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Introduccion a la SOCIOLOGIA PETER L. BERGER pant vemeoncpescece ea tmecycotowALAsoco:00% & INDICE Prévo90 i 0, mL WV. v vu vim. La sociclogia como un pasatiempo individual La sociologia como wna forma de conciencia Apéndice explicative: Alternacidn 9 biograx fia (0: Cémo adquirir un pasado fabrica- do de antemano) La perspectiva socioligica: BI hombre en le sociedad La pegspectiva sociolégica: La sociedad en ‘al Nombre La perepectiva seciolégica: Ef drama de la sociedad [Apéndice explicativo: Maguiavelsmo y étca ‘ociolégicos (o: Cémo adquirirescripulos y mantener el engaiio) La sociologia como una diseiplina humanie ‘Contenransos mtsoaRAricos n 8 133 173 au 29 27 261 SPOOOOOHHHOOHSHHOHOHOHHOHOHOHOOOOCOESD ere mmo Asrna 4 sem Ieido, no etudiado. No es un libro de texto ni un intento de crear un see rma teéric Es una ir ~— PROLOGO vitacién awn mundo Intlecteal que personal mente consilere. profane Gaments extant sige Iifcatve. Al hacer una invitacion como ts, & necetio dese el mundo al que estamos nvitando al cor, aun Gue es evident gue ete time tendrh que ir minal de tse bro oe decide tomar enero la nvitacn. En ota palabras, bo eth ddiado a quienes, por wna u otra xi, han Legado a sentir cio © a hacen preguntas acerca de la soil. SupongD que cnire tas Pavone enentrarinexodiancs que pueden ‘Siar acaiciando la idea de decane setiamente a In 30- Cilogia, al igval que miembras mis maduros de xa tntidad algo mtlégica lamada “el piblio.educado” Supongo tambiin que alguneywcitlgoe pueden senine atridon pore bro, aunque te podra deciles muy pos fons que no sepan ya, pursto que todos norton seniot teria satiaceign narcita cuando obvervamos un cundeo fenel que aparece nucsra imagen. En vista de gue elie std dedicado a un piblico Basante amplio, he evitado en cuanto me ha sid posible a dletotenico pore que toe soiloger se han ganado una dudote notoredad. Al 7 ‘mismo tiempo, he evitado el hacer callar al lector, princi palmente porque considero que esto nos coloca “en una ‘poricin repugnante, pero también porque particularmente, ro deseo invitar a este juego a personas, inchiyendo estu dliantes, a quienes nos sintimos ebligado a tratar de re ducir al silencio, levantando mis la voz. Debo admit francamente que entre las distracciones académicas de que disponemos en Ia actualidad, considero Ia sociologia ‘una especie de “juego superior”: generalmente, no invita: mos avn torneo de ajedrer a aquellas personas que son incapaces de, jugar domin Es inevitable que en una empresa como éta se pongan de manifieto ls prejuicios del autor respecto a sw propio ‘campo de accién. También esto debemos admitile fran- ‘camente desde el principio. Si otros socibloges leyesen este libco, especialmente en les Estados Unidos, es un hecho inevitable el que alguncs se irriten por su orientacién, que esapruchen algunos de los puntos de su argumento y aque sientan que las cosas que ellos consideran importantes han sido excluidas. Todo lo que puedo decir es que me Ihe esforzado por mantenerme fiel a una tradicién central ‘que data de les clisicor de esta cisciplina y que creo firmemente en el valor ininterrumpido de esta tradicisn. ‘Mi preocupacién expecial en el campo ha side la socio- logia de In religién. Tal vez esto se ponga de manifesto por loe ejemplos que uso a causa'de que son fos que vienen ands fAcilmente a mi memoria, Sin embargo, fuera de eso, he tratado de evitar hacer hincapié en mi propia especia: lidad. He querido invitar al lector a una regifn bastante extensa, no a la aldea particular en la que casualmente Al excibir ste libro me enfrenté a Ia alternativa de interealar miles de notas pie de pagina, o no insertar prét0so 9 absohutamente ninguna. Me decidi por esto tiltimo, con- siderando que se ganaria muy poco con dar al libro la apariencia de un tratado teuténico. En el texto se citan nombres alli donde las ideas no forman parte de un amplio cconsenso en ef campo. Estos nombres se mencionan de nuevo en los comentarios bibligréficas al final del libro, cen donde el lector encontrard asimismo sugerencias rexpec: to a leeturas adicionales, En todes mis eonceptos sobre el campo de estudio de amis preferencias se reflejan las ensefianzas de mi maestro Carl Mayer, eon quien he contraido una inmensa deuda de gratitud. Si Gl leyese este Tibro, me imagino que babré algunes pasajes que To hagan arquear las cejas. Sin em- Dargo, espero que no juzgard el concepto de la sociologia aque presentamos aqu como algo muy parecido a una pa- rodia de la idea que él ha transmitide a sus alumnes, En tuna de los capitulos subsiguientes afirmo que todas las faves del mundo son el resultado de conspiraciones. Lo ritmo puede decirse de los aspectos que atafen a una dis pling humanists, Por Gltime, me gustaria expresae mi agradecimiento a tres personas que fueron mis compaferos de conspiracién a través de muchas conversaciones y con- troversas: Brigite Berger, Hansfried Kellner y Thomas Luckmann. En més de un lugar de las siguientes paginas ‘encontrardn los resultados de esas ecasones. Perex L. Benore Hastford, Connecticut COCOOOCOHOOOOOOHOHOOOOOO OOOO OCOOOOOOES POOCOCHEHSEHOSCEHHOHOOSHSOOEOOEOOOLOES 1 EXxisTeN Muy Pocos chistes respecto a los 20 logos, Esto ha de pro- Gucies ceria deepcii, La sociologia como especialmente si te un pasatiempo ‘comparan con sus primos ee segundos mis favorecidos, individual los sicbloges, quienes casi hhan Negado a ocupar por completo ese sector del humorimmo estadounidense que solian ocupar los clérgos. Un siedlogo, presentado como tal en una reunién, se conviere inmediatamente en el blanco de una gran atencién y de una molesta bilaridad En la misma cireunstancia, es probable que un sociélogo tno despierte mis reaccién’ que si le hubiese presentado como un vendedor de seguros. Tendré que conguistar la atencién con grandes dificultades, exactamente como cual- quier otra persona. Esto resulta molesto € injusto, pero también puede ter instructive, Por supuesto, la excatex de chistes acerca de los socidiogts indica que no participan fen tan gran medida en la imaginacién popular como han Hegado a hacerlo los sicblogos. Pero probablemente indica también que existe cierta ambigiedad en las imégenes que de ellos se ha formado la gente. Asi pues, puede ser un buen punto de partda para nuestras consideraciones 1 ‘obiervar més detenidamente algunas de ettas imigenes ‘Si preguntainos a los estudiantes aiin no graduades por qué se estin especialando en sociclogia, a menudo 2 memonLcid 4 La soctotoctn recibimos la respuesta: “Porque me gusta trabajar con la gente”, Si seguimos entonces preguntando a estos estudian tes reapecto al futuro de su ocupacién, tal como ellos Ia imaginan, a menudo excuchames que s¢ proponen partic par en el trbajo 0 accién social. De esto hablaremos en breve. Otras respuestas son mls vagas y_generales, pero texas indican que el estudiante en cuestidn preferira tatar con gente que con cosas. Las ocupacionts mencionadas ‘2 este respecta incluyen manejo de personal, relaciones fhuvrangs en la industria, relaciones piblicas, publicidad, planificcién de la corminidad, o labor religioa del tipo feglar, La suposiién comin es que en todas estas class de esfuerzos se podtia “hacer algo por la gente”, “ayudar ‘a la gente” o *hacer una labor provechosa para la co- rmunidad”, La imagen del socislogo implicada aqui pods desribrse como una versién secularizada del liberal Cl +0 Protestante, proporcionando quizé el secrotario de la YMCA (Asociaciin de Jévenes Cristianes) el vineulo de enlace entre Ia obra social sagrada y la profana. La so- ciologia se considera como una moderna variacion a la ‘esis elisica etadounidense de la “elevacién del nivel de vida", Se sobreentiende que el ssti6logo-es una persona interesada profesionalmente en actividades edificantes a favor del individuo y de toda la comunidad, ‘Uno de estos dis tendré que escribirse una gran no- vela estadounidense sobre el desengafio brutal que este tipo de motivaciin esti destinado a suftir en'la mayoria Ge las ocupacicnes que acabamos de mencionar, Existe un rasgo patétco que infunde compasién en el destino de ests simpatantes de la gente que Pparticipan en Ia diree- cién de personal se enfrentan por primera vera las reax Tidades humanas de una hvelga que deben_combatir ppermaneciendo en un lado de Ia lina de batalla fieramente [ON PASATIENO INDIDUAL 13 twazada; 0 de quienes entran en un trabajo de relaciones plas y descubren exactamente qué eso que se espera. Ge ellos en Io que los expertes on este campo han Hamado “la ingenieria det consenso”; o de quienes ingresan en ‘obras de la comunidad para empezar una instruccién cruel en la politica de especulacién en bienes races. Pero lo que ‘estamos interesados en tratar no es el despojo de la inocen= cia, sino mis bien una imagen particular de} socilogo, imagen que es al mismo tiempo errénea y engaiora [Naturalmente, os cierto que algunos tipos de explorador (Boy Scout) se han convertide en socidlogos. También es cierto que un interés benévolo en la gente podria ser el punto de partida biogréfico para los estudies seciolégices. Pero es importante sefialar que una actitud malévola y risantrépica podria servir exactamente para el mismo fin, Los conocimientos sociolégicos resltan valioses para cualquier persona interesada en una actividad dentro de ls sociedad. Pero esta actividad no necesita ser par mente humanitaria, En Ia actualidad, algunce sociélogos tstadounidenses son empleados por organismas guberna- mentales que tratan de proyectar comunidades mis hae Ditables para la nacién, Otros rocidlogor ertadounidenses son empleados por organismos gubernamentales interesa- oe en borrar del mapa a las comunidades de naciones hostile, siempre y cuando fuese necesario. Cualesquiera aque puedan ser lat inferenciae morales de sue respectivas actividades, no existen motives para que no se puedan practicar en ambas interesantes estudies sociolégicas. De manera similar, la criminologia come un campo especial Gentro de la sociotogia, ha puesto al descubierto una valio- sa informacién acerea de los procescs criminales en Ia teciedad moderna. Esta informacién resulta igualmente valiosa para las personas que tratan de combatir el delt sla * nermopuceién a La soctonocia ¥ para las que estén interesadas en fomentarlo. El hecho de que haya sido empleado un mimero mayor de cximi- nélogos por la policia que por los “gangsters” puede atr- Duirse al prejuicio ético de los propios criminéloges, a las relaciones pablicas de la policia y tal ver a la falta de refinamiento cientifico de los “gangsters'. En resumen, “urabajar con la gente” puede signficar mantenerla ale- jada de los barrios bajos o meter en la cfrcel, venderles propaganda © quitarle el dinero (ya sea legal o ilegal- mente), haciendo que fabriquen mejores automéviles 0 ‘que sean mejores pilotos de bombarderos. Por Jo tanto, como imagen del sociélogo, Ia frate deja algo que desear, ‘aun cuando pueda servir para describir al menos el im- plo inicial, como reiultado del cual alguna gente recurre al estudio de la reciologia Se requieren algunos comentarios adicionales a prop: sito de una imagen estrechamente relacionada del socilogo como una especie de tedrico de la labor social. Esta imagen resulta comprensible en vista del desarrollo de la socilogia fn los Estados Unidos. Cuando menos una de las raices de le sociologia estadounidense ha de encontrarse en los apuros de los trabajadores sociales al tener que afrontar lee problemas masivoe que surgieron a raiz de Ia revo- lucién industrial: el répido crecimiento de las ciudades y de los barrios -bajos que surgieron dentro de ellas, la inmigracién en masa, los movimientos masivos del pueblo, Ja desorganigacién de les medios de vida tradicionales y la deorientacién resultante de lot individuet atrapadee en estos procetos. Se ha estimulado gran parte de la inves: tigacin sociol6gica debido a esto. Y asi, ain es bastante hhabitwal que los estudiantes no graduados planeen ingresar fen el trabajo social para expecializarse en sociologia. [UN PASATIEMPO DEMDUAL, 5 En realidad, ol trabajo social extadounidense ha, reci bido mucha més influencia de la sicologia en el desarrollo de su “teoria. Es muy probable que este hecho tenga cierta relacién con lo que dijimes antes acerea de la posi- cién relativa de la socilogia y Ia sicologia en la ima «ginacién popular. Los tabajadores sociales han tenido que ‘ibrar durante tiempo una penoss batalla para que se ks reconczta como “profesionales" y para lograr al prestgio, fl poder y (no mencs importante) Ia renumeracién que fentrafia tal reconocimiento, Butcando en torno syo un ‘modelo “profesional” que emulae, encuentran que el del siguiatra es el més natural. Y por ello oe trbajadores so- ciales contemporineos reciben a sus “cliente” en una ofi- cna, mantienen con ellos “entrevista clinics” com una duraciin de cincuenta minutes, archivan Ine entrevstas por cuadruplicado y las discuten y analizan con una je- rarqula de “supervisores". Al adoptar las gules externas el siquiatra, adoptaron también, naturalmente, su ideo- Toga. Ast, Ia teria del trabajo tcial extadounidense con ‘temporineo consste en gran parte en una versién algo rmutilada de la sicologla sicoanalites, una especie de freudianismo de Ice pobres que sirve para legitimar el derecho del trabajador social a ayudar a la gente de ma- nera “cientfica”. En este libro no estamos interesadot en investigar la vaider “ciemtifiea" de esta doctrina sinttica, Nuestra opinin es que esta no solamente tiene muy poco gue ver con la sociologia, sino que en realidad demuestra ser singularmente obtusa en relacién con la realidad socal La identifcacidn de la socilogla con el trabajo social en Ja mente de muchas personas es hasta cierto punto un fendmeno de “retraso cultural”, que se emonta a la época fen que los trabajadores sociales “pre-profesionales” te oct 6 inemmonyeciin a La socioroctin paban todavia de la pobreza en vez de abordar Ia frustra- ‘iin libidincea y lo hacfan sin valerse de un dictéfono, "Pero aun quando el trabajo social estadounidense no Ihubiera. seguido Ja corriente de la sicologia popular, la {imagen del soeilogo come el mentor tebrico del trabajador social resaltaria engafiosa. El trabajo socal, cualquiera que sea au justiicacidn racional teérca, es una frdctica positiva cen Ia sociedad, La sociologla no es una préctica, sino un (ento por comprender, Tndudablemente, esta comprens sin puede ser de utlidad para el practicante, A. este respect, afimariamas que una comprensién més profunda e ia socologia seria de mayor utilidad para cl trabajador secial y que tal comprensién evitaria la necesidad de que féstedetcienda alas profundidades mitol6gica del “subcons- ciente” para explicar cuestiones que por regla general son totalmente conscientes, mucho més simples y, en realidad, dde una naturaleza social. Pero no existe nada inherente a la ‘empresa tocioldgica de watar de comprender a la sociedad aque Hleve foracramente a esa préctica 0 a cualquiera otra, La comprensién socilégica puede recomendarse a los trabajadores sociales, pero también a los vendedores, a Jas enfermeras, a los evangelistas y a fos politicos: en realidad, a cualquier persona cuyos ebjetivos comprendan el manejo de gente, con cualesquier propétito y justfica moral Esta concepeitin dela actividad socioldgica se encuentra implicita en la alirmactén clésica de Max Weber, una. Ge las figuras més importantes en el desarrollo de este campo, en el sentido de que la socilogia exté “exenta de valores”. Puesto que més tarde seri necesario retormar vatias veces a este punto, conviene explicarlo més ar pliamente a evtas alturas. Evidentemente la declaracién de Weber no significa que el socidlogo no tenga ono deba UN FASATIrO INDIVIDUAL 0 tener valores. En todo caso, resulta casi imposible para ‘un ser humano existir sin poseer valores algunos, aunque pueden haber enormes variaciones en los valores que poda~ ‘mos mantener, Normalmente, el soci6logo poseerd tantos valores como un ciudadano, un particular, el miembro de tun grupo religioro 0 como un adepto de alguna otra asc- iacién de personas. Pero dentro de tos limites de sus actividades como sociblogo, existe tinicamente un valor fundamental: el de la integridad cientifica, Por supuesto, incluso en exe respecte, el socidlogo como ser humano tend que tener en cuenta sus convicelanes, sus emociones ¥y prejutios, Pero forma parte de su disciplina intlectual fl que trate de comprender y controlar estas tendencias como predisporiciones que eben ser climinadas, hasta donde sea posible, de su trabajo. Se sobreentiende que feto no siempre e fil, pero no es tampoco imposible. El tocidlogo trata de ver lo que hay. Puede abrigar esperan- as 0 lemores respecto a lo que pueda averiguar. Pero) Uwataré de observarlo todo sin tamar en cuenta sus espe- ranaas o temores. Por tanto, este es un acto de percepcién pura, tan pura come To permiten los recurses humanamente Timitados, que la sociologia se esfuerza en llevar a cabo. ‘Una analogia puede servir para dejar esto un poco nis claro. En cualquier conflcto politico o militar, r- sulta ventajoso capturar Ia informacién empleada por los forganismos de espionaje del bando contrarie. Pero eto ces asi Gnicamente porque un buen conocimiento se compo- ne de informacién libre de prejuicios. Si un espia presenta su informe en términoe de la ideologia y ambiciones de sus superiors, sus informaciones carecen de utilidad no sélo ‘para el enemigo, en el cato de que éste las capturas, sino también para el propio bando del expia, Se ha sostenido ‘que uno de los punter débiles del mecanismo de espionaje SOCHOHSHOHSHSSSHOHSSHSHOSSHSSHOSESSCSEHOLEEEE 18 IeTRODUCEIEN A 1A socioLonin de les estades totalitaris es que los espns no informan lo ‘que descubren sino fo que sus superires descan oir. Este 6s, sin duda alguna, un mal espionaje. El buen espia in- forma la verdad. Ouros deciden lo que deberé hacerse como resultado de su informacién. De manera muy simi- lar, el socidlogo ex un expla, Su labor comsiste en informar. tan correctamente como le sea posible, acerca de un medio social determinado. Ouras personas, 0 € mismo, en una funcién diferente a Ia de socislogo, tendrin que decidir Jos pasos que deben dante en este campo. Quisiéramos recalear enérgicamente que el decir esto no significa que 1 socidlogo no tenga obligaciém alguna de averiguar los objetives de sus superiores, 0 el partido que éstos sacarén e su trabajo, Fero esta no. una averiguacién sociolégics. Equivale a formular las mismnas preguntas que debe formu- larse cualquiera respecto a sus actos en sociedad. De la ‘misma manera, el conocimiento biolbgico puede emplearse para curar 0 para matar. Eslo no quiere decir que et Diblogo esté exento de toda responsabilidad respecto al uso que s dé a sus conocimientos, Pero cuando se interroga 2 si mismo acerca de esta responsabilidad, no esté for- rmulando una pregunta biolégica tra imagen del socidlogo, relacionada con las dos ‘que ya hemos expuesto, es Ia del reformador social. sta imagen tiene también rales histéricas, no sélo en los Esta- dos Unies, sino también en Europa, Augusto Comte, el filésofo francés de principios del siglo xix que invent cl nombre de Ia. disciplina, pensaba que la sociclogia era Ja doctrina del progreso, una sucesora secularizada de la teologia come la maestra de las ciencias. Segén este punto de vista, el socidlogo desempefia el papel de arbitro de todas las ramas del saber para el bienestar del ser humano. Esta ides, aunque despojada de son pretensiones més fan= [UN PASATHEBEFO INDIDUAL 19 ‘steas,dej6 una ella profunda en el desarrollo de la sociclogia francesa, Pero tuo también sus repercusiones fn los Estados Unidos, cuando en los albores de la soci login etadounidense, algunoe dicipuls transatlintices de Comte sugireron formalmenteen un memorindam sl pre- sidente dela Universidad de Brown que todas las seciones de esa ima deberan ser reorganizadas como suborina- dds ce In faccad de socologa. Actualmente may pocot sociblogcs, y probablemente ninguno en exe pais, cons Ceraran de esa manera su papel. Pero algo de este con- ceptosobrevive cuando te espera que los sociogos apare an con eopias de unos mimos planos para hacer reformas fen cierta némezo de problemas sociales Desde ciertos puntos de vista vais (inloyendoalgu- os del autor) resulta atsfactri que ls ideas socicigicas hayan sido de utilidad en algunos sot para mejorar la suerte de algunos grupos de seres humans, poniendo al desubier cireunstancias moralmenteofensvas, dispando ‘siones colectvas © demostrindo que podian cbtenere resultados socalmente convenient en forma més humana. Por ejemplo, podriamor indicar ciertas aplicaciones del conocimiente socolgico en el sistema penitencasio de los paises occidentales. © podeianos mencionar la utilidad aque se hn dado a lor estadiossocolgicos en la decisén ‘Mopiada por la Corte Suprema en 1954 respecto a la segregaciéa racial en Ins escudas piblicas. © podrlamos onsderar las aplicaciones de otros etudios secclgios a 1 plnifcaciin humana del nuevo desarrollo de zonas urbanis, Indudsbiemente, el socilogo moral y politea- rente senile obtendr4 grandes satisfacciones de cstos tjemplor, Pero, una vez mis, conviene tener presente que Jo que se encuentra en disputa en este libro no ena comprersidn scilépea como &ta sino eras aplicaciones

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