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EL ESTADO DE DERECHO EN EL CONSTI- TUCIONALISMO SOCIAL Jorge Reinaldo A.Vanossi EDITORIAL UNIVERSITARIA DE BUENOS AIRES CAPITULO T CONSTITUCION Y¥ CONSTITUCIONALISMO 1. Hay dos cosas que pueden cambiar en tomo de la Constitucién: 1a Constitucién misma o bien el concepto construido en su derredor, El primer aspecto se vincula con el tema de la fijeza y de los cambios constitucionales, mas todas las implicancias que conlleva. El segundo aspecto esti referido a la idea de Constitucin adoptada por una corriente de pensamiento o gestada como reflejo de la concieneia de una época determinada. Pero no obstante tratarse de dos cosas distin- tas, tienen una vinculacién que las aproxima existencialmente: para que 1a Constitucién subsista 0 sobreviva, es menester que se logre un doble equilibrio: entre 1a fijeza y el cambio constitucional por un Indo; y entre los. conceptos conirovertides de Constitucion, por el otro. Sin esos equilibrios, el Estado mismo entra en crisis irreversible, por cuanto la descompensacién de la “idea” constitucional y de la “estabilidad” constitucional traera apareado en agin momento el trénsito de un sistema de derecho a otro que desplazara al primero. Y asi sucesivamente, La cuestién atinente al concepte prevalente de Constitucién mere- ce reflexiones previas. Sabemos que la teoria constitucional ha elabo- ado numerosos conceptos y tenemos conciencia de que la tipologia elaborada por Manuel Garcia Pelayo es el mayor esfuerzo tendiente & sistematizar esta diffcil cuestién. Los tres tipos expuestos por este autor! sirven para encararlas tres maneras més difundidas de entender {Qué es una Constitucién. De ese modo, los “conceptos” de Constitu. cién operan “como herramientas o ‘instrumentos tiles para la comprensién o entendimiento de la idea misma de Constitucién, a tenor de tres puntos de vista que representan —acaso~ otras tantas cosmovisiones de los problemas de, las relaciones entre el Estado y la ‘sociedad. Porque en definitiva, un concepto o una “idea” de Cons tacién es eso: la expresion de una manera determinada de encarar lost Mmites y las relaciones entre sociedad y Estado, desde el punto de 45 vista de las normas supremas reguladoras de las competencias. Estas “competencias”, en cualquiera de las Opticas existentes, apuntan a una doble separacién: a) la del ambito social en relacion con el poder estatal, y b) la de las potestades de los diversos Organos que tiene el Estado. El “concepto” de Constitucion no puede evadirse de esa problematica, toda vez que la delimitacién de aquellas competencias es inevitable en cualquier tipo de Estado, més allé —incluso— de la dicotomfa de las formas o dela antinomia misma entre organizaciones autocriticas y organizaciones de democracia pluralista, que hoy com- piten en el escenario de los regimenes constitucionales conocidos. ‘La Constitucién tiene sentido en cuanto opera la doble delimita- ci6n que apuntamos. No es concebible una Constitucién que no en- ierre la precision de las competencias del Estado, tanto en lo que se refiere a sus diversos érganos (separacién de los poderes), como en lo ‘que significa la reserva de una esfera de libertad humana (derechos). Podrdn variar las respectivas ubicaciones de esas lineas de demarca- cién; pero toda Constitucién consiste en eso: un conjunto de reglas de competencia, mediante las cuales el poder constituyente organiza © reorganiza el aparato estatal y fija las relaciones entre éste y el cuerpo social. De ahf se advierte la preocupacién que siempre ha existido en tomo de la necesidad de asegurar una cierta presencia y control social del ejercicio del poder constituyente, a partir del tiempo en que ha pasado a reinar una ereencia en la titularidad democratica del poder constituyente (Sieyés).. En estas condiciones, surge con claridad que un concepto de Constitucién no puede pretender cientificamente poner a ésta en la -situacion de erigitse en un “fin” en sf misma. La Constitucién es un ‘medio y no un fin’. Esto lo han advertido bien las diversas vivencias sociales que han acudido al concepto de Constitucién como instru- mento o “medio” para alcanzar los fines de la sociedad. As{, por ejemplo, cuando los anglosajones visualizan “su” Constitucion, no vacilan en asignarle a ésta el valor de un instrumento de goblerno, seguramente por el hecho de que previamente habfan solucionado el problema del reconocimiento de los derechos; mientras que los fran- ceses, al expedirse sobre el mismo tema, han demostrado una general coincidencia en atribuir a “1a” Constitucion el papel o la funcién de una ley de garantias; es decir, de un instrumento protector de las libertades propias de 1a sociedad y que ejercen sus componentes. En definitiva, unos y otros han apelado a expresiones que, si bien son diversas, on ambos casos son sugerentes de una comun acepcién de instrumentalidad o de medio. Hoy, contempordneamente, no prospe- ran tampoco las concepciones que puedan abrigar una pretensién puesta, habida cuenta de que no entran en el terreno cientifico las ‘eras afirmaciones oratorias que equiparan a la Constitucion con un ““catdlogo de ilusiones”” o que pretenden transformarla demidrgica- mente en unasuerte de fiat lux magico, una especie de dios normativo. 46 consrrructow ¥ consrrruciowALisMo Queda en evitencia, pues, que los conceptos de Constitucién, en cuanto expresan une idea o manera de entenderla, pusden responder fla autorfa de una escuela o de un autor, como asi tambien pueden sor el testimonio de toda una concepelon general que predomina en ta sociedad en un momento deverminado de su evelucion palitice cultural. Es que el concepto de Constiticin pertenece al capitulo de las creencias y-de las commovisiones, que ven en aquélla el medio insiramento para iatitucionalizar bus planes."La'Conssitueon. ex siempre ~en las diversas corientos— el camino para alcansar la Viger: cia de los “fines”? cuya primacfa se procura. P I. Zoeyaremot us comopts Court, en mts pezatin aque ia deena agar. Contacn in mi prtensin ie Sagem agull maners de etandor el oriumento norma Sanat sie Sut enamo mit acide comin concincn co re rar, seine, Vee ps contend, las del juego” politico y social que una comunidad adopta, para un Sar tadange police ¥ sez sur enacomuned adopts par uy fines en los que la sociedad visualiza su porvenir. te 3a Constitucion es real cuando dichas “regias del juego” se~ pueden eng, el guendo ices Viegas del goo acl Ea ce feck sumo ton an pam alla) y spends ose we complete oe pape SERIE Berns des tempo (csp oe geen y eft. operantes en la comunidad, que reflejan una diversidad de intereses e ideas. aa «ME, arpa nexium dp en enact fattaioal doe sogas a eg gaats oe emiad iniaconl de cE pena Conlin dig al A Dees ee ae eee coup enc can, rns notes, iitativan, 6 mabey Unt peed eanert te Caan! camplinicts os ei peacon cay eeiacliny sa dom cea mortnte pir ol dsenclfimiente istic. fabian companlacten oy Snes constactanaen Porno Cia drones el go ar romarar au pe cioegecoreiarana eet ace alse ae nots dopo Samm Clit ol nl mnt lo que vale". La sugestion que encierra la expresién ‘“reglas del juego” oe prtSuanaent eeepc episod go” Sala gon ei norma an regular ue 47 [RL ESTADO DE DERECHO EN Rt. CONSTITUCIONALISMO SOCIAL eat eatin Glen y qu sco cpa seat te tg ct Lee era i ee ere at le Searle ee me set ig oon dna de Cosi mains soc ei a foe Go en de Con Berke Sei ea eee meer sas nda Se on ne ee eee aia eat stn erry cal ee emcee ae ee ce ae esate nro rabie poalats ee as cnecin ene exldad ou ee ieee, ake rei ts os sl eke eae Ske Se oe arg te Shae oo cette net oe menos, de un estado de dnimo colectivo. Hay legitimidad vane Ia iiucion y el poder proceden de principios 0 creencias admitidos Caren ne hhante en el grupo (Burdeau). La ‘‘idea de derecho” esté mas proxima a las “reglas del juego” que a una concepcién filoséfica de rincipios See a na se Pa fear, ce Ha ce a Sen Bert can Se, Siar egpr ie e Se me cles ceil a ode, rae etn opine cto oe “sensus dominante”*. Lo que significa que el consenso sobre las “re Se sea A ad gro age i er iso Snes Contes paleo comes 2G) Una tr de compromio! A von, Contos son ve eae compre: mth ns Cont cents Se eer ces eh ete ne ‘como una imposicin de un s6lo sector o fuerza. Estas son efimeras; Fe ree en ate aie i ge Puce he Cantera ne plo at Ho Bc ivr: Tod Contin eros a roe Te ee treat occa oe enn, an omen aoa eo cia tae ae ee eee as mace iodo Sete fans a thn Sr aaa a ghee ln conten Se ee ea Sretncat ae for inereses sociales dominantes. El constitucionaista 48, CONSTITUCION ¥ CoNSTITUCIONALISMO habré encontrado el auténtico principio constitucional cuando haya logrado individualizar esos intereses y determinar el grado de satisfac ign que sup pretensiones alcanzan a través de la Constitucion El compromiso debe ser lo mas amplio posible que las circunstan- cias histéricas y las fuerzas sociales actuantes lo permitan. Nada mas frigil que una Constitucion pendiente en el vacio. A toda Constitu. ¢ién debe preceder o acompafiar un “‘Acuerdo de San Nicolés” 0 un “Pacto de San José de Flores”. Es evidente la superioridad historica « de las constituciones concertadas sobre las Constituciones impucstast como también resulta claro que la concertacion nunca puede tener un alcance total; de donde se desprende que toda Constitucion es directa o indirectamente consagradora o descalificadora de ciertos intereses y de ciertas ideas. Intereses e ideas que estan en el substrée. tum de toda Constitucién. Desde un punto de vista mas comprome. tido, dice Carlos 8. Fayt al respecto: “La Constitucién es una tran: saccién entre fuerzas en constante proyeccién hacia el porvenit. Los factores reales de poder se condensan y compendian en la Constitu. cién, pero importan intereses, presiones, y de su conflicto constante, ora sean los de caricter econémico, preferentemente, o los de indole espiritual o simplemente histéricos, buscan una formula de concilia: sion, de equilibrio, que es lo que se obtiene con la Constitucion, Precisamente, los intereses en que.el orden social se divide, las clases en que se divide y, en punto a esto, las clases e intereses que predo- minan en él en el momento de su saneién” D) Una faz de temporalidad, que es Ia consecuencia logica del « cariicter instrumental que reconocemos en las Constitueiones. No son un fin en sf mismas, sino un “medio” o “herramienta” para alcanzar los fines sociales. Por ende, podria afirmarse que la pretension de gtemidad constitucional (de un determinado texto) es contra natura ‘Ya lo advirtié Thomas Jefferson cuando al limitar el valor de las pres: cripciones constitucionales en términos generacionales, sefialé que los contempordneos no tenfan el derecho ni la posibilidad de atar la posteridad con la petrificacién de sus regulaciones supremas'!. En la doctrina constitucional argentina, también Alberdi tuvo plena con ciencia de esa limitacién de las posibilidades constitucionales, cuando distingufa entre las Constituciones de iniciacién o creacién y las Constituciones de conservacién’? ; o cuando sefialaba muy rotunda mente: “Las Constituciones no deben expresar las necesidades de ayer ni las de mafiana, sino las del dia presente, No se ha de aspirar a que las Constituciones expresen las necesidades de todos los tiempos. Como los andamios de que se vale el arquitecto para construir los edificios, ellas deben servirnos para colocarlas hoy de un modo y mafiana de otro, segin las necesidades de Ia construccion”™. ¥ la experiencia lo confirma, acd y en el derecho comparado: las enmien- 49 das frecuentes cuando resultan necesarias— no empecen a la estabi- Nidad constitucional (Suiza), pero la obcecacién conservativa induce a frecuentes alteraciones en la continuidad (Argentina). Es verdad que ‘Alberdi confiaba mucho en la interpretacién como medio para pro- longar la aplicacién de las Constituciones, pero bien entendido que el, Ambito propicio para esa prolongacién es el de la hermenéutica de la parte dogmatica 0 preceptiva de a Constituci6n (derechos ¥ garan- ‘as); siendo en cambio la parte orgénica menos favorable a ello y mas destinada a ser objeto de reformas o enmiendas cuando las circunstan- cias politicas justifican un cambio de las reglas alli establecidas'*, En este concepto amplio de Constitucién, referido a las grandes zeglas del juego, tienen cabida aquellas normas supremas de emergen- cia que reciben el nombre de “‘Constituciones de transicion”, para Giferenciarlas de las Constituciones definitivas “‘de consolida- cién” *. Pero no nos ocuparemos ahora de esta especie, por cuan- to uno es el tema del concepto de Constitucién y otro el de la clasifi- cacién de las Constituciones: mientras que aquél pertenece al terreno tedrico especulativo y se basa en abstracciones, éste corresponde al plano de la comparacién empirica y se basa en el andlisis de ejempla- res concretos. 'B) Una faz de futuridad 9 proyeccién; Bl elemento teleologico es el que convierte ala Constitde#én en algo més que la resignada conva- lidacién de un estado de cosas. La Constitucion es sintesis, es transac- cion (aunque a veces es imposicion), recoge la realidad, toma en cuenta los factores reales de poder, ete.; pero también es cauce nor- mativo en funcién del cambio y de la transformacién evolutiva. Las clausulas “directives” son un fiel reflejo en las Constitucfones mo- demas, como a su turno ~en el siglo pasado— lo fueron los “fines” consagrados en los predmbulos. Eran los fines del Estado constitu- clonal 0 Estado de derecho. Gon la agudeza que lo caracterizaba, Ortega y Gasset descalificd en las Cortes Constituyentes de la TT Repilblica Espafiola lo que él ‘consideraba “. . . una vieja idea y prin- cipios romanticos, segin los cuales el derecho, la ley y sobre todo tuna ley institucional, no tienen que ser otra cosa sino el reflejo de las, realidades preexistentes en la sociedad. Esto ha sido siempre utdpico; él derecho no es mero reflejo de una realidad preexistente, porque entonees seria superfluo; el derecho, la ley, son siempre algo que afiadimos a una espontaneidad insuficiente; es la correceiér. de 10 Foto; son un estimulo alo que no es ain pleno; son, pues, incitaciones y, si queréis, también aparatos ortopédicos. Nada mis facil que refrse de los aparatos ortopédicos, olvidando que el mundo esté lleno de tullidos, de cojos y de hemniados. La ley tiene que suscitar nuevas rea- lidades, la ley ha sido antes y lo serd, cada vez mds, creadora; la ley es siempre mig o menos reforma y, por tanto, suscitadora de nuevas realidades""*, En la futuridad de la Constitucién esta Ia clave de lo 50 que algunos autores llaman su programa adoctrinante (Legon) y otros demandan su programa maximo (Sanchez Viamonte). En ciertas tendencias doctrinarias se observa una proclividad a reducir el concepto de Constitucién a limites que tnicamente ‘comprenden la idea de una Constitucién conservadora del statu quo reinante en el momento en que aquél es formulado o enunciado. Hsia orientacion adolece del defecto de circunseribir Ja cuestién a un concepto “ideal” de Constitucién, repitiendo asf Ja actitud mental que trasunta de todos los intentos —muy positivos y loables algunos de gllos— de cristalizar un determinado tipo de sistema constitucio- nal’’. El concepto “ideal” de Constitucién —cualquiera que sea— apunta en: todos los casos a una eventual conversion o novacién de los contenidos constitucionales en formulas propias del llamado derecho natural; es decir, que encierra la pretensién de consagrar una superlegalidad constitucional situada por encima de las normas del texto positive, Tal construcci6n pertenece, pues, al terreno de la ideologia. ULL El andlisis del concepto amplio de Constitueién, que hemos efectuado precedentemente, nos conduce de inmediato a'la adopein y manejo de un concepto estricto, cuyo sentido juridico nos permite captar plenamente la imbricacién de todas las normas en un orden total de validez. En esa linea de pensamiento, la Constitucion es y opera como la maxima distribuidora o repartidora de las competencias de los érganos del Estado, y como la demarcadora entre el poder de ste y Ia libertad de las personas. Cualquiera que sea la forma de go- biemo y Ia forma de Estado (para los que admiten esa distincién), resulta aiempre que la Constitucién es el presupuesto de la validez de cada una de las atribuciones que asumen los organos del Estado, en tanto y en cuanto las competencias han sido creadas y distribuidas por el poder constituyente y mediante un acto constituyente cuyo Producto es la Constitucién. Asi, el poder constituyente, el acto constituyente y la Constitucién se suponen reefprocamente como partes del proceso constituyente, en el que el poder constituyente aparece como la funci6n, el acto constituyente surge como la manifes-~ taci6n y la Constitucién se presenta como el resultado de esa opera. cion. La Constitucién es la creatura del poder constituyente; habiendo ejercicio o expresion de éste cada vez que sean creadas 0 modificadas las competencias de los poderes del Estado'®. En una acepeién de este tipo, el concepto de Constitucién permanece igualmente aplicable frente a cualquier confrontacién que sugieran las miiltiples clasifica- ciones de las Constituciones que han elaborado los autores: en todos 10s casos, la idea de Constitucion se mantiene en pie, por cuanto su 61 ‘bt ESTADO DE DEREGHO EN El, CONSTITUCIONALISMO SOCIAL niicleo permanece inalterable e indiferente ante las modalidades con- Cretas de los ejemplos que Ia realidad pueda ofrecer: la técnica y la politica constitucional ofrecerén Constituciones codificadas 0 disper- as, Constituciones ideolégico-programaticas o pragmatico-utilitarias, Constituciones genéricas o analiticas, etc., més siempre estaremos en presencia de una regulacién suprema o preeminente de las compe- fencins estatales. La Constitucion consistiré, pues, en la normacion maxima del poder ¥ de sus relaciones con la libertad. Podré, incluso, Variar el nombre de esa normacién: Constitucién o Ley Fundamen- tal, Carta 0 Acto Institucional, Estatuto o Reglamento, ete; pero en Getinitiva se trata de lo mismo, es decir, de establecer las reglas distri- Dutivas en las que recibirin base o sustentacin los actos estatales y ante las cuales se invocara legitimamente la preservacién de la érbita de reserva dela liberad. a Iden de Constitueion no cambia, aunque se modifique el ejercicio del poder constituyente (que es de verifica- Gion empitica) y aunque sufta cambios In ereencia en la uitlaridad de ese poder (que es de afirmacién filos6fico-politica), toda vez que por Constitucion se entienda el punto de partida (L6gico y no cronolégico) de la organizacion del Estado. Todo lo demés, aunque se le endose a 1a Constitucién, no forma su nicleo conceptual: para “descubrir” la Gonstitucion basta con conocer el poder estatal y sus limites, es decir, encontrarse con el ambito de la libertad. ‘La disociacion del concepto juridico y el concepto politico de Constitucién ha causado algunas dificultades en el conocimiento de este objeto. El mismo Hans Kelsen nos advierte que para la teorfa Gel derecho el concepto de Constitucién Hleva a la equivalencia de ésta con la lamada “‘Constitucién en sentido material”, es decir, refe- rida al conjunto de normas gue regulan el proceso de la legislacion, mientras que en la teoria politica el concepto es més'amplio, desde el momento que comprende también las noimas que regulan la creacion ¥ la competencia de los Srganos ejecutivos y judiciales supremos!?. No Yemos ningén inconveniente en que el concepto de ““Constitucién en sentido material” sea compartido por la teoria politica, habida cuen- ta de que si por Constitucién en sentido material se entiende la for- mada por “los preceptos que regulan la creacién de normas jurfdicas Generales y, especialmente, la creacion de leyes” *, entonces resulta ue hay una plena identificacin entre esa idea de Constitucion y la dea de la suma distzibuidora de las competencias de los Grganos del Estado. No vemos la raz6n. por la cual deba limitarse a Constitucion “asf entendida- a sefialar las competencias legislativas, cuando las funciones de Estado se tradueen en el ejercicio de diversas competen- clas. En el Estado modemo no puede unilateralizarse el poder politico con el ejercicio de la funcién legislativa; y, con més raz6n afin, cuando parece evidente que la multiplicacion de las funciones del Estado obliga —inclusive—a una mayor precisiGn en las denominacio- 52 CONSTITUCION ¥ CONSTEFUCIONALISMO nes de los poderes (por ejemplo de asesoramiento, de decision, de ejecucién, de control y de responsabilidad). Reducir la Constitucion “en sentido material” a la sola determinacion de las potestades de creacién legislativa general, es hoy un enfoque superado, toda vez que asf pudo parccer en las épocas de apogeo de los sistemas parla: ‘mentarios de gobierno, pero no es una realidad universal en el tiempo presente ni resulta adecuado para el uso de una teorfa constitucional. En consecuencia, es mejor apuntar a la identificacién de la Constitu: « cin “‘en sentido material” con la determinacion suprema de todas las ‘competencias: entre el Estado y la sociedad, por un lado, y entre los diversos poderes del Estado, por el otro. En Io restante, no vemos obsticulo en mantener el concepto de Constitucién en “tentido formal” para referimos a la forma privile- giada con que aparecen ciertos contenides politicos, a criterio del constituyente: como sefiala el mismo Kelten, se trata de cierto documento solemne, es decir, de “un conjunto de normas jurfdicas que sélo pueden ser modificadas mediante la observancia de pres- cripciones especiales, cuyo objeto es dificultar la modificacién de tales normas” *", En’definitiva, la Constitucion “formal” es el texto que resulta privilegiado por la tigidez, pero no todo lo que esta con- fenido en ese texto asume la condicién de fomaar parte de la Const tucién “en sentido material”. De lo anterior resulta que el poder constituyente tiene capacidad para convertir en parte de la Constituoién “formal” las regulaciones que estime valiosas para ello, y, contrariamente, puede privar de su caracter constitucional formal las disposiciones que juzgue disvalio- sas y no merecedoras de estar incluidas en el texto constitucional. ‘Claro est que esa eapacidad corresponde al constituyente, en cual quiera de las formas o etapas que puede asumir el poder constituyen- te: fundacional, revolucionario o reformader; con el resultado consi- guiente de que la Constitucign “formal” y la Constitucion “material” Pueden coincidir o no; y ello sin perjuicio de las alteraciones que uedan producir las Hamadas “mutaciones constitucionales”, la inter- pretacién constitucional o las costumbres en general (conventions 0 conveneiones dela Constitueién). Coincidimos con Kelsen en sostener.. que la Constitucién en sentido “formal” no es indispensable (sic), mientras que la Constitucién en sentido “material” es un elemento esoncial del ordenamiento jurfdico: ello es asf por cuanto en la Cons- titucion en sentido material se encuentran las determinaciones nece- sarias para extraer la existencia valida de todo el resto de las normas ‘que componen el ordenamiento nacional. En efecto, esa Constitucion @s la que determina: a) los érganos; b) los procedimientos, y c) los contenidos dle Ia legislacion inferior; de tal manera que a ella corres- ponde remitirse para encontrar la validez de las normas del derecho ositivo inferior a la Constitucién. Preferentemente, la Constitucion 58 I, BSTADO DE DERECHO EN RL CONSTITUCIONALISMO SOCIAL material dispone Ia determinacién de los érganos y de los procedi- mientos con que luego se elaborari la creacion de las demés normas de rango inferior; pero también delimita en cierta medida los conte- nidos, en cuanto su afirmacién de una esfera de libertad ~-de respeto inexcusable para el poder estatsl— significa una determinacién negs- tiva 0 prohibitiva —pero determinacién al fin— de las competencias de los Srganos estatales. En sintesis, drganos, procedimientos y conte- nidos forman el contenido necesario de la Constitucién “en sentido material”, a manera de enunciado institucional de las grandes “reglas del juego” politico con que cuenta una comunidad organizada, .Cusles son esas “‘regias”” fundamentales que contiene 1a Consti- tucién? La respuesta admite un doble despliegue o desenvolvimiento, segiin el término de la relacién politica en que nos ubiquemos. Si par- timos del poder, tales “reglas” se referiran a: 1) la amplitud del poder estatal; 2) la distribueién del poder entre sus Srganos; 3) las relacio- nes y controles entre esos Grganos; 4) los mecanismos de formacion; 5) los procedimientos de actuacién; 6) los “fines” (mediatos) y las “directivas” (inmediatas) de los gobernantes, y 7) genéricamente, las relaciones de los gobernantes con los gobernadas, es decir , sus potes- tades sobre éstos. Si partimos de la libertad, tales “reglas” se referirén a: 1) los derechos de las personas y 2) las garantfas de los gobernados frente a los gobemantes. IV. El coneepto de Constitueién que hemos ofrecido en la prime- ra parte do este trabajo tiene la caracteristica de su situacin alejada “dentro de lo humanamente posible~ de cualquier compromiso con un determinado régimen o sistema politico-constitucional. En ese sentido --pero nada més que en ese sentide— puede afirmarse que se trata de un intento de conceptualizacién aséptico o agnéstico, en la medida en que trata de evadirse de las connotaciones axiologicas o de preferencias ideoldgicas. Creemos necesario contar con un concepto Ge Constituicion que comprenda en su niicleo las mis variadas mues- ‘tras de Constituciones, en la medida que éstas responden a una plura- lidad de ideas acerca de las relaciones entre el poder y la libertad, 0 entre la autoridad y los particulares, o entre Ja sociedad y el Estado, © entre lo pablico y lo privado, 0 cualquier otra relaci6n de términos en que sea establecida la conformacion de un determinado tipo de sistema. Un concepto asf permite una mejor comprension de los de- mis problemas de la teorfa constitucional y, luego, conduce mas fi cilmente al anélisis en particular de cada una de las Constituciones ‘coneretas habidas 0 por haber. "Todo esto, sin embargo, no empece a reconocer la existencia (0 la 54 constrrucidy ¥ constrruciowaLisMo coexistencia) de otros conceptos de Constituciém, que parten de pre- supuestos distintos y aspiran a metas diversas. En ese terreno, debe- mos computar todas aquellas construcciones ‘conceptuales que apuntan al enlazamiento de la “idea” de la Constitucion con la defen- sa de ciertos valores, a los que una dominaci6n con fal del articulado constitucional., Asi, tendrfamos que s6lo serfan Constituciones las que se conforinan ‘a esas pautas © exigencias de modelo o paradigma constitucional. ¥ en el juego de las antinomias politicas o ideologicas, descubrirfamos tantos conceptos de Constitu- cién como términos tuviera la alternativa en cuestion: para el libera- lismo s6lo seria Constitucion “su” Constituelén; para cualquiera de Jos regimenes totalitarios Gnicamente seré Constitueién “su” Consti- ‘tucién; para los defensores del Estado social de derecho, nada mis que ‘‘su” Constitucion social podria ser considerada Constituelén, y asf sucesivamente, Una actitud semejante quedé reflejada con el art. 16 de la famosa Declaracién de los Derechos del Hombre y del Ciuda- dano (Francia, 1789), al expresar que: ‘Toda sociedad en la cual Ia garantia de los derechos no esti asogurada, ni la separacion de los po- deres determinada, no tiene Constitucién”; lo que importaba la oficializacién de lo que Schmitt denomina concepto “ideal” de Cons- titucién. Tales intentos se han multiplicado a partir de la Revolucién Francesa, aunque han sido més frecuentes en el campo doctrinario que en los propios documentos de institucionalizacion, 5i rastreamos en el legajo de los antecedentes constitucionales, vveremos que las expresiones acuiiadas por la doctrina exhiben un nu: trido repertorio de conceptos afines con la idea antes mencionada. Por ejemplo, los términos empleados para aludir a los regimenes fun: dados en la 'imitacion del poder estatal y la amplia preservacion de Jos derechos individuales parten del reconocimiento de tna “Consti- tucién politica” (que, en principio, no incursiopa en el terreno eco némico-social), que es la base del eslablecimiento de un “gobierno constitucional” (que s6lo es tal si se ejerce conforme a era Constitu- ion), que limita expresamente los “fines’" del Estado y abroquela en consecuencia los “medios” del gobiemo, que enfatiza la “separacion”” de los poderes, que potencia el “garantismo” de las Ubertades 0 dere- chos, que —en’sintesis~ procura el reinado de una “democracia cons- titucional” 0 “demoeracia pluralista”, cuya superioridad se aspira a firadiar mediante el rotulo incontestable de “Estado de derecho”, Por el contrario, en la vereda opuesta se intenta cristalizar las notas antagénicas, en ‘una polarizacion de rasgos que, en iltima instancis, sus defensores aceptan con las mas variadas denominaciones, siendo coincidentes en abjurar del otro modelo bajo la descalificacion peyo- rativa de tratarse del “Estado liberal burgues de derecho”. Y, de ali fen més, el debate es interminable y la discusion pierde todo sentido, 85 BL BSTADO DE DERECHO RN RI. CONSTITUCIONALISMO SOCIAL al penetrar en el terreno de la emocionalidad. En este terreno el de in emocionalidad~ esdonde tiene cabida el valor sugestivo de la pala- bra Conatitucidn, que eon acierto denuncia Carl 3. Friedrich’, ubica- do entre quienes decididamente azocian la invocacion del vocablo “‘Gonstituclon” con el verbo “constitucionalizar”: poner resticcio- nes efectivas al poder gubernamental. Y, entonees, en ese cAmDO SU festivo, ante los que pronuneian la palabfa Constitucln o que aluden SI gobierno constitucional, no puede dudarse de que se estan refiien- dla un regimen de poderes imitados,y Gnicamente a un régmen de tse tipo, pues todo otro régimen que no respete esa circunstancia ar- Ccontica (fundamental) seri tenido por no-constitueional, no obstante que ostente la cobertura formal de un texto constitucional (estaria- thos ante un caso de Conslitucion semdntica o disfraz de Constitu- Gion, en la nomenclatura de Kari Loewenstein). : "igs reflexiones que preceden ios permiten concluir que las | sipologias de conceptos de Gonstitucian pueden ser dvididasen dos {grandes grupos: a) los conceptos politicos de Constitucion, y b) los Eonceptos elentificos o neutrales de Constitucion. Ambas cases de tipologias son igualimente respetables: la tinica diferencia estriba en {ue los primeros son conceptos comprometidos manifiestamente con Breconceplos acerea de conto debe ser la Constitucion (y, #1 no es as, ho seri considerada tna Constitucion); mientras que los segundos, tn cambio, son enunciados descriptives de valor universal, que no pierden su alcance descriptivo por la circunstancia de que cambie el figno politico impuesto por el que ejerza el poder. Los conceptos Glentificos o neulrales permiten encarar el estudio del régimen cons- titucional de cualquier tipo de Estado; en cambio, Por su parte los coneeptos politicas son tan slo aplicables a los sistemas que se Compadecen con sus pattas de exigencia de conformidad, quedando tsi desclificadoey desartaon todos aqueloergimencs a so ade- Guan al tipo piradigmitico, Los conceptos politicos ~cualquicra fea un signo'y por mas bienintencionados: que estén— llevan fatal- mente a una suerte de maniqueismo constitucional, en virtud del eval hay sistemas “réprobos" y hay sistemas “elegidos"” aro est que Ia Giatineion es formulada sebre la base exclusiva del pardmetro inamo- Sible-de los “elegidos” (que pueden ser los Lipos de Constitucion libe- fal, pero que cebe admitir a posibilidad de que en algunos casos no fouean.- J. Por clerto que el autor de estas lineas adopta para su tarea de reflexion, teorico-constitucional un conceplo de Constitucion que Intenta alinearse en el tipo de los conceptos clentificos 0 asépti- ‘Zoe; pero ello no lo inhibe de manifestar que, en easo de ser llevado s’opinar en el terreno de la politica.constilucional (es decir, qué Gonstitucign se quiere), habré de pronunciarse sin hesitacin en favor Ge las formulaciones del-constituclonalismo (legalidad, representa- 56 ¢i6n politica, separacidn de los poderes, libertad como “prius”) y del sil spun dao poeres rtd come ri et bien puede ser considerado como el andamiaje institucional de Un democracia pluralista (creacién representativa del derecho, predomi: nio del elemento consensual, distribucién del poder, pluripartidismo, controles del poder, integracion politica parcial, etc.), En el camino hacia un “Estado social de derecho” siempre hemos crefdo que las bases y puntos de partida provenientes del constitucionalismo dlasice © liberal son presupuestos insoslayables para toda ‘consteuccion institucional y politica que no reniegue de ‘una coneepeion “perso. nalista”” de los fines humanos (individuales o sociales) y su armonizn. cién con las finalidades estatales, frente a la opeion de los inventos ‘ranspersonalistas que siempre han conducido al resultado negative de erigir Estados totalitarios™. Por eso es que para nosotros el gran valor de la Constitucién radica en su servicio ala demarcacion de la linea separatoria entre la sociedad y el Estado, en cuanto a sis Tes, Pectivas Srbitas de desenvolvimiento y penetfacion. Sabemos que esa Ifnea puede variar; tenemos coneiencia de que su precision estd afectada por el cambiante rumbo de los roles y de las misinas expec: {ativas generales; pero mis allé de todo ello, estimamos que la exis tencia do esa distincién sigue siendo fundamental para convertir en realidad el respeto a la dignidad del hombre. La hmitacion y la or ganizacion del poder continGa siendo tna conditio sine qua non para Ia preservacion de la libertad, aunque tambien tenemos concienela de gue el problema no se termina alli: el poder de los grupos es otra amenaza presente, frente a la cual es menester que los poderes no sean menos fuertés que los contra-poderes, Pata ‘ello es que hemos sefialado con insistencia la necesidad de equilibrar la ecuacion en los siguientes términos: a todo acrecentamiento del poder debe corres: onder un consiguiente fortalecimiento de los controles, es decir, que debe establecerse una relacion directamente proporcional entre el aumentg de las potestades y el vigorizamiento de los mecanistros del control™. De esa manera, el poder estatal, el poder grupal ¥ los derechos personales quedarin enmarcados en el equiliorio de. sus espectivas esferas de accién, eonservando sus correspondienites poderes o potencias, que a la sazon operarin —también—en la linea funcional que tan sintética pero veridicamente describiern Montes: quiet: 610 ef poder contione al poder. Y si bien es cierto que tode Ja Constitucién es un instrumento cuya razon de ser y cuya final Gad giran en tomo de esas relaciones, ese destino comiin de todas y cada una de sus partes no es ébice para que pocamos discernir la Peculiaridad que rodea a cada una de elias: si queremos perfeccio nar el Estado a través de sus drganos y de sus procedimientos, de- bemos producir modificaciones en la denominada parte orgdnica de Ia Constitucién; mientras que si prelendemos induecit o acelerar 87 cambios en la sociedad por medio de sis elementos y de sus relacio- nes, entonces el acento innovador y transformador deberd ser puesto en la parte dogmética del documento constitucional. Esta es la razon por la cual eabe sostener que la Constitucion —elemento esencialmen- te politico-institucional— tanto puede ser un instrumento de conser- vacién cuanto una herramienta de cambio en las estructuras sociales: Jag “grandes reglas del juego” estarin fijadas en ella y, mediante su conocimiento, podremos tener un dato importante en ia tarea de de- tectar el tipo de sistema politico al que ella brinda el valor simbélico de su unidad. Las reflexiones anteriores son igualmente aplicables a todo tipo de Estado, por cuanto incluso en aquellos en que supuestamente se nega la posibilidad de una demareacion entre 1o social y lo estatal, y sas afin en los que se inspiran o se han inspirado en la coronacion det apotegma mussoliniano de la “totalidad" (todo por el Bstado, todo en el Estado, nada fuera de él...) o alan mis todavia en los que pre- tenden construir una cosmovision a partir de premisas en las que la “‘ibertad” no tiene el sentido de derecho subjetivo que nosotros le reconocemos: pues en todos es0s casos se cae tambien en la necesi- dad institucional de contar con una regla de distribucién que orien- te con regularidad a los que ejercen el poder en sus relaciones con los ernados. Aum en los regimenes que se inspiran en las fuentes ideo- logicas mas alejadas de las concepciones antropocéntricas de la Socie- dad y del Estado, es perceptible la fatal (inevitable) aplicacién de re- fas encaminadas a reir las relaciones sociopoliticas de las personas entre si y de las personas con los Organs del Estado. Este dato es el que nos permite abrigar con mayor firmeza el valor incondicional (amplio) tie nuestro concepto de Constitucién. El otro dato que coadyuvo. en ese propésito. proviene de Ia finalidad regularizadora ue encierra toda Constitucién: en efecto, més allé de las tendencias gue oficializan los distintos tipos de Constitueién, esta presente en todo caso el objetivo de la previsién mediante ‘reglas” de clertas situa ciones propias del desenvolvimiento de la sociedad y del Estado, Me- diante la Constitucién se persigue el propéeito de dar estabilidad al curso de esas situaciones, ¥ dicho proposito —explicito 0 implicito— sid presente en toda clase de regimenes o de sistemas que no aspi- en a confundirse con la anarquia (en el sentido etimoldgico de la palabra). Todo sistema procura estabilizar los transitos, tanto los ormales como los anormales (con prescindencia del acierto en la tée- nea de la institucionalizacién de las “emergencias"” o de los poderes excepeionales). Y también en los regimenes totalltarios las Constitu: ciones responden a esa nota, ya que por mas amplia que sea la con: centracién ¢ ilimitacién dei poder, siempre habré. un margen de legalizacion o formalizacién de las reglas que se traducira en una 58 mayor o menor estabilidad y perduracién de las situaciones concre: tas de poder. Llegamos asi a 1a conclusion de que partiendo del concepto ag-) néstico 0 aséptico de 1a Constitucion que hemos propuesto en estas~- paginas, se pueden derivar los datos de dos funciones atribuibles ala Constitucién, con prescindencia del signo politico del régimen en que ésta se encuentre imbricada: a) funcion distribuidora, que es limita. dora, en tanto institucionaliza las relaciones entre gobemantes y go. bemados, y b) funci6n regularizadora, que es estabilizadora, en Cuan- to procura servir de marco o encuadre a mas de una situacion, es de- cir, a prolongarse temporalmente como punto de referencia para la validez de aquellas relaciones. De tal modo, la Constitucion permite siempre a los gobemantes y gobemados: 1} fundar su poder 0 #u li bertad (cobertura de validez), y 2) prever las consecuencias de cer tos actos (cobertura de calculabilidad). La quiebra de ambas cobertu. ras es el indicio fehaciente del cambio de la Constitucion. Y cuando la Constitucién admite el cambio de las “reglas del juego” por medio de una regla de cambio que esta inserta en sus enunciados, resulta que se llega a una de las metas de todo régimen o sistema: asequrarse a supervivencia mediante la institucionalizacion de los cambios a ‘través de su misma continuidad, lo que significa hacer de la Constitu. cién el instrumento del cambio'con cauce y no el tapén que sirva de detonante final del cambio sin cauce o cambio violento, De alli que si bien es cierto que una Constitucién puede dificultar su reforma (Constitucién rigida) o excluir Ja posibilidad de enmienda de ciertos articulos .o partes de ella (cléusulas pétreas), o aun —por via de hipétesis— declararse irreformable en s{ (una ‘Constitucién pétrea), todos esos casos son imaginables en el marco del sentido formal de le Constitucién, ya que es incuestionable que la Constitucion en sentido ‘material parte de un marco conceptual que no puede prescindir de Ia nocién del cambio y de la prevision productora del mismo. Cuando nos referimos a las reglas del juego “para un cierto tiempo de su devenir histérico”, estamos aludiendo —precisamente—a una tempo- ralidad que es, a ia vez, prevision del cambio, Con ello no se hace referencia a plazos concretos ni,a petrificaciones temporales, sino que se pone de relieve c6mo la competencia para el cambio es un poder organizado que, simulténeamente, forma parte de un elemento que std consustancializado con la nocién misma de Constitucion. Ofrecemos pues estas reflexiones en toro del coneepto de Cons. titucién y sus elementos, sin mas pretension que la de poner sobre el tapete una herramienta de trabajo en el quehacer de la teoria consti- tucional, con el fin de extraer de su uso los beneficios que un instru. mento conceptual puede brindar para ulteriores elaboraciones teéri- ‘cas y eventuales aplicaciones en la dogmatica constitucional. El con- 59 RL ESTADO DE DERECHO RN KI. CONSTITUCIONALISMO SOCIAL cepto aqui oftecide tiene la earactoristica de permitir el conocimien- Terie a Bonstitucion y de sus funciones, sin enredarse en la txiple tr- wes ge" a) Ta titularidad del poder consiituyente (problema de creen- Ui): b) et sujeto del ejerciio del poder constituyente (problema em- Sinlie de verlficacion y de eficacia); y c) la exigencia de determins- sere sntenidos de la Consttucion (problema de ideologias 0 de pro- sfanae politics) Hs cierto que un concepto aside Consitucion pu Gerter susceptible de eritiea sobre la base de au cardeter proceslisti 3s “tuncionalista y descriptive, No se niegan es0s rasgos, aunque ad- SRuitndo que el susodicho concepto no atenta contra las definiciones Tincipistas que pueden esumir ciertos contenidos constituelonales, Bates en los términos de las lamadas “deciiones polticas funda” ‘Nentales” © bien en a adopelon de “prineipiog” que conforman laf Meese ur Pégimen: fo que tales partes de las Constituctones signifi cae eror inds‘impartante ¥ respetable que sea, tiene un valor recono- £405 Bn‘ tanto yon cuanto integran las “grandes reglas del juego” que {oda in Gonstituelén enuncia y representa. Es la Constitueion toda om temo medio o instrumenio, se elova hasta la consagracion do su See ee ica, resultante de la seguridad que proyecta mediante Ia weeluumbre an las reglas del juogo que visualiza en ela le comunidad. 60 NoTAs * Véase Garefa Pelayo, Manuel, Derecho constitueional comperado, 4. ed sion, Manuales de la Revista de Occidente, Madrid, 1957, pags, 32 a 59. Para un ‘magnifico andlisis de los tipos “racional-normativo”, “historico-tradicional” “emplrieo-tociélogo” de Constituelén, véase: Lavié, Humberto Quiroga, “Tipo- logia y elasificacién de las Constituciones”, on Ia revista Dike, aio 1, nimero 1+ Buenos Alves, 197, pigs. 44 y sigs 2 Conf, Vanossi, Jorge Reinaldo, Teoria constitucional, ed. Depalma, Buenos Aires, 1975, tomo L, pig. 623: “...Hemos vivido durante muchisimo 3P0 In impresién generalizada, desde ei enfoque mistico y mitico al mismo tempo de la Constitveién como un fino como una panacea. Debemos rectificar ‘al punto de partida del andlisis para pensar en la Constitucién como un medio, ¥ rho como un fin en sf misma. La ConstituciOn, en muestra acepciGn, ee un instr ‘mento que determina mediante ua reparto de competencias cudles han de se roglas del juogo de la organizacion politica de nuestro pats.” > Contr. Ortega ¥ Gasset, José. Discurso pronunciado en las Cortes Const tuyentes de Espaia, el 4 de septiembre de 1931, en torno del proyecto de Cons ‘itucién para Ta Reptblica Espanola (véase: “Rectificacion de Ia Repsblica”, Escritos politicos, IH; Revista de Occidente, Madvid, 1973, pag. 113). All xe. al6 Ortega, entre otras cosas: "La Constitucion esau totalidad, Por eso propia: mente no cabe hablar de aciertos parciales en una Conslitucién: st sistema ge- neral no rinde aproximadamente la finalidad pretendida, de nada valen sus mara~ villas particulares.” ¥ luego, afiade: “... lo importante, lo diffel en una Consti- ttucién es aquella porcién saya, que viene d ser como su torso, en que se erean lat Instituciones principales del Poder pablico” (pég. 113). Contr. Burdeau, Georges, HI Bstado, Seminarios y Ediciones 8.A., Madrid, 1975, pag. 112. * Contr. ob. eit., pég. 112. En su Traité este autor haba sefislado con ante rioridad que In Constitucién era el estatuto del poder; entendiendo por Esto. do al titular abstracto y permanente del poder, del cual los gobernantes no son ‘iis que agentes de su ejercicio en forma transitoria. En Ia concepeién de Bur. deav, el Estado ex el soporte abstracto del poder politico solidario eon tna clerts ‘idea de derecho”; es-decir, el Estado es el instrumento de realizaci6n dela iden de derecho; de donde results que In Constitucin es la regla por la que el sobers- ‘no logitima el poder, adhiriéndove a la idea de derecho que representa y que de- termina las condiciones de su ejercicio, Burdeau legs asi a un concepto de 61 EL ESTADO DE DERECHO BN BL CONSTITUCIONALISMO SOCIAL Constituci6n “institucional jur‘diea”, que no es natural sino voluntaria y creado- ra; que no es un resultado natural o espontineo, sino que es un punto de partida, ‘que Introduce modificaciones en el ordenamiento en vigencia. En definitive, la Gonstitucién es esenclalmente ereadora del Estado de derecho: su caricter fan- acional ve desprende del establecimiento de un extatuto de los gobernantes. La Constitucién obra sobre el poder y gracias a ella se Institucionaliza el poder: Ia Constitucién es, pues, estatuto del poder, pero al mismo tiempo es estatuto de los gobernantes, ¥ en ella reside la idea de derecho adoptada por In comunidad. Gon anterioridad, en el "Cours de Droit Constitutionnel" (Par(s, 1944), Burdeau habia apuntado: “Desde el momento en que el Estado procede de la distincién entre al poder y sus agentes de elereicio, todo Estado tlene necesariamente una Constitucién. En efecto, puesto que los gobernantes no ejercen rus prerrogativas fen virtud de una cualidad que les ex propla, sino que értas lesson delegadas, ellos, ‘bligatoriaments, deben rer designados ¢ investidos por un estatuto, Son las re- las relativas a etta forma de designacion y aa organizaciOn y al funcionamiento ‘del poder politica las que forman In Conatitucién del Estado. Ella es el canal por fl cual el poder pasa de au titular, el Estado, a aue agentes de ejercicio, los gober- rnantes™, (Contr. pag. 81.) *‘Tomamos la Expresin “supraideologia” del autor sueco Tingsten, citado por Alf Ross en Fundamentos de la democracia, tradueci6n realizada por el Ins- Etuto de Filosotta del Derecho de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Buenos Aires, 1966, pig. 24 (corresponde a la pag. 108 de la edicién ingles 7 Conf. Burdeau, EI Estado, ob. cit, pig. 55. Dice este autor: ‘La idea de derecho no es, pues, l equivalents de una concepcibn filosofica de principios si ‘Periores, como In justicia o In solidaridad, Todo lo mAs serd au interpretacion con- Ungente, porque lejos de plantear a prios clertos preceptos que deban regi la ac- tividad comAn, la menlalidad social se condenaa en tomo dela imagen de un tipo ‘concreto de organizaci6n del grupo.” "Contr. Burdeau, ob. cit, pég. 55: ? Contr. Olivera, Julio H. G., “Peorta del hecho constitucional”, en la Revis: ta de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, de la Universidad Nacional de Buenos Aires, Afio VI, 1951, tomo 2, pég. 1526. *°confr. Fayt, Carlos S., “Presupuestos para uns reforma constitucional”, ‘en la Revista Juridiee de Buenos Aires (Facultad de Derecho ¥ Ciencias Sociales ‘de la Universidad de Buenos Aires), 1968-1, pég. 48 y 49. ‘Al respecto sefila Burdeau, en El Estado, pig. 180: “Es al Poder a quien correeponde ampliar sin tregua su base social, tanto por la composicion de los equipos dirigentes como por la amplitud de sus objetivos, concebidos de modo ‘Que hingSn sector de poblacién deje de obtener provecho de su cumplimiento.” 11 Veése Vanossi, Teoria constitucional, tomo I, péz. 190, nota 20. "7 Cont, Alberdi, Juan Bautista, edicion erftica de Las bases a cargo de Jorge 62 constrTUcION ¥ coNsrirucIONALISHO ‘M, Mayer, Buenos Aires, Ed, Sudamericana, 1969, pig. 221 (corresponde al Ca- pitulo XI), DAE: O04 (omrsponde atx "Conte. ob. eit, pigs. 220 y 221, ¥ Cont. Vanossi, Teorfe Constitucional, ed, cit. Tomo f, pig. 625. 4 Vesse Vanossi, “La Consttuci6n de transicién”, en la obra El futuro pol tico de Argentina, edcion del Inatituto bi Tele, Buenos Aer 1977, Una Con: tisueion de “transicién” no escape ai queda fuera del concepto general de Gonaituién que “hemos emupelad, Que slguncr de sus cascerer poet apsrecer como sjenos a las Constiviiones tormales, ello no, empecs ae también aqullla sea conslderada tuna Constitucion, As, por ejemplo, no debe confundirse Ia ortodoxia ideolGgiea de los contenidos ‘constituelonsies de un determinado texto, con la nocién de ‘Constitucion que toda Lay Suprema presupone aceptada y compartida. Por otra parte, el hecho de que una "Const ficién de tramsilOn’ ea prevsta para una existence temporal limitadese ase Js transicign implique una democescia no-plenaria © setiplena,-o que algues instiviciones previstas en ella (por elempla, una cdmara no slectira) apatezean como heterodonat, nada de ello Te quita el caraeter de Conatitacion s tenor de iuestro concepto arriba enuneado, 6 conte, Ortega y Gasset, ob. ct. pig. 122 y 128 Bie dice Fayt que “no bay Comtitucion caper de obtener pamanenci 7 axablded, & he tetas den one que preva srgmnto Ge renovadoytatare de poder evar Sonee del orden ancl, en dei rscendar el presente, proyearindose hac a borrnir" (cont. ob el, pat 49) Bete autor ce que “annie mas ecooce Exton de coms exstetes on ei inuiants de deta, mene peopanenen eee itrente,y pore contro, cuanto meres un orden ue anes someone, borat libertad y porn justo, mayor caudal do perpaided Gass coors, porate revit el crster Ge tentative has To fuera lea a a) 1 De aceptarse un concepto “desl” de Constitucién, resulta que —ante una realidad notoriamente plural deberfamos admitir tantos conceptos de Constitu- cién como creencias politicas estén coexistiendo, Segin cada uno de exon puntos de vista politicos, habré ConstituciSn o no. en funeidn de la colncidencia entre las ereencias wstenidas y los contenidos de fa Constitucion en seamen Para una descripeién del concepto “ideal” de Constitucion, veace Schmitt Cart, Teoria de la’ Constitucién”, Bd. Revista de Derecho privado, Madrid, s/f, P&g. 41 y sigs. Al analizar el concepto “ideal de Constitucion”, dice Quiroga Lar Vié: “Es el concepto sostenido por las corrientes polities que earacterizan #610 como Constitucion aquellos ordenamientos que garantizan determinados conte. nidos ideol6gicos: las liberal burguesss (s6lo son Constituclones las que areguran 1s existencia de las Ubertades individusles y la divisiin de poderes),o las colec- tivistas (e610 son Constituciones las que ponen en manos del Estado la posesion de los medios de produccién}.” (Contr. ob. it. pag. 48.) git esse Venous, Teoria constitueional, fd, Depalma, Tomo 1, Buenos Aires, 1975, pag. 121. 63 1 Contr. Keluen, Hans, Teoria general del derecho y del Estado, traduccion de Bdvardo Garefa Maynez, 2a. ed., México, 1958, pégs. 306 y 807, 2 Contr, Kelsen, ob. cit, pig. 147. 21 Confe, Kelson, (dem, pig. 147, Kelson admite que la Constitueién en sen ‘ido material puede determinar no solamente los érganos del proceso legisativo, no también, hasta cierto grado, el contenido de leyes futuras; y que esa deter min: le extar enunciada “negativamente” (mediante ‘Johibiciones al legidador o positivamente mediante la indicaeién de una deter- Eiinada garentis, por efemplo). Véase pag. 148 de Ia obra oitada, Lo dicho con Finma al azarto de que todas las normas constitucionales son normas de compe tencia, desde el momento que se refieren a ésta, ya sea afimativa 0 prohibitiva weeats (véase Vanous, Teoria constituctonal, tomo II, pég. 1 ¥ sig.)- 22 Cont, Friedrich, Catl J., Teorfa y realidad de la organizacin Constitucio nal" dentocrétice, ed. Fondo de Cultura Reonémica, México, 1946, pigs. 123 y sigs 29 yéase Vanossi, “La democracia politica la democraeia social”, en la obra BI régimen constitucionel orgentino, Ea. Ideariurm, Universidad de Mendoza, 1977, pgs. 99 a 121 24 Yéase Vanossi, Teorka constitucional, tomo II, Depalma, 1976, pis. 856. 64 SEGUNDA PARTE

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