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S_ 2B MANUEL GARCIA MoRENng la facultad, totalmente formal, de afirmar o negar. y tan grande es el cardcter l6gico y metafisico que le da g la voluntad, que de ella deriva su teoria del error, ¢| cual, como es sabido (véase la cuarta meditacin, pg. gina 168), proviene de que, siendo la voluntad infinita, puesto que carece de contenido, y el entendimiento fj. nito, aquélla a veces afirma la realidad de una idea con. fusa’ (por precipitacién) o niega la de una idea clara (por prevencién), y en ambos casos provoca el error. (Véase la primera regla del método en la parte segunda del DiscuRSO.) Réstanos considerar el alma como unida al cuerpo, En este sentido, el alma es, ante todo, conciencia, es decir, que conoce lo que al cuerpo ocurre y se da cuen- ta de este conocimiento. Mas siendo el cuerpo un me- canismo, si no hay alma no habrd conciencia, ni voluntad, ni raz6n. Asi los animales son puros aut6matas, maquinas maravillosamente ensambladas, pero carentes en abso; Tuto de todo lo que de cerca o de lejos pueda llamars¢| espiritu. En el hombre, en cambio, porque hay un alma inteli-| gente y razonable, hay pasiones; es decir, los movimien- tos del cuerpo se reflejan en el alma; y este reflejo es} | precisamente lo que Ilamamos pasién, que no es sino un estado especial del alma, consecuencia de movi mientos del cuerpo. Pero lo caracteristico de estos esta: dos especiales del alma es que, siendo causados, en | realidad, por movimientos del cuerpo, sin embargo, el alma los refiere a si misma. Ignorante de la causa de sus pasiones, el alma las cree nacidas y alimentadas en st propio seno. Hay seis pasiones fundamentales. La pri- mera, la admiracién, es apenas pasion, y sefiala el trén- sito entre la pura intuicidn intelectual y la pasién pro- Piamente dicha; es, en suma, la emoci6n intelectual. De ella nacen el amor, el odio, el deseo, la alegria, | tristeza. De estas seis pasiones fundamentales derivat se otras muchas: el apreci i al sates precio, el desprecio, la conmiser 2» ‘x01L060 de las pasiones, ya que éstas provienen de Me del cuerpo. conduce a Descartes a un teresantes y finas observaciones psi- Elestudio en Jos movimi gran namero de in Fofisiologicas. MANUEL G. MORENTE.

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