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Climatologia planetaria Los otros climas del sistema solar ~~ ye Climatologia planetaria Los otros climas del sistema solar Tmagen de eubierta: Representacién en falso color del manto de nubgg 4 Jupiter creada a partir de los datos de la sonda de la NASA Juno en mayo. de 2017. Ami famitig. 4 Pig Direccion cientifica de la coleccién: Manuel Lozano Leyva © Antonio M. Moro Mufioz por el texto © RBA Contenidos Editoriales y Audiovisuales, $.A.U. © 2017, RBA Coleccionables, S.A. Realizacién: EDITEC Disefio cubierta: Lloren¢ Marti Disenio interior: tactilestudio Infografias: Joan Pejoan Fotografias: Age Fotostock: 139a, 147a; Archivo RBA: 111a; Calvin J. Hamilton: 64; European Space Agency & Max-Planck Institute for Solar System Research: 59bd; ESA/NASAJPL/University of Arizona: 117; Glen Fergus: 67b; J. Comas Sold, «Observationes des Satellites Principaux de Jupiter et de Titan», Astronomishe Nachrichten, 179(4290). p289-290. (1908): 11 1bi; Matthewjparker: 147; NASA: 51, 94, 100, 111bd, 125b, 139b; NASA, ESA, and A. Simon (Goddard Space Flight Center): Sia; NASA/Jet Propulsion Lab- http:/photojournal jpl.nasa.gov/catalog/ PIA00379: 125a; NASA/JPL: 101; NASA/JPL - http://photojournal,jpl.nasa.gow catalog/PTAQQ716: 127ad; NASA/JPL/Caltech: Portada, 69b,127bd; NASAJPL- Caltecl/MSSS: 69a; NASA/JIPL-CalteclvSETI Institute: 127ai; NASA/JPL-Caltech” Space Science Institute: 93; NASA/JPL/Corby Waste: 65; NASA/JPLSpace Science Institute: 127bi; NASA/JPL/Texas A&M/Comnell: 67a, NASA/Viking Planetary Exploration Program, NSSDC: 59a 1; 59bi; Soviet Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicacién puede ser reproducida, almacenada o transmitida por ningin medio sin permiso del editor. ISBN: 978-84-473-9086-1 Depésito legal: B 22063-2017 Impreso y encuadernado en Rodesa, Villatuerta (Navarra) Impreso en Espafia - Printed in Spain — A nine TAALLUCALIEC AYE aaa we ptt? vite INTRODUGCION 7 CAPITULO 1 Un punto azul palido. 2. ee eee 13 CAPITULO2 © Losplanetasinteriores ......-0- 082s eee 43 CAPIULO3 = Los planetas gigantes .. 2.00. see cee eres rk CAPITULO4 == Elclimadelaslunas... eee eee eee es 108 CAPITULO 5 El clima del pasado y del futuro... . ++ 6-5-0 431 IECTURAS RECOMENDADAS..... 0... - 220000200000 153 INDICE 155 wyrnDUCC10N pepret de lldEeyTsaee PPO ET SS COOEASTTTEL LLL TSS LLAPLALL EPID DL bp SL phellt ponte we El 22 de febrero de 2017 la NASA anunciaba en wna rueda de prensa uno sus descubrimientos recientes mds fascinantes; la existencia de un sistema solar situado a «apenas» 40 afios-luz de la Tierra que contendria nada menos que siete planetas de un famano similar al nuestro. Tres de ellos estarian situados en la llamada zona de habitabilidad, la region en torno a.una estrella en la cual un planeta puede albergar agua en estado liquido en Su superficie, La noticia, amplificada por los medios de comuni- cacion, desaté rapidamente la curiosidad y el interés del publico “1 general ante la posibilidad de que alguno de estos planetas Dudiera reunir condiciones propicias para la existencia de vida. es &strella en Cuestion, bautizada con el nombre de TRAPPIST1, ha e ‘o demas bastante comin, del tipo conocido como ena- j mie de pequefio tamagio y muy fifa, una ms entre millones descuiben de estrellas de nuestra galaxia. De no ser por este tent simiento, habria pasado inadvertida para la comunidad unque Z hubiera ni salido en los periddicos. Pisp.y a : descubrimiento del sistema planetario de TRAP- °ercania y ia Mayor repercusién que otros por su relativa SU Timero de planetas, con anterioridad a este se a habfan encontrado mas de 3.400 exoplanetas (es decir, planetas externos a nuestro sistema solar) y, de hecho, la cifra ha seguigg creciendo. El 1 de julio de 2017, el catalogo de la NASA recog, casi 3500 exoplanetas, de los cuales 362 corresponden 4 plana. tas de un tamano comparable al nuestro. Cuando el lector este leyendo estas paginas, es mas que probable que estos mimerog hayan aumentado notablemente. Aunque no podemos descartar que la vida pueda darse ey condiciones muy diferentes a las de nuestro planeta, nuestra experiencia nos dice que en aquellos entornos donde hay agua, accesos a elementos biogénicos (carbono, hidrégeno, oxigeno, nitrégeno) y una fuente de energia, es mas facil encontrar vidg, Es por eso que los cientificos intentan identificar entre los exo. planetas aquellos que retinan condiciones lo mas parecidas a las nuestras. Para ello, no basta con conocer su tamano. Por ejem- plo, Venus y Marte tienen tamafios no muy diferentes al de la Tierra y ninguno de ellos posee agua liquida en su superficie. 4Cémo saber, por tanto, si los exoplanetas identificados retinen las condiciones climaticas adecuadas? Estas preguntas empie- zan a hallar respuesta gracias a los enormes avances en las téc- nicas empleadas para el estudio de exoplanetas, pero todavia no podemos hacernos una idea detallada acerca del clima y los fendmenos meteoroldgicos, Hay que tener en cuenta que la gran mayoria de los exoplanetas se conocen de forma indirecta, a par tir de la perturbacién que producen sobre el movimiento de la estrella en torno a la que orbitan, o bien debido a la pequena ate- nuacion de su brillo cuando se interponen entre esta y la Tierra. Apenas unos pocos se han podido observar directamente con el telescopio pero, incluso en estos casos, la imagenes no muestran mas que un punto luminoso. La situacion recuerda a la que existia en relacién a nuest! propio sistema solar antes de la invencién del telescopio. Hast entonces, los tinicos planetas conocidos, Mercurio, Venus, Mar te, Jupiter y Saturno, no pasaban de ser pequefios puntos lum Nosos que se movian lentamente sobre el fondo estrellado (u" reminiscencia de aquella época es el significado del nombre «pl neta» que, traducido del griego, significa justamente «errant®”” INTRODUCCION 67 de junio oe a oncepcion del univer mee ues eh Maes conocimniento yco P a universo, Esa noche, Galileo § su telescopio hacia Jupiter y realiz6 un descubrimiento dente. Tres pequenas «estrellas» alineadas acompajia- pan al planeta. Unos dias mas tarde, descubrié una cuarta «es. rita», ali eada también con las otras tres. Habia descubierto tre Japiter, como la Tierra, posee lunas orbitando en torno a oe qierra dejaba de ser el centro de todos los astros del uni- ers: LO emocionante de este descubrimiento es comparable al hallazgo de los primeros planetas extrasolares aunque, en este {ltimo caso, sabemos de antemano que estos exoplanetas deben ser objetos muy frecuentes, mientras que para Galileo debié ser una auténtica conmocidon encontrarse con la pequejia cohorte de satélites jovianos. Tras las pioneras observaciones de Galileo, muchos otros as- trénomos tomaron el relevo y, usando telescopios cada vez mas potentes, fueron descubriendo el resto de planetas del sistema solar (Urano, Neptuno, Plut6n) asi como numerosas lunas, la mayoria orbitando en torno a Jupiter y Saturno. Pero, incluso entrados en el siglo xx, no se tenia apenas idea de sus condi- ciones climaticas, mas alla de conjeturas basadas en una inter- pretaciOn, a veces erronea, de las imagenes de telescopio. Fue a finales del siglo xix cuando el astrénomo italiano Giovanni Schiaparelli descubrié los populares «canales» de la superficie de Marte. El hallazgo desaté la imaginacién de muchas personas oo ver en estos canales complejas obras de ingenie- wine mas por una avanzada civilizacion para transportar el : aS partes a otras del planeta. En el caso de Venus, la Situacis be gs a4 : 3: acion era mas enigmatica, ya que ni los mas potentes telesco- ts one tian apreciar ningwin detalle de su superficie, oculta que, Misia masa nubosa. Pero esto no fue obstaculo para esheranen de la década de 1960, muchos albergaran Palsaje, oo : he que, tras dichas nubes, se ocultara un selvatico primers undante agua e incluso una atmésfera respirable. 4 mest ea fuente de conocimiento del clima de Jos planetas lacion j tema solar llegé gracias al descubrimiento de la ra- 0ja, realizado por el misico y astronomo germane- INTRODUCCION briténico William Herschel en el afio 1800. Herschel comprobé que esta misteriosa radiacion formaba parte de los rayos solares y qy, apesar de ser invisible, era capaz de elevar Ja temperatura de yp, termémetro, de ahi que se refirid a ella como «rayos calorificog,, Hoy sabemos que los rayos infrarrojos son ondas electromagnéy. cas, de la misma naturaleza que la luz visible, pero de una frecuey, cia menor que la de Ja radiaci6n roja. Poco después, se descubrig que existia una relacion entre laradiacién que emite un objeto y sy temperatura y que, para un planeta o luna, la mayor parte de lar. diacién emitida corresponde precisamente a la zona del infrarrojo, Esto permitié estimar la temperatura de la Luna y los planetas, antes incluso de que estos fueran visitados por los ingenios espa. ciales, mediante el andlisis de su radiacién infrarroja. Cuando se aplicé esta técnica a Mercurio, las medidas indi- caron una temperatura diurna por encima de los 300 °C, conse- cuencia de su proximidad al Sol, pero que durante Ja noche se desploma hasta los 173 °C bajo cero. Estas variaciones extremas entre el dia y la noche que, como veremos, son consecuencia de la ausencia de atmosfera, ocurren también en nuestra propia Luna. Sin embargo, al estar mds lejos del Sol, las temperaturas diurnas no llegan a ser tan elevadas. En el caso de Marte, las medidas realizadas a mediados de la década de 1940 sugerian que este era un lugar muy frio, pero no se descartaba que pudiera albergar algtin tipo de vegetacion st milar ala que se encuentra en las regiones mds frias de la Tierra. Esta idea qued6 descartada con las imAgenes de su superficie enviadas por la sonda Mariner 4 en 1965, que nos descubrieron un paisaje drido y seco, sin ningin vestigio de vegetacin 0 de agua, y con una atmédsfera 100 veces mas ligera que la nuesit™ compuesta por didxido de carbono. En cuanto a Venus, la densa capa de nubes que cubre perma nentemente el planeta suponia una dificultad afiadida a la hora de determinar su temperatura. La radiaci6n infrarroja emitida por el planeta procede de la parte alta de su atmdsfera, CO" lo que realmente refleja la temperatura de las nubes, pero no d¢ superficie, Durante la década de 1960, varias sondas soviésice® del programa Venera consiguieron descender a través del mani? INTRODUCCION nubes e incluso Posarse sobre su superficie, cuya temperatu- de Fosult6 ser superior a los 400 “G, icapaz de fundir el plomo! oe resultado, unido a una presion atmosférica aplastante 90 fs Ja terrestre, y una lluvia continua de dcido sulfiri- ayor a yeces ™ ‘ co, hicieron ver que Venus distaba mucho de ser el vergel sofiado , por algunos. . . Asi pues, ninguno de nuestros vecinos cercanos parece reu- nir condiciones propicias para la vida, al menos, en la forma en que la. conocemos. Mercure y Venus son demasiado calientes; : demasiado frio. Pero jqué hay de nuestros vecinos mas Jejanos, los llamados planetas exteriores? Jupiter y Saturno son dos inmensas esferas gaseosas, compuestas fundamentalmente de hidrégeno, y sin una superficie solida definida. Urano y Nep- juno también poseen una gruesa cubierta de hidrégeno, pero sus interiores son esencialmente de hielo. La llegada de las sondas estadounidenses Pioneer y Voyager a finales de la década de 1970 puso al descubierto una compleja y violenta actividad at- mosférica, con tormentas casi permanenies, algunas del tamaiio de nuestro planeta (como la Gran Mancha Roja de Jupiter), y vientos huracanados que recorren el planeta de este a oeste, 0 en sentido contrario, una versi6n extrema de nuestros vientos alisios. En definitiva, también nuestros vecinos del sistema solar exterior poseen condiciones muy alejadas de lo que se conside- Taria un planeta habitable. on menos sorprendentes fueron los hallazgos en las lunas que cage eee a los planetas exteriores. Con una temperatura en a de unos ~180 °C, Titan, 1a mayor luna de Saturno, re- these atmo, especie de version helada de la Tierra. Posee una ae Osfera que, al igual que la terrestre, esta compuesta I oui de nitrégeno. Ademas, tiene nubes y lagos, tural), Las a que estaria congelada, sino de metano (gas Na Poseen uma mas Europa (de Jupiter) y Encélado (de Satume) ae emanay, orteza de hielo, pero los géiseres de vapor de “— lA existencia Fo annenite de su superficie son una prueba de Quiza un ae e uh océano interior e incluso de aguas termales. Siler chipiélago de habitabilidad, perdido en el gélido sis exterior? a a tt De este breve repaso del clima de nuestros vecinos cera. nos y lejanos se desprende que la Tierra es un lugar tinicg an nuestro sistema solar. Solo muestro planeta alberga abundan, te agua en su superficie en sus tres estados (sOlido, liquido y gaseoso), hecho que ha sido determinante para la existenciy y ladurabilidad de Ja vida. El campo magneético generado por gy interior nos protege del bombardeo constante de las particulas provenientes del Sol, el llamado viento solar, mientras que ung fina y tenue capa de ozono protege a la vida de los perniciosos rayos ultravioleta. El diéxido de carbono de nuesira atmédsfera, aunque presente en 3 de cada 10000 partes, genera el efecto in. vernadero necesario para elevar Ja temperatura del planeta por encima del punto de congelaci6n, pero en la medida justa para no superar el punto de ebullicién, que evaporaria nuestros océanos y desencadenaria el infierno en el que parece atrapado el clima de Venus desde hace miles de millones de afios. Aunque otros planetas podrian haber desarrollado formas rouy diferentes de vida a la nuestra, que no requieran de todas estas condiciones, lo cierto es que, después de décadas de ex- ploracion espacial, no se ha encontrado el mas minimo vestigio de vida en ningtn otro planeta ni en ninguna otra luna de nues- tro sistema solar. gPor qué ningii otro planeta retine las condi- ciones, aparentemente privilegiadas, que se dan en la Tierra? iA qué se debe el clima sofocante de Venus 0 la aridez del des olado Marte? ;Disfrutaron quizd en el pasado de climas més be- nignos, como ei que ahora disfruta la Tierra? ,Podrian los océanos interiores de las lunas de los planetas exteriores reunir las condi- ciones aptas para la vida? Y, por wiltimo, gse encamina la Tier hacia alguno de estos destinos? A estas cuestiones, y a otras mas, intentaremos dar respuesta a lo largo de este libro. INTRODUCCION ae perth t lp PL El hd MEEEELEEECLLLTILELEPPILISELIS fb Php pe lte et SIOOLILOLDS ALD bY, perhte: eh Wht un punto azul palido Comparado con los otros planetas del sistema solar, nuestro planeta parece poseer unas condiciones unicas y privilegiadas para el desarrollo de la vida: una temperatura benigna que permite la existencia de abundante agua en estado liquido, una atmésfera rica en oxigeno y wa capa de ozono que lo protege de los dafiinos Tayos ultravioleta. «Veo la Tierra! La visibilidad es buena... Lo veo casi todo. Se aprecia un cierto margen de espacio bajo la cubierta de cimulos. Prosigo el vuelo. jTodo va bien!». Asi se dirigia el 12 de abril de 1961 Yuri Gagarin desde la nave Vostok 1 a los ingenieros sovié- ticos que seguian el primer vuelo de un ser humano en 6rbita. Aunque solo disponemos del registro sonoro de este histérico viaje, podemos imaginar la impresién que caus6 en el astronauta tuso la visidn de la Tierra desde la escotilla de su capsula. Ga- garin tuvo el privilegio de ser el primer hombre en contemplar el azul intenso de los océanos, ocultos por el manto de nubes en Continuo movimiento, y el fino y tenue velo azulado perfilando el contorno de la Tierra, iluminado por la luz solar. Durante este Primer vuelo Gagarin lo describi6 ast: Hl Cielo es completamente negro, y contra el fondo de este “ilo negro las estrellas aparecen en cierto modo mas bri- lantes ¥ diferenciadas. La Tierra presenta un halo azul Tauy hermoso y caracterfstico, que se ve muy bien al observar el horizonte, Hay una suave transicién de color que va del azul Celeste, a) azul, azul marino y purpura, para acabar en el tono UN PUNTO AZUL PALIDO wae nia a completamente negro del cielo. Es una transicion realmente bella. Esta panordmica relatada por Gagarin poco tiene que ver eon la que tendriamos si sobrevoléramos cualquier otro planeta dg nuestro sistema solar. En ninguno de ellos observaremos océangg ni nuestra azulada atmésfera. Por contra, encontramos mundog térridos como Mercurio o Venus, los mas proximos al Sol, y otro gélidos, como Urano 0 Neptuno. Es natural pensar que las cop. diciones singulares del clima terrestre son una consecuencia de nuestro lugar privilegiado en el sistema solar, de manera que aque. llos planetas m4s cercanos al Sol, al recibir mas cantidad de radia. cién del astro rey, seran mas calidos, mientras que aquellos mis lejanos, por la raz6n inversa, poseeran climas mas frios. Pero, de ser asi, no deberfa la Luna gozar de un clima similar al nuestro? Mucho antes de que el hombre pisara por primera vez nuestro satélite ya se sabia que era un lugar bastante inhdspito. Su paisaje 4rido y rocoso, sin ningtin vestigio de vida, ya fue descrito por Ga- lileo en la primera década del siglo xvz. Tampoco posee atmosfera De tener una con un cierto espesor, observariamos su borde difi- so al darle la luz del Sol y, al interponerse la Luna entre nosotros y alguna estrella, veriamos palidecer el brillo de la estrella justo al atravesar la atmosfera. Para darnos cuenta del enorme impacto que la ausencia de atmésfera posee sobre el clima lunar, basta comparar su temperatura media con la de la Tierra. En el ecua dor terrestre, la termperatura media es de unos 27°C, nada que vet con los -53°C de nuestro satélite. Las variaciones entre é] diay! noche también son notables. En la parte iluminada por el Sol temperatura alcanza los 100 °C, pero en la cara oculta, donde na la noche hinar, la temperatura desciende drasticamente hasta unos ~133 °C. No hay ningiin lugar en la Tierra que experime? A semejantes temperaturas. {A qué se debe esta dramatica diferet cia? Un candidato natural seria la atmésfera terrestre, pero "° 08 esta la tnica explicacién posible. De hecho, en el pasado alg” cientificos atribuyeron la bondad del clima terrestre al calor P veniente del interior del planeta. La existencia de esta fuente calor queda bien patente a través de las erupciones volcénicas: UN PUNTO AZUL PALIDO pn 1827, el fisico y matematico francés Jean-Baptiste-Joseph fourier (1768-1830) se planteo también esta y otras cuestiones jacion adas con la transferenciade calor y, tras estudiar el pro- re ma concienzudamente, plasm6 los resultados de sus investi- On ones en un influyente tfatatis titulado Teorta analitica del eqlor’ En relacién a in.cuestin plan- teada arriba, concluy6é eerleramente que el flujo de calor desde el interior dela Tierra es insignificante en com- paracién con la energia que recibe del Sol. Esta conclusién se aplica a otros planetas rocosos como el nues- tro, asi como a sus lunas, y la raz6n es que la roca es un buen aislante del calor de manera que, aun suponiendo que el nucleo terrestre esta conformado por roca fundida a gran temperatura, esto no seria suficiente para expli- car la elevada temperatura de la superficie terrestre. Deseartada esta posibilidad, queda claro que la atmdsfera juega un papel fundamental como agente regulador del clima terrestre con lo que, antes de asomarnos a nuestros vecinos mas cercanos del sistema solar, conviene que nos detengamos para entender un poco mejor la atmésfera de nuestro planeta. del espacio. UN PLANETA ENVUELTO POR CAPAS DE GASES La Tierra se encuentra envuelta en una capa de aire compuesta caebalmente de nitrégeno (78%) y oxigeno (21%) y pequefias ioe de didxido de carbono y agua. El 75% de esta masa de Tecibe ee a una altitud inferior a los 11 km. Esta region stone fe ombre de troposfera. En promedio, la temperatura de © Con A €ra es maxima a nivel del mar y desciende gradualmen- a Sherk Esto es debido a que la radiacién solar calienta e esty Cle de la Tierra y este calor se transmite al aire con el Tinan eh contacto. Las caracteristicas de la troposfera deter- Mubes y, 8ran medida el clima terresire. En ella se forman las Por tanto, tienen lugar las precipitaciones en todas sus BN PUNTO AZUL PALIDO EI calor, como la gravedad, penetra todas las sustancias de} universo, SUS FayOS OCUpan todos los lugares Josees Fourier Ww NA ESTRELLA 0 PLANETA? lecer la relacion existente entre la longitud de any é i n estab E| método para hacerlo consiste 6 : F yla temperatura absoluta de un cuerpo. La luz consiste en une onda electromagn tat te \ figura} compuesta por dos campos, UND magnetico y otro eléctrico, perpendiculares entra : cuya intensidad varia periddicamente en él tiempo. En el vacio, las ondas electromagnéticas se propagan a. una velocidad constante de 300000 km/s. Una caractenistica fundamental dg estas ondas es la distancia entre crestas, conocida como longitud de onda. Esta determing io mayor cuanto menor es su longitud de onda. Al Conjunto la energia que porta la onda, sien 10 de todas estas longitudes de onda se le llama especiro eleciromagnético. El ojo humano es © un sofisticado sensor capaz d ‘400 y 760 nandémetros (inm= como espectro visible. La ~ como colores, correspondien ~ colores azulados, y las més largas © pumano no es capaz de parcibir ondas fuera de este - hacerlo. Por ejemplo, las camaras infrarrojas permiten «ver» = algo mas larga que el rojo. zCOMO MEDIR LA TEMPERATURA DE U 0,000000001 m, 0 una milésima de micra), lo que se conoeg do las longitudes de onda mas cortas (mas energéticas) a los A mayor temperatura, menor longitud de onda Cualquier cuerpo, por el hecho de encontrarse a una cierta temperatura, emite radiacion en - todo el rango del espectro alectromagnético, siendo maxima la intensidad de emision pare una cierta longitud de onda. A mayor temperatura, esta longitud de onda preferente sé hace menor En 1893. el fisico aleman Wilhelm Wien (1864-1928) encontré una sencilla relacir entre la temperatura absoluta de un cuerpo y la longitud de onda a la que se produce él pict de emision, dada por 1, = 2.002898 T es la longitud de onda del pico, en metros. una? (una idealizacion ob idamenté valida pare del Sal se ase" la ley de Wer donde T es la temperatura absoluta y |. - gta ralacién se cumple estrictamente para los llamados cuerpos negros un abjato que absorbe toda la luz que recibe, sin reflejar nada) es aproxima' los objetos «reales», de ahi su utilidad. Por ejemplo, la luz que nos llega -. ala de un cuerpo negro para una temperatura de unos 5800 K que, segun icple -corresponderia a una longitud de onda de 501 nm, que se sitdia en la zona del agpectio ve - _, (Corresponde a una tonalidad verde). El hecho de que el ojo humane capte juz justo en water ~ del espectre donde la radiacién solar es maxima puede entenderse COMO una 4 apie ‘: evolutiva, La radiaci6n solar es parcialmente absorbida por la atmésfera. Por ejemplo. » absorbe la mayor parte de la radiacién ultravioleta, mientras que algunas moleculas: ‘ j an de carbono o el vapor de agua, absorben selectivamente en algunas recuoncis| al o70r a 18 UN PUNTO AZUL PALIDO. i ee ip neering ee 2 © le registrar estas ondas dentro de una franja comprendida entre > 5 diferentes longitudes de onda son interpretadas por el cerebig (ondas menos energeticas) al color rojo. Aunque oo © rango, hay dispositivos que si permiten | la radiacion de longitud ce onda i STaprarwecapettte te e MEN LRT ROE TENE SES ERR Ba pent Direccién de avance de fa onda electromagnética ee Arriba, representacién de una onda electromagnética. Abajo, el espectro de radiacion det Sol, medido desde ta superficie terrestre y desde el espacio, comparado con Campo magnético Campo eléctrico la distribucién correspondiente a un cuerpo negro a una temperatura de 5773 K. Se observan las lineas de absorcion de algunos componentes de la atmdsfera, como el vapor de agua 0 el didxide de carbono. Irradiancia (W/m?/nm) 1 2,5 I INFRARROJQ. ———-———- Espectro solar sin absorcién atmostérica Cuerpo negro Espectro solar a nivel del mar O5-- 1 l | 1250 1500 1750 9000 2250 Longitud de onda (nm) 750 1000 kh a bat — ' E 2500} i 4 Cea OE piss cai oy ye nee ec aige HSS aa area UN PUNTO AZUL PALIDO formas (agua, nieve, granizo...). Hay que decir que, hasta entrad el siglo xx, poco mas se sabia de las propiedades de la tropostery Uno de los pioneros de su estudio y precursor de la Meteorologis moderna fue el francés Léon Philippe Teisserenc de Bort (1855. 1913). Desde su laboratorio en las afueras de Paris, donde se eg; tablecié en 1996, realizé numerosos experimentos con comeiag y globos sonda, con los que fue capaz de medir con precisién jy temperatura y presion en funcion de la altitud. Comprobé que ja temperatura descendia gradualmente a razon de unos 6 ¢ cada 1000 m, hasta una altura de 11,2 km. Por encima de egg altura, curiosamente, la temperatura dejaba de descender y se estabilizaba alrededor de los —55 °C. Este resultado tenia una consecuencia inmediata para el clima terrestre. Las masas de aire se calientan en la parte baja de la tro- posfera, ascendiendo por conveccién (al igual que lo hace, por ejemplo, el agua caliente en una olla puesta al fuego), al tiempo que se van expandiendo y enfriando. Como la temperatura de la aimésfera disminuye con Ja altitud, la diferencia de temperatura entre la masa ascendente y el aire circundante se va haciendo menor hasta que, al Legar a la parte superior de la troposfera, co- nocida como tropopausa, cesa el movimiento convectivo (trans ferencia de calor entre zonas con distintas temperaturas). Esta es la raz6n por la cual las nubes, que se forman también debido a este fendmeno de conveccion, adquieren su caracteristica for ma achaiada al verse frenadas en la tropopausa. Teisserenc # Bort concluyé que la atmésfera terrestre consistia en una cap? inferior, la troposfera, caracterizada por el gradiente térmico W? él habia medido, y donde se producen los fenémenos meteor? légicos, y una capa superior, mas estable, a la que bautiz6 com? estratosfera. Ademas de la temperatura, otro factor determinante par d clima y la meteorologia del planeta es la presién atmosfen® Esta se corresponde con el peso que ejerce el aire de la atm fa por unidad de area. Supongamos que dibujamos un cul de deun metro de lado enel suelo. Podemos imaginar una colum™ on Sobre dicho cuadrado que se extiende verticalmenté © Propia superficie terrestre hasta la extincién de la UN PUNTO AZ PALIDO peso que ejerce dicha columns de aire dependerd de cémo aria] densidad del aire en funcidn de la altura, ya que, cuanto v yor se8 SU densidad, mayor sera también su peso, También evel gerd de si estamos a nivel del mar, o sobre una Meseta 0 montafia, Y4 que, en este ultimo Ash; la columna de aire sera menor Ys por tanto, también la presion. En promedio, para un punto gituado a nivel del mar, la presién atmosférica correspon- de al peso equivalente a nada menos que 10 toneladas por metro cuadrado. Puesto en estos terminos, parece sorprendente que no sintamos con mayor vehemencia la presencia de la presién aimosférica en nuestra vida cotidiana. La razén es que los or- ganismos vivos nos hemos adaptado para generar una presién que contrarreste a la atmosférica. El valor medio de la presién atmosférica, a nivel del mar, resulta una unidad conveniente para comparar las presiones en diferentes medios, diferentes al- tras 0, para los propdésitos de este libro, en distintos planetas. Esta unidad se conoce como «atmosfera» (y se abrevia atm) de manera que la presi6n media sobre la superficie terrestre seria simplemente | atm. Meteordlogos cazando meteoritos Asi, las med. Jas de Teisserenc de Bort con globos sonda demos- que la temperatura de la atmésfera iba disminuyendo gra- anette hasta alcanzar los -55 °C a una altura de unos 11 km, fee eo aproximadamente constante por encima de esta. 25 ®ste resultado se pudo confirmar hasta una altitud de unos ei que no era posible elevar globos sonda por encima a saber Cura. ~Qué pasaba mas arriba? Teisserenc no lo Hegé que e] Sawn no fue hasta 1922, poco después de su muerte, tinieg @ co aleman Frederick Lindemann y el meteordlogo bri- MB. Dobson arrojaron luz al respecto: publicaron unos 3somb; °S Sorprendentes obtenides por un método no menos y Dot Fue tras la Primera Guerra Mundial cuando Linde- Wades de ta Nn aunaron sus esfuerzos para estudiar las prople- atmésfera a altitudes por encima del alcance de los Uni PUNTO AZAR PALIDO concibieron un ingenioso método gp, sistente en estudiar las trayectorias que dejaban los meteorgg al desintegrarse tras entrar ent contacto con la atmésfera. Estos meteoros, compuestos fundamentalmente por piedra 0 hierro, penetran en la atmésfera a gran velocidad (pueden superar log 160000 kilémetros por hora), evaporandose parcial 0 totalmen. te debido al calor producido por el rozamiento. Las particulas que se desprenden colisionan violentamente con las moléculas del aire, arrancando electrones de las mismas, proceso que en fisica recibe el nombre de jonizacién. Este fendmeno da lugar al caracteristico destello que ha hecho que los meteoros sean co- nocidos popularmente como estrellas fugaces. Empleando leyes termodinémicas (la rama de Ia fisica que estudia los fenémenos asociados con el calor y su transmisién), Lindemann y Dobson obtuvieron expresiones matematicas que relacionaban la densi- dad y la temperatura de la region de aire por la que habia pasado el meteoro con la velocidad del mismo, su altura y el brillo yla longitud de la estela dejada. A finales de 1922, publicaron sus Te- sultados en las prestigiosas actas de la Royal Society de Londres en un trabajo titulado «Una teoria de meteoros, y de Ia densidad y temperatura de la atmédsfera exterior a la que conduce», enel que desarrollaban su teoria y la aplicaban a cientos de medidas realizadas en su mayor parte por astrénomos aficionados. Para alturas de entre 30 y 50 km, las temperaturas predichas por la teoria de Lindemann y Dobson eran consistentes cor Jos valores obtenidos por medidas directas mediante globos sonda, lo cual sirvié para validar su método. Sin embargo, para alturas donde ya no existian medidas directas, la teoria arrojaba un resulta do tan sorprendente como inesperado. En lugar de disminu® estabilizarse, como suponia Teisserenc de Bort, la tempera: Ya aumentaba con la altura. Por ejemplo, segtin sus calculos: 8 una altura de 48 km de altitud, dicha temperatura seria de u™® agradables 21 °C. Ademis, la casi total ausencia de estrellas gaces a altitudes entre 50 y 60 km indicaba, segun los autor que este aumento de temperatura ocurriria de forma rePe™” a una altura de unos 60 km. Lindemann y Dobson fuero? alla y, convencidos de su resultado, se aventuraron 4 a globos sonda. Para ello, UN PUNTO AZUL. PALIDO sgarén peste nespra fenmena, Dei ar rode cindose algun tipo de Pp ) 4 dichas altitudes que «absorbie- ra» la radiacion solar y produjera el citado calentamiento. Los ages mas abundantes, O, y N,, parecian descartados ya que son practicamente atransparentes» a la radiacion solar. Finalmen- te, 9 decantaron por el ozono, cuya molécula esta compuesta or tres Atomos de oxigen ye que, 2 pesar de encontrarse en Ia atmosfera en cantidades infimas, posee una gran capacidad de absorcion de Ja radiaci6n solar en la regién ultravioleta, Por aquel entonces result6 una conjetura aventurada, hasta el punto de que buena parte de la comunidad cientifica recibié con escep- ticismo estos resultados. Sin embargo, poco a poco, se fueron acumulando otras evidencias experimentales que confirmaron la hipdtesis de Lindemann y Dobson. Hoy sabemos que el ozono se forma cuando la radiacién uF travioleta de onda corta disocia los dos atomos de la molécula de oxigeno. Estos atomos, quimicamente muy actives, se unen alas moléculas de oxigeno «normales» (O,) para formar molé- culas con tres 4tomos de oxigeno, es decir, ozono. Aunque la concentracién de ozono en la atmdsfera representa apenas un 0,00001%, su existencia es muy importante para la vida terrestre, ya que absorbe la parte de la radiacién solar mas energética (y, por tanto, danina), los conocidos rayos ultravioleta. _ Las medidas mas recientes han confirmado, al menos cualite- tvamente, los resultados de Lindemann y Dobson. La tempera- de an rowtesivamente en la estratosfera hasta una altura 0°C. Bate km, donde alcanza su valor maximo, en torno alos tera y ae ai se toma como el limite superior de la estratos- 8a, la tem enomina estratopausa. Por encima de la estratopat- intima ed vuelve a descender, hasta alcanzar un ae Valor fee 100 °C, para una altura de unos 80 km. a igndose re e realmente de la latitud y la estacion cst ano, 2 ajo en ica ae Tenia? sae a i Ciente, Somes 4 atmosfera. En esta region de ST ed vie ae eee como mesosfera, es donde empieza @ os A Boca Conocid los meteoros. Se forman tambien unas tenu as nubes formadas por cristales de hielo, Hamadas UN PUNTO AZ PALIOO 24 nubes noctilucenies, que solo son visibles tras la puesta de Sol en latitudes cercanas 4 los casquetes polares. Por encima de ly mesosfera, la temperatura vuelve a subir. Aunque es muy gig. cil realizar mediciones a altitudes tan elevadas, se estima que ly temperatura puede alcanzar valores de casi 2000 °C a una alty. ra de 300 km. Es por ello que esta zona se conoce con el nom. bre de termosfera. Por encima de los 480-500 kam, la termosferg da lugar a otra region mas externa, conocida como la exosfern, Aqui, la densidad es extremadamente baja (los dtomos de log gases que la constituyen se encuentran tan dispersos que reco. rren unos 10 km antes de chocar con otro). Es dificil determinay con exactitud dénde acaba la exosfera y empieza el espacio in. terplanetario, pues se trata de un cambio gradual; las moléculas van haciéndose mas y mas escasas hasta extinguirse a una altura comprendida entre los 500 y los 1500 km (figura 1). Una coraza magnética a prueba de chorros de particulas Hasta finales de la década de 1950 se crefa que mas alld de la exosfera solo existia el vacio interplanetario, situacidn que cam- bid tras las mediciones del satélite estadounidense Explorer |, en 1958. Desde una 6rbita a 2400 km de altitud, el satélite co- menz6 a detectar todo un mar de particulas, a pesar de que a esta altura la atmosfera deberia haberse extinguido completamente. Realmente, lo que estaban detectando era el llamado vienio solar, una oleada de particulas cargadas, compuesta principal mente por protones y electrones, que son eyectadas del Sol 2 velocidades medias de 1600000 kilometros por hora. {Por qué este torrente continuo de particulas no Ilegaba a la superficie terrestre? La explicacién que encontré el fisico estadounidens¢ responsable de la misién, James van Allen (1914-2006), era que él capo Magnético terrestre se encargaba de desviar dichas pat ticulas. La Tierra se comporta como un gigantesco iman, cuyos polos norte y sur coinciden, aproximadamente, con los polos sur ¥ norte geograficos, respectivamente. Cuando una particula cF gada se mueve en el seno de un campo magnético experimen Hi UN PUNTO AZUL PALIDO 3 3 Composicion Temperatura So S B38 = HETEROSFERA MESOSFERA TERMOSFERA HOMOSFERA ESTRATOSFERA ~-57 °C : polar TROPOSFERA Tropopausa. >=.” 01g ae a0 bd 1200 Termopausa ge ai rig ooh a os Tropopausa ecuatorial Gradiente normal (6,4°C-1000m) Temperatura (°C) Capas ¢ . la atméstera terrestre y evolucién de ta temperatura con {a altura. UN PUNTO AZUL PALIDO a aaa a una fuerza que la obliga a moverse en espiral a lo largo de tie llamadas lineas de fuerza (lineas imaginarias que indican Ja q reccion del campo magnético en cada punto del espacio). Bp ¢ caso de Ja Tierra, como en el de cualquier otro iman, las Ineas de fuerza van de un polo a otro. Al incidir las particulas cargadas del viento solar, son desviadas por el campo magnético, hacen. do que se muevan en espiral de un polo al otro. Van Allen y sy equipo descubrieron dos regiones en forma de rosquilla, una még “externa y otra mds interna, en las que se acumulan las particulas cargadas atrapadas por el campo magnético terrestre, impidien. do que alcancen su superficie. Estas dos regiones, que también se han observado en otros planetas, son conocidas desde enton. ces como cinturones de Van Alien y se extienden desde los 1000 alos 60000 kam sobre la superficie de la Tierra. Los cinturones de Van Allen constituyen la parte interior de una region atin mas ex- tensa, la llamada magnetosfera, una gigantesca envoltura mag- nética que rodea la Tierra (figura 2). E] viento solar se encuentra con esta envoltura a unos 64000 km, la cual lo desvia y lo obliga a fluir alrededor de la Tierra. Parte del viento solar penetra en las ciispides polares donde las particulas pueden ser «captura- das» por los cinturones de Van Allen. En estas regiones polares, estas particulas también arrancan 0 excitan los electrones de los dtomos y moléculas de la atmésfera, produciendo las espectacu- lares auroras polares, visibles en latitudes proximas a los polos. Fourier, el chaleur obscure y el efecto invernadero Para responder a la pregunta de por qué la temperatura media terrestre es mucho mayor que la lunar, volveremos de nuevo ® trabajo de Fourier sobre la teoria del calor y su aplicacién al cl ma terrestre. De él se desprende que, si la Tierra absorbe cont: nuamente energia del Sol, deberia tener también algun mecanis mo para perder parte de esta energia. De lo contrario, razono © mateméatico, la energia se habria acumulado desde su formaciol™ aumentando indefinidamente la temperatura y convirtiendo a. Tierra en un lugar inhabitable. Fourier era consciente de 4ue los UN PUNTO AZUL PALIDO que Fy S€ ra que fig. 2 { i reflejadas particulas dé viento solar : lj ae Particulas de viento solar capturadas Cinturones de Van Alten Ciispide polar _atméstera terrestre 0-100 km ade ENVOLTURA MAGNETICA choque la magnetosfera terrestre es la parte mas externa de la atmésfera y acta como escudo protector ante la lluvia de particulas que ilegan a través del viento solar. a sé movian en sus 6rbitas a través de un espacio casi va- i . per tanto, = podria perder calor mediante la friccin con de wean medio interestelar. Sugirié entonces que la pérdida que se gia debia ocurrir por la emisidn de un tipo de radiacion Propagara por el espacio vacio. Un tipo de radiacion con es are ; more “aracteristicas habia sido descubierta apenas 25 afios antes an anglo-germano William Herschel (1738-1822), con lo flores Supuso que se trataba de la misma radiaci6n, 4 la que en a Sus escritos como «chaleur obscure» (calor oscuro). ~'4 Sabemos que esta misteriosa emisién no es otra cosa Aci6n infrare ‘Oja, luz de longitud de onda mayor que jadel oy UN PUNTO AZUL PALIDO espectro visible. La atmésfera deja pasar la mayor parte de ja jy, solar, lo cual conduce al calentamiento de la superficie terrestna Fourier sabia que la emision de radiacion infrarroja aumentab, rapidamenie con la temperatura, con lo que la superficie terres, tre devolveria parte de la radiacion absorbida en forma de Cag ondas de larga longitud. Y es aqui donde la atmésfera Juega up papel fundamental, ya que esta es bastante opaca a dicha radia. cin, de manera que el calor radiado por la superficie de la Tieng quedaria «atrapado» en la atmésfera, aumentando la temperatura media del planeta. Este fendmeno es similar al que ocurre en yy invernadero, de ahi el nombre de «efecto invernadero», si bien hay que decir que Fourier no llego a establecer esta analogia, nj a utilizar este término en su ensayo. Para hacerse una idea mas cuantitativa de la importancia del efecto invernadero para la temperatura de un planeta, los astro- fisicos recurren al concepto de temperatura efectiva o tempe- ratura, de equilibrio (T,), que seria la temperatura que tendria dicho planeta si no consideraéramos el efecto de su atmésfera. Esta temperatura se determina a partir del balance energético entre la radiacién recibida del Sol (que dependeria del tamatio del planeta y de su distancia al Sol) y la energia reflejada. El re- sultado viene dado por \a férmula V4 T= 27o(+=2) d? donde d es la distancia del planeta al Sol medida en unidades a tronémicas (UA), siendo 1 UA la distancia media Tierra-Sol, y4 el albedo del planeta, que es la fraccién de energia reflejada pot la superficie, en tanto por uno. Asi, por ejemplo, la Tierra refleja un 33% de la luz recibida del Sol, de manera que su albedo ¢ 0,33. La temperatura obtenida con esta formula viene expr esada en la llamada escala absoluta, y se mide en kelvins (K). Su rel cion con la escala Celsius viene dada por T(°C) =T(K)-273: de manera que el cero absoluto corresponde a —273 °C. Este es unt valor de gran importancia ya que, segtin la termodinamica, esla es la temperatura minima posible en el universo. UN PUNTO AZUL PALIDO gi aplicamos esta = : caso de Ta Tierra obtenemos una oratura efectiva de (o -24 °C). Comparando con el temp" edio de la temperatura terrestre (15 °C), vemos | valot o rtancia del efecto invernadero en nuestro plane to ee — la Luna, dado que su distancia media al Sol es igual on erra, podemos usar la misma formula, cambiando apenas del albedo, que en el caso de nuestro satélite es a=012, rato proporciona la temperatura de equilibrio de 270 K (3 °¢) Como ya hemos visto, la temperatura media lunar experimenta des variaciones dia/noche, pero usando el valor medio de ja temperatura media ecuatorial (-53 °C) vemos que es incluso menor que la prediccién de este modelo. Esto nos dice, por un Jado, que no hay efecto invernadero en la Luna y, por otro, que el modelo conducente a la formula dada arriba es demasiado sen- cillo (entre otras cosas, el modelo desprecia la rotacion lunar). Aun asi, nos da una idea de la importancia que tiene la aimédsfera sobre la temperatura de un determinado planeta o luna. Alincluir el efecto de la atmésfera, en el caso de los planetas que, como el nuestro, gozan de ella, el balance energético entre laradiacion recibida del Sol, y la devuelia al espacio, el proble- ma se vuelve mucho mas complejo. dela Ti e] valor UNA ATMOSFERA EN CONTINUO MOVIMIENTO : cc desigual de las diferentes partes del planeta y crys a de la rotacién terrestre, provocan un continuo movi- intincade las masas de aire de la atmésfera, dando lugar a un este sist © sistema de circulacién. A pesar de su complejidad, escala Ada de vientos muestra una sorprendente regularidad a i6 alos a El conocimiento de los sistemas de vientos permi- @ los o¢é. 1840s navegantes establecer rutas marinas para sur- Mentos a en ambos sentidos. Asi, el descubrimiento de los cercans 168, que soplan del noreste en el hemisferio norte en i Cristobal dal ecuador, permitid al explorador de origen italia- °OStas am, Colén atravesar el océano Atlantico y aleanzar las €ricanas en el siglo xv. Gracias a la suerte, intulcion, UN PUNTO AZUL PALIDO

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