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De lo postico como desmadre de la lengua: sobre LUruguayen de Copi Pablo Gasparini Si desmadre es “salirse de la made", 0 sea del cauce por donde corre un ro o anoyo, y figuradamente se refiere a cierto exceso en las palabras o en las facciones ya (en otras acepciones) una “juerga desenfrenada’, podriamos afirmar ‘que desrmadrarse siempre apunta a una pérdida del propio control. Por otro lado, “deamadvar”, al menos lexicogréficamente, es Ia accién de separar las crias de ‘ganado para que no mamen y también (volviendo a la idea de descontrol) ala de conducirse sin medida, hasta el punto de perder, dice el diccionario dela RAE que estamos consultando, “la mesura y la dignidad”. Jugando con las acepciones, el desmadre retine asi las ideas de corte con lo materno (un destete abrupto) y de descontrol: un descontrol gozoso, una juerga o jolgorio, es decir una “diversion bulliciosa", con ruidos y rumores de mucha gente. ‘A partir de esas consideraciones me gustaria referirme a LUruguayen, pr mera narraciOn escrita en francés por Raél Roque Damonte, més conocido ‘su sobrenombre Copi, dibujante, escritor, autor teateal y actor argentino ado en Francia desde 1962. El texto, publicado en 1972 por la editora parisi Bourgois, esta escrito en un francés espatolado, el fafol de un azorado francés de paso por un Uraguay en plena hecatombe geogrifica y politica, pero también, de atender la dedicatoria (‘Al Uruguay, pais donde pasé los afios capitales de mi ‘vida, el humilde homenaje de este libro, escrito en francés, peto pensado en uru- ‘guayo", COPI, 1978, p.77), el frafol de un argentino que se mueve entre dos len- gua y dos tiempos: el uruguayo de su pensamiento y juventud y el francés de su fescritura y presente, Por cierto, la familia de Copi habia dejado la Argentina en 1952 a causa de las desavenencias politicas con el gobierno peronista y aunque el regreso a la Argentina se dé en 1955 con el golpe de estado a Per6n de la autode- nominada Revolucién Libertadora, Copi, quien hebia legado a cursar algunos afios, de liceo en Paris, deciira volverse a esta ciudad en 1962 donde se desarrollaré como autor de tiras cémicas (principalmente La mujer sentada) en Le Nouvel Ob- servateur y luego como un proficuo autor teatral texto, que tiene un formato que recuerda el de una carta (por cierto, esta ido a un “Querido Maestro”), cuenta las peripecias de un francés (llamado Copi) en Uruguay y por momentos evoca los tipicos relatos etnolégicos de los ‘europeos por estas latitudes, ya que en gran parte del mismo el narrador se aboca a contar las costumbres y prineipalmente la lengua de los habitantes del pas. Sin 30 iets tempo aqui de trabajar la curiosa descripeién que el narrador-etnélogo realiza de lalengua de los uruguayos y que relacionaria este texto con aquellos que, ‘én, Ughar, Orbie Tertius de Borges, se han dado a deseribir lenguas imaginar (pues la lengua que el narrador describe poco tiene que ver con el castel ‘Uruguay y es més bien una acertada reflexion sobre las relaciones entre lengua y territorio) quisiera insistiren la calidad del frances de este narrador, un francés ue como lo ha demostrado Linenberg (1988) esta plagado de otra memoria: la ‘memoria del castellano. Esas emergencias del castellano en el francés, que el sentido normative en tenderia como “errores” (se tratan fundamentalmente de cuestiones pronominales ylexicales, como la preferencia de palabras que existiendo aun en la lengua francesa no serian tan utilizadas como sus equivalentes en castellano) aparecen justifcadas por el propio narrador. Citamos de la traduccién realizada por Vila-Matas: Escribiendo me doy cuenta de que ciertas frases me guedan extrafias (.) sin duda porque, en los iltimos tiempos, he practicado mucho mis la lengua que se habla en este lugar que el francés y probable mente volver a un lenguaje normal me es mas dificil de lo que creia. (COPI, 1978, p.78) Con todo, insisto, sel narrador justificasufato! por elcambio de teritorio, al habito que va ganando el autor, de pensar en el epigrafe 'Al Uruguay, pais donde pasé Jos aioscapitales de mi vida, el humilde homenaj de este libro, escrito en francés pero pensado en uruguayo")justficaria los “errores"porla fuerza de la persisten- Giade aquello que es colocado como una imaginaia “lengua del pensamiento”. En ambos casos, aquello que esta siendo puesto en cuestin es la resistencia de una ‘memoria (lingtistica eidentitaria) ligada a una determinada comunidad, Curiosamente, si hay algo que esta nowwellerelata, es el borramiento o de- saparicion del Uruguay representado por la destruccién de la ciudad de Monte- video or una sure de tsunami. Un es de atender ciertas escenas, no deja de ser tambien un desastre poli ‘én es el culpable?” pregunta muy ansioso el Presidente del Uruguay, pregunta que presupone una aécién hi ‘mana tras e508 cataclismos que dejan desparramados cadaveres carbonizad: por las playas y calles de la capital hasta que son recogidos, discretamente, por camiones del Estado). ‘Aunque César Aira en el ibro dedicado a Copi aconseje no leer El Uruguayo como una alegria (ver AIRA, 2991, p. 20) ex mpostble no sete que el texto lay no s6lo por escenas como la apuntada o por lo que su tozcida temporalidad tiene de evocacion de los avatares cronol6gicos de la experiencia 51 el exilio (la paralizaciéi se creian muertas, lo de la vida, los reencuentros con personas que os de una lengua mantenida en el extranijezo, jue en un primer momento bizarra galeria de fl "Presidente del Uruguay” y el “Papa de los ar- rgentinos” ha escrito la palabra bendicin, parece habilitarse en ‘semejanza fénica entre paupiére (pérpado) y papier (pape). Y de n estudia Linenberg a quien estamos siguiendo en e aliteracién, por los calembours, y hasta por clerta co francesa (ver LINENBERG, 1988, p. 31-45), aspectos estos que acercan la expe- riencia de escritura de LUruguayen alo poético. Escuchar, principalmente el sonido o la musicalidad de la lengua, construir ima narracion privilegiando ese aspecto (los ejemplos en L'Uruguayen sertan in- trumerables) aproxima esta experiencia de Copi a la xefexién que Vilém Flusser Gadio de Praga exiliado en Sao Paulo durante la segunda guerra) realiza sobre la lengua portuguesa de Brasil la que califica de extremamente melodiosa (legs 4 afirmar que hablar portugués es “quase canté-lo", FLUSSER, 2007, p. 80) y, porlo tanto, segin su teoria estético-culeural, con el singular desafio del ritmo (desafio ia de eleccién~ realizard escribiendo en portu- suchar wna lengua desde je aquello que St BR, 1 19), no participar al menos plenamente, de los ‘ompartidos” de una comunidad (pensemos aqus en el sentido que algu- ‘poseen para certo colectivo, por ejemplo el término “desaparecido” ) parece habilitar o exacerbar el descontrol gozoso del significante, ga 0 jelgorio que atribuiamos al desmadce. ¥ en ese ;raguayo,fruto de una limpida traduccién de Vila-Ma- ético de Néstor Perlongher con el portutal. Por cierto, de Copi sradigma sea tal vez el peculiar castellano del aluvign transatléntico de teatro popular argentino al cual este autor era tan devo- 92 to), el portugués-checo de Eh de su Praga natal) y el port neobarroca) no dejan de he pporalidad) alo que ama la ley analitico llama la ley paterna (con todo lo que sa ley significa fgnifiacion- del juego para lograr entrar al seni ntonces en vex de sos olvidar que los pocos nombres agu tados son deexliado, pes han sido despojadae de eu Para (porque la considera inconada por algo et porque no hay francés 0 |, fuera -podemos pensar~ de ese sentido paterno, Charles Melman en un rico didlogo con Contardo Calligaris 53 sustenta que “a lingua materna ¢ aquela na qual, para aquele que fala, a mae foi interditada’ (MELMAN, 1992, p. 32). Bs decir, no hay lengua materna sin inter- vvencién del padte, y lo que queda de la madre en la dicha lengua materna es, en todo caso, el deseo, “Assim ~continua Melman~ a lingua materna é aguela na ual, gragas 20 jogo do significantes, se entretém ese dé a escutar o desejo daqui- lo que ¢ impossivel” (MELMAN, 1992, p. 33, itdlica nuestra), es decir, permanecer juego, en el amor incestuoso y por lo tanto no comunitario. el que precisamente, segiin Melman algo maniacamente, sroducir, en wna lengua extranjera, lengua sin interdic- enlamadre, en Es ese impos podria habilitar habla flones paternas, sin pattia, extraterritorial diria Steiner, Hablat/producir litera Hlamente en una lengua a cuyo territorio no pertenezco habilitara el goce de la lengua (tan invocado por Perlongher) y el goce de la madre, Deberiamos, sin ex- bargo, meditar si una madre sin interdiccién seguiria siendo una madre. Pregun- tas para Edipo (toda tna figura del exilio) que sufri6 ese “destete abrupto” y ese “desmadre” (parece que bastante trégico), ya que si, segin los tangos, la madre es, «ltinico amor perfecto es precisamente porque también es el inico amor prohibi- do. Eventuales desprendimientos de estos agenciamientos a las relaciones entre género y lengua (y por qué no a las relaciones entre “amor y lengua’, ya que la pisteme del género bien puede ser, quisds en un nivel més ampli, la del amor) pueden encontrarse en las reflexiones que Steiner realiza sobre Oscar Wilde en su ‘élebre Extraterritorial. Porlo pronto, en nuestro acotado cato, podrfamos pensar fen las diversas formas en que este goce de la lengua, este rechazo a toda inscrip~ Gin totémica, este permanecer en el jolgorio de una madre que no es tal porque ain no ha aparecido el Padre, este des-madre en definitiva, dialoga con el reinc- dente trabajo (simbélico en ocasiones politico) que tanto Copi como Perlongher hhan realizado sobre el género; ademas de ser el género uno de los vectores de lec tura de Fl Uruguayo: un texto que no s6lo es una carta de amor/despedida entre elnarrador y su “querido/pelotudo profesor” sino un relato que se dice entre los fartivos amores, entre otros, del narrador con el Presidente y del Presidente con 1 Papa, y donde el inico amor con una mujer es con una mujer muerta. Por la renuencia de estos autores (y ya me permito aquf una reflexin més general, pensando mas bien en Copi y en Perlongher) a inscribirse en un terri- torlo determinado, en el sentido o sentidos de un territorio determinado, en su derecho a gozar una lengua sin inserbirse identitariamente en los territorios que esa lengua convoca, es que se hacen necesarias nuevas categorias teéricas (como la de extraterritorial de Steiner, ola de apatridad de Fhisser); categorias que den cuenta de la produccién de exiliados que no se reclaman a si mismos como exiliar 5A dos, pues, en este iltimo caso, se seguiria produciendo para aquella comunidad lingoistico-cultural que quedé allé lejos y en aquel pasado congelado (pensemos ‘en Cortazar, quien ~a pesar de las criticas de un David Vitias ~ siempre prosiguié Vallejo el desmadre implicaria menos goce que angustia), Con todo, més allé de las filiaciones que podemos realizar con las grandes lenguas literarias de la pos- sia latinoamericana (Dario, Huidobro, Vallejo) deberlamos pensar que las expe- senda de Copiy Pelongher,porian consderase desde Gero instalarse en extranjeria que permiten los grandes centros urbanos cosmopolitas ‘argentino scents rie ee ge ee comms Ca las zonas de frontera o de las lenguas sin identidad definida de los inmigrantes Yy atravesadores de frontera, de todos aquellos que se dan, de seguir el excelente hallazgo conceptual de Silviano Santiago (2004), al "cosmopolitismo del pobre’ Imaginarios que subvierten los espacios homogéneos y las lgicas identitarias y en razon de eso dificiles de ser entendidas con el arcénico concepto de transcul- turacién (para algunos criticos una estrategia "de modernizacin cultural de la periferia”segin sefala TRIGO, 2006, p.148). En todo caso, de pensar en catego- tas desde el mbito latinoamericano, la des-liacién teritorial de un Copi o de un Perlongher tal vez pueda ser pensada a partir del concepto de hibridismo de Garcia Canclini (quien sefiala que la lengua ya no seria un factor exclusivo y de- terminante de identidad, ver CANCLINI, 2010, p. 25) 0 en las postulaciones (ya ss tansnacionales) de un Homi Bhabba donde lo hibrido leg adefnirse como ‘ll nombre de una materia sin identidad’ (apud TRIGO, 2006, p.156). Pienso, fnalmente, ue la contemporancidad dela experiencia de.un Copi (que en este ensayo se quisodisparadora de nuestra reflexén sobre los desplazamientos literaro-ingtistcos) puede ser considerada paradigmstica dl estado transnacional de gran parte de los bienes cultaales en la actualidad, bienes que aun reabiendo 58 cbviamente tradiiones de varios lecus no vedaman para sf la pertenencia a una co- ‘unidad territorial specifica (pensemos en la escrtura y en la politica de autoria de ‘un Bellatin, por ejemplo) La identidad comumitaria,as{ como la identidad genérica, ‘patece en Copi estar colocada mas bien en la idea de migrancia (tan trabajada en el “iltimo Comejo Polar y, desde otro Ambito, por Delewze-Guattar); la idea de alguien fo algo que est yéndose siempre del lugar donde esté, ola de alguien 0 algo que habla siempre a partir de dos o mas locus sin ninguna pretensién de hacer sintesis (como destaca TRIGO, 2006, p. 164). Porque si me preguntan en rigor qué ocurre en El Uruguayo, casl es, para decrlo en portugués, a moral da historia, yo dia, pese al juego alegerico (y aq si concordaria con Aira, que senclamente no 3, que no sé ‘udl seria amoral Ge esta historia sin comtnidad definia y,porlo tanto, sin moral Referencias Bibliograficas ATRA, César. Copi. Rosario: Beatriz Viterbo, 1991. travestisy otras infamias, seguido de El Uruguayo, Traduecion de Cardin A. y Vila-Matas, E. Barcelona: Anagrama, 1978. ‘Uma cutabiografa flséfca. Sto Paulo: AnnaBlume,2007. _Aglobalizaqéoimeginada, Sao Paulo: Thuminuras,2010. ridas, Bstrategias para entrar y salir dela GARCIA CAN ‘modernidad. Buenos Aires: Sudamericana,1995, GASPARINI, Pablo. “Exit CCopi et de Bianciotti’. In: JOUBERT, Clair surle ‘début francais’ de LINENBERG, Raquel. Ex et langage dans le roman argentin contemporain: Copi, Puig, ‘Saer. Theses microfichéé soutenues dans les universitésfrancaises: Paris, 1988, MELMAN, Charles. Imigrantes. 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(BENJAMIN, 1985, p. 478-479) Por outro lado, Simmel resume bem os efeitos contraditéi ° traditsrios na imagem da rufna: “O que erigiu o edificio foi a vontade humana, o que lhe confere sua apa- réncia atual é 0 poder da natureza, mecinico, rebaixador, corrosivo, demolido:”. iro um pedaco da natureza forgas que vém de jucio da queda, da 7

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