisado y reunido en un libro los tratados que escri- bf en los diltimos cinco afios.’ Su conexidn no es el desarrollo y fa fundamenta- * La primera edicién de la traduccin castellana de este libro se pubicé en 1976 con el titu- lo La literatura como provocacién, argumentando que el término literatura recogia en castellano -tanto la peculiaridad de la obra escrita como su evolucién histérican. En esta ocasiée, recupe- ramos el titulo del original alemén Literaturgescbichee als Provokation y traducimos La historia de 1a Literatura como pravocacién, entendiendo que lo que se aborda en él no es el concepto de litera ura en sentido abstracto sino el de historia de Ia lizevatura, Asimismo hemos revisado la traduc~ cién de Jos tres ensayos que se publicaron en castellano en Ja edicién de 1976 («Tradiciéa lite- raria y conciencia actual de la modernidad>; «EI fin del periodo artistico. Aspectos de la revolucién literaria de Heine, Hugo y Stendhal»; «La historia de la literatura como provoca- ci6n de la ciencia literaria») y hemos aftadido los dos que faltaban por traducis: «La réplica de la “Querelle des Anciens et des Modernes”» on Schlegel y Schiller» ¢ «Historia del arte ¢ his- toria general», 1. «Thadicién literaria y conciencia actual de la modernidad», aparecido en Aspekte der Modernitit, ed. EI. Steffen, Gotinga, 196s, pp. 150-1973 «La réplica de Ia “Querelle des An- ciens et des Modemes” en Schlegel y Schiller», en Europitsche Aufllirung. Herbert Dieckmann zum 60, Geburstag, ed. H. Friedrich y F. Schalk, Munich, 1967, pp. 117-140; «El fin del pe- riodo artistico. Aspectos de Ja revolucién literaria de Heine, Hugo y Stendhal» atin no se ha~ bfa publicado; la primera redaccién de mi conferencia inaugural pronunciada en la Universidad de Constanza el 13 de abril de 1967 «Qué quiere decir historia de la literatura y con qué fin se 21 LA HISTORIA DE LA LITERATURA COMO PROVOCACION cién de una tesis previa, sino el catninoy la documentacién de una investigacién que me condujo al intento de trazar una ciencia de la historia de la literatura cu- yos postulados no he podido hacer todavia realidad en la préctica. Los dos trata- dos primeros deben considerarse como estudios previos a una teorfa, no como ejemplos de aplicacién de la misma. Por un lado, representani una vasta conexién histérica: los origenes literarios de nuestra modernidad, es decir, diversos aspec- tos del proceso por el que el arte de la modernidad se ha emancipado de la au- toridad de la tradicion antigua desde la Quevelle des Anciens et des Modernes? Por otro lado, representan posibilidades metodolégicamente diversas de llegar mas lejos que la historia literarla convencional, cronolégicamente unidimensional, mediante la descripcidn y la interpretacién de estructuras del cambio literario. El primer trabajo intenta iluminar un problema de la historia del pensa- miento, la relacién entre tradicién y modernidad, desde las perspectivas de la historia de la palabra y del concepto. Esta historia, en la articulacién lite- raria del cambio de significado de medernus/maderne, cambio que se percibe muy bien en las normas o conceptos de estilo opuestos (antiquus/ancien; antique; classique; romantique) hace también que se comprenda claramente cémo una nueva conciencia de época se separa de la wradici6n anterior y, me- diante categorfas de percepcidn estética, escruta el cambiado horizonte de la comprensién histérica del mundo. El segundo trabajo muestra como Herder, Schiller y Friedrich Schlegel volvieron a actualizar la problematica de la Querel/e francesa en un momen- to critico para el clasicismo alemén. En vez de optar por una descripcién dia- erénica de la filiacién histérico-literaria, que vincula el resultado de la Que= velle francesa con el nuevo planteamiento de una Querelle alemana pasando por la reflexién estética de la Ilustracién, hemos intentado aqui hallar, a tra-, vés de un anilisis sincrénico, los motivos y problemas histéricos, planteados 2, La idea de que el descubrimiento de la historicidad de la literatura precedié al histori- cismo de la Ilustracién es la tesis de mi introduccién a la reimpresién de la obra de Charles Pe- rrault, Paralléle des Anciens et des Modernes, Munich, 1964, disponible también ahora en forma de separata: «Asthetische Normen und geschichtliche Reflexion in der “Querelle des Anciens et des Modernes”» (Finck, Munich). estudia?> se publie6 con el titulo Le historia de la literatura como provocacién de la ciencia litera ria en la serie Konstanzer Universititsreden, ed. G. Hess, 1967" y 1969" en la imprenta y edi- torial Konstenzer Universititeverlag GmbH Por tiltimo, «Historia del arte e historia gene- ral» se esctibi6 como base para el coloquio Poetik and Hermeneucit (17-23 de junio de 1970) y alli se discuti6; hacemos aqui especial referencia a esa discusién, apatecide en el tomo V de la serie Poetik und Hermeneutit (en Finck/Munich). 22 PROLOGO de manera distinta, que llevaron a Schiller y Schlegel a sus andlisis de los afios 1795-97 sobre la literatura contempordanea y a sus pronésticos para la futura, y que tuvieron como consecuencia la ruptura entre el clasicismo de Weimar y el primer Romanticismo. El tercer trabajo dirige polémicamente la consideracién sincrénica de la literatura contra la orientacién escolar comparatista y contra su concepto metahistérico de la comparacién. En él ya no se cotejan fenémenos literarios simulténeos unos con otros, con la atencién puesta en individualidades y en desarrollos nacionales, sino con el parémetro de un proceso histérico més ge- neral que hace que las manifestaciones individuales aparezcan come diversos aspectos de la misma estructura de acontecimientos. Se trata de la «Revolu- cién de Julio de la literatura», que se anuncia simulténeamente, pero bajo di- ferente signo, en Alemania y en Francia, sirve de base a la comprensién de la €poca en la Estética de Hegel y en el Préface de Cromuell, de Hugo, y confir- ma el pronéstico formulado tanto por Hegel como por Heine y Stendhal de que el periodo de las bellas artes toca a su fin y que una nueva «literatura del movimiento» debe abrirse al proceso de emancipacién de la historia. El cuarto trabajo, teérico, tiene su nticleo metodolégico en la explica- cién del «horizonte de expectativas» literario. Parte de la idea de que la his- toricidad de Ia literatura no se basa ni en una relacién establecida post festum de y aparecer para la historia de la cultu- ra occidental tan natural y corriente como la alternancia de generaciones en biologia. Entonces, la serie de Querelles des Anciens et des Modernes, que sur- gieron de la pregunta continuamente formulada y respondida acerca de la ejemplaridad de los antiguos y el sentido de su imitaci6n, y que caracterizan el camino de la literatura europea hacia su clasicismo nacional, éno seguiria siendo al fin yal cabo una «herencia antigua», previamente marcada por un modelo clasico, es decir, no estarfa también nuestra actual conciencia de la 4- E.R. Curtius, Ewropaisube Literaiur tnd latenisches Mittelalter, Berna, 1048, p.257. [Hay tead, cast. de Margit Frenk Alatorre y Antonio Alatorre: Literatura europea y Edad Media lati- 1a, 2 vols., México, FCE, 1989. Las citas de la obra de Curtius proceden en todos los casos de la traduccién castellana,} 5.

You might also like