PENSAMIENTO Y CULTURA
COMMUNIO
ELOY BUENO DE LA FUENTE Logos y agapé: una propuesta
de filosoffa primera FRANCESC TORRALBA ROSELLO La
metamorfosis de eros en agapé GABINO URIBARRI
Gramatica y método de Deus caritas est, primera enciclica de
Benedicto XVI LUIS SANCHEZ NAVARRO Agapé en
Pablo: experiencia y testimonio
JOSE ANTONIO MARIN Presencia cristiana en
‘Tierra Santa FRANCISCO JAVIER HERRERO
HERNANDEZ Levinas y el cristianismo SANTIAGO
GUIJARRO OPORTO El cédigo Da Vinci: ficcién y realidad
JORGE USCATESCU BARRON Rescate de un maestro
menor: Pieter Claes: MICHEL ALBUS Espiritu y fuego. Una
entrevista a Hans Urs von Balthasar
NUEVA EPOCA - NUMERO 2 - OTONO 2006
ENCUENTRO«Communio fue fundada para atraer y unir a los cristianos
sobre la base, simplemente, de su fe comin».
Joseph Ratzinger
COMMUNIO es una revista internacional catélica que se
publica desde el afio 1972 a rafz de la iniciativa de tedlogos de la
talla de H. U. von Balthasar, J. Ratzinger, H. de Lubac,
L. Bouyer o M. J. Le Guillou. La convicci6n inicial de los
fundadores de la publicacién era que no debia ni podia ser
exclusivamente teolégica, sino que debfa abarcar en un sentido
amplio el Ambito general de la cultura.
Actualmente se publica en 13 ediciones internacionales
hermanas que, desde diferentes condiciones culturales, tratan de
servir a la Gnica Iglesia.EN COLABORACION CON
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Internationale Katholische Zeitschrift. Communio
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Communio. Revista Catélica Internacional
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Mezinérodni Katolika Revue. Communio
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Svesci Communio
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Communio. International Catholic Review
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Communio
Edicién hiingara
Communio. Nemzetkéal Katolikus Folydirat
Responsable: Péter Erdé
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Communio. Rivista Internazionale di Teologia e Cultura
Responsable: Andrea Gianni
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International Katholiek Tijdschrift. Communio
Responsable: Stefaan van Calsteer
Edicién polaca
Miedzynarodowy Preeglad Teologiczny. Communio
Responsable: Lucjan Balter
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COMMUNIO
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(Prof. Filosofia), Ignacio Carbajosa (S. Damaso), Angel
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La Revista Catélica Internacional de Pensamiento y Cultura
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www.communio.es
Nueva Epoca - Naimero 2 - Otofio 2006EDICION ESPANOLA
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Imprime: Cofiis-Madrid
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Depésito Legal: M-1545-1979EDITORIAL
DEUS CARITAS EST
ELoy BUENO DE LA FUENTE, Logos y agapé: una propuesta de filosoffa primera 9
FRANCESC TORRALBA ROsELLO, La metamorfosis de eros en agapé 29
Gasino Uriparrl, Gramatica y método de Deus caritas est,
primera enciclica de Benedicto XVI 43
Luis SANCHEZ NAVARRO, Agapé en Pablo: experiencia y testimonio 57
MISCELANEA
José ANTONIO Marin, Presencia cristiana en Tierra Santa 71
FRANCISCO JAVIER HERRERO HERNANDEZ, Levinas y el cristianismo 83
SANTIAGO GuIjARRO Oporto, El cédigo Da Vinci: ficcién y realidad 96
JorcE UscaTEscu BARRON, Rescate de un maestro menor: Pieter Claesz 106
MicueL ALBus, Espiritu y fuego. Una entrevista
a Hans Urs von Balthasar 118
NOTAS
Goria HERAS, La fuente Q: fel origen de los cuatro Evangelios?
César Vidal, El documento Q 139
Juan DE Dios Larrv, Una visién renovada del concepto de persona
J.-J. Pérez-Soba, La pregunta por la persona. La respuesta
de la interpersonalidad. Estudio de una categoria personalista 143
ASCENSION EscaMILta, La proximidad entre la poesfa y la filosofia
Curso interdisciplinar Filésofos poetas/Poetas fildsofos 148
ANTONIO PINTOR-RAMOS, La trayectoria vital de un filésofo creyente
Jordi Corominas-Joan Albert Vicens, Xavier Zubiri. La soledad sonora 156esde su mismo titulo, la primera enciclica del pontificado de Bene-
dicto XVI dirige nuestra atencién al ndcleo de la fe cristiana,
recordéndonos que Dios es amor. Con pasmosa sencillez, con
sobriedad admirable, el texto va desgranando el sentido de esa afirmacién
y sus consecuencias més inmediatas para la comprensién de la vida cristia-
na, presidida por el doble mandamiento del amor a Dios y al préjimo.
Con todo, la sencillez del lenguaje empleado por el Papa podrfa llamar a
engaiio. No es, en modo alguno un texto simple o superficial, una modesta
catequesis para nifios 0 para gentes sencillas sino la sintesis final, el destila-
do Gltimo de una concepcién teolégica de gran calado. La Enefclica se
apoya, como no podia ser de otro modo, en las Escrituras, el magisterio y la
tradicion de la Iglesia, pero cuenta asimismo con numerosos supuestos teo-
légicos, filosdficos, histéricos o filolégicos que sostienen su doctrina sin salir
apenas a primer plano. Precisamente por ello hemos invitado a varios espe-
cialistas del 4mbito de la teologfa y la filosoffa a ofrecernos sus propias inter-
pretaciones del texto magisterial. Sus contribuciones nos permiten penetrar
en aquellas riquezas de la Encfclica que pudieran quedar ocultas a la mirada
del lego.
Si los primeros artfculos de este nG@mero estén dedicados a la enciclica
Deus caritas est, el resto de los trabajos dirigen la atencién del lector hacia la
historia o el pensamiento, la literatura o el arte. Como ya anunciébamos en
el némero anterior, Communio en esta nueva etapa no se limita a ser una
revista teolégica, sino que amplia su campo de visién para abarcar asf otros
campos de la actualidad cultural sobre los que parezca oportuna la reflexién.
En este ntimero ofrecemos asimismo a nuestros lectores una larga entre-
vista con Urs von Balthasar, cofundador e inspirador principal de Communio.
En esta entrevista, vertida aquf por vez primera al castellano, el gran tedlogosuizo reflexiona sobre el sentido de su amplia obra y toma postura frente a
numerosos problemas teolégicos coneretos.
No debe terminar esta breve presentacién sin que demos las gracias a las
numerosas personas que se han dirigido a nosotros para expresar su apoyo a
esta nueva singladura de la revista Communio. La buena acogida que ha reci-
bido el nimeto primero de la presenta etapa nos confirma en la idea de que
el pensamiento catélico contemporéneo de habla espafiola necesita contar
con canales de expresién como éste que, con la ayuda de todos, queremos
sacar adelante.LOGOS Y AGAPE: UNA PROPUESTA
DE FILOSOFIA PRIMERA
Eloy Bueno de la Fuente
| compromiso intelectual del tedlogo Joseph Ratzinger se refleja con
toda nitidez en la primera enciclica —programética sin duda— del
papa Benedicto XVI. La coherencia de su trayectoria ofrece el hori-
zonte més adecuado para comprender el alcance y las pretensiones de Deus
caritas est. La tersura del texto, al no estar sobrecargado con pérrafos de
documentos magisteriales anteriores, permite que brille con més claridad lo
que es su proyecto y su aspiracién: asumir la responsabilidad de desplegar
una propuesta coherente y atractiva ante el destino de una civilizacién y de
una cultura, mas atin, ante el destino de la razén humana. Por eso su refle-
xi6n (atin siendo, o precisamente por ser, intellectus fidei) no puede més que
incluir un momento filoséfico, es decir, la btisqueda de lo que podemos cali-
ficar como «filosofia primera».
Ahora bien, Ratzinger lleva a cabo esto desde el fundamento més radi-
cal y desde el ndcleo més fntimo de la revelacién cristiana. Ya habfa dicho
Ratzinger tiempo atrés que 1 Jn 4,16 (punto de partida y titulo de la Enct-
clica), representa la més bella y concisa sintesis de la novedad que introdu-
ce el cristianismo en el 4mbito de la experiencia humana y en el campo del
pensamiento. Ahf encontramos efectivamente tres afirmaciones fundamen-
tales: «Dios es amor, hemos crefdo en el amor, quien permanece en el amor
permanece en Dios». Esta conviccion cristiana, que brota de una «factici-
dad» hist6rica, encierra un contenido de verdad que ha de ser puesto de
manifiesto pues responde a las expectativas tanto de Ia raz6n como de la
existencia humana.
De este modo se puede afirmar que la Encfclica prolonga la doble coorde-
nada que, a nuestro juicio, ha sostenido el quehacer intelectual de Joseph
ELOY BUENO DE LAFUENTE, Decano de la Facultad de Teologia del Norte de E:
(Burgos)Jo
ELOY BUENO DE LAFUENTE
Ratzinger: a) el sentido de la verdad, que no puede quedar reducida a una
palabra vacfa y por ello expuesta al capricho de las apetencias o de los inte-
reses humanos; sin la verdad el ser humano nunca podrfa lograr su plenitud
ni la sociedad podria convertirse en un émbito en el que fueran respetados los
derechos de todos; b) la defensa de la singularidad cristiana, precisamente en
cuanto hecho historico, pues ah radica la aportacién peculiar que los cristia-
nos deben ofrecer a la humanidad, ya que sdlo ellos pueden hacerlo. Esta
doble conviccién la expresaba Ratzinger muy pocos afios antes de su elecci6n
como Papa:
«La Iglesia presta a la sociedad {...] un servicio; ella no permite
quedarse en las filosofias del consenso 0 en las técnicas sociales, sino
que nos insta una y otra vez a preguntar por la verdad misma, pues
s6lo asf se salvaguarda la grandeza del hombre»!; «cuando se mide la
religién por sus objetivos y por su utilidad politico-mundial se la des-
truye desde su interior. Un cristianismo que rime con todo y que sea
compatible con todo, resulta superfluo»?.
La tarea que hay que realizar (en el seno de la Iglesia, pero ante el mundo
y la historia) es, por tanto, doble: por un lado mostrar la «inteligibilidad» que
brota del hecho cristiano, de lo que el mismo Papa denomina «acontecimien-
to», en cuanto encuentro con una Persona, de modo que asf satisfaga las exi-
gencias de la razén, de la inteligencia; por otro, mostrar el sentido genuino
de la «taz6n humana», que encuentra su manantial y su aliento en un «don
previo» que la llama a la existencia. Esta preocupacién se enrafza en las moti-
vaciones mas antiguas y profundas de la teologfa de Ratzinger, cuando habia
identificado las dificultades que debe afrontar la fe en la época de la moder-
nidad: superar los obstdculos que bloquean el paso de lo visible a lo invisible,
es decir, de lo empiticamente verificable a aquello (0 Aquél) que se manifies-
ta en lo visible; reconocer intelectualmente el «esc4ndalo cristiano», es decir,
la positividad cristiana, la positividad ineludible de lo cristiano (el hecho de
que Dios esté en la historia, de que Dios se hace hombre).
La teologfa en consecuencia ha de ser «ejercicio del pensamiento», de-
sarrollo de la razén. Dicho de otro modo, incluye un intrinseco momento
filoséfico. Asf la filosoffa y la teologfa, la razén y la fe puedan encontrar su
adecuado lugar, sin exclusiones ni simplificaciones: el creyente que piensaLogos agapé: una propuesta de filosofia primera
muestra que la fe no es un grito ni una recreacién de la razén en el sentido
ontoldégico, sino una reconstitucién de la razén en el sentido histérico de la
historia de la salvacién‘; la filosofia se muestra en su identidad permanen-
te, no porque persista continuamente sino porque esté comenzando siem-
pre de nuevo’, ya que ha de estar constantemente brotando a la vez desde
las circunstancias histéricas y desde sus raices m4s profundas. La reflexién
cristiana est en condiciones de enriquecer la raz6n, pero a la vez debe ejer-
cer de modo riguroso las posibilidades y potencialidades de la raz6n.
Benedicto XVI (recogiendo los esfuerzos del tedlogo Ratzinger) propondra
como «filosoffa primera» una concepcién de la realidad penetrada (originada
y fundamentada) por el logos y el agapé. Esta propuesta sera desplegada efec-
tivamente desde las circunstancias histéricas y desde el nticleo més intimo y
profundo de la revelacién cristiana. Fe y razén pueden entonces abrazarse
porque es la realidad misma la que se hace més inteligible y més humana
desde un origen que es a la vez logos y amor.
1. El pensamiento més allé (y a través) del nihilismo
El Papa deja ver esta pretensién en el n. 10 de la Enciclica cuando indica
que el relato biblico (del que se alimenta necesariamente la teologia) contie-
ne un aspecto filoséfico: por un lado, nos sitéia ante una imagen «estricta-
mente metaffsica» de Dios, pues Dios se manifiesta de modo absoluto como
la fuente originaria de cada ser; este principio creador de todas las cosas es el
Logos 0 raz6n primordial que rescata del absurdo y del sin sentido a cada uno
de los individuos singulares; este Logos, por otro lado, no es una fuerza imper-
sonal, mec4nica o abstracta sino que es un «amante» movido por la pasién de
un verdadero amor.
Prescindiendo de lo que deba entenderse por «metafisica», lo importante
es que se pretende mostrar que logos y agapé son lo primero (el arché), se
encuentran en el origen, y por ello contribuyen sustancialmente al sentido del
mundo y del ser humano. Esta propuesta es planteada sobre el trasfondo de
una situacién intelectual, filoséfica y cultural que puede calificarse como
nihilista.
El Papa ciertamente no alude de modo explicito al nihilismo en su Encf-
clica. Tampoco hay referencias directas a la «dictadura del relativismo», que
1ELOY BUENO DE LAFUENTE
de modo claro constituye una de sus manifestaciones més palpables. Sin
embargo, a nuestro juicio, se encuentra en la entrafia misma de la reflexién
papal y de su propuesta alternativa. Para comprender en todo su alcance el
significado epocal de lo que esté en juego y por ello la responsabilidad inte-
lectual de quien se implica en ello, hay que pasar «a través del destino de la
raz6n» en el nihilismo: la recuperacién del logos y del agapé (con el eros) per-
mitird abrir un horizonte nuevo para el encuentro de la raz6n con la realidad
sin recaer en las unilateralidades de una metafisica que pudiera ser acusada
(con raz6n o sin ella, en este contexto interesa poco) de ontoteologia.
Resulta llamativo y sorprendente (y por ello ha de imponerse como clave
de lectura) que la primera cita de la Encfclica recoge una critica de Nietzsche
al cristianismo La referencia (n. 3) es presentada directamente como «critica
al cristianismo que se ha desarrollado con creciente radicalismo». Nietzsche
debe ser reconocido como lugar de paso ineludible para quien desee penetrar
en los avatares de nuestra cultura y de nuestra civilizacién. Precisamente en
esta encrucijada se levanta Nietzsche como el acusador implacable e inmise-
ticorde del cristianismo. El Papa, de modo decidido, recoge el desaffo para
mostrar sus consecuencias deshumanizadoras y su infidelidad a la realidad.
= Nietzsche es presen-
oy . tado en la dindmica de
La recuperacién del logos y el agapé (con jg critica al cristianismo
el eros) permitiré abrir un horizonte abierta por la Mustra-
H én. La Mlustracién,
nuevo en el encuentro de la razén con la SO 14 Uustracion, en,
cuanto expresi6n de la
realidad. razén moderna, es obje-
to también de un repro-
che inapelable por parte
de Nietzsche. El anti-ilustrado Nietzsche queda de este modo vinculado a su
(aparente) antitesis. El lazo que, a nuestro juicio, une estos dos extremos es
precisamente, por un lado, su critica del cristianismo, y por otro la derivaci6n
nihilista de sus propuestas. Si el nihilismo de Nietzsche resulta patente ya que
él mismo se constituyé conscientemente en su portavoz y abanderado, en la
direccién de la Ilustracién, ino habria que hablar igualmente de una actitud
«moderna, por tanto necesariamente nihilistaS»? En la medida en que se des-
cubra este parentesco habremos descubierto el sendero que nos conduce a
través del destino nihilista de la raz6n para, allf, restaurar, a la luz del relatoLogos 9 agapé: una propueste de filosofia primera
biblico (condensado en 1 Jn 4,16), el Logos «amante> y el agapé logiké que dé
todo su sentido de plenitud al acontecimiento originario y fundador, al
encuentro de Dios y del ser humano. La convergencia de ambas posturas y la
alternativa necesaria Se nos descubre si atendemos a las criticas que el mismo
Papa menciona y recoge sin eluditlas o esquivarlas sino pasando por ellas
a. El nihilismo de la razén ilustrada
Desde un punto de vista ilustrado se relaciona a veces, como observa la
Enciclica desde su apertura, el nombre de Dios con la venganza e incluiso con
la obligacién del odio y de la violencia. En definitiva, se suele argumentar, las
creencias y las religiones positivas dividen y enfrentan pues son opciones par-
ticulares. Por ello generan exclusién y guerra. Sélo la razon, que es universal,
puede conducir a los pueblos hacia la unidad, la reconciliacién y la armonfa
En el mejor de los casos se puede llegar a la tolerancia con las religiones, pero
a condicién de que queden reducidas al émbito privado o de que se sometan
a una religin racional o a una ética mundial que sirva de criterio para valo-
rar (y en tal caso «tolerar» o «integrar») las religiones concretas.
2A donde conduce sin embargo esta razén que se considera aut6noma y
absoluta? No hablamos de la raz6n en general sino de la raz6n tal como his-
toricamente se ha ido modulando desde el perfodo renacentista, especial-
mente en los cauces marcados por e! método cientifico y téenico. INo aboca
necesariamente al nihilismo, tal como fue explicitamente desarrollado por
Heidegger”? El Gestell, es decir, el entramado del mundo y la civilizacién que
efectivamente fueron instaléndose en la vida de los hombres, condujeron
al predominio de los entes hasta tal punto que provocaron el olvido del ser
y el olvido de ese olvido. Si el ser se desdibuja o se ausenta no queda més
que la intemperie de la nada. Ya Husserl venfa ofteciendo un anélisis sobre
Die Krisis der europaischen Wissenschaften und die transendentale Phainomeno-
logie, crisis que se debia al cuestionamiento de la relacién entre raz6n y rea
lidad, vinculacién que queda planteada como el «enigma de los enigmas®>.
E] concepto positivista de ciencia, arguye Husserl, ha dejado caer las cues-
tiones radicales, incluidas en la antigua metafisica; esas cuestiones esconden
de hecho los problemas de la razén en cualquiera de sus manifestaciones
particulares, que son aquellas en virtud de tas cuales la razén se !
tencialmente relevante. A medida, sin embargo, que la razén se hace «geo-
ce exis-Le
FLOY BUENO DE LA FUENTE
métrica» y «matemética» se aleja del mundo de la vida, de ese mundo en el
que se desenvuelve la existencia humana a nivel cotidiano y «precientifico»
Por tanto, la razén dominante se va aislando en un émbito (de teorfas, de
especulaciones, de idealidades) que bien acaban siendo nada desde el punto
de vista de la persona concreta, bien reducen a nada (por irrelevante o pres-
cindible) lo que en mayor medida afecta a la existencia.
Ya Ratzinger habja detectado y denunciado estos presupuestos!? como
una de las dificultades para la fe en cuanto estrechan y reducen sustancial-
mente la experiencia de la realidad. La concepcién cientifica del mundo y de
la realidad, a la luz del método de las ciencias naturales, penetra de modo
cacritico» nuestra actitud bésica hasta el punto de limitarnos a los «fenéme-
nos», a lo que aparece, a lo que esté a disposicién; al limitarnos a lo que apa-
rece, al hacer que nos satisfaga esa aparicién, nos aleja de la realidad, pues
de modo aprioristico establece que la hondura de la realidad nos resulta inal-
canzable e inaccesible. Si la realidad pierde consistencia, podrfamos concluir,
la nada se insintia con toda su fuerza destructora atin en medio de la certeza
que aporta la raz6n de la nueva ciencia. Desde fechas tempranas Ratzinger
era consciente del peligro nihilista de una modernidad que no vivia de una
filosoffa primera més originaria y real que el método cientifico 0 una subjeti-
vidad auténoma.
b. El nihilismo de la razén posilustrada
La critica de Nietzsche al cristianismo condensa todo el fulgor de su
«misi6n dionisfaca»!!: la fe cristiana ha dado de beber al eros un veneno que
no consigui6 anular esa energfa vital pero que sin embargo la hizo degenerar
en vicio (n. 3). Desde este presupuesto se lanza contra la Iglesia una valora-
cién radicalmente negativa: con sus preceptos y prohibiciones ha convertido
en amargo lo més hermoso de la vida, con lo que se ha bloqueado la experien-
cia de la alegrfa depositada por el Creador en el seno de la vida.
Significativamente la referencia a Nietzsche leva al Papa a remontarse al
mundo prectistiano, de modo expreso al mundo griego. Esta conexién légica
es en el fondo la misma que movia a Nietzsche, quien encontré en Dionisio
la alternativa al Crucificado'?: si Este, agonizante, es la negacién de la vida,
aquél representa el arrebato de todos los instintos y pasiones humanas. En
esta clave presenta Benedicto XVI la descripcién del modo como se vivia elLogos y agapé: una propuesta de filosofia primera
eos: como arrebato y «locura divinay que prevalece sobre la razén, como
superacién de las estrecheces de la existencia humana para entrar en el estre-
mecimiento de la potencia divina, como explosién de la dicha més alta por
adentrarse hasta el palpito mas frenético del fluir de la vida. Lefdo desde
nuestra experiencia actual, ello se traduce en la reduccién del amor-eros a
puro sexo, a simple mercancfa, a un objeto més. Es insistente en destacar el
cardcter religioso de esta valoracién del eros, ya que oftece el acceso privile-
giado a la divinidad. Aqui encontramos sin duda una de las caracterfsticas
més llamativas de la religiosidad pagana!3 (0 del «paganismo religioso») en.
muchos de sus estratos y manifestaciones actuales. El mismo Papa indica que
puede ser considerado como una perversién de la religiosidad, pues la rela-
ci6én que existe entre el
amor y lo divino lo
orienta hacia el someti: En el nihilismo se funden aspectos aparen-
miento a los instintos, y temente contradictorios: la sensacién de
acaba siendo por ello
des-humanizador por-
que el eros ebrio e indis-
ciplinado no es elevacién, éxtasis a lo divino, sino caida y degradacién (el
caracter egoista de la posesién del otro, la prostitucién sagrada, la embriaguez
del instante y en el instante...), un fundirse juntos o hundirse en océano de
lo divino (n. 10).
Pasar a través del nihilismo de Nietzsche requiere comprender dos aspec-
tos. Ante todo, la pluralidad y diseminacién de elementos heterogéneos que
se disgregan cuando se hunde la clave de béveda, el punto de referencia o el
criterio de armonfa: la pluralidad ha triunfado sobre la unidad, lo effmero
sobre Jo permanente, la apariencia sobre la realidad, lo irracional sobre la
raz6n. En segundo lugar, la necesidad de superar esa situacién de intemperie,
de perplejidad y de soledad; Ia limitacién de la propia conciencia es en el
fondo la causa de todo sufrimiento, la enfermedad peculiar del ser humano;
por tanto hay que recurrir a experiencias de frenesf o de totalidad para it més
allé de la conciencia e identificarse con un fluit vital que arrastra y consume
al existente concreto. En el nihilismo, como anverso y reverso, se funden
aspectos aparentemente contradictorios: la sensacién de vacfo y la bisqueda
insaciable de totalidad. Ante el patente nihilismo de Nietzsche ées posible
reencontrar un origen capaz de ofrecer una comunién que no sea fusién!4?,
vacio y la busqueda de la verdad.
ofu
6
FLOY BUENO DE LA EUENTH
iSe puede acceder a un nivel de experiencia o de realidad susceptible de ser
catalogado como «filosoffa primera»?
2. Hacia una filosofia primera
El nihilismo, en cualquiera de sus mAscaras, se convierte en experiencia
humana no sélo a nivel teérico sino como cotidianeidad existencial. La pro-
puesta alternativa no puede brillar en su esplendor més que después de haber
pasado a través de sus motivaciones y de haber penetrado en su légica. La
modernidad y la posmodernidad esconden unas tentaciones que las han
orientado de hecho al estrechamiento de la mirada y a la inconsistencia de
la realidad. {Se puede recuperar sin embargo lo que de valido hay en la bis-
queda moderna de la racionalidad y en la melancolfa posmoderna de un sen-
timiento irracional? iEs posible un pensar que incluya el amor, un amor sos-
tenido por el logos? {(Cémo concebir una «filosoffa primera» que sin olvidar
la experiencia de amor que necesita el sujeto singular, se mantenga en el
horizonte de la verdad y salvaguarde el carécter vital de la raz6n?
a. El pensamiento que se necesita
La Enciclica del Papa (en continuidad con la preocupacién del cardenal
Ratzinger) avanza en esa direccién desde una profunda sensibilidad culeural
y con la misma conviccién, desde la peculiaridad del hecho cristiano. Ese
momento filoséfico del intellectus fidei es lo que nos lleva a hablar de filosofia
primera
Para ser escuchado desde las necesidades del presente, el Papa procura evi-
tar dos extremos: el de una metafisica que pueda ser entendida como ontoteo-
logia!3; una contraposicién radical entre lo cristiano y lo natural hasta el
punto de generar dualidades 0 polarizaciones que alejen la revelacién cristia-
na de la experiencia concreta de las personas. A nuestro juicio, este segundo
escollo es el mas directamente tenido en cuenta por el Papa, lo cual resulta
comprensible dado el tema y el planteamiento de su discurso. Su propuesta,
por otro lado, es cuidadosa con el primer aspecto ya que la sitda en el ambito
de la ontologfa de la relacién (0 de lo personal), que se encuentra en perfecta
sintonfa con la trayectoria de la obra anterior del cardenal Ratzinger.Logos » agapé: una propuesta de filosofia primera
La filosoffa primera que intenta ofrecer se sittia en la tradicién de lo que
fue la btisqueda inicial desde Aristételes e incluso de santo Tomas, pero recu-
perados en otro horizonte de problematica. La filosoffa es la misma naciendo
siempre de nuevo en los distintos contextos. Precisamente porque hablamos
de raz6n y de amor. Aristételes, como superacién de la pluralidad de las opi-
niones heredadas y de la multiplicacién de ciencias y de saber, dedica sus
mejores esfuerzos a la «ciencia que buscamos»!6, para la cual no es facil
encontrar la designacién adecuada. Cuando en Metafisica F analiza en su pri-
mer capitulo las tres
ciencias especulativas,
sefiala como «filosoffa
primera» la teologia
éCémo lograr un pensamiento, desde el
frente a la fisica y la hecho cristiano, que pueda ser considerado
matemétical’, ya que se como filosofia primera?
dedica a la ousia akinete
(sustancia 0 esencia
inmévil). Este rango sin embargo adolece de dos peligros: a) por un lado el
mismo Papa (n. 9) menciona que en Aristételes se trata de una potencia
divina que no puede mostrar preocupacién por los seres humanos, que puede
ser amada (en cuanto objeto de aspiracién por parte del ser humano) pero
que es incapaz de amar; por ello dificilmente puede constituirse como la
clave de la filosofia primera que se necesita; b) por otro lado, cargard con las
ambigitedades de (lo que se denominar4) la «ontoteologfa»: lo divino apare-
ceré como el supremo ente que desde fuera se impone a los hombres, y que
por ello acaba siendo sinénimo de violencia y de dominio frente al que hay
que rebelarse en aras de la libertad del ser humano!8,
La Enciclica, reivindicando la filosoffa y la metafisica, eludiré todo sabor
ontoteolégico. Se sittia en la linea de lo que habfa indicado Fides et Ratio
n. 97: la metafisica, vinculada al ejercicio del intellectus fidei, est llamada a
«teproponer el problema del ser segtin las exigencias y aportaciones de toda
la tradicién filoséfica, atin la més reciente, evitando caer en repeticiones esté-
tiles de esquemas anticuados», siendo por tanto «una filosofia dinémica que
ve la realidad en sus estructuras ontolégicas, causales y comunicativas». La
instancia metaffsica, en referencia al saber de la fe, no designa el retorno a
una metafisica canonizada a priori respecto al evento de la revelacion, sino
mis bien el reconocimiento de la intencionalidad ontolégica de la experien-ELOY BUENO DE LA FUENTE
cia humana que en libertad se actiia por la fe, desplegando el espacio de inte-
ligencia del misterio del ser!9. La renovacion de la ontologfa se realiza desde
lo proprium cristiano, evitando reducir de modo integrista la experiencia de la
fe a gueto y optando por exhibir su alcance universal y la consumacién en ella
de lo humanum?0.
iCémo lograr un pensamiento, desde el hecho cristiano, que no caiga en
los peligros mencionados pero que pueda ser considerado auténticamente
como «filosoffa primera»? Evidentemente el Papa busca un modo de pensa-
miento (filosoffa, sabidurfa o metafisica, en el fondo esto es secundario) que
sea a la vez intellectus fidei y filosoffa primera. Por ello se opone radicalmente
a un modo de pensar la peculiaridad cristiana que alcje la fe y la revelacién
de la raz6n, de la experiencia humana. En el tema concreto del amor, la Enct-
clica denuncia todo intento de contraponer eros y agapé como dos manifesta
ciones heterogéneas 0 contrapuestas.
«A menudo, en el debate filoséfico y teolégico, estas distinciones se
han radicalizado hasta el punto de contraponerse entre sf: lo tipicamen-
te cristiano serfa el amor descendente, oblativo, el agapé; la cultura no
cristiana, por el contrario, sobre todo la griega, se caracterizarfa por el
amor ascendente, vehemente y posesivo, es decir, el eros. Si se llevara al
extremo este antagonismo, la esencia del cristianismo quedarfa desvin-
culada de las relaciones vitales fundamentales de la existencia humana
y constituirfa un mundo del todo singular, que tal vez podria conside-
rarse admirable, pero netamente apartado del conjunto de la vida
humana».
La cuestién por tanto se puede plantear con claridad: «si el mensaje sobre
el amor que nos han transmitido la Biblia y la Tradicion de la Iglesia tiene algo
que ver con la comtin experiencia humana del amor, o més bien se opone a
ella» (n. 7).
De hecho en la reflexién teoldgica se habia acentuado con fuerza la con-
traposicién entre eros y agapé, especialmente por influjo de la poderosa obra
de Nygren?!, que pretendfa salvar la peculiaridad cristiana frente a un pensa-
miento, racional y aut6nomo, que se emancipaba de sus raices teolégicas y
cristianas. @Vale la pena rescatar lo cristiano de su disolucién mundana a
costa de contraponerlo al mundo del ser humano concreto, que es a la vezLogos y agapé: una propuesta de filosofia primera
cuerpo y espiritu (n. 5)? Desde el punto de vista del Papa, significarfa perder
su engarce en la realidad, aislando por tanto la inteligencia y la experiencia
cristiana en un mundo ideal pero irreal; con ello se renunciarfa a toda preten-
si6n de verdad con validez universal y a toda busqueda de una filosofia pri-
mera (que en consecuencia tuviera que ver con el todo de lo real y con las
miiltiples dimensiones de la persona).
Como se ve la cuestién va més allé de la relaci6n entre eras y agapé. Este
nivel es el decisivo ya que de él vendré la propuesta. Pero a la vez se trata de
la cuestién acerca de las relaciones entre fe y razdn, entre filosofia y teologia,
entre Revelacién cristiana y experiencia humana, entre la gracia comé don y
la naturaleza como regalo del Dios creador, entre Dios y hombre, todo lo cual
se traduce en otras perspectivas de la existencia humana: cémo articular las
relaciones entre el yo y los otros, entre la afirmacién propia y el reconoci-
miento de los préjimos, entre la necesidad de recibir y la necesidad de dar,
entre el cuerpo y el espfritu... ZEs suficiente la enumeracién de polaridades,
entre las cuales el elemento cristiano buscarfa su espacio de existencia?,
iPuede ser soluci6n para las necesidades del presente la yuxtaposicién de
factores heterogéneos, uno de los cuales seria la particularidad cristiana? no
significarfa esto otorgar el triunfo a la reivindicacién de la posmodernidad
(y de su forma de nihilismo), condenando al exilio a las reivindicaciones de
la modernidad y hasta de la metafisica, es decir, de una razén que vive de y
en la realidad?
b. En el suelo de una larga tradicion
La razén humana intenta a pesar de todo defenderse del suicidio. En esta
biisqueda de su propia salvacion puede recibir la aportaci6n cristiana, que de
este modo queda anclada en el dinamismo peculiar de la inteligencia huma-
na. A ello pretende contribuir Deus caritas est, fiel aliada de una razén que
no se resigna a su disolucién nihilista. As{ lo ha mostrado el devenir de la
filosoffa moderna, que a pesar de todo ha ido buscando o mendigando una
seguridad, una certeza, un punto de referencia, un suelo fértil... 0 una «dona-
cin originaria» en que poder vivir, respirar y alimentarse. Y precisamente en
los momentos més tensos y amenazadores, cuando la situacién se hacfa irres-
pirable, renacia la aspiracién a una filosofia primera o a un fundamento 0 a
un pensar originario.ELOY BUENO DF 1 PUENTE
La raz6n humana intenta a pesar de todo
Descartes escribe sus Meditationes de prima philosophia para encontrar un
fundamento o un punto de partida precisamente cuando se ha hundido el
edificio de la metafisica sustancialista anterior y cuando él mismo ha some-
tido a la duda todo tipo de conocimiento y de seguridad??, Quedara por
dilucidar si es suficiente la certeza que cree conseguir?3, pero se impone la
evidencia de una razén que se niega a desaparecer. La tarea destructora de
Hume provocé la reaccién de Kant por salvar la razén (y la persona) desde
un fundamento (0 punto de partida) nuevo’. Debe ciertamente remontar-
se a un nivel trascendental, tan distinto y alejado de la experiencia concre-
ta, pero no puede eludir
el interrogante decisivo:
iqué me cabe esperar?3?
El Nietasche proclama-
defenderse del suicidio. dor de la Nada? ino se
ho
vefa empujado a buscar
un nuevo principio aun
cuando éste no esté en el reino de lo suprasensible sino en el nivel de fa tie-
ra, del ente, de la vida???
Resulta particularmente ilustrativo el intento filoséfico de Husserl, en el
momento historico en el que el nihilismo se iba imponiendo como una evi-
dencia cultural y existencial: el concepto positivista de ciencia que va dejan-
do caer las cuestiones incluidas en el concepto de metafisica; ia puesta en
cuestién del ser humano en cuanto ser racional; la expansién de un escepti-
cismo que diluye el significado de la verdad. Todo ello, considerado como la
crisis de la conciencia europea, hace més urgente el objetivo de la fenomeno-
logfa como retorno a fas cosas mismas y la elaboracién de una filosoffa prime-
ra%8 capaz de resolver el «enigma de los enigmas», la intima vinculacién de
razon y realidad?9, En suma, se est clamando por una donacién primera? en
virtud de la cual pueda hablarse de Dios, de razén, de sentido?! El mismo
Heidegger, aunque no us6 la expresi6n «filosoffa primera» y fue renunciando
paulatinamente a «metafisica» y «ontologia», ino estaba acaso buscando lo
mismo cuando, frente al nihilismo, a la ontoteologia y al humanismo, habla-
ba de un «Denken» acorde con el «Sein» 0 lo «Heiliges, es decir, atento a lo
que «se da» para ser pensado®?? En la estela de Heidegger, Levinas (isucesor?
iopositor? fambas cosas a la vez?) reivindicé la necesidad de la moral como
filosofia primera33, levanténdose como paladin de un compromiso por salvarLogos y agapé: una propuesta de filosofia primera
la raz6n, por buscar una filosofia primera que fuera més all4 del nihilismo pero
escapando igualmente a las aporfas de la metafisica (centradas en las catego-
rfas ousfa, causa, subjetividad).
3. La donaci6n originaria: Logos y amor
La Enciclica papal hace resonar su voz en este horizonte intelectual como
respuesta a una necesidad histérica, como compromiso con el destino del
pensar y de la realidad, y por ello de la humanidad y su civilizacion. Ld dona-
cin primera no esta definida como sustancia, esencia 0 sujeto sino como
persona, Por eso abre el espacio de una ontologfa de la libertad en la que se
oftece reconocimiento al existente concreto en su pluralidad y multidimen-
sionalidad. Esa donacién original y originaria (el amor antes que mandado
«es dado»: n. 14) es la que hace vivir a la raz6n y la que, como interpelacion,
provoca que la fe sea respuesta al don del amor, porque se trata de un acon-
tecimiento que es encuentro entre personas (n. 1). Por eso se puede producit
una unin que no sea una fusién impersonal e indiferenciada sino comunién
personal,
La filosoffa primera, que tiene como origen y como contenido un don per-
sonal, hace posible la ontologfa de la libertad en virtud del monotefsmo y de
Ia creaci6n. El Dios Gnico y creador no genera una metafisica estdtica y cerra-
da sino una historia de personas libres gracias al logos y al amor (evos-agapé)
El n. 9 expone la peculiaridad cristiana de Ia idea de Dios respecto a las
religiones que circundan el mundo biblico. La confesin de fe de Israel (Dt 6,
4) habla de un solo Dios que es el Creador de cielo y tierra y, por tanto, de
todos los hombres. Los otros dioses no son Dios. Y la misma potencia divina
de Aristételes no muestra un rostro personal. Mueve el mundo, pero de modo
anénimo; no es capaz de amar a los seres finitos.
El Dios vivo y tinico es el autor de toda la realidad. Esta proviene del poder
de su Palabra (Logos) creadora. Y porque la ha querido hacer, estima a esa
criatura. Ama personalmente, incluso con amor de predilecci6n. Los profetas
del Antiguo Testamento hicieron ver la pasin de Dios por los hombres y por
su pueblo y por eso desvelan también la naturaleza del ser humano: es el
amado por Dios. El eros y el agapé se encuentran en la relacién de Dios con
el ser humano: hay camino de ida y vuelta, movimiento de descenso y deELOY BUENO DF LA PUENTE
ascenso, dinamismo de dar y recibir, en el fondo «relacién», y por ello «comu-
nién». Es una comuni6n tan profunda, también por parte de Dios, que queda
colocado en una situacién dramética, como es toda relacién personal: Dios
esté —por asf decir— contra sf mismo porque su amor parece estar contra su
justicia. El drama mismo de la historia no es ajeno al Dios creador (n. 10),
que es Logos y amor en su mismo ser. Por eso la unién del hombre con Dios
—suefio originario de la raza humana— es una unidad que crea amor, en la
que ambos (Dios y hombre) siguen siendo ellos mismos y sin embargo se con-
vierten en una sola cosa (n. 10). Tanto en el nivel de la relacion con el otro
como con el Otro, el hombre se ve incompleto hasta que logra la comunién
salicndo de su soledad (n. 11)
EI Nuevo Testamento muestra su originalidad no en la aportacién de nue-
vas ideas sino en el realismo inaudito —dice Benedicto XVI— con el que
Cristo da carne y sangre —y por tanto més intensa forma dramatica— a este
modo de actuar de Dios. El hecho cristiano implica una positividad histérica,
pues en caso contrario se perderfa en lo genético, siempre lejano de la histo-
tia real. En la cruz Dios expresa este modo intimo de ser y se coloca contra sf
mismo al entregarse por el otro, a favor del otro (n. 11). Ahora bien, este ser
concreto, en la historia de la familia humana, es el mismo Logos que ya el
mundo antiguo habia considerado como sabidurfa que penetra la realidad
toda y que ahora se muestra como amante y abierto a la comunién con el ser
humano: en la Eucaristfa nos permite adentrarnos en su acto oblativo, hacer-
nos un cuerpo con Fl y por ello estar enteramente unido a todos los que
comulgan (nn. 13-14).
El cardcter «previo de lo que se nos ha dado es el «antes» respecto al cual
«puede nacer también en nosotros el amor como respuesta» desde una base
de realidad y experiencia que es «la alegrfa en fa fe y en la justicia» (nn. 9 y
1734). «La experiencia de set amados» no se impone mas que como oferta
siempre abierta; no puede quedar reducida a un sentimiento, susceptible
siempre de superficialidad, sino que se hace madura cuando afecta a todas las
potencialidades y dimensiones del ser humano; hace brotar una alegria que
transforma el curso de |a propia vida; suscita el deseo de hacerse semejante al
otro para realizar un encuentro cada vez més fntimo y profundo; hace que el
servicio al prdjimo sea la perspectiva privilegiada para descubrir lo que Dios
hace por uno mismo (nn. 17-18). Eros y agapé, dar y recibir, se integran en
armonfa, evitando las polaridades que menciondbamos anteriormente y elu-Logos y agapé: una propuesta de filosofia primera
diendo una comprensién «ontoteolégica» de Dios porque «este amor suyo
puede ser calificado sin duda como evos que, no obstante, es también total-
mente agapé» (n. 9). En definitiva Logos y agapé son donacién originaria y
radical tanto desde el punto de vista ontolégico como histérico.
A la luz de otras publicaciones anteriores de J. Ratzinger se pueden perfilar
con més precisién las nuevas categorfas con las que se pretende leer la reali-
dad y encontrar a los otros.
El primado del Logos y del «amor» en la estructura de la realidad permite
comprender que fe y ontologia se encuentran porque se regalan inteligibili-
dad recfproca. La deci-
sién de la fe surge como
Fespuesta a una inter Fl ser humano necesita de la palabra, del
pelacién que procede de
la profundidad de la @mor, del sentido. Sdlo puede vivir en
existencia, que noes pro cuanto existe y es a partir de otro.
fundidad oscura y cerra~
da. Por eso la fe ayuda
también a leer fa realidad con una inteligibilidad que no puede ser desprecia-
da uocultada.
El ser humano no puede vivir ni de su narcisismo «solipsista» ni del pan
que le regala la legalidad de las ciencias naturales, Necesita de la palabra, del
amor, del sentido. Solo puede vivir en cuanto existe y es a partir de otro,
como respuesta (Antwort) a la Palabra (Logos) (Wort) que sostiene todas las
cosas. No se satisface con saber sino que ha de comprender una realidad en
la que pueda depositar la confianza de la propia vida (y que es por definicién
irreductible al conocimiento cientifico 0 a la fabricacién de objetos). Ello
exige un replanteamiento de la metafisica, y por ello del destino del pensa-
miento occidental: la legalidad de las ciencias naturales anula el dinamismo
del ser; la autoconciencia como punto de partida dificulta el encuentro con
los otros; las experiencias radicales de lo humano no se dejan describir en tér-
minos de sustancias 0 esencias.
Ha de haber alguien previo que me espera y acoge, que me conoce y me
ama. El verdadero miedo del hombre, la conciencia de sus carencias, no
puede ser superado por lo apersonal ni por la nada intelectual. El hombre
ménada no es persona. Nadie se puede proyectar y planificar enteramente y
siempre de nuevo a partir del punto cero de su libertad vacfa. A lo propio y
aELOY BUENO DE LAF
exclusivo del amor y de la confianza sélo se puede llegar a partir de otro, gra-
cias al otro. Porque hay un Logos y un amor en el origen de todo es por lo que
se puede desplegar la inteligencia y la libertad. Ese Logos y ese amor, precisa-
mente porque no pueden ser dominados o manipulados por el hombre, es por
lo que le ofrecen hospitalidad y acogida, para que supere su condicién de apa-
trida o de solitario.
El Logos y el amor son la verdad desde la que se hace presente el Dios de
la Revelacién y de la Creacién, lo cual quiere decir que la realidad toda esta
penetrada de Logos y de amor. Precisamente porque la fe biblica renuncia a la
proliferacién de divinidades miiltiples (también poderes politicos o fuerzas
césmicas) es por lo que la relaci6n Dios-hombre hace comprensible y habita-
ble lo real. Todo lo que existe es pensamiento realidad cuya verdad es amor;
el Logos esta al principio, no al final, no es algo que haya de ser conseguido
por medio de la ciencia o la técnica, sino que desde el principio esté dado gra-
tuitamente como confianza y encuentro; por eso desde su raiz se deja en liber-
tad al ser. La fe cristiana es en consecuencia filosofia de la libertad, que es
decir también de la diferencia, de lo particular, de lo concreto (que no pue-
den quedar absorbidos o anulados por la uniformidad, lo general o lo univer-
sal33),
El dios filoséfico, prisionero de su eternidad, muestra su auténtico rostro
como Logos y agapé/eros, determinado por la categoria «relacién»36 por un
lado es Dios-para3? (los hombres), por otro lado en sf mismo es dia-logos,
comuni6n, un «nosotros» ya que Logos y Agapé son personas en Dios.
4. Conclusién.
Logos y amor desvelan la forma originaria y mas genuina del ser, Catego-
rfas nuevas, como diélogo y relacién, quiebran la ommipotencia del pensa-
miento sustancial. La relaci6n es hasta tal punto un modo originario de la
realidad que es tan radical y originario como lo real mismo. Ni siquiera es
como Ente supremo como se define més adecuadamente a Dios: al ser Padre
se est afirmando que el fundamento desconocido del ser se desvela como
Padre, que el Omnipotente es Padre, 0 sea, persona, relacién3®,
Los fantasmas de la ontoteologfa quedan asf exorcizados. El intellectus fidei
deja ver que la ontologfa y la antropologia desbordan las tentaciones de cosi-Logos agapé: una propuesta de filosofia primera
ficar la realidad, porque el dinamismo de lo real apunta a crecer trinitaria-
mente, es decir, a volverse comunién. Ello no se podré lograr mas que respe-
tando la diferencia y la pluralidad, es decir con una sabidurfa que reconoce y
acoge lo diferente evitando todo riesgo de manipulacién o de control.
La reflexin previa del cardenal Ratzinger se refleja con nitidez en su
primer gran mensaje como Papa: pretende ofrecer unas categorfas nuevas
capaces de restaurar la integridad del ser humano y de la realidad. Conscien-
te de los excesos 0 ingenuidades que han conducido al nihilismo (basta obser-
var la fluidez de significados del término «metafisica»), puede desbordarlo
desde una donacién originaria que no se identifica con un ello impersonal
sino con una Persona?9 que se regala y ofrece comunién porque se ha hecho
acontecimiento en la historia. Con ello se vuelve a desplegar ante el pensa-
miento no sdlo un elemento primero de la filosoffa sino el punto de partida y
el contenido de una filosoffa primera.
Notas
1}, Ratzinger, «La fe en el contexto de la filosofia actual», Communio 24 (2002), p. 380.
2'bb,, p. 376.
3J, Ratzinger, Einfiihrung in das Christentum, Munich 1971, pp. 2ss.
4°R Poupard, «Discours d ouverture», en Ph. Capelle-J. Greisch (eds.), Raison
philosophique et christianisme a aube due III millénaire, Cerf, Paris 2004, p. 15.
5 E, Weil, Logique de la philosophie, Vein, Paris 1974, p. 431.
6]. L. Marion, De surcroft, PUK Paris 2001, p. 15.
7M. Heidegger, Nietesche Il, 2 ed., Neske, Pfullingen 1961, pp. 32ss.
8 M, Heidegger, Identitat und Differene, Neske, Pfullingen 1957, pp. 23s.
9 a.udes bewnsst zutage gekommene Weltproblem der tiefsten Wesensverbundenheit von
Vernunft und Seiendem itberhaupt, das Rétsel aller Rétsel, zum eigentlichen Thema werden
musste» en E. Husserl, «Die Krisis der europdischen Wissenschaften und die transzendentale
Phanomenologien, en Husserliana V1, La Haya 1962, p. 12.
10}, Ratzinger, Binfithrung... op. cit., p. 28. No queremos deci con ello que se sittie en.
la linea de Husserl. Este, a pesar de su revalorizacién del mundo de la vida, establece un
Yo puro y trascendental como justificaci6n y legitimacion de toda objetividad (con lo cual
se alimenta la sospecha de que deja en suspenso el carécter originario de la donacién pri-
mera)
11 Por no citar més que un ejemplo de la admiracién de Nietzsche a Dionisio, ef.