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cel asunto. La versién que se encuentra en tu posesién manten= dra su validez sin cambios por un tiempo. Me he limitado a preparar algunos puntos para una reflexién posterior. Sigo sin tener noticias de Weltsch; escribirle me pareceria, cn la situacién actual desu empresa, nada fructifero. 23, BENJAMIN A SCHOLEM. SAN REMO, 26/12/1934 En estos dias, como seguramente habras visto, se publicé la primera parte del “Kafka” y la espera ha valido, o al menos a medias. Para mi esta publicacién sera un impulso para, en breve, abrir el dosier de objeciones ajenas y reflexiones propias que he armado ~un caso por completo nuevo en mi praxis para este trabajo, 24, BENJAMIN A SCHOLEM, Pais, 14/4/1938 De verdad que [el editor Heinrich] Mercy me envié, a mi pe- dido, la biografia de Kafka escrita por Brod y ademas el tomo que comienza con la “Descripcién de una lucha” [...] Pienso en/..] Kafka en este punto porque la mencionada biografia, en su entretejimiento de desconocimiento de Kafka yy sabidurias de Brod, parece abrir un distrito del mundo de los espiritus donde la magia blanca y el embuste encantador interactiian del modo mis edificante, Por cierto, no he podido atin leer mucho de su contenido, pero de inmediato me apro- pié de la formulacién kafkiana del imperativo categ6rico: “ac- ta de tal forma que los angeles tengan lo que hacer” (.).”* 7 Se trata del tomo 5 de los Gesammelte Schrfien, Praga, 1936. "Ver nota 83, 25. SCHOLEM A BENJAMIN. NUEVA YorK, 6/5/1938 Quisiera recordarte nuestra conversacién sobre Kafka” y que tenias planeado, eventualmente, escribirme una carta presen- table a propésito de la biografia de Brod. No lo postergues demasiado, es posible que en Europa me encuentre con Schocken y que pueda necesitarla, Si puedes, escribe tres 0 cuatro piginas que delimiten una suerte de programa y que no suenen demasiado inofensivas. 26, BENJAMIN A SCHOLEM. Paris, 12/6/1938 A tu pedido te escribo bastante en detalle lo que pienso del “Kafka” de Brod; inmediatamente después enconrraris algu- nas reflexiones propias sobre Kafka. Debes saber de antema- no que esta carta estard reservada total y tinicamente a este objeto, que nos resulta de gran importancia alos dos y en la misma medic ‘A partir de lo precedente puedes ver |. por qué la bio- grafia de Brod me parece inadecuada para, ocupandome de ella, dejar entrever mi propia imagen de Kafka ~aunque solo fuera de una forma polémica, Si las notas que siguen logran bosqucjar esta imagen, me abstengo, por supuesto, de deci- dirlo. En cualquier caso, te sugerirén un aspecto nuevo, en mayor o menor medida independiente de mis reflexiones an- teriores al respecto. La obra de Kafka es una elipse cuyos focos, muy alejados centre si, estin determinados por la experiencia mistica (que es ” Bn Parison febrero de 1938. © Le sigue el texto incluido en este mismo volumen cone slo “Max Brod: Franz Kafka. Una biogyafia. Praga, 1937”. ante todo la experiencia de la tradici6n), de un lado; del otro, por la experiencia del hombre moderno de la gran ciudad. Si hablo de la experiencia del hombre de la gran ciudad, es que en ella incluyo diversas cosas. Hablo por un lado del ciuda- dano moderno, que se sabe a merced de un aparato de funcio~ nario de dimensiones incalculables, cuya funcidn esta diti- sgida por instancias que permanecen imprecisas pata los 6rganos ejecutores mismos, por no hablar de aqu¢l por ellos tratados. (Es sabido que un nivel de significacién de las nove- las, en especial de El proceso, queda aqui resuelto). Entre los hombres modernos de la gran ciudad interpelo, por otra par- te, del mismo modo a los contemporancos de los fisicos de hoy. Si leemos el siguiente pasaje del Weltbild der Physik de [A] Eddington, creemos escuchar a Kafka." ‘Estoy en el umbral de la puerta, a punto de entrar a mi habitaci6n. Es una empresa complicada, En primer lugar, debo pelear contra la atmésfera, que con una fuerza de 1 ki- logramo hace presién sobre cada centimetro cuadrado de mi cuerpo. Ademis, debo intentar aterrizar sobre una tabla de madera que vuela a una velocidad de 30 kilémetros por se- gundo alrededor del sol; solo una fraccién de segundo de re- traso, y la tabla ya estard a millas de distancia, Y esta acroba- cia debe ser Ilevada a cabo mientras yo estoy colgando de un planeta esférico, con la cabeza hacia afuera y al espacio, y ‘mientras un viento de éter, Dios sabe a qué velocidad, sopla a través de todos los poros de mi cuerpo. La tabla tampoco tie- ne tuna sustancia s6lida, Pisar sobre lla significa pisar sobre tun enjambre de moscas. JNo me caeré atravesindolo? No, porque cuando me atrevo a hacerlo y lo piso, una de las mos- «as se topa conmigo y me da un empujon hacia arriba: vuelyo © Anhur Stanley Eddington, The Nature ofthe Physical World, Nuova ‘York-Cambridge, 1929, m2 a caer y soy arrojado hacia arriba por una nueva mosca, y ast De modo que puedo esperar que el resultado general sea que ‘me mantendré de forma constante aproximadamente ala mis- maaltura, Pero si por desgracia, a pesar de ello cayera a través del suelo o si fuera empujado hacia arriba con tanta intensi- dad que volara yo hasta el techo, este accidente no seria una vulneracién de las leyes naturales sino tinicamente wna con- currencia enormemente improbable de azares... De veras, ¢s més ficil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un fisico supere el umbral de una puerta, Se trate de la puerta de tun granero o dela de una iglesia, quiza seria mas sabio que se conformase con la idea de ser solo una persona normal y la atraviese sin més, en lugar de esperar hasta que se hayan re- suelto todas las dificultades que van unidas a una entrada cientificamente impecable”. No conozco en la literatura ningiin otro pasaje que ex ponga en el mismo grado el gesto de Kafka. Sin esfuerzn se podria acompafar casi cada punto de esta aporia fisica con frases de piezas de la prosa de Kafka, y no poco habla a favor de que, de este modo, encuentren refugio muchas de las “mas incomprensibles”. Si entonces decimos, como yo acabo de hhacer, que las experiencias correspondientes de Kafka esta- ban. en una enorme tensién con sus misticas, diremos asi tini- camente una verdad a medias. En Kaflka, lo auténtica y arre- Batadamente increible, en sentido preciso, es que est tan reciente de experiencia le fue comunicado ocultamente ica Por supuesto que esto no ha sido po- sible, dentro de esta tradicién, sin terribles predecesores (a los que me referiré de inmediato). En resumen, al parecer ha- bia que apelar nada menos que. las fuerzas de esta tradicién siun individuo (que se llamaba Franz Kafka) debia ser con- frontado con Ja realidad que se proyecta como la nuestra, en lo tedrico, por ejemplo en la fisica moderna, y en lo practic ‘en la técnica de la guerra. Quiero decir que esta realidad es 13 apenas ain experimentable para el individuo y que ef mundo a menudo tan alegre y entrelazado de angeles de Kafka es el exacto complemento de su época, que se apresta a eliminar a los habirantes de este planeta en masas considerables. La ex- periencia que corresponde a la de Kafka como hombre indi- vidual es probablemente esperable para las grandes masas en ocasion de su eliminacién. Kafka vive en un mundo complementario, (En este punto est emparcntado estrechamente con Klee, cuya obra se en- cuentra tan esencialmente aislada en la pintura como la de Kafka en la literatura). Kafka percibié el complemento sin percibir aquello que lo rodeaba, Si se dice que percibié lo por venir sin percibir lo que existe hoy, es que lo percibe sin em. argo esencialmente como el dinizo individuo afectado por él. A sus gestos de espanto los favorece un magnifico espacio de ‘maniobra que la catastrofe no conocera. Pero a su experiencia servia de base Gnicamente la tradici6n, a la que Kafka se en- tregés ningtin tipo de previsién, tampoco un “don de vidente”. Kafka estaba a la escucha de la tradicién, y quien estéa la es- cucha esforzadamente, no ve. Este estar a la escucha es esforzado ante todo porque solo cosas poco clara Ilegan hasta el escuchador. Noes una doctrina que uno pueda aprender, tampoco un saber que uno pueda preservar, Eso que quiere ser captado al vuelo son cosas que ho estan destinadas a ningiin oido. Esto tiene como contenido un estado de cosas que caracteriza riguro- samente la obra de Kafka segiin el plano negativo. (Su ca- racterizaci6n negativa sera mas rica en posibilidades que la positiva). La obra de Kafka representa una enfermedad de la tradici6n, Alguna vez se ha querido definir la sabiduria -omo el costado épico de la verdad." Asi la sabiduria queda como el cos © Ver "El narrador” de Benjamin, Gesamte Sclifen Up. 442. sefialada como un bien de la tradicion; es la verdad en su consistencia hagidica. i: “Esta consistencia de la verdad es la que se ha perdido, Kafka estuvo muy lejos de ser el primero en verse frente este hecho. Muchos se habian preparado para esto, aferraindose a Ja verdad 0 a aquello que tenian en cada caso por tal; con el ccoraz6n pesaroso o ligero rent su transmisibilidad, | Lo sealmente genial en Kafla fue que probs algo nuevo por rt la verdad para aferrarse a la transmisi- bilidad, al elemento hagidico. Las creaciones de Kafka son desde su origen parabolas. Pero esta es su misetia y su belleza: que hayan debido convertirse en mds que parabolas. No se arrojan sencillamente a los pies de la docerina como la Haga- «la se artojaa los pies de la Halaji. Una vez que se han echado, alzan de sibito una zaspa pesada contra clla, Por eso en Kaflea ya nose habla de-sabiduria, Quedan fini- camente los productos desu desintegracién. De ellos hay dos: uno el rumor sobre las cosas verdaderas (una suerte de perié- dco teolégico en susurtos, donde se trata de asuntos desacre. ditados y obsoletos) el otro producto de esta diatesis es la ne. cedad, que si bien ha malgastado por completo el contenido que es propio a Ja sabiduria, por el contrario conserva eso complaciente ¢ imperturbable de lo que carcce invariable. mente el rumor. La necedad es a esencia de los preferidos de Kafka; desde don Quijote, pasando por los ayudantes, hasta {os animales. (Ser animal acaso queria decir para él tinicamen- tehaber renunciado, por una suerte de vergitenza, ala figura Yala sabiduria humanas. Asi como un sefior distinguide, que acaba en una cantina vulgar, renuncia por vergtienza a lim. iar su vaso). Para Kafka, al menos esto era seguro sin dudas: en primer lugar que alguien, para ayudar, debe ser un necio: en segundo lugar que solo Ia ayuda de un necio es realmente tuna ayuda, Pero hay algo que no es seguro: esa ayuda conti ‘a surtiendo efecto en el hombre? Acaso ayude més bien a Jos angeles (comparar el pasaje VIL" sobre los angeles, que tengan algo para hacer) para quienes también las cosas po- drian funcionar de otra forma. Asi entonces, tal como dice Kafka, hay un sinfin de esperanza disponible, solo que no para nosotros, Esta frase contiene realmente la esperanza de Kafka. Es la fuente de su serenidad radiante. ‘Te transmito esta imagen reducida peligrosamente en es- corzo tanto mas tranquilo, cuanto que ti podris elucidarla a través de las posturas que ha desarrollado mi trabajo sobre Kafka en la fiidsche Rundchau partiendo de otros aspectos. Lo que hoy més me previene en contra de este trabajo es el rasgo apologético fundamental que le era inherente. Para hacer jus- ticia a la figura de Kafka en su pureza y en su belleza peculiar, no se puede nunca perder de vista esto: es Ia figura de un fra- casado. Las circunstancias de este fracaso son méiltiples. Qui- siera uno decir: una ver. que estaba seguro de un malogro final, solo entonces lo lograba todo de camino como en sucios, Nada més memorable que el fervor con el que Kafka subrayé su fracaso, Su amistad con Brod es para mi, ante todo, un sig- no de pregunta que él quiso pintar sobre el borde de sus dias. ‘Con esto quedaria cerrado por hoy el circulo, y pongo los ‘mis afectuosos saludos para tien su centro. © Dela biografia de Kafka eserta por Max Brod. En ese passe, Brod ha blade una carta de Kafka donde este, clarando que no era del Talmud, repro

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